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69. Decepción.

( Enfrentamiento. )




Narra Narradora

Joe corría con todas sus fuerzas, todo lo demás daba igual en estos momentos. Podía sentir como Ethan lo alcanzaría en cualquier momento, después de todo es un atleta.

Mientras más corría, más miraba a Sydney por las calles.

Cuando la vio por primera vez en la librería, su pelo rubio y bien planchado. El hecho de cómo lo vio cuando salió del sótano, cuando la vio con el pelo pelirrojo, no lo pudo evitar pero se recordó en Candace. Pero ella le hizo cambiar de perspectiva, la amaba demasiado. Ahora verla con el pelo castaña, pero sin el. Dolía, le dolía saber que lo estaba dejando ir, que estaba renunciando a lo suyo. Su amor era insaciable, quería más.

Estaba corriendo más de cinco kilómetros.

Subió a lo alto de la casa de Sydney, sabía que Ethan no se atrevería a llegar tan lejos. No se acercaría a la casa de ella, no después de lo que pasó. Lo matarían, no solo en redes sociales. Los fans, el mismo padre de Sydney. Además de el pero no estaba en las condiciones. Debía mostrarle las fotos, debía decirle lo que sabía. Mientras más corría, sus pensamientos más retorcidos salían a flote.

Fue cuando tropezó.

—¡Carajo! —Como pudo se escondió detrás de un contenedor de basura.

¿En serio piensas rendirte así de fácil? —Su misma voz lo asustó, se estaba viendo así mismo recostado en la pared de enfrente.

—Esto no es real, solo estoy exhausto. —Se levantó del suelo, viendo que estaba a unas casas de Sydney.

Y ahí estaba ella, al lado de Leonard abrazándose.

¿Piensas dejarla ir, no es así? Después de todo lo que hemos pasado. Le dejarás el camino libre a Leonard.

El es bueno para Sydney. Nosotros solo le traemos problemas.

Nunca lo sabrás si nunca lo intentas de verdad. Ella nos ama por lo que somos, y tú te acobardas. Eres débil, no necesitas que otro hombre cuide de ella. Nosotros podríamos cuidarla como se merece. Eres patético.

Cállate.

Pero si solo digo lo que realmente piensas, no te culpo por pensar de esa manera.

Sydney merece un mejor futuro. No necesita a un asesino como novio. Así que largo.

Yo no soy tu enemigo. —El verdadero Joe molestó corría hacia su otro yo—. ¿En serio harás esto?

Lo mejor será dejar tranquila a Sydney. Ella ahora es feliz y tu... —El otro Joe derrumbó al verdadero, demostrándole lo fuerte que él era.

Vamos, admítelo. —Lo estaba ahorcando, demostrándole lo que era capaz—. Tu eres tu propio enemigo y nunca podrás saber si podrás hacerla feliz si no lo intentas.

Joe sin más que hacer, se echó a llorar sin escapatoria y débil.

Sabes cuál es la respuesta.

No, no quiero hacerlo. Ya no más, ella no merece ese sufrimiento. Ella sabría que fui yo.

¿Qué me dices de Ethan? —Suspira—. Tienes fotografías, tienes pruebas de él. Ex famoso celoso asesina a la nueva pareja de la querida Sydney Harper. Prometedor.

El otro Joe lo soltó, viendo como este estaba en el suelo sin hacer nada.

Tu sabes lo que debes de hacer.

Es ella o nada.

A los días siguientes había estado controlando la rutina de Leonard Drake, se despertaba a las siete para estar llegando a la estación de policía, sus rutas eran por donde vivía Sydney, Love, el padre de Sydney y por su casa. Y si no era por la mañana, su turno era de siete de la noche hasta la noche. A pesar de estar trasnochando, sabía que valía la pena ese esfuerzo. Sydney valía ese esfuerzo.

Ese día estaba de turno en Anavrin, después de todo necesitaba el trabajo. Forty se encontraba quejándose de la relación de Milo con Love, claro, al principio le dolió que lo cambiara tan rápido pero no podía hacer nada. Vio como Milo se quiso sobrepasar con los hermanos Quinn, así que se metió. Separándolos, a pesar de que pensara que estuviera celoso, era un caballero.

—¿Pueden dejar de actuar como niños?

Milo sin más que decir, se fue de la tienda diciendo verdades de los hermanos. Joe viendo como estaba Love decidió alejarse, se encargó de ordenar su área seleccionada y no solo le sorprendió los libros, le sorprendió ver a Sydney entrar a la tienda.

Estaba decidida.

Furiosa más bien.

—Love, debemos hablar. —La mencionada la volteó a ver, no se esperaba su visita.

—¿Vienes a echarme en cara que estás con Will? ¿O debería decirle Joe? No lo sé, tú lo sabías.

—Solo vengo a decirte que estás amenazas no me dan nada de gracia, ya no somos niñas, Love. Esto no va conmigo.

—¿De que hablas?

—¿Ahora te haces la loca? Primero le dices a Leonard mentiras y ahora me mandas cartas de amenaza.

Forty se puso en medio de las dos chicas, tratando de calmar la situación pero la poca paciencia de este, hizo que también se fuera contra la castaña, ahora si siendo Joe en ponerse del lado de Sydney. Mayor fue su sorpresa también ver como entraba Leonard a la tienda y acercarse a ellos al ver la discusión.

—¿Puedes ser una mujer adulta y hablarlo solo nosotras dos en privado? —Love aceptó, dejando a los tres chicos solos.

Se vieron entre sí, Forty molestó se fue a sentar. Joe había demostrado de qué lado estaba, Leonard se acercó a Joe para preguntarle qué había sucedido. Estaba preocupado, solo había recibido esos mensajes de Sydney y vino lo más rápido que pudo de la estación. Y era cierto, estaba recibiendo cartas de amenazas, y la única que quería hacerle algo era Love. Además de estar selladas por la firma Quinn.

—Bueno, creo que eso fue demasiado.

—Joe, ya se la verdad, así que por favor, dime qué sucedió. —El mencionado se quedó en silencio, de todo lo que estaba pasando ese día nunca se imaginó ese escenario.

Ambos estaban dejando sus diferencias, debían trabajar en equipo para que ninguna de las dos se mate en esa conversación. Se podía escuchar las quejas de ambas chicas, reclamos de Love por parte de Sydney por el mismo hombre. Forty por su parte también los miraba pero con la diferencia que estaba chateando con alguien.

—Se que aún la amas, Goldberg. Pero no dejaré que le hagas más daño, ya sufrió lo suficiente para que ahora trates de arreglarlo.

—Yo... —Su mirada fue dirigida al ver como Ethan Moore entraba a la tienda.

Su piel se erizo, sus pupilas se dilataron y sus puños se apretaron. ¿Qué hacía él aquí? Leonard también se puso en esa misma posición, después de lo que pasó Sydney y ver al otro hombre que la hizo pedazos psicológicamente, ganas de arrestarlo no hacían falta.

—Ethan carajos Moore. —Forty se levantó, abrazándolo—. ¿Qué te hace aquí?

—Buscó a Sydney.

Ethan sabía que ambos hombres lo miraban, sentía su mirada sobre el. Pero no le importaba, venía con toda la intención del mundo de hablar con Harper.

—Es mejor que te alejes, Moore. —Joe se puso en su camino, negándole el paso.

—Quítate de mi camino, Goldberg.

—Es mejor que le hagas caso. —Dijo Leonard poniéndose al lado del castaño, se estaban poniendo del mismo bando.

—No me importara moverlos a los dos, así que, quítense. —Ethan después de escuchar como alguien escapaba de su habitación, habían despertado algo en el.

—¡Tu me utilizaste! —La voz de Sydney se escuchaba al fondo.

—¿Acaso estamos en un tipo de enfrentamiento? Porque, no me molestaría aclarar ciertas cosas, Goldberg.

—Es mejor que te vayas de aquí, Ethan. No por nosotros, hazlo por Sydney. No hagas más daño. —Leonard estaba diciendo la verdad, ganas no le faltaban para partirle la cara a los dos hombres que tenía.

—Tu ni deberias hablar, Henderson. —Sonrió, chocando el hombro de este.

Leonard, sin más remedio fue el primero en dar el golpe. Botando al suelo al moreno furioso, no esperaba ser el primero en empezar la pelea. Joe también se metió, tratando de separarlos.

Los muebles alrededor y el ruido hicieron que ambas mujeres se detuvieran, estaban a punto de pelearse cuando el ruido de afuera las hizo alejarse. Fueron hasta donde estaban todos y ver cómo estaban peleando, eran Leonard, Joe e Ethan. El corazón de Sydney se aceleró, los tres hombres que ha amado en esta vida estaban ahí y no sabía a quien detener.

Ethan estaba en el suelo, Leonard estaba encima de él dándole golpes. Lo había acorralado. Joe por su parte separó al oficial, agarrándolo del pecho. Forty ayudó a levantar a Ethan, lo cual agradeció escupiendo sangre.

—Son un par de maricas, no pueden pelear uno a uno conmigo. ¿Acaso no debes estar con tu novia muerta Guinivere? ¿O te cogeras a Sydney mientras que está con Leonard?

Ahora fue Joe quien se le fue encima, no soportaría que nadie le faltara el respeto a Sydney de esa manera, Love que vio todo, le pareció verlo en cámara lenta. El rostro de como cambio, como reaccionó al escuchar el nombre de la castaña y lo que haría por ella. Recibiría una bala, lo que sea con tal de salvarla.

Sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas.

Siempre será ella.

Sydney estaba en el fondo de su corazón, en su piel.

—¡Joe, ya basta! —Sydney trataba de agarrarlo, pero los puños de Joe eran más rápidos.

Fue cuando logró tomar una de sus manos, deteniéndolo.

Joe la vio, en sus ojos se miraba lo asustada que estaba de la situación, estaba llorando y no sabía qué hacer. Vio a los hermanos Quinn y pudo ver cómo había roto el corazón de Love, pero poco le importaba. Le importaba el bienestar de la castaña.

Ethan, después de todo solo era una carita bonita. Ya no tenía miedo de pelear con el, fácilmente pudo derrumbarlo.

—Nos vamos. —Tomó la mano de este, al igual que Leonard.

Los dejó sentados en la parte de atrás del auto, frustrada golpeó el contenedor de basura de la tienda. Estaba sintiendo muchas emociones en tan poco tiempo, como antes. Como lo había pasado anteriormente, todo eso lo había vivido con Joe Goldberg.

Joe estaba exhausto, sentía su cuerpo caliente pero estaba sudando frío. Solo podía ver como la castaña pateaba sin parar el contenedor de basura para luego entrar al auto. Se sentía como drogado, volteó a ver hacia su lado y se encontró con Leonard en su misma situación. Ambos se vieron y sabían lo que les esperaba, Sydney los curó con cuidado a cada uno. Los miraba con determinación y el silencio impregnaba por toda la casa. Solo se escuchaba sus respiraciones

—Son unos idiotas, ¿Qué se les ocurrió al golpearlo? —Por fin hablo, molesta.

—Ganas no faltaban.

Sydney no pudo evitar reír, ambos tenían razón. Se lo merecía y mucho más, incluso ella debió golpearlo. Poco a poco se fue relajando, todo había empezado por esas cartas de amenazas, no volvería a someterse de esa manera. Era una estupidez.

Joe miraba como la castaña se reía con Leonard, la forma en que lo miraba.

Era como justamente lo miraba antes.

Fue cuando se vio así mismo nuevamente, estaba cruzado de brazos mirando lo mismo que el. Recordando cuando Beck lo besó por primera vez en la librería y de cómo Sydney los miraba, ahora fue el turno de él de interrumpirlos de ese beso. Al principio no le importaba su persona pero a medida que la conoció y en la situación que se encontraba, no podía negar que su corazón le dolía. Quería cada parte de ella, cada pensamiento, cada suspiro, todo de ella.

Y entendía en carne propia lo que había sentido sydney en su momento, verlo con alguien más.

—Creo que debería irme. —Joe se levantó frustrado, no soportaba más verlos juntos.

Quería correr, en serio quería hacerlo. Pero no se dejaría vencer tan fácil, volteó a verlos sin decir una sola palabra.

Fue cuando salió de la casa, estaba enojado consigo mismo. De haber renunciado tan rápido a Sydney, a lo suyo, no consideró las consecuencias y ahora estaba ahí parado solo. Fue cuando la castaña lo llamó, tomándolo del hombro.

—¿Todo bien?

Se quedó en silencio.

—Nada lo está. —Se acercó lo más cerca posible de Sydney, tomándola de las mejillas dejándola sin escapatoria.

Le estaba robando un beso, la ojiverde se resistió, queriéndose separar al instante de Joe, lágrimas salieron de sus ojos. No se sentía justa, había deseado desesperadamente que él luchara por ella, que fuera su primera opción por una vez en mucho tiempo. Un mensaje le hubiera valido, pero ahora era tarde.

Con pesadez, le siguió el beso, aún con lágrimas en los ojos y poco a poco se fue deslizando hasta separarse al tener su cuerpo en el suelo. Estaba de rodillas, con lágrimas mientras lo miraba a los ojos.

—¿Por qué haces esto?

—Por qué te amo, te amo. Siempre lo haré, en la noche más oscura, en las profundidades del océano, en las olas colisionando. En la estrella más fuerte, estoy aquí con el corazón abierto y herido, sabiendo que tu corazón ahora le pertenece a otro hombre, Sydney, quiero que sepas que a pesar de todo. Estoy aquí, vivo al lado tuyo. Deseando desde el fondo de mis entrañas, que estés a mi lado. Creer en nuestro sueño final.

—Tu allá...

—Yo aquí. —Llevo la mano de Sydney a su pecho, directamente a su corazón—. Mi corazón late por ti, yo siento fuego por ti. Me quemo por ti, yo aquí, mi cuerpo y alma es tuyo y solo tuyo, Sydney. Dime que no sientes lo mismo por mí, dime la verdad, destruye me, miénteme, pero quédate a mi lado.

—Joe, no estás siendo justo. —Susurró entre los labios de Joe—. No después de todo lo que pase, no después de haberte llorado y ahora que estoy bien, y tú no, de que Love te dejó, no soy un libro que puedes dejar de leer y agarrarlo cuando te recuerdas que lo tienes debajo de la cama. Quisiste olvidarme y te diste cuenta que era demasiado tarde. No volveré a caer en lo mismo otra vez, no cuando tengo a alguien que si me valora y me toma como primera opción. Quise deshacerme de este sentimiento que guardo de ti, te amo. Pero ya no te quiero a mi lado, es demasiado tarde. Amo a Leonard, y si de verdad me amas como tanto dices, deberás dejarme ir. Verdaderamente.

—No lo entiendo...

—No debes entender nada, tú tomaste la decisión y yo la hice oficial. Lo nuestro acabó hace mucho tiempo desde que te hiciste pareja de Love, Joe. No estaré recogiendo tus sentimientos cuando algo no sucede, no como pasó con Beck o Karen, no soy la misma Sydney que conociste hace un año Joe, te he amado todo este tiempo y lograste lo que nunca creí que hicieras, decepcionarme, tu, te convertiste en el hombre que siempre quise lejos. En las noches lloré por ti, que estuvieras a mi lado y grata sorpresa fue verte al lado de la familia que tanto me hizo daño, tú decidiste herirme, claro que lo hiciste y no debes decirme nada. Me da igual lo que quieras hacer después de haberte limpiado tu historial, me da igual.

Sydney fue ahora quien puso sus manos en las mejillas de Joe, topando sus frentes.

—Me alejé por qué no quería hacerte daño, como Beck...

—Puede que no lo hayas querido hacer, pero lo hiciste. —Suspira—. Ya hablé de esto con mi terapeuta, esto es parte del proceso. Te amo Joe pero no podemos estar juntos.

—Aún podemos.

Con delicadeza le dejó un pequeño beso, de despedida y solo quedarse ahí y levantarse.

—Adiós, Joe.

Leonard que estaba ahí, se movió rápido de donde estaba y solo se sentó. Había escuchado toda la conversación al ver como Sydney iba detrás de este, pensó que se quedaría con el, en serio lo pensó. Pero se alegró al ver cómo Sydney regresaba con el, se sintió como Noah y Alice regresaban después de que rechazara su compromiso, ella lo había elegido, lo prefirió después de todo lo que había pasado y sobre todo que defendió su amor.

Así que cuando vio como subió sus hombros en forma negación y esa sonrisa, supo que todo estaría bien.

Había dejado atrás a Joe Goldberg.

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