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-Quiero que te comportes, Sky-Renée tenía su mueca neutra-él es importante para Bella, por lo que también los es para nosotras.

Rodé los ojos, torciendo un gesto con la boca y voltee a verla-Solo es su novio, no es como si se fueran a casar-dije mientras planchaba mi cabello.

Mi madre abrió su boca escandalizada, mientras salía de mi recamara dejándome a expensas del sol caluroso de Phoenix; detestaba este clima y detestaba el sol, el chillante grito de mi madre me altero, de seguro algo estaba mal puesto.

Las horas pasaban en el reloj, con un ligero tick tock, perpetuo y tortuoso, mientras el sol se ocultaba entre a lejanía del mar, dejando un perfecto crepúsculo para darle pie al anochecer efímero que dejaba aquello, como si de un camino se trataba las estrellas se alzaban encima de mí.

-¡Están aquí!-el vocifero de mi madre hizo que volteara a la entrada, donde mi hermana mayor se encontraba con una sonrisa.

Su acompañante era intimidante, no lo negaría, su cabello era de un castaño claro, terriblemente pálido-aún más de lo que ya era Bella-y sus ojos eran como el mismo sol entre montañas, dorados; su mirada se dirigió a mí, y fue de sorpresa al verme, luego volteo con Bella, y pude como nos comparaba; mi hermana y yo éramos muy parecidas físicamente, mismo contorno de boca, pómulos y nariz de mi madre. La diferencia era que Bella era su misma imagen, y yo tenía los ojos azules y el cabello rubio como mi abuela Swan; y el cuerpo...yo tenía las piernas más largas, y era bronceada, mi cadera era un poco más estrecha y tenía más glúteos, pero menos pechos.

-¡Skyllar!-gritó abrazándome, yo le devolví aquel abrazo con una sonrisa, la extrañaba.

-Te eche de menos, Isa-dije su apodo mientras ella rodaba los ojos.

-Él es Edward, mi novio-me dio una sonrisa.

-Un placer, soy Edward Cullen-confirmó lo dicho-Bella me ha hablado mucho de ustedes-dijo con una sonrisa, y su educación era como de otro tiempo.

-Vamos a cenar.

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-...su programa de ciencias es estupendo-puse atención en la conversación que tenía Bella y Renée.

-Más bien Edward, es estupendo-contestó mi atolondrada madre.-La manera en que te mira...como si estuviera dispuesto a recibir una bala por ti.

-¿Y eso es malo?-Bella levantó una ceja mirándola con los lentes de sol puestos.

-Es intenso-explicó Renée mirándola.-Eres diferente con él. Él se mueve, tú te mueves, como magnetos.

-No sé es...-Bella comenzó.

-Amor-concluyó mi madre por ella.-Lo entiendo, yo solo quiero que elijas lo que te convenga a ti. Tú serás la que vivas con tus decisiones.

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-...hemos aterrizado en Port Angeles, Washington-mis ojos se abrieron abruptamente sacando aquel recuerdo de mi mente.

-Apúrate Skyllar-mi madre hablo mientras bajábamos del avión.-Tu hermana debe de estarnos esperando.

Estire mis brazos hacia arriba, mientras tomaba mis maletas y mi mochila del equipaje, comenzamos a caminar hacia la salida donde Bella se encontraba con una sonrisa, nos abrazó a ambas, junto a ella venía una joven, su cabello era corto y negro, era igual de pálida y sus ojos dorados, como los de Edward.

-Ella es Alice, la hermana de Edward-dijo presentándolas-Ella es mi madre y hermana, Skyllar-dijo presentándonos.

-Un placer-abrazo a mi madre y luego me abrazo a mí-Seremos grandes amigas.

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-¡Papa!-grite mientras lo abrazaba-Te he extrañado horrores-dije besando su mejilla.

-Mi niña-beso mi coronilla-Por fin alguien que le gusta comer conmigo-dije sonriendo-Te ves mal alta.

-Algo así-dije encogiéndome de hombros.

-Te muestro tu habitación.

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Suspire delante del espejo, viendo como aquel vestido de color rosa pastel se ajustaba a mi cuello, cayendo elegantemente en cascada hasta el suelo; era de manga larga transparente, con bordados en flores y un escote en corazón. Mire a mi hermana quien estaba quieta a expensas de que mi madre le pusiera aquel broche familiar en su cabeza. Alice y Rosalie estaban ahí mirando la escena con una sonrisa, Esme entro con otra dando la orden de que teníamos que bajar ahora. Yo me encamine rápidamente, donde estaba mi lugar cerca de aquel altar, pude percibir como Edward estaba nervioso. Mi madre llegó justo a mi lado con mi padre, justo cuando la ceremonia iniciaba.

El día pasaba rápido, pude ver a Jacob Black y saludarlo, aunque fue muy grosero conmigo, y decidí dejarlo con Bella; casi no conocía a nadie, pero Alice había sido muy amable en presentarme a mucha gente. Pude ver a mi hermana irse junto a Edward, y todo concluyó.

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-¿Esa es tu decisión?-mi madre tenía lágrimas en los ojos mientras me miraba.

-Sí, quiero estar con mi papá ahora, y sabes que aún no elijo una carrera o universidad-dije mirándola.

-De acuerdo-dijo tomando sus maletas en mano-Te amo tanto cariño, háblame todas las noches-dijo abrazándome.

-Lo haré ma, cuídate y ten buen viaje.

Ella simplemente me dio una sonrisa, mientras se subía a su taxi y se iba; cerré mis ojos disfrutando el frío perpetuo que se instalaba en mis huesos, aquel sentimiento tan perfecto que extrañaba. Era momento de una nueva vida, y quería estar un tiempo con Charlie, hace mucho no lo hacía, un mal presentimiento abordó la boca de mi estómago, pero solo la ignore entrando a casa. Que sea para bien.