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04: El portador de la sangre de fuego.

Este capítulo es para ti, mi pollito de ojitos bonitos DAG_Moonchild.🐣🌻

La planificación del horario semanal resultó ser menos complicada de lo que esperaba. Mientras la mayoría de los estudiantes optaban por cargarse con tantas clases como fuera posible, Jungkook decidió con cuidado cuáles serían las más provechosas para esa semana en particular. Consciente de que, aunque formalmente las clases aún no habían comenzado, ya estaban siendo evaluados desde su llegada, algo que a Jungkook no sorprendió. Las advertencias constantes de su tía ya le habían preparado para esto. Sin embargo, el comentario de parte de Mingyu le hizo reflexionar un poco más respecto a ello. Si se esperaba que tuvieran la capacidad para pensar por ellos mismos, incluso la elección de su horario podría ser considerada un tipo de prueba.

Las clases impartidas esta semana eran distintas de las que se ofrecerían oficialmente una vez comenzara el curso. Estas sesiones preliminares estaban diseñadas para proporcionar a los alumnos el conocimiento básico necesario para convertirse en cazadores. Aunque la perspectiva de adquirir más información resultaba muy tentadora para Jungkook, él entendía que era crucial centrarse en los aspectos más importantes. Con esta mentalidad, organizó su horario de manera estratégica.

Sin embargo, la recomendación de Mingyu le causaba especial intriga, la clase de Fundamentos de Caza y Rastreo. Aunque Jungkook no la consideraba esencial, decidió seguir el consejo del Aervox e incluirla en su horario. Además, esta era la única clase del curso oficial que se estaba implementando esta semana, lo cual le resultaba muy curioso.

Yoongi tomó las mismas clases que él, confiando plenamente en su criterio sin cuestionarlo. Lira también hizo lo mismo, aunque en su caso, la motivación era distinta: ella estaba dispuesta a seguir a Yoongi en cualquier decisión que tomara.

Jungkook estaba satisfecho con su horario; había elegido cuidadosamente las clases necesarias para establecer una base sólida para la primera prueba. Sin embargo, en realidad, no le inquietaba demasiado la parte escrita de la evaluación; su verdadera preocupación residía en el enfrentamiento que vendría después.

Era irónico que, a pesar de anhelar ser un cazador de dragones, nunca se hubiera preocupado por entrenarse adecuadamente. Podría ser muy inteligente, pero incluso él cometía errores tontos a veces. Había incluido en su horario de esa semana una clase de entrenamiento físico, lo que le había dado un poco de alivio, hasta que Yoongi le informó que solo cubrirían aspectos básicos de defensa y que probablemente no le serían de mucha ayuda. Esto puso extremadamente nervioso a Jungkook, quien había esperado que esa clase pudiera serle realmente útil.

—¿Está todo bien? —escuchó a Yoongi preguntar a su lado. Posiblemente se había contenido de hacerlo antes, pero considerando la cantidad de veces que había suspirado, probablemente ya no vio otra opción.

—Sí, solo pensaba. Yoongi, ¿sabes pelear?

El castaño se encogió de hombros, reflexionando por un momento.

—Sé cómo defenderme. No tengo técnica, pero tengo la fuerza suficiente para enfrentarme a alguien. Lira y yo nos dedicamos a entrenar cuando decidimos venir a la academia.

Había una sensación que Jungkook no toleraba por encima de todas, y esa era sentirse estúpido. Cuando cumplió su quinceavo saikuru, ya tenía claro que quería ser un cazador. Si desde ese momento se hubiera dedicado a entrenarse, quizás no tendría técnica al igual que Yoongi, pero al menos sería capaz de defenderse.

—Ya, por cierto, ¿y Lira? —preguntó en cambio, ya no deseando seguir tratando aquel tema que le tenía tan irritado consigo mismo.

—Dijo que nos encontraría directamente en clase.

Jungkook asintió, dando por terminada la conversación al divisar la sala donde recibirían la primera clase del día. Por ahora, dejaría sus inquietudes de lado; lo importante era enfocarse en complementar la información que tenía, y que sería esencial para la primera prueba. Al ingresar al aula, su mirada recorrió cada rincón, observando a los demás alumnos que ya estaban ahí. Caminó detrás de Yoongi hasta que encontraron unos asientos disponibles y se sentaron, guardándole uno a Lira para cuando llegara.

Una vez acomodado, sacó un rollo de pergamino, una pluma y un tintero para anotar lo que fuera relevante. Aunque tenía una gran capacidad para retener y memorizar información, le gustaba tomar notas de todos modos. No pasó mucho tiempo antes de que viera a Lira ingresar, acompañada de una hermosa pelinegra de ojos almendrados y tez blanca, probablemente su compañera de habitación. Jungkook le hizo señas para captar su atención, ya que Yoongi parecía más interesado en leer sus apuntes.

—Gracias por guardarme el asiento —dijo con una suave sonrisa—. Ella es Karina, mi compañera de habitación. Este es Jungkook, y ese de allá, que parece a punto de besar el libro es mi mejor amigo, Yoongi.

Jungkook asintió ligeramente, mientras que Yoongi hizo un gesto de saludo con la mano. Lira solo puso los ojos en blanco y comenzó a sacar su material para tomar notas. Karina les ofreció una tenue sonrisa antes de sentarse junto a su compañera.

—¿Ahora comprendes mi sufrimiento? —murmuró Lira hacia él, soltando un suspiro de exasperación.

Una risita escapó de los labios del azabache mientras negaba ligeramente con la cabeza. En realidad, no lograba entenderlo del todo, ya que en primer lugar, no sentía atracción por las chicas. Aun así, no podía negar que Karina era linda. Conocía lo suficiente a Lira como para imaginar las dificultades por las que estaba pasando.

En ese instante, una mujer de porte imponente irrumpió en el aula, vistiendo el distintivo uniforme negro de un cazador, similar al que había visto usar a su tía Susan en muchas ocasiones. Los murmullos apenas audibles que resonaban en el aula se disiparon en el aire, dejando un tenso silencio en el ambiente.

La mujer los escudriñó a cada uno con una solemnidad asfixiante, como si al analizarlos minuciosamente pudiera discernir quiénes serían capaces de lograr llegar a la ceremonia final.

—Bien, creo que ya han escuchado suficientes palabras de bienvenida, así que me voy a saltar toda esa mierda e iré directo al grano. Mi nombre es Hyungseo Rin, y seré la encargada de esta clase durante esta semana. No toleraré ninguna maldita interrupción, las preguntas se harán al final y nadie hablará a menos que yo lo permita.

Jungkook percibía cómo la tensión iba en aumento y se preguntaba si todos los profesores serían tan agresivos. ¿Se esperaba realmente que ellos se convirtieran en eso? Comprendía la importancia de forjar un carácter fuerte, pues lo que les aguardaba tras salir de la academia exigía una gran fortaleza emocional. No obstante, estaba convencido de que la rudeza no era sinónimo apropiado.

—Comenzaremos hablando de los escuadrones a los que cada uno de ustedes, sin excepción, pertenecerán —declaró con firmeza, su voz resonando por toda la sala por el silencio sepulcral en el que se encontraban envueltos—. Estos están conformados por veinte personas y cuentan con ocho puestos diferentes. Tres de ellos son de forma individual y los restantes se asignan por equipos.

»Antes de explicarles en qué consiste cada puesto, es crucial que comprendan que cada miembro del escuadrón tiene igual importancia. Un escuadrón incompleto tiene menos posibilidades de sobrevivir, por lo que es fundamental que consideren a su equipo como su familia. Si desean seguir con vida, deben cuidarse mutuamente.

Resultaba irónico cómo había tanto sentimentalismo involucrado en un asunto tan pragmático como convertirse en cazador. Aunque lo ideal sería abordarlo con ese enfoque, Jungkook comprendía que la realidad era completamente diferente, especialmente debido al gran sentido de poder que existía dentro de los escuadrones. Nadie toleraba la debilidad, ya que un escuadrón siempre se medía por su eslabón más débil, y a veces era mejor deshacerse de aquellos que solo estorbarían.

Se sabe que son pocos los que lograrán conservar su escuadrón intacto. Sin embargo, este siempre debe permanecer completo, por lo que irán desintegrando los escuadrones que más pérdidas han tenido para llenar los vacíos en otros. Se les pide que sean como una familia, pero al mismo tiempo, todos son conscientes de que lo mejor es evitar forjar lazos profundos con alguien más, ya que en cualquier momento pueden morir, y acumular tantas pérdidas en el corazón puede llevar a la locura.

Dentro de la incertidumbre sobre cómo actuar correctamente, Jungkook experimentaba un torbellino de emociones. Siendo naturalmente empático y sentimental, se encontraba un tanto atemorizado por este aspecto.

—El líder, conocido como Aervox, es el responsable de la planificación y coordinación de las operaciones de caza. Decide las estrategias a seguir y asigna las misiones a los equipos. Su mano derecha, el Mentályr, es el encargado de inteligencia, procesa toda la información necesaria para desarrollar y planificar estrategias que presentará al líder. El Encargado Médico, conocido como Heilfmed, proporciona atención médica y se asegura de mantener al equipo en condiciones óptimas para combatir. Estos son los puestos individuales. El resto del escuadrón se compone de cinco equipos: comunicación, rastreo, asalto, artillería y logística.

Las plumas a su alrededor se movían con una velocidad vertiginosa, registrando cada una de las palabras que la mujer pronunciaba sin pausa. Jungkook apenas había anotado los nombres de los puestos, más por no dejar su hoja en blanco que por necesidad real. Conocía de sobra toda esa información, y aunque la profesora insistía en que cada rol era igual de importante, él sabía que nada superaba la jerarquía. Incluso el código del colegio lo dejaba claro: se debía mostrar siempre respeto a los superiores y obedecer la cadena de mando.

Hyungseo siguió detallando cada uno de los equipos. Comenzó con el equipo de comunicaciones, conocido individualmente como Kernyx. Este equipo estaba compuesto únicamente por dos personas, encargadas de mantener la comunicación entre los miembros del equipo y con la zona exterior.

Después venía el equipo de rastreo, identificados individualmente como Raxdrac. Este grupo constaba de cuatro personas, todas ellas dotadas de habilidades en sigilo y rastreo. Su tarea consistía en seguir el rastro y ubicar a los dragones, empleando su conocimiento del terreno y habilidades de supervivencia para localizar eficientemente a estas criaturas. La información que proporcionaban sobre las posiciones de los dragones resultaba crucial para el resto del escuadrón.

El equipo de asalto era el más numeroso, compuesto por seis integrantes conocidos individualmente como Stridress. Se encargaban de ejecutar las tácticas de enfrentamiento directo con los dragones, utilizando armas y armaduras especialmente diseñadas para el combate cercano con estas criaturas. Empleaban estrategias agresivas y habilidades avanzadas de combate para neutralizar las amenazas de manera eficiente, asegurando así el éxito de las misiones de caza.

—¿No piensas anotar nada? —preguntó Lira en un susurró al ver que la hoja de Jungkook apenas contenía más que unas pocas palabras.

El azabache la miró de reojo y negó ligeramente, levantando su índice para señalar su cabeza. Ella asintió, entendiendo el gesto, y volvió su atención al frente. Jungkook soltó un suspiro profundo y se concentró nuevamente en las explicaciones de la profesora.

—A todos los que conforman el equipo de artillería se les conoce como Lymtrix. Este equipo, compuesto por tres personas, opera y maneja armas de largo alcance, como ballestas o catapultas. Su función principal es atacar a los dragones desde la distancia, debilitándolos antes de que el equipo de asalto entre en acción. Además, se encargan de proporcionar apoyo de fuego desde posiciones estratégicas, lo que contribuye a la eficacia y seguridad del escuadrón durante las operaciones de caza. Y por último, y posiblemente los más importantes, los Nux.

Una leve risa resonó en la habitación, captando la atención de la profesora, que de inmediato fijó su mirada en un chico de cabellos rubios que mantenía una sonrisa burlona.

—¿Algo te parece gracioso, novato? —cuestionó Hyungseo con una profunda seriedad, lo que provocó que el contrario palideciera y negara enérgicamente con la cabeza—. Sé lo que estás pensando. Crees que los Nux, al ser parte de la logística y no participar directamente en las operaciones, son inútiles. Pero déjame aclararte algo: gracias a esas tres personas, tienes más probabilidades de sobrevivir. Sin ellos organizando todo el equipo necesario para la operación, estaríamos jodidamente muertos.

»Además, creí haber dejado en claro que no quería interrupciones —declaró con profunda severidad, provocando incluso que el cuerpo de Jungkook se tensara, a pesar de que el regaño ni siquiera estaba dirigido hacia él—. Ya que parece que te importa una mierda lo que les digo, vamos a dejar la clase hasta aquí hoy. Sus dudas las pueden preguntar a este chico que parece saber más que todos nosotros.

La mujer se tomó un momento para observar a cada persona en la habitación antes de dar la vuelta y salir sin decir una palabra más. Jungkook sintió cómo el aire llenaba nuevamente sus pulmones, devolviéndole la normalidad a su respiración. Nadie rompió el silencio, pero las miradas severas que algunos dirigieron al rubio indicaba que nada bueno le aguardaba.

Con un fuerte suspiro, recogió sus cosas y se levantó para salir. Sin embargo, al girarse para dirigirse a Yoongi y proponerle que lo acompañara a la biblioteca, su mirada se perdió en el camino al cruzarse con Taehyung, quien se encontraba en el rincón más alejado del aula. En cuanto Taehyung percibió que lo observaban, sus miradas se encontraron y se mantuvieron así durante un par de segundos, hasta que Yoongi intervino.

—Vamos, por culpa de ese imbécil tendremos que investigar los detalles de cada puesto por nuestra cuenta.

El contacto visual entre Jungkook y Taehyung se rompió, y finalmente miró a su compañero y, un poco distraído, asintió.

—Puedo explicártelo, mi tía me habló sobre ellos.

—¡Eso sería increíble! Te dije que era buena idea quedarme cerca tuyo.

El azabache sonrió ampliamente, negando ligeramente con la cabeza.

—Ya, como digas —murmuró, sintiéndose un poco abochornado—. ¿Vienes, Lira? —preguntó a la castaña, quien negó de inmediato.

—Los alcanzo luego.

Ambos asintieron y se despidieron de las chicas con un gesto de cabeza. Caminaron hacia la salida y, justo al pasar por el marco de la puerta, Jungkook sintió que todos sus sentidos se detenían al percibir una profunda voz, cálida y envolvente, como si estuviera impregnada de una sutil melodía. El tono era sumamente fascinante, algo que nunca antes había escuchado, y no pudo evitar girarse para buscar al dueño. No debería haberle sorprendido que perteneciera a Taehyung; el chico era una total tentación para Jungkook en todos los sentidos.

Realmente ansiaba saber por qué Taehyung siempre lo miraba de esa manera, lo cual resultaba un tanto irónico considerando que él hacía lo mismo. Tragó saliva con fuerza, sintiendo un nudo en la garganta, y decidió acelerar el paso para evitar pensar demasiado en ello. Mientras caminaba, notó la mirada de Yoongi a su lado, con una ceja alzada.

—El fuego puede ser llamativo, pero deja de serlo cuando te quemas por idiota.

Jungkook guardó silencio, había captado perfectamente el mensaje de su compañero. Él lo sabía y no podía evitar sentirse sumamente frustrado, porque aunque no deseaba quemarse, el fuego se volvía cada vez más tentador.

El resto de las clases transcurrió de manera similar a la primera; todos los profesores adoptaban una forma peculiarmente agresiva e intensa de expresarse. Jungkook se preguntaba si realmente se esperaba que los estudiantes se convirtieran en ese tipo de personas, que mostraban en todo momento el orgullo que sentían por cazar dragones. Al menos, el día había terminado y ahora que tenía la tarde libre, aprovecharía para hacer una de las cosas que su tía Susan le había pedido.

Salió de su habitación y se adentró en los pasillos, dirigiéndose hacia la dirección donde le habían indicado que se encontraba la sala de entrenamiento. Su tía le había mencionado que uno de los entrenadores era un buen amigo suyo, y que él se encargaría de ayudarlo con su preparación física. Esta noticia lo reconfortó enormemente, ya que significaba que tendría toda la semana para prepararse para el combate de la primera prueba.

Cuando finalmente llegó, se detuvo en el umbral y miró a ambos lados para asegurarse de que no había nadie cerca antes de ingresar. El silencio de la sala lo recibió, y como últimamente pasaba, se maravilló de lo enorme que era el lugar. Avanzó con paso lento, sus ojos explorando cada detalle a su alrededor, hasta que llegó a un imponente estante repleto de armas. Sus dedos se deslizaron sobre una daga con el grabado del escudo de la escuela, sintiendo la calidad del metal bajo sus yemas y admirando el arte en su hoja.

—¿Qué estás haciendo? La sala está cerrada, los entrenamientos no comienzan hasta dentro de dos días —exclamó una voz con profunda seriedad, haciendo que Jungkook diera un brinco del susto.

—Oh, lo siento. Yo... busco a alguien —se disculpó con nerviosismo, mientras observaba al hombre frente a él. Su cabello oscuro contrastaba con el azul de sus ojos, creando una combinación hipnótica. Las cejas, espesas pero perfectamente delineadas, le daban una expresión intensa y definida. Tenía una nariz recta y proporcionada, y sus labios rojos, de un grosor llamativo, atraían inevitablemente la mirada. Los pómulos altos y marcados añadían un aire de elegancia a su rostro, mientras que su piel, impecablemente clara y suave a la vista, parecía casi etérea. Era extraordinariamente atractivo.

—Bueno, me importa una mierda. Como dije, la sala está cerrada, novato —respondió el otro con dureza, haciendo que todo el cuerpo de Jungkook se tensara. A pesar de la inquietud que crecía en su pecho por la mirada penetrante que lo observaba, no podía simplemente rendirse y marcharse. Necesitaba empezar a entrenar si quería superar la primera prueba.

—Solo quiero hablar con él, sabe que vendría. Busco a Seokjin Ashen.

—No estaba al tanto de que alguien vendría a buscarme.

Los ojos de Jungkook se abrieron con asombro al descubrir que la persona que buscaba estaba frente a él. Seokjin parecía sorprendentemente joven en comparación con los otros profesores que había conocido hasta ese momento. De hecho, si no mal recuerda, debería tener la misma edad que su tía. Según lo que Susan le había contado, Seokjin y ella habían sido compañeros en la academia, formando parte del mismo escuadrón. Por la forma en que Susan se expresaba de él, Jungkook comprendió el profundo aprecio que le tenía.

Seokjin había sido uno de los pocos que logró obtener las cinco escamas, y al graduarse de la academia, las utilizó para quedarse y convertirse en entrenador. Jungkook desconocía las razones detrás de su decisión, ya que su tía no quiso mencionar más al respecto. Sabía, sin embargo, que Seokjin era considerado un prodigio en combate, destacándose como el Stridress más sobresaliente de su curso. Por esta razón, intentaron convencerlo de unirse al imperio en la primera línea de batalla, pero él rechazó todas las propuestas, optando por permanecer en la academia hasta el día de hoy.

—Soy Jungkook Xaldir, mi tía Susan me dijo que lo buscara.

La rapidez con la que la expresión del otro se suavizó sorprendió enormemente al menor. De repente, vio los ojos ajenos brillar con un brillo cargado de profunda nostalgia, algo que se podía percibir claramente a simple vista.

—Así que tú eres el sobrino de Susy —murmuró con cariño, uno que Jungkook sabía que no estaba dirigido hacia él—. Te pareces un poco a ella.

—Eso me han dicho.

—Bien, Jungkook. Dime, ¿sabes pelear? —preguntó el mayor, arqueando una ceja al ver a Jungkook negar—. Ya, pero imagino que te has entrenado, ¿no es así? ¿Tienes buena condición?

Sintió cómo el calor subía por sus mejillas, avergonzado por las expectativas puestas en él. Aun así, negó levemente con la cabeza y desvió la mirada hacia sus manos.

—No realmente...

Un silencio tenso se apoderó de la sala. Jungkook sentía la mirada penetrante de Seokjin sobre él, así que, reuniendo valor, finalmente levantó el rostro para encontrarse con la expresión imperturbable del otro, quien lo observaba seriamente, lo que lo inquietó aún más. Después de unos segundos que parecieron una eternidad, Seokjin finalmente reaccionó, chasqueando la lengua y dejando escapar un profundo suspiro.

—Maldita Susan... —murmuró entre dientes, su tono reflejando claramente su frustración—. Tenemos mucho trabajo por hacer, Jungkook. Necesito un compromiso total de tu parte, porque al final de la semana, si no aprendes al menos a defenderte, reprobarás la prueba o, peor aún, podrías acabar muerto. Así que espero tu colaboración; el entrenamiento no será fácil, y no mostraré compasión solo porque eres el sobrino de Susan. ¿Queda claro?

Jungkook asintió en señal de acuerdo; era lo más justo. Además, no quería seguir recibiendo privilegios solo por ser el sobrino de la comandante del ejército de Clister. Se sintió aliviado de que Seokjin no le ofreciera un trato especial, pues era plenamente consciente de que, con el poco tiempo que tenían, debía darlo todo de sí para poder sobrevivir el día de la prueba.

—Perfecto, vamos a empezar trabajando en tu condición física. Te advierto, no vamos a parar hasta que hayas devuelto todo lo que has comido. Así que espero que estés preparado —dijo con una sonrisa sombría que inquietó mucho a Jungkook.

Esperaba ser capaz de llegar vivo a la primera prueba.

Jungkook apenas sentía su cuerpo; Seokjin no exageraba cuando advirtió que no pararían hasta que vomitara. Mientras regresaba a su habitación, cada paso hacía que su cuerpo temblara, sintiéndose al borde del colapso en cualquier momento. Dudaba poder moverse al día siguiente y, de lograrlo, no estaba seguro de poder soportar más entrenamiento.

Desde siempre se había destacado por su agudeza mental, siendo consciente y orgulloso de su inteligencia. Sin embargo, descubrir que no solo era perezoso, sino también carente de talento para las habilidades físicas, le golpeó profundamente, especialmente cuando Seokjin cuestionó su decisión de convertirse en cazador.

Decidió que necesitaba redoblar sus esfuerzos; ese día dedicaría su meditación y su rezo a fortalecer su cuerpo. Estaba decidido a aprovechar todo lo que pudiera beneficiarle, incluso el Krax, para fortalecer su interior. Mientras doblaba en la esquina de uno de los pasillos, por estar absorto en sus pensamientos, no se percató de su entorno y terminó chocando contra otra persona.

—Disculpa, no vi por dónde iba —se disculpó de inmediato, con la intención de ofrecerle una sonrisa apenada al contrario. Sin embargo, su intento murió en el momento en que se dio cuenta de que era Taehyung quien estaba frente a él.

La mirada que le dedicó estaba, como siempre, cargada de una profunda seriedad que lo dejó sin palabras. No estaba seguro si era solo su impresión, pero incluso pareció sentir que la temperatura del ambiente aumentaba a su alrededor.

—Así que aquí estabas, Jungkook Xaldir —pronunció el contrario, sorprendiendo al azabache por dos razones implícitas. Primero, Taehyung conocía su nombre; y segundo, al parecer, lo estaba buscando. Eso no podía significar nada bueno.

Jungkook habría deseado analizar la situación más a fondo y considerar todas las posibles formas de salir de ahí. Sin embargo, cerca de Taehyung siempre se paralizaba; y por alguna razón, su mente dejaba de funcionar y quedaba en blanco. Además, escuchar la profunda voz del azabache no ayudaba en absoluto a concentrarse; había algo en el tono de su voz que le erizaba la piel.

—¿Me buscabas a mí? —finalmente preguntó cuando logró encontrar su voz, tragando el nudo en su garganta y tratando de mostrarse seguro, pero fallando por completo.

Taehyung lo observó en silencio mientras comenzaba a caminar alrededor de él. Jungkook se sintió como una presa, mientras su depredador analizaba el momento perfecto para atacar. El nerviosismo en él era sumamente palpable; su corazón latía con fuerza y sentía sus manos sudar. Cuando sus miradas se cruzaron y vio el destello rojo encenderse con mayor intensidad en los ojos de Taehyung, comprendió que el calor sofocante que sentía se debía al poder del otro.

—Jungkook Xaldir, dieciocho saikurus de edad, residente de Clister y sobrino de la comandante del ejército de este mismo —recitó, como si estuviera leyendo una ficha de identificación, lo que aumentó el nerviosismo en el azabache, haciéndole llegar a una conclusión: Él lo sabía—. Prodigio de inteligencia, con puntuación máxima en el examen de ingreso. Sangre de dragón de viento, poder otorgado: Aeroquinesis draconiana. Clasificación, inferior.

En ese instante, su respiración se detuvo. La tensión en el ambiente se palpaba y, la intensidad iba en aumento; mientras su cuerpo permanecía inmóvil, no debido al entrenamiento que acababa de recibir, sino por el imponente aura que Taehyung irradiaba. No valía la pena ni siquiera pensar en cómo se había enterado; Yoongi, siendo solo un estudiante común, había sido capaz de descubrirlo. Por lo tanto, tratándose de un estudiante destacado como Taehyung, no le sorprendía que pudiera descubrirlo con tanta facilidad.

Sin embargo, había una cuestión que lo intrigaba demasiado: la única forma de descubrirlo sería que Taehyung hubiera ido directamente a investigarlo. ¿Qué interés tendría en él?

—¿Qué es lo que quieres? —Jungkook declaró con determinación, procurando estabilizar su respiración y aprovechando el calor del ambiente a su favor. Consciente de la implacable naturaleza de Taehyung, quien disfrutaba posicionarse sobre los demás, se preparó mentalmente. Aunque pudiera tener un clasificación inferior, no toleraría que nadie lo menospreciara.

—Posees una gran inteligencia, por lo que confío en que comprenderás fácilmente esto. Como seguramente sabes, todo en la vida sigue un orden que garantiza el equilibrio. Por ende, es crucial que nos mantengamos fieles a nuestros roles para preservar dicho equilibrio. Yo estoy cumpliendo con el mío al ingresar en la academia para convertirme en cazador; las personas fuertes están destinadas a proteger a los más débiles. Por lo tanto, deberías cumplir con tu papel y regresar a casa a esperar, que personas como yo, te defendamos.

—¿Qué intentas decir? —inquirió Jungkook con seriedad, frunciendo el ceño al sentir la molestia acrecentarse en su pecho ante el desprecio en la voz y la mirada del otro.

—Vaya, tal parece que la fama de tu inteligencia está algo exagerada —pronunció con una sonrisa burlona, dando un paso para quedar cerca del azabache—. Lo que digo es... —pronunció, la seriedad volviendo a llenar su mirada por completo—. Te estoy ofreciendo la oportunidad de irte a casa sin problemas. Sería sabio que aprovecharas mi amabilidad y te largaras de una maldita vez, sin discutir. De lo contrario, Jungkook Xaldir... experimentarás el verdadero infierno que es estar en esta academia.

—¿Es esa una amenaza?

Taehyung esbozó una sonrisa burlona y acercó su rostro al de Jungkook.

—Sí eres inteligente después de todo. Aprovecha mi amabilidad; no querrás descubrir de lo que realmente soy capaz.

La atmósfera estaba cargada de una tensión casi tangible, como si el aire mismo se volviera más denso con cada palabra no dicha. Jungkook sentía el peso de esa tensión, como si estuviera luchando contra una corriente invisible que amenazaba con arrastrarlo. De no ser por haber utilizando el calor del ambiente a su favor, no hubiera sido capaz de respirar todo este tiempo. Observó cómo Taehyung finalmente se apartaba, y aunque dio un paso hacia atrás, sus ojos permanecieron clavados en él por un momento antes de girarse y alejarse en silencio.

Una vez que el oxígeno pudo fluir nuevamente por el pasillo, Jungkook comenzó a respirar con agitación, ansioso por llenar sus pulmones con aire fresco. La sensación que Draksser le dejó aún persistía en su piel, como una quemazón intensa que se extendía por todo su cuerpo. La situación acababa de complicarse drásticamente; si había esperado poder esquivar a Taehyung durante los tres cursos que duraría su estancia en la academia, estaba completamente equivocado.

Eso era lo que sucedía cuando se jugaba con fuego; ahora tendría que encontrar la forma de sobrevivir mientras era consumido por las llamas.

—¿Estás bien? —preguntó Yoongi con preocupación. Hacía un rato que Jungkook había vuelto a la habitación y se había sentado en su cama en silencio, con la mirada perdida—. ¿Jungkook? —insistió al no recibir respuesta del azabache.

El otro parpadeó un par de veces, como si despertara de un sueño, y volvió en sí. Dirigió la mirada hacia su compañero y notó la inquietud en sus ojos. Un suspiro cargado de frustración escapó de sus labios mientras se pasaba las manos por el cabello azabache, peinándolo hacia atrás.

—Todo se me acaba de complicar.

—¿Qué quieres decir?

Jungkook observó a Yoongi y tras reflexionar por un momento, decidió compartir con él su encuentro con Taehyung y la amenaza que había recibido. Revivir los acontecimientos solo avivó la ira del azabache. ¿Quién se creía Draksser para menospreciarlo de esa manera? Aunque tuviera una clasificación inferior, eso no significaba que fuese débil. La academia no admitiría a alguien si no creyera que esa persona pudiera desarrollar su potencial con entrenamiento. De hecho, no aceptaría a nadie que no demostrara un poder sobresaliente. Sin embargo, el hecho de que Jungkook estuviera allí era prueba suficiente de que tenía la capacidad de superarse.

Ya era consciente de que su clasificación le iba a traer complicaciones; su tía Susan se había asegurado de dejarlo en claro. Por lo tanto, si Taehyung pensaba que su amenaza lo iba a hacer retroceder, podía quedarse jodidamente sentado esperando, porque si algo caracterizaba a Jungkook era su terquedad y perseverancia. La única forma en que abandonaría la academia sería como un cazador o en un ataúd.

—Te dije que tuvieras cuidado con él —acusó Yoongi con el ceño fruncido.

—¡Lo tuve! —exclamó Jungkook en defensa, encogiéndose de hombros cuando vio a su compañero lanzarle una mirada escéptica.

—Las miradas que le dabas no fueron muy cuidadosas de tu parte.

—Está bien, puede que tengas razón, pero no importa realmente, las cosas ya están hechas.

—¿Y qué piensas hacer? —cuestionó Yoongi, la preocupación resonando en su tono de voz, porque aunque tuviera poco tiempo de conocer a Jungkook, realmente le tenía aprecio.

—No lo sé, pero si algo es seguro es que no pienso dejarme pisotear. Draksser puede intentar lo que quiera, pero no hará que decida irme de aquí —declaró Jungkook con firmeza, sintiendo una determinación creciente en su interior.

Yoongi lo observó por un momento antes de soltar un fuerte suspiro.

—Ya, cuenta conmigo.

Jungkook se sintió agradecido; definitivamente, esa noche volvería a agradecerle a Myrtlax por el gran compañero de habitación que le había tocado. Después de darse un baño, meditar y rezar junto a Yoongi, quien ahora no dejaba de insistirle en que le enseñara acerca de la religión, Jungkook finalmente se acostó, deseando no tener que pensar en nada más. Gracias al duro entrenamiento que había tenido con Seokjin, conciliar el sueño no fue tan complicado. Decidió que pensar en una estrategia podía esperar hasta el día siguiente.

Al despertar, Jungkook sintió un intenso dolor en todo su cuerpo. Decidió tomar una ducha para aliviar el malestar y aprovechó para ejercer una meditación que le ayudara a mitigar el dolor físico. Se concentró en el sonido del agua mojando su piel y en la sensación de frescura que contrastaba con el calor interno que recorría su cuerpo. Pronto empezó a notar que los músculos se relajaban, y aunque el dolor persistía, ahora era mucho más soportable.

Quince minutos más tarde, una vez listo, salió de su habitación junto con Yoongi y se dirigieron al comedor para desayunar. Jungkook, sintiéndose muy hambriento, se sirvió una buena cantidad de comida para satisfacer su apetito voraz. Después, se dirigió con Yoongi hacia la mesa donde Lira y Karina estaban sentadas, uniéndose a ellas para desayunar juntos.

—Hey, hola. No los vi ayer en toda la tarde —mencionó Lira en cuanto tomaron asiento.

—Oh, yo tuve unas cosas que hacer —respondió Jungkook con nerviosismo mientras se concentraba en su desayuno. Aún no había mencionado nada sobre los entrenamientos que tendría con Seokjin. Ya que, no habían discutido si era necesario mantenerlo en secreto, así que hoy planeaba preguntar al respecto.

—¿Y tú? —preguntó la castaña a su mejor amigo, quien parecía más interesado en devorar el pastel de manzana que tenía frente suyo.

—Solo estuve investigando un par de cosas, nada nuevo —restó importancia.

—Ellos siempre son así de divertidos —mencionó Lira con sarcasmo a su compañera, quien dejó escapar un par de risitas—. Como sea, ¿te has dado cuenta de lo popular que eres entre los chicos, Jungkook? —mencionó ella, captando la atención del azabache, quien posó su mirada confusa en la chica—. Ahora no solo es Draksser quien te observa, sino también el chico que está junto a él.

De manera disimulada, Jungkook observó entre sus pestañas hacia la mesa que Taehyung solía ocupar. Tratando de evitar su mirada, buscó entre sus acompañantes quién era aquel que lo observaba. Efectivamente, había alguien mirando en su dirección, aunque no a él directamente.

—En realidad, creo que está mirando a Yoongi.

Al escuchar eso, el castaño, en marcado contraste con la discreción que utilizó Jungkook, elevó la mirada bruscamente, buscando a la persona que lo observaba. Una mueca se dibujó en su rostro al encontrar la sonrisa dirigida hacia él, y con un gesto de exasperación apartó la mirada, rompiendo así el contacto visual.

—¿Lo conoces? —preguntó Lira con curiosidad, al notar la incomodidad en su amigo.

—No conozco su nombre, pero lo conocí ayer por casualidad, y debo decir que es un completo idiota —respondió con el ceño fruncido, la frustración siendo evidente en el suspiro que abandonó sus labios—. Solo ignórenlo, es lo que pienso hacer.

Lira rodó los ojos, consciente de que su mejor amigo no diría más al respecto.

—¿Alguno de ustedes sabe quién es? —preguntó, recibiendo inmediatamente una negativa de parte de Jungkook.

—Es Hoseok Rubleus, se dice que es un experto en el manejo de armas. Sus padres son uno de los distribuidores principales de armamento más importantes del Imperio —explicó Karina en un susurro, como si el chico estuviera cerca y pudiera escucharlos.

—Interesante, ¿conoces a los demás chicos de allí? —preguntó Lira, curiosa. Jungkook también mostró interés, ya que conocer el tipo de personas con las que Taehyung se relacionaba podría ser beneficioso.

—La chica que está con ellos es Alessa Harlling, hija de la comandante del ejército de Zhedar. Al igual que su madre, se dice que ha heredado sangre de dragón de tierra.

—Es cierto, Yoongi y yo la conocemos —Lira confirmó.

—¿Y el otro chico? —intervino Jungkook con curiosidad, mientras su mirada se posaba discretamente en el moreno junto a Taehyung.

—Es Namjoon Fardell, el mejor amigo de Draksser. No conozco muchos detalles sobre él —dijo la chica, encogiéndose de hombros—. Lo que les acabo de contar son algunas cosas que se han estado diciendo a voces.

—Ya veo —asintió Lira, llevando luego su mirada hacia su mejor amigo—. Parece que te están haciendo competencia en la recopilación de información, Yoon —declaró con un tono burlón, lo que hizo que el castaño la mirara ofendido. Sin embargo, no mencionó nada, simplemente empezó a devorar su desayuno con rapidez antes de recoger sus cosas y marcharse.

—¿Se molestó? —preguntó Karina con inquietud, observando como el castaño abandonaba el comedor.

—No te preocupes, siempre hace eso. Ya volverá, espero que el sexo le quite el mal humor.

Jungkook soltó una risa suave, sabiendo cuánto disfrutaba Lira molestando a Yoongi. Conociendo a su compañero, estaba seguro de que había salido a recopilar información y regresaría pronto. Sin embargo, le resultaba un poco curioso, ya que recordaba claramente que cuando Yoongi le había confesado haberlo investigado, también lo había hecho con otros estudiantes destacados. ¿Se le habría pasado por alto alguien en su investigación?

Negó con la cabeza, apartando esos pensamientos y volviendo su atención al desayuno. Aunque tenía que admitir que saber el tipo de personas con las que Taehyung se relacionaba lo inquietaba un poco. Era evidente que solo se rodeaba de individuos que pudieran considerarse poderosos, al igual que él. Pensar en eso le generó una molestia en el estómago; no podía creer que existieran personas tan arrogantes como Taehyung, todo lo que Jungkook odiaba en alguien.

Sin embargo, incluso con esta nueva información, no contemplaría abandonar la academia. A pesar de las dificultades que pudiera encontrar en su camino, se esforzaría por alcanzar su sueño.

Antes de que la hora del desayuno llegara a su fin, se reunió nuevamente con Yoongi, quien corroboró la información proporcionada por Karina. Quiso preguntarle por qué volvía a investigar cuando supuestamente ya lo había hecho, pero decidió postergar la pregunta para cuando estuvieran en la privacidad de su habitación.

El resto del día estuvo alerta por si Taehyung intentaba hacer algo en contra suya, pero este se mantuvo alejado, lo que le generaba más ansiedad al no saber cuándo podría atacar. Sin embargo, utilizó esa situación como motivación para esforzarse más. Incluso durante el entrenamiento de la tarde, Seokjin elogió su determinación, aunque luego le recordó que eso no era suficiente y lo derribó.

Conforme pasaban los días, el nerviosismo por la primera prueba iba en aumento. Estaba preparado para la parte escrita del examen, que en realidad no le preocupaba en absoluto. Sin embargo, lo que realmente le inquietaba era la parte del combate. A pesar de haber mejorado su resistencia y de ser capaz de defenderse mínimamente decente, como Seokjin le había dicho, seguía sintiéndose demasiado nervioso. Especialmente porque no tenía idea de con quién podrían emparejarlo. A simple vista, todos parecían mucho más capaces que él.

Cada noche, dedicaba tiempo a pedir la protección de Myrtlax, mientras tallaba huevos de madera. Al mismo tiempo, enseñaba a Yoongi a hacerlos, pues había dicho que le parecía una idea fascinante. Jungkook no estaba seguro si era porque entendía su significado o si simplemente le emocionaba la idea de quemar algo.

El tiempo de preparación llegó a su fin y el día de la tan esperada primera prueba finalmente llegó. Jungkook realmente esperaba que todo saliera bien, pero ver la determinación y la confianza en el rostro de los demás alumnos lo inquietó en demasía. Además, la sonrisa burlona de Taehyung justo antes de entrar a la sala de entrenamiento no ayudó en absoluto.

¿Sería realmente capaz de sobrevivir? Por Myrtlax esperaba que sí.

Holaaaa, volví. Traté de hacerlo lo más pronto posible, además tuve motivación al escribir por cierta personita de ojitos bonitos que ya quería leer este capítulo.😉

¿Qué les pareció todo? Yo AMÉ el encuentro del Tekuk gbfdhgdf Taehyung no le va dejar las cosas fáciles a Kook :c ¿qué creen que pasará en la primera prueba? 

Como siempre, procuraré volver pronto. Mientras tanto, manténganse sanos. Les mando besitos en los párpados MUAAA.😗💖

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