─ CAPÍTULO ─
DIEZ

❝ALÉJATE❞

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      HABÍA PASADO UN DÍA DESDE QUE PRESENTAMOS el examen escrito. Ahora, como nos indico Gai-sensei estábamos en el lugar llamado el "Bosque de la muerte" listos para la segunda fase de los exámenes chunnin.

──Wow, que bonito lugar. ¿Dónde estamos? ─preguntó el rubio observando a su alrededor. 

──Esta es la locación de la segunda fase del examen. Es la zona 44 del entrenamiento de batalla. ─contestó nuestro nuevo sensor. ──. Pero la llamamos "El bosque de la muerte".

Pronto sentí el viento despeinar mi cabello mientras enfocaba mi mirada en el libro. Ayer en la noche había terminado de leer el primer libro y ahora estaba a la mitad del segundo.

──¿El bosque de la... muerte? ─cuestionó el mismo novato.

──Todo este lugar me pone muy nerviosa. ─murmuró la amada-no-amada de Lee.

──Puede ser, por algo lo llaman el bosque de la muerte. Y muy pronto sabrán porque. ─dijo la mujer a cargo.

De un momento a otro el novato cabeza hueca comenzó a burlarse sobre eso recibiendo de parte del sensor un kunai que logró hacerle un corte en la mejilla apareciendo detrás suyo asustando al chico con sus palabras.

Anko sacó otro kunai al sentir a una ninja de la hierba acercarse a ella para devolver el kunai antes lanzado. 

──Todos están de mal genio el día de hoy. Debe de haber algo en el aire. ─dijo la mujer mirando al ninja irse. ──. Será divertido.

Presté atención al árbol donde logré ver como una serpiente grande se comía a un ciempiés más grande de lo normal. Sin duda este bosque traerá problemas.

──Ahora, antes de comenzar este examen hay algo que tengo que darles a todos ustedes. ─comunicó el sensor mostrando unas hojas. ──. Es una carta de consentimiento. 

En pocas palabras, para que nuestra muerte no sea su responsabilidad tenemos que firmar aquella hoja. Se soltó a reír como si nuestras vidas fueran insignificantes.

──Ahora les explicaré lo que harán en este examen. 

Le pasó las hojas al rubio, quien las pasó a su compañero de a su lado y así sucesivamente hasta que todos tuviéramos una entre nuestras manos. 

Nos comenzó a explicar con detalles lo que teníamos que hacer y a dónde llegar. Prácticamente nos jugaríamos la vida cinco días allí dentro buscando a un equipo con un pergamino diferente al que nos darán. Una vez con ambos pergaminos y con todos los integrantes del equipo, nos dirigiremos a la torre central. 

──Un examen de supervivencia, qué aburrido. ─murmuré con pesadez.

Pronto la mayoría se quejaba sobre la comida y otros cuestionaban que había animales e incluso plantas que podían matarte, además de estar rodeado del enemigo. 

──Lo que significa que con esas circunstancias, no hay manera de que la mitad de los equipos pase el examen. ─comentó Neji a mi lado. 

──Los días se harán largos, y las noches cortas. Tendremos menos tiempo para dormir y menos tiempo para recuperarnos. ─murmuró Lee. ──. De hecho, es todo un reto. ─sonrió dejando ver un brillo.

—Este examen medirá también su resistencia ante las líneas enemigas. ─informó la mujer. ──. Está diseñado para ser muy demandante, y seguramente varios no superarán el reto. 

──¿Y no hay forma de rendirse? ─pregunté perezosamente.

──¿Nos podemos salir de esto a la mitad? ─preguntó ahora mi hermano. 

──Claro que no. ─nos miró. ──. A media batalla no pondrán decir "Perdón, ¿nos podemos salir?" Bueno, sí podrían, pero sería lo último que dirían.

──Qué fastidio. ─dijimos ambos al mismo tiempo.

Algunos nos miraron curiosos, supongo que nuestra personalidad es meramente similar. El sensor explicó las maneras en las que podemos quedar descalificados entre ellas mencionó que no debemos abrir los pergaminos por nada del mundo. 

Nos indico como conseguir el pergamino, debemos de entregar nuestras cartas de consentimiento. Una vez con el pergamino, iremos a nuestra puerta asignada para esperar a que se abran.

──Quisiera advertirles algo más. ─la miramos de reojo. ──. ¡No se mueran! ─eso fue suficiente para que los equipos nos miráramos entre nosotros.

Aquí comienza lo interesante.
  

  
       ME ALEJÉ DE MIS COMPAÑEROS PARA LEER con un poco de paz la hoja de consentimiento. La verdad no había mucho que leer, así que la firme. 

Ni siquiera sé por qué seguía con este problema de los exámenes, supongo que era por ver la emoción de Lee por mostrarles a todos el poder de un fracaso, cómo lo llama Neji, que les dé una lección de que el trabajo arduo puede sobrepasar al talento natural. 

Irónico siendo yo un genio prodigio de mi clan. Aunque solo mi familia lo sabía, preferí no hacerlo saber.

No soy mucho de fuerza como mis compañeros, yo prefiero usar la cabeza para salir ilesa de los problemas creando diversas estrategias. Gracias a mi, las misiones que realizamos se hacen un tanto más fáciles. 

Me recargue en el tronco de un árbol observando a las hojas caer al suelo gracias al viento que las movía. A veces quisiera ser una simple hoja de árbol para que el viento la moviera hacía donde quisiera y que una día me convirtiera en una hoja importante de un libro. 

Pero claro, eso no será posible. 

Sentí su presencia acercarse hasta llegar al frente mío. No tenía necesidad de mirarle para saber de quién se trataba. Me limité a ignorar su pesada mirada mientras admiraba las hojas moverse.

Él, al notar que no iba a moverme, con su arena me hizo girar mi cabeza hasta que lo mirara. Estaba a escasos centímetros de mi rostro, menos de veinte estaba claro. Ambos nos mirábamos sin decir nada, ninguno tenía intención de hablar. 

──Deberías renunciar al examen. ─habló, cortando el silencio. ──. No podrás seguir.

──¿Según tú por qué? ─pregunté sin tanta importancia.

──Porqué no pasaras. ─dijo de golpe con notable sinceridad. ──. Alguien como tu no debería de sufrir dolor.

──No me conoces y no conoces mis capacidades, ni habilidades. ─aclaré con serenidad. ──. No puedes prohibirme seguir con el examen.

──Sean cuales sean tus habilidades no podrás contra mí. ─aseguró cruzando sus brazos. ──. He sido muy gentil contigo solo por mera curiosidad.

──¿Por qué no mejor lo dices directamente? ─cuestione al saber por dónde iba esta plática. 

──Aléjate de mí. ─retiró su arena mientras daba media vuelta. ──. Es mi primera y última advertencia. 

──O si no, ¿qué? 

──Te mataré. ─me miró de reojo antes de alejarse.

Lo miré perderse entre los pocos árboles hasta que no lo vi más. Sentí el viento revolotear mi cabello con suavidad. Solté un pequeño bostezo, la verdad me daba meramente igual sus palabras. 

Después de todo, yo no era quien me acercaba a él.

Era al revés. 

      LOS MINUTOS PASARON, UNA VEZ QUE ENTREGAMOS nuestras cartas de consentimiento nos dieron el pergamino del cielo. El cual estaba siendo custodiado por mí, a petición del Hyuga. 

Ahora tocaba esperar en la puerta indicada a que llegara la hora elegida para comenzar con esta segunda fase. 

Un examen de supervivencia. 

Me senté en el suelo leyendo mi libro frente a la puerta número 41. El Hyuga estaba de brazos cruzados a mi lado derecho mientras Lee parecía tener llamas en sus ojos esperando a que comenzará la segunda fase.

──Hmp. ─Neji parecía un poco ansioso por igual. 

──¿Algún equipo interesante que tengan en mente? ─pregunté pasando de página.

──El equipo del novato mejor de su generación. ─habló el castaño. ──. Da curiosidad conocer qué tan fuerte es el único superviviente del Clan Uchiha. 

──No es la gran cosa. ─aseguró Lee, mirando a Neji. ──. Yo estoy enfocado en enfrentar al más fuerte.

Sabía que lo que más quería Lee era enfrentar a Neji, y puede que en estos exámenes lo logre. 

──¿Y tú, Saiko? ¿Alguien en mente? ─preguntó Neji.

Ante esa pregunta me quedé pensando en alguien, pero ninguna me parecía. Ni siquiera Gaara, que me amenazó con matarme si lo volvía a ver.

──No lo he pensado. ─me encogí de hombros. ──. Y me da flojera hacerlo.

──Vi a varias kunoichis. Tal vez puedas vencer algunas. ─soltó una leve sonrisa de arrogancia. 

──Eso requiere fuerza. De solo pensarlo me aburro. ─dije leyendo mi libro.

──Si sigues así de perezosa no te convertirás en chunnin. 

──¿Acaso importa? ─pregunté sin mirarle. 

Él no respondió así que ya no hablé y espere a que llegara su hora. Fue entonces que unos pocos minutos más se deslizó el candado de la puerta.

Uno... dos... ¡tres!

La puerta se abrió y con gran velocidad comenzamos a saltar por los árboles siguiendo a Lee, quien era el más emocionado de los tres por encontrar un equipo y llegar a la torre central lo antes posible. 

──Tranquilo, Lee. ─le habló Neji. ──. Acaba de empezar el examen. 

──Puede ser, pero aún así quien sea que sea nuestros enemigos... quiero encontrarlos antes de que nos encuentren a nosotros. ─dijo sin dejar de correr.

──Eres un tonto impulsivo. ─soltó el castaño. 

──Sabía que esto iba a ser un fastidio, pero no creí que también fuera muy problemático. ─susurré con pesadez guardando mi libro. ──. Tendré que esperar para leerlo. 

Y así fue, como comenzamos el examen de supervivencia. 

Esperando no morir en el intento.

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Maratón ³'⁵