CAPÍTULO 13: MISSING
—— MISSING ——
En alguna parte del mundo, 1386 d.C.
Davina se inclino ante el altar que estaba frente a ella, observando la pequeña escultura de mármol de la diosa Hecate mientras miraba el centenar de velas que había a los pies de la estatua en señal de veneración.
—Te has saltado el culto de la mañana.— Comentó Isabella mientras se acercaba a ella con una radiante sonrisa.
—Nunca he entendido todo esto.— Comentó Davina mientras se ponía al lado de su mejor amiga, delante del altar a la diosa a la que en pocos años jugarían lealtad.
—¿El rezar a un dios?— Inquirió Isabella sin comprender porque Davina, la cual se había criado en le templo no entendía aquello. Se suponía que ella sería la que mejor comprendería aquel mundo.
—La devoción.— Respondió con obviedad. —Todas vosotras elegisteis esta vida aún sabiendo... lo que les hacen a los "paganos".— Añadió mientras hacía comillas con los dedos al final de la frase, ya que ellas no se consideraban paganas, menos aún brujas, solo eran conocedoras de gran parte de la verdad que rodeaba el mundo, aquella parte que les permitían conocer a determinados humanos.
—Elegimos creer en Hecate, en su trinidad y en su poder. El mundo aún no es consciente de que no existe un solo dios, ni de que la magia es tan real como cualquier cosa que nos rodea. Nosotras hemos sido elegidas para venerarla.— Respondió Isabella haciendo que Davina mirase a su amiga con completa atención, ya que era la única que la contaba cosas del exterior.
—¿Acaso recibiste una llamada?— Preguntó Davina preguntándose cómo debía de sentirse alguien por ser elegido, por ser una opción y no alguien que recibía tan honor solo porque apareció en el lugar adecuado en el momento adecuado.
—Se aparece en tus sueños, su melena es rojiza como el fuego y sus ojos azules como el mar, te habla y te guía.— Respondió su amiga mientras en sus ojos podía verse la admiración que sentía por Hécate, una admiración que Davina enviadaba, ya que ella más que admiración se sentía agradecida de que la acogiera y tal vez por ello, siempre estaría a su servicio, aunque una parte de ella la susurraba que aquel no era su lugar, que había un mundo ahí afuera esperándola.
—Nunca he soñado con ella, tal vez sea porque me dejaron aquí.— Admitió la de cabello platino, mientras centraba su mirada en la escultura, aquella escultura que había admirado en silencio tantas veces y en silencio, como si pudiera revelarla algún secreto.
—Puede que tu madre la venerase y al ver el color de tu cabello creyó que era un mensaje de la propia señora Hecate.— Sugirió haciendo que la aludida se mirase los mechones que caían a ambos lados. El resto de las hermanas siempre habían dicho que el color de su cabello la hacía especial, pero siempre se había considerado alguien más del montón, no tenía nada de especial y el color del pelo solo la hacía ver diferente, y lo que Davina no quería era ser diferente, porque eso significaba no encajar.
—¿Enserio, Isabella? ¿Vas a darme esa clase de sermones? Ambas sabemos que Hecate no va a interferir en nuestros destinos, ni ahora ni nunca.— Sentenció Davina con firmeza, mostrando que se había enfadado. Hablar de sus padres la enfurecia, pero lo hacía más que insinuaran que era especial.
—¡Davina!— Exclamó Isabella en un susurró al escuchar las palabras que su "hermana" había dicho. —Estas haciendo una herejía.— Alegó sorprendida por lo que había dicho, ya que ninguna de ellas, jamás, se atrevería a insultar a Hécate o a ninguna deidad en su propio hogar.
—No, lo que estoy haciendo es dar mi opinión. Todas vosotras habéis conocido otra vida fuera del templo, lo único que yo conozco es el templo y los jardines interiores. No he visto nada más, ni un río, ni el mar, ni más seres humanos que nosotras.— Respondió la de ojos azules mientras suspiraba intentando mantener la calma, ya que su fuerte carácter muchas veces la había llevado a severos castigos de los que posteriormente se arrepentía por no saber manejar sus fuertes impulsos. —Hay un mundo ahí afuera, hermana, ¿porque resignarnos a permanecer aquí a la espera de que no nos encuentren?— Quiso saber sin comprender porque todas ellas preferían aquella vida, encerradas y rezando para que no dieran con el templo, cuando, literalmente, había un mundo ahí afuera que podían y debían de explorar y de descubrir.
—No lo entiendes, Dav, está es la vida que elegimos tener por voluntad propia. Una vida de la que no podemos renegar, aquí estamos a salvo de la crueldad que hay, ahí afuera.— Explicó Isabella sabiendo que Davina jamás entendería el mundo exterior, porque nunca le había conocido, ella solo conocía aquello y era lógico que sintiera curiosidad, pero ella era una de las elegidas de Hécate, y por ello no podía abandonar ni el templo ni a su señora, y si lo hacía la desgracia la perseguiria hasta el final de sus días.
—Vosotras la elegís, yo no la elegí. Y aun así he de resignarme a vivirla.— Puntualizó mostrando que no estaba de acuerdo con ello, jamás tendría la oportunidad de tomar sus propias decisiones ni de equivocarse.
—Antes de entrar, vivía en un poblado, con cinco hermanos, mi madre trabaja día y noche para darnos algo de comer, mientras que mi padre cada vez llegaba con más deudas. Así que cuando recibí la llamada, no lo dude. Tal vez pueda sonar frívolo, pero ahora puedo llevar vestidos bonitos y joyas, puedo dormir caliente por las noches y no paso hambre. Por supuesto extraño a mis hermanos y a mi madre, pero en este mundo solo sobrevive el más fuerte.— Sentenció Isabella haciendo que Davina la mirase con compasión, ella nunca había entendido lo que era todo aquello, siempre había vivido en la comodidad del templo, así que no sabía cómo actuar cuando alguna de las hermanas la narraba su vida anterior a la llamada. Pero todas coincidían en que el mundo exterior era muchísimo peor a aquel, donde en cualquier momento podrían ser atrapadas, un día como servidoras de Hecate, compensaba una vida de sufrimiento.
—Yo creo que sobrevive el inteligente, nosotras hemos sobrevivido y seguramente no seamos tan fuertes como creemos. Solamente nos hemos sabido ocultar.— Respondió Davina sabiendo que no debían de ser fuerte, solamente más inteligentes. Los que adoraban a Hécate eran conocidos por ser brujos o brujas, por supuesto ellas no llegaban a hacer magia como tal, aquello solo estaba reservado para las hermanas de mayor edad y mayor, así que ellas solo eran conocedoras de aquel poder en ciertos rituales en honor a la diosa.
—En el altar no se cuchichea.— Intervino una tercera voz mucho más mayor, lo que hizo que ambas desviaran su mirada hacia uno de los laterales, donde vieron a una de las hermanas, la cual llevaba un vestido azul celeste con dibujos en color negro, junto con un collar dorado.
—Lo sentimos, hermana.— Se disculpó Davina rápidamente.
—No volverá a ocurrir.— Añadió Isabella, mientras Davina encendía una de las velas para después hacer soplar la cerrilla con la que la había encendido, para a continuación entrelazar sus manos y centrar su mirada y toda su atención en la escultura, mientras Isabella imitaba sus mismas acciones en completo silencio, intentando evitar volver a ser regañadas.
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Actualidad.
Morfeo salió de la cabeza de Davina como si una fuerza más poderosa que él le hubiera echado, en sus miles de años jamás había existido poder o criatura capaz de echarle a él, el señor de los sueños, de un sueño. Pero por lo que había visto, aquel no era un sueño, era un recuerdo, de la vida anterior que Davina había tenido, de la relación tan estrecha que había tenido con Isabella, aquella que tres años después traicionó a todas sus hermanas por amor, para luego diecinueve de ellas morir, siendo Davina, la única superviviente de semejante masacre. Pero no sobrevivió por qué fuera fuerte, eso lo aprendió después, ella había sobrevivido porque había sido más inteligente que aquellos que habían intentado matarla. A veces no sobrevivia el fuerte, sino el inteligente.
—¿Qué es lo que sucede, señor?— Preguntó Matthew al ver la expresión de desconcierto del eterno.
—Algo me a echado del sueño.— Respondió el señor de los sueños sorprendido de que alguien tuviera aquella clase de poder, ya que él era Sueño de los eternos, solo él usaba a su antojo los sueños y las pesadillas en su propio beneficio.
—¿Existe alguien que tenga semejante poder? ¿Alguien que pueda acceder a ellos de la misma manera que vos lo hacéis?— Preguntó el cuervo sin comprender como es que alguien podía haber hecho algo así, ¿alguien acaso le había robado algo de su poder a Sueño? ¿O es que todavía seguía demasiado débil como para permanecer demasiado tiempo en el sueño de su protectora, sabiendo que estaba infringiendo una norma que era, prácticamente, sagrada?
—No, no existe nadie con semejante poder. Pero existen ciertos rituales que pueden crear barreras entre los sueños y yo.— Aclaró Sueño, sabiendo que no iba a poder acceder de nuevo, no si no querían que la mente de Davina sufriera daños, porque de hacerlo la podían herir de una forma irreparable.
—¿Barreras mágicas?— Inquirió Matthew sin comprender a qué estaba haciendo referencia Sueño.
—Sí, pero hacia años, siglos en realidad, que no veía esta clase de magia.— Admitió el eterno, sabiendo que quien lo hubiera hecho era muy diestro en el arte de la magia o por lo menos había desarrollado unas habilidades que hacía demasiado tiempo que creía que habían desaparecido.
—¿Conocéis a quien hacía esa magia? Tal vez pueda tener la solución.— Sugirió el cuervo, mostrando la preocupación que tenía hacia el bienestar de la protectora, la cual apenas daba señales de vida.
—Desconozco quien era capaz de hacer algo así, hace muchos eones lo hacían de forma preventiva, nos temían por el poder. Nos expulsaban con magia, pero era demasiado cara y peligrosa, por lo que tomaban otra serie de medidas, creando ciertos objetos, como los atrapasueños.— Explicó Sueño sabiendo que ahora los mortales les usaban como decoración, mas que como protección, pero aun seguían siendo peligrosos, pues cuando un eterno entraba en la cabeza de alguien con un hechizo o un objeto de ellos cerca, les debilitaba. —Por motivos como ese, aparecieron los protectores.— Añadió, revelando al cuervo uno de los tantos motivos por los que los protectores existían.
—¿Y como un objeto puede estar introducido en la mente de una persona?— Preguntó Matthew sin comprender como es que Davina tenía una especie de atrapasueños en su cabeza.
—Mediante un hechizo, es más sutil y difícil de rastrear, aunque la magia es única para cada individuo, es muy complicado dar con su dueño sino sabes quien es.— Respondió el señor de los sueños sabiendo que tenía las manos atadas a la hora de ayudarla, ya que al no conocer al hechicero o a la bruja, únicamente podía resignarse a esperar.
—¿Y qué podemos hacer para ayudarla? No puede permanecer así.— Sentenció Matthew mostrando el interés que tenía por ayudarla, cualquiera en El Sueño quería ayudar a Davina, pero ninguno de ellos tenía el poder para hacerlo.
—Yo no puedo hacer nada, quien lo haya hecho sabe que solo ella puede librarse de tal atadura.— Respondió el señor de los sueños, mostrando que lo unico que les quedaba por hacer era limitarse a esperar, algo que para cualquiera podía ser una agonía y más cuando tenías los medios para ayudar pero no podías hacerlo.
✶⊶⊷⊶⊷❍❍⊶⊷⊶⊷✶
Davina abrió sus ojos con dificultad, intentando acostumbrarse a la fría luz que entraba por uno de los ventanales. Sin reparar en el lugar en el que estaba, la protectora se levantó de la improvisada cama mientras se daba cuenta de que no llevaba el abrigo que antes había tenido puesto, ni su vandana estaba con ella. En su lugar llevaba un vestido y el pelo en un simple recogido, hacía tiempo que no se ponía vestidos menos aún llevaba el pelo sin sus características trenzas. Al margen de aquello, también se dio cuenta que el lugar en el que estaba le conocía, no era el palacio de El Sueño, menos aun el torreón donde permanecía largas temporadas para meditar, entrenar y alejarse de su realidad, era un lugar que conoció anterior a él.
Era el templo donde creció.
Incómoda al encontrarse allí, Davina salió de la pequeña, aunque bastante equipada, habitación y recorrió sus pasillos sin perderse, a pesar de los seis siglos que habían transcurrido, aún recordaba a la perfección aquel lugar que fue su hogar, donde creció y aprendió, donde se convirtió en parte de la mujer que era en aquellos momentos.
—Estaba deseando que nos viéramos, Davina.— Una voz femenina hizo que la aludida se detuviera, había jurado que allí no había nadie, pero aquella voz decía todo lo contrario, sin dudarlo en un momento y sin entender que hacía allí, la protectora se dio la vuelta.
—Hecate...— Murmuró al reconocer a la diosa, ya que era tal cual a como Isabella, años atrás la había descrito: el pelo rojo como el fuego y los ojos azules como el agua. Davina jamás se había podido imaginar, incluso con el mensaje de las moiras, que fuera a verla, pero parecía ser que algunas cosas que consideraba imposibles podían volverse demasiado posibles.
★★★
Hecate ya está llegando.
Realmente estaba deseando llegar a este capítulo porque tiene lugar muchas cosas, aunque tiene más el siguiente.
Primero, el flashback, ya podéis imaginaros quien hará de Isabella si decido usarla más. Pero creo que es una escena necesaria, ya que tiene lugar ese momento de duda que tenía ella. Aún así creo que es una escena necesaria para ese pasado, a fin de cuentas sabemos como Davina se vuelve protectora pero no se sabía mucho de la vida que había antes de ella.
Como dato sí es posible que llegue a hacer magia, aunque no he barajado aún esa posibilidad dependerá de la siguiente temporada.
Segundo, la escena de Sueño y Matthew, al final sí se ha atrevido a meterse en su cabeza por suerte solo vio el recuerdo, XD. Pero creo que aclara lo mal que pueden acabar los protectores si un eterno usa sus dones con ellos. En el caso de Sueño les puede romper la mente, no se si me explico.
Además adoro a Matthew, creo que esa preocupación es algo que él mostraría, y creo que entre él y Davina habrá una maravillosa amistad.
Tercero, la pequeña escena de Davina. Hecate ya llega y me muero de ganas del próximo capítulo porque van a suceder muchísimas cosas. Y se revelarán otras jejejejej.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Os leo ❤️
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