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02: La prestigiosa Academia de Balthmoore.

Diez días después, finalmente dieron los resultados. Tal como Susan había predicho, Jungkook había obtenido una puntuación perfecta en la prueba escrita, lo que le aseguró su ingreso a la academia. A pesar de que las cosas no se desarrollaron como había planeado, Jungkook se encontraba genuinamente emocionado. Ni siquiera la conversación que había tenido con su abuela antes de dormir, en un intento de persuadirlo nuevamente para que se quedara, logró quitarle el buen ánimo.

Mañana sería un día crucial, pues significaría el comienzo de una nueva vida para él. No podía negar que se sentía nervioso, e incluso aterrado. Sin embargo, su decisión de convertirse en cazador, a pesar de las dificultades que enfrentaría, seguía firme.

Sabía que debía irse a dormir, pero por más que lo intentara, le resultaba imposible conciliar el sueño. Ni siquiera su habitual ritual de meditación y conexión con la naturaleza había funcionado. Suspiró resignado, se sentó con la espalda apoyada en la pared y encendió la lámpara. Al abrir el primer cajón de la mesa de noche junto a su cama, extrajo un trozo de madera y una daga, y comenzó a tallar un huevo.

Desde su infancia, Jungkook había sido educado en los principios de la religión de Ignus Aeternus. Aunque en la actualidad quedaban muy pocos seguidores debido a la guerra con los dragones, él seguía siendo un devoto creyente en Myrtlax. Por eso, cuando necesitaba pedir suerte al dragón ancestral, quemaba un huevo de madera. Según la creencia, tallar un huevo de madera y ofrecerlo a las llamas garantizaba la bendición de Myrtlax, otorgando protección y fortuna. Por esa razón, cada vez que Jungkook se sentía nervioso, tallaba un huevo y lo quemaba.

Mientras daba forma al trozo de madera entre sus manos, su mente se sumergía en las expectativas de la vida le deparaba. Había escuchado muchas cosas referente a la academia Balthmoore, todas provenientes de su tía. Quizás si Susan no se hubiera empeñado en resaltar los aspectos negativos y peligrosos respecto a convertirse en un cazador, Jungkook no estaría tan atemorizado. Él comprendía que su tía solo intentaba prevenirlo de los desafíos que enfrentaría, especialmente debido a su falta de clasificación y al limitado poder que poseía en su sangre.

A pesar de sus esfuerzos por mantener una actitud optimista hacia su futuro, es consciente de que inevitablemente enfrentará dificultades.

La academia Balthmoore es el sueño de muchos jóvenes, pues nada otorga tanto prestigio como convertirse en un cazador de dragones. No hay mayor honor que el de sacrificarlo todo por la defensa del imperio. A pesar de ello, Jungkook anhelaba algo diferente: unirse al ejército liderado por su tía en la región de Clister, con el único deseo de proteger su hogar.

Durante los días de espera por los resultados, Jungkook se esforzó por levantar el ánimo de sus abuelos, pero sin importar cuánto lo intentara, parecía no conseguirlo. La idea de partir de esa manera lo afectaba profundamente. Era consciente de los riesgos que implicaba su estadía en la academia, y deseaba dejar las cosas en orden con sus abuelos antes de partir, sabiendo que cada día podría ser su último. Lo mismo ocurría con Clark, su mejor amigo, quien lo había estado evitando desde que expresó su deseo de convertirse en cazador. A pesar de sentirse desalentado por esta actitud, Jungkook optó por convertirlo en una fuente de motivación para permanecer con vida. No quería morir dejando sentimientos negativos en las personas que tanto amaba.

Después de un rato, finalmente termina de tallar y observa el pequeño huevo de madera que se adapta perfectamente a sus manos. Luego de tantas veces tallándolos, se ha vuelto muy habilidoso en eso. Coloca el huevo y la daga en la mesita junto a la cama, y se acomoda de nuevo con la esperanza de poder conciliar el sueño esta vez. Mañana se encargaría de quemarlo antes de partir.

Cierra los ojos y se sumerge en el silencio de la noche, dejando que su respiración se sincronice con la brisa que agita las hojas de los árboles. Se entrega a la calma de la noche, permitiendo que el ulular de los búhos y la paz del entorno llenen sus sentidos, mientras aparta los pensamientos negativos sobre el futuro.

Jungkook respira con tranquilidad, permitiendo que el aire envuelva su cuerpo y lo arrulle al ritmo suave de la corriente del río. Comienza a sentirse ligero, y el sueño comienza a envolverlo mientras repite en su mente una y otra vez que todo saldrá bien. Independientemente de las dificultades que enfrentará, confía en que estará bien.

Con esa certeza reconfortante, finalmente se queda profundamente dormido.

El desayuno transcurre tranquilo y, sobre todo, en silencio. No hace falta las palabras para captar lo que sus abuelos están sintiendo en ese momento. La tensión en el aire es palpable, suficiente para comprender la situación. Una vez que termina de desayunar, se levanta de la mesa y lava sus platos. El simple pensamiento de cuánto extrañará la comida de su abuela aprieta su corazón con fuerza. Sabe que tiene que sobrevivir su primer curso, ya que solo a partir del segundo tendrá la oportunidad de salir de la academia.

Observa a sus abuelos con una reflexiva antes de suspirar y retirarse de la cocina al notar que ninguno responde a su mirada. Se encamina al baño para cepillarse los dientes y, una vez listo, se dirige a su habitación en busca de su mochila. Gran parte de lo que lleva son cosas que su tía empacó por él, aunque logró persuadirla para que le permitiera llevar su libro favorito sobre flores. Susan le había aconsejado que no cargara demasiado, ya que la mayoría de las cosas las conseguiría en la academia y, por ende, terminaría descartando lo que no necesitara.

Cuelga la mochila sobre su hombro, toma el huevo de madera que reposaba en su mesita de noche y guarda la daga en uno de los compartimentos de la mochila, donde logró ocultar un par de trozos de madera sin que su tía se percatara.

Se dirige directamente a la sala, donde afortunadamente la chimenea está encendida. La estación de Krax está a punto de comenzar, lo que significa que durante los próximos dos meses permanecerá apagada a menos que se necesite hacer alguna ofrenda. Sin embargo, se sorprende al descubrir que en las llamas arde un huevo de madera, posiblemente obra de su abuela, ya que distingue varias cosas más que han sido ofrecidas al fuego, probablemente para su protección. Una sonrisa se dibuja en su rostro al verlo, y finalmente coloca su propio huevo en las llamas. Cierra los ojos, y sus sentidos se vuelven uno con el calor de las llamas mientras ruega a Myrtlax que todo salga bien.

Después de un rato, finalmente corta la conexión y vuelve en sí. Se ajusta la correa de la mochila y se dirige directamente a la cocina para despedirse de sus abuelos. Sin embargo, al llegar, se sorprende al encontrarla vacía. Escucha el sonido del relinchar de un caballo y sabe que su tía Susan ha llegado, por lo que decide ir a informarle que solo va a buscar a sus abuelos para despedirse de ellos.

Al salir de la casa, se detiene al darse cuenta de que sus abuelos lo observan fijamente, al parecer estaban esperando por él. Dirige su mirada hacia su tía, quien le ofrece un ligero asentimiento con una sonrisa tenue.

—Kookie... —escucha la voz de su abuela, por lo que vuelve la mirada hacia ella y la encuentra con los ojos cristalizados. Cuando ella extiende ambos brazos, Jungkook no lo duda y se acerca velozmente para abrazarla con fuerza. Los sollozos de su abuela llenan el espacio, y no puede evitar que sus propias lágrimas empiecen a caer.

Permanecen así por un instante, mientras Jungkook anhela grabar esa sensación en su memoria, sabiendo que pasará un tiempo antes de que pueda volver a estar entre los brazos de su abuela.

—Promete que vas a regresar... —murmura Somi entre sollozos, aferrándose más al cuerpo de su nieto como si eso pudiera evitar su partida—. Por favor, promételo.

Jungkook asiente y, de igual forma, se aferra con firmeza a su abuela, tratando de transmitirle todo lo que no puede expresar con palabras en ese momento.

—Volveré, lo prometo —declara con determinación, porque a pesar de cualquier incertidumbre que pueda enfrentar en el futuro, se esforzará por regresar a esos brazos que son su hogar.

Cuando finalmente se separa, mira a su abuela a los ojos y le dedica una amplia sonrisa, intentando calmar sus preocupaciones. Se acerca a ella y deposita un beso en su frente, mientras con sus dedos limpia suavemente las lágrimas de sus mejillas.

Después, se vuelve hacia su abuelo y, tras observarse por un momento, finalmente se acerca a él y lo abraza con fuerza.

—Confío en ti —declara con firmeza repentinamente, lo que sorprende a Jungkook y hace que sus ojos se llenen nuevamente de lágrimas. No importa si el mundo está en su contra o si nadie más cree que es capaz de lograrlo; mientras su familia tenga fe en él, eso es más que suficiente.

Su abuelo siempre ha sido una persona de pocas palabras, pero siempre ha sabido transmitir mucho a través de tan poco. Para Jungkook, no hace falta escuchar más; eso ha sido suficiente para fortalecer su determinación.

Al separarse, su abuelo le dedica una amplia sonrisa antes de tomar su mano y colocar algo en ella. Jungkook dirige su mirada hacia su mano con curiosidad por saber qué es. Sus ojos se abren ampliamente al ver una cadena de plata.

—Era de tu padre, llevala siempre contigo. Te protegerá.

—Gracias —murmura el menor con una sonrisa en los labios, y no tarda en colocársela—. La usaré en todo momento.

Un ligero carraspeo interrumpe el momento, y Jungkook se gira hacia su tía Susan.

—Ya es hora, tenemos que marcharnos.

Jungkook asiente y se vuelve para abrazar nuevamente a su abuelo. Luego, se acerca a su abuela y la envuelve en otro abrazo, permitiendo que sus mejillas se llenen con los besos que ella deposita en su rostro.

—Te amo, mi niño. Estaré esperando por ti —declara Somi con mucho amor, llenando el corazón de Jungkook de una profunda paz.

—También te amo. Volveré.

Después de la emotiva despedida, monta en el caballo detrás de su tía y juntos parten. Sus ojos se mantienen fijos en la imagen de sus abuelos hasta que estos desaparecen en la distancia. Antes de dirigir su atención al camino por delante, echa una última mirada a su hogar, sintiendo una determinación intensa inundar su ser. Está decidido a esforzarse al máximo y regresar, porque lo prometió, y Jungkook jamás rompe sus promesas.

A lo largo del recorrido, reinó un tranquilo silencio que Jungkook agradeció profundamente. Este espacio de calma le brindó la oportunidad perfecta para sumergirse en la naturaleza que lo rodeaba. Cada paso del caballo resonaba en sus sentidos, mientras su respiración armonizaba con la brisa que jugueteaba con sus cabellos negros azabache. Establecer esta conexión con el entorno era su estrategia personal para mantener la calma en cualquier circunstancia.

Ni siquiera se percató de que habían llegado al centro regional hasta que su tía Susan le llamó la atención, lo que lo llevó a romper la conección repentinamente y volver en sí.

—Ya llegamos, anda baja —informó Susan, quien ya se encontraba en el suelo, esperando a que su sobrino desmontara.

Jungkook asintió con serenidad y descendió del caballo. Al observar a su alrededor, notó de inmediato la notable diferencia con respecto a su primera visita. Esta vez, el lugar parecía más tranquilo y menos concurrido, con tan solo un reducido grupo de personas que habían sido seleccionadas para ingresar a la academia.

De pronto, percibió cómo todas las miradas presentes se posaban en él, lo que le causó sorpresa y cierta incomodidad. No le gustaba ser el centro de atención, y considerando que uno de sus objetivos al entrar en la academia era precisamente pasar desapercibido, se sintió algo frustrado por la situación. Sin embargo, pronto se percató de que, en realidad, todas esas miradas no estaban dirigidas hacia él, sino hacia su tía Susan.

Era comprensible, ya que como aspirantes a cazadores, no había personas a quienes más admiraran que a los miembros de la orden de Raxnag. Susan, una cazadora de clasificación superior y comandante del ejército de la región, era la inspiración no solo para él, sino para muchos de los jóvenes presentes. Realmente tendría mucho trabajo por delante si esperaba que su legado fuera incluso más impresionante que el de su tía.

Sacude la cabeza, tratando de apartar esas ideas. Se gira hacia su tía, quien ya lo está observando fijamente. No necesita decir nada para comprender lo que su mirada intenta comunicar. Sin embargo, detecta un leve destello de incertidumbre que Jungkook no logra entender. Antes de que pueda indagar al respecto, siente cómo el suelo bajo sus pies tiembla y, en un instante, una cúpula de hierbas comienza a envolverlos, aislándolos del resto.

—Tía, ¿por qué...? —Su pregunta queda suspendida en el aire cuando siente a Susan abrazarlo con firmeza. Una sonrisa ilumina el rostro de Jungkook antes de corresponder al gesto—. ¿Tanto te preocupa que te vean siendo vulnerable?

—Se espera que como comandante mantenga mis emociones bajo control y no muestre ningún signo de debilidad, ni siquiera frente a mi propia familia. Ser una mujer cazadora no es fácil, Kook. Por eso debo mantener una actitud de hierro en todo momento.

Jungkook sabía que su tía había enfrentado innumerables desafíos para alcanzar su posición actual. A pesar de que ser un cazador confería un alto estatus, la realidad era distinta para una mujer. Debido a que la fuerza física es un requisito fundamental , muchos dudaban de que las mujeres pudieran poseer tales cualidades. Sin embargo, su tía demostró no solo tener fuerza física, sino también emocional, lo que le permitió destacarse entre los grandes cazadores del imperio. Gracias a ella, muchas mujeres pudieron exhibir su valía y abrirse camino como cazadoras.

—Entiendo —asintió Jungkook, abrazando con firmeza a su tía. No sabía cuándo tendría la oportunidad de volver a verla, así que estaba decidido a aprovechar al máximo este momento.

—Recuerda todo lo que te dije, Kook —mencionó Susan con seriedad, apartándose para poder mirar a su sobrino directamente a los ojos—. Recuerda que tu clasificación no te define; sé que tienes la capacidad para lograr grandes cosas. No tomes nada a la ligera, ni siquiera las cosas más insignificantes. Todo tiene su razón de ser, eres inteligente, así que confío en que serás capaz de comprender la verdadera finalidad. No olvides escribir; buscaré la oportunidad de ir a visitarte.

»Recuerda entrenarte físicamente; Seokjin te ayudará en eso, búscalo. Si necesitas ayuda en cualquier otra cosa, no dudes en acudir a él. No bajes la guardia; incluso si no pueden matarte fuera de una prueba, buscarán la manera de quebrantar tu espíritu. No lo permitas, ¿de acuerdo?

—Está bien, tía —afirmó el joven con determinación, asintiendo con la cabeza. La mirada de Susan se llenó de un profundo cariño antes de esbozar una ligera sonrisa.

—Sé que lo lograrás, confío en ti. Cuídate mucho, come saludable y no te metas en problemas.

—Voy a extrañarte, tía Susan.

—Sí, también yo — respondió la mayor, envolviendo a su sobrino nuevamente en un fuerte abrazo mientras depositaba un beso en su cabeza—. Ya es hora. ¿Hay algo más que desees decir antes de que deshaga la cúpula? —preguntó, recibiendo una negativa de parte de Jungkook—. De acuerdo.

Jungkook se separó de ella, aguardando a que la barrera de hierbas que los aislaba se desvaneciera. Sin embargo, antes de que sucediera, observó cómo una rama comenzaba a crecer hasta que de su punta brotó una rosa. Sus ojos se iluminaron de emoción y su tía la cortó, colocándola con delicadeza en su cabello. De inmediato, sintió la fragancia de la rosa llenar sus sentidos, lo que le provocó una amplia sonrisa.

—Gracias —murmuró con fascinación, recibiendo un asentimiento de su tía antes de que ella retomara una expresión seria. La cúpula de hierbas comenzó a desvanecerse, atrayendo la atención de muchos, pero Jungkook no le dio importancia.

Comenzó a escrutar su entorno con la mirada, y una sensación de decepción invadió por completo su semblante.

—¿Qué ocurre? —preguntó Susan, desconcertada.

—Pensé que Clark vendría hoy, ya que es el día en que me voy, pero no está aquí —declaró con desánimo, realmente esperaba ser capaz de ver a su mejor amigo. No obstante, olvidaba lo obstinado que podía llegar a ser—. ¿Podrías hacerme un favor?

—Claro, ¿qué necesitas?

—Entregale esta carta —explicó, sacando un sobre de su bolsillo y extendiéndoselo a su tía.

—Está bien, se la entregaré —aceptó, tomando el sobre y guardándolo en uno de los bolsillos de su cinturón—. Ahora ve, no falta mucho para que enciendan el transportador. Recuerda, tú eres tú, así que camina con orgullo.

—De acuerdo, nos vemos, tía Susan.

La contraria simplemente asintió, y a pesar de la seriedad en su mirada, Jungkook pudo percibir en el brillo de sus ojos el profundo cariño que sentía hacia él. Definitivamente se esforzaría, no solo para demostrarse a sí mismo que era capaz de lograrlo, sino también para que su tía pudiera seguir mirándolo con ese orgullo en sus ojos.

Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la entrada del centro regional. A pesar de que su vida estaba a punto de cambiar y tendría que decir adiós a su hogar por un tiempo, estaba seguro de que volvería. Se esforzaría al máximo para asegurarse de regresar, manteniendo la determinación para no morir y volver con una sonrisa en el rostro, justo como la que tenía en ese momento.

«Tú eres tú, Jungkook. Camina con orgullo».

La tensión en la sala era palpable; Jungkook percibía claramente el nerviosismo que emanaba de muchos de los chicos presentes, pero también podía sentir su determinación. Algunos rostros le resultaban familiares, pero nunca había interactuado con ninguno de ellos. Vivir en las afueras de la ciudad limitaba sus encuentros con personas que no fueran aquellos que también residían en las granjas, como él. De la ciudad, solo conocía a su amigo Clark, cuya amistad se había forjado debido a los negocios entre sus familias. Fue de esa manera que desde niños, habían pasado mucho tiempo juntos gracias a esa conexión.

Pensar en él generaba una opresión en su pecho. Clark siempre había sido increíblemente sobreprotector cuando de él se trataba. Jungkook podía asegurar que Clark realmente disfrutaba cuidar de él todo el tiempo. A pesar de tener la misma edad, con solo unos meses de diferencia, Clark se veía a sí mismo como el mayor y actuaba en consecuencia. Por eso, cuando Jungkook compartió sus planes de convertirse en cazador, su mejor amigo no lo tomó nada bien.

Ese día, se desató una intensa discusión entre ellos. A Jungkook le dolía profundamente el hecho de que su mejor amigo no creyera en su capacidad para lograrlo. A pesar de comprender que Clark estaba preocupado y que muchas de sus palabras podían estar influenciadas por esa preocupación, aún así sentía que no tenía derecho a ser tan cruel como lo fue.

Fue sacado de sus pensamientos cuando las indicaciones sobre el traslado comenzaron a ser dadas. Dado que Clister se encontraba considerablemente lejos de la academia, utilizarían un transportador para llegar allí. El transportador era una estructura elaborada con runas mágicas que permitían a las personas viajar de manera instantánea de una región a otra. Sin embargo, los transportadores eran escasos y solo se encontraba uno por región en las oficinas de administración, y su uso requería de permisos especiales.

Cada región tenía asignado un horario específico para realizar traslados, garantizando así que no hubiera interferencias con los traslados de otras regiones. El encargado estaba detallando el procedimiento para el traslado, el cual resultaba bastante simple. Solo tenían que posicionarse en el centro del círculo y pronunciar una palabra clave, lo cual los transportaría de manera instantánea al otro transportador ubicado en la región a la que se dirigían.

Fueron organizados en una fila y los empezaron a conducir hacia el transportador uno por uno. Cuando llegó el turno de Jungkook, se detuvo un instante para observar la plataforma antes de subirse. En ese preciso momento, sus ojos se encontraron con los del encargado, y de inmediato lo reconoció.

—Realmente eres valiente, Jungkook Xaldir —mencionó el hombre, que había sido el pelirrojo encargado de la prueba de clasificación—. Espero volver a verte.

Jungkook escudriñó su tono de voz y su mirada en busca de algún indicio de burla, pero no encontró nada de eso. Se relajó un poco y asintió hacia el hombre con determinación.

—Tú palabra es Ergov.

Al escuchar eso, el azabache abrió los ojos con sorpresa. Aunque no estaba muy familiarizado con el lenguaje de los dragones, fue capaz de comprender el significado de esa palabra a la perfección. Esto llenó su corazón de una profunda sensación de felicidad.

—Ergov —pronunció con firmeza, y el transportador se activó de inmediato. Un resplandor lo envolvió de repente y, en un abrir y cerrar de ojos, se encontraba en las oficinas administrativas de la ciudad de Raustir.

—¿Te encuentras bien, chico? —preguntó una mujer mientras le ofrecía una mano para bajar de la plataforma. Jungkook asintió agradecido, aceptando la ayuda—. Puedes llegar a experimentar mareos, pero se quitaran en un momento—. ¿Podrías decirme tu nombre?

—Jungkook Xaldir.

—Oh, así que tú eres el sobrino de Susan.

La dulzura con la que la mujer mencionó el nombre de su tía le dio a entender a Jungkook que posiblemente ambas se conocían. Aunque sintió curiosidad al respecto, prefirió no hacer ninguna pregunta inapropiada.

—¿Podrías decirme cuál fue tu palabra?

Jungkook no lograba comprender por qué llevaban un registro de las palabras utilizadas para transportarse. Sin embargo, al recordar las palabras de su tía acerca de que todo tenía un propósito, no le sorprendería que incluso algo aparentemente trivial como eso tuviera una explicación significativa. Este pensamiento lo llenó aún más de emoción, sobre todo teniendo en cuenta que Ergov significaba "Valiente".

Ergov —pronunció él, y los ojos de la chica se abrieron con sorpresa.

—Ya veo —asintió ella mientras anotaba la palabra en un pergamino con una sonrisa—. Si sigues ese camino, una compañera te indicará lo que debes hacer —señaló la puerta con la palma de su mano—. Mucha suerte, Jungkook Xaldir. Y si ves a Susan, dile que Mel espera que la honre con su presencia.

¿Qué tan imprudente sería que indagara sobre la situación? No es que Jungkook fuera especialmente chismoso, sino que se consideraba una persona extremadamente curiosa. La sonrisa de Mel y el afecto en su tono de voz le suscitaban una gran intriga. Lamentablemente, justo cuando se decidió a preguntar, un resplandor llenó el lugar, indicando la llegada de otro candidato, lo que le dejó sin otra opción más que retirarse.

—Gracias, se lo haré saber —respondió con amabilidad, esbozando una ligera sonrisa mientras recibía un gesto afirmativo de la chica antes de que esta se volteara para ayudar al recién llegado.

Jungkook suspiró profundamente antes de abandonar la habitación. Siguiendo las indicaciones de Mel, una joven le condujo hacia la entrada de las oficinas, donde aguardaba un enorme carruaje destinado a llevarlos hasta la academia. Al subir, se percató de la presencia de otros chicos dentro del vehículo. Dado que ninguno iniciaba conversación, decidió por mantenerse de igual manera en silencio.

Su mirada se desvió hacia la ventanilla, donde pudo vislumbrar parte de la ciudad. Nunca antes había estado en otra región y, de Raustir, la capital del imperio, solo había escuchado algunos relatos por parte de su tía. Anhelaba tener la oportunidad de explorar su entorno, pero sabía que en ese momento sería imposible. Un rato después, el joven que había llegado detrás de él al transportador se unió al grupo en el carruaje, y una vez que estuvo lleno, finalmente emprendieron camino hacia la academia.

A pesar de la calma del trayecto, una tensión palpable llenaba el ambiente. Ninguno de los chicos en el carruaje mostraba interés en socializar, lo que llevó a Jungkook a preguntarse cómo podría establecer conexiones si ni siquiera podía entablar conversación con aquellos que compartían su misma procedencia. Quería creer que la razón detrás de esta actitud era el nerviosismo por el día de ingreso, así que decidió desviar su atención hacia la ventanilla una vez más.

Todo parecía extraño a sus ojos. En Clister, al ser la región vinculada a los dragones de hierbas, era común encontrar vegetación por doquier, incluso dentro de la ciudad. En comparación con su lugar de origen, Raustir era una ciudad mucho más estructurada y ordenada. Las calles estaban cuidadosamente pavimentadas con piedra pulida, flanqueadas por imponentes edificios de piedra que se alzaban hacia el cielo, y la vegetación era escasa en comparación con lo que estaba acostumbrado a ver.

Sin embargo, a pesar de las marcadas diferencias, Jungkook encontraba todo fascinante. Realmente ansiaba tener la oportunidad de explorar la capital en algún momento.

Para él, el trayecto fue una experiencia gratificante, a diferencia de los otros chicos que viajaban con él. Sin embargo, no hubo comparación alguna cuando finalmente llegaron y al descender del carruaje se encontró frente a la majestuosa academia. Había escuchado mucho sobre ella e incluso había leído acerca de ella en libros. Sin embargo, ninguna descripción previa podía igualar el impacto que tuvo al observar todo con sus propios ojos.

La academia de Balthmoore era una imponente estructura que se alzaba majestuosamente, un testimonio de la antigüedad y la grandeza de su historia. Sus altas torres y cúpulas se elevaban hacia el cielo, adornadas con intrincados diseños y detalles de piedra que hablaban de un pasado glorioso. Las piedras que conformaban sus muros y edificaciones eran de una solidez y resistencia notables, habiendo resistido el paso del tiempo.

Cada torre y cúpula estaba meticulosamente adornada, con filigranas y relieves que narraban las hazañas de héroes y heroínas del pasado, junto con símbolos y emblemas que representaban los valores y principios fundamentales de la academia. Los edificios, distribuidos en el terreno de manera armoniosa, formaban un conjunto arquitectónico impresionante y majestuoso.

Jungkook se dirigió hacia la entrada, donde una imponente puerta de metal, flanqueada por dos esculturas de dragones, se alzaba ante él. El resplandor del metal contrastaba con la luz del sol que se filtraba entre las hojas de los árboles cercanos, generando un efecto casi mágico que realzaba la majestuosidad del lugar.

Al ingresar, quedó verdaderamente asombrado por la visión que se desplegó ante sus ojos. Los pasillos estaban adornados con tapices antiguos y obras de arte que contaban una historia; desde las hazañas de los antiguos cazadores de dragones hasta la misma fundación de la academia, creando una narrativa visual que transportaba a quienes lo contemplaban a tiempos pasados. Jungkook se detuvo por un momento, maravillado por la belleza y la profundidad histórica que lo rodeaban. El hecho de que este lugar ahora se convertiría en su hogar lo llenó de emoción.

Le hubiera encantado comenzar a explorar cada rincón del lugar, pero pronto empezaron a llamar la atención de los recién llegados para darles indicaciones. Observó a su alrededor y le pareció curioso la escasa cantidad de personas presentes. Según tenía entendido, el número de estudiantes que ingresaban al primer curso era de ciento veinte.

—Todavía no han llegado todos —Alguien a su lado mencionó, por lo que se giró encontrándose con una chica de tez canela, cabello castaño hasta los hombros y ojos cafés oscuros—. Parecía que estabas pensando en eso.

—Oh, sí. ¿Soy así de fácil de leer? —respondió Jungkook dejando escapar una risita.

—Un poco, pero en realidad soy muy observadora. Mi nombre es Lira Grilt, vengo de la región de Zhedar.

—Soy Jungkook Xaldir, vengo de Clister. —Al hacer mención de su nombre y su origen, la chica abrió los ojos con asombro, y antes de que pudiera preguntar algo, Jungkook habló primero—. Sí, igual que la comandante de la región, es mi tía.

La contraria esbozó una sonrisa mientras asentía.

—¿Soy así de fácil de leer? —cuestionó con tono juguetón, lo que hizo que Jungkook soltara una ligera risa mientras negaba con la cabeza.

—No, solo es algo que siempre me pasa cuando doy mi nombre completo.

—Entiendo, debe ser una jodida mierda, lo siento.

—Un poco, pero no te preocupes —Jungkook esbozó una sonrisa, que fue correspondida de igual manera de parte de la contraria.

Su conversación se vio interrumpida cuando empezaron a dar indicaciones, por lo que ambos chicos dirigieron su atención hacia la persona que las estaba proporcionando.

—¡Bienvenidos a la Academia Balthmoore! El hecho de que estén aquí hoy es motivo de gran orgullo —anunció con una amplia sonrisa, provocando un alboroto entre los alumnos que asentían con entusiasmo—. Sin embargo, el simple hecho de estar aquí no es suficiente para demostrar que merecen el título de cazadores —añadió con seriedad, lo que hizo que todos guardaran silencio—. Esto marca apenas el comienzo de un largo camino por recorrer. Si piensan que será fácil, permítanme disipar esa ilusión. ¡Esto será un jodido infierno! —exclamó con intensidad y tanta fascinación, que Jungkook incluso pensó que el chico podía estar un poco demente.

»Así que, si son unos cobardes de mierda, será mejor que vuelvan a casa —dijo con firmeza, mientras con su mirada, recorría a cada uno de los presentes—. Lo que están a punto de enfrentar no es para cobardes, porque una vez que salgan de esta academia, les espera la guerra y la muerte en el campo de batalla. Así que, si no tienen lo que se necesita, pueden largarse de una vez por todas.

Una tensión casi tangible saturó el ambiente, haciendo que Jungkook sintiera un nudo en el estómago. Su tía le había advertido que la academia se dedicaba a moldear la mentalidad de los alumnos, procurando instilar en ellos una mentalidad despiadada para que, al enfrentarse a la guerra, no se desmoronaran con facilidad. La expresión del instructor dejaba entrever precisamente eso.

—Bien, ya que han decidido continuar con esto, no hay vuelta atrás. Serán asignados a habitaciones compartidas, y el compañero que les toque será con quien convivan durante los tres cursos de su estancia en la Academia. Solo hay dos formas de cambiar de compañero: que desista o que muera —anunció con un dejo de diversión al notar cómo algunos abrían los ojos con asombro—. Por allá encontrarán el camino hacia la plaza —indicó señalando con la mano la dirección—, allí encontrarán un módulo de registro en donde recibirán su asignación. Eso sería todo de mi parte, Aervox Natan Clix del escuadrón dos del tercer curso —finalizó con un orgullo palpable en el tono de su voz—. Nuevamente, bienvenidos a la Academia Balthmoore, novatos.

Cada curso se dividía en escuadrones de veinte personas. Al ingresar, se formaban seis escuadrones en total, y se rumoreaba que solo uno o dos llegarían a la graduación con vida. Cada escuadrón estaba liderado por un comandante conocido como Aervox, la posición más codiciada y prestigiosa dentro del grupo. Jungkook podía comprender por qué Natan irradiaba tanta confianza y orgullo al momento de expresarse.

—¿Vamos juntos? —preguntó Lira, y Jungkook asintió en respuesta.

Empezaron a dirigirse hacia la dirección indicada. Jungkook aprovechó el trayecto para observar cada detalle de su entorno, quedando fascinado por todo lo que veía. Pronto llegaron al centro de la academia, donde una amplia plaza se extendía, rodeada de columnas y elegantes arcos de piedra. En el centro de la plaza se alzaba una carpa, donde cuatro mesas estaban dispuestas y ya se formaban filas para el registro.

—¿Sabes qué regiones ya han llegado? —preguntó Jungkook a la chica, notando su expresión de completo aburrimiento.

—Los traslados comenzaron con la región de Masghad, después Zhedar y de ahí Clister; son los que estamos aquí. Aunque escuché que los de Raustir fueron los primeros en llegar, así que, Rasgiat y Morbyl serán los últimos.

—Ya veo.

Las filas estaban organizadas por orden alfabético, por lo que cada uno tuvo que dirigirse a su fila correspondiente. Jungkook observaba a su alrededor con curiosidad, preguntándose qué tipo de persona le tocaría como compañero. Tenía que admitir que esto lo ponía sumamente nervioso, especialmente porque significaba que tendría que convivir con esa persona durante los tres cursos que pasara en la academia.

No había mucho que pudiera hacer. Ya que, para empezar, la única persona que conocía hasta ahora era Lira, y dado que ella era una chica, no podía ser asignada como su compañera. Así que en este momento, lo único que le quedaba era rezarle a Myrtlax para que todo saliera bien y no terminara emparejado con alguno de esos idiotas de los que su tía Susan le había advertido que se mantuviera alejado.

Suspiró con fuerza y observó cómo la fila avanzaba hasta que finalmente llegó su turno.

—Necesito tu nombre y región, por favor —solicitó amablemente el chico a cargo del registro.

—Jungkook Xaldir, vengo de Clister.

Como siempre sucedía al mencionar su nombre, el chico abrió los ojos con sorpresa. Incluso algunas personas cercanas que lo escucharon dirigieron su mirada hacia él con extrema curiosidad. Jungkook comprendió que, por más que lo intentara, le resultaría difícil no llamar la atención.

Internamente agradeció que el chico no mencionara a su tía. Simplemente asintió y tomó nota de sus datos en un pergamino.

—Las habitaciones del primer curso se encuentran en el ala este. La tuya es la D46, se encuentra en la cuarta planta.

—¿Y quién es mi compañero? —preguntó Jungkook con curiosidad, recibiendo una leve sonrisa de parte del otro.

—Las habitaciones son asignadas según el orden de registro, tu compañero es el chico que estaba adelante de ti. Es aquel que está cerca de aquella columna, su nombre es Yoongi Zoldrik, es de Zhedar.

Jungkook dirigió su mirada hacia donde el chico señalaba y vio a un joven de cabello castaño y piel tan clara como la nieve. Sus rasgos eran delicados, pero a pesar de ello, su rostro mostraba una profunda seriedad. Aun así, Jungkook pensó que era excepcionalmente atractivo.

Sacudió la cabeza, intentando apartar esos pensamientos. No podía permitirse desviarse de su objetivo; había ingresado a la academia con el firme propósito de convertirse en un cazador, no de buscar pareja. Aunque el sexo ocasional podría ser una tentación a la que no se negaría, definitivamente no era algo que debiera explorar con su compañero, con quien tendría que convivir durante tres cursos. Lo más sensato sería evitar cualquier situación incómoda.

—De acuerdo, muchas gracias.

El chico le ofreció una amplia sonrisa, mientras sus ojos lo observaban sin disimulo alguno.

—No es nada, Jungkook. Mi nombre es Mingyu, y si necesitas algo, estaré encantado de ayudarte.

Jungkook no era ingenuo; percibía claramente cómo el chico lo observaba descaradamente, acompañado de un tono de voz cargado de coquetería. Debía admitir que era atractivo, y su bien formado cuerpo no pasaba desapercibido, lo que inevitablemente lo llevó a imaginar situaciones donde se encontraba debajo de él. La tentación era palpable, por lo que le devolvió una sonrisa sutil.

—Lo tendré en cuenta, Mingyu —respondió en el mismo tono que el contrario había utilizado. Después de intercambiar una mirada por un instante, finalmente se dio la vuelta y se encaminó directamente hacia quien sería su nuevo compañero.

Cuando llegó junto a él, el chico lo observó detenidamente.

—¿Eres mi compañero? —preguntó, levantando una ceja, a lo que Jungkook asintió. En ese momento, la seriedad en su rostro se desvaneció y, en su lugar surgió una suave sonrisa—. Encantado, soy Yoongi. Aunque supongo que ya te dieron mis datos.

Observar al contrario relajarse hizo que la tensión abandonara el cuerpo de Jungkook, y la sonrisa de su compañero le proporcionó un profundo alivio. A simple vista, Yoongi parecía ser un chico complicado; sin embargo, en el momento en que se relajó, dio a Jungkook una impresión completamente diferente.

—Sí, lo hicieron. Un placer, Yoongi. Soy Jungkook Xaldir, vengo de Clister.

—Un gusto, Jungkook. Dado que estaremos pasando mucho tiempo juntos, espero que podamos llevarnos bien.

La actitud relajada de Yoongi le proporcionó un inmenso alivio. Internamente, agradeció a Myrtlax por haberle asignado a un compañero aparentemente tranquilo.

—Espero lo mismo —afirmó Jungkook con una sonrisa—. ¿Quieres que vayamos a ver nuestro dormitorio?

—Sí, me dijeron que los horarios están colgados en un tablón que está en la pared de la entrada del ala este.

—Entonces, vamos.

Mientras avanzaban hacia el lugar, Jungkook quedó fascinado con cada detalle que lo rodeaba. Sin embargo, tan absorto estaba en su admiración que terminó chocando con alguien más.

—Lo siento, no me fijé por dónde iba —Se disculpó de inmediato. Sin embargo, los ojos que lo observaron en ese momento irradiaron una profunda seriedad, llenando el ambiente de una tensión palpable en un instante.

Frente a él se encontraba un chico un poco más alto, con cabello oscuro como la noche y tez canela. Sus ojos lo observaron con una frialdad penetrante, pero Jungkook estaba demasiado absorto en los pequeños destellos rojos que adornaba aquellos ojos oscuros como para prestar atención a la intensidad de su mirada. Por un instante, sintió como si el mundo entero se hubiera detenido mientras sus miradas se cruzaban, y aunque todo pareció una eternidad, apenas transcurrieron unos segundos.

Jungkook se encontraba tan absorto en el otro que pudo escuchar la respiración del contrario resonar en sus oídos. Sin decir una palabra, el chico pasó a su lado y continuó su camino. Nunca antes en su vida había conocido a alguien tan atractivo como él, y le resultaba inexplicable la razón por la que no podía apartar la mirada.

De repente, el sonido volvió a llenar sus sentidos, y Jungkook se giró ligeramente para seguir el camino del otro con la mirada, llevándose la sorpresa de encontrarlo observándolo justo cuando doblaba por la esquina del pasillo.

—¿Quién era ese chico? —murmuró suavemente, su mirada aún fija en el pasillo por el que el azabache acababa de desaparecer.

—Es Taehyung Draksser, y si quieres un consejo, te recomiendo mantenerte alejado de él.

Escuchar eso desconcertó a Jungkook, quien parpadeó con incredulidad antes de volver a mirar a Yoongi. Sin embargo, antes de comentar al respecto, hubo un aspecto en lo que dijo que capturó su atención.

—¿Draksser, igual que...?

—Sí, es el hijo del comandante del ejército imperial —confirmó Yoongi con seriedad. Observó a su alrededor y tomó a Jungkook del brazo, instándolo a seguir caminando.

—¿Lo conoces? —preguntó Jungkook con interés, notando la actitud precavida de su compañero.

—No realmente —respondió el castaño en voz baja—. Desde que llegué, he estado recopilando información. Fue así como escuché hablar de él. Se dice que el chico es un prodigio y que hay muchas expectativas puestas en él. Incluso sin haber pasado por el ritual de activación, ya tiene la capacidad de manipular el elemento que heredó de la sangre de dragón.

Después del estallido de la guerra contra los dragones, con el tiempo, la capacidad de manipular el poder heredado se volvió cada vez más difícil, hasta llegar al punto en que solo se podía lograr mediante un ritual de activación, que se llevaba a cabo como ceremonia final al concluir la academia. Aun así, de vez en cuando se oía hablar de casos en los que algunas personas seguían siendo capaces de controlar el poder que heredaron, incluso sin haber pasado dicha ceremonia.

Se creía que esto se debía a que la sangre que heredaban provenía de un dragón de inmenso poder. Para poder dominar esta energía, no bastaba solo con tener una gran fuerza física, sino también una fortaleza mental excepcional. A estas personas se les conocía como prodigios.

—He escuchado que Taehyung es una persona sumamente despiadada; se enorgullece de su poder y no titubea en menospreciar a los demás como si fueran insignificantes.

—¿Cuál es su poder?

—Piroquinesis Draconiana —respondió, consiguiendo que Jungkook abriera los ojos con sorpresa—. Además, posee una clasificación avanzada.

La Piroquinesis, era el poder otorgado a aquellos que heredaban la sangre de un dragón de fuego. Jungkook siempre había considerado que, entre todos los poderes, la piroquinesis estaba inherentemente ligada a la destrucción. Por mucho que reflexionara al respecto, no lograba encontrar evidencia que contradijera esa percepción.

Taehyung personificaba todo aquello que Jungkook se había propuesto evitar, y si había algo que lo caracterizaba era su su inteligencia. Por muy atractivo que fuera Draksser y por mucho que le atrajera, lo mejor era, tal como dijo Yoongi, mantenerse alejado de él.

—Así que, para alguien con una clasificación inferior como la tuya, sería prudente evitarlo completamente. Eres exactamente el tipo de persona a la que Taehyung intentará hacer abandonar la academia a toda costa.

En ese instante, Jungkook sintió cómo la tensión invadía todo su cuerpo. Sin decir nada, agarró a Yoongi del brazo y lo arrastró hacia un rincón apartado y desolado, acorralándolo contra la pared de piedra con firmeza.

—¿Cómo te enteraste de mi clasificación? —preguntó, desconcertado. Aunque su tía le había advertido que era inevitable que descubrieran su clasificación, el hecho de que Yoongi lo supiera tan pronto después de su llegada lo dejó completamente desorientado.

—Tengo mis métodos, Jungkook. Si deseas sobrevivir en la academia, lo más sensato es estar al tanto de las personas que podrían representar una amenaza. Este ciclo ingresaron bastantes individuos de ese perfil, así que investigué a todos, incluido tú.

Ahora comprendía por qué Yoongi no reaccionó como la mayoría de la gente al escuchar su nombre; él ya lo conocía.

—Tranquilo, no diré nada. De todos modos, como yo me enteré, es inevitable que otros estudiantes también lo hagan. Nadie quiere estar en el mismo escuadrón que una persona débil, así que se esforzarán por hacerlo renunciar.

—¿Y tú en qué posición te encuentras? ¿Intentarás hacerme desistir también? —preguntó, con precaución.

—No, así que no tienes que estar alerta conmigo. Tener una clasificación no demuestra nada; podrías ser capaz de desarrollar tus habilidades con el tiempo —respondió Yoongi con calma.

—Pero no es algo seguro. ¿Por qué arriesgarte a convivir con alguien como yo? —inquirió Jungkook, buscando comprender la motivación detrás de la disposición de Yoongi.

—Bueno, eso es cierto. Aun así, fuiste la única persona capaz de pasar la prueba escrita con puntuación perfecta, algo que no se había logrado desde hace mucho tiempo. Podrías ser considerado un prodigio en inteligencia, así que me conviene tenerte cerca si quiero mantenerme aquí.

En la academia, las relaciones se basaban en intereses mutuos, por lo que la manera en que Yoongi se expresó no sorprendió a Jungkook. Su tía le había dicho que una de las claves para sobrevivir era establecer conexiones con las personas adecuadas, y Yoongi parecía ser un experto en recopilar información, una habilidad que podría resultarle muy útil.

—Si has terminado de desconfiar de mí, te agradecería que me soltaras. No lo parece, pero tienes mucha fuerza en los brazos —dijo Yoongi con calma, mientras Jungkook parpadeaba un par de veces antes de soltarlo y retroceder. El chico se sobó el pecho con una mueca y luego lo miró fijamente.

—Ahora que aclaramos las cosas, lo repito. Espero que nos llevemos bien, Jungkook Xaldir.

Después de un momento de reflexión, Jungkook bufó con diversión, negando ligeramente con la cabeza.

—Lo mismo digo, Yoongi Zoldrik.

El Taekook ya se encontró, ¿pudieron sentir la tensión? Uffff. Además, nuestro querido Yoongi será un personaje importante en esta historia. ¿Qué les pareció todo? Cuentenme, amo leer sus teorías.👀

Más tarde estaré subiendo más imágenes de los personajes a mi canal de WhatsApp, así que esperenlas.💖 Hay tanto que tengo planeado, que esta historia me tiene muy emocionada, espero que ustedes también la estén disfrutando.

Bueno, como siempre, procuraré volver pronto. Hasta entonces, manténganse sanos.🫂

KimNikari.

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