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—¡Jodida mierda, Jay!
Jay soltó una risita que fácilmente pudo haber sido interpretada como una malvada.
No era su culpa que Heeseung fuera un miedoso que apenas podía soportar una película tan aburrida como Siniestro. ¿Qué es lo que asustaba exactamente? Él no podía comprender el por qué de tantos gritos, Heeseung sólo estaba exagerando.
Ambos se encontraban cubiertos por una enorme manta que protegía sus pies, manos y cuello por si algún ente maligno decidía atravesar la pantalla y jalar sus pies para arrastrarlos hacia el mismo infierno y hacerlos sufrir durante toda la eternidad, aunque Jay estaba seguro de que aquello no ocurriría, pero Heeseung era altamente miedoso y asustadizo por naturaleza, todo lo contrario a él.
Con voz temblorosa y manos frías, Lee jaló de la manga de Jay cuidadosamente para acurrucarse en su hombro con comodidad antes de hablar:
—Tengo miedito —dijo con ternura. —Deberás cuidarme para que no me pase nada malo.
Jay sólo rodó los ojos con diversión.
—Esto ni siquiera da miedo, hyung. —respondió con calma. —Come más helado para endulzar tus pensamientos, anda.
Con miedo, Heeseung se levantó del sofá para ir por un poco más de helado –su favorito, por cierto– y con aún más temor regresó corriendo al escuchar algo caer desde la mesa.
Ya en el dormitorio, Heeseung comía lentamente y con una mirada melancólica hacia el televisor, totalmente desconcertado ante la idea de Seorim estando con alguien que no fuese él, y con tristeza apoyó su cabeza sobre el hombro de su amigo, quien estaba dispuesto a mejorar su estado anímico y hacerlo tener un buen rato mientras Seorim regresaba al departamento.
Lamentablemente, Heeseung no pudo contener sus lágrimas, y ni siquiera el miedo pudo evitar que las saladas gotas se deslizaran por su rostro.
—¿Qué hice yo para merecer esto? —preguntó con tristeza. —¿Acaso no he sido un buen novio? ¿Es eso? —continuó. —¿No le he dado suficiente amor? ¿O es que yo no soy suficiente para ella?
Jay trató de animarlo, pero ni siquiera sus más dulces palabras lograron acallar su llanto.
—¿Es porque no hemos pasado tiempo juntos estas últimas semanas? ¿Es eso?
Un hipido salió de sus frágiles labios tras decir aquello. Jay no sabía qué hacer o qué decir al respecto. Era tan frustrante la situación que tuvo que ponerse de pie para hablarle directo mientras sujetaba sus suaves mejillas empapadas de lágrimas.
—Escucha, Heeseung. —dijo con gentileza. —No hay nada malo contigo, eres un excelente novio y no haz hecho nada malo, ¿sí?
Heeseung sólo pudo quedarse callado un momento antes de decir:
—Soy un pésimo novio. —dijo, aún hipando entre lágrimas mientras la televisión seguía sonando. —Seorim debe estar conmigo por lástima.
—No lo creo. —respondió sincero. —Ella te ama como nadie más lo hace, y es normal pasar por momentos difíciles a lo largo de una relación amorosa, así como los amigos tienen dificultades algunas veces, las parejas también las tienen. —continuó. —No hay nada malo en ti, hyung, Seorim sólo está confundida, es sólo eso, ya verás que pronto todo volverá a ser como antes.
Heeseung suspiró.
—Eso espero.
Y así, su tarde de películas continuó con tranquilidad, a la espera de que Seorim regresara y tuviera una buena explicación para lo ocurrido.
—Entonces, ¿este es el lugar que querías mostrarme?
Jake no supo qué decir.
—Lo siento. —dijo apenado. —La verdad es que no tenía nada planeado, sólo te noté algo incómoda en la cafetería y quise sacarte de ese lugar.
Seorim sonrió con ternura.
—Es muy lindo de tu parte. —dijo alegre. —Es por eso que te amo tanto.
Nuevamente, Jake se quedó sin palabras.
Pasaron cinco minutos de eterno silencio antes de que pudiese responder.
—También te amo. —dijo con calma, sin saber si era eso lo que realmente sentía.
Amor. Una palabra tan simple pero con un significado tan profundo como el mismo mar. ¿Qué es el amor? ¿Sentirse cómodo con alguien? Jake no lo sabía, pero había dicho eso tantas veces que salían de su boca como un simple hola, que ya no sabía lo que era amar y sentirse amado. Quizás sólo estaba confundido, después de todo, Seorim había estado siendo su pareja desde hace unas semanas y él no conocía la diferencia entre amar y querer, pero creía que ella podría ayudarle a entenderlo. Quizás él sólo quería eso: amar y ser amado por cualquier persona, sin importar cuánto se lastimara en el proceso.
Jake negó con la cabeza mientras Seorim lo abrazaba por detrás, haciéndole sentir ese cálido sentimiento que se hacía presente al tenerla cerca. Quizás él sí sentía amor por ella.
—¿Podemos caminar de la mano? —preguntó con ternura.
—Por supuesto. —dijo él, tomando su mano con delicadeza para caminar por la playa.
Quizás, después de todo lo que Jake sentía podría ser amor, o quizás sólo estaba confundido, pues nunca antes había sentido algo como lo que Seorim provocaba en él.
Pero aún así, él ni siquiera podía hacerse una idea de lo que el destino aguardaba para él.
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