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━━ CAP. 004



"La vida tiene un lado sombrío y otro que es brillante, y de nosotros depende elegir el que más nos guste"

Samuel Smiles

✧✧


————El aire cortaba su piel como cuchillas mientras caía. Anastasia apenas pudo gritar; la velocidad le robó el aliento. Solo sentía el vértigo, el peso del cuerpo cayendo sin control, luego, el mundo se detuvo de golpe. Un crujido seco resonó por todo su cuerpo al estrellarse contra el suelo seco. Rodó, jadeando, las palmas desgarradas por el roce áspero con el concreto, enseguida tosió polvo, un dolor agudo se extendió por su costado enseguida se sujetó a un costado con el ceño fruncido, pero se obligó a incorporarse, con sus ojos cerrados tratando de apaciguar el dolor, pero las voces,no, no solo eran voces, eran, alaridos de dolor, aquello la tomó por sorpresa abriendo sus ojos con el miedo impregnado en ellos.

—¿Dónde... estoy? —murmuró con su corazón latiendo con fuerza descontrolada.

Y entonces lo entendió. Había caído justo en el ojo del huracán. Todo el centro de entrenamiento era un caos viviente. El aire estaba denso de gritos, explosiones y olor a quemado. Y en medio de ese infierno, luchando solo, estaba Aizawa. Se movía como un lobo entre gallinas, con precisión y letalidad. Sus vendas se extendían como serpientes vivas, atrapando y derribando villanos sin piedad, pero su cuerpo ya comenzaba a flaquear. La suciedad y el sudor marcaban su rostro, y su pecho subía y bajaba con descontrol, mostrando cómo su respiración ya era irregular y apresurada

Un movimiento llamó su atención...un villano la había visto. Era alto, delgado, con una sonrisa rota en el rostro y una navaja oxidada en la mano, corria hacia ella como si fuera un juego, riendo con una risa aguda y rota.

Anastasia, aún aturdida, levantó la mano por instinto y el suelo a sus pies vibró ligeramente. Su expresión dulce y asustada se desvaneció en un parpadeo.Sus ojos, siempre brillantes de amabilidad, se vaciaron de emoción, tornándose tan fríos como el hielo y con un movimiento ágil, una columna de tierra brotó bajo el villano, lanzándolo por los aires, había activado su tierra control.

No había tiempo para descansar y entender en lo que se había involucrado, cuando otro villano se acercó y detrás de él venían más, y más. Anastasia danzaba entre ellos con agilidad, precisión, pero sobre todo con elegancia, después de todo viento control se trataba de eso. Fue entonces que Aizawa la vio, su mirada se entrecerró, las vendas deteniéndose un segundo.

—¿Ivanova? —gruñó, esquivando un golpe dirigido a su cabeza. Se abrió con paso firme hasta ella con movimientos rápidos y decididos, derribando a un par de villanos en el camino—. ¿Qué demonios haces aquí?

Anastasia, aún respirando con dificultad, no bajó la guardia.Sus manos seguían listas, su postura seguía firme.

—¡Me separaron con el resto de la clase! —explicó con urgencia, esquivando una cuchillada para luego responder con un latigazo de agua—. ¡Caí aquí sin querer!

—¡No es seguro para ti! —Aizawa chasqueó la lengua con frustración. Sus vendas derribaron a otro villano, pero su expresión era dura —¡Retrocede y encuentra una salida!

Anastasia dudó solo un segundo, podría haberse ido, podría haberse escondido, pero sus ojos que siempre irradiaban una alentadora calidez, se tornaron firmes como el acero y enfrentó a su profesor con una determinación inusual para su apariencia delicada.

—¡No! —dijo, su voz clara y fuerte a pesar del miedo que apretaba su pecho—. ¡Soy una estudiante de la clase de heroísmo! ¡Entreno para proteger y salvar, no para correr!

Por un instante, Aizawa pareció querer discutir, pero algo en la mirada de Anastasia lo detuvo. Esa mirada no era infantil, era la de alguien que ya había escogido su camino, su destino.

—Tsk... — chasqueo la lengua mientras lanzaba un villano contra el suelo con un giro seco de las vendas—. Está bien...¡solo cuídate ivanova!

El rostro de Anastasia se iluminó tras escuchar las palabras de su profesor, con una sonrisa corta cargada de aquella dulzura y calidez que la caracterizaba de los demás, pero había algo más, y era una inquebrantable determinación y valentía.

— ¡Claro profesor!

La pelea se había convirtió en una danza caótica, por un lado Aizawa se movía como una sombra precisa y afilada, eliminando quirks con una sola mirada, mientras Anastasia, sin perder el ritmo, cubría su espalda, pues cada vez que un enemigo se acercaba peligrosamente, ella activaba su aire control o , atrapaba sus pies a la tierra o hacía brotar muros de piedra improvisados, protegiendo a su profesor sin dudarlo.

Aizawa entre parpadeos breves, notaba como la Rusa pese a su juventud, peleaba como si hubiera nacido para ello — la realidad es que realmente era así, pues el destino de Anastasia ya estaba escrito- sus movimientos reflejaban experiencia y su actuar no era impulsivamente como el de otros muchos estudiantes, sus ataques no eran sin sentido y mucho menos se expone. Anastasia se había adaptado a su ritmo, es como si leyera sus gestos y entendía el estilo de su combate y en vez de estorbar lo complementaba a la perfección.

"Rápida para aprender, pero no es raro tomando en cuenta quienes son sus padres" pensó recordando a los padres de la joven mientras observaba como la joven esta vez combinaba combate de cuerpo con su viento control. Anastasia no era una carga, ella era una aliada que entendía que en una pelea, la supervivencia era cuestión de coordinación y no tanto de poder bruto.

Lamentablemente esta vez ninguno de los dos había notado el brillo rojo enfermizo en los ojos que miraban con fascinación a la joven Rusa. El joven de cabellos celestes que aparentemente era el jefe ladeó la cabeza con una retorcida sonrisa en su rostro.

—Así que...es ella. —susurró, casi divertido, el joven acarició su propio cuello con dedos temblorosos, como conteniéndose.

y fue cuando el recuerdo de las palabras de su maestro resonaba en su mente:
"Anastasia Ivanova, recuerda su nombre, en un futuro si te llegaras a topar con ella no la subestimes, ella podría ser más peligrosa de lo que aparenta ."

Shigaraki soltó una risa seca, no podía creer que aquella joven de apariencia angelical era la misma joven de la que tanto le advertía su maestro. Le era imposible dejar de verla porque en el fondo, aunque no lo admitiera, algo en su interior comenzaba a agitarse. Una mezcla de molestia, tal vez interés, y de amenaza latente.

Anastasia, sin saberlo, acababa de encender la chispa de una rivalidad futura, que no solo la involucraría a ellos, pues un tercero sería parte de aquella pelea que desataria caos y desastres en un futuro.

El desastre envolvía por completo a la joven Rusa, cada movimiento, cada ataque que lanzaba, era una respuesta casi automática a la violencia que se desataba a su alrededor, pero a pesar del caos, su mente parecía tranquila pero alerta, después de todo sus padres la habían entrenado para enfrentar situaciones como estas.

La presencia de su profesor a su lado era una constante, pero aún así se sentía como si estuviera luchando completamente sola. Su mirada se cruzó con la de su profesor, un intercambio que fue fugaz, pero que le recordó que no podía fallar ni defraudarlo a él, ni a sus amigos ni a su familia. La mentalidad de supervivencia tomaba las riendas, y los elementos que la rodeaban en ese momento se convertían en su aliado, respondiendo a cada orden en su mente.

un villano apareció de repente, como una sombra humana que surgia de la oscuridad. Anya no titubeo, extendió su brazo,activando por primera vez su sangre control, lo levantó y con fuerza azotó su cuerpo contra el duro piso, el villano retrocedía, incapaz de comprender lo que le había sucedido. El siguiente enemigo llegó desde su izquierda, lanzando bolas de fuego hacia ella. El calor alcanzó su rostro en un golpe abrasador, pero Anastasia no mostró signos de retroceder, y con un movimiento ágil bloqueo el fuego con una patada con el mismo elemento, sólo que su fuego era más fuerte y de un intenso azul. Una ardiente batalla se desató, pero mientras que el villano solo lo lanzaba, Anastasia lo manejaba como si fuera una extensión de su cuerpo, más preciso, más estratégico, pero sobre todo con más fuerza, por lo que el villano no tardó en caer.

La violencia a su alrededor no era algo nuevo, pero la magnitud del caos la envolvía de una manera que rara vez experimentaba. Cerca de ella Aizawa estaba tan inmerso en su propio combate que ella no podía permitirse esperar ayuda. El hecho de que estuviera a su lado la mantenía alerta, pero también la empujaba a confiar en sí misma, a mantenerse firme ante la marea de villanos. Anastasia, jadeando, esquivó un último golpe y logró apartar a un villano que se interponía en su camino, pero sus ojos buscaron de inmediato a Aizawa entre el mar de enemigos y entonces los vio.

A unos metros de distancia, en medio de una docena de villanos derribados en el suelo, Aizawa se enfrentaba directamente al villano de cabellos celestes. El héroe, aún firme a pesar del cansancio mantenía su mirada fría y calculadora. El villano, en cambio, avanzaba como un animal hambriento, su mano extendida con intenciones claras. Anastasia sintió que el estómago se le encogía, sabía que algo andaba mal con aquel villano.

Aizawa había logrado detener a Shigaraki, atrapando su muñeca en un movimiento limpio de sus vendas y logrando asestar un golpe en su abdomen y por un momento Anastasia pensó que todo estaría bien, pero entonces vio los dedos restantes de Shigaraki rozar el brazo de Aizawa y un polvo gris comenzó a desprenderse de su codo un jadeo de sorpresa salió de su boca al ver que la carne y el tejido se deshacían lentamente bajo aquel toque mortal.

—¡Profesor! —grito preocupada al ver el brazo del pelinegro y el impulso de correr fue inmediato, al verlo ser rodeado por los villanos, luchando con su único brazo sano. Pero no llegó a dar un paso.

Un grupo de villanos, alertados por su movimiento, se interpusieron en su camino y uno de ellos lanzó una cadena de energía que la obligó a retroceder; otros dos, coordinados, cerraron la distancia como lobos cercando a su presa. Anastasia chasqueó la lengua con frustración, los dientes apretados hasta doler. Desde donde estaba, veía todo, a su profesor soportando el dolor, negándose a caer, al villano retroceder, satisfecho. Anya veía el peligro en el que estaba, y no podía alcanzarlo. La impotencia le quemaba el pecho como una herida abierta, se movió con rapidez, esquivando los ataques de los villanos, impulsando su cuerpo con fuego, pero sabía que cada segundo perdido alejaba su oportunidad de llegar a él.

Y entonces lo sintió, un temblor en el suelo, un peso abrumador en el aire y una silueta emergió detrás del pelinegro, era aquella criatura morada con aspecto de pájaro que había visto antes un estremecimiento recorrió a Anastasia de pies a cabeza. Sabía que ese ser no era un simple villano y sabia que Aizawa, herido como estaba, no podría enfrentarlo solo.

Y aun así, atrapada entre enemigos, Anastasia solo podía mirar.

—No... no puedo quedarme aquí. — susurro para si misma, sus puños cerrados con impotencia y con un una inquebrantable furia, arremetió contra los villanos, decidida a abrirse paso,

Mientras Anastasia peleaba contra los villanos intentando alcanzar a su profesor, no era consciente que desde la distancia, ocultos en aquel lago donde se encontraba el naufragio, Midoriya, Tsuyu y Mineta observaban con el corazón encogido cómo su sensei era brutalmente sometido y a su compañera en la desesperación por llegar hasta el.


La respiración de Anastasia era agitada, su cuerpo y rostro cubiertos de heridas menores, el cansancio comenzaba a reflejarse en sus movimientos cada vez más lentos, pero sus ojos estaban fijos en Aizawa y en ellos se reflejaban pura desesperación.

Anastasia apenas podía gritar su nombre, desgarrando su garganta en el proceso mientras un villano que controlaba el peso de la gravedad la sometía con brutalidad.

—¡Profesor Aizawa!

Con una fuerza descomunal, Nomu derribó a Aizawa, aplastándolo contra el concreto con un estruendo que hizo vibrar el suelo. El enorme villano se sentó sobre su espalda, inmovilizandolo con su peso abrumador, como un depredador que finalmente ha atrapado a su presa.

El terror le heló la sangre cuando, ante su atónita mirada, Nomu tomó el brazo derecho de Aizawa, lo retorció hacia atrás, el sonido del hueso quebrándose acompañado del quejido desgarrador de su profesor hizo que las lágrimas cayeran por sus ojos. Anastasia forcejeó contra los villanos que ahora la sujetaban, su corazón golpeando frenéticamente contra su pecho, pero su cuerpo no respondía con la rapidez que deseaba, pero cada intento de liberarse sólo parecía apretar más el agarre de los villanos en ella.

—-Puedes borrar dones, es estupendo, pero nada impresionante ante un poder tan abrumador, es casi igual a no tener un don. —se burló Shigaraki con aquella voz rasposa y casi infantil que lo caracterizaba.

Aizawa aun consciente y con el dolor reflejado en su mirada escuchaba los gritos desesperantes de su alumna gritando su nombre mientras era sometida por algún tipo de villano que lograba retener el don de la joven. Y con un esfuerzo giró su rostro mirando directo al nomu tratando de desactivar su don, en cambio la bestia reaccionó brutalmente, con una violencia casi instintiva aplastó el brazo izquierdo de Aizawa contra el suelo, arrancándole esta vez un grito de dolor.

El sonido de huesos fracturándose nuevamente resonó, y Anastasia sintió que su estómago se revolvía. Antes de que Aizawa pudiera siquiera intentar otra maniobra, Nomu agarró su cabeza y la estrelló contra el concreto y la sangre salpicó alrededor, oscura y viscosa sobre el suelo frío.

—¡Profesor! —gritó Anastasia con furia.

No podía quedarse quieta, tenía que ayudarlo. Su rabia hervía, desgarradora e impotente, su cuerpo comenzaba a contrarrestar el don, pero sus captores al darse cuenta esta vez usaron la fuerza golpeando sus piernas, la pusieron de rodillas y ahora tenía a los villanos a su alrededor manteniéndola contenida, como hienas esperando la orden de su amo.

— Es una lástima, pero aún con el rostro sucio y sangriento sigues siendo hermosa. — susurró el villano. Anastasia soltó un jadeo al sentir el aliento del villano en su nuca, mirándolo con hostilidad, pero aquel hombre solo se carcajeó — Aparte de hermosa, eres brava.

Anastasia jadeaba, su respiración entrecortada por el esfuerzo, por el dolor. La náusea que sintió en el estomago de solo sentir el aliento del villano en su cuello, o su nauseabundo aliento llegar a sus fosas nasales, era demasiado y sus ojos reflejaban miedo, no solo por su misma integridad, si no por la de su profesor.. Frente a ella, a varios metros, Aizawa no se movía. Su rostro estaba cubierto de sangre, sus gafas rotas, y la espalda encorvada bajo el peso brutal del Nomu. Anastasia aún podía oír el crujido de sus huesos cuando su brazo fue torcido, aún podía sentir la vibración de su cabeza al estrellarse una y otra vez contra el cemento.

Quería cerrar sus ojos y no mirar más, pero no podía, no cuando ese hombre en el suelo había arriesgado su vida para protegerlos y menos al ver que aun luchaba por mantenerse consciente. Fue entonces cuando una silueta se materializó entre la niebla, oscura y reconocible, Kurogiri apareció a un lado de aquel joven villano.

—Shigaraki Tomura —dijo con su tono habitual, cortés y sombrío.

Shigaraki apenas desvió la mirada, ensimismado en lo que acababa de hacerle a Aizawa.

—Kurogiri, ¿Mataste a Trece? —preguntó con voz lenta, sin emoción.

—Trece está fuera de combate —respondió Kurogiri con precisión. Aquella confesión había caído como un balde de agua fría a Anastasia, quien aún luchaba por soltarse—. Pero no pude dispersar a todos los estudiantes. Uno de ellos escapó.

—¿Qué...? —masculló incrédulo Shigaraki.

La atmósfera se volvió más pesada, Anastasia contuvo el aliento, un alumno había escapado y aunque no se podía imaginar quién fue la persona que logró salir de este infierno e ir por ayuda por primera vez en minutos, algo parecido a esperanza chispeó en su pecho. Sin embargo vio cómo Shigaraki reaccionaba, había comenzado a rascarse el cuello de forma violenta, con tanta fuerza que dejaba surcos rojos en su piel desgarrada.

—Kurogiri, tú...—su voz bajó un tono, como el gruñido de una fiera domesticada al borde de atacar —. Si no fueras un portal, ya te habría hecho pedazos.

Kurogiri guardó silencio, dejando que Shigaraki procesara la frustración. Anastasia tragó saliva, todavía en el suelo tras haber sido derribada por uno de los villanos, observaba con atención la escena, su cuerpo temblando por el esfuerzo, la ira y el dolor acumulado, pero el contraste entre su tono infantil y sus palabras cargadas de veneno le heló la sangre, y aunque parecía un niño con rabia, también lo era con poder y ella estaba a su alcance.

—No vamos a poder ganar contra tantos profesionales... el juego terminó. —dijo Shigaraki relajando los hombros mientras dejaba caer las manos a los costados, pero no tardó en girar los ojos hacia Anastasia , como si, entre su frustración la recordara de pronto. —Vaya, esta vez sí es el fin del juego, nos vamos a casa, pero esa chica es a la que tanto se refiere él...hay que llevarla con nosotros.

Anastasia sintió cómo el aire se le quedaba atrapado en los pulmones y su corazón se aceleró de golpe al escuchar las palabras que salieron de su boca, y como si fuera una especie de película en su cabeza había recordado las numerosas veces que habían tratado de secuestrarla cuando era una niña cada vez que visitaba Japón. Una descarga de miedo helado recorrió su espalda, seguido de un nudo en el estómago que la dejó sin aliento. El pánico le trepaba por la garganta, pero lo que más la paralizó fue lo indefensa que se sentía, por que esta vez, sus padres no estaban para salvarla, quiso gritar, pero ni su voz respondía, apretó los dientes, lágrimas involuntarias escapando de sus ojos. Su cuerpo quería huir, pero no podía moverse. El miedo la ataba como cadenas. No por cobardía, sino por lo humano del terror que sentía.

No eran solo villanos,eran algo más oscuro ¿acaso ellos estaban con ese hombre?¿realmente ese era su destino final? ¿caer en las manos de aquel hombre sin haber luchado un poco?.... No, no podía permitirlo, no sin antes luchar y ese miedo, ese nudo en su pecho, se convirtió en frustración, en una furia impotente, en una chispa de sangre que comenzó a agitarse debajo de su piel.

Anastasia tensó los músculos y trató de moverse. El viento a su alrededor reaccionó, fluyendo en torno a su cuerpo como un susurro tembloroso, pero vivo. Logró girarse parcialmente, alzando una mano mientras luchaba por levantarse. Su mirada, cargada de miedo y rabia, se clavó en Shigaraki.

—¡No... no voy a ir con ustedes! —gruñó, la voz temblorosa pero decidida, mientras el viento se arremolinaba a su alrededor y la tierra bajo ella temblaba en respuesta a su voluntad. Los villanos que la retenían habían retrocedido asustados.

—Que molesta eres...Nomu, reténla. —Shigaraki la observó con un dejo de fastidio.

La criatura obedeció sin dudar .Nomu dio un paso adelante, y en un movimiento violento, atrapó su torso de Anastasia con una mano descomunal, estrellándola contra el suelo con fuerza brutal. Un grito ahogado escapó de sus labios mientras el aire se le escapaba de los pulmones por el impacto, intentó moverse, pero aquello solo enfureció a la criatura que tomó su cabeza y la estrelló con fuerza. La sangre aún hervía en su interior, pero Nomu la tenía dominada. Su cuerpo temblaba, no solo de dolor, sino de desesperación y la sombra de Shigaraki se cernía sobre ella. Su figura parecía deformarse por el miedo que ella misma proyectaba, su voluntad parecía quebrarse, pues aquella criatura cada vez ejercia más presion sobre ella.

—Por supuesto, pero antes de irnos... vamos a destruir un poco su orgullo... —añadió con un tono casual, casi juguetón y su mirada se fijó en Midoriya, Tsuyu y Mineta. En un parpadeo, desapareció de junto a Kurogiri y apareció frente a los tres estudiantes, con la mano alzada, extendida hacia Tsuyu—¡Como el símbolo de la paz!

El trío se congeló, paralizado por el terror. Anastasia por más que intentaba quitarse a la criatura de encima le era imposible al estar bajo su fuerza brutal y cuando Shigaraki estaba a punto de tocar a Tsuyu con sus dedos desnudos, listo para usar su quirk destructivo, pero al hacer contacto, nada ocurrió y Shigaraki frunció el ceño, confundido.

—Eres impresionante, Eraser Head...

Aizawa, a pesar de su cuerpo golpeado y ensangrentado, aún mantenía su quirk activado, borrando la habilidad de Shigaraki en el último momento. Nomu no tardó en reaccionar, dejando a Anastasia estrelló con fuerza la cabeza de Aizawa contra el suelo una vez más, esta vez provocando que el hombre perdiera la conciencia ante la brutalidad. Fue entonces cuando Midoriya gritó y se lanzó contra Shigaraki canalizando su energía en un golpe, pero Nomu se interpuso con una rapidez monstruosa. El impacto sacudió el aire con violencia, levantando una poderosa ráfaga de viento.

Sin embargo, aquella criatura no sufrió ni un rasguño.

—Te mueves bastante bien —comentó Shigaraki, con cierto tono de interés—. Dijiste "smash"... ¿eres seguidor de All Might? Bueno... ya me cansé de ti.

Nomu atrapó el brazo de Midoriya y levantó la otra mano para tomarlo del rostro. Al mismo tiempo, Shigaraki giró hacia Tsuyu y Mineta, con intención de tocarlos ahora que Aizawa ya no estaba...nadie podría detenerlo, pero no contaban con que Anastasia aún tenía fuerzas, con el cuerpo entumecido por el dolor y la sangre bajando por su rostro alzó un brazo activando su sangre control deteniendo los movimientos de Shigaraki como de Nomu con un sobre esfuerzo y justo en ese momento, un estallido ensordecedor resonó en el USJ.

La enorme puerta de la entrada salió volando, y con un estruendo que rompió el caos, la figura imponente de All might se alzaba frente a todos y con él, la esperanza.

—¡Todo está bien ahora!¡Yo estoy aquí! —tronó una voz como un relámpago.

Los ojos de Anastasia, empañados por el dolor, se abrieron con incredulidad. El peso de la situación no desapareció, pero por un segundo, algo cálido y familiar la recorrió. Era como ver al sol atravesar una noche interminable. Su respiración tembló y con el último vestigio de energía, su técnica seguía manteniendo inmóviles tanto a Shigaraki como a Nomu, hasta que lo vio...All might

Al reconocer su figura, al sentir esa presencia, supo que podía dejar de resistir. Bajó el brazo con un suspiro entrecortado, desactivando su técnica de sangre control, y con su cuerpo, al límite, cayó de rodillas. Exhausta, atemorizada aún, pero aliviada.

—Toshinori... —susurró entre dientes, con una mezcla de admiración y desesperación, juraría que estaba apunto de llorar.

—¡All Might! —gritó Mineta, rompiendo en llanto.

Shigaraki, ahora libre de la técnica de Anastasia, se incorporó lentamente mientras se alejaba de Tsuyu y Mineta.

—Te estuve esperando... héroe. —El odio en la voz de Shigaraki era evidente —. Escoria de la sociedad.

All Might, aún en lo alto de las escaleras, recorrió el campo de batalla con la mirada. Sus ojos se detuvieron en Aizawa, tirado en el suelo como un muñeco roto. En un instante bajó de un salto, derribando a los villanos que aún seguían en pie con un solo movimiento, hasta llegar al lado de su compañero caído.

—Aizawa-kun... lo lamento —murmuró, recogiendo su cuerpo con delicadeza.

Al girar, sus ojos se posaron en Mineta, Tsuyu, Midoriya... y también en Anastasia, aún arrodillada a unos metros, jadeando. En un parpadeo, desapareció y reapareció entre ellos, tomando a los tres estudiantes más cercanos con velocidad relámpago. En el movimiento, su puño se estrelló contra Shigaraki, haciendo volar la mano que cubría su rostro.

—¿Qué...? —susurró Mineta, temblando.

All Might depositó a los chicos al lado del cuerpo de Aizawa, su mirada fija en Shigaraki y Nomu.

—Jóvenes, vayan a la entrada. Les confío a Aizawa. Está inconsciente... ¡deprisa!

—¡S-Sí! —chilló Mineta, tomando impulso.

Midoriya, sin embargo, se quedó quieto un momento más, observando a All Might con preocupación. Nomu, quieto como una bestia domesticada, aguardaba. Shigaraki se inclinó lentamente, recogiendo la mano que antes cubría su rostro con movimientos torpes.

—No es bueno... esto no es bueno... nada bueno... perdóname, padre... —murmuró, tembloroso, pero colocándose la mano nuevamente y su voz sonaba más serena —Me golpeó mientras los salvaba. Esa es la violencia de un agente del gobierno... como esperaba, es rápido... no pude seguirlo con los ojos, pero no tanto como creí. — aquellas palabras salían como un susurro de shigaraki, pero el desprecio en su voz y el odio en sus ojos eran demasiado —-. Después de todo, supongo que es verdad... se está debilitando.

All Might, erguido con el cuerpo tenso, tenía su mirada fija en Shigaraki y Nomu, esperando a que alguno de los dos se movieran, pero Midoriya, ahora cargando a Aizawa sobre la espalda, se acercó.

—All Might... no puedes. El villano del cerebro... aguantó un one fo. —el peliverde guardó silencio, su cuerpo se tenso al darse cuenta que estuvo apunto de revelar el quirk que tanto él como all might compartían —. Aguantó un puñetazo que no rompió mi brazo y ni se movió. Debe ser...

—Joven Midoriya —interrumpió el héroe alzando la mano—. Todo está bien.

Deku asintió, sabiendo que no lograría hacer cambiar de parecer a su ídolo, y se dio la vuelta para alejarse, Mineta lo ayudó a sostener a Aizawa, mientras Tsuyu caminaba delante de ellos. All Might sin perder un segundo, volvió la mirada hacia el lugar donde Anastasia aún yacía de rodillas, su cuerpo temblando y cubierto de suciedad,moretones y la sangre seca trazando surcos en su rostro.

—Anastasia... —susurró All might, sintiendo como su corazón dio un vuelco.

En un parpadeo, estuvo a su lado. El rostro de All Might, siempre símbolo de poder y determinación, se suavizó con una tristeza profunda. La vio ahí, con los labios entreabiertos en busca de aire, aún tratando de mantenerse de pie pese a la brutalidad que había enfrentado. Sintió cómo una punzada lo atravesaba por dentro, no esperaba que después de tantos años sin verla, su reencuentro seria de esta manera.

No solo era una estudiante, aquella joven rusa era su ahijada, la niña a quien había acunado en brazos siendo un gigante torpe con miedo de romperla. Aquella pequeña de mirada intensa y llena de curiosidad que lo escuchaba hablar del deber y el coraje como si fueran cuentos de hadas. Su historia, su sangre, su quirk... ambas estaban entrelazadas por el mismo origen, el mismo fuego. Si él alguna vez hubiera tenido una hija, sin duda, habría sido ella.

Se arrodilló lentamente frente a ella, tomándole el rostro con una delicadeza reverente, como si tuviera miedo de hacerle daño. Anastasia abrió los ojos apenas, y sus pupilas se dilataron al verlo tan cerca, pero con una sonrisa tan dulce y cálida en su rostro.

—Toshi... —susurró Anastasia con un hilo de voz, usando su nombre real, algo que muy pocos podían hacer.

—Shh... Ya hiciste más de lo que cualquiera esperaría, pequeña. —dijo con una sonrisa que temblaba, cargada de emoción y con las lágrimas que se asomaron en los ojos del símbolo de la paz, pero no cayeron. No podía. No ahora —. Estoy tan orgulloso de ti...

Con cuidado, la alzó en brazos, su corazón latiendo con un dolor sordo. La llevó lejos del epicentro del caos, hasta una zona segura cerca del centro del USJ. Allí, entre árboles altos y firmes, halló un lugar donde la luz caía suave a través de las hojas. La recostó con ternura contra el tronco de uno de ellos, asegurándose de que pudiera ver el campo de batalla, pero sin quedar expuesta al peligro.

—Quédate aquí, joven Anya —- dijo el héroe con una voz cargada de ternura, le apartó un mechón de su cabellera rubia de su frente —-. Mira lo que un héroe puede hacer cuando su corazón arde por proteger.

Ella no respondió, pero una lágrima cálida rodó por su mejilla. Aquella lágrima no era de dolor, ni mucho menos de miedo, era de alivio aunque Anastasia siempre había sido demasiado sentimental, esta escena era demasiado para su sentimentalismo, así que en silencio lo vio alejarse, alto e imponente, como siempre lo ha sido y entonces, el choque titánico dio inicio. La joven rusa sentía el suelo temblar bajo sus pies cuando el impacto de los golpes de All Might sacudían el recinto de USJ. La lucha entre él y Nomu seguía librándose como una tormenta en el centro del caos, pero su mente ya no podía permanecer quieta. El dolor era punzante, sus músculos ardían, su respiración era dispareja y aun así, no podía quedarse sentada, así que sin dudarlo comenzó a sanar parte de sus heridas con curación, porque si él estaba peleando, si estaba dando todo, ella no podía simplemente mirar, así que con manos temblorosas, se apoyó en el tronco del árbol y se obligó a levantarse. Sus piernas flaquearon, pero se mantuvo firme. Dio un paso, luego otro. Cada movimiento era un desafío, pero uno que no podía rechazar.

Fue entonces cuando vio a Midoriya, Tsuyu y Mineta caminando con Aizawa inconsciente sobre los hombros de Deku. El miedo y la determinación se mezclaban en sus rostros. Sin decir palabra, se acercó tambaleándose hasta alcanzar su ritmo.

Midoriya giró apenas el rostro al notar su presencia, con los ojos agrandados por la sorpresa, pero enseguida la preocupación se hizo notar en su rostro, pues aunque ella no había visto su aspecto, definitivamente este era bastante desaliñado y ni hablar de la sangre seca y sociedad que se ceñía en su cabellera dorada.

—¡Ivanova-san! ¿Estás bien?

Ella no respondió de inmediato. Solo alzó el rostro hacia él, ensangrentado, con los labios partidos, pero la chispa en sus ojos había vuelto, y apesar de todo sus mejillas se sonrojaron ante la tierna preocupación de midoriya hacia ella, dándole una dulce sonrisa que hizo sonrojar al joven, e incluso a Mineta, quien maldecía al peliverde por la atención que recibia de la rusa.

—Si, gracias por preocuparte, Midoriya —dijo Anastasia con voz cálida, pero firme — . Simplemente no podía quedarme atrás.

Tsuyu al ver el aspecto de su compañera no dudó en acercarse a ella rodeando su brazo por su cintura y pasando el brazo de la rusa por sus hombros, dejando que recargara su peso en ella. A Pesar de no haber entablado alguna conversación con la rubia, esta seguía siendo su compañera y ella junto a midoriya y mineta habían sido testigos de cómo protegió a su sensei y del daño que recibió por parte de aquella horrible criatura, así que ahora sabía que aquella chica que parecía una muñeca delicada y bella, era más fuerte de lo que muchos pensarían, realmente seria un dolor de cabeza para Todoroki y ni hablar de Bakugo.

—No debiste moverte... estás herida —insistió Tsuyu con preocupación, pero Anastasia negó suavemente con la cabeza.

—All Might... está luchando. No puedo quedarme esperando a que alguien me salve otra vez. Si puedo hacer algo, lo haré; aunque sea caminar con ustedes.

Midoriya la miró fijamente por un segundo y en sus ojos verdes, había algo más que sorpresa, era respeto, pero tenía cierta curiosidad por aquella cercanía que la rusa había mostrado con su mentor así que a pesar de la curiosidad que le carcomía, había decidido que mas tarde cuando todo acabara el mismo le preguntaría a all might. Sin más palabras, siguieron avanzando juntos. Cuatro estudiantes heridos, arrastrando su valor a través del miedo, unidos por el mismo deseo, salir con vida... y no dejar a nadie atrás.

Y aunque el estruendo del combate seguía a sus espaldas, Anastasia no volvió a mirar atrás, pero lo que no sabía es que al final volvería a regresar a ese infierno, pero esta vez no lo haría sola.


𝙽𝚘 𝚘𝚕𝚟𝚒𝚍𝚎𝚗 𝚟𝚘𝚝𝚊𝚛 𝚢 𝚌𝚘𝚖𝚎𝚗𝚝𝚊𝚛.
𝙴𝚜𝚙𝚎𝚛𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚕 𝚌𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚑𝚊𝚢𝚊 𝚜𝚒𝚍𝚘 𝚍𝚎 𝚜𝚞 𝚊𝚐𝚛𝚊𝚍𝚘.

Realmente me encanta cuando un capítulo se centra solo en la protagonista y no en los demás. Anastasia realmente tiene una gran fuerza de voluntad y como no si sus padres no solo la educaron para ser fuerte e cuerpo, sino también en alma, la verdad a Nikolai me lo imagino como el padre de merida, solo que un poco más sobreprotector...justo en mi daddy issues.

𝓃𝑜𝓈 𝓁𝑒𝑒𝓂𝑜𝓈 𝓅𝓇𝑜𝓃𝓉𝑜

𝒶𝓉𝓉𝑒. 𝐻𝑒𝒸𝒶𝓉𝑒𝒾𝓈

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