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No mas sangre


Sonó la alarma a 2h de haberme acostado, maldiciendo a mí y a mis gustos fiesteros me levanté de un brinco para darme una ducha.

Entré al baño y me topé con una decoración minimalista, una ducha negra con una puerta translúcida, un espejo abombado en el centro, un váter blanco, una encimera marrón tostado, beige por la superficie del lavabo y una bañera blanca estilo vintage.

Llené la bañera con unas sales de baño relajantes que me había traído de casa, acomodé mis toallas y ropa limpia a un lado, no sin antes configurar Spotify.

Metí mi piel desnuda dentro de la bañera de agua fría para lograr relajarme, eché mi cabecilla hacia atrás, la armonía sonaba y yo conseguía relajarme por fin, la forma en la que terminó la noche me hizo sonreír como una tonta con su flechazo de instituto, solo es tonteo, pero fue tan recíproco que era placentero.

Pienso en todo lo que había pasado estos días, pienso en Papá, en que no sería nada si él no me hubiera apoyado, en como hubiera sido si mamá me hubiera criado, o en como sería si papá jamás hubiera estado, posiblemente muerta o como ella, en el suelo intentando averiguar un subterfugio su fábula poética creada por la droga.

Pensé en todo lo que había pasado estos días, pensé en papá y en qué no sería nada sin todo el apoyo que me había brindado, pienso en como hubiera sido si mamá me hubiera criado como una madre normal y corriente o cómo sería si papá no hubiera estado nunca...

Posiblemente mamá estaría muerta o en el suelo, intentando averiguar un subterfugio en su fábula poética creada por la droga.

¿Qué pasaría si yo no fuera como soy? Algunos me describen como "Valiente", "Ágil", "de Piedra", "Honesta" "Débil"...

No.

No soy valiente por enfrentarme a mi padrastro, esa entorno jamás debió de suceder.

No soy Ágil por qué sepa defenderme, ojalá nunca tuviera que hacerlo.

No soy de piedra por dejar a mi madre ser como es, una drogadicta, no puedo salvar a quien no quiere ser salvado.

No soy Honesta por detallar las cosas como yo las creo, es una maldición.

No soy lo que piensan que soy, no me considero valiente.

Estoy derrotada mental y físicamente de todo

Cada vez que me pasaba algo acababa en llanto, mi mecanismo de defensa era llorar, eso no era para nada de ser valiente.

La melodía y la representación de Lana del Rey me atrapaba en mis oídos, abrí los ojos y recapacité la letra

Nacimos para morir, tanto esfuerzo, tanto tormento, fortaleza y amargura para morir, buscando la conformidad en alguien ajeno a tu familia, buscando prosperidad, a esa persona especial, un futuro, ¿Para qué? Algún día moriremos y nadie se acordará de nosotros salvo nuestros seres queridos.

Me hundí en las aguas rosas por las sales y un grito silencioso capturado por el agua, odioso e intranquilo salió de mis labios con toda mi fuerza

Volví a salir del agua y me encontré a James ahí parado observándome

-Joder -dije dando un pequeño bote asustado en la bañera mientras movía mis brazos acorde del susto.

-Lo siento yo ohm...emmh, lo siento, no quería molestarte yo solo escuché música y pensé que no te habías despertado de la alarma...

-¿Que eres un voyeur o algo así? -pregunté un tanto seria con mi ceño fruncido

Me encanta ponerle en situación

Sus ojos se abrieron como platos y su boca hacía Os y As sin saber que explicar, guiñé un ojo para dejarle saber iba de guasa y su expresión se relajó

-Salgo ya, si me das unos minutos que salga tienes el baño libre, siento acapararlo.

-No tranquila, yo tengo un baño en mi habitación también, pensé que te habías quedado dormida eso es todo.

-Tú parece que no has dormido, estás en la mierda, James. -dije riéndome en alto.

-No me hagas gastar palabras Reina. -bufó- Esperaré en el salón ¿vale?

Esto empieza a parecerse a una competición que no va a saber ganar.

Me encontraba mirando la universidad desde fuera, tiré el cigarrillo antes de entrar a clases, Kat hoy no vendría lo cual me supondría una depresión mental.

Odiaba demasiado a esta gente.

La primera hora fue artes, lo cual se me hizo entretenida, era mi asignatura favorita, estaba sentada en mi pupitre pintando por encima de los dibujos del libro, como papá dice "los mejoras, no los pintas." Al oír suspiros y chicas hablando muy repentinamente alcé la mirada, acababa de entrar Ian, Ian Mckain.

Tenía a todas las chicas y maestras loquitas, él ha sido de todo para esta universidad, orientador, psicólogo y Oficial de seguridad de supervisión. Él tenía el cabello enrevesado por arriba, sus ojos tono verdoso azulados conseguía que todo el mundo estuviera a su merced, sus labios eran gruesos con un matiz rosada pálida, una nariz celestialmente estructura, los hoyuelos y la perilla le hacían ser malditamente hermoso, era el vigilante más irresistible de la universidad, su personalidad era muy protectora y pasiva y eso lo intensificaba.

Mientras estaba la profesora hablando con Mckain toda la clase de revolucionó y empezaron a ir a por sus amigos, hablando, gritando y tirando cosas. Como buenos animales.

Una nube me tapa mi perspectiva, una cortina con olor a flores y azúcar.

-¿Y yo que mal tan sombrío he hecho para que estéis aquí?

-Queremos saber por qué estabas con James Clark el otro día. -preguntó Poppy mascando chicle

-¿Con quién? -no les iba a dar el lujo de cazarme

-James Clark, el cantante de Prescott.

-No sé quién me dices, prescott me suena a apellido de un primo, ¿Seguro que vuestros cerebros están analizando bien el contexto? Huelo a quemado desde aquí.

-No te hagas la tonta conmigo, Jericho. Sabemos todas por dónde van los tiros.

Dejé mi lapicero encima de la libreta a mala gana

-¿Y por dónde van los tiros, Poppy?

-Los tiros van por el camino que me está dando un flashback de cuando le robaste el novio a Pamela, ella estaba saliendo con el batería de Igast y estás haciendo lo mismo con Novelda.

»Ya estamos con que yo robo los novios«

-¿Y quién mierdas es Novelda? -añadí con mi pronunciación más sarcástica cruzándome de brazos

-La chica que está a medias con James Clark. -sonrió maliciosa-Así que apartarte de su camino.

Poppy intentando hacerme sentir miedo era como si un conejito blanco con uñas rosas y grandes ojos azules se acercara a ti con un cuchillo

-¿Qué eres, su madre o algo? -fruncí el ceño

-No, ella tiene una madre sana.

Hice un gesto de tirar la boca para atrás y me levanté de la mesa poniéndome cara a cara con Poppy

-¿Quieres saber qué pasó? Yo te diré por qué conozco a James Clark, sin molestia ninguna. -Poppy torció la boca molesta

No le iba a gustar mi respuesta y lo sabía.

-Lo que pasó fue, que me encontré a James en el baño del Lady Garden, después estuve en su concierto bailando y no me quitaba ojo de encima, al día siguiente me desperté en su casa y creo que ha pasado una hora desde que no estoy en su casa desde el viernes, y que yo sepa, no ha mencionado a una tal Novelda.

Sus ojos estaban como platos, no esperaba tanta, sincerad por mi parte.

-No me puedo creer que se la chuparas a James en el baño estando él conociendo a otra persona. -dijo ofendida

Yo es que no se para qué digo nada, total, van a acabar pensando como ellos quieren.

-Si Poppy, lo que tú digas, se la chupé hasta que no pudo más.

No me di cuenta de lo que había dicho hasta que vi al señor Riviera detrás escuchando toda la conversación

-Gracias, señorita Mills por informarnos de sus actos sexuales.- comentó el profesor Riviera

Me giré hacia la derecha e izquierda para hacer una reverencia satisfecha y gloriosa.

Después de toda la clase enseñandonos a como dibujar manos, acabamos la clase y Mckain entró por la puerta observando

-Mills, quédese por favor. -colocó sus manos entrelazadas detrás de él

-Cuidado Mckain, si se descuida puede que le chupe desde sus zonas hasta su alma, chupa hasta que no quede nada-añadió Cindy cruzando por mi lado

-¿Acaso tú no? Menuda pérdida de tiempo.

Cindy me sacó el dedo del medio para dejarme ver su burla hacia mí

-¿Qué ocurre señor Mckain?

Ian cierra la puerta cuando estamos solos

-Jericho. -me da un pequeño e informal abrazo-He hablado con tu padre, en un par de semanas tiene que estar aquí, me ha dicho que este atento de tí.

-No hace falta que lo hagas, sé cuidarme sola, pero gracias. -agradezco

-Lo sé, yo fui parte del entrenamiento, pero entiende la posición en la que estoy.

¿Había olvidado mencionar que Ian es un buen amigo de la familia?

Asentí con la cabeza mirando hacia las paredes llenas de arte y murales.

-¿Qué te ha pasado en la mano? - su ceño estaba extremadamente fruncido

-Ah, nada, me enfadé el otro día y el muro lo pagó, me encontré a mi madre y se me fue muchis...

Lo último que quería era que él se fijará en mis manos

-¿Marie está aquí? -me interrumpió

-Si.

-¿Con Maximus? -la vena de su cuello empezó a hincharse cuando no dije nada

-Tu padre no está en casa, ¿estás tú sola allí? -dijo poniendo sus manos en la cabeza, alterado

-Estoy en casa de un amigo, Kat a veces está allí también.

-Vale, vale, perfecto. -coloca sus dedos índices en el puente de su nariz, pensando- Jericho, sabes que Maximus es temerario, no?

-Si, claro que lo sé.

Demasiado bien

-Cuando te topes con él da media vuelta, huye, vete, no importa que hagas solo, huye de él.

El silencio que cubre la sala y nuestras respiraciones dice más de lo que yo hubiera dicho, Ian se frota la cara con sus manos

-No te puedo creer. ¿Que has hecho?

-¡Yo no hice nada! El que constantemente me busca para poseer una confrontación.

-Pues te vas, Jericho! -alzó la voz enfadado.

-Pero no me chilles, Ian! -subí la voz a su propio nivel- Yo nunca hago nada, aparecen simplemente para estar conmigo o cerca de mí.

-Voy a decírtelo de una forma que posiblemente entiendas, él está detrás de ti, quiere finalizar contigo para hundirte, y no sabemos si él podrá aguantar otra visita mía.

-¿Otra visita tuya? ¿Has vuelto a tener contacto con él? -pregunté curiosa

-Ya es tarde, tus matemáticas estarán a punto de empezar. -me abrió la puerta para salir-Llámame si necesitas algo, Hasta mañana, Luchadora.

Salí del aula para ponerme en camino a la doble clase de matemáticas que tenía ahora. No puedo parar de recapacitar en lo que había dicho Ian. "No sé si podrá aguantar otra visita mía." Conociendo a mi padre y a Ian, a saber que habrían hecho con Maximus y desde cuándo. A la hora del almuerzo decidí pasar de la comida, me senté en el banco apartado de la civilización de la universidad dando con toda mi suerte vi que Cindy y su grupito de amigas se sentaron en el banco de enfrente, hice caso omiso y seguí a lo mío mientras escuchaba sus risas de fondo mientras me miraban. Yo quité mi atención de ellas cuando me sonó el móvil, era James.

" Te recojo de la universidad hoy?"

"Depende, Iremos a comer a algún sitio tasty? Yo invito."

"Si hay cerveza soy todo tuyo."

"Con quien te crees que hablas? Conmigo siempre hay cerveza de por medio."

"¿Italiano? ¿O es muy pasional? Por qué si lo es podemos ir al kebab.

"Italiano, es más sexy.😉"

"Va a ser un suplicio vivir contigo. Te recojo a la salida, no te metas en lios sin mí, un besito, pequeña."

"Un suplicio divino. 💁

Sonreí al repasar esa fragmento del mensaje y dejo el móvil de nuevo al bolsillo de mis vaqueros ajustados y cojo mi bandolera al meter todo lo que había sacado dentro, caminé hacia el cubo de basura para tirar las dos latas de redbull vacías que me acababa de beber. Cuando me doy la vuelta para volver a mi camino escuché al clon de Cindy conversar a mis espaldas lo suficientemente alto para que la escuche.

-He oído que se la comió a James Clark en el baño del bar ese nuevo, que se metió las rayas de dos en dos y acabó medio desmayada.

-Más quisiera ella siquiera mirar a James Clark.

Si tú supieras...

Puse los ojos en blanco cuando termina su historieta y la miro mientras hago los gestos de realizar una mamada, miré a Myles y Cindy resopla al verme, Myles en cambio libera una carcajada.

Por fin las clases habían terminado ya solo faltaba salir del antro de ese sitio, no había entendido nada de lo que había vivido en estas 6 horas, abrí las puertas y la primera cara con la que me topo es con la de Cindy, con las dobles, Myles y sus amigos.

Un "ugh" salió solo de mí y seguí caminando

-¿Que has dicho payasa?

Me paré de golpe al oír "payasa" y me volteé para mirarla

-¿Que me has llamado? -estoy tragando todo el coraje que tenía ahora mismo.

-Payasa, ¿Necesitas un diccionario para entender lo que es?

Me sonó el móvil y lo miré para ver quién era, el doble de Turner.

"Esos jeans te quedan pintorescos, me los dejarías? "

¿Pintorescos? Solté una carcajada

Cindy apartó mi móvil de casi un manotazo para atraer mi atención a ella que parece ser que quería discutir.

-¿También vas a pasar de mí como hiciste de tu madre?

-¿Pero tú quieres morir o algo? Apártate de mi camino y no vuelvas a darme un manotazo así, yo acabaré expulsada permanentemente, pero tú acabarás con la cara tan rota que necesitarás más y más cirugía de la que ya tienes.

Me aparté dándole un pequeño empujón en el hombro y caminando hacia el coche de James que me estaba mirando con las cejas encarnadas, aproveché mi oportunidad y miré a Cindy, que me estaba observando con la boca abierta, me metí sonriendo en el coche de James con mi expresión más grande, James visualizó a Myles y vi como le cambiaba la expresión. Aceleró el coche y salimos del parking quemando rueda.

-¿Ya te estabas peleando? -Sonrió en voz alta y creo percibir por qué lo dice.

-Me empiezas a conocer, viejo.-guiñé un ojo

-¿Italiano entonces?

-Por supuesto.

George, 8 años atrás

La angustia me come de los pies a la cabeza, me va el corazón a mil, me falta el aire y no puedo hacer absolutamente nada, solo aguardar a que venga el médico a decirme qué pasaba con mi niña y por qué no paraba de implorar herida todo el maldito camino de casa hasta aquí.

Mi teléfono no paraba de sonar, era Claire. A la décima llamada perdida decido cogerlo.

-¿Qué ocurre, Marie? -la voz más cansada que podría tener

-¿Como está Jericho?? ¿Todo bien? Por dios George no fue nada.

-Escúchame, Marie. -hago una pausa intentando respirar hondo y ser paciente, pero sale el médico de mi hija en ese momento-Tengo que colgar, adiós.

Colgué el móvil y fui directo a mi pequeña, que estaba sentada en la camilla, una vez que llego a ella la inflo a besos y abrazos, estaba mucho más calmada.

-Su hija ha tenido un ataque de pánico, bastante fuerte. -miré a Jericho, atónito y un poco desconcertado-¿Había sufrido de ansiedad previamente, señor Mills?

-Pues sí, creo recordar que sí -respondí intentando acordarme-pero jamás llegó a ese extremo.

-Le explico, los ataques de pánico al parejo de la ansiedad son un mecanismo de defensa que tiene el propio organismo, suelen exhibirse por un miedo extremo, ya puede ser mental o físicamente hacia algo tanto mínimo como máximo de estrés.

-Ya, entiendo. -dije con mi visión clavada en mi pequeña de 15 años.

-No hemos tenido otra elección que medicarme un relajante, Lorazepam de 1 g, haré una receta para que pueda adquirir pastillas relajantes en la farmacia por si vuelve a ocurrir, en ventanilla tendrán todo lo necesario, pasen buen día.

Cuando salimos de ventanilla y del centro médico Jericho y yo entramos al coche sin decir ni una palabra, mirando al frente, así que decidí sacar mi arma secreta

-Bueno, supongo que tendré que llamar a Ian para que no venga hoy a pasar el fin de semana con nosotros. - aceleré saliendo del aparcamiento

Su cabecilla se levantó de golpe y sus grandes ojos indescriptibles llorosos me suplicaban

-¿Va a venir el tito Ian? -dijo ilusionada

-Ahora sí, está de camino a casa ya.

Sabía que a Ian le contaría todo, Jericho siempre ha tenido un enamoramiento muy raro hacia Ian. Cuando Jericho era pequeña y nosotros estábamos de servicio en el ejército vinimos de sorpresa a casa e hicimos una barbacoa, Jericho casi se atraganta con un trozo de pan, no paraba de gritar por qué no podía respirar

Ian se acercó a ella e hizo todo lo realizable para que Jericho soltara lo que tenía atascado en la garganta, a partir de ese instante Jericho no paraba de abrazar a Ian, siempre estaba con él, quería y pedía que él siempre viniera a todos lados con nosotros

Salvó a mi pequeña, se merecía mi vida.

Cuando aparcamos en casa ya estaba el Chevrolet Blazer 1980 de Ian, él tenía llaves de la casa así que era posible que estuviera dentro colocando cosas para la cena

En la entrada tenemos un pequeño arco que hace de porche, justo para entrar a la cocina vemos un muñeco de acción apareciendo de la nada junto una mano.

Era una figura de Charles Xavier de X-men

-Oh dios mío! Puedo entrar en la mente de esta linda niña y puedo decir...-Ian coloca la mano del muñeco hacia su cabeza y la mueve como estuviera teniendo telekinesis- ¡¡que quiere pizza para cenar!!

Jericho sale corriendo hacia el muñeco con una risa diabólica, le encantan los X-men, había saltado encima de Ian, sin hacer caso al muñeco los dos se abrazan con fuerza

Una vez recién cenados decidimos sentarnos en el sofá a descansar la pesada cena que habíamos preparado para Jericho, Una pizza de espinacas, nunca quería jamón y queso, siempre quería verduras, nunca supimos por qué sacó ese disgusto a los dulces.

-¿Cómo te encuentras, corazón? -dije acariciando y peinando su frente

-Mucho mejor, ya no estoy mal papá.

-No me quiero ni imaginar que habrá visto allí dentro.-suelta Ian con las manos en la boca observando a Jericho dibujar una parte de su muslo

-No sé que vio o qué pasó, solo sé que ella no podía respirar y le costaba moverse Ian.

-Jericho, cariño, ¿recuerdas algo de lo que pasó? -pregunta Ian cuidadoso

-Estaba mamá y ese hombre discutiendo y pelearon. -sigue atenta a su muslo

-Crees que ese hombre pegó a Marie? -me pregunta Ian, yo estoy empezando a sentirme muy mal por lo que acababa de decir

-No lo sé Ian, ¿puede? Parecía muy drogada cuando fui a recogerla.

-Tendremos que ir a hablar con ella para ver qué habrá pasado.

-¡No! -protestó Jericho asustada

Nos damos la vuelta para dar una ojeada a Jericho, ahora entrando en pánico y nerviosa mirando hacia nosotros, suplicando que no fuéramos

-¿Por qué no, cariño? -dije al notar que estaba mucho más nerviosa que antes

-No quiero que ese hombre vuelva a tocar a mí o a mi cuello, me hizo daño y a mamá también, pero ella quiso quedarse allí -lágrimas bajaban por sus mejillas rojas-No quiero volver allí, papá, ¡te lo suplico!

-¿Cómo que a tu cuello, Jericho? -caminé hacia ella poco a poco intentando reponerme de lo que acababa de decir

-Sí...

-¿Te hizo daño en el cuello? -Ian preguntó cogiendo la mano de Jericho.

-Sí, intenté pararlo de pegar a mamá, pero él me apartó a mí, me llevo hacia la pared y cogió mi cuello con fuerza, luego dio un golpe cerca de mi cara, mamá decía que estaba bien y que no pasaba nada, pero yo no sentía que fuera así.

Sabía que iba a venir en cuanto vi los ojos de Ian inyectados en sangre, dió un beso en la frente a Jericho y dió la vuelta andando con los puños cerrados.

Se le iba a ir muy fuerte.

Encojo los hombros cuando escucho la puerta abrir fuerte y rápida, era Ian, estaba andando en zancadas hacia el coche.

-Ian! No seas tonto, para! -grité

Pero solo recibí una fijeza de alguien que recuerdo ver en el ejército, alguien sin humanidad ni humildad.

Ian

Llego en 5 minutos a casa de Marie, ni aparco, llegó al destino, paro el coche y salgo de él sin importarme una mierda la carrocería del coche, la puerta estaba abierta, se escuchaban voces salir de dentro.

Olía a barbacoa.

-No puede ser. -dije para mí antes de entrar intensificando mi rabia

Una vez que entro estaba Marie riendo en la piscina, con un ojo morado y marcas en la nuca, él estaba apoyado en un muro con una cerveza en la mano y unas tijeras de la barbacoa

Marie nota mi presencia, pero antes de que el hombre sé dé la vuelta mi puño ya había cruzado su cara, se cae para atrás del golpe y yo me tiro encima de él, ahora mismo mis brazos estaban en modo automático, no había quién me parara.

El cabrón se intentaba proteger, a pesar de que él era un poco más alto que yo, pude con él.

Seguía intentando defenderse y cogerme por la espalda, solo podía percibir gritos de Marie y los jadeos de este hombre, tenía mis nudillos chorreando de la sangre de su nariz y de su pómulo, hago "Hadaka Jime" en él, me sitúo en su espalda rodeando mi brazo contra su cuello a la altura de la garganta, mi otra mano llegaba hasta mi otro codo.

-¿Te gusta ahorcar y pegar a niñas indefensas? -solté una voz gutural-Hijo de puta debería matarte ahora mismo.

No me esperaba que soltara una risotada como respuesta.

-Esa niña se metió donde no tenía que meterse -dejó de hablar y se aclara la garganta por la presión que estoy haciendo a su cuello- Al igual que tú, ¿quién coño eres?

-¿Que quién soy? -cogí las tijeras que había en el suelo y las llevé hacia su cuello- Te voy a decir quién coño soy pedazo de escoria.

-¡Ian, Para!

Alcé la mirada al ver a la pequeña Jericho, con lágrimas en los ojos mirándome, yo tenía la sangre hirviendo, tanto que no me doy cuenta de que empezaba a chorrear sangre de las tijeras, solo quedaba un poco más para que este cabrón no volviera a hacer daño a nadie.

-Ian, No vale la pena, vámonos. -dijo George con una mirada cómplice- Este cabrón pagará, te lo puedo asegurar.

Con toda la fuerza del mundo dejó ir al hombre, consigue ponerse en pie y se dirigió a mí, vacilante

-La niña lo hubiera hecho mejor. -sonríe valiente

-Más te vale que no te vuelva a ver por ningún lado, en el instante en el que te vea el puto pelo o vea que estás cerca de ella te mato ¿Me oyes? -el hombre se pone serio, ya no tiene esa mueca asquerosa-Y no lo haré rápido para que no sientas nada, no. Lo haré de la forma más lenta permisible, para que puedas notar cada maldita gota de sangre que te falte, te curaré y te volveré a hacer lo mismo solo para que sufras, aléjate de mi familia.

George y Jericho saben cuánto me cuesta vencer la cólera desde el ejército, y más cuando se trata de un tema tan delicado como la violencia de género, ellos dos estuvieron ayudándome muchísimo a controlarlo y ahora lo envíe todo al garete

Con una sonrisa la mano de Jericho coge mis manos llenas de sangre y heridas, las levanta y da un suave beso en los nudillos, dejando sus labios con sangre en ellos

-No más sangre hoy, no quiero perderte a ti también.

Ese gesto y su pacífica mirada.
Me estaba dando a entender que me perdonaba

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