➹ Cap. 12
Al llegar a Driftmark, Rhaenyra y Draco fueron recibidos por Rhaenys y Laena.
─ Me sorprende que hayas soportado tanto tiempo con esa serpiente ─ dijo Rhaenys en dirección de su sobrina después que ésta le contó el por qué de su repentina visita.
─ He aprendido a ser muy paciente pero cuando se meten con mí hijo no, para evitar una posible pelea decidí alejarme unos días para estar tranquila, tampoco quiero causarle problemas a mí padre ─ comentó Rhaenyra.
─ Hiciste lo mejor ─ murmuró Rhaenys.
─ Aquí estarás mejor prima ─ aseguró Laena sosteniendo a Draco en sus brazos.
Estar un tiempo en Driftmark para alejarse de la Fortaleza Roja fue la mejor opción que Draco creía que su madre pudo haber tomado, a él le agradaba demasiado su abuela Rhaenys y su tía Laena a diferencia de Alicent.
─ Si, lo sé ─ sonrió Rhaenyra mientras miraba a su hijo.
Después de un rato hablando, Rhaenyra se instaló en un aposento junto a Draco ya que pasarían ahí un buen tiempo en paz.
Ser Criston Cole llegaría pronto al lugar en una barca trayendo consigo el equipaje de Rhaenyra y Draco, además de cuidar a la princesa al ser su escudero personal.
Para felicidad de Draco, pudo conocer partes del castillo de Driftmark ese mismo día gracias a Laena quien le dio un pequeño recorrido por varias partes del lugar, al terminar el día, Draco pasó su primera noche en el castillo junto con su madre.
A la mañana siguiente, Laena se había llevado a Draco para seguir recorriendo el lugar pero de forma diferente ya que lo llevó encima de su dragón Vhagar para ver a Marcaderiva desde las alturas.
Draco se había emocionado mucho y a la vez temido cuando se subió encima de una dragona como Vhagar al ser tan grande y temida, la verdad admiraba a su tía Laena por haber reclamado un dragón de esa magnitud a tan temprana edad.
Después de conocer Marcaderiva y su gente desde las alturas, Laena lo llevó al mar durante un rato haciendo que Draco quedará encantado con el lugar, de hecho le gustó un poco más que la Fortaleza Roja al tener el mar tan cerca y sin personas que lo estuvieran molestando.
Draco había estado un rato con Laena en el mar disfrutando, ella lo había sostenido de su mano para evitar que se cayera mientras caminaban por la orilla del mar con sus pies descalzos.
Después de ese recorrido, Laena había llevado nuevamente a Draco al castillo en dónde la princesa Rhaenys se encontraba.
─ Le gustó el mar ─ comentó Laena a la princesa Rhaenys luego de volver al castillo.
─ ¿De verdad? ─ Rhaenys miró a Draco que se encontraba en sus brazos.
Draco asintió al escucharla haciendo sonreír a las dos mujeres.
Rhaenyra no se encontraba en ese momento en el salón con ellos ya que estaba descansando. Draco, cómo no había querido dormir como su madre, había quedado al cuidado de Laena.
─ Hubiera sido un buen marinero y heredero para Driftmark ─ murmuró Laena.
Ella sabía que eso no era posible ya que Corlys y Viserys habían hablado sobre eso antes del casamiento de Laenor con Rhaenyra, el primer hijo del matrimonio sería el heredero al trono de hierro después de Rhaenyra y también llevaría el apellido Targaryen para continuar con el legado familiar de la casa del dragón.
─ Tal vez, pero no está destinado a ser Sal y Mar ─ recordó Rhaenys.
─ Si, él es Sangre y Fuego ─ dijo Laena.
Draco asintió sutilmente con su cabeza sin que ellas lo vieran, lo admitía, le gustaba Driftmark y el mar desde que llegó al lugar por primera vez, pero su tía tenía razón, él era Sangre y Fuego como su madre y sin todavía saberlo, como su padre biológico.
─ Lo llevaré con mí prima para que duerma un rato ─ informó Laena cargando a Draco entre sus brazos nuevamente.
Al escuchar a su tía Laena, Draco bostezó al sentir sueño, desde la mañana había estado muy activo yendo de un lugar a otro con Laena, por lo que recién en ese momento le dieron ganas de dormir.
Al salir del salón caminando con tranquilidad, Laena llevó a Draco al aposento donde se estaba quedando Rhaenyra quién lo sostuvo entre sus brazos al verlo.
─ ¿Te divertiste? ─ preguntó Rhaenyra al estar a solas con él.
─ Si ─ Draco asintió acurrucado al lado de su madre.
Rhaenyra sonrió acariciando la mejilla de su hijo con delicadeza, no preguntó más dejándolo dormir al verlo agotado.
Ella por otra parte se quedó mirándolo en silencio mientras pensaba en varias cosas.
En unos cuantos días tendría que volver nuevamente a la Fortaleza Roja ya que no podía quedarse para siempre en Driftmark tratando de esquivar sus problemas con su antigua amiga, la reina Alicent.
Su mente divagó por un rato hasta que recordó a su tío Damon y su esposo Laenor, no había recibido noticias de ellos desde hace aproximadamente dos meses, no era algo anormal ya que ellos se comunicaban por medio de cartas cada cierto tiempo, lo que la mantenía en calma era saber que ellos estaban bien ya que si no fuera así, ya lo hubiera sabido.
Al mirar a su hijo quién seguía durmiendo, el recuerdo del momento que pasó junto a su tío Daemon le llegó a la mente haciéndola suspirar.
Rhaenyra siempre había añorado a su tío, desde pequeña estuvo enamorado de él y de la manera en la que la trataba, por un largo tiempo tuvo la esperanza de casarse con él pero su padre lo había evitado, incluso cuando Daemon habló con él para pedir su mano y casarse, Viserys lo había impedido y exiliado de la Fortaleza Roja.
Lo único que le había quedado a Rhaenyra de su tío Daemon después que éste se fuera de la Fortaleza Roja y poco tiempo después se casará con Laena Velaryon fue su hijo Draco.
A pesar de que antes no deseaba tener hijos debido al historial de partos pérdidos de su madre cuando aún estaba con vida, Rhaenyra era feliz teniendo a Draco en su vida.
Al ser madre, Rhaenyra entendió el sentimiento que su madre una vez le explicó que sentiría cuando tuviera hijos.
En el momento que lo cargó en sus brazos por primera vez después de nacer, Rhaenyra entendió que Draco era su vida entera.
Sin él se sentiría completamente perdida.
Rhaenyra no sabía si en el futuro tendría más hijos pero sí los tenía ninguno de ellos sería tan especial como lo era Draco, estaba segura que también los amaría demasiado al ser sus hijos pero Draco era su primer hijo, quién la hizo madre y su favorito siempre.
─ Pequeño dragón ─ susurró Rhaenyra acariciando la cabellera de su hijo.
Draco tenía cierto parecido a Aemma.
En un momento como ese, Rhaenyra hubiera deseado que su madre estuviera viva y que conociera a Draco. Estaba segura que su madre lo amaría al igual que ella lo hacía.
─ ¿Ma-má? ─ Draco balbuceó mirándola atentamente al verla sumisa en sus pensamientos.
Él no tenía idea cuánto tiempo había dormido pero supuso que fue bastante ya que se sentía como nuevo.
Rhaenyra parpadeó unos cuantos segundos mirándolo, al ver a su hijo despierto frunció un poco su ceño al notar que había estado viéndolo sin darse cuenta.
─ ¿Si? ─ preguntó Rhaenyra. Draco balbuceó nuevamente sin que la princesa le pudiera entender ─ ¿Qué? ─ se rió.
Draco suspiró, aún le seguía costando hablar bien, su lengua se trababa mucho, Draco lo ameritaba a que era porque todavía seguía siendo un bebé.
─ Ha-mb-re ─ Draco tartamudeó lo más claro posible que pudo para intentar que su madre entendiera lo que le quería decir.
─ ¡Oh, tienes hambre! ─ Rhaenyra asintió levantándose de la cama cargando a Draco entre sus brazos ─ vamos a buscar una doncella ─ le dijo mirándolo.
Draco asintió sonriendo, deseaba llenar su estómago para ser feliz.
¡CAPÍTULO 12!
Hola, aquí les dejo una nueva actualización. Espero que les guste.
Draco está feliz de estar en Driftmark con su abuela Rhaenys y su tía Laena.
Lo mejor que le pudo pasar a Draco para su paz mental fue alejarse de la Fortaleza Roja por un tiempo.
¿Qué les pareció?
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