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10: El susurro del alma.

Kook, recibí tu carta y me alegra mucho saber que estás bien. Aunque sé que la situación en la que te encuentras no es nada favorable, confío en tu astucia para salir adelante. No me esperaba que terminases bajo las órdenes del hijo del general, pero no permitas que eso te intimide. Usa tu ingenio a tu favor y rodéate de personas en las que puedas confiar plenamente. Seokjin se encargará de reubicarte en otro escuadrón, solo aguanta un poco más.

No he podido ir a verte debido a la tensión creciente por aquí. La región sigue en calma, no te preocupes por eso. Sin embargo, hemos notado un incremento en la actividad en el nido tras varios saikurus en calma; tememos que los dragones puedan estar despertando finalmente. Estoy segura de que te informarán sobre esto en las clases de Preparación de Guerra, pero me hubiera gustado poder darte más detalles y conocer tu opinión.

Sigue resistiendo, lo estás haciendo muy bien. Seokjin continuará con tu entrenamiento, así que no bajes la guardia y continúa esforzándote. Y sobre todo, no olvides hacer tus meditaciones. Es fundamental para mantener tu mente clara y tu espíritu en calma en momentos como este. Quisiera poder escribir más, pero sería peligroso. Cuídate mucho, ¿de acuerdo? Aquí en casa todo está bajo control, no te preocupes por nosotros, yo me encargo de protegerlos.

Recuerda quemar esta carta cuando termines de leerla.

Te veré pronto.

Susan.

El tiempo continuó su inexorable marcha, y entre las dificultades, Jungkook consiguió adaptarse a la rutina. Las preocupaciones constantes y su incansable búsqueda de soluciones se habían entrelazado con su vida diaria. Sin embargo, el paso de los días no solo trajo aspectos negativos; también surgieron pequeños destellos de esperanza y alivio que, aunque sutiles, le ofrecían un respiro en medio del caos.

Jungkook siempre había sido consciente de que su inteligencia era su recurso más valioso, pero nunca previó hasta qué punto esta lo llevaría a nuevas oportunidades. Su habilidad para mantener una puntuación impecable en los exámenes escritos no solo le garantizó el primer lugar en cada evaluación, sino que también impulsó a su escuadrón a liderar de manera constante el rendimiento académico del primer curso.

Lo que al principio parecía una lucha por el reconocimiento personal, terminó beneficiando a todo el equipo, y con el paso del tiempo, la tensión y la hostilidad que solía sentir entre sus compañeros desaparecieron por completo. Aquella competitividad velada que en un principio dificultaba el ambiente se transformó en un respeto mutuo, creando un espacio mucho más ameno y colaborativo dentro del escuadrón.

Al principio, le inquietaba que Taehyung no permitiera que la situación se desarrollara de esta forma, ya que, por lo que le había dicho en aquella ocasión, era evidente que quería impedir que se convirtiera en un ejemplo inspirador para los demás, alentándolos a esforzarse y alcanzar sus metas. Taehyung creía firmemente que solo el más fuerte podía llegar a la cima, una convicción que contrastaba completamente con lo que estaba sucediendo dentro de su escuadrón. Sin embargo, para su sorpresa, la esperada intervención de Taehyung nunca llegó.

Sus órdenes seguían siendo implacables, y su estricto régimen no daba lugar a concesiones, eso sin duda. Además, parecía que Taehyung había desarrollado una extraña fascinación por intervenir en su vida. Inicialmente, quiso pensar que los momentos en los que se cruzaban o las decisiones que afectaban su rutina eran simples coincidencias. Sin embargo, cuanto más se repetían esas situaciones, más claro le quedaba que no lo eran.

Esto lo frustraba enormemente, y tal vez eso era justo lo que Taehyung pretendía. A pesar de los esfuerzos de Jungkook por mantener la calma y no dejar que estas acciones lo afectaran, la realidad era que cada vez se sentía más agotado por esa constante vigilancia. Estaba harto de la sensación de ser observado, manipulado incluso, y aunque intentaba disimular su molestia, la tensión crecía con cada día que pasaba.

—Kook, ¿estás bien? —preguntó Yoongi de repente, sacándolo bruscamente de sus pensamientos. El ruido que había logrado bloquear con su meditación lo invadió de golpe, devolviéndolo a la caótica realidad que había estado intentando evadir.

—Oh, sí. Solo pensaba en algo —asintió, con una ligera sonrisa dibujándose en su rostro—. Te demoraste, pensé que no llegarías a tiempo.

—Tuvimos un contratiempo, pero ya estoy aquí.

Jungkook asintió, su mirada desviándose brevemente hacia los chicos que estaban detrás de Yoongi. A medida que los días transcurrían, su amigo había logrado congeniar de forma positiva con su equipo de rastreo, lo que hacía que ahora pasaran más tiempo juntos. Esto no era algo que le molestara; de hecho, Jungkook consideraba positivo que pudieran estrechar lazos con sus respectivos equipos. Aunque sabía que eventualmente tendrían que marcharse, crear conexiones sólidas era crucial en este entorno. Sin embargo, no podía evitar sentir una pequeña nostalgia por los días en que solo eran ellos dos.

El resto de los Raxdrac eran personas agradables, cada uno con su propio carácter y habilidades únicas que aportaban un equilibrio esencial al equipo. Había una armonía sutil en la manera en que funcionaban juntos, una sinergia que no era casualidad, sino el resultado de una planificación meticulosa. Por mucho que a Jungkook le costara admitirlo, debía reconocer que Taehyung había logrado encontrar el balance perfecto para cada equipo dentro del escuadrón.

Hanse Domark, el líder de equipo, era un chico amigable que venía de Masghad. Siempre llevaba una sonrisa en el rostro y una actitud relajada que lograba calmar la tensión del equipo cuando las cosas se complicaban. Su habilidad para rastrear era inigualable, algo que había demostrado en varias ocasiones durante las simulaciones, y su capacidad de liderazgo se había ganado el respeto de todos.

A su lado, se encontraba Jessica Ho, una chica originaria de las tierras montañosas de Morbyl, cuya frialdad solo era comparable a su precisión en la observación. Rara vez se dejaba llevar por las emociones, y sus ojos afilados, junto a su capacidad de análisis, la convertían en la contraparte perfecta de Hanse. Si él traía la calidez del equipo, ella aportaba la disciplina y el enfoque. Juntos, mantenían al grupo en perfecto equilibrio, lo que hacía que el equipo de rastreo fuera especialmente eficaz en sus tareas.

Por último, estaba Megan Brilyss, que, al igual que Hanse, provenía de las áridas tierras de Masghad. Megan aportaba una energía única al equipo, una combinación de tenacidad y agilidad que era difícil de igualar. Su formación en un entorno desértico le había dado una resistencia notable y una habilidad innata para moverse con rapidez a través de terrenos difíciles. Su capacidad para mantener la calma en situaciones extremas y su rapidez en la toma de decisiones la hacían una pieza clave en las simulaciones, complementando perfectamente la dinámica del equipo.

Sin duda alguna, todos se complementaban de manera excelente. Añadiéndole la habilidad de Yoongi para recopilar y analizar información, el equipo de rastreo alcanzaba un nivel de cohesión y eficacia sin igual. Yoongi no solo reunía datos sobre el terreno y posibles obstáculos, sino que también proporcionaba inteligencia crucial sobre cualquier amenaza o desafío potencial. Su capacidad para adaptar las estrategias en tiempo real y optimizar los recursos aseguraba que el equipo estuviera siempre un paso adelante.

Sentía una leve envidia al ver lo bien que se habían integrado como equipo, especialmente en comparación con el suyo, donde siempre parecía haber una barrera invisible entre ellos. Jimin era el más accesible, pero había algo en su presencia que generaba una ligera incomodidad, especialmente cuando hablaba de Taehyung. Por otro lado, Ethan era extremadamente reservado. A pesar de sus esfuerzos por establecer una conexión, siempre le resultaba imposible superar esa distancia emocional. Esta sensación de desconexión le resultaba frustrante, especialmente al ver la fluida camaradería que otros equipos lograban alcanzar con tanta naturalidad.

A pesar de estas dificultades, se las habían arreglado para cumplir con sus funciones sin contratiempos. Sin embargo, esto solo intensificaba la sensación de insatisfacción que Jungkook experimentaba en su puesto, un rol en el que sentía que no encajaba completamente. Estaba convencido de que tenía el potencial para aportar mucho más al escuadrón, pero Taehyung parecía decidido a mantenerlo limitado y restringido en la medida de lo posible.

—Debemos apresurarnos; hoy los entrenamientos comienzan a ser supervisados por los Aervox —dijo Jungkook, recibiendo un asentimiento de su amigo antes de ponerse en marcha, seguido por el resto del grupo.

—¿Estás nervioso? —preguntó Yoongi en un susurro, asegurándose de que solo Jungkook pudiera oírlo.

—No estoy seguro de como sentirme, ya no sé ni qué esperar de Taehyung. Podría desafiarme a un combate nuevamente, o simplemente dejarme de lado, diciéndome que no necesito aprender a defenderme porque alguien débil como yo solo necesita ser protegido. En cualquier caso, estoy convencido de que intentará humillarme —respondió Jungkook en el mismo tono bajo, su voz cargada de frustración. La tristeza se reflejó en la expresión de Yoongi al captar la desilusión en sus palabras.

—Es un imbécil —murmuró entre dientes, frunciendo el ceño con evidente fastidio, lo que provocó una risa en Jungkook al ver lo fácilmente que las emociones de Yoongi cambiaban.

En ese instante, finalmente ingresaron a la sala de entrenamiento. El ambiente estaba impregnado de una tensión palpable, y resultaba evidente que todos eran conscientes del cambio que ocurriría ese día. La mirada de Jungkook recorrió el lugar, deteniéndose brevemente en la de Seokjin, quien parecía observarlo. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que, en realidad, sus ojos estaban fijos en Yoongi.

—¿Ocurrió algo con Seokjin? Justo ahora te está mirando con mucha intensidad —preguntó Jungkook, levantando una ceja mientras observaba cómo el castaño desviaba la vista brevemente, buscando al mayor por un instante antes de volver a mirarlo—. Te advertí que no era buena idea involucrarse. Todavía no entiendo cómo lo conseguiste siquiera, ni qué es lo que realmente está ocurriendo entre ustedes —murmuró en voz baja, asegurándose de que nadie más los oyera, suavizando su expresión al notar el desánimo reflejado en los ojos de Yoongi.

—Es... complicado.

—Seguro que sí —respondió el azabache, soltando un profundo suspiro—. Sea lo que sea, puedes contar conmigo, ¿de acuerdo?

Yoongi asintió en silencio, y Jungkook comprendió que la conversación había llegado a su fin. Dejó escapar otro largo suspiro, sintiendo cómo una sensación ya familiar comenzaba a serpentear por su cuerpo, envolviéndolo lentamente. Sus ojos se desviaron hacia la entrada de la sala, donde, apenas unos segundos después, Taehyung entraría acompañado de Lira y sus respectivos Mentályr. Sus miradas se encontraron al instante, como si Taehyung supiera con precisión dónde estaba él.

Ambos Aervox parecían estar inmersos en una discusión, mientras Lira mantenía una expresión seria ante la presencia de Taehyung. Sin embargo, Jungkook pudo percibir la clara irritación que emanaba de ella al estar cerca de él.

Cuando la conversación terminó, ambos comandantes se dirigieron a extremos opuestos de la sala y llamaron a sus respectivos escuadrones para que se reunieran. Jungkook avanzó rápidamente junto a Yoongi, consciente de la impaciencia que Taehyung solía mostrar cuando lo hacían esperar demasiado tiempo. Finalmente, cuando todos estuvieron reunidos, el Aervox comenzó a observar a cada uno de ellos con una mirada meticulosa y penetrante. Jungkook luchó por no mirarlo, pero no pudo evitar sentir el ardor de la intensa fijación cuando los ojos de Taehyung se posaron sobre él.

—A partir de hoy, los entrenamientos estarán bajo mi supervisión. Por lo que, cualquier falta de disciplina o insuficiencia en el rendimiento no será tolerada. Han tenido tiempo suficiente para acomodarse a un régimen que, a mi parecer, ha sido más que indulgente. Ahora, es momento de que comprendan lo que realmente significa prepararse para la guerra. Se implementará un régimen mucho más riguroso y exhaustivo. Están a punto de experimentar un nivel de exigencia que jamás han conocido. Prepárense para enfrentar desafíos intensos y para elevar su rendimiento a estándares que hasta ahora les han sido desconocidos. La excelencia ya no es una opción; es una obligación.

La tensión entre todos los presentes se incrementó, y el aire en la sala se volvió aún más denso. Todos sabían que lo que el comandante decía no eran meras palabras; sus órdenes se cumplirían con una precisión inflexible. Los murmullos cesaron, y cada miembro del escuadrón sintió el peso de la realidad que se avecinaba. Era evidente que el nivel de exigencia iba a ser brutal, y que cada error sería penalizado severamente. Miradas nerviosas se cruzaron entre ellos, y un silencio expectante se apoderó del grupo mientras se preparaban para enfrentar el nuevo desafío que el comandante había impuesto.

—Por ahora, ambos escuadrones tendrán sus entrenamientos por separado. He acordado con la Aervox Grilt que luego de un tiempo realizaremos un enfrentamiento entre escuadrones. Por lo que espero de su parte un esfuerzo máximo durante estas sesiones. No estoy aquí para verlos cometer errores ni para tolerar debilidades. Ya han tenido tiempo de acostumbrarse a un ritmo de entrenamiento básico, pero eso se acabó. Si alguno de ustedes no está dispuesto a dar más de lo que ha dado hasta ahora, será mejor que lo piense dos veces antes de presentarse. No me interesan las excusas, ni la mediocridad; si fallan, no solo estarán fallando a su escuadrón, estarán fallándome a mí. Y eso, se los aseguro, no es algo que quieran hacer.

Jungkook no sabía cómo sentirse al respecto. Por un lado, la actitud de Taehyung le resultaba extremadamente irritante, como si constantemente tratara de imponer que su posición sobre ellos era un testimonio de su propia fuerza y superioridad. Por otro lado, no podía evitar sentir una cierta compasión por el peso que debió haber llevado para llegar a ser así. Quizás, sus palabras y su conducta eran simplemente un reflejo de las duras experiencias que había tenido que enfrentar. En el fondo, podía ser que la severidad con la que se comportaba era el resultado de una vida marcada por pruebas y adversidades.

—Vamos a comenzar con combates entre parejas. Su trabajo no será solo perfeccionarse a ustedes mismos, sino también identificar y corregir los errores de su compañero. Estaremos rotando de pareja cada vez que lo considere conveniente, hasta que todos los errores hayan sido corregidos y cada uno de ustedes haya alcanzado el nivel de perfección que espero. No acepto debilidades en el grupo; si uno falla, afecta a todos. Utilicen cada enfrentamiento para fortalecer tanto sus habilidades individuales como su capacidad para trabajar en equipo. Cualquier falla en estos entrenamientos se reflejará en el enfrentamiento que tendremos más adelante, y no tengo intención de permitir que el desempeño mediocre sea una excusa.

Después de dar las instrucciones, Taehyung comenzó a formar las parejas. Jungkook no pudo evitar sentirse nervioso, temiendo que aprovecharía la oportunidad para seguir minimizándolo y humillándolo, como había hecho cada que tenía la oportunidad. Sin embargo, a medida que observaba cómo organizaba a los miembros del escuadrón, se sorprendió al darse cuenta de que estaba actuando como un comandante con un genuino interés por el progreso de su escuadrón. Taehyung parecía concentrado en asignar las parejas de manera estratégica, con el objetivo claro de maximizar la mejora de cada miembro.

Aunque Jungkook no estaba seguro de qué pensar sobre su pareja, su incertidumbre era sumamente palpable. En realidad, no conocía bien el rendimiento físico de Jimin, ya que sus obligaciones como parte del equipo de logística nunca lo llevaban a participar en actividades que demostraran su fuerza. Sin embargo, Jungkook prefería confiar en que Taehyung, con su conocimiento detallado del rendimiento de cada miembro del escuadrón, había emparejado a los integrantes con un propósito estratégico en mente.

—¡Comiencen con los combates! —ordenó el comandante con firmeza, su voz retumbando en cada rincón de la sala de entrenamiento—. No se contengan; si lo hacen, esto no servirá para nada.

Jungkook dirigió su mirada hacia Jimin, y ambos intercambiaron una sonrisa ligera, un gesto breve pero significativo en medio de la tensión.

—¿Estás listo? —preguntó el rubio. Jungkook respondió con un firme asentimiento y se preparó, adoptando una postura de combate.

Jimin asintió y se colocó en posición antes de lanzarse a dar el primer golpe. Se abalanzó hacia Jungkook con un rápido puñetazo dirigido a su rostro, pero el azabache reaccionó con gran velocidad, inclinándose hacia un lado justo a tiempo para evitar el impacto. Apenas tuvo tiempo de recuperar su posición cuando Jimin, sin perder el ritmo, giró sobre su pie izquierdo y lanzó una patada baja hacia su rodilla, intentando desestabilizarlo.

Jungkook reaccionó saltando hacia atrás, alejándose lo justo para evitar el golpe. Pero no se detuvo ahí; en un movimiento veloz, se lanzó hacia adelante con una serie de puñetazos dirigidos al torso del contrario. El aire se cortaba con cada movimiento, y aunque el rubio retrocedía para evitarlos, uno de los golpes alcanzó su costado, haciéndolo tambalearse por un instante. A pesar de esto, Park se recuperó rápidamente, su postura firme y lista para continuar.

El rubio lo analizó por un momento, antes de sonreír de lado. Se agachó un poco más, adoptando una postura más fluida. En un giro repentino, levantó su pierna y lanzó una patada a media altura. Jungkook hizo uso de sus rápidos reflejos y levantó ambos brazos para bloquear el impacto, aunque la fuerza del golpe resonó en sus antebrazos, empujándolo ligeramente hacia atrás.

Jungkook optó por cambiar de estrategia. Sabía que su velocidad era su mayor ventaja, así que empezó a moverse en círculos alrededor de Jimin, buscando un ángulo desde donde atacar. En un movimiento rápido, lanzó un golpe bajo hacia su abdomen, seguido por un codazo dirigido a su cara. El rubio logró bloquear el codazo, pero no vio venir la barrida con la pierna de Jungkook, que lo hizo perder el equilibrio.

Sin embargo, Jimin no cayó. En un despliegue impresionante de agilidad, giró en el aire y aterrizó de pie, como si nada hubiera pasado. Jungkook, sorprendido por el movimiento inesperado, perdió la concentración por un instante, lo que fue suficiente para que el rubio tomara la delantera. Sin perder tiempo, lanzó una patada lateral que golpeó el costado de Jungkook con suficiente fuerza para mandarlo rodando hacia atrás. Jadeando por el dolor, el azabache se levantó de inmediato, aunque sabía que estaba empezando a verse en desventaja.

Jimin no le dio tregua, avanzó con una serie de patadas rápidas y precisas, una detrás de otra, obligándolo a mantenerse en defensa constante. Cada patada parecía más rápida y fuerte que la anterior, y aunque Jungkook lograba esquivarlas por poco, empezaba a notar que el rubio estaba anticipando sus movimientos.

Finalmente, Jimin vio su oportunidad. Fingió que iba a lanzar una patada frontal, y cuando Jungkook se preparó para esquivar, el rubio giró sobre su pie y, con una velocidad sorprendente, lanzó una patada alta con la pierna opuesta. El pie de este golpeó el hombro de Jungkook con un sonido seco, haciéndolo caer de espaldas.

El dolor era intenso, pero Jungkook no estaba dispuesto a rendirse. Se levantó una vez más, aunque su respiración era pesada y sabía que la victoria estaba cada vez más lejos.

En un último esfuerzo, se lanzó hacia adelante, atacando con todo lo que le quedaba. Sus golpes eran rápidos, y aunque algunos eran certeros, Jimin lograba mantenerse estabilizado, esquivando con movimientos suaves y fluidos. Finalmente, Park encontró una abertura; evitó el último ataque de Jungkook y, en un giro rápido, lanzó una patada baja a su pierna de apoyo, haciéndolo caer al suelo.

Jungkook, agotado y con el cuerpo adolorido, quedó tendido en el suelo, su respiración entrecortada mientras sentía cómo cada músculo le pesaba. Un dolor agudo recorría su pierna y su costado, y aunque intentó levantarse, sus brazos temblaban, incapaces de sostener su propio peso. El sudor corría por su rostro, mezclándose con el polvo del suelo mientras su mente luchaba por mantenerse alerta, pero su cuerpo simplemente no respondía. Esta vez, no había fuerzas suficientes para seguir.

Jimin, también respirando con dificultad, se acercó. Su propio cuerpo mostraba señales de fatiga, pero aún así, mantenía una sonrisa tranquila. Se inclinó levemente y le extendió la mano.

—Eres muy rápido, estoy sorprendido.

Jungkook aceptó la ayuda de Jimin y, con un esfuerzo considerable, logró ponerse de pie. Su cuerpo estaba tenso y tembloroso, y le tomó un momento estabilizarse. Justo cuando estaba a punto de decir algo, una voz inesperada resonó en el aire, y el impacto de ella lo dejó completamente atónito.

—Bien hecho, Nux Park —dijo Taehyung, su tono cargado de burla y desdén, una expresión que sólo Jungkook captó plenamente—. Espero que tu agilidad sea útil para que el Nux Xaldir aprenda a emplear la velocidad de manera más efectiva en sus ataques.

El rubio agradeció con una sonrisa, completamente ajeno al verdadero motivo detrás de las felicitaciones que le dirigía el comandante. Jungkook, por otro lado, sintió cómo la incomodidad se apoderaba de él. Cerró los puños con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos, mientras una sensación de ardor se propagaba por su interior. La causa de su malestar era un misterio para él; quería convencerse de que era simplemente por la burla oculta en el tono de Taehyung, pero sus pensamientos no podían escapar del motivo más inmediato: el deseo ferviente de que Jimin dejara de sonreírle de esa manera.

—Tendrás que ponerle más empeño, Nux Xaldir —declaró el comandante, con una mirada cargada de burla que acentuó el malestar en Jungkook antes de dar media vuelta y marcharse.

Jungkook permaneció en el mismo lugar, con los puños aún apretados y una sensación incómoda que se intensificaba en su pecho. La burla en las palabras del comandante le provocaba una irritación creciente, pero lo que realmente lo perturbaba era la imagen persistente de Jimin sonriéndole de aquella manera. Cada vez que lo miraba, sentía una punzada que no lograba comprender del todo.

Ah, posiblemente acababa de volverse loco.

—¿Por cuánto tiempo más vas a seguir molesto? —preguntó Yoongi, sacándolo de sus pensamientos.

Jungkook frunció el ceño antes de desviar la mirada hacia él, claramente desconcertado.

—No estoy molesto —se apresuró a replicar, intensificando su expresión.

Yoongi lo observó en silencio, sus ojos escaneando cada pequeño gesto de su rostro. Tras unos segundos, soltó un largo suspiro y puso los ojos en blanco. Se levantó de su cama y se acercó a él, sentándose a su lado.

—Sí lo estás. Desde el entrenamiento de la tarde has estado así. No eres muy bueno ocultando lo que sientes. ¿Todavía te molesta que Jimin te haya ganado?

Normalmente, Jungkook valoraba la franqueza de Yoongi. Apreciaba su habilidad para expresar las cosas de manera directa, sin rodeos ni sutilezas. Para él, esa honestidad era refrescante y a menudo le ayudaba a ver las cosas con mayor claridad. Sin embargo, había ocasiones, como la actual, en las que desearía que su amigo mostrara un poco más de tacto al decir las cosas.

Estaba profundamente frustrado, y la incapacidad para comprender lo que sentía solo intensificaba esa frustración. No le gustaba nada estar en esta situación. A lo largo de su vida, siempre había sido capaz de controlar sus emociones con facilidad. Desde niño, había encontrado paz y equilibrio a través de la meditación estableciendo una conexión con la naturaleza, lo que le permitía mantener un estado de serenidad casi constante. Sin embargo, el aislamiento entre estas frías paredes de piedra parecía estar comenzando a influir en su bienestar de una manera que no había anticipado. La ausencia de sus antiguos refugios naturales y la constante presión del entorno actual estaban haciendo mella en su equilibrio emocional, dejándolo incómodo y desorientado.

Es cierto que le molestaba, de alguna manera, haber perdido el combate contra Jimin, pero sería una mentira decir que su estado de ánimo se debía únicamente a eso. Era consciente de que su desestabilidad emocional no podía ser explicada solo por la derrota. Aunque había estado reflexionando sobre las razones detrás de sus sentimientos tumultuosos, aún no había encontrado una respuesta clara.

—Solo estoy cansado —respondió finalmente Jungkook—. El encierro en la academia es espiritualmente agotador.

—¿Te sientes atrapado en un lugar tan amplio como este? —preguntó Yoongi, ladeando la cabeza con desconcierto.

—Supongo que alguien que ha crecido en la ciudad como tú no podría entenderlo del todo.

Yoongi pareció reflexionar por un momento antes de asentir lentamente.

—Zhedar puede ser una ciudad bastante ostentosa, pero está rodeada de montañas y bosques. En realidad, no es tan diferente del ambiente de la academia. Sin embargo, creo que entiendo tu punto. He oído que Clister tiene una vegetación realmente abundante, incluso dentro de la ciudad. Y mencionaste que vivías en una granja en las afueras con tus abuelos, ¿verdad? Eso explica por qué este lugar te resulta tan sofocante. ¿Qué es lo que más extrañas del entorno de tu casa?

—La tranquilidad... —respondió Jungkook sin pensarlo, dejando escapar una ligera sonrisa mientras su mente se sumía en recuerdos de su hogar—. La sensación de estar rodeado de naturaleza en todo momento, el suave murmullo del viento entre los árboles, y ese silencio profundo que solo es interrumpido por el canto ocasional de los pájaros. Aquí, en cambio, todo es tan... constante, tan cerrado. No hay espacio para respirar, para desconectar. Me siento como si estuviera atrapado en una sala sin ventanas.

—Dicho así, suena bastante horrible; me imagino que todos los estudiantes que vienen de Clister deben experimentar algo similar. Mi abuelo solía decirme que los habitantes de esa región tienen una conexión muy profunda con la naturaleza, probablemente por la cercanía con el bosque vivo de Saraiss. Me resulta muy fascinante cómo un lugar tan lleno de vida puede influir en la forma en que las personas se relacionan con su entorno. De todos los lugares a los que quiero ir, Saraiss es el que más me entusiasma.

Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de Jungkook al escuchar a Yoongi. Era cierto que Clister tenía una conexión especial con la naturaleza, gracias a la exuberante vegetación que lo rodeaba y, como Yoongi mencionó, la proximidad al bosque de Saraiss. Los habitantes de la región consideraban el bosque un lugar sagrado, casi místico, lleno de criaturas misteriosas y una vegetación exótica que no se encontraba en ningún otro lugar.

Creían que el bosque estaba imbuido de una energía antigua y misteriosa que influía en todo lo que lo rodeaba. Los árboles, con sus troncos anchos y frondosos, se alzaban como guardianes silenciosos, sus copas formando un dosel denso que filtraba la luz del sol en rayos dorados y etéreos. La tierra estaba cubierta por una alfombra de musgo verde esmeralda, interrumpida solo por vibrantes manchas de flores silvestres en colores nunca antes vistos.

Se decía que el bosque poseía una influencia mágica capaz de bendecir a la región con una fertilidad extraordinaria, haciendo de Clister un lugar de prodigioso esplendor natural.

—Es un lugar realmente hermoso —asintió Jungkook de acuerdo.

—¿Has estado ahí? Siempre he oído que es casi imposible ingresar debido a las criaturas que habitan en el bosque.

—Oh, bueno. El bosque es un lugar que tiene vida, y responde a lo que le ofreces. Por eso existe una antigua leyenda que dice que solo los puros de corazón pueden adentrarse en él. No es del todo incorrecta, pero basta con tener buenas intenciones. Aquellos que se han dejado llevar por la codicia han sufrido las consecuencias por subestimar su poder. Las criaturas más peligrosas habitan en el centro del bosque, donde es más denso y hostil. Mientras te mantengas en los alrededores, estarás a salvo. Muchos golems custodian la entrada, aunque no son hostiles, a menos que se les provoque. También hay pequeños elementales de hierba, son muy juguetones y traviesos y disfrutan robando objetos y escondiéndolos de los que se atreven a cruzar su territorio. No representan un peligro real, pero te harán perder horas jugando a encontrar las cosas que esconden.

—Suena fascinante, realmente me gustaría conocerlo —murmuró Yoongi con fascinación.

—Si me acompañas a casa algún día, estaré encantado de llevarte a verlo.

—¿¡De verdad!? ¡Sería increíble! —exclamó Yoongi con una emoción genuina, sus ojos brillando de entusiasmo, lo que hizo a Jungkook sonreír ampliamente—. Finalmente estás de mejor humor.

El azabache abrió los ojos con sorpresa; era cierto, el malestar que lo había estado atormentando se había desvanecido por completo, como si nunca hubiera existido. Ni siquiera se había percatado de cuándo sucedió, pero ahora que lo pensaba, no era algo que debía sorprenderle. Yoongi siempre tenía esa habilidad, esa inexplicable capacidad de calmar su mente y disipar sus preocupaciones sin esfuerzo alguno. Era como si su sola presencia pudiera arrancar las sombras de sus pensamientos, dejándolo más ligero, más en paz.

—Es cierto... —murmuró con una sonrisa—. Gracias.

—No tienes nada que agradecer, me gusta más cuando sonríes —declaró con sinceridad, echando un vistazo al reloj en la pared antes de levantarse de la cama—. El Hyss comenzará pronto, así que supongo que deberías ir preparándote.

Jungkook parpadeó, visiblemente desconcertado, frunciendo el ceño mientras miraba la hora. No podía creer lo rápido que había pasado el tiempo. El Hyss estaba a punto de comenzar, y debía prepararse para establecer la conexión con la etapa. Esta vez lo haría solo, ya que para Yoongi no era lo más adecuado participar. Eso le generaba una mezcla de nervios y emoción; tenía la oportunidad de extender la conexión tanto como quisiera, sin preocuparse por los límites que debía imponer al realizarlo con alguien más.

—Es verdad. Como esta vez lo haré solo, planeo extender el vínculo todo lo posible. No te preocupes si no llego a despertar; mi intención es prolongar la conexión al máximo. Debería estar despierto mañana sin ningún problema.

—De acuerdo, que Myrtlax te guíe y te acompañe.

—Gracias —respondió Jungkook, asintiendo con una sonrisa cálida—. Descansa bien. Nos vemos mañana.

Jungkook comenzó a prepararse, y una vez listo, se recostó en su cama. El cambio en el ambiente era palpable; la sensación que recorría su piel le indicaba que su sangre ya percibía lo que estaba por suceder. Esa conexión profunda con sus raíces llenaba su corazón de una paz inquebrantable. Incluso el sofocante calor de la estación del Krax comenzaba a ceder, un claro signo de que el momento había llegado.

Cerró los ojos y se concentró en tejer un puente con todo lo que podía percibir: el calor persistente, la quietud de la noche, el susurro apenas audible de la brisa, y las imponentes montañas que custodiaban la academia. Poco a poco, permitió que su cuerpo se volviera liviano, dejándose llevar por una sensación de calma que lo adormecía, como si la misma tierra lo envolviera en su abrazo.

Cada respiración lo acercaba más a ese estado, un equilibrio entre la consciencia y el sueño. Sentía el latido de su corazón acompasarse con el entorno, la naturaleza respirando junto a él. Su sangre, siempre tan aguda en la percepción, ahora era un eco sutil que lo conectaba con algo más profundo, una energía antigua que lo había guiado desde sus primeras enseñanzas.

En ese instante, sentía su sangre hervir con una intensidad que sólo podía significar una cosa: la etapa del Kramirxis estaba finalizando con éxito. El poder que corría por sus venas era inconfundible, una señal de que todo estaba alineado. Si afinaba su concentración, casi podía escuchar el resonar lejano del aleteo de los dragones, aquellos seres majestuosos que ahora extendían sus alas bajo la misma luna que lo observaba a él. Cada aleteo era un eco profundo, un recordatorio de la fortaleza que sus escamas habían adquirido durante el proceso.

La conexión que compartía con los dragones, aunque sutil, era casi tangible en momentos como ese. Se imaginaba a las criaturas elevándose por los cielos, probando el vigor que sus cuerpos renovados les ofrecían, cada aleteo vibrando en armonía con las fuerzas que gobernaban su existencia. Jungkook podía sentir esa fortaleza en sí mismo, una herencia compartida que le daba fuerzas para seguir adelante.

Respiró hondo, dejando que la energía ancestral lo envolviera por completo. Ya podía sentir el inicio del Hyss, acompañado por la llegada de la estación del Riss. El calor sofocante que hasta hacía poco lo había consumido abandonó su cuerpo, reemplazado por una corriente revitalizante que hizo vibrar su interior. Su energía y su poder, parecían expandirse, fortaleciéndose con cada latido. En esta etapa se esperaba que, mediante ese aumento de fuerza, pudiera encontrar a su pareja, el vínculo que muchos dragones ansiaban. Pero para Jungkook, ese aspecto no le importaba en lo más mínimo.

Para él, esta etapa era más que una simple búsqueda de un vínculo. Eran oportunidades para intensificar su poder, para profundizar en las habilidades que tanto había entrenado. Sabía que si aprovechaba este periodo, podría alcanzar un nivel superior, quizás incluso superar sus propios límites. Y eso era lo único que realmente le interesaba: mejorar, perfeccionarse, volverse lo suficientemente fuerte como para enfrentar cualquier prueba que el futuro le deparara.

El aire que llenaba sus pulmones parecía cargado de una energía nueva, vibrante. Cuando el Riss finalmente relevó al Krax, Jungkook sintió cómo miles de conductos invisibles se abrían a su alrededor. Cada uno representaba la energía de los demás alumnos de la academia, como si sus poderes fueran hilos entrelazados en el tejido de ese momento. La intensidad de esa conexión siempre le había sorprendido, pues era como si pudiera percibir la fortaleza y debilidad de cada uno, una sinfonía de poder compartido.

Por más fascinante que fuera, Jungkook sabía que esa sensación podía volverse peligrosa. El Hyss, con su capacidad de fortalecer y unir los vínculos de energía, ya había comenzado a manifestarse. Si no tomaba precauciones, su propia energía podría verse afectada, desviada hacia el tipo de conexión que otros buscaban en esta etapa. Pero para él, cualquier interferencia era inaceptable.

Sin embargo, antes de que pudiera sellar por completo el acceso, una energía surgió con una fuerza inusitada, mucho más intensa que cualquiera de las que había sentido antes. Un solo conducto vibraba con una atracción tan poderosa que le resultaba imposible ignorarlo. Era como si del otro extremo algo lo estuviera llamando, jalándolo hacia una conexión que escapaba de su control. La intensidad de esa energía lo envolvía de tal manera que empezó a perderse en ella, olvidando momentáneamente la urgencia de bloquear el acceso.

Cuanto más cerca sentía ese vínculo, más lo percibía en lo profundo de sí mismo, como si ambos estuvieran inevitablemente ligados, como si una parte de él resonara con esa energía. Por un instante, se rindió a la atracción, permitiendo que el poder fluyera entre ellos. Podía sentirlo con claridad, cada latido sincronizado, cada respiración compartida, un lazo que le era extraño pero familiar al mismo tiempo.

No obstante, en el momento en que la conexión parecía alcanzarlo por completo, una quemazón repentina lo atravesó con brutal intensidad. El vínculo ardió con tal violencia que Jungkook sintió como si algo dentro de él estuviera siendo consumido. Esa quemadura lo devolvió de golpe a la realidad. El dolor lo sacudió y, con un sobresalto, recuperó los sentidos. Inmediatamente cerró el conducto, jadeando por el esfuerzo, con el corazón latiendo con fuerza.

Aún podía sentir el rastro de esa conexión en sus venas, como una cicatriz invisible que palpitaba con el recuerdo de lo que acababa de suceder. ¿Qué había sido aquello? No era como las otras energías que había percibido en el pasado; esto era algo más profundo, más poderoso, y a la vez peligroso.

Intentó recuperar la compostura, enfocándose en el mismo Riss que antes le ofrecía calma. Ahora, con los accesos bloqueados y su energía protegida, una quietud reconfortante lo envolvía de nuevo. El aire volvía a ser ligero, y las vibraciones externas ya no llegaban hasta él. Por ahora, decidió no pensar en lo que había sido aquella conexión tan poderosa. Siempre había sabido que el poder de los dragones era más misterioso de lo que cualquiera pudiera entender, y había mucho que aún desconocía. Quizás lo mejor era no involucrarse más de lo necesario en lo desconocido, por muy tentador que pudiera ser.

Cerró los ojos de nuevo, concentrándose solo en sí mismo, dejando que su propia energía fluyera con libertad, bañándolo por completo. El rugido de los dragones resonaba como un eco profundo recorriendo su piel, una sensación que lo envolvía con una familiaridad casi reconfortante. Era como si esa fuerza ancestral lo abrazara, recordándole que, a pesar de todo, era parte de algo mucho más grande.

Finalmente, el peso de la conexión y del esfuerzo sobre su cuerpo comenzó a ganar terreno. Sus pensamientos se hicieron lentos, cada respiración más pesada. Poco a poco, la energía que lo había mantenido despierto lo fue consumiendo, llevándolo a un estado de letargo. No pudo resistirlo por más tiempo, y sin darse cuenta, cayó en un sueño profundo, sumergido en la oscuridad, donde los ecos de los dragones aún parecían cantar en la lejanía.

Cuando Jungkook despertó a la mañana siguiente, el sol apenas asomaba por las montañas, iluminando el inicio de un nuevo día en la academia. Su cuerpo se sentía liviano, como si la experiencia de la noche anterior hubiera sido solo un sueño distante. Aun así, decidió seguir su rutina como de costumbre, dejando atrás cualquier inquietud que pudiera haber quedado.

Más tarde, Yoongi, con su curiosidad habitual, se acercó a él ansioso por escuchar los detalles de la conexión que había experimentado durante el Hyss.

Jungkook sonrió, complacido de poder compartir algo de su experiencia, aunque optó por omitir ciertos detalles. Le habló de la conexión que sintió con el entorno, de cómo el Riss había aliviado el sofocante calor del Krax y cómo la energía fluía por los conductos de los otros alumnos. Todo parecía tan real y profundo que le resultaba imposible no sentirse fascinado al relatarlo. Sin embargo, evitó cualquier mención del incidente con la conexión más fuerte, el percance que lo había hecho perderse momentáneamente.

No era algo que comprendiera del todo, y lo último que quería era que Yoongi, con su aguda percepción, comenzara a hacer preguntas que no estaba listo para responder. No era el momento de involucrarse demasiado en algo que podría no tener una explicación clara.

—Fue... intenso, pero controlable —dijo Jungkook finalmente, haciendo que su relato sonara más sencillo de lo que realmente fue.

Yoongi lo observó con esa mirada analítica que le era tan propia, asintiendo lentamente mientras cada palabra de Jungkook parecía atravesarlo. Aunque su expresión mostraba una aparente satisfacción con la explicación, Jungkook sabía que su amigo no estaba del todo convencido. Yoongi siempre había tenido un talento innato para captar lo que intentaba ocultar, y le inquietaba que su relato no hubiera sido lo suficientemente convincente, temiendo que eso desatara una serie de preguntas incómodas que no quería ni sabía cómo responder.

Sin embargo, para su alivio, Yoongi no insistió. Después de un breve silencio, simplemente desvió su atención hacia sus propias tareas, dejando el tema atrás. Jungkook respiró con más calma, agradecido de que, al menos por ahora, la curiosidad de su amigo no lo empujara más allá de lo que estaba dispuesto a revelar.

La mañana transcurrió con tranquilidad, y Jungkook se sintió aliviado al disfrutar de un desayuno en calma, sin rastros de Taehyung a la vista. Además, se dio cuenta de que la incomodidad que solía sentir al mirar a Jimin había desaparecido por completo, lo que le brindó un inesperado alivio.

Sin embargo, era consciente de que esta calma no duraría para siempre. La inevitabilidad de encontrarse con Taehyung durante las clases le recordaba que la paz momentánea era solo eso, un breve respiro en medio de la rutina. Sabía que debía prepararse mentalmente para el inevitable cruce de caminos, y que lo mejor era aceptar esta realidad y no dejarse llevar por la ansiedad. Con una respiración profunda y una determinación renovada, se dispuso a afrontar el resto del día, listo para enfrentar cualquier desafío que pudiera surgir.

—¿Está todo en orden? —preguntó Yoongi mientras caminaban hacia su primera clase, su mirada fija en el azabache, que parecía distraído y algo inquieto—. ¿No estás experimentando necesidades extrañas?

Jungkook frunció el ceño, confundido al principio, hasta que comprendió a qué se refería Yoongi.

—Oh, eso. No, descuida, los vínculos están totalmente bloqueados.

Yoongi lo miró con escepticismo, pero al ver la firmeza en la respuesta de Jungkook, asintió lentamente.

—Está bien —respondió, aunque la preocupación aún asomaba en sus ojos—. Solo quería asegurarme de que todo estuviera bajo control.

Jungkook le dedicó una sonrisa reconfortante. Sabía que Yoongi solo estaba siendo cauteloso, como siempre.

—Sí, todo está bien. Gracias por preocuparte.

—Parece que el Riss realmente ha llegado —comentó de repente, capturando la atención de Jungkook. Al seguir la mirada de Yoongi, se dio cuenta de que éste estaba observando a una pareja que se encontraba un poco más adelante de ellos.

—Bueno, después de todo, es el mes del amor —comentó Jungkook con un toque de ironía—. Supongo que ni siquiera los aspirantes a cazadores pueden resistirse a su influencia. Es una pena perderse el festival de cortejo; siempre hay tanta comida deliciosa.

—¿Realmente asistías? —preguntó Yoongi con curiosidad.

—¡Claro! ¿Tú no?

—Lira siempre me arrastraba a esos eventos, pero en cuanto encontraba a alguien con quien pasar la noche, me dejaba de lado. Y eso solía suceder casi de inmediato, así que terminaba volviendo a casa para leer mis libros en paz.

Jungkook soltó una risa ligera, entretenido por la imagen mental de Yoongi en esas situaciones.

—Parece que al final, el hambre de conocimiento ganó —dijo Jungkook, con una sonrisa—. Aunque debo admitir que el festival tiene su propio encanto, más allá de la comida, por supuesto. Solía ir con mi mejor amigo, y nos divertíamos mucho. Me pregunto si este año asistirá sin mí —murmuró, perdiéndose momentáneamente en sus pensamientos. No había tenido la oportunidad de hablar con Clark y no sabía si aún estaba molesto por haberse marchado.

Yoongi notó el cambio en el tono de Jungkook y lo observó de reojo, pero no dijo nada de inmediato, dejándole espacio para procesar sus propios pensamientos.

—Debe ser difícil, ¿no? —comentó Yoongi tras un breve silencio, su voz más suave de lo habitual—. Tener que haberte marchado, a pesar de lo que pasó entre ustedes.

Jungkook asintió lentamente, todavía perdido en recuerdos.

—Sí, lo es. Nunca pensé que nuestra última conversación sería tan... intensa. No sé si hice lo correcto al irme sin aclarar las cosas. Aunque tampoco es que me haya dado la oportunidad de enmendarlo.

Yoongi suspiró, manteniendo su mirada al frente mientras caminaban.

—A veces, las decisiones importantes requieren sacrificios. Puede que él lo entienda, o puede que no... pero en cualquier caso, lo hecho está hecho. Si realmente es tu amigo, habrá oportunidad de arreglarlo. Y si no... bueno, quizás esta experiencia también te enseñe algo.

El azabache lo miró, agradecido por la comprensión en sus palabras.

—Tienes razón. Quizás debería intentar escribirle, al menos. No puedo seguir así, preguntándome todo el tiempo.

Jungkook había querido escribirle, se había prometido a sí mismo que cuando tuviera los puntos necesarios para enviar una carta, lo haría. Sin embargo, cuando ese momento llegó, se dio cuenta de que no tenía el valor para hacerlo. Sabía que no le sería posible recibir respuesta, y esa incertidumbre le provocaba ansiedad. No podía predecir cómo Clark reaccionaría a sus palabras, y el miedo a una reacción negativa lo paralizaba.

Aun así, sabía que no podía postergarlo indefinidamente. Yoongi tenía razón: tarde o temprano, tendría que enfrentar esa situación. Jungkook solo esperaba que Clark le diera la oportunidad de enmendar las cosas, de sanar la amistad que había quedado en suspenso tras su partida.

Continuaron caminando hacia el aula, y Jungkook dejó escapar un profundo suspiro al divisar la entrada. Se preparó mentalmente para lo que le esperaba, ajustando sus pensamientos para encarar el día. Al cruzar el umbral, una intensa mirada lo atravesó de inmediato. No necesitaba buscar su origen, sabía perfectamente de quién provenía.

Decidido a ignorarlo, mantuvo la compostura y siguió a Yoongi hasta tomar asiento. Justo cuando pensaba que podría relajarse un instante, una presencia familiar se acomodó a su lado. Al instante, lo envolvió una extraña sensación de calor, como una bruma que lo cubría.

Su mirada se dirigió de inmediato hacia la persona a su lado, y lo observó con la misma intensidad que recibía. Jungkook abrió los labios, con la intención de decir algo, pero las palabras no llegaron. No encontró nada que pudiera romper el silencio incómodo, y al parecer, Taehyung estaba en la misma situación. Ambos optaron por permanecer en silencio, como si la tensión entre ellos hablara más que cualquier intento de conversación.

Jungkook giró hacia Yoongi con los ojos bien abiertos, buscando en su amigo algún tipo de respuesta. Al cruzar miradas, notó el mismo desconcierto reflejado en los ojos de Yoongi. Se observaron en silencio, como si intentaran comunicarse sin necesidad de palabras. Jungkook agradeció, una vez más, lo bien que Yoongi lo comprendía. Con un leve movimiento de cabeza, intentó preguntarle si deberían irse a otro lugar, pero tras una breve pausa de reflexión, Yoongi negó con un sutil gesto.

Suspiró internamente, resignado a quedarse en su asiento. La tensión a su lado no disminuía, pero al menos sabía que no era el único atrapado en esa incómoda situación. No tenía claro qué pretendía Taehyung con su cercanía, pero por el bien de su propia estabilidad emocional, decidió no darle más vueltas. Era mejor no profundizar en aquello que no podía comprender.

Intentó concentrarse en el inicio de la clase, aunque era difícil ignorar la tensión palpable que lo rodeaba. Sentía la mirada de Taehyung como un peso sobre él, incluso cuando no lo estaba mirando directamente. Las palabras del instructor apenas penetraban en su mente; en su lugar, su atención se dividía entre el esfuerzo por mantenerse enfocado y la sensación incómoda de tener a Taehyung tan cerca.

Quizás ese era exactamente el objetivo de Taehyung; incomodarlo lo suficiente con su presencia para que le fuera casi imposible concentrarse. Aunque Jungkook tenía la capacidad de memorizar la lección con solo oírla, sabía que más tarde le costaría analizarla a fondo si no prestaba atención a los matices de la explicación del profesor.

Miró de reojo al azabache, y casi le molestó la imperturbable tranquilidad de este. Su actitud serena contrastaba aún más con la tormenta interna que Jungkook intentaba controlar. Parecía como si Taehyung estuviera completamente ajeno al efecto que tenía sobre él, y esa indiferencia solo acentuaba la frustración de Jungkook. Sin embargo, decidió que no podía dejar que eso lo desestabilizara más. Se esforzó por centrar su atención en el profesor, bloqueando las distracciones externas y enfocándose en lo que realmente importaba en ese momento.

La clase se sintió interminable, a pesar de que duró lo mismo de siempre. Jungkook sintió que le había drenado gran parte de su energía, pero se sintió aliviado al ver que finalmente llegaba a su fin. Reunió sus cosas con rapidez, listo para dirigirse a la siguiente clase. Sin embargo, no le resultó tan fácil irse como esperaba cuando escuchó la voz de Taehyung dirigirse hacia él.

—¿Es esta clase absurda para ti, Nux Xaldir? —preguntó Taehyung con un tono cortante, lo que hizo que Jungkook frunciera el ceño, sin entender del todo a qué se refería.

—¿Disculpa? —respondió, su voz cargada de incredulidad y molestia. No pudo evitar que su lengua empujara su mejilla en un gesto involuntario de irritación.

—No te he visto tomar apuntes, así que supongo que piensas que esta clase es irrelevante. —La hostilidad en la voz de Taehyung era palpable, sus palabras cargadas de una mordaz ironía que no dejaba lugar a dudas sobre su desdén.

La expresión de Jungkook se relajó brevemente cuando comprendió a qué se refería, pero pronto su rostro se endureció de nuevo. El tono despectivo en la voz de Taehyung lo irritaba profundamente. Era como si el desprecio del azabache no solo cuestionara su compromiso con la clase, sino que también lo atacara personalmente.

Y eso, no lo iba a permitir.

Cincuenta saikurus después de que estalló la guerra, ocurrió el conocido Adormecimiento. ¿Sus razones? Aún permanecen en el misterio. Al principio, se pensaba que los dragones superiores se habían retirado para recuperar fuerzas y luego lanzar un ataque más devastador. Sin embargo, el tiempo pasó y la esperada ofensiva nunca llegó. Los relatos históricos narran cómo escuadrones de cazadores se adentraron al nido de los dragones con la intención de descubrir qué mantenía a sus enemigos tan tranquilos, a pesar de la guerra que asolaba el exterior. Sin embargo, aquellos valientes que se aventuraron en esta misión nunca regresaron...

Mientras Jungkook recitaba la clase, notó cómo la expresión de Taehyung se transformaba, pasando de la indiferencia a una mezcla palpable de incredulidad y asombro. Esta reacción, tan inesperada, le proporcionó un extraño placer. Deseó haber prestado más atención a los movimientos y expresiones del profesor para poder mejorar su propia presentación, pero hizo lo mejor que pudo con lo que había captado. Cuando sintió que había dejado claro su punto y antes de permitir que la risa se le escapara al ver la expresión de Taehyung, decidió detenerse.

—Entiendo la confusión, Aervox Draksser. Pero a diferencia de otros, yo no necesito tomar apuntes. Todo lo que requiero es esto —dijo tocándose la cabeza con el índice, su mirada iluminada por una burla sutil al ver la expresión muda de Taehyung—. Así que, si me disculpas, comandante, debo irme a la siguiente clase. Llegar tarde no es una conducta que esperes de nosotros, después de todo.

Sin añadir más comentarios, Jungkook se giró con un gesto decidido y comenzó a caminar a paso firme y seguro. A medida que se alejaba, una ligera sonrisa de satisfacción se dibujó en sus labios, disfrutando del impacto de su provocación. La sensación de la mirada de Taehyung, cargada de intensidad y molestia, parecía casi tangible, como si intentara perforar su espalda. Sintió una mezcla de triunfo y desafío al dejar atrás a Taehyung, sabiendo que no había permitido que le humillara.

—Eso estuvo jodidamente increíble —murmuró Yoongi cuando llegó a su lado.

Jungkook lo miró de reojo, su sonrisa se ensanchó a medida que se permitía disfrutar del momento. Sí, él también se sentía increíble.

El sentimiento no le duró demasiado. Al menos, Taehyung no permitió que así fuera. Jungkook había esperado que, después de todo lo que había pasado, finalmente pudiera pasar el día sin problemas. Sin embargo, Taehyung parecía tener otros planes, ya que continuó sentándose junto a él durante el resto de las clases. Jungkook estaba profundamente frustrado, y deseaba con todo su ser que esta actitud no se repitiera en el futuro. No estaba seguro de cuánto más podría soportar el estrés que le provocaba tener a Taehyung tan cerca.

Se sintió aliviado cuando el día finalmente terminó; al menos tuvo la oportunidad de cenar en calma y ahora podría regresar a su habitación para descansar. Sin embargo, antes de poder retirarse del comedor, Jimin apareció en su camino, deteniéndolo de inmediato.

—Jungkook, ¿tendrás listo el inventario de equipo?

—Oh, sí. Disculpa, se me había pasado entregártelo. Lo tengo en mi habitación; iré a buscarlo y te lo llevaré a tu cuarto. Está en el primer piso, ¿verdad?

—Exactamente, es el A8 —confirmó Jimin con una ligera sonrisa—. Te lo agradecería mucho; necesito la hoja de inventario para llenar unos formularios.

—No te preocupes. Enseguida voy a buscarlo y te lo llevo.

El rubio asintió con una sonrisa y se fue sin decir nada más. Jungkook se volvió inmediatamente hacia Yoongi, quien parecía más ocupado en terminar su pan que en prestar atención a lo que sucedía a su alrededor.

—Voy a adelantarme para ocuparme de eso.

Yoongi asintió con desinterés, haciendo un gesto con la mano que indicaba que estaba bien. No parecía tener intención de apartar la vista de su pan.

Jungkook se dirigió rápidamente a su habitación para recoger la hoja de inventario. Al llegar, buscó el documento entre sus cosas y, tras asegurarse de que todo estaba en orden, salió de su cuarto. Descendió por las escaleras hasta el primer piso, y fue directo hacia la habitación de Jimin. Cuando llegó, tocó a la puerta, el rubio abrió y, al ver la hoja de inventario en las manos de Jungkook, mostró una expresión de alivio.

—Aquí está —dijo Jungkook, entregándole el documento—. Espero que esté todo en orden.

Jimin revisó el inventario con rapidez y asintió satisfecho.

—Perfecto, esto es justo lo que necesitaba. Gracias, Jungkook.

—De nada —respondió el azabache con una ligera sonrisa—. Si necesitas algo más, solo avísame.

Con una última sonrisa, Jungkook se dio la vuelta y se alejó, sintiendo que finalmente podría volver a su habitación a descansar.

Sin embargo, mientras caminaba por el pasillo, una puerta a su lado se abrió, atrapando su atención de inmediato. De repente, sintió que su cuerpo se paralizaba, una ola de tensión se extendía por cada rincón de su ser. Sintió cómo su respiración se volvía errática y entrecortada, cada inhalación un esfuerzo consciente. Su corazón comenzó a golpear con una fuerza casi dolorosa, como si intentara escapar de su pecho. La molestia crecía, implacable y envolvente, como una marea negra que se alzaba para ahogarlo.

Su mirada chocó con la de Taehyung, y Jungkook tuvo que hacer un esfuerzo considerable para no dejar que su atención se deslizara hacia el torso desnudo de este. Sin embargo, no tuvo oportunidad de hacerlo, ya que de inmediato se vio distraído por la joven a su lado, quien lo observaba con una mezcla de incomodidad y desdén.

No comprendiendo la reacción que tuvo al ver a Taehyung junto a Alessa de esa manera, decidió simplemente marcharse rápidamente de ahí. Sin preocuparse por lo extraño que pudiera parecer su huida, salió corriendo con una urgencia desesperada. No tenía idea de a dónde se dirigía, pero en ese instante, eso no le importaba en absoluto. Solo deseaba alejarse lo suficiente para que la sensación de ahogo que lo sofocaba comenzara a disiparse. Sus pasos resonaban en el pasillo vacío, marcando su desesperada búsqueda de un refugio, de un momento de calma en medio de la tormenta interna que lo asediaba.

Finalmente, llegó a la terraza donde solía tener sus conversaciones nocturnas con Mingyu. Se dirigió de inmediato al borde de la barandilla de piedra, buscando el aire fresco de la noche. Cerró los ojos y se concentró en la meditación, intentando aquietar el torbellino de emociones que lo abrumaba. Odiaba sentir esa incomodidad sin entender su origen, y lo que más le perturbaba era que Taehyung, precisamente él, fuera la causa de su malestar. En la tranquilidad de la terraza, rodeado por la calma nocturna, Jungkook luchaba por recuperar su equilibrio interno, deseando desesperadamente comprender y disipar la angustia que lo había impulsado a escapar.

Estaba tan desesperado por encontrar calma que no notó de inmediato que había dejado de estar solo. Fue la creciente intensidad de una sensación a sus espaldas lo que finalmente lo hizo consciente de la presencia de alguien más. Su concentración en la meditación solo había agudizado la percepción de esa intrusión, haciendo que su agitación inicial resurgiera con renovada intensidad.

Sus ojos se abrieron de inmediato, y se giró para enfrentar al intruso, sabiendo sin necesidad de mirar quién era. Aunque preferiría evitar ese enfrentamiento, se obligó a sí mismo a enfrentar la situación. Encontrar a Taehyung allí, en ese momento, lo desconcertó profundamente. La sorpresa y la confusión probablemente se reflejaron en su mirada, traicionando el tumulto interno que luchaba por mantener bajo control. El encuentro inesperado solo añadía más peso a la ya pesada carga emocional que llevaba consigo.

—Soy tu comandante, y, te guste o no, es mi deber velar por tu bienestar —dijo Taehyung de repente, su voz cargada de una preocupación que contrastaba marcadamente con la seriedad e irritación en su rostro. Cada paso que daba hacia él estaba cargado de tensión, y la rigidez en su postura dejaba claro que estaba esforzándose por contener algo profundo. La atmósfera entre ellos se llenó de una palpable tensión, como si el aire mismo estuviera a punto de estallar bajo el peso de sus emociones no expresadas.

—Bastante hipócrita de tu parte, comandante, decir que te importa mi bienestar cuando sé que anhelas verme morir —declaró Jungkook, una sonrisa irónica curvando sus labios mientras mantenía su mirada fija en Taehyung. La atmósfera entre ellos se volvía cada vez más cargada, el calor del ambiente aumentando con cada paso que Taehyung daba hacia él.

—¿Es así? —cuestionó Taehyung observándolo con la misma intensidad. Su tono estaba teñido de una fingida incredulidad, cada palabra cargada de una amenaza velada—. Te lo he dicho antes; si tienes que morir, será a manos mías.

Jungkook no puede apartar la mirada, atrapado por la intensidad del momento. Su corazón late desbocado en su pecho, y el aire parece haberse evaporado a su alrededor, dejándolo en una atmósfera densa y asfixiante. A medida que Taehyung se acerca, la proximidad se vuelve abrumadora; puede sentir el aliento del comandante rozando su piel, un contacto tan cercano que cada inhalación de Taehyung se convierte en un susurro en su rostro.

Cuando este levanta la mano, su movimiento es lento pero decisivo, y Jungkook se queda inmóvil, su cuerpo temblando de anticipación. La mano de Taehyung se aproxima a su cuello con una deliberada calma, y en ese instante, cuando finalmente lo sostiene, el calor que lo consumía por dentro parece ser drenado, como si una fuerza invisible estuviera absorbiéndolo por completo.

La sorpresa en la expresión de Taehyung es un espejo de la propia incredulidad de Jungkook, ambos atrapados en un momento de desconcierto que desborda el entendimiento. La tensión entre ellos es palpable, un hilo tenso de emociones conflictivas que cargan el aire con una energía que amenaza con estallar en cualquier momento.

—Eres una persona bastante inusual, Jungkook Xaldir —dice Taehyung, su mirada fija en el más bajo mientras su mano se aprieta un poco más en su cuello. La presión es suficiente para que Jungkook la sienta claramente, pero sin llegar a infligir dolor.

La tensión entre ellos aumenta palpable, una carga eléctrica en el aire que hace que Jungkook sienta un nudo en el estómago. Su mirada se desvía brevemente al ver a Taehyung humedecer sus labios, un gesto que le resulta inquietante y fascinante al mismo tiempo. Cuando vuelve a encontrar los ojos del comandante, se da cuenta de que ahora están ardiendo en fuego, cargados con una intensidad profunda que se iguala al gris de su mirada. Sin previo aviso, el escaso espacio entre ellos se reduce a nada, y sus labios se encuentran en un contacto inesperado.

Jungkook se siente completamente desconcertado, su mente en blanco ante la intensidad de la situación. El beso que sigue no es nada suave; es una colisión abrupta de deseos reprimidos y emociones tumultuosas. La presión de los labios de Taehyung contra los suyos es implacable, cargada de una agresividad que parece reflejar el odio y la tensión acumulada entre ellos. El contacto no es tierno ni gentil; es feroz y urgente, como si ambos estuvieran tratando de consumir el uno al otro en un instante.

Se da cuenta de que no tiene tiempo para procesar lo que está sucediendo, pues la atracción que arde dentro de él es mucho más poderosa que cualquier rastro de voluntad. El deseo, feroz y descontrolado, arrasa con sus reservas, empujándolo a responder con la misma intensidad. El mundo a su alrededor se desdibuja, el único enfoque es el ardor y la confrontación que se desata en ese beso, un acto cargado de un odio visceral que se mezcla con una necesidad incontrolable.

Cuando finalmente se separan, ambos están jadeando, el aire que tanto necesitaban apenas vuelve a sus pulmones. Sus miradas se encuentran en un silencio cargado de confusión y desorientación, como si aún intentaran asimilar lo que acaba de ocurrir. El contacto abrupto y la intensidad del momento parecen haber desbordado la capacidad de ambos para procesar la realidad. La tensión entre ellos permanece palpable, un eco del conflicto que acabaron de vivir, mientras el silencio se llena de un peso emocional que ambos aún no pueden entender.

Taehyung lleva una mano hasta la mejilla de Jungkook, sus dedos apenas rozando la piel con un toque sutil que, sin embargo, provoca una ola de sensaciones en Jungkook. El gesto, tan ligero y casi imperceptible, despierta una intensidad emocional inesperada, como si estuviera cargado de significado profundo. La conexión entre ellos se vuelve aún más intensa con cada segundo que pasa, la mirada de Taehyung no se aparta ni un instante.

Finalmente, Taehyung retira la mano de la mejilla de Jungkook y la introduce en su bolsillo, de donde saca una pequeña runa de viento. Sin apartar la mirada, la coloca en la mano de Jungkook, sus dedos apenas rozando la piel del otro.

En el instante en que la runa toca su piel, Jungkook siente una oleada de energía fría y purificadora que recorre su cuerpo, apagando el ardor interno que lo había consumido. Es como si el poder de la runa absorbiera todo el calor y la intensidad de la situación, devolviéndolo a una fría y clara realidad. Los únicos lugares donde el calor persiste son aquellos que aún recuerdan el toque de Taehyung, incluido el ligero roce en su mejilla. El contraste entre la frialdad de la runa y el calor residual deja a Jungkook con una sensación de inquietud y confusión, mientras su mente trata de reajustarse al mundo que lo rodea.

Antes de que Jungkook pueda decir algo, si es que logra recordar cómo formular palabras, Taehyung comienza a alejarse lentamente. Su mirada permanece fija en Jungkook, con una intensidad silenciosa en sus ojos que parece decir más que cualquier palabra. Finalmente, el comandante se da la vuelta y se aleja, su figura desvaneciéndose en la distancia mientras se marcha sin un solo comentario. El silencio que queda tras su partida es abrumador, lleno de preguntas no respondidas y emociones a flor de piel.

Jungkook se queda allí, inmóvil, mientras su mente intenta procesar lo que acaba de ocurrir, ahora que la claridad empieza a regresar. Reflexiona sobre las posibilidades: tal vez esto sea una influencia del Hyss, una distorsión provocada por la etapa actual, que podría hacerle sentir amplificado el canal de poder de Taehyung hasta el punto de no poder bloquearlo por completo.

Se esfuerza por convencerse de que lo sucedido no significa que haya sentimientos entre ellos, más bien, intenta racionalizarlo como un efecto de la influencia de la etapa y la conexión que había establecido con la energía del Hyss. La confusión y el calor que aún siente le parecen más bien un resultado de esa influencia, no una indicación de un vínculo emocional profundo.

Mientras evalúa sus opciones, piensa en romper la conexión que tiene con la energía del Hyss. Sin embargo, la indecisión lo embarga. Sabe cuán crucial es esa conexión para intensificar su poder y el valor que le aporta en su entrenamiento. La posibilidad de perder esa ventaja le pesa demasiado.

Finalmente, decide que no va a romperla. A pesar de la confusión y el desasosiego que siente, se obliga a mantenerse firme. Sus dedos recorren sus labios, sintiendo el eco del beso, mientras una corriente de energía recorre su cuerpo, intensificando su indecisión.

Niega con la cabeza un par de veces, tratando de despejar su mente, mientras se mentaliza que debe hacer todo lo posible por soportarlo.

ES QUE VIERON ESOOOOOO 🤯 Oh, por favor díganme que les pareció el capítulo. Yo estoy que grito de la emoción con todo lo que está pasando. AAAAAA hubo beso finalmente y re intensa la cosa uffff.🥵 Díganme sus teorías hasta ahora.😌

Espero que hayan disfrutado del capítulo, yo me esmeré mucho para poder traérselos. Vamos avanzando de poco en poco.

En fin, les mando muchos besitos en sus ojitos. Procuraré volver pronto, mientras tanto, manténganse sanos.🌷

P.D para mi bella luna, te amo. Eres mi mayor motivación, todo esto es para ti.💕

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