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—¡No volveré a hacer algo así jamás en mi vida!
Maldiciendo entre dientes, Heeseung se dirigió hacia la ventana, aún recriminándose mentalmente al darse cuenta una vez más de la clase de cosas en las que se estaba metiendo. Tomó su abrigo y se asomó lentamente hacia el balcón, dejando que todos esos pensamientos negativos se esfumaran con el viento mañanero.
<< ¿Realmente quiero seguir con todo esto o sólo es mi tonto orgullo negándose a aceptar que Seorim ya no me ama? >> Se preguntó a sí mismo mientras admiraba el panorama.
—Tal vez yo realmente lo quiero. —respondió, sin perder la compostura en ningún momento. —Bueno, quizás mi orgullo tenga algo que ver en esto, pero yo no estoy perdiendo nada con intentarlo, ¿o sí? Quiero decir, yo sólo quiero a mi novia de vuelta. Extraño a Seorim. —continuó, tratando de convencerse a sí mismo de que así era.
Entonces, él sonrió lento, casi burlón para su gusto.
—Tal vez esto no esté resultando tan bien como esperaba. —murmuró. —Lo odio.
Sí. Lee Heeseung: estudiante de medicina en su segundo año universitario, excelente persona y un buen amigo con quien pasar el rato, alguien divertido con quien fácilmente podrías llevar una conversación sobre cualquier cosa, además de ser un tipo completamente encantador con un cabello negro azabache, ojos profundos pero suaves, aquel que era capaz de provocar un remolino en tu interior con sólo una mirada estaba cuestionándose a sí mismo sus propias decisiones.
Sorprendente.
Sin embargo, gracias a su casi mágico talento para disimular el completo caos que era su mente en ese momento, él difícilmente permitiría que alguien lo descubriera. Eso lo haría ver débil ante el enemigo, entonces, sería su perdición definitiva. Él no podía permitir que Jake o Seorim supieran de sus alocados planes.
Aunque desde un inicio él tuvo todo fríamente calculado. Era el plan perfecto, pero luego de interactuar con Jake Shim, él casi pudo sentir que eran idénticos cuando de ocultar secretos se trataba.
¿Acaso él también escondía uno?
No podría decir que estaba completamente equivocado, claramente Heeseung también estaba ocultando algo, era cosa de observar atentamente su mirada nerviosa al tenerlo cerca, sin embargo, aún existía una pequeña complicación en su tarea de explorar el terreno del enemigo: ellos eran tan distintos como el día y la noche. ¿Cómo se supone que iba a averiguarlo entonces?
Esa tarde, sin embargo, Jake reveló pequeños fragmentos de su personalidad que le serían de ayuda en un futuro, fue entonces cuando los celos de Heeseung parecieron ir en aumento, pero él no permitiría que ellos tomaran el control de la situación.
Así, con sus ojos observando curiosos a su alrededor, él regresó al dormitorio en completa calma, listo para decidir su próximo movimiento.
Cuando Heeseung abandonó su apartamento para despejarse un poco, pasó por su mente la idea de visitar nuevamente aquella cafetería.
<< Él dijo que solía pasar el rato en ese lugar, tal vez hoy pueda encontrarlo también >> Pensó, decidiendo que esa sería su próxima parada.
Sin embargo, no estaba dentro de sus planes el que Seorim estuviese allí también.
¿Qué se supone que debía hacer ahora? Su plan del día se había visto arruinado por su amada novia, y eso era un jodido asco.
Fue entonces cuando sintió una extraña mirada sobre su anatomía. Algo –más bien alguien– parecía estar analizándolo atentamente de pies a cabeza.
<< Aterrador >> Pensó nuevamente.
Y un escalofrío recorrió su columna antes de frenarse a sí mismo al oír una voz extremadamente dulce y femenina proveniente del local, capturando completamente su atención:
—No sabes cuánto te he extrañado esta semana. —escuchó Soobin a lo lejos, reconociendo esa como la voz de Seorim. —Quizás pueda hacer un espacio en mi agenda este fin de semana e ir a visitarte a tu departamento, ¿no sería eso genial?
Sí. Esa definitivamente era Seorim, pero Heeseung decidió ingresar de todos modos, no le vendría mal darle un pequeño susto. Más bien una advertencia.
Apenas entró se sintió aturdido por los nervios y las medianamente potentes luces que acompañaban el ambiente, pero él cerró sus ojos enseguida, tratando de alejar aquello de sus pensamientos.
—¿Sigues con eso de visitar mi departamento? Creo haberte mencionado que yo casi no paso tiempo allí. —ese era Jake. Heeseung lo sabía.
—Pero...
—Oh, cariño, no creas que escondo a alguien más allí. Es sólo eso. Nada más. —él dijo para tranquilizarla, mientras Heeseung observaba cómo una de sus manos era depositada con delicadeza sobre su mejilla, dejando allí una suave caricia antes de dirigir su mirada hacia él.
Una extraña mirada fue lo que Heeseung encontró entonces.
Intensa pero tranquila. Todo un caos en su mente formándose en cuestión de segundos.
Heeseung decidió no prestar atención a lo que comenzaba a ocurrir a su alrededor, fue entonces cuando alzó su voz para llamar al mesero, trayendo consigo también la atención de Seorim.
Su rostro fue un verdadero poema al verlo allí sentado, observándola en completo silencio sostener cálidamente las manos de Jake mientras él le sonreía calmado, pretendiendo no estar molesto ante tal engaño, pero él se mantuvo sereno, dedicándole únicamente una mirada rápida y una sonrisa falsamente nerviosa.
No le dio más atención que esa durante su estancia en el lugar. Era lo mejor si quería que su plan pasara desapercibido para Seorim.
Por supuesto que él no olvidaría la forma en que ella observaba a Jake: con una admiración increíble. Ella jamás lo había visto de esa forma, pero Heeseung había decidido dejar de darle tantas vueltas al asunto. Él regresaría a su departamento en calma, sin alterarse y manteniendo su compostura hasta donde le fuese posible. Aún podía mantenerlo todo bajo control.
El único problema era que él aún no estaba preparado para encontrarlos a ambos juntos de esa forma.
¿Eso significaba que la había perdido?
<< No, aún no >> Susurró la pequeña voz dentro de su mente, logrando bajar el nivel de intensidad de sus nervios.
Y con la vista firmemente puesta en el frente, él decidió regresar caminando hasta el edificio, enterrando sus peores palabras y llantos en lo más profundo de su pecho.
Él debía ser fuerte.
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