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09: El enigma del destino.

El resto de la semana resultó ser tan desafiante para Jungkook como el primer día. La dificultad no residía en los aspectos académicos, los cuales resultaron ser más fáciles de lo que había anticipado. Aunque había dejado de mencionarlo en voz alta, dado que Yoongi lo miraba con seriedad, ya que, para él, los estudios no eran tan sencillos como Jungkook los hacía parecer.

La verdadera complicación surgió, como era de esperar, con los maestros asignados a sus clases. Tras el primer día, había albergado una pequeña esperanza de que el resto de sus instructores pudieran ser más flexibles y menos hostiles. Sin embargo, resultó que esa esperanza era demasiado optimista para un grupo de cazadores entrenados para pensar y actuar con una hostilidad casi instintiva.

Tendría que acostumbrarse a ello; no le quedaba otra opción. Por lo menos, podía sentirse un poco aliviado de que los entrenamientos no eran aún excesivamente rigurosos. Las primeras lecciones se centraban en aspectos básicos, como mejorar la resistencia física, lo que, para su sorpresa, resultaba ser menos complicado de lo que había temido. Jungkook sospechaba que esta relativa suavidad en el entrenamiento era obra de Seokjin, ya que Taehyung no parecía nada complacido con la simplicidad de las sesiones.

Estaba agradecido por el tiempo que le brindaba para fortalecerse y prepararse antes de que lo pusieran de nuevo en combate contra alguien. A menos que Taehyung, con su obsesión por él, se ofreciera como su contrincante permanente.

Los entrenamientos se realizaban únicamente tres veces por semana. No obstante, Jungkook asistía a sesiones adicionales con Seokjin siempre que sus clases finalizaban antes de lo previsto. Como resultado, se sentía físicamente agotado en extremo.

Al menos, la semana finalmente había llegado a su fin. Solo quedaba lidiar con el examen general del día siguiente, una agotadora prueba de cinco horas que, en opinión de Jungkook, era un tiempo ridículamente excesivo. Aun así, optó por guardar silencio, puesto que Yoongi no dejaba de alegar que incluso ese tiempo resultaba insuficiente para abarcar adecuadamente todo el contenido visto durante la semana.

Jungkook había intentado ayudarlo a estudiar utilizando el método que siempre le daba buenos resultados, una estrategia estructurada y precisa que le permitía dominar rápidamente cualquier tema. Sin embargo, lejos de ser útil, su método dejó a Yoongi más confundido y frustrado que al principio. Para su amigo, resultaba incomprensible cómo alguien podía seguir una táctica tan compleja y pensar que eso facilitaría el estudio. No dejaba de recordarle a Jungkook que él era solo una persona común, con un cerebro normal, incapaz de procesar la información de la misma manera que él lo hacía.

Finalmente, Jungkook se resignó y diseñó un sistema de estudio más sencillo y directo, adaptado específicamente a Yoongi, tal como él lo quería. Al menos, el castaño terminó conforme y le agradeció sinceramente por el esfuerzo y la ayuda. Aunque Jungkook seguía pensando que había formas mucho más eficientes de aprovechar el tiempo y la concentración. Pero, una vez más, optó por no decir nada.

El día del examen llegó, y mientras Jungkook tomaba su desayuno, notó que Yoongi lo observaba fijamente desde el otro lado de la mesa. Confundido, frunció ligeramente el ceño antes de preguntar.

—¿Ocurre algo?

—¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¿Es acaso otro poder de tu super cerebro? —preguntó, su voz cargada con una leve frustración que hizo que Jungkook parpadeara sorprendido antes de esbozar una sonrisa divertida.

—¿Por qué estás tan preocupado? Prestaste atención en todas las clases y además, estudiaste. No entiendo por qué sigues tan inquieto —replicó Jungkook con genuina incredulidad, lo que solo logró aumentar la frustración de su amigo.

—Porque no soy como tú —respondió el otro con un suspiro frustrado, recargándose en la silla—. Tú apenas miras algo y ya lo entiendes todo. Yo, en cambio, necesito repasar mil veces y aun así no me siento listo.

Jungkook mantuvo la sonrisa, pero había un destello de comprensión en sus ojos. Era cierto que su capacidad para asimilar información casi instantáneamente lo hacía diferente, pero no siempre había sabido cómo manejar esa ventaja. Observó a Yoongi por un momento antes de responder.

—Tienes razón, las cosas me vienen más fácilmente, pero no significa que no lo piense demasiado —dijo con tranquilidad—. Estudiaste, prestaste atención, y sé que sabes más de lo que crees. Solo necesitas confiar en eso.

El castaño lo observó en silencio durante un momento, y su expresión se suavizó, lo que trajo a Jungkook una sensación de alivio al ver que su amigo comenzaba a relajarse. Entendía que convivir con alguien como él podía ser frustrante. Ya había vivido situaciones similares con Clark, por lo que la reacción de Yoongi no lo sorprendía ni le molestaba. Sabía que la frustración de su amigo no era un ataque hacia él, sino más bien el reflejo de sus propias inseguridades. Aun así, Jungkook también sabía que compararse con él no era justo para nadie. Hasta ese momento, no había encontrado a alguien que igualara su nivel de inteligencia, lo que solo acrecentaba la presión sobre quienes lo rodeaban. Sin embargo, reconocía que Yoongi era increíblemente capaz y brillante a su manera. Solo necesitaba creer más en sí mismo y dejar de lado esa autoexigencia que lo atormentaba.

—Lo siento, estoy siendo un fastidio —murmuró Yoongi con pesar, soltando un largo suspiro—. Sé que debería confiar más en mí mismo, incluso quemamos los huevos esta mañana... es solo que... —se interrumpió, desviando la mirada a su alrededor como si buscara algo que no podía expresar en palabras.

Jungkook dudó por un instante, preguntándose si debía decir algo. Sin embargo, antes de poder hacerlo, notó cómo el semblante de Yoongi cambiaba de repente, iluminado por un brillo inconfundible en sus ojos. Siguiendo la dirección de su mirada, Jungkook se giró y vio a Lira acercándose hacia ellos, acompañado de Eunwoo.

—No tengo mucho tiempo, pero imaginé que podrías necesitarme —dijo ella al llegar a la mesa, dirigiéndose a Yoongi.

—Te haces demasiadas ilusiones, yo no... —Yoongi se interrumpió al ver la ceja arqueada de Lira, claramente escéptica, lo que lo hizo vacilar antes de chasquear la lengua con frustración—. Te tardaste demasiado —añadió al final, resignado, aceptando que, en realidad, sí necesitaba a su mejor amiga.

Una leve sonrisa curvó los labios de Lira mientras se sentaba junto a Yoongi. Sin decir nada, buscó en su bolsillo y sacó una pequeña roca. Luego tomó la mano de su amigo, la colocó en su palma y, con suavidad, cerró su mano sobre la de él, cubriéndola con la suya.

—Somos hijos de las montañas, tenemos la fortaleza de una roca —dijo Lira con voz firme, apretando la mano de Yoongi con confianza—. No importa cuán difíciles sean los retos que enfrentamos, siempre podemos encontrar la fuerza para superarlos. Creo en ti.

Ambos se miraron en silencio, y después de un momento, Yoongi asintió con la cabeza, visiblemente más relajado. La tensión en su rostro se había disipado, y una expresión de tranquilidad se había asentado en sus rasgos. Jungkook observó a su amigo con curiosidad y luego dirigió su mirada hacia Eunwoo, quien, al igual que él, parecía desconectado de la profunda carga emocional que esa simple metáfora tenía para los dos amigos.

—Tengo que irme —dijo Lira, levantándose mientras dirigía una mirada sincera a Jungkook—. Sé que quizás no lo necesites, pero te deseo mucho éxito en el examen también.

Era cierto, Jungkook era plenamente consciente que el examen no representaría un desafío para él. Sin embargo, apreciaba profundamente los buenos deseos de Lira. Le sonrió con cariño, su expresión llena de gratitud, y asintió ligeramente en señal de agradecimiento.

—Gracias, lo mismo para ti, para ambos —corrigió, dirigiendo su mirada hacia Eunwoo, quien asintió con esa amabilidad característica en su mirada, ofreciendo una sonrisa cálida en respuesta.

—Intentaré buscarlos más tarde —añadió Lira, mirando a sus dos amigos con una tenue sonrisa.

—Bien. Éxito en el examen también; creo en ti —declaró Yoongi con determinación, su mirada cargada de sentimientos tácitos que Lira entendió perfectamente.

La castaña se levantó de la mesa y, tras ofrecer una última mirada a sus amigos, se giró hacia su Mentályr y se marchó con él. Los dos chicos los siguieron con la vista hasta que se perdieron en los pasillos entre los alumnos. Jungkook fue el primero en volver la mirada hacia Yoongi, y una sonrisa ligera iluminó su rostro al notar el afecto en su mirada mientras observaba a Lira.

Cuando Yoongi sintió la mirada sobre él, se giró hacia el azabache, y un leve rubor tiñó sus mejillas. Jungkook notó que su amigo parecía más relajado y observó cómo su mano seguía envolviendo la piedra que Lira le había dado.

—¿Mejor? —cuestionó, recibiendo un asentimiento del contrario—. Perfecto, ahora termina tu desayuno.

Jungkook lo observó con una sonrisa satisfecha mientras Yoongi volvía a centrarse en su plato. La luz del sol se filtraba suavemente a través de las ventanas del comedor, creando un ambiente cálido y acogedor. El aroma de los alimentos mezclado con el murmullo bajo de las conversaciones matutinas añadía un toque de tranquilidad al inicio de su día.

Los resultados del examen, por sí mismos, no representaban un aspecto fundamental que pudiera afectarles de manera directa, ya sea en caso de obtener una calificación deficiente o en caso de hacerlo bien. Sin embargo, lo que realmente confería importancia a las pruebas era el sistema de puntuación asociado. Los puntos acumulados durante el examen tenían un valor considerable, pues determinaban el acceso a diversas oportunidades y recursos.

En particular, el primer examen tenía una relevancia especial, ya que los puntos obtenidos podían ser utilizados para enviar las primeras cartas a sus familiares. El resto, podían ser guardados y acumulados para las pruebas futuras. Dado que hay ciertos recursos que solo se pueden adquirir por medio de tales puntos.

Una vez que terminaron de desayunar, ambos se levantaron y se dirigieron a la sala donde se les aplicaría el primer examen. La prueba abarcaría las cinco materias del curso, y dispondrían de solo una hora para responder cada sección. Cuando salieron al pasillo, Jungkook sintió la tensión recorrer todo su cuerpo. En momentos como este, realmente detestaba su habilidad para percibir las emociones ajenas.

Suspiró profundamente e intentó alejar las vibras negativas mediante la meditación. En situaciones normales, encontrar paz en la conexión con la naturaleza le resultaría sencillo y eficaz, pero en ese momento, la densidad de las emociones a su alrededor lo complicaba.

Mientras buscaba algo a lo que aferrarse para contrarrestar la marea de sentimientos intensos, notó un cálido calor que destacaba entre la oscuridad emocional que lo rodeaba. Era una sensación reconfortante, un destello de luz que contrastaba con la pesadez del ambiente. Sin pensarlo, dirigió toda su concentración hacia ese calor, aferrándose a su calidez como un ancla en medio de la tormenta emocional. Poco a poco, el calor comenzó a disipar las malas vibraciones, envolviéndolo en una burbuja de tranquilidad que le permitió afrontar la tensión del momento con renovada calma.

A medida que se acercaba al aula de examen, sentía que la calma se instalaba más profundamente en su interior. Sin embargo, en el momento en que cruzó la puerta del salón, sus ojos se encontraron de inmediato con los de Taehyung. Una sensación extraña lo recorrió, fue como si intuyera que lo estaba esperando, como si Taehyung supiera exactamente el momento en que él llegaría. Todo era tan confuso, y la confusión se intensificó cuando desvió la mirada y notó que la conexión con ese cálido calor interior también se rompía.

Se sentó al lado de Yoongi y organizó meticulosamente los materiales que necesitaría para el examen. No tenía intención de dejar que lo ocurrido minutos antes invadiera sus pensamientos; por ahora solo quería enfocarse en la prueba. Cerró los ojos, buscando serenidad, y se esforzó por apartar de su mente cualquier conexión con el calor que pudiera percibir.

Un poco más tarde, el instructor entró al aula y comenzó a dar las indicaciones para el examen. La primera parte constaría de dos materias, con una hora asignada para cada una. En caso de terminar antes la primer materia, podrían sumar ese tiempo restante a la siguiente. No obstante, el ligero toque de burla en las palabras del instructor no pasó desapercibido para Jungkook, quien comprendió rápidamente que aquello era más un formalismo que una posibilidad real. Recordaba que le habían mencionado cómo, en realidad, el tiempo siempre se volvía un enemigo en estas pruebas; la mayoría de los alumnos apenas lograba completarlas antes de que el reloj los dejara atrás.

Tan pronto como Jungkook tuvo el examen frente a él, lo recorrió con la mirada, deteniéndose en cada pregunta con creciente incredulidad. Había escuchado tantas historias sobre la dificultad abrumadora de estas pruebas que su mente no podía evitar buscar algún tipo de truco o trampa escondida entre las palabras. Volvió a leer cada enunciado, convencido de que algo se le estaba escapando. Pero no había ningún misterio, ningún acertijo oculto. Todo era sorprendentemente claro y directo.

El examen resultaba mucho más sencillo de lo que había anticipado. Considerando la fama que lo precedía, Jungkook había esperado enfrentarse a un desafío mucho mayor. Sin embargo, al ver la simplicidad de las preguntas, supo de inmediato que no tendría dificultades. Su método de estudio, que se basaba en la memorización estratégica de palabras clave para recordar conceptos importantes, le proporcionaba una ventaja crucial.

Se sintió aliviado, pues incluso Yoongi tendría la oportunidad de responder las preguntas sin demasiada dificultad.

Sin perder más tiempo, se dedicó a responder cada pregunta, cuidando de proporcionar una extensión considerable en cada una. Le resultaba frustrante tener que ajustarse al espacio asignado para las respuestas. Tal vez debería comentárselo a alguien, para que consideraran ampliar los espacios o incluso permitirles responder en un pergamino por separado.

Al concluir con las respuestas, repasó la prueba con atención, buscando cualquier error o detalle que hubiera pasado por alto. Cada palabra, cada frase fue analizada meticulosamente hasta que, finalmente, sintió que no había nada más que ajustar. Solo entonces alzó la vista hacia el reloj que colgaba en la pared, y en ese instante, una sensación de ansiedad se apoderó de él, como si un nudo se formara de golpe en su estómago.

A Jungkook jamás le gustó ser el centro de atención. Siempre hacía lo posible por mantener un perfil bajo y pasar desapercibido, pero había ocasiones en las que, sin importar cuánto lo intentara, era imposible evitar que todas las miradas recayeran sobre él. Como ahora, cuando se levantó de su asiento para entregar la prueba. Aún quedaban treinta minutos del plazo asignado, y aunque sabía que todos lo notarían, no podía quedarse quieto esperando. Así que, con el corazón latiendo con fuerza, caminó hacia el frente sintiendo algunas miradas curiosas y expectantes clavadas en su espalda.

Cuando el instructor lo observó, pudo sentir la hostilidad en su mirada. Ya había pasado por una situación similar, pero ni así lograba controlar el nerviosismo que seguía apoderándose de él. El aura intimidante del hombre frente a él irradiaba una tensión que le resultaba imposible controlar, por más que intentara mantenerse sereno.

—Ah, pensé que había dejado claro que no iba a resolver sus malditas dudas —espetó el encargado con frialdad.

Jungkook se preguntó si tendría que soportar esta incomodidad cada vez que entregara sus pruebas. Tal vez, con el tiempo, los profesores se acostumbrarían a la rapidez con la que terminaba, o quizás debería simplemente quedarse en su asiento hasta que el tiempo asignado se agotara.

—Ya he terminado —anunció el menor, con un toque de nerviosismo pero lo suficientemente claro como para que el instructor lo escuchara y sus palabras rompieran el silencio en el aula.

La presión de las miradas que lo rodeaban se volvió casi insoportable, así que Jungkook optó por mantener la vista fija al frente. El instructor lo observó con una mezcla de escepticismo y curiosidad durante un breve instante. Luego, bajó la mirada hacia la prueba en sus manos, y un destello de sorpresa iluminó sus ojos. Al fijarse en la parte superior del examen, donde estaba escrito el nombre de Jungkook, el instructor mostró una expresión de comprensión que el azabache detestó.

—Aquí tienes la siguiente parte —dijo finalmente, extendiéndole un pergamino que contenía la siguiente materia.

Sin decir una palabra, Jungkook aceptó el pergamino y regresó a su asiento sin mirar a nadie más. Aprovechó el momento mientras se sentaba para echar un vistazo al examen de Yoongi, que estaba a su lado. Para su sorpresa, vio que aún quedaban varias preguntas por responder y que las respuestas de Yoongi no eran tan extensas como esperaba.

Trató de concentrarse en su prueba, pero pronto se dio cuenta de que la aparente facilidad del examen probablemente era un reflejo de su propio nivel de inteligencia. A pesar de este pensamiento, se dedicó a resolver cada pregunta con precisión y meticulosidad. Terminó antes de lo previsto nuevamente, y el alivio llegó cuando el instructor le dio permiso para marcharse, liberándolo de la presión de las miradas tensas de sus compañeros.

—Deja de mirarme así —dijo Jungkook, visiblemente incómodo bajo la intensa mirada de su amigo.

Una vez que terminó las dos primeras materias, se había dirigido a la cafetería para hacer un poco de tiempo, ya que después de las pruebas sería la hora del almuerzo. Se acomodó en una mesa cercana a la entrada para esperar a Yoongi. Sin embargo, cuando finalmente llegó, se sentó en la silla frente a él sin decir palabra. Su mirada intensa y penetrante cargaba el aire con una tensión palpable que dejó a Jungkook inquieto. La forma en que Yoongi lo observaba en silencio hizo que se preguntara qué podría estar pasando por la mente de su amigo.

—Creo que subestimé tu inteligencia —dijo finalmente, sin apartar la mirada de los profundos ojos grises de Jungkook—. Sabía que eras un prodigio, pero no había comprendido la verdadera magnitud de lo que eso significaba.

Los ojos de Jungkook se abrieron en sorpresa, y un ligero rubor tintó sus mejillas.

—Solo estás exagerando, el examen estaba...

—No te atrevas a decir que estaba fácil —interrumpió Yoongi con seriedad—. Porque estuvo lejos de ser sencillo.

—No entiendo por qué dices eso; vinieron todos los temas que estudiamos. Incluso sentí alivio al pensar que serías capaz de responderlo sin problema.

Yoongi observó a Jungkook un momento, y su mirada finalmente se relajó al percibir la genuina incredulidad en los ojos de su amigo. No estaba seguro si Jungkook era demasiado ingenuo o si le tenía una confianza desmedida. Quizás eran ambas cosas.

—Es verdad que venían todos los temas que estudiamos, pero sabes que no se trataba solamente de llenar con información. Las preguntas requerían un análisis profundo y respuestas que demostraran comprensión y reflexión. No era cuestión de solo recitar lo aprendido, sino de aplicar el conocimiento de manera crítica.

—¿Y eso era un problema? —preguntó Jungkook, inclinando la cabeza con una expresión de confusión.

—¡Ah, por el amor de Myrtlax! —exclamó Yoongi con frustración, pero Jungkook solo sonrió al escuchar la expresión.

—Seguro te irá bien, yo también creo en ti.

El resto del día transcurrió bajo una tensión palpable; los exámenes restantes se realizaron con nerviosismo y concentración. Finalmente, cuando el último examen terminó, los alumnos pudieron dejar atrás la pesada carga emocional. La noche cayó lentamente sobre el campus, trayendo consigo un respiro temporal de la presión constante. Sin embargo, la calma nocturna no podía borrar la incertidumbre que persistía. A medida que el silencio se asentaba, la anticipación por los resultados de los exámenes al día siguiente comenzaba a llenar el aire, dejando a los estudiantes en un estado de expectación silenciosa mientras esperaban el desenlace de su esfuerzo.

Cuando la mañana llegó, Yoongi despertó a Jungkook mucho antes de lo que habitualmente solía hacerlo. En otra ocasión, Jungkook no habría dudado en ignorar a su amigo y volver a sumergirse en su sueño. ¡Por Myrtlax! El sol aún no se había asomado por el horizonte, y la oscuridad de la madrugada seguía envolviendo el mundo. Sin embargo, al percibir la creciente inquietud en el castaño, comprendió que no podía rechazar la súplica silenciosa de su amigo.

Hoy era su día libre, y Jungkook esperaba disfrutar de un merecido descanso tras la agitada semana. Aunque no solía despertar tarde, una hora extra de sueño habría sido muy apreciada. Sin embargo, hoy era el día de la entrega de los resultados de los exámenes. Aunque comprendía el nerviosismo de Yoongi, no compartía su ansiedad. Después de todo, los resultados estarían disponibles durante todo el día; nada cambiaría si se revisaban antes de tiempo.

A pesar de su deseo de seguir durmiendo, Jungkook decidió levantarse. Yoongi había hecho tanto por él que no le costaba nada —quizás un poco— despertarse antes de lo habitual. Se dirigió a la ducha con el objetivo de despejarse del sueño, el agua fresca ayudándole a despejar la mente y a prepararse para el día. Se vistió con la mayor rapidez que pudo y permitió que Yoongi lo arrastrara fuera de la habitación.

Para su sorpresa, no eran los únicos que se encontraban frente al tablón de anuncios. Un silencio cargado de tensión se extendió por el lugar cuando los demás notaron su llegada. Jungkook, al principio, pensó que las miradas se dirigían hacia él y Yoongi, pero pronto se dio cuenta de que en realidad todos los ojos estaban fijos únicamente en él. Este descubrimiento hizo que una oleada de nerviosismo lo invadiera, su corazón latiendo con fuerza mientras sentía el peso de la atención colectiva. El ambiente, ya de por sí cargado, se volvió aún más denso con el intenso escrutinio de los presentes.

Con el ceño fruncido y la mirada cargada de seriedad, Yoongi se hizo espacio entre los alumnos para llegar al frente del tablero. Jungkook le siguió en silencio, sintiendo cómo la presión del momento aumentaba con cada paso. Al llegar frente al tablón, ambos chicos se inclinaron para examinar los resultados con atención. Los ojos de Jungkook se abrieron con asombro al ver que había obtenido una puntuación perfecta. Sin embargo, su sorpresa aumentó aún más cuando se dio cuenta de que, gracias a su logro, su escuadrón había alcanzado el primer puesto en el rendimiento académico del curso de esa semana.

Examinó las puntuaciones de los demás alumnos y se sorprendió al notar que la siguiente calificación más alta después de la suya era de ochenta puntos. Las puntuaciones descendían rápidamente a partir de ahí.

—Bien hecho, Nux Xaldir.

Al escuchar esto, Jungkook se giró para enfrentar a quien le dirigía esas palabras. Su sorpresa fue evidente cuando sus ojos se encontraron con los de Namjoon. Aunque buscó indicios de sarcasmo o burla en el tono de su voz y su expresión, no encontró nada que sugiriera ironía. Esta inesperada amabilidad y el hecho de que Namjoon, con su apariencia serena y cálida, fuera el mejor amigo de Taehyung, seguían resultándole sorprendentemente desconcertantes.

Decidió no decir nada y simplemente asintió con un ligero movimiento de cabeza. Luego, como si su mirada fuera guiada por una fuerza magnética, se desplazó hacia el fondo, donde sus ojos se encontraron con los de Taehyung. Este se encontraba apoyado contra una pared, acompañado por una chica que Jungkook reconoció como Alessa Harlling. Los dos se miraron durante un instante que pareció interminable, el gris profundo de sus ojos contrastando con el rojo intenso de los del otro, creando una tensión que parecía vibrar en el aire. Finalmente, Jungkook desvió la mirada al ver a Alessa inclinarse para susurrar algo al oído de Taehyung.

Ignorando la creciente incomodidad en su interior, Jungkook aceptó con una sonrisa las felicitaciones emocionadas de algunos de sus compañeros de escuadrón. Le resultaba realmente curioso cómo para ellos el estar por encima de los demás era motivo de tanto orgullo, algo que él nunca llegaría a comprender.

Se sintió aliviado cuando Yoongi finalmente lo rescató para ir a desayunar. Antes de abandonar el lugar, Jungkook buscó con la mirada a Taehyung, pero no logró verlo por ningún lado. Suspiró con fuerza y negó ligeramente con la cabeza, recordándose a sí mismo que no tenía por qué importarle.

Tras el desayuno, los dos chicos se encaminaron hacia su habitación, donde se prepararon para empezar a escribir las cartas dirigidas a sus familias. La habitación, iluminada por la luz matutina que se filtraba a través de las cortinas, les ofrecía el ambiente tranquilo que necesitaban para concentrarse.

—¿A quién vas a escribirle? —preguntó Jungkook con curiosidad, mientras observaba a Yoongi a su lado, que comenzaba a sacar las hojas para sus cartas.

—Solamente puedo mandar una carta, así que le escribiré a mis padres —respondió, organizando meticulosamente el papel sobre la mesa. Se detuvo un momento y miró a Jungkook con un interés—. ¿Y tú? ¿A quién planeas escribir?

—A mis abuelos y a mi tía. Me hubiera gustado escribirle también a mi mejor amigo, pero me faltan veinte puntos para poder enviar una carta adicional, así que tendrá que esperar hasta la próxima semana.

El envío de las cartas tenía un costo de cuarenta puntos, y Yoongi, con los setenta que había obtenido, solo tenía la posibilidad de mandar una única carta. Jungkook aún no lograba comprender cómo era posible que las calificaciones hubieran sido tan bajas en general; nadie, aparte de él, había alcanzado una puntuación perfecta. Aunque sentía el impulso de hablar sobre ello, optó por guardar silencio. No le pasó desapercibida la irritación que se reflejaba en el rostro de Yoongi debido a los resultados, y prefirió no irritarlo más.

—Sigo pensando que es una tontería poder enviarles cartas, pero no tener permitido recibir respuesta —murmuró Yoongi con molestia.

—Bueno, ya te habrás hecho una idea de cómo funcionan las cosas en la academia.

—¿Qué tiene que ver con comunicarnos con nuestras familias

—Lo que buscan aquí es que nos convirtamos en máquinas que operan sin la interferencia de sentimientos. El poder que heredas de la sangre de dragón es una ventaja cuando logras activarlo por completo, siempre y cuando sepas cómo manejarlo. Un descontrol emocional puede desatar un caos devastador, ya que las habilidades están profundamente ligadas a las emociones del portador. El objetivo es que dominemos el poder sin que nuestras emociones nos desestabilicen. En esta academia, no se trata solo de aprender a utilizar nuestras habilidades, sino de eliminar cualquier atisbo de debilidad que pueda surgir de nuestras emociones. Nos entrenan para ser fríos, calculadores y eficientes, de manera que el poder sea una extensión de nuestra voluntad y no una fuente de riesgo. Y los estudiantes de los cursos superiores son la prueba de ello, se vuelven cada vez más despiadados y desprovistos de emociones.

—Hay muchas cosas que desconocía en el momento en que elegí convertirme en cazador. No me di cuenta de cuán complejo sería realmente el proceso, ni de las profundas exigencias emocionales y físicas que implicaría. Mi familia jamás podría ser debilidad para mí.

—Lo importante es no dejarte arrastrar por todo esto. Es cierto que las emociones pueden desempeñar un papel peligroso al manejar el poder. Sin embargo, si aprendes a controlarlas, pueden convertirse en una de tus mayores fuentes de poder. El odio hacia los dragones ha llevado a la humanidad a adoptar un enfoque excesivamente metódico y hostil, olvidando que el verdadero poder de un dragón surge de su conexión profunda con la naturaleza y su entorno. Aunque no somos dragones, llevamos su sangre en nuestras venas, y esa misma conexión con la naturaleza puede convertirse en una fuente poderosa si aprendemos a honrarla y a canalizarla correctamente.

—Que es lo que la religión te enseña.

—Exacto.

—Joder, Kook. No sé qué habría hecho sin ti. Seguramente me habría dejado arrastrar por todas esas ideologías de mierda que intentan imponernos aquí. Cuando decidí venir a esta academia y convertirme en cazador, no lo hice para buscar ir a la guerra ni para seguir ciegamente un camino de combate. Mi verdadera motivación era obtener las habilidades necesarias para defenderme y explorar el mundo, tal como lo hizo mi abuelo. Quiero conocer todos los lugares que él visitó y vivir las aventuras que él vivió.

Era la primera vez que Jungkook escuchaba la verdadera razón por la cual Yoongi había decidido convertirse en cazador. El hecho de que finalmente le hubiera compartido su motivación le conmovió profundamente, ya que era un reflejo de la confianza que habían forjado entre ellos. Hasta ese momento, Jungkook solo sabía que Yoongi admiraba profundamente a su abuelo, no se esperaba que este fuera la inspiración detrás de su decisión de venir a la academia.

—Estoy seguro de que lo lograrás, lo haremos juntos. La única manera de evitar quedarnos bajo sus órdenes una vez que nos graduemos es ganando las escamas.

—Tenemos un largo camino por recorrer, ¿cierto?

—Así es, pero nos tenemos el uno al otro —afirmó Jungkook con una sonrisa, mientras dejaba caer su rostro en el hombro de su amigo y sentía cómo Yoongi apoyaba su cabeza sobre la suya.

Después de ese momento compartido, finalmente se sentaron a redactar sus cartas. Jungkook decidió escribirle a sus abuelos primero. Consciente de la preocupación que podrían sentir al recibir noticias de él, se esforzó por asegurarles que todo estaba bien. Seleccionó cuidadosamente sus palabras para tranquilizarlos, sin revelar las dificultades reales que enfrentaba ni los desafíos de la academia. A pesar de su deseo de ser completamente honesto, supo que tenía que omitir algunos detalles y suavizar la realidad para protegerlos de la inquietud. Con cada palabra, trató de transmitirles calma y seguridad, asegurándoles que estaba bien.

El contraste era evidente en comparación con la carta que había enviado a su tía, en la cual se había esmerado en detallar cada aspecto con meticulosidad. Susan le había prometido que, tan pronto como recibiera su primera carta, se aseguraría de que él obtuviera una respuesta de su parte. Para Jungkook, el apoyo de su tía era esencial, no había consejos ni palabras que valorara más que los de ella.

Una vez que terminó de redactar las cartas, las introdujo cuidadosamente en sobres, asegurándose de escribir cada dirección de forma correcta. Mientras lo hacía, una profunda nostalgia lo invadió, evocando recuerdos de su hogar, de su familia y de su mejor amigo, a quienes extrañaba más de lo que había imaginado. Sin embargo, comprendía que tenía un objetivo importante que debía alcanzar, y estaba decidido a cumplirlo para regresar a ellos.

El tiempo en la academia transcurría de manera implacable, con días que se deslizaban sin piedad, atrapados entre los entrenamientos exhaustivos, los exámenes constantes y las noches interminables en las que el sueño se le escapaba como arena entre los dedos. Había pasado más de un mes desde su llegada, aunque a veces parecía una eternidad. La intensidad del calor del Krax, poco a poco comenzaba a ceder. El aire seguía siendo cálido, pero ya no tan sofocante, un cambio casi imperceptible que anunciaba la inminente llegada del Riss a tan solo unas semanas.

Para Jungkook, el tiempo parecía difuso, atrapado en una bruma interminable de rutinas a las que aún no lograba adaptarse por completo. Nunca antes en su vida había puesto tanto empeño en el entrenamiento físico, y la frustración lo consumía al no ver avances tan significativos como esperaba.

Mientras jadeaba por el esfuerzo, con el sudor resbalando por su rostro y un dolor agudo extendiéndose por su cuerpo tras ser derribado por Seokjin, no podía evitar preguntarse si alguna vez alcanzaría un momento en el que realmente pudiera sentir que estaba progresando.

—No puedes seguir así —sentenció Seokjin, su voz cargada de una frustración palpable—. Con el tiempo que llevamos entrenando, ya deberías estar mostrando un avance mucho mayor del que has logrado.

—Te juro que lo estoy intentando —respondió Jungkook con la voz cargada de agotamiento, mientras se incorporaba lentamente y se limpiaba el sudor del rostro con el antebrazo.

Seokjin lo observó por un momento, su expresión suavizándose apenas, aunque su mirada seguía cargada de esa severidad que lo caracterizaba. Suspiró, pasando una mano por su propio cabello mojado por el sudor antes de hablar.

—No digo que no lo estés intentando, Kook. —Seokjin cruzó los brazos, el tono de su voz un poco más calmado pero sin perder su filo—. Has mejorado, lo sé, pero no es suficiente. El progreso está ahí, pero no es el que deberías tener a estas alturas. Necesitas más disciplina, más enfoque. No basta con solo intentarlo; necesitas resultados. Y no lo digo para desanimarte —continuó, con una mezcla de firmeza y algo que rozaba la comprensión—. Te estoy empujando porque sé que puedes más, porque tienes el potencial, pero no lo estás alcanzando. No te conformes con lo mínimo cuando podrías estar logrando mucho más.

Jungkook apretó los dientes, sintiendo cómo las palabras de Seokjin se clavaban en su orgullo. Sabía que tenía razón, pero eso no hacía que la frustración doliera menos.

—¿Qué se supone que debo hacer si estoy poniendo todo mi empeño? —preguntó Jungkook, con el desánimo reflejado en su mirada y su voz quebrada por la frustración. Se limpió de nuevo el sudor, como si intentara borrar el peso de su impotencia junto con él.

—Es como si hubiera algo frenándote... —dijo Seokjin, su tono más bajo pero cargado de significado—. No sé si es miedo, dudas, o simplemente una barrera que tú mismo te has puesto. Pero mientras sigas arrastrando eso, no importa cuánto entrenes, no vas a alcanzar tu verdadero potencial.

El silencio que siguió a sus palabras fue pesado, dejando a Jungkook con la sensación de que el verdadero enemigo no estaba en el campo de entrenamiento, sino en algún lugar más profundo y complicado de alcanzar en su interior.

—Por ahora, enfócate en darle máxima prioridad a fortalecer tu condición física. He hecho todo lo posible para brindarte el tiempo necesario, pero a partir de la próxima semana, los entrenamientos estarán bajo la supervisión de los Aervox, y no podré intervenir en sus métodos. He estado observando a Draksser y, aunque no creo que los someta a combates constantes, su experiencia en entrenamiento militar indica que no será nada indulgente.

»Tienes la ventaja de haber estado entrenando conmigo, lo que significa que los métodos que empleará no te serán del todo desconocidos. No obstante, si ya te sientes agotado con la intensidad de nuestras sesiones actuales, es probable que encuentres difícil adaptarte al ritmo implacable del nuevo régimen de entrenamiento. Ten en cuenta que nosotros continuaremos avanzando al mismo ritmo en nuestras sesiones, así que necesitarás estar en tu mejor forma para mantener el paso.

Jungkook comprendía que Seokjin no intentaba abrumarlo intencionalmente. Aunque escuchar esas palabras resultaba inquietante, le agradecía la franqueza con la que se las expresaba. Era consciente de que necesitaba redoblar su esfuerzo, ya que, a pesar de que Taehyung pudiera no someterlos a combates continuos, sabía que aprovecharía cualquier ocasión para poner en evidencia sus debilidades.

—Me esforzaré aún más —afirmó Jungkook, con una renovada determinación resplandeciendo en sus ojos. Estaba decidido a demostrarle a todos, especialmente a Taehyung, que era más que capaz.

Seokjin lo observó por un momento, y su mirada se suavizó con un cariño que sabía no estaba dirigido a él, sino a la persona que veía a través de sus ojos.

—Tu determinación me recuerda a Susy —dijo, su tono ahora más comprensivo—. La determinación es clave en esto. No olvides que el esfuerzo y la perseverancia te llevarán lejos. Estoy seguro de que verás resultados si mantienes este enfoque.

—Está bien, lo tendré en cuenta. Gracias, sé que haces esto por mi tía, pero realmente lo agradezco.

—No tienes que agradecerme. Es cierto que Susan confió en mí para que te ayudara, y eso es algo que valoro profundamente. Sin embargo, mi motivación va más allá de eso. Lo hago porque creo firmemente en tu potencial y en lo que eres capaz de alcanzar.

Las palabras de Seokjin sorprendieron a Jungkook, dejándolo momentáneamente sin palabras. Sin embargo, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver la convicción en la mirada del mayor. El brillo en esos ojos no dejaba lugar a dudas: Seokjin realmente creía en su potencial. Esta certeza encendió una chispa de esperanza en él, comenzando a convencerse de que tal vez, con el esfuerzo adecuado, sí tenía lo necesario para alcanzar sus metas.

—Debería irme; Yoongi me está esperando para trabajar en una tarea —dijo Jungkook, soltando un profundo suspiro que reflejaba su agotamiento.

El silencio que siguió luego de sus palabras fue extraño. Jungkook fijó su mirada en el mayor, notando que, aunque su expresión permanecía inalterada, había algo en su aura y en el brillo de sus ojos que irradiaba una sensación distinta. Era como si un conflicto interno se manifestara sutilmente, creando una atmósfera cargada de tensión. Se notaba que Seokjin deseaba decir algo, pero su lucha interna lo detenía. Después de unos momentos de duda y reflexión, finalmente abrió la boca para hablar.

—¿Él está bien?

La pregunta dejó a Jungkook completamente descolocado. Sin comprender del todo lo que estaba ocurriendo, asintió con una mezcla de confusión e incertidumbre.

—¿Debería preguntar al respecto? —cuestionó el menor, levantando una ceja con curiosidad.

—No, será mejor que no —respondió Seokjin, soltando un suspiro cargado de frustración—. Anda, nos veremos después.

Jungkook, aunque no del todo satisfecho, asintió con una mezcla de resignación y curiosidad. A pesar de su deseo de entender lo que estaba sucediendo, optó por no intervenir. Prefería permitir que ambos resolvieran la situación a su manera. Confiaba en que Yoongi compartiría la información que necesitaba saber en el momento adecuado, cuando estuviera preparado para hacerlo.

—De acuerdo, nos vemos.

De regreso a su habitación, Jungkook sintió el cansancio envolviendo cada rincón de su cuerpo. Solo deseaba tomar un baño y luego acostarse a dormir. Sin embargo, aún tenía un trabajo pendiente que debía completar. Aunque podría terminarlo rápidamente y sin dificultades por su cuenta para poder descansar, Yoongi le había pedido ayuda para hacerlo juntos. Sabía que tendría que ser más minucioso en sus explicaciones para asegurar que su amigo pudiera entenderlo completamente.

En cuanto llegó a la habitación, Jungkook se dirigió a Yoongi con una sonrisa cansada.

—Dame un momento para tomar un baño primero —anunció, su voz reflejando el agotamiento que sentía.

—Está bien, te esperaré —asintió el contrario con una mirada comprensiva, antes de volver a concentrarse en continuar escribiendo en su libro.

Jungkook se dirigió al baño, se despojó de toda su ropa y se metió bajo el chorro de agua. El contacto del agua con su piel fue como un bálsamo refrescante, comenzando a relajar los músculos tensos de su cuerpo. Se inclinó ligeramente, permitiendo que la humedad cayera con suavidad sobre su espalda y hombros, mientras cerraba los ojos para disfrutar del momento.

Aprovechó para meditar, concentrándose en el flujo del agua y en su efecto calmante sobre su cansancio. El sonido constante del agua y la sensación de su frescura ayudaban a disolver la fatiga acumulada del día, creando una atmósfera de calma y tranquilidad. Respiró profundamente, sincronizando sus inhalaciones y exhalaciones con el ritmo del agua, permitiendo que esta conexión ayudara a calmar su mente y a liberar el dolor y la tensión que había acumulado.

Cuando finalmente se sintió tranquilo y renovado, Jungkook salió de la ducha, se secó con cuidado y se puso ropa cómoda. Al salir del baño, se dirigió directamente a la mesa y se sentó junto a Yoongi. Con un suspiro de determinación, tomó sus propios materiales y se preparó para comenzar con el trabajo pendiente.

Inicio explicando la información relacionada con el trabajo con gran detalle, desde las tácticas específicas hasta la lógica subyacente de cada estrategia, utilizando mapas, esquemas y notas para ilustrar claramente sus puntos, asegurándose de que Yoongi entendiera cada aspecto crucial.

Se sintió aliviado y satisfecho al ver que captaba la información con rapidez y precisión. En las últimas semanas, Jungkook había estado ayudándole a aprovechar al máximo su habilidad para retener información que le resulta importante. Le enseñó técnicas para enfocarse en los aspectos clave y aplicar su capacidad de retención de manera efectiva durante el estudio. Estos métodos no solo habían mejorado la eficiencia de Yoongi al procesar información, sino que también le habían permitido abordar el trabajo con una mayor confianza. Ver cómo Yoongi aplicaba estos conocimientos con éxito le daba a Jungkook una gran satisfacción, sabiendo que su esfuerzo estaba dando resultados positivos.

Mientras trabajaban juntos, continuó guiando a Yoongi a través de los distintos elementos del trabajo, ofreciendo consejos adicionales y ajustando las explicaciones según fuera necesario. La colaboración fluía con naturalidad, y Jungkook se sintió satisfecho cuando finalmente terminaron.

—Ah, estoy tan agotado. El entrenamiento de hoy fue mucho más intenso de lo habitual —declaró Jungkook con exasperación, recostándose pesadamente sobre la mesa.

—También estoy cansado; hoy me convocaron para entrenamiento de equipo —respondió Yoongi, recostándose a su lado y encontrando su mirada.

—¿Qué hicieron? —preguntó el azabache con interés, mirando a su amigo con curiosidad.

—Hoy nos enfocamos en ejercicios básicos. Trabajamos en seguir pistas e interpretar señales y huellas mediante simulaciones. Aunque es un alivio contar con la colaboración de los demás, sigue siendo agotador cuando no hay nadie que nos guie adecuadamente. Es frustrante que esperen que aprendamos por nuestra cuenta solo con la información proporcionada en clase. Son unos malditos irresponsables de mierda.

—Sí, todos los equipos estamos enfrentando retos similares. Sin embargo, algunos tienen ventajas debido a sus antecedentes y experiencias previas. Por ejemplo, Hoseok se beneficia de su experiencia con las armas gracias al negocio de su familia. Lira me comentó que con su conocimiento, Hoseok ha estado guiando a su equipo de artillería de manera efectiva, facilitando su aprendizaje y progreso. Mientras que nosotros estamos lidiando con la falta de una guía tan especializada, lo que hace que el proceso sea más lento y desafiante.

—¿Era realmente necesario mencionar a Hoseok? —preguntó Yoongi con un toque de irritación, provocando una risa ligera de Jungkook.

—¿Sigue igual de insistente? —preguntó con curiosidad.

—Te diría que cada día está peor —respondió el castaño con fastidio, suspirando profundamente antes de enderezarse en su asiento—. No hablemos del idiota.

—Entendido —aceptó Jungkook con una sonrisa divertida, enderezándose también—. El tiempo ha pasado volando; la etapa del Kramirxis está a punto de terminar y finalmente se irá el Krax.

—Cierto, ¿podemos también hacer una conexión con el Hyss cuando comience?

—Bueno, es posible, pero siendo tu primera vez... no te lo recomendaría —respondió Jungkook, con un matiz de incomodidad en su voz.

Yoongi frunció el ceño, ligeramente confundido.

—¿Por qué lo dices?

—Como sabes, el Hyss es la etapa de cortejo de los dragones. Establecer una conexión con ella podría generar... ciertas necesidades que tal vez no quieras experimentar.

—¿Qué tipo de necesidades?

—Principalmente, la necesidad de encontrar una pareja. Pero no cualquier persona, sino alguien con quien tengas una afinidad profunda, y sabes que eso solo se puede determinar mediante...

—Sexo, entiendo. ¿Para eso son entonces los festivales de cortejo que se realizan en todo el imperio?

—Sí, aunque actualmente es algo más simbólico porque al no realizar una conexión real con el Hyss, no se experimentan esas necesidades de buscar a alguien. Además, con el creciente resentimiento hacia los dragones, las tradiciones han ido desapareciendo y los festivales están siendo modificados poco a poco.

—Entiendo, ¿tampoco harás la conexión entonces?

—Bueno, en mi caso ya tengo el control suficiente para mantener esas necesidades bajo control. Pasé por momentos incómodos la primera vez que lo hice, pero gracias al apoyo de mi familia, pude adaptarme. Se necesita práctica, pero no te recomendaría hacerlo en la academia.

—¿Lo dices porque podría querer tener sexo con cualquiera?

—No es solo por eso. Durante el Hyss, los dragones tienen el instinto de buscar pareja. Ellos no necesitan del sexo para definir su afinidad, ya que lo determinan a través de sus poderes. Sin embargo, pueden surgir problemas si varios dragones eligen a la misma pareja, lo que puede llevar a enfrentamientos. En la academia, esto podría causar problemas porque, aunque los demás no realicen la conexión, pueden percibir a través de su sangre que alguien más lo ha hecho. Así que, si no se controla correctamente, esto puede provocar que por instinto, se sientan atraídos hacia esa persona.

—Ya veo —asintió Yoongi con comprensión—. Bueno, supongo que tendré que esperar hasta el Calcim.

—¡Oh, sí! Definitivamente el Calcim es mucho más agradable, y la estación de Lorve te gustará mucho más.

Jungkook sonrió al ver la aceptación de Yoongi y se estiró, sintiendo cómo el cansancio de la jornada comenzaba a pesarle nuevamente. La conversación había desviado un poco la atención del agotador entrenamiento y les permitió relajarse por un momento.

—Deberíamos ir a descansar —sugirió Jungkook, estirando los brazos y levantándose lentamente de la silla.

Yoongi asintió, también poniéndose de pie y recogiendo sus materiales.

—Tienes razón, de seguro mañana será otro día de mierda.

—Seguro que sí.

Al día siguiente, tal como lo habían anticipado, el día resultó ser una auténtica mierda. Entre una cosa y otra, no encontró un solo momento libre para entrenar con Seokjin, lo que aumentó su frustración. Sin embargo, recordando el consejo que le dio, decidió no quedarse de brazos cruzados y salió a correr, buscando mejorar su condición física y despejar su mente.

La ventaja de salir a correr durante el Krax era que podía hacerlo sin preocuparse por encontrarse con nadie más. Las temperaturas abrasadoras, persistentes incluso durante la noche, eran una desventaja que la mayoría evitaba, ya que en lugar de mejorar la condición física, resultaban un obstáculo agotador y peligroso. Sin embargo, él no era como los demás. Gracias a la conexión que había establecido con esta etapa, el Krax no solo no le afectaba, sino que se volvía una ventaja para él.

Jungkook realmente se estaba esforzando por mejorar su rendimiento físico, las palabras de Seokjin aun resonaban en su cabeza sobre él siendo su propio obstáculo. ¿Podría ser que su falta de confianza, esa inseguridad que a veces lo atrapaba de manera subconsciente, estuviera frenando su progreso? ¿O acaso haber sido bendecido con una mente tan brillante limitaba sus posibilidades en otros aspectos? No tenía respuestas claras, pero sabía que darle vueltas no le ayudaría. En lugar de eso, decidió duplicar su esfuerzo y demostrar su verdadera determinación.

Decidió probar algo diferente esta vez. Mientras corría, intentaría implementar la meditación, buscando una conexión profunda con la naturaleza a su alrededor. Quizás de esa manera podría liberar el bloqueo interno que parecía atraparlo cada vez que intentaba avanzar. No perdía nada intentándolo. Así que, con esa nueva intención en mente, comenzó a enfocar su mente en la energía que lo rodeaba. Se concentró en el susurro del viento, en la vibración de la tierra bajo sus pies, en el calor de la noche sobre su piel. Trató de dejar ir sus pensamientos, de sentir el aura viva del entorno.

Respiró hondo, permitiendo que el aire llenara sus pulmones y calmara su mente. Quería que su cuerpo se moviera en sincronía con la naturaleza, quería ser uno con su entorno, como si la energía de la tierra pudiera filtrarse a través de él y disipar cualquier traba mental. A medida que avanzaba, su enfoque comenzó a cambiar. Ya no prestaba tanta atención al agotamiento que solía atenazar sus músculos ni al sudor que corría por su piel. En su lugar, centró su mente en el murmullo de la vida que lo rodeaba: el canto lejano de los pájaros, el sonido casi imperceptible de los insectos moviéndose entre la hierba, y el suave vaivén de las ramas movidas por la brisa.

Al principio, nada parecía ser diferente. Su respiración seguía agitada, su cuerpo aún empujaba los límites del esfuerzo físico, y su mente continuaba revoloteando entre pensamientos dispersos. Sin embargo, a medida que profundizaba en la meditación, algo empezó a cambiar sutilmente. La tensión que normalmente sentía en sus hombros comenzó a aliviarse, como si algo invisible la hubiera deshecho. El ruido en su mente, ese cúmulo de dudas, miedos y expectativas, comenzó a silenciarse. Lentamente, sintió que el caos se disolvía, y una serenidad desconocida empezaba a tomar su lugar.

En medio de esa calma, fue capaz de sentir algo más allá del agotamiento físico: una conexión más profunda, como si la naturaleza misma respondiera a su llamado. Los latidos de su corazón, antes agitados, se acompasaron con el susurro del viento y el latir de la tierra bajo sus pies.

De repente, una oleada de calor reconfortante invadió su pecho, irradiándose lentamente hacia el resto de su cuerpo. No era el tipo de calor abrasador que incomodaba o agotaba, sino uno suave y envolvente, como si una fuerza invisible lo hubiera cubierto en un manto de calma y protección. Instintivamente, se aferró a esa sensación, intentando intensificarla, deseando que no se desvaneciera. Sus pasos seguían firmes, cada zancada más ligera que la anterior, como si el simple acto de seguir corriendo lo acercara más y más a la esencia de aquello que anhelaba alcanzar.

No obstante, justo cuando parecía que estaba a punto de alcanzarla, la sensación se desvaneció por completo. La conexión se rompió en el instante en que su atención se desvió hacia la persona que apareció frente a él.

—Ah, así que realmente eras tú, Jungkook Xaldir.

Jungkook quedó momentáneamente paralizado, incapaz de reaccionar. Su pecho se alzaba y descendía con dificultad, el agotamiento volviendo a apoderarse de él con intensidad. Realmente deseaba entender qué estaba haciendo mal. Sentía como si el universo estuviera en su contra, ya que, a pesar de sus esfuerzos por mantenerse alejado de Taehyung, parecía encontrarse con él en cada rincón y en cada momento inesperado.

Taehyung se levantó de debajo del árbol, donde parecía haber estado descansando. A juzgar por su aspecto, Jungkook concluyó que también debía estar entrenando. En ese momento, se dio cuenta de que sí había alguien lo suficientemente tonto para salir durante el Krax.

—¿No vas a decir nada? Eso me parece una falta de respeto hacia tu comandante —dijo Taehyung, acercándose lentamente a Jungkook con una sonrisa burlona—. Debo admitir que me resulta fascinante tu empeño en malgastar el tiempo. Nada de lo que hagas cambiará el hecho de que no mereces estar aquí.

Escuchar eso enfureció a Jungkook. Detestaba profundamente cómo Taehyung lo menospreciaba con tanta facilidad. Se estaba esforzando al máximo para mejorar y hacerse un lugar en la academia, y no permitiría que todos sus esfuerzos fueran descalificados por él.

—Oh, por suerte, tu opinión no es de mi interés, comandante —replicó Jungkook con el mismo tono filoso—. A mí me resulta desconcertante tu fijación conmigo, habiendo tantas personas con una clasificación inferior, parece que solo tienes ojos para mí.

—¿Te sientes especial, Nux Xaldir? No te hagas ilusiones; pensé que te lo había dejado claro. Todos tenemos un rol que cumplir, y tú te estás saliendo por completo del tuyo. Lo que tú llamas "fijación" es, en realidad, una preocupación genuina por mantener el orden y la jerarquía. Hay muchos que te observan, y al verte, creen que también tienen la oportunidad de destacar y mejorar. Por eso, es mi responsabilidad mostrarles la realidad tal como es.

—Eres un maldito arrogante...

—¿Lo soy? —preguntó con fingida incredulidad—. Me forjaron para ser el guardián de aquellos que están por debajo de mí. Si mañana mueren por aferrarse a esas tonterías sobre la relatividad de la fuerza, ¿sobre quién crees que recaerá la responsabilidad? —replicó, acercándose hasta quedar frente a él, tan cerca que Jungkook podía sentir el calor de su aura.

Jungkook a veces olvidaba que el hombre que tenía frente a él no era más que una herramienta, moldeada y perfeccionada bajo un régimen militar implacable. Intentar razonar con Taehyung parecía una tarea inútil; el profundo arraigo de las ideologías con las que lo habían formado lo había convertido en una figura inflexible, incapaz de cuestionar o adaptarse a nuevas perspectivas. Taehyung estaba tan firmemente sujeto a las creencias con las que lo criaron que parecía inimaginable que alguna vez pudiera pensar de manera diferente.

—¿Te asusta que pueda morir, Aervox Draksser? —preguntó Jungkook con una burla mordaz, concentrando toda su energía para no dejarse sofocar por la intensa presencia de Taehyung cuando dio un paso más cerca, con una sonrisa desafiante en los labios.

—No, tú eres una excepción —replicó Taehyung, sacudiendo la cabeza ligeramente mientras su mano se deslizaba hacia el rostro de Jungkook para apartar un mechón de cabello que le cubría uno de sus ojos grises—. Me preocupa más que no sea yo quien termine con tu vida.

La tensión en el ambiente era tan densa que Jungkook apenas podía respirar, luchando por concentrarse en medio de la presión creciente. La cercanía de Taehyung estaba causando estragos en su interior, una sensación abrumadora que no podía comprender, especialmente cuando le era imposible pensar con coherencia. Los ojos del otro brillaron con un fuego ardiente, con una intensidad casi palpable cuando se encontraron con el gris de los suyos. Jungkook sintió un temblor recorrer su cuerpo entero cuando un dedo del contrario se deslizó suavemente por su mejilla, aumentando la presión que sentía en su pecho.

No estaba seguro si debía sentirse agradecido o frustrado cuando escuchó su nombre gritado a lo lejos. Su mente seguía atrapada en un estado de confusión, y solo con dificultad logró darse cuenta de que Mingyu parecía estar buscándolo. Al salir del trance, parpadeó varias veces para despejar la niebla en su mente antes de dar un paso atrás, alejándose del calor opresivo del cuerpo de Taehyung. Su mirada, cargada de una intensidad casi salvaje, se volvió hacia la dirección de donde provenía el grito, sus ojos, que antes ardían con un fuego interno, ahora se oscurecieron al notar la presencia de Mingyu detrás de él.

—Kook... —pronunció el mayor con confusión, su voz cargada de preocupación. Con esfuerzo, Jungkook dejó de mirar a Taehyung y se giró para enfrentarlo—. Te estaba buscando. Yoongi dijo que habías salido a entrar. ¿Cómo se te ocurre estar aquí en medio del Krax? —su voz se interrumpió, y sus ojos se desviaron rápidamente hacia Taehyung—. Pensé que estabas solo.

—Aervox Rastel, ¿debería sentirme conmovido por ver cómo te preocupas por un miembro de mi escuadrón? —dijo Taehyung con una seriedad fría—. Tal vez deberías dedicar tu tiempo libre a atender los asuntos de tu propio escuadrón y dejar de entrometerte en los de los demás.

—¿Debo considerar esto como una falta de respeto hacia un superior? —replicó Mingyu, con una mirada que reflejaba la misma frialdad que la del otro.

Una sonrisa desafiante, cargada de burla y desdén, se extendió por el rostro de Taehyung.

—¿Llamas "superior" a un simple curso más que yo? Qué mentalidad tan limitada. Pero si realmente estás tan preocupado por mi Nux, no hay necesidad de que te inquietes. Como su comandante, me encargaré de escoltarlo hasta su habitación. ¿Eso te alivia?

Mingyu apretó la mandíbula con tanta fuerza que sus dientes crujieron, sus puños se hicieron puños a los costados mientras contenía su enojo. Jungkook se quedó paralizado, sintiendo cómo la tensión en el ambiente se incrementaba de manera insoportable. La atmósfera estaba cargada de una presión casi palpable, por lo que quiso intervenir, pero Taehyung no se lo permitió.

—Deberíamos marcharnos, y es una maldita orden —pronunció con firmeza cuando vio la intención de Jungkook por refutar.

Por un momento, Jungkook se quedó sin saber qué hacer. Dirigió su mirada hacia Mingyu, y notó que la tensión en la expresión de su rostro comenzaba a desvanecerse al cruzarse sus miradas. El mayor soltó un profundo suspiro antes de acercarse a él, inclinándose para murmurarle algo al oído.

—Está bien, ve. Te llevaré a ver las estrellas en otra ocasión —dijo, y antes de que pudiera responder, le dio un suave beso en la mejilla.

El calor en el ambiente aumentó en intensidad, igual que la sensación incómoda que Jungkook sentía arder en su interior. No se atrevió a mirar a Taehyung, así que, en lugar de eso, asintió y le ofreció una leve sonrisa a Mingyu antes de comenzar a caminar, tratando de alejarse de la presión que lo envolvía.

El trayecto de regreso a la academia estaba envuelto en una atmósfera opresiva, marcada por una tensión que resultaba casi insoportable y una incomodidad que aumentaba con cada minuto que pasaba. Jungkook se encontraba perplejo ante las actitudes de Taehyung, sin lograr descifrar el enigma de su comportamiento. A medida que avanzaban, la frustración y el agotamiento se acumulaban en él, haciéndole sentir que estaba al borde de su paciencia. La situación se volvía cada vez más desgastante, y no podía evitar desear que todo terminara de una vez por todas.

—¿Lo desprecias tanto que te olvidas de tu odio hacia mí y decides escoltarme? —preguntó finalmente, enfrentando a Taehyung mientras llegaban a la entrada del ala de las habitaciones. El silencio se había vuelto intolerable, y su frustración no podía esperar más para ser expresada.

No obstante, Taehyung permaneció en silencio, su mirada fija y penetrante. Tras un momento de evidente incomodidad, Jungkook soltó un suspiro profundo, resignado a la falta de respuesta. Se dio la vuelta y comenzó a subir las escaleras. Sin embargo, justo antes de perderse entre los peldaños, un suave murmullo lo hizo detenerse por un instante.

—No te odio.

Y cuando Jungkook se gira, Taehyung ya no está allí, pero el calor en su interior parece más intenso que nunca.

¡Holaaaaa! Esta vez volví muchísimo antes porque tenía la inspiración al full. Este capítulo me tiene así 🤯 pasaron muuuchas cositas. Hay varias pistas importantes a lo largo del capítulo que no sé si habrán captado. Así que me gustaría que me contaran que piensan hasta ahora.

Escribir la última escena fue tan uffff para mí, la tensión era tan intensa que hasta me olvidaba de respirar jaja.🫣

Espero que les haya gusto, procuraré volver pronto. Todavía hay muchísimas cosas por venir. Estoy re emocionada por eso. Así que nos vemos, hasta entonces, manténganse sanos.🌷

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