—Uhm, mon amour?

El menor preguntó al ver que su novio había desaparecido de la toma de la videollamada que estaban teniendo. Freddy había agachado la cabeza un momento para leer otra vez de su libro, cuando quiso volver a ver a su novio que andaba jugando videojuegos, no lo vio ahí.

Luego de unos segundos, llegó.

—Où étiez-vous?
« ¿Donde estabas? »
Le preguntó con una leve preocupación, sosteniendo su libro cerrado.

—... La neta no te entendí, mi amor.

Freddy hizo un puchero, entendiendo que su novio todavía no podía comprenderlo cuando le hablaba en francés.

—Te preguntaba dónde estabas, me asusté de no verte de repente cuando alce la cabeza.—Habló ahora en español para que pueda entenderlo.

—Ah, eso. Nomás fui a abrirle a una compa que se está quedando conmigo, me quedé hablando con ella unos minutos.

—Oh, ¿Una amiga?

—Simón.

Chip parecía volver a hacer lo que estaba haciendo. Freddy suspiró, cruzando sus brazos, la verdad es que no le agradaba mucho la idea de que haya alguien más en casa de su novio, más que nada porque no la conocía. Aún así, solo descartó los celos de su cabeza para volver a su lectura.

Chip en un momento dado miró a Freddy, notando lo tan bonito y hermoso, casi como un angelito que se veía mientras leía su libro, como cambiaba las páginas tan delicadamente con sus dedos. Se le veía concentrado.

—Mi amor.

—¿Mmh?—Freddy alzó la cabeza, mirando s su novio con esos hermosos ojos azules tenía. Chip solo sintió esa punzada y ese palpitar en su corazón al verlo, era lo más precioso que había visto en toda su vida.

—Te amo.

El menor sintió su rostro arder, luego riendo suave y lindo, cubriendo su carita con su libro. Lo fue bajando poco a poco, hasta dejar ver sus ojitos azules.

—Yo también te amo.—por fin respondió, sonriéndole con cariño a su novio antes de volver a lo que estaban haciendo. Se amaban tan profundo que hasta por teléfono se notaba todo el amor que se tenían.

Freddy y Chip habían terminado en una relación a distancia debido a algunos problemas en sus familias que los obligó a separarse. Ya habían estado juntos cara a cara por muchísimo tiempo, sin embargo esos problemas les hicieron volver a su país de origen para estar más cerca de su familia.

Se extrañaban, bastante.

—Oh, il est neuf heures du soir. Je dois y aller maintenant, mon amour. Désolé.
« Oh, son las nueve de la noche. Tengo que irme ahora, mi amor. Lo siento. »

Freddy exclamó sorprendido al ver la hora en su teléfono. Chip miró de inmediato a su teléfono, viendo cómo el menor ya andaba guardando los libros que había sacado.
Para Chip era apenas la una de la tarde, pero debido a la diferencia de zonas horarias era obvio que había un problema.

Sin embargo, no era el final de su llamada de ese día, Freddy todavía tenía su rutina de la noche antes de irse a dormir por fin.

—¿Puedo dormir contigo, mi corazón?—Le preguntó el mexicano. Era normal en ellos dormir por llamada a veces, incluso si para uno de ellos significaba dormir toda la tarde.

—Mmh. Me sentiría mejor si lo haces.—Freddy le sonrió, agarrando su teléfono para ya poder irse a su habitación. Apagando las luces de su pequeña biblioteca dentro de su residencia, caminando por su gran mansión hasta llegar a su habitación, abriendo las puertas que lo dirigían hacía dentro de la misma.

Freddy tenía una habitación enorme, con un cama de igual tamaño en medio que tenía una blanca, transparente y suave tela que cubría el alrededor de la cama que le servía para dormir mejor. En esos momentos la tenía hacia los lados ya que hacía su cama todas las mañanas.

—¿Pero por qué me volteas, wey?

—Porque me voy a cambiar de ropa, tontito.

—¿Y no puedo ver?

—No~

—Chale, ¿Por qué no? Yo te dejo ver cuándo  me encierro.—reclamó el mexicano en forma de burla. Freddy solo rió suavemente, agarrando el teléfono para voltearlo, pero manteniendo el dispositivo acostado en la cama.

—No me refería a eso...

—Oh, ¿Por qué tanto interés en querer verme mientras me cambio?—Le preguntó con una suave risa al final.

—Porque quiero apreciarte entero, angelito.

—Uhm. No.

Freddy le mostró después su pijamita antes de llevarlo al baño donde iba a proseguir con su rutina de la noche. Cepillarse los dientes, lavarse el rostro, ponerse cremitas, lo normal antes de dormir.
Chip ya estaba por apagar todo para irse a dormir junto con Freddy, quien al terminar solo se fue a la cama, retirando las sábanas y haciendo su espacio en la cama para acostarse.

—Es tierno ver cómo haces tu camita antes de dormir, es como si estuvieras haciendo un nido.—Chip dijo, acostado ya en la cama.

—Mi cama es muy grande, por eso lo hago. Es algo incómodo tener mucho espacio en una cama... Me gustaba más cuando dormía contigo.—Admitió, subiéndose a la cama y cerrando la misma también con la tela que la cubría desde arriba.

—¿Qué es esa madre que cubre tu camita, precioso?

—¿Mmh? ¿Esto?—Le mostró al agarrar la tela blanca y transparente. Chip asintió.—Esto es un dosel. Mi cama tiene cuatro postes que sostienen un pequeño techo, de ahí sale está tela. Mira.

Saliendo de la cama y volteando la cámara para darle una vista completa a toda su cama. Chip se asombró con el tamaño de la misma, pero le dió ternura ya que se veía como cama de un príncipe, de un angelito.

—Duermes en una cama de príncipe, chiquito.

Freddy rió, volviendo a la cama, volteando la cámara para que pueda verlo otra vez. Acomodando el teléfono en una almohada a un lado, bajando la atenuación de la luz de su habitación para que no quede tan oscuro. No le gustaba la oscuridad completa.

Tapándose con las sábanas, bostezó suave, agarrando su teléfono ya listo para dormir.

—¿A mimir, mi vida?—Chip preguntó.

Freddy asintió, frotando su ojitos con su manita.

—Mmh, mimir.—Freddy susurró con una sonrisa cansada, bostezando y cerrando sus ojitos poco a poco. Chip sonrió, notando lo adorable que era cuando se quedaba dormido tan rápido.

El menor dejo su teléfono a un lado, después de unos minutos, Chip pudo escuchar su respiración suave y tranquila cuando dormía. Eso mismo hizo que también él se durmiera después de un rato.

Una relación a distancia no tenía porque ser complicada todo el tiempo. Para ellos dos no lo era tanto, encontraban soluciones para pasar tiempo juntos.