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CAPÍTULO 24: A NEW HOPE

—— A NEW HOPE ——

Peige estaba sentada en uno de las sillas que estaban en torno a una mesa donde podía verse que Davina pasaba la mayor parte del tiempo. De hecho aquel lugar, o como la protectora prefería llamar, su refugio, había sido el hogar de otros protectores, por supuesto nada había cambiado y de hacerlo habían sido cosas puntuales, pero la futura protectora podía observar que su mentora no tenía ningún hobby, o por lo menos eso parecía porque no había nada que indicará en que invertía su tiempo libre al margen de entrenar y de ayudar en El Sueño.

—¿Rose estará bien?— Preguntó de golpe la futura protectora al ver a Davina aparecer.

—Sí, ahora vuelve a tener una vida normal.— La tranquilizó mientras la dedicaba una sonrisa donde podía verse el alivio que sentía por decir aquella frase, por saber que Rose estaba bien en su mundo. —Aunque ahora hay otro problema, ella y Jed descienden de uno de los Eternos.— La reveló haciendo que la aprendiz la mirase confundida al no entender lo que eso podía significar.

—¿Y eso que significa?— Preguntó sin entender si eso podía ser bueno o, en su defecto, todo lo contrario.

—Significa que si Unity no hubiera intervenido Sueño y todos nosotros estaríamos metidos en un gran problema.— Garantizó sabiendo que de no haber sido por Lucienne y por Unity, Sueño habría roto posiblemente la norma más importante que los Eternos tenían: no hacer daño a la familia.

—¿Por qué?— Preguntó Peige mientras seguía con la mirada a Davina, la cual se estaba quitando la vandana de metal junto al broche que eventualmente usaba para sujetarlo.

—Los eternos tienen prohibido enfrentarse entre ellos ni tampoco pueden hacer daño a sus descendientes.— Respondió con tranquilidad mientras dejaba la cadena de metal sobre la mesa, haciendola ver a Peige que aquel tema, de alguna forma, la era indiferente.

—¿Y de qué Eterno desciende Rose?— Preguntó con curiosidad sabiendo que tal vez aquello podía o no haber sido fruto de la casualidad, aunque por la forma en la que Davina se había explicado, parecía ser que aquello no era una coincidencia, sino algo que estaba orquestado a conciencia.

—Deseo, lo deduci cuando de su interior, Rose, saco un corazón de cristal.— Admitió algo indignada de haber tenido razón, ya que en aquel aspecto hubiera preferido no haber acertado. —Es su emblema.— Añadió al ver la expresión de confusión de la aprendiz. —¿Qué es eso?— Preguntó señalando el cofre que había sobre otra mesa, donde ella, según Paige, tenía varias armas que parecía que estaba arreglando.

—No lo se, cuando Lucienne me mando aquí ya estaba, no lo he abierto, pone que es para ti.— Se limitó a decir la aprendiz haciendo que Davina la mirase confundida, después de todo lo que había pasado en aquel cofre podía encontrarse cualquier cosa, y de alguna forma sentía temor y, al mismo tiempo, curiosidad por saber lo que se escondía en su interior.

—¿Para mi?— Inquirió Davina mientras se acercaba al cofre con la intención de abrirlo.

—Sí, ¿quien te ha hecho un regalo?— Preguntó la futura protectora con curiosidad.

—Llevo siglos sin recibir ningún regalo.— Garantizó su mentora sin saber muy bien de quien podía ser, y eso la aterraba porque en su interior podía encontrarse, literalmente, cualquier cosa.

—¿Ni por tu cumpleaños?— Preguntó la aprendiz sorprendida de que a pesar de que era humana, Davina no parecía mantener ninguna de las costumbres típicas de los seres mortales.

—¿Crees que querría celebrar que hago seiscientos años? Es llamarme vieja a mi misma.— Comentó mientras ambas reían, para a continuación armarse de valor y abrir el cofre, desvelando que en su interior se encontraban tres huevos.

—¿Esos son...?— Preguntó Peige sorprendida por lo que podían ser.

—Huevos de dragón y están calientes.— Afirmó Davina la cual no podía creerse lo que estaba viendo y cogiendo entre sus manos, no podía creerse que alguien la hubiera obsequiado con tres huevos de la especie a la que de alguna forma pertenecía.

—¿Cómo es posible...?— Preguntó la menor mientras la de pelo largo volvía a depositar el huevo en su interior, para a continuación coger la carta que estaba en un sobre con su nombre, esperaba que en su interior se desvelará quien era el dueño de semejante regalo.

"Mi querida Davina, te entrego este cofre donde en su interior podrás ver tres huevos que estoy segura que reconocerás nada más verlos, son huevos de dragón. Auténticos.

Hace eones que llegaron a la extinción, por lo que es un privilegio tenerlos. Se hallaban en mi cámara secreta, junto a grandes objetos de incalculable poder y valor. Pero teniendo en cuenta todo lo que se avecina, estoy segura de que neceistaras ayuda.

Los tres huevos no tardarán en eclosionar y tendrás que hacerte cargo de estas tres criaturas, así como de esa protectora. Peige también estara bajo mi protección, agradecería que la inculcaras los conocimientos para invocarme y hacer uso del poder que aquellos a quienes arropo bajo mi brazo pueden llegar a acceder, no dudo que no puedas enseñarla y protegerla, pero como ya sabes se acercan tiempos difíciles.

Se que en vez de tres huevos de dragón hubieras preferido unas alas de dragón y volver a adquirir tu capacidad, pero me temo que eso es imposible. Espero que la próxima vez que nos veamos vayas montada sobre uno de ellos, y les hagas ver a todos aquellos que quieren y desean tu muerte que la protectora dragón ha resurgido de sus cenizas más peligrosa que antes.

Hecate."

—Hécate.— Se limitó a decir mientras sonreía agradecida por el detalle que la diosa había tenido con ella. —Me ha hecho un regalo, algo realmente... extraño.— Admitió sin llegar a entender porque se molestaba en hacerlo, cuando podía no haberlo hecho, ¿cuales eran las verdaderas intenciones de la diosa?

—Tal vez esta arrepentida de lo que ocurrió.— Sugirió Peige sin saber, tampoco, los motivos que la había llevado a Hécate ha hacer un regalo como aquel.

—Tal vez tengas razón, pero primero es lo primero, debo de comunicárselo a Sueño.— Suspiró con frustración, sobretodo porque sabia que el señor de los sueños no toleraba que otras criaturas o deidades irrumpieran en su reino sin aviso previo.

—¿Por qué? Son tuyos.— Alegó creyendo que lo hacía para dárselos a Sueño, pero los motivos eran otros, unos que estaban relacionados con los problemas que los futuros dragones podrían llegar a provocar.

—Por que cuando nazcan, sino les consigo controlar, pueden causar más problemas de los que puedes imaginar. Pero nada es imposible, además solo perdí la capacidad de transformarme todavía entiendo a los dragones, sabre imponerme.— Explicó mientras sonreía al ver la expresión de temor que la chica ponía, aunque Davina no negaba que aquello parecía un verdadero reto, sobretodo teniendo en cuenta que tendría que enseñar y cuidar ya no solo a Peige, sino a tres dragones, además de que era cuestión de tiempo que su aprendiz despertara el don, hecho que también complicaría todo.

—Son realmente... hermosos.— Admitió Peige mirando embobada los tres huevos, los cuales a pesar de ser colores comunes, desprendían un brillo bastante particular.

—Debería de hablar con Hecate, del porque me les ha obsequiado, pero primero es el deber.— Suspiró mientras cerraba el cofre sabiendo que lo primero era exigirle respuestas a Deseo del porque de sus actos. —Lo que ha ocurrido con Rose..., Sueño quiere tener una charla pacifica con su hermano.— Admitió mientras ponía los ojos en blanco, sabiendo que aunque la charla podía ser pacifica cualquiera que conociera las relaciones entre los hermanos sabría que aquello no terminaría bien, principalmente por lo mal que ambos se llevaban.

—¿Y por necesita que vayas?— Preguntó Peige sin entender que peligro podía llegar a correr un eterno, cuando iba a visitar a otro en su propio reino.

—Para impedir que Ryan haga alguna estupidez.— Respondió con obviedad, haciendo mención al protector encargado de proteger a Deseo, el cual tenía el don de transformarse en una pantera negra.

—¿Es un protector?— Preguntó con curiosidad.

—Uno tan orgulloso que a nadie le sorprendió que le tocará Deseo.— Garantizó la protectora mientras dejaba sobre una silla su cazadora, para después volver a coger la vandana y marchase.

✶⊶⊷⊶⊷❍❍⊶⊷⊶⊷✶

—¿Crees que lo más conveniente es irrumpir y amenazar?— Preguntó Davina mientras se acercaban a la galería donde se hallaban los sellos del resto de eternos, los cuales representaban un símbolo que les caracterizaba.

—Deseo sabía que Unity era el vórtice de esta era, tuvo un hijo con ella meramente para que pudiera tener lugar el vórtice, nada más.— Alegó el eterno mostrando lo enfadado que estaba por el jueguecito que su hermano había orquestado. —Si no hubiera aparecido a tiempo, habría matado a Rose, a la descendiente de un eterno, y eso hubiera significado romper la regla más importante que tenemos: no atacarnos entre nosotros.— Añadió mientras entraban en la sala y se dirigía directamente al sello de su hermano pequeño. —Sus acciones han ido demasiado lejos.— Sentenció con firmeza. —Deseo, estoy en mi galería y sostengo tu sello. Hablame.— Le pidió intentando mostrar que no sabía nada de lo ocurrido, pero estaba claro que eso iba a cambiar.

—Mi dulce Sueño, menuda sorpresa, diría incluso que es un acontecimiento.— La voz de Deseo resonó en todo el lugar, mientras Davina observaba como el rostro del eterno aparecía en el corazón. Deseo a diferencia de su hermano Sueño o de su hermana Muerte, era rubio y tenía los ojos de un color dorado con la pupila en forma de gato, algo que realmente llamaba la atención.

—Bien, voy a entrar.— Sentenció Sueño.

—¿A si?— Inquirió Deseo fingiendo que aquello le entusiasmaba. —Adelante, sabes que siempre eres bienvenido en mis aposentos.— Añadió con un cierto tono de burla, mientras protectora y eterno aparecían dentro de la galería de Deseo, en la cual predominaba el color rojo. —Qué bien volver a veros, ¿acaso hay algo que deseéis?— Preguntó con curiosidad.

—Lo único que deseo de ti son respuestas.— Sentenció Sueño mientras se acercaba a su hermano de forma amenazante.

—¿Esto es un examen?— Preguntó fingiendo que no sabía de qué respuestas estaba hablando.

—Unity Kinkaid tendría que haber sido el vórtice de esta era, pero alguien aprovechó que yo estaba preso para tener una hija con ella sabiendo sobradamente que se convertiría en el vórtice y que yo tendría que matarla.— Explicó mostrando que finalmente se había desvelado las intenciones de Deseo, el cual al escucharle sonrió.

—¿De verdad era tan obvio?— Preguntó mostrando que no haría el menor esfuerzo por mentir, le habían pillado pero aun así se sentía orgulloso de ello.

—No, cubriste tus huellas tremendamente bien.— Afirmó su hermano mostrando de alguna forma lo impresionado que estaba.

—Menudo alago viniendo de ti.— Comentó sorprendido por aquellas palabras.

—¿Cual era tu intención? ¿Qué derramara sangre de la familia con lo que eso supondría?— Preguntó queriendo saber los verdaderos motivos que se escondían detrás de aquellos actos.

—Esta vez casi funciona.— Admito mientras sonreía con una cierta pizca de inocencia.

—Ay, Deseo.— Suspiró su hermano mayor mientras se acercaba a él, todo bajo la atenta mirada de los dos protectores, Ryan no le quitaba la mirada de encima, y Davina estaba atenta a cada acto del protector por si se veía en la necesidad de intervenir. —Nosotros los eternos somos los siervos de los vivos, no sus amos. Si existimos es por que en el fondo de su ser saben que existimos. No los manipulamos, si acaso es justo lo contrario. Y tú y Desesperación, e incluso la pobre Delirio, haríais bien en recordarlo.— Le recordó mientras se ponía detrás de su hermano y le agarraba del pelo de una forma violenta con la intención de amenazarle.

—Quieto ahí, gatito.— Le dijo Davina a Ryan mientras le agarraba del cuello con el látigo, mientras le miraba con burla.

—Suéltame, maldita lagartija sin alas.— La ordenó mientras luchaba con la cadena, la cual con cada movimiento se aferraba más a su cuello pero sin herirle, no si Davina no quería que sufriera.

—Vuelve a ir a por mi o a por los míos y olvidaré que somos familia.— Le recordó mostrando que la paciencia que podía haber tenido todos aquellos siglos podía estar desapareciendo. —¿Te crees que eres lo suficientemente fuerte para oponerte a mi, a Muerte o a Destino?— Le preguntó mientras le soltaba con brusquedad, haciendo que Deseo le mirase con vergüenza, mostrando que se sentía humillado por lo que acababa de vivir.

—No.— Negó.

—Recuérdalo la próxima vez que tengas ganas de interferir en mis asuntos.— Sentenció mientras se daba la vuelta y se marchaba siendo seguido por su protectora.

—Oh, pobre Sueño, ya veo que he puesto el dedo en la yaga esta vez.— Comentó Deseo con burla y divertido de haber encontrado un punto débil. —La próxima, procuraré que sangres.— Afirmó mostrando el rencor que guardaba hacia su hermano mayor.

—¿Debemos de quedarnos de brazos cruzados mientras os ataca de esa forma tan humillante valiéndose de una protectora que básicamente es humana?— Preguntó Ryan mostrando lo molesto que estaba por lo que había sucedido, demostrando así su deseo de actuar y de poder hacer algo para hacerles ver a Sueño y a Davina que no eran tan poderoso como siempre se habían llegado a creer.

—Paciencia, Ryan. Llegará el momento de hacerles caer, y cuando ese momento llegue te aseguro que podrás conseguir tu ansiado propósito.— Le tranquilizó Deseo mostrando que todo era cuestión de paciencia, una que no tardando les permitiría tener los resultados que llevaban queriendo desde hacía años y siglos respectivamente.

★★★

Bueno como último capítulo creía conveniente terminar por todo lo alto.

¿Y qué mejor forma que dando paso a todo lo que va a pasar?

Creo que sin duda es un capítulo con muchísimas sorpresas.

La primera de ellas, es que se conoce la identidad de un nuevo protector, era algo evidente de que le iba a introducir. Y para quienes tengáis dudas, ya tengo en mente al actor que le dará vida.

Por otra parte, se muestra ese desprecio ya no sólo por parte de Deseo, que he de decir que amo al personaje y el actor hace un gran trabajo al crear a un personaje que para perspectiva puede ser cualquier cosa, en el sentido de los géneros. Deseo es muy interesante y espero saber más tanto de él como de su reino, y del resto de Eternos.

Pero creo que lo que más ilusión ha hecho ha sido el regalo de Hecate. ¿Os creíais que no iba a aprovechar que Emilia hace de la madre de dragones?

Por favor, introducir a los dragones de una forma tan simbólica como es el número 3, es algo que me venía de perlas. Hecate es representada por tres caras, y de esa forma aparecen los dragones, tres caras muy diferentes.

Aún así creo que lo mejor es mostrar la cercanía y la unión que hay entre Peige y Davina, creo que es una de las relaciones que más me encanta. A veces pienso que es como de madre e hija, y luego como si fueran dos hermanas. De verdad os digo que tengo muchas ganas de profundizar en su amistad.

Llegados ha este punto solo puedo deciros una cosa, las sorpresas aún no han acabado. El epílogo que os tengo preparados es realmente una revelación que os va a dejar con la boca abierta, más que nada por que no vais a ver venir nada. Pero para ello os haré esperar hasta el próximo domingo.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

Os leo ♥️


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