01. La sustituta.

—No entiendo esta fascinación por el agua, a mí personalmente no me gusta mucho— miro a Grover bufando.

—Claro, tú prefieres estar todo el día saltando de vara en vara, un día de estos vas a caerte muy fuerte— molesto este.

—La gimnasia es un deporte muy divertido— sonrió estirándole una toalla al pelinegro que salía del agua— estuviste siete minutos adentro, vas a morir en el agua y yo no voy a ir a buscarte.

—Gracias por el cariño que me tienes, Dawnie— movió su cabello mojado sobre la chica haciéndola gritar molesta.

—¡Percy!— se quejó mientras este solo reía.

—¡Eres una bestia hombre!— interrumpí Grover chocándole los cinco al chico— lo qué haces es una locura, ¿cómo lo haces?

—Solo me gusta estar en el agua, es el único lugar en el que puedo pensar— aclaro sonriente.

—Para mí que simplemente eres suicida— se levantó la chica lista para salir de allí— nos va lo suficientemente mal en la escuela para llegar tarde, ¿nos vamos?

—Si capitana— sonrieron ambos chicos.

(...)

La academia Yancy era la pesadilla de cualquier persona normal, peleas diarias y maestros muy odiosos, pero también era la única escuela que aceptaría a los dos chicos luego de tantas expulsiones.

Dawn y Percy se habían conocido. Gracias a Grover quien los presentó al entrar a la escuela allí descubriendo que tenían historíales muy parecidos, lo que los llevó a hacerse tan amigos, eran un trío inseparable.

—¡Si alguien vuelve a tocarme, voy a golpear su rostro muy fuerte!— amenazo a los chicos que la miraban por el pasillo— odio esto.

—Es como high school, pero sin el musical — bromeó Grover.

—Ojalá pudiera pasarme el día bajo el agua en vez de aquí— bufo percy entrando a clase seguido de los demás.

—¿quién es esta?— susurro Dawn viendo a la mujer frente a ellos, quién escribía en la pizarra de la clase de una manera algo agresiva.

—Buenos días. Soy la señora Dodds, la sustituta de la profesora de Literatura, ¿podría alguien explicar a que quería decir Shakespeare con esta frase de Otelo?— señaló la escritura en la pizarra, dawn solo miro disimuladamente abriendo su cuaderno de dibujos, desde pequeña aquello y la gimnasia eran sus únicos talentos según ella, pues si bien tenía excelente memoria y disfrutaba de aprender su TDAH y dislexia le dificultaban muchísimo la escuela—¿Percy Jackson?

La castaña no pudo evitar levantar la mirada, Percy jamás podría leer lo que dice la pizarra, pues ella no podía hacerlo y veían siempre lo mismo.

—Lo siento, no puedo hacerlo— respondió, esté bajando la mirada.

—Muy bien, ¿tal vez usted señorita Dawn Stevens puede iluminarnos?— clavo sus horribles ojos sobre la chica.

—Creo que de querer hacerlo o de saber la repuesta hubiera levantado la mano— sonrió falsamente para volver su mirada a su dibujo.

La mujer la miró de mala manera para continuar con su clase, en otra ocasión tal vez se hubiera arrepentido de hablarle así a una sustituta que no sabía de su condición, pero la manera en la que la había mirado y como había dicho su nombre la había molestado demasiado.

(...)

—¡Estoy en casa!— gritó la chica atravesando la puerta del departamento donde vivía con su madre y hermana menor.

—¡Dawnie!— gritó la menor corriendo a los brazos de esta.

—¡Sunie!— gritó de igual manera está riendo para caer juntas en el sofá.

—Vais a arruinar el sofá— regaño la pelinegra apareciendo en la sala— no se para qué os reclamo si nunca me hacéis caso.

—Es que eres aburrida mamá— hizo un puchero Dawn levantándose del sofá para ir a la cocina — ¿cómo te fue en el trabajo hoy?

—Ya sabes cariño, lo de siempre— sonrió está abrazando a su hija menor— Sunie, ¿por qué no vas a tu habitación?

—Pero...— quiso quejarse la pequeña pelinegra.

—Si vas te prometo que te preparo galletas mañana— mostró su meñique a la niña.

—¿Promesa de hermanas?— hizo un puchero, está abriendo sus grandes ojos verdes.

—Promesa de hermanas— juntaron sus meñiques antes de que la niña fuer a así habitación— ¿qué pasó en el trabajo verdaderamente?

Su madre era secretaria en una compañía de publicidad donde le daban una paga decente, pero que solo se volvía suficiente con un dinero extraño que llegaba todos los meses a su cuenta, pues vivir en Nueva York era costoso, mucho más teniendo dos hijas, Dawn también ayudaba en algo dando clases de gimnasia en su academia, pues con esto pagaba sus clases y ganaba un poco más para traer a casa.

—Quieren acéndreme— explicó esta.

—¡Eso es genial mamá!— respondió esta felizmente.

—Un ascenso significa menos tiempo en casa, no puedo permitirme eso, pues tendría que dejar a tu hermana sola por muchas horas y faltaría a tus competiciones...

—mamá, la señora Patricks puede cuidar de Sunie y no debes preocuparte por mis competencias, siempre tengo a Grover y Percy allí— apretó su mano— toma el ascenso, no solo por el dinero sino porque estás más cerca de tu trabajo de en sueño.

—Eres demasiado buena Nana— besó su frente su madre.

—Oh, gracias mamá, es que soy tu hija— movió su cabello divertida haciendo que la mujer negara con la cabeza de igual manera— ¿firmaste el permiso para mi viaje de mañana?

—Sí, Sally está emocionada de que visitéis ese museo.

Su madre y la de percy también habían conectado, inmediatamente se habían mudado a aquella parte de Nueva York, pues la primera vez que Percy fue a su casa y le habló de su vida por alguna extraña razón, su madre le pidió el número de su madre, ahora hablaban casi diario.

—Creo que tú y Sally son más amigas que Percy y yo— bromeó— por cierto, hoy tuvimos una profesora substituta que se portó horrible.

—Ya sabes qué hay algunas personas horribles trabajando de educadores— rodó los ojos la mujer— ¿qué te hizo?

—Primero pidió a Percy leer la pizarra y cuando este no supo responder fue hacia mí, la manera en la que me habló— murmuro— como si me odiara, digo la mujer es nueva, normalmente les toma semanas a los profesores comenzar a odiarme.

—Tal vez simplemente odie a los niños, ahora— entro a la cocina— pienso que tenemos unas galletas que preparar.

—¿En forma de rayo?— hizo un puchero haciendo que la mujer sonriera de lado, siempre había amado las tormentas y por eso desde que aprendió a hacer galletas las hacía de esa forma.

—En forma de rayo— respondió, está acariciando su cabello, pero en su mente pesando en todo el parecido de su hija con su padre.

(...)

Miraba aquella imagen confundida, ¿por qué había dibujado aquello? No tenía idea, pero no lo había hecho a propósito, simplemente había comenzado a hacer garabatos sin más y terminado en aquello.

Era una chica con una sombra, había sido a puro lápiz, por lo que no era muy definido, pero esta estaba frente a unas grandes paredes de estilo greco-romanas.

¿Por qué había dibujado la sombra? ¿Qué significaba?

—¡Nani!— gritó la menor desde la sala— ¿vas a venir a ver las películas?

—¡Ya voy!— se levantó arrancando la hoja de su cuaderno y arrugándola para tirarla— mejor no tenerlo allí.