𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎
꒱࿐♡ ˚.*ೃ❝inicio de año❞

LA ESCUELA ALFEA SE ENCARGABA DEL ENTRENAMIENTO DE HADAS Y ESPECIALISTAS.

Todo niño o niña en el Otro Mundo, ya sea hada o especialista, soñaba con finalmente tener la edad correspondiente para ingresar a la prestigiosa escuela de magia.

Para Misty, que comenzaba su segundo año, era tanto una sensación reconfortante como las ganas de vomitar por los nervios. Era una especie de escape de la presión de ser la heredera del trono, y, a la vez, una montaña de responsabilidades para no reprobar el año.

—Este lugar es increíble — la pelirroja detuvo su andar y se giró para ver a su hermana pequeña.

—Estuviste aquí el año pasado para despedirte de mí, Angel — le recordó con una ceja alzada.

—Lo sé, pero es diferente. Ahora yo soy la que estudia aquí — Angel dio pequeños aplausos, emocionada.

Lucía tan diferente a como Misty se sintió en su primer día. Ella había estado nerviosa, y cuando decía nerviosa, se refería a estar muy cerca de tener un ataque nervioso. Aunque, en parte era bueno que Angel no estuviera a punto de desmayarse.

—Es frustrante saber que somos hermanas.

Muy pocas personas se daban cuenta a primera, segunda y tercera vista de que Misty y Angel eran hermanas, y cuando se enteraban siempre se mostraban sorprendidos. No solo su físico y sus poderes eran diferentes—una naturalmente pelirroja hada cambiaformas y una hada del amor castaña—, la actitud era otra cosa que diferenciaba a las hermanas. Angel era carismática, encantadora, amable y enamoradiza, lo cual ocultaba perfectamente esa parte egoísta y manipuladora que tenía en su interior. Mientras que Misty no se molestaba en esconder su peor lado; ella podía sonreír durante todo el día, pero su sonrisa siempre era sarcástica y burlona, sin importarle que enfadara o incomodara a alguien.

La primera era un hermoso mar en calma en el que terminabas perdiéndote hasta las profundidades, sin saber que nunca podrás salir. Y la segunda, un huracán que revolvía todo a su paso, y del que no sabías qué esperar.

El jardín delantero estaba lleno de alumnos con su equipaje. Misty reconoció uno que otro rostro, incluyendo el de Stella que se encontraba sonriendo para una foto.

—Ahí están Riven y Sky, vamos a saludarlos — propuso la castaña a lo que Misty no pudo evitar rodar los ojos.

La mayor conocía el pequeño enamoramiento que tenía su hermanita por el castaño, prácticamente desde que lo conoció. Y el idiota solo alentaba ese flechazo sin darse cuenta, con sus sonrisas pícaras y comentarios coquetos.

Sin embargo, y al darse cuenta de que solo eran ellos dos, aceptó acercarse a sus amigos con una gran sonrisa.

— ¡Riven! ¡Sky! — saludó efusivamente Misty mientras que Angel la seguía de cerca, tratando de ocultar su emoción.

Ambos chicos las recibieron con cariño y las abrazaron. Sky y Misty se conocían desde niños, crecieron y entrenaron juntos gracias a que, no sólo porque Eraklyon y Dolona eran reinos vecinos, sino que el Rey Hades y su entrenador (y tutor legal de Sky) Saúl resultaron ser amigos. Y cuando comenzaron su primer año en Alfea, se unió a ellos el arrogante y mala influencia de Riven.

— ¿Lista para otro año de patadas en el trasero? — le preguntó Riven pasando sus brazos por los hombros de ambas hermanas.

—Lamento decepcionarte, Riv, pero el único trasero que patearé será el tuyo.

El chico bufó e hizo una mueca antes de girar la cabeza hacia Angel, terminando algo cerca de su rostro.

—Tu hermana es cruel, amor.

Y en ese momento, Misty vio como la castaña dejó de respirar y sus mejillas comenzaban a calentarse. Decidiendo ser buena hermana, intervino.

—Sí, sí, lo que digas, idiota — habló Misty quitando el brazo del chico sobre ella y luego agarrar por el brazo a la menor —. Tengo que ayudar a Angel a buscar su dormitorio.

Ambas se alejaron rápidamente del par, mientras que Angel le agradecía con una sonrisa boba en su enrojecido rostro.

Vaya hada del amor, Misty pensó con cariño.

Los ojos marrones de Misty recorrían todas las prendas colocadas en una de las camas de la habitación que compartía con la rubia de nombre Stella.

— ¿Cuál me queda mejor?

—Cualquier cosa te queda bien, Stella — Misty respondió con desinterés mientras terminaba de atarse las botas —. Además, ¿desde cuándo me preguntas sobre ropa a mí?

—No lo sé — la rubia hizo un pequeño encogimiento de hombros —, ¿desde hoy?

Ambas chicas miraron de reojo la puerta al sentir otra presencia en la habitación, encontrándose con una pelirroja de primer año.

— ¿Puedo ayudarte?

—Sí, ¿te estas cambiando?

—Así es — Stella asintió.

—Creía que la fiesta de orientación era informal — la chica nueva vaciló.

—Es que lo es — sonrió con sorna Misty, a lo que la rubia rodó los ojos.

—Entonces, ¿por qué te vas a cambiar de ropa? — volvió a cuestionar la nueva.

—Ya me han visto hoy con este modelo. Esperan algo diferente.

— ¿Espera la gente que lleves varios modelitos cada día?

—Esperan que me importe mi aspecto — Misty murmuró para sí misma algo parecido a 'en realidad no'. La rubia chasqueó los dedos, y una luz brillante apareció al frente de ella —. ¿Algo más?

—Lo de la luz... es magia, ¿exactamente, cómo lo has hecho?

—Soy mentora, no tutora — Misty carraspeó, a lo que Stella suspiró y su voz se volvió más suave —. Mira, ya aprenderás esto el primer día de clase pero, en la magia de las hadas tienen que ver las emociones, pensamientos buenos o malos, amor, odio, miedo... Pero como más fuerte es la emoción más fuerte es la magia.

—Entonces, ¿me odias o me temes? — la hada de fuego sonrió nerviosa. La cabeza de Misty se levantó bruscamente antes de inclinarme ligeramente por la preocupación y una diversión morbosa por la posible reacción de la rubia —. Me mirabas cuando has pronunciado el hechizo. Creo que no me quieres, así que...

—Bueno, no te conozco — la rubia volvió a chasquear los dedos y la luz desapareció —, pero seguro que, cuando lo haga, encontraré algo que amar — se acercó a la puerta y la cerró en el rostro de la chica.

—Vaya, la has tratado peor de lo que usualmente tratas a las demás personas — rió Misty terminando de trenzar su cabello —. Por curiosidad, ¿qué te hizo?

Sin embargo, la rubia ignoró la pregunta, mientras seguía viéndose al espejo. Aunque la pelirroja notó como evitaba mirarla. Sólo había hecho eso después del "pequeño" incidente durante su primer año.

—Estuvo hablando con Sky, ¿no? — y su silencio solamente lo confirmó. Soltó un suspiro y miró a la chica —. Stella, tú terminaste con él.

—Ya lo sé — dejó la ropa de lado, sus ojos mostrando tristeza —, pero odio verlo interesado en otra chica.

Ambas se quedaron en silencio durante un rato, hasta que Stella levantó la cabeza y la miró con una sonrisa que ella conocía bien.

—Oh, no, no me mires así.

—Tú vas a ir a entrenar con él, tal vez puedas descubrir algo — dijo sus pensamientos en voz alta, la esperanza en su voz.

—Stella, no voy a ser tu espía — Misty declaró con la intención de salir de la habitación.

Pero, la rubia la tomó de la manos, suplicándole —. Por favor...

Hizo una mueca cuando sintió como algo en ella se removía al verla rogando por algo tan tonto.

—Lo pensaré, pero no prometo nada — fue todo lo que dijo antes de irse.

Veinte minutos después, Misty estaba en los jardines donde los especialistas entrenaban. Mientras observaba el enfrentamiento entre Sky y Riven, divisó como los especialistas de primer año eran guiados por Silva.

—No se, tío, hay algo en ella... — dijo Sky girando el bokken de madera en su mano.

— ¿Es que te has enamorado después de una charla? — se burló Riven.

El rubio lo miró mal, antes de atacarlo.

— ¿Qué te pasa con las chicas locas?

— ¿Cómo sabes que está loca? Todavía no la conoces — le cuestionó el rubio.

—Es pelirroja — Riven respondió como si eso lo explicara todo —. Lo están todas, aunque son increíbles en la cama. Una prueba de ello es nuestra pequeña Misty.

—Eres un imbécil — replicó la chica, ganándose un guiño de su parte.

La lucha se retomó, y finalizó una vez que Riven terminó en el suelo.

—Has perdido velocidad — se burló la pelirroja.

— ¿Ah, si? Te reto, pequeña hada — el chico se levantó con mirada retadora.

—Prepárate para perder, idiota — Misty se subió a la tarima y se puso en posición de pelea.

Mientras, Sky los miró divertido antes de bajar al suelo.

—Veamos lo que has aprendido este verano, linda — el castaño se sorprendió cuando Misty le lanzó una patada directa al rostro que, sin embargo, pudo detenerla.

La hada le dio un codazo en el estómago cuando él le hizo una llave en el cuello, logrando soltarse del agarre.

Cuando se libró de sus brazos, terminó tambaleándose lo que le dió la oportunidad a Riven de derribarla y quedar encima de ella.

—Si sólo querías estar debajo de mí, solo tenías que decirlo — se burló el castaño.

Ella entrecerró los ojos y miró de reojo a su lado. Sonrió con malicia y enredó sus piernas por el torso de él, y con un movimiento rápido hizo que ambos giraran por la tarima hasta que cayeron al lago, segundos después, ambos salieron entre risas.

—Mistyla, sabes que va en contra de la reglas el que estés aquí, sin autorización— la pelirroja se volteó a ver al profesor Silva quién la miraba con seriedad.

—Primero, no me llames así, Saúl — ella bufó ante su nombre completo —. Segundo, los entrenamientos oficiales comienzan mañana, por lo que no estoy rompiendo ninguna regla.

—Ve a cambiarte, Mistyla — el hombre le regaló una pequeña sonrisa fraternal antes de retomar su expresión seria y regresar con los alumnos de primer año.

—Alumna favorita — le susurró Riven al oído.

— ¿Celoso? — ella canturreó, bromeando.

—Quisieras — pasó su brazo por los hombros de ella, mientras se dirigían a sus habitaciones para cambiarse de ropa, entre risas.

Lo que ambos desconocían era que un rubio los miraba atentamente, sintiendo como algo se revolvía dentro de él.