Entonces ¿Como puede ser esto?
Quería morirme del dolor de cabeza que tenía, llevaban días tocando a la puerta y dando voces y flashes. Tenía la almohada en la cabeza intentando tapar el ruido pero no había manera, dando un pequeño grito gutural de odio hacia la existencia humana me levanté de la cama.
Bajé silenciosamente las escaleras por si acaso James seguía durmiendo, y por las voces que voy escuchando no lo estaba.
-No, si, lo sé, de verdad que lo siento. -da una pausa mirando al cielo y cerrando y apretando los ojos- Sé que fue importante pero Terry solo hacia su trabajo, por eso me he puesto en contacto personalmente con ustedes.
Deja de hablar otra vez seguramente por qué le habrán interrumpido. Me quedé en una esquina con mi camiseta larga y en bragas
-Si, entendido. -Giró sobre su cuerpo y acabó mirándome a mí- Le puedo asegurar que ya no va a volver a pasar nada de eso.
Estaban hablando de mi numerito. Colgó el teléfono mirándome.
-Es tu última oportunidad con esta discográfica, tómalo enserio. -Se dispone a salir por la puerta de la cocina
-¿No desayunas? -dije agarrando mis dedos uno con el otro sin saber que decir
-Ya he desayunado. -se sentó en la silla de la cocina
-¿Sin mi? -La pregunta sabía que iba a traer mucha mierda
-Si, parece ser que yo también se hacer cosas yo solito.
-¿Aún sigues enfadado? Ha pasado casi una semana.
-Sé que ha pasado una semana Jericho, he intentado toda la maldita semana que no nos despidan a ninguno. -puso sus manos en la cara
-Creia que ya habíamos hablado de esto. -me crucé de brazos hacia él
-Y yo, hasta que me han llamado hace media hora haciendo un intento de despido.
-James, si tan complicado te estoy siendo no le des más vueltas, que hagan lo que tengan que hacer. -dije sin querer decir
Me miró desde la otra punta de la cocina
-¿No lo entiendes, verdad? -dijo riéndose entre bufidos.
-Pues no, la verdad es que me tienes muy confundida. -encogí mis hombros
-Me importa una mierda que me despidan y quedarme en banca rota. -sus ojos claros brillaban incluso estando la cocina totalmente a oscuras- Pero no puedo estar con alguien que se tiene tan poca confianza y amor propio como para compararse con una puta.
Y aquí está el momento de no saber que decir en el resto de tu miserable vida.
Moví mis labios para decir algo pero él me interrumpió incluso antes de poder abrir la boca, él se acercaba a mí
-Que te vistas como la otra noche me da igual, puedes fumar, beber y meterte todo lo que quieras, pero no puedo aguantarme el sentimiento de impotencia al ver cómo te tratas.
Me dediqué solo a mirarlo, a mirar como decía esas cosas de mi que al fin y al cabo, todas eran ciertas.
Escuché de lejos mi móvil sonar como un loco y pasé de él mientras lo miraba
-Tienes que drogarte para probar el punto de que eres una zorra por que hasta tú misma sabes que no es cierto.
-Eso no es cierto, no me drogo sólo por eso. -dije a la defensiva
-¿Ah no? Por que desde que te conozco solo te vi una vez estar puesta por diversión y no por necesidad. -recalcó el "Una vez" para dejarme saber que iba enserio -No tienes ni idea de lo perdida que estás, de lo poco que confías en la gente que tienes en tu alrededor, en tu padre, en Kat, en mí o lo más importante, en ti. -Apretó su gran mano en mis mejillas
¿Sabéis cuándo tenéis la sensación de que el tiempo se para? Pues esa era mi sensación en este preciso momento.
-No se cómo hacerlo, si supiera como créeme que no estaríamos aquí. -dije sin tocarle ninguna parte de su cuerpo
-Tienes que intentarlo, en algún momento acabará contigo, o con los demás. -estaba cabreado y aunque quería ser suave, la hostilidad salía como cuchillos
-¿Y que me quieres decir con eso? -pregunté aún sabiendo la respuesta
-Que no puedo ayudarte si no te dejas ayudar, estamos yendo a ninguna parte.
¿Un ultimátum antes de salir?
-Entonces no querría que perdiéramos el tiempo en tonterías. -me tragué todo lo que tenía a punto de salir
Noté como sus ojos se rompían en milésimas de segundos y yo lo hice tan bien como pude para que no notara que ha sido lo más doloroso que he dicho en mi vida.
Ese horrible sentimiento de querer llorar, saltar y gritar. Para algunos una impotencia y para otros una alegría, la puta cruda realidad.
Caminé hasta la habitación donde me hospedaba para cambiarme de ropa para salir de allí en cuanto pudiera
-¿Y ya está? ¿Ni una charla? -dijo James con una línea recta en su boca viendo cómo me cambiaba
-¿Y que más quieres? ¿Una tarjeta de felicitación por terminar el tour de Jericho? Pues enhorabuena, James. Has conseguido el mismo ticket que todos los demás. Usar y tirar para tener un reconocimiento de ello.
Hice movimientos para intentar no caerme mientras me ponía mis botas negras
-¿Pero de qué estás hablando? -Frunció el ceño a más no poder
-Estoy hablando de que no puedo cambiar mis problemas con un chasquido de dedos, no puedo tener esa confianza en mí misma que tú quieres que tenga. -dije poniéndome la chaqueta y quitándome el pelo de debajo de ella- No es justo para ninguno de los dos, así que mejor somos amigos y lo dejamos así.
Me dediqué a caminar hacia la puerta cogiendo mi bolso por el camino, notaba que tenía a James detrás. Descolgué el móvil que tanto sonaba, era Ian.
-No te vayas, no es eso lo que quería decir. -agarró mi mano
-¿Ian, todo bien? -dije dándome la vuelta para mirar a James y su pecho desnudo por qué no se había abrochado la camisa
-Vale, entendido. -miré hacia fuera con la vista de todos los paparazzi que quedaban- Eso si puedes pasar...vale aquí estoy. -colgué
-No te vayas, quédate. -me cogió las manos
-Habia preparado un viaje para Kat, Myles, tu y yo, no sé si vendrá Ian. -dije mirándolo neutral
-¿Dónde? -levantó la ceja
-Al norte, suponía que era una sorpresa que te daría con un desayuno y comida casera para pasar la noche comiendo pizza y viendo la tele en el patio a la luz de la luna pero supongo que todo se ha ido a la mierda.
James suspiró y puso las manos en sus caderas
-Luego hablamos de ello, si es que te parece bien que venga aquí esta noche.
-No quiero que te vayas ahora...¿voy a querer que no vuelvas esta noche? -dijo suplicándome con voz grave y firme
Me centré en el claxon que sonaba fuera, era Ian.
-Te iré informando del viaje. -cerré y lo deje mirándome como si hubiera abandonado a un cachorro en mitad de la autovía.
Subí al Jeep wrangler de Ian mientras me tapaba la cara a los flashes de las cámaras, entré suspirando y dejando caer mi cabeza en la ventana. Suspiré y miré a Ian que miraba todo como si estuviera en plena guerra con un toque de confusión
-¿Qué narices está pasando aquí? -Empieza a poner el coche en marcha con cuidado
-Yo he pasado, para variar. -no quité mi mano de la ventana
-¿Y que has hecho para tener paparazzi? -paró en seco al ver que uno no se quitaba de en medio- ¿Pero qué?
Ian se quita el cinturón mientras abría la puerta y se dirige verbalmente hacia el hombre que quería ser atropellado con tal de tener una buena foto mía.
-¿Puede apartarse, señor? -dijo con todo el respeto del mundo
-Jericho! Jericho, una foto! -cerré mis ojos y me agaché más todavía tapándome la cara
-Creo que no lo has entendido. -Ian se volvió a meter en su coche con la puerta abierta- O te apartas o el coche te deja hecho pegatina en el puto suelo.
Aceleró de golpe haciendo rugir el Jeep para que se apartarán y lo consiguió. Después de un rato en silencio chillé de rabia y le di un pequeño puñetazo a Ian en el brazo, haciendo que el saltara en su asiento del susto y me miró con la boca abierta con expresión divertida de dolor
-¿Me toca?!? - me miró dos veces antes de que me echara a reír de la situación. - ahora enserio, que ha pasado.
-Olvídalo, se que voy a sonar loca pero...podríamos pasar por la clínica dónde está mamá? -pregunté aún sabiendo que no le iba a hacer gracia la pregunta
-Para qué quieres ir allí. -tendria que ser una pregunta pero acabó en afirmación
-Solo quiero ver a mamá. -agaché la cabeza- Sólo verla, no quiero hablar con ella.
-¿Y por qué tantos paparazzi en la puerta de dónde estás viviendo? - resopló y cambio de dirección hacia la clínica
-¿Es que no lo has visto? Soy viral en todos lados.
-Si eso sí, pero. ¿Por qué traes esa cara de moco?
-¿¡Has visto el vídeo tú también!? -dije avergonzada-Me quiero morir.
-Por mucho que no quise verlo me salía hasta en la sopa, además...¿Por qué te avergüenzas de que yo lo vea?
-Por qué me vestí enseñando toda mi alma, me masturbé un par de veces mientras cantaba, bebí a trago limpio un cubata de un litro y medio... -su risa me interrumpió mientras hablaba del tema
-Jericho, nos hemos acostado muchas veces. -su voz grave y tranquila hizo que sonara tan sensual que me puse roja ante ello
-Ah ya, se me olvida que hay cosas que no deberían de haber pasado. -me reí yo también de ello
-Fuimos unos locos la verdad, ¿Te acuerdas cuando tu padre entró segundos después de haber terminado nosotros?
Me reí muy fuerte al recordar eso
-Terminarías tu! Por qué yo estaba acabando cuando dije buenas noches a papá mientras tú estabas debajo de la sábana riéndote de ello.
-Pero aproveche el estar debajo de ellas para que terminaras bien. -dijo más relajado
-Si eso sí. -recordar eso hizo que todo dentro de mi diera un vuelco de placer- Yo me sigo acordando de cuando nos sentábamos juntos y hacíamos manitas debajo de los manteles.
Nuestras sonrisas fueron tan sinceras y nuestras miradas tan brillantes que fue como revivir algo que no habíamos cerrado nunca, nunca lo hablamos, nunca hubo un más adelante o aquí lo dejamos, nada.
-¿Qué pensaría papá en ese entonces? -pregunté curiosa
-Solo no estaba bien hacerlo. -dijo el serio poniendo música para rebajar el ambiente y aclarándose la garganta
-¿Sabes que estuve colada por ti durante mucho tiempo? -giró su cabeza hacia mí sorprendido - Antes de besarnos empecé tenerte como un dios en mi cabeza.-Recordé sonriendo toda esa etapa
Ian se dirigió otra vez a mirar a la carretera lamiéndose los labios, su mirada había cambiado por completo de Entretenido a lo que parecía rabioso? ¿Enfadado?
-¿Y eso por qué? -se aclaró la garganta al escuchar mi declaración pasada
-Cuando Papá y yo fuimos a por ti a casa de mam...Marie, no recuerdo que hacías pero vi como la sangre bajaba sobre tus brazos, con una expresión de terror y crueldad que sólo yo pude cambiar. -hice una pequeña pausa recordando- Tenia pánico de que no nos escucharas y lo matarás ahí delante de todos, pero vi tus rasgos rabiosos, tus músculos tensados y tu pelo colgaba de tu frente haciendo que tus ojos brillarán aún más a rabiar, ahí justo en ese momento, me pillé por ti.
Ian no dijo nada, sólo conducía con la mano derecha en el volante y la izquierda en su boca, intentando tapar el mal trago que le estoy haciendo pasar.
-Yo estaba aterrorizado de que no me perdonarás por lo que estabas viendo. -dijo disgustado y serio- Me cogiste mi mano llena de sangre perdonando todo lo que podría haber hecho en esta vida.
-Y ahí me hiciste adicta al caos. -afirmé
No me miró, pero una pequeña sonrisa apareció en su rostro, haciendo que yo sonriera cómplice a él.
-¿Por qué desapareciste? -pregunté
Suspiró y se movió se su asiento incómodo.
-Tuve que irme. -dijo brusco
-Mentira. -reafirmé por él
-Tenías 18 años, yo tenía 28. -miró directo hacia mis ojos- No era factible.
-¿El que no era factible? ¿Mi edad?
-Tu puñetera adicción. -colocó sus dos manos en el volante, nervioso- Yo era adicto, Jericho. No podía, sólo con olerte ya quería arrasar con toda la cocaína del pueblo y arrancarte la ropa para poder sentirte dentro de mí, por eso me tuve que ir.
Sus verdosos ojos estaban siendo más que sinceros conmigo, tenía su mano en la boca de nuevo, una camiseta blanca que le hacían marcar cada parte de su abdomen y unos vaqueros azules oscuro, era tan simple que hacía estremecerme por dentro.
-¿Querías arrancarme la ropa? - sonreí traviesa para no tomarme en serio lo de mi pasado.
-Cada vez que te besaba notaba mis pupilas dilatarse, tú necesitabas parar de ello y yo también...sabía que te darías cuenta por ti misma.
-Si estar en el hospital es darte cuenta por ti mísma supongo que sí. -dije irónica cambiando de emisora
No tardó ni 5 segundos en girar su cabeza hacia mí
-¿Hospital? -preguntó cogiéndome fuerte de la mano
-¿Papá no te dijo nada? -me extrañé al ver que no sabía de qué hablaba- Fue hace mucho, no pasó nada.
Dio un frenazo fuerte en plena autovía que me hizo resbalar hasta delante, con suerte no había nadie en la autovía a esas horas
-¿Estás loco??-le di un guantazo en el brazo
-Que que mierdas pasó. -me confirmó para que viera que no estaba de humor para guardarle esas cosas.
-Tuve una sobredosis antes de dejarlo. -dio un gran puñetazo al volante del coche
-Joder, Jericho. Te lo dije! Te dije que te fueras de allí y no escuchaste. -maldice entre palabras
Su mirada deja de tener iluminación y poco a poco en su cabeza pasan historias que para el tienen sentido, comparte una mirada de tristeza conmigo
-Yo tuve algo que ver en la sobredosis. -confirmó y yo no dije nada-Maldita sea, lo siento muchísimo.
En parte estaba dolida por qué se había ido, no me había dicho nada y me dejó a mí verá junto a dos personas que no saben ni mantener a un cactus, estaba furiosa y agobiada por ello, necesité desfogarme con algo y la droga era mi salida en ese momento.
-Fue muy duro irme y dejarte aquí, sabes. -me dijo en voz baja- pero tuve que hacerlo por qué me levantaba con ganas de verte cada mañana a mi lado, verte con mis camisetas por la casa, ver tu cara cada vez que te ibas a correr, iba a tu casa a llevar una naranja a George solo para verte, no podía hacerlo más, no estaba bien, era un caos.
-Por que mentir, los dos estamos igual de tocados en la cabeza, nos gustan las mismas cosas, nos agachamos por las mismas cosas.
Cogí su mano suavemente y la llevé a mis muslos y empecé a acariciar su mano
-Nos ponen las mismas cosas. -dije bajando mi tono de voz y poniendo la más sensual que tengo- Sé que si te digo que ésta mañana me he metido droga te pondrías muy cachondo.
Ian da un suspiro largo y entrecortado, acaricié su mano en círculos y él me acabó imitando en mi muslo.
-Los dos tenemos ese extraño fetiche sexual por hacer el amor bajo los efectos de las drogas.
Moví un poco su mano hacia más adentro de mis muslos, Ian respiraba fuerte y rápido como si el demonio estuviera controlando parte de su cuerpo.
-Y nunca quisimos separar nada de lo que teníamos. -abrí lentamente mis piernas para dejarle camino hacia mis partes íntimas.
Una vez que tenía su mano colocada movió unos dedos para acariciar y acabó topándose con mis labios exteriores, lo que me hizo todo mi cuerpo se erizara junto a su suspiro atrevido de querer entrar a lo que antes era prohibido. Abre sus ojos y separa su mano de la mía llevándola al volante de nuevo murmurando un "maldita sea"
-Eres peor que el diablo, Jericho. -me observó cómo cerraba las piernas de manera satisfecha- No me tientes.
-En la tienda de ropa de bebé que ves, a la izquierda. -dije guiándolo hasta la clínica con mi sonrisa más tediosa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro