I
Cuando era niña mis padres eran muy jóvenes y eran incapaces de cuidar de mi, debido a su ausencia solia meterme en problemas muy seguido.
Una noche quemé mi casa por accidente, nadie sobrevivió excepto yo y quede huérfana a muy corta edad, por lo que hice en lugar de ir a un orfanato me llevaron a un centro de menores, donde estuve un tiempo, ahí conocí un chico.
Joe Goldberg
Una mañana mientras Emily hacía una de mis típicas travesuras de niña intento escalar un árbol, piso mal una rama la cual se rompió al instante y cayo en seco, fue un golpe muy duro y se esguinzo el tobillo al caer, gritó e hizo un gesto de dolor.
El cual fue escuchado por un terapeuta que trabajaba ahí, fue corriendo al lugar donde ella se encontraba preguntandole si estaba bien y regañándola de paso, este la mando a que fuera de inmediato a la enfermería, con un dolor inmenso y lentamente Emily camino hasta llegar ahí.
La enfermera Fiona era quien me atendía siempre que alguien se lastimaba o se sentía mal, era una mujer muy dulce y se preocupaba mucho por los niños que estábamos ahí.
Ese día Emily noto que la enfermería estaba cerrada lo que quiere decir que estaba atendiendo a alguien, ella se sento afuera en unas bancas y espero pacientemente a que terminara para que me ayudara con mi tobillo.
Sin embargo se escuchaba que hablaba con alguien y ella no pudo evitar escuchar una conversación de ella con otro niño.
-¿No te sientes bien, Joe?
Soy la enfermera Fiona. Te voy a revisar.
Adelante, siéntate.- Dijo ella con un tono amable era la primera vez que Joe estaba ahí, saco un pequeño termómetro de un estante y lo puso en su boca.
-Abre la boca, entonces ¿crees que tienes fiebre?- hizo una pequeña pausa
-Si te tratan mal los demás chicos...- La enfermera sabía lo malos que podían ser los otros niños.
-Yo puedo cuidarme solo- Dijo Joe sin dejarla terminar y aun con el termómetro en la boca
-Lo sé... o puedes quedarte aquí el tiempo que quieras- dice ella para después quitarle el termómetro de la boca para después mirarlo.
-¡Ahh! creo que vas a estar bien- añadió mientras miraba el termómetro.
-Oye y note que no tenemos ningún registro tuyo de vacunación, ¿tu mamá te llevo a vacunar?-
-Si, desde luego, creo que en la mudanza... se perdió la cartilla de vacunación, pero..
Claro que si, ella era buena.- dijo el con un tono melancólico, no era verdad, a su madre ni siquiera le importaba.
mientras Emily escuchaba la conversación se olvidó por completo de su dolor en el tobillo y le llegaron muchas preguntas a la cabeza ¿Quién era ese tal Joe? ¿Alguna vez lo había visto? ¿Por qué está aquí si tiene mamá? ¿A qué se refería la enfermera con "si te tratan mal los demás chicos..."? Estaba tan metida en sus pensamientos que no noto cuando la puerta se abrió.
-Emily, ya puedes pasar, ¿Ahora que te paso?- dijo la enfermera con un tono burlón pero amable, ella siempre estaba ahí debido a que siempre se lastimaba jugando.
Tan distraída estaba que apenas vio al chico que salió, Emily estaba segura que jamás lo había visto antes pero tenía mucha curiosidad por aquel niño, así que apenas salio de la enfermería se dispuso a buscarlo, y aunque fue una tarea difícil finalmente lo encontro, estaba sentado en el suelo de la librería, con una pila de libros a lado de el, estaba tan concentrado en su libro que simplemente Emily se sento frente a él y lo miro fijamente hasta que notara que estaba ahí.
Finalmente Joe alzo la mirada y notó su presencia.
hola, tú.
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