➹ Cap. 3
Draco sonrió con emoción, nunca había sentido tanta euforia como en ese momento, parecía que su corazón iba a salir de su pecho de la felicidad que sentía.
En su otra vida había pasado pocos momentos de felicidad ya sea por algún capricho cumplido por parte de sus padres o por salirse con la suya en alguna cosa pero nada se comparaba como lo que estaba viviendo ahí.
A un mes de su nacimiento, su padre Laenor lo había "secuestrado" del aposento de su madre y luego lo había cargado en sus brazos llevándolo por el aire en su dragón Seasmoke.
Draco jamás pensó que en ese nuevo mundo en el que renació, la familia Targaryen a la cual él pertenecía serían jinetes de dragones.
Era algo increíble.
Espectacular.
Único.
Aunque pudiera hablar en ese momento y no balbucear como realmente lo hacía al ser un bebé, Draco no tendría las palabras suficientes para expresar lo que sentía en ese instante.
Anteriormente él ya había visto dragones en el mundo mágico, aunque jamás vio o escuchó que algún mago pudiera domarlos con facilidad como lo hacía su padre justamente en ese momento.
Cuando Laenor llevó a su hijo al pozo dragón para darle un paseo encima de Seasmoke, Draco casi se muere del miedo al ver semejante bestia, claramente sintió miedo como cualquiera en su lugar lo haría al tener a un dragón tan de cerca. Sin embargo el miedo se fue cuando Laenor lo tranquilizó y lo alzó encima del dragón sin que nada le pasará en el proceso.
Después de volar encima del dragón por primera vez, Draco no quiso bajarse jamás.
Era casi como volar en su escoba pero la sensación era mil veces mejor.
La última vez que él había visto un dragón tan de cerca había sido en el torneo de los tres magos, o más bien de los cuatro magos después que el nombre de su entonces enemigo Harry Potter también saliera en el cáliz de fuego sorprendiendo a todos.
─ ¡Dracarys!
El dragón abrió su boca soltando aliento de fuego después de escuchar la palabra de Laenor.
Draco quedó maravillado al ver de tan cerca el fuego que el dragón soltó por su boca.
Luego de eso el dragón dio un giro en el aire con su jinete y el hijo de éste cuando Laenor tomó las riendas con una mano con fuerza.
Laenor sostuvo a Draco bien en uno de sus brazos para evitar que se cayera, si algo así pasará, Rhaenyra lo mataría sin dudarlo y él dejaría que lo hiciera sin rechinar.
Draco sonrió con alegría por la brisa en su cara.
Después de varios minutos en el aire encima del dragón, Laenor consideró que era suficiente movimiento por ese día para Draco al ser un bebé, entonces volvió con Seasmoke nuevamente al pozo dragón.
Sabía que Rhaenyra lo estaría esperando posiblemente molesta por llevarse a Draco después de su negación a que su hijo volará encima de un dragón al ser muy pequeño aún.
Los Guardianes de los Dragones esperaban afuera, cuando Laenor se bajó con su hijo en brazos, los guardianes metieron a Seasmoke con un poco de dificultad dentro del pozo.
─ ¿Ser Criston qué hace aquí? ─ preguntó Laenor al verlo encima de un caballo al lado del carruaje que los llevaría de vuelta a la Fortaleza.
─ La princesa me mandó a esperarlos, estaba demasiado ansiosa por la falta del príncipe Draco ─ mencionó Ser Criston.
Laenor suspiró asintiendo.
Él había hablado a Rhaenyra de su deseo por llevar a Draco encima de su dragón, pero ella se negó ya que su hijo aún era muy pequeño para algo así le había dicho Rhaenyra, sin embargo, Laenor se había salido con la suya llevándose a Draco a escondidas.
Cuando Rhaenyra salió del Consejo, las doncellas le avisaron que Laenor se había llevado a su hijo, ella supuso que él la había desobedecido, sin embargo no dijo nada al respecto de eso con nadie para evitar que rumores llegarán a oídos de otros, sobre todo a la reina Alicent.
Aunque por un lado estaba molesta con Laenor por desobedecerla, mayormente estaba preocupada por su hijo, Rhaenyra esperaba que su Draco estuviera perfectamente bien ya que de lo contrario iba a enloquecer.
Al llegar a la Fortaleza Roja después de unos minutos en el carruaje, quién los recibió fue claramente Rhaenyra la cuál fue directo a su hijo cargándolo en sus brazos cuando apenas lo vio.
─ Se divirtió mucho ─ aseguró Laenor sonriendo en dirección de su hijo.
Draco abrió su boca para confirmar sus palabras y decirle a su madre que ese fue el mejor día de su corta vida ahí, sin embargo le salieron puros balbuceos de su boca haciéndolo enojar un poco.
─ Hablemos adentro ─ dijo Rhaenyra a su esposo mucho más relajada que antes.
Laenor asintió ya que habían varios ojos mirándolos y oídos escuchándolos ahí afuera.
Cuando llegaron a los aposentos, Laenor le pidió a las doncellas de Rhaenyra que se fueran para quedar solamente ellos tres, una vez que ellas se fueron, la princesa habló.
─ Te dije que no lo sacarás, Draco es muy pequeño aún ─ murmuró Rhaenyra.
Draco se removió un poco en los brazos de su madre ya que no quería que regañara a su padre cuando fue una experiencia única lo que había vivido en ese día.
─ Lo sé, pero no pasó nada malo, Draco se divirtió demasiado ─ sonrió Laenor.
Él podía confirmar eso mejor que nadie ya que su hijo mantuvo una sonrisa en todo el vuelo encima de Seasmoke.
Draco asintió con su cabeza al escucharlo ya que su padre tenía razón.
Rhaenyra levantó sus cejas con sorpresa al ver a su hijo asintiendo, ella negó con su cabeza intentando quitar esa idea y mejor creer que era una coincidencia.
Draco balbuceó nuevamente al intentar hablar ocasionando que sus padres sonrieran.
─ ¿De verdad se divirtió? ─ preguntó la princesa Rhaenyra a su esposo.
─ Si, a la próxima tienes que llevarlo encima de Syrax ─ dijo Laenor.
Al escuchar la conversación, Draco se emocionó más ya que eso significaba que su madre también tenía un dragón.
En ese momento se percató que había sido un poco tonto al no haberse dado cuenta anteriormente cuando su madre le contó historias de sus antepasados y también mencionó a los dragones. Claro que cuando Rhaenyra le contó eso, Draco había creído que eran puros cuentos pero ahora sabía que no era así. Los dragones también existían ahí y podían ser domados por personas.
Rhaenyra se sentó en la cama con su hijo aún en brazos, suspiró sonriendo de solo imaginar cuando llegará el momento de subirse encima de su dragona junto a su hijo, claro que para eso ella esperaría un poco más de tiempo ya que no creía arriesgar a Draco a que algo malo le pudiera pasar.
─ Su huevo de dragón no eclosionó ─ habló Rhaenyra con tristeza ya que quería que su hijo tuviera un dragón propio y pudiera experimentar la conexión única de jinete a dragón como ella lo había hecho en su momento con su dragona.
Al escuchar a su madre, Draco se entristeció al saber que él no tendría un dragón como sus padres.
─ Pronto lo hará ─ intentó ser positivo Laenor.
La princesa Rhaenyra lo miró.
─ ¿Y si no lo hace? ─ preguntó Rhaenyra.
─ Reclamará a uno cuando sea mayor, no sería el primer jinete en hacerlo ─ dijo Laenor.
Un hilo de esperanza creció en el interior de Draco en ese momento al escuchar las palabras de su padre, hasta ese instante, él no supo que se podía reclamar un dragón.
Si por desgracia su dragón no nacía como hasta el momento no lo había hecho, él iba a reclamar un dragón cuando fuera un poco más mayor de edad, pero no se iba a quedar sin un dragón.
Cuando Daemon supo que su sobrina Rhaenyra tuvo un hijo supuestamente con su esposo Laenor Velaryon, él no quiso visitarla de inmediato debido a los rumores que se divulgaron por toda la Fortaleza Roja cuando él la llevó al burdel.
Aunque para todos fue un rumor de que él le quitó su doncellez a su sobrina, Daemon mejor que nadie sabía que en realidad así fue.
Claro que eso solamente dos personas lo sabían con exactitud los cuáles eran los dos protagonistas de tal suceso.
Viserys fingió demencia por tales rumores cuando su anterior mano Otto se lo había dicho, y de inmediato casó a su hija Rhaenyra con Ser Laenor para apaciguar los rumores en contra de su preciada hija.
Después de esos rumores en la Fortaleza Roja, Viserys había exiliado a su hermano menor por tal osadía de su parte en poner en duda la doncellez de su hija Rhaenyra.
Por fin, después de un tiempo de haber sido exiliado por Viserys, Daemon volvió de nuevo a pisar la Fortaleza Roja sin siquiera avisar a su hermano antes de su inesperada visita.
─ Príncipe Daemon ─ Ser Harrold fue el primero en verlo en la Fortaleza.
─ Ser Harrold ─ saludó Daemon caminando hacía el guardia real ─ ¿Y mí hermano?.
─ En su aposento, príncipe ─ respondió Ser Harrold.
Daemon asintió entrando al lugar sorprendiendo a varios sirvientes y doncellas de la Fortaleza Roja pues la última vez que él estuvo ahí, había provocado bastante de qué hablar.
Él no iba ahí precisamente para ver y hablar con su hermano Viserys, eso solamente era un pequeño anzuelo de su parte.
En realidad, por la única razón que había vuelto de nuevo fue para conocer al hijo de su sobrina y para comprobar algo que no podía quitar de su mente.
¡CAPÍTULO 3!
Hola, aquí les dejo un nuevo capítulo de está historia, espero que les haya gustado.
Laenor llevó a Draco en su dragón.
Estoy tan emocionada como si hubiera sido yo la que se subió encima de Seasmoke.
El huevo que Rhaenyra escogió para Draco no eclosionó.
Creo que sí me pasará algo así, posiblemente me haría comer con un dragón al intentar reclamar a uno.
Daemon volvió de nuevo a la Fortaleza Roja especialmente para conocer al hijo de Rhaenyra.
Estoy feliz por el futuro encuentro de Daemon y Draco.
¿Qué les pareció el capítulo?
Nos vemos pronto, besos.
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