𝗢𝟮𝟭. 𝖻𝗒𝖾
─ CAPÍTULO ─
VEINTIUNO
❝ADIÓS❞
• • •
SENTÍA EL VIENTO REVOLOTEAR MIS CABELLOS despeinando mi coleta alta. Habían pasado más de media hora desde que me alejé de la aldea para adentrarme al bosque.
Estaba consciente de que lo que hacía no iba a ser bien visto si alguien se llegara a enterar, pero lo mío no era mucho la violencia aunque tenga buena justificación por sus acciones.
Levante mi vista de mi libro para enfocar mis ojos en los tres hermanos de Suna recostados en el césped con sus porta-armas como almohadas. Ambos hombres estaban heridos más Gaara, Temari por su parte solo estaba fatigada así que curarlos no fue muy difícil.
Escuché las pisadas de un ciervo llegar a mi par, al levantar la cabeza, este me dejó en mi regazo una manzana.
──Gracias. ─acaricie su cabeza antes de que se fuera.
Tome la manzana dando una mordida prestando atención a mi alrededor. Estaba por el centro del bosque sentada debajo de un árbol siendo acogida por la sombra que brindaba sintiendo la brisa fresca del viento chocar contra mi piel. Este era sin duda mi lugar favorito cuando no quiero que nadie me moleste, puesto que nadie a parte del clan Nara puede entrar.
Unos leves quejidos me llamaron la atención indicando que el más pequeño estaba por despertar al ser el primero en caer inconsciente.
──Parece que el villano despertó. ─hablé continuando con mi manzana sin siquiera mirarle.
──¿D-dónde... estoy? ─murmuró mirando a sus lados notando a sus hermanos a sus costados. ──. Kankuro... Temari...
Tuve que girar mi cabeza en cuanto noté que su tono de voz era menos fría y parecía que se preocupaba por alguien más antes que él. Y no solo era eso, su mirada también era menos fría.
Oculte una pequeña sonrisa, parece ser que Naruto puede cambiar a las personas inconscientemente.
──Están bien. Atendí sus heridas, no eran gran cosa a comparación de las tuyas. ─aclaré leyendo mi libro una vez que termine mi manzana. ──. Aunque puede que despierten adoloridos por la fuerza de la sombra.
Él se quedó en silencio por unos momentos, intentando procesar todo lo ocurrido.
──Yo... lo lamento. ─habló por lo bajo.
──Lamentarlo no arregla que atacaran a la aldea. ─corté con brusquedad. ──. Por suerte para nosotros su ataque fracasó.
──¿Por qué nos ayudas? ─preguntó sintiendo su mirada sobre mí. ──. No deberías matarnos. Supongo que ahora somos sus enemigos y no aliados.
──Morir es rápido y sin dolor, es más divertido que sufrán en vida. ─solté un leve suspiró pasando página. ──. Además, tengo algo que preguntarte.
Él no dijo palabra alguna así que continué con mi pregunta.
──Gaara, la razón por la cual te acercaste a mí... ¿fue por decisión propia o por obligación?
Deje mi libro de lado para mirarlo a los ojos esperando su respuesta. El pelirrojo se mostró un poco sorprendido de que haya preguntado aquello.
──Por decisión propia. ─respondió inmediatamente sin dejar de mirar mis ojos. ──. Desde el primer momento que sentí tu chakra me sentí atraído hacía ti. ─se sentó para mirarme mejor. ──. Sigo sin entender esta sensación que siento a tu lado, así que cuando descubra que es... no te dejaré ir.
Tuve que esconder mi rostro entre mi cabello para que no notara mi rostro ligeramente sorprendido. Si no lo conociera, hubiera pensado que me estaba declarando sus sentimientos.
──Supongo que se necesitan años para que descubras esa sensación. ─murmuré por lo bajo al escuchar como sus hermanos se iban despertando. ──. Esté sería nuestro adiós definitivo.
Él no dijo nada al saber que era cierto.
──¿Q-qué sucedió? ─balbuceo la rubia levantándose lentamente. ──. ¡¿Kankuro?! ¡¿Gaara?! ─miró a sus lados temiendo lo peor, su tranquilidad volvió al ver a sus hermanos sanos y salvos.
──¿En dónde estamos? ─preguntó el castaño mirando a los lados, hasta que su mirada se topó con la mía. ──. ¡Tú! ─gruño por lo bajo.
──¡Sí piensas que dejaré que toques a mis hermanos estás completamente equivocada! ─la rubia se levantó en guardia lista para enfrentarme a pesar de sentir su cuerpo adolorido.
──Temari. ─susurró Gaara intentando levantarse, pero aún estaba débil.
──No te esfuerces, aún estás débil. ─dije, levantándome para tenderles unas cuantas frutas que los ciervos trajeron. ──. Será mejor que coman para que se vayan. Aún siguen en territorio de nuestra aldea.
Los mayores no mostraban confianza como Gaara lo hacía. El pelirrojo tomó una manzana y a pesar de las advertencias de sus hermanos, la mordió disfrutando de su dulce sabor. Los mayores al ver que seguía respirando, tomaron una con pena la comieron.
──Yo ya debo irme, pero les dejaré a un guía. ─comente acariciando la cabeza de uno de los ciervos. ──. Guialos a los límites del bosque y sí entran nuevamente no los dejen salir.
Él asintió mirando a sus otros compañeros que imitaron su acción. Giré mi cabeza mirando a los tres hermanos observar a los ciervos con algo de fascinación.
──Este bosque es especial y nadie que no sea de mi clan tiene prohibido su entrada. ─informé mirando a sus personas. ──. Los guiarán a los límites del bosque y tienen suerte al ser también los límites de Konoha. A esta hora mañana ya estarán fuera de la aldea.
Solté un leve suspiró guardando mi libro en mi porta-armas.
──Por su bien, no salgan del camino y no vuelvan a entrar al bosque sino quieren ser lo último que hagan. ─di media vuelta lista para irme. ──. Después de esto, espero no volver a verlos.
──G-gracias. ─agradeció Temari. ──. Por todo, en verdad muchas gracias.
Solté una leve risa.
──¿Cual gracias? ─los miré de reojo. ──. Ahora me deben sus vidas.
CERRÉ MIS OJOS DEJANDO QUE EL VIENTO ENTRARA por la ventana de mi habitación. No hacía nada productivo, solo estaba acostada boca arriba en mi cama esperando que las horas pasaran.
Hace pocos días había sido el ataque de una alianza entre Otogakure y Sunagakure para destruir a Konoha, plan que fracasó. A pesar de eso, hubo heridos e incluso bajas, pero una de ellas tiene a toda la aldea de luto.
La muerte de Sandaime Hokage.
Lo conozco de muy pequeña, él me defendía de los consejeros que decían que en un futuro iba a ser un peligro para la aldea por el poder que yacía en mí. El Hokage me había defendido y gracias a él, Danzo no me separó de mi familia para ir a la raíz. Ahora que era un genin y al ver que tenía un control absoluto de mi poder, deje de ser una misión para los ANBU.
Miré de reojo el reloj notando que ya era hora para encontrar a mi equipo e ir al funeral del Sandaime. Me levanté de mi cama dándome una última vista en el espejo. Salí de casa notando que las nubes blancas se estaban yendo dejando ver las negras junto a un leve olor a petricor que amaba cuando llovia. tierra mojada.
Camine por las vacías calles hasta que vi a Neji esperándome en una esquina. Cuando llegué a su lado, nos dirigimos a la casa de Lee para ayudarlo a caminar, aún no estaba bien para hacerlo por cuenta propia y sin ayuda de su bastón.
Ninguno de los tres decía nada, era tanto respeto como la simpleza de que no había nada que comentar.
Al llegar se podía ver a todos los ninjas y familia cercana al frente de los aldeanos honrando no solo al Sandaime, sino a los shinobis caídos.
Pronto la lluvia comenzó a caer poco a poco.
──Estamos aquí reunidos para recordar y honrar, no solo al Sandaime Hokage sino a aquellos que se sacrificaron durante está batalla para que la aldea pudiera sobrevivir. ─habló uno de los consejeros frente a los retratos.
Tenía entendido que no fue el Kazekage a quien se enfrentó, sino a uno de los tres Legendarios Sannin, Orochimaru. Aún no tenía claro lo que sucedió, solo sabía lo que había escuchado en una conversación secreta de mis padres, así que no podía argumentar nada por el momento.
El sonido de la lluvia camuflajeaba los sollozos del pequeño nieto del Hokage. Solté un leve suspiro para acercarme y dejar mi rosa blanca elevando una oración como muestra de respeto hacía el Sandaime. Por instinto, recordé la vez que le enseñé a la cría de un unos de los ciervos. Tambíen me sentí un poco mal al ver que el sensor de las preliminares había sido asesinado.
Al regresar a mi lugar noté que la lluvia se había detenido dejando ver el reluciente sol. Poco a poco nos fuimos yendo del lugar.
──Vamos, Saiko.
Miré al castaño junto a Lee a unos pasos míos, ambos se detuvieron en cuanto notaron que no me había movido. Solté un leve suspiró para comenzar a caminar hacía ellos.
──Vamos a comer, Neji invita. ─propuse pasando por su lado.
──¿En serio? ¡Increíble! ─Lee sonrió en grande caminando a mi lado con un poco más de mobilidad.
──Qué graciosa, Nara. ─dijo con mal tono llegando a mi lado. ──. Mejor invita tú.
──¿Así tratas a una dama? Qué grosero. ─negué con mi cabeza.
──Sí quieres, yo pago lo tuyo, Saiko. ─Lee me brindó una gran sonrisa.
──Más personas como Lee, menos como Neji.
──Qué abusiva. ─murmuró el castaño al no negarme a la oferta de Lee.
Me limité a mostrarle la señal de amor y paz con mis dedos sacando una mala mirada de su parte.
──Qué infantil.
──Gracias. ─aquello lo molesto más.
Supongo que pasar un día tranquilo con tus compañeros no viene mal de vez en cuando. Olvidando los malos problemas en especial aquel chico de cabello rojo.
Se podría decir que el día pasaba relativamente rapido, aunque es bien sabido que cuando disfrutas la compañia de las personas el tiempo corre rapido. Cuando terminamos de comer decidimos caminar un poco para ayudar a que Lee se acostumbre a caminar un poco más seguido.
Pero como en varias ocasiones, su equilibrio se perdía y caía. Por suerte, nosotros impediamos que eso pasara.
Lo escuche suspirar con pesadez.
──¿Sucede algo? ─pregunté al verlo detenerse.
Él no emitio palabra alguna, se limitó a soltarse de nuestros brazos para caminar hacia los tablones de madera que había para usarlos como asiento y descansar un poco.
Note una ligera mirada de Lee hacía el Hyuga y creo saber lo que lo molestaba.
Había dejado sin rival a Neji y ya comenzaba a pensar que iba a estar así para siempre. Ya había pasado un poco más de un mes y su rehabilitación no lo hacía mejor.
Le di un pequeño codazo a Neji para que hablara con él. Él se limito a mirarme sin saber que decía. Mi sombra se materializo para señalar al pelinegro para despues señalar su persona, en un intento de decirle que hablara con él.
Pero el Hyuga seguín sin entender.
──Que vayas hablar con él. ─solté un suspiro diciendo lo que no entendía.
──¿No pudiste decirlo con palabras desde el principio? ─inquirió con mala cara.
Me limite a ignorarlo para sacar mi libro y continuar con mi lectura, viendo por el rabillo de mi ojo como se acercaba a él.
──¿Sucede algo, Lee? ─preguntó de golpe, sin disimular.
──¿Eh? Para nada. Estoy bien. ─miró a otro lado desanimado.
Neji se sento a su lado, sabía que sí le molestaba algo.
──Viste mi derrota, ¿verdad? ─preguntó llamando su atención. ──. Estoy seguro que Saiko te conto todo con sumo detalle.
──Sí, narra muy bien tanto que me lo imagine. ─contó mirandome de reojo.
──Bueno, Lee. ─continuó hablando. ──. Hasta ahora había pensado en lo decidido por el destino no se podía cambiar.
El pelinegro alzó su cabeza levemente al escuchar esas palabras de su compañero que cuyo "destino ya esta escrito y no se puede cambiar"
──Lee, me gustaria que un día lucháramos en serio para ver cual de nuestros estilos es superior si tu Bouken o mi Juuken. ─admitió. ──. Pero jamás perderé mientras viva.
Lee lo miró sorprendido tanto que me miró para saber si era real.
──Impresionante, ¿no? ─dije, mirandole de reojo. ──. Aún sigo diciendo que existen otros universos y por una extraña razón nuestro Neji fue intercambiado por otro.
──Hmp. ─emitió su tipico sonido.
Lee por su parte rió un poco.
──Chicos, son los mejores amigos.
• • •
.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro