𝗢𝟭𝟳. 𝖿𝖾𝗌𝗍𝗂𝗏𝖺𝗅
─ CAPÍTULO ─
DIECISIETE
❝FESTIVAL❞
• • •
MI RESPIRACIÓN ESTABA IRREGULAR sintiendo mi pecho subir y bajar con frecuencia mientras una leve capa de sudor cubría mi cuerpo por completo. Faltaba muy poco para que mi cuerpo llegará a su límite sí él seguía con los constantes entrenamientos que se propuso.
Sentía que si seguía así dentro de pocos minutos quedaría peor que mi compañero.
──Neji, es suficiente. ─jadeé inhalando hondo. ──. Ni siquiera tú eres capaz de seguir con esto.
Él no decía nada. Sólo estaba al frente mío de espalda.
──Creo que he usado mucho chakra. ─fueron sus palabras dejando caer su cuerpo al suelo.
Antes de que chocara contra la tierra mi sombra lo sostuvo con firmeza. Habíamos estado entrenando por semanas descansando lo necesario, era inevitable que no sufriera un desmayo por la fatiga y el hecho de gastar casi todo su chakra.
──Demonios... ahora tengo que llevarte al hospital. ─solté un pesado suspiró bebiendo un poco de mi agua. ──. Qué aburrido.
No tuve más opción que ser buena compañera para dejar al Hyuga en el hospital, donde lo atendieron preocupados por gastar tanto chakra. El doctor dijo que dormirá unos tres días cuánto mucho. Yo por mi parte no tenía nada de qué preocuparme, la propia sombra me cura mis heridas y en ocasiones transforma mi sombra en chakra para que no llegue a morir, pero esto lo hace cuando es necesariamente.
Después de todo, la sombra se dedica a mantenerme con vida.
Tuve la buena suerte de que la casa se encontrara sola. Me evité tener que contarle a mamá como iba el entrenamiento, a diferencia de ella, papá no tenía idea alguna que califique en los exámenes.
Me bastaba con mamá.
Me di un baño largo e hice algo de comer que no fueran peces. El Hyuga me torturaba con los entrenamientos, tanto que tuvimos que ir a vivir en el bosque por semanas. Cómo aún era de día salí de la casa hacía la biblioteca de la escuela para cambiar el libro que estaba leyendo. Me había leído los tres primeros libros así que el cuarto se trataba de la saga de Water 7.
Mi cuerpo se relajo debajo del cerezo sintiendo la brisa del viento soplar mi cabello mientras mis ojos se deleitaron con la trama del libro.
Pronto sentí la presencia de alguien sentarse a mi lado admirando mi perfil. No necesitaba levantar mi mirada para saber qué se trataba de Gaara.
──¿Admirando la vista? ─pregunté al sentir un pequeño hilo de arena dejar un mechón de mi cabello detrás de mi oreja para tener una mejor visión.
──Aún no logro entender algo. ─su voz se escuchaba menos fría que las demás veces, aunque solo yo la puedo escuchar así.
──¿Qué cosa? ─pregunté siguiendo con mi lectura.
──¿Por qué tú no me mirás como los demás?
──¿Cómo?
──Con miedo.
Deje de leer para levantar mi mirada volteando mi cabeza para verlo. Él ni siquiera me miraba, solo miraba las hojas del cerezo siendo nuestro techo.
──Todas las miradas que he sentido son de miedo, desagrado e incluso de odio. ─continuó hablando sin verme. ──. Cuando era más pequeño una sola persona me miraba como tú lo haces.
Miré cómo sus manos se hicieron puños, como si hubiera recordado algo que le doliera. Lleve mi mano a su puño dando suaves caricias con mi pulgar.
──Pero hay algo distinto en tus miradas, Saiko. ─su mano se abrió atrapando mis dedos en los suyos. ──. Las tuyas son sinceras.
Me miró a los ojos y en ellos podía ver un leve casi nulo brillo.
──Aunque son más perezosas que nada.
Solté una leve risa ante su comentario. Apreté su mano entre la mía sintiendo como recargaba su cabeza en mi hombro disfrutando de mi calor.
Podía estar así toda mi vida.
Sí tan sólo fuera legal... ah, sí lo es.
EL VIENTO ENTRABA POR LA VENTANA refrescando la habitación del hospital donde me encontraba. Sentada al borde de la ventana con mi libro en mano leyendo ahora la saga de Marineford.
Habían pasado tres días desde que traje al bello durmiente, el cual debería de despertar hoy de lo contrario mañana sería descalificado por no presentarse en la competencia.
El día estaba relativamente tranquilo a pesar de que se comenzó a sentir un aura pesada en el hospital. No quise darle tanta importancia y seguí leyendo mi libro desbloqueando a otro husbando de nombre Trafalgar Law. Cirujano de la muerte, tú y Levi no saben que soy su esposa.
Unos quejidos irrumpieron en mis lindos pensamientos. No tenía necesidad de despegar mi mirada para saber que el castaño estaba por fin despierto.
──Parece que el bello durmiente despertó. ─hablé atrayendo su atención. ──. ¿Sigues vivo?
──¿Cuánto dormí? ─preguntó sin rodeos.
──Unos tres días.
A los segundos el chico se levantó de la camilla de golpe mirando a sus lados en busca de su ropa.
──Relájate, Hyuga. ─lo miré de reojo. ──. Descansa, mañana es el día que estás esperando.
Lo escuche suspirar por lo bajo regresando a su antigua postura.
──Los doctores dijeron que saldrías en la noche. Así que mientras, puedes leer algunos de los libros que te traje. ─señale la mesa a su lado.
──"¿Cómo hacer dona?" ─tomó algunos leyendo los títulos. ──. "¿Cómo resucitar?" "¿Qué tan malo es el insesto"? ─me dio una mala cara. ──. ¿Por qué me traes porquería?
──No sabía que te podría gustar. ─me encogí de hombros. ──. Por lo menos un gracias no estaría mal.
──Mejor me duermo antes de leer tus porquerías. ─vi cómo tiró los libros a la basura para darme la espalda y dormir.
──Ojalá el karma te de por haber hecho eso. ─murmuré indignada regresando a mi lectura.
Me quedé unos minutos en su habitación para terminar el arco -capítulo- de Archipiélago Sabaody y comenzar con el de Amazon Lily. Sin embargo, antes de comenzar el segundo arco unas voces en el pasillo me impidieron hacer mi acto. Parecía que las voces provenían de alguna habitación del pasillo.
En el cual se encuentra Lee.
Neji se había quedado dormido así que guardé mi libro para salir e irme del hospital. Entre más me acercaba a la habitación de Lee más distinguía las voces que escuchaba.
──¡Ahora, déjenme sentir vivo!
──¡Ahí viene!
Al reconocer esas tres voces, abrí la puerta encontrando una escena no grata. Gaara usando su arena para asesinar a mi torpe hermano menor junto al rubio hiperactivo con un Lee mimido en su cama.
──¿Me perdí de algo? ─pregunté mirando a los tres sin expresar nada más que mi pereza.
──¡Saiko! ─gritaron ambos ninjas de Konoha con un ligero alivio.
──¡Esté chico es un demente! ─señaló Naruto al pelirrojo, quien permanecía con la arena en guardia. ──. ¡Iba a asesinar a Lee sólo porqué sí!
Solté un leve suspiró.
──Cielo... qué aburrido. ─dije mirando a los tres. ──. Creo que es suficiente. ─cruce mis brazos tomando una postura demandante. ──. Deberían de guardar sus energías para la competencia de mañana, ¿no creen? Dejen de comportarse como meros mocosos, ya maduren.
Ante mi mirada fría, nadie objetó nada e inclusiven pasaron saliva. Gaara terminó por guardar su arena para salir de la habitación quedando a mi lado mirando a los otros dos.
──De igual modo los mataré. ─aclaró. ──. Sólo esperen. Los mataré a todos. ─me dio una última mirada antes de irse por completo.
Solté un leve bostezo.
──Bien, regresen de donde quieran que hayan salido y dejen descansar a Lee. Y eviten meterse en problemas, ¿quieren? ─demandé saliendo de ahí.
──Es increíble que Gaara no intentará matar a tu hermana.
──Ni que lo digas.
Deje de escuchar cuando di vuelta al pasillo llegando a las escaleras. Me despedí de la enfermera a cargo de mis compañeros para salir del hospital notando que alguien me esperaba fuera de este.
Me detuve mirando a Gaara de reojo.
──¿Me vas a decir que fue lo que pasó adentro? ─quise saber, pero él no contestó. ──. Bien, ¿te apetece ir a pasear? ─él me miró con cierto interés. ──. Podemos ir al festival que celebran antes de los exámenes chunnin.
──¿Festival? ─cuestionó un poco confuso.
──Tranquilo, no es muy ostentoso ni nada por el estilo. ─aclaré caminando por las calles. ──. Para la gente de la aldea, las competencias finales son como un festival. Así que podemos probar suerte jugando algún juego o probando dulces.
Él no estaba del todo convencido así que lo tomé de la mano para guiarlo a los puestos. Mis ojos brillaron cuando vi los dorayaki junto a algunos mochi. Eran mis dulces favoritos así que me adelante para comprarlos.
Pedí cinco de cada uno de distinto sabor y como buena amiga que soy le compartí a Gaara. Parecía que era la primera vez que los comía, pues su mirada curiosa nunca se iba.
──Juegue al tiro al blanco y gane peluches. ─exclamó un hombre frente a su puesto. ──. ¡Solo tienen que darle al blanco y ganaran un peluche!
Miré los peluches notando que había uno de Levi Ackerman del libro de SnK, ¿como lo sé? El libro al final nos muestra como son los personajes y me quede enamorada por Levi. Mis ojos brillaron a más no poder, tenía que ganar sí porqué sí.
──Me da para un tiro. ─le extendí el dinero.
──Solo tiene que darle al centro de la diana. ─me entregó tres "kunais". ──. Tiene 3 intentos señorita.
Cerré mis ojos concentrándome unos segundos. Lancé el primero dando muy lejos del centro. El segundo cayó a una línea del centro así que me concentré más lanzando el kunai al centro, solo que no se clavó.
──¡Lo hice! ─exclamé, a pesar de que no se clavo, le di al centro. ──. ¡Quiero el peluche de Levi!
──Lo siento, señorita, pero su kunai no se clavó en el centro.
Mi cara se desfiguró cuando dijo aquello.
──Pero... usted dijo que tenía que darle en el centro, no específico que se tenía que clavar.
──Las reglas son reglas. ─se negó a darme el premio. ──. Puede volver a tirar pagando otra vez.
──No, gracias. ─di media vuelta, pero una mano me lo impidió. ──. ¿Gaara? ─me extraño al verlo asesinar con la mirada al hombre. ──. Vámonos, no vale la pena.
──No. ─dijo fríamente. ──. Sí quieres ese peluche, lo tendrás.
──Gaara. ─de cierta manera me gusto saber que iba a jugar para ganar ese peluche.
Él pagó y el señor le entregó los kunais con miedo. Sorpresa nos llevamos cuando lanzó uno al centro destrozando la diana. Sin pedir permiso, su arena tomó el peluche para dejarlo en mis manos.
──¿Algún otro peluche que quieras? ─preguntó mirando a otro lado.
──Este es perfecto. ─negué su petición feliz de tener un regalo. ──. Mejor vámonos, ¿sí? ─sin decir nada más, nos alejamos del puesto dejando al hombre asustado.
Las horas pasaron y habíamos probado la mayoría de juegos y puestos de comida. Por unas horas había olvidado que mañana seríamos enemigos en la competencia.
Ajena a lo que iba a suceder.
──Puedes dejarme aquí. ─señalé la entrada al bar. ──. Aquí está mi padre. Me iré con él.
──Entendido. ─me miró a los ojos, debatiendo si decirme algo o no. ──. Mañana, pase lo que pase... quiero decirte que me hubiera gustado seguir conociéndote. ─murmuró lo último que no alcance a escuchar.
──¿Pase lo que pase, qué? ─inquirí al no poder escuchar lo último.
──No me odies.
Me sorprendí de ver una mirada suave. No le pude contestar cuando lo vi dar media vuelta marchándose lejos de mi.
Odiar, ¿por qué? ─pensé con una leve idea de lo que se refería, pero esperaba y no tuviera razón.
Solté un leve suspiró adentrándome al bar notando a mi hermano harto de nuestro viejo ebrio junto a sus amigos.
──Sí, el festival. Ay, que aburrido y que fastidio.
──Muchacho tonto, disfrutalo así como tu hermana. ─dijo papá al verme llegar con mi peluche abrazado entre mis brazos. ──. La competencia final siempre ha sido como un festival.
──Nosotros estamos en la competencia final de mañana. ─replicó mi hermano con fastidio. ──. Ay, viejo. No tengo tiempo de ser tu niñera, ni Saiko tampoco.
Suspiré al ver la cara sorpresiva de papá.
──¿Estás ahí? ─cuestionó. ──. ¿En serio estás tú también, Saiko?
──Sorpresa, papá. ─dije con perez, soltando un bostezo.
──Olvídalo, por favor. ─pidió mi hermano.
Esta va a ser una larga noche.
• • •
.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro