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𝗢𝗢𝟮. 𝗈𝗋𝗂𝖾𝗇𝗍𝖺𝗍𝗂𝗈𝗇

CAPÍTULO
DOS

ORIENTACIÓN

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         ME COLOQUÉ MI BANDA DE REGULACIÓN EN mi muslo derecho, creía que se vería linda. Salí del salón para sentarme en el árbol junto al columpio a esperar a que se llegara la hora de salir.

Saqué mi libro para seguir con mi lectura escuchando algunos murmullos de burlas junto algunas risas de los chicos que han pasado el examen. Preferí concentrarme completamente en mi lectura hasta que termine el primer capítulo.

Levante mi mirada de mi libro encontrando la razón de todas las burlas y risas. Era Lee corriendo por toda la cancha con mucha energía mientras en su mano llevaba un cartel que decía "si no soy capaz de dar 500 vueltas a la cancha, no soy capaz de ser Gennin".

Parecía que no se iba a rendir fácilmente de su sueño de convertirse en un gran ninja sin la necesidad de usar ninjutsu o genjutsu.

──Ese inútil todavía creé que pasará el examen. ─escuche uno de los murmullos.

──Me da vergüenza compartir clase con él. ─soltó otro del grupo de idiotas.

──Tal vez debamos enseñarle lo que un verdadero gennin puede hacer.

Alcé una ceja al ver como sacaron unos shuriken de sus bolsillos. Estaban decididos a intervenir en el examen de mi amigo. Fruncí mi ceño... una sombra se deslizó por la tierra, se materializó en tres partes y sin que nadie lo viera bajo los pantalones de los tres chicos.

Las risas de todos no se tardaron en hacerse presente viendo a los tres estúpidos. Avergonzados trataron de subir su pantalón mientras corría hacía adentro de la academia. Cruce mis brazos satisfecha con su merecido.

Camine hasta llegar al pequeño puesto que había dentro de la academia comprando algunas agua frescas con aperitivos dejando todo en una canasta que le dio la señora muy amablemente. Deje una pequeña nota en la canasta antes de dejarla en la banca que estaba viendo hacía Lee.

Pronto se anunció la salida.

Le di una última mirada para salir de la academia encontrando a mi madre con una enorme sonrisa al ver mi banda en mi pierna.

──¡Sabías que lo ibas a lograr! ─tomó mi rostro depositando un beso en mi frente. ──. ¡Estoy tan feliz por ti!

──Sí, lo puedo sentir. ─murmuré sintiendo como iba perdiendo aire por el inmenso abrazo que me dio. ──. Mamá, me asfixias.

──Lo siento, cariño. ─me soltó. ──. ¿Dónde está tu hermano? ─miró a los lados.

──No debería tardar. ─dije soltando un leve bostezo.

──Ese niño. Seguramente se quedó dormido. ─cruzó sus brazos comenzando a impacientarse. ──. Se va a enfriar la comida por su culpa.

──Ya estoy aquí, mamá. ─al parecer el pequeño escucho a mamá. ──. Ya podemos irnos.

──Ya era hora. ─dio media vuelta.

Mi hermano se despidió de su amigo mientras yo caminaba detrás de mamá leyendo mi libro. En el camino escuchábamos a nuestra madre sobre haber dejado a mi padre cuidar la comida ya que ella especialmente quería venir por nosotros y ser la primera en felicitarme.

──Tadaima. ─por suerte llegamos antes de que comenzara a llorar por convertirme en gennin.

──¿Cómo les fue? ─preguntó papá haciendo acto de presencia en la sala.

──Aburrido / Un fastidio. ─contesté al mismo tiempo que mi hermano.

Papá soltó una ligera risa.

──Veo que te fue bien, Saiko. ─sus ojos miraron mi banda.

──Sí, no fue la gran cosa. ─aclaré pasando por su lado.

Hice una mueca cuando aprovechó la cercanía para revolotear mi cabello.

──Me alegro por ti, hija.

──La comida ya está servida. ─escuchamos a mamá. ──. Vengan a comer. ¡Se va a enfriar la comida!

Ninguno de los tres reprochamos nada, preferimos sentarnos en la mesa en nuestra respectiva silla. Mamá dejó en el centro de la mesa su tan delicioso Tonkatsu. Se trata de una chuleta de cerdo empanada y frita, troceada. Era mi platillo favorito desde que lo probé por primera vez.

──Al menos algo bueno sale de este día, ¿no? ─me dije a mi misma. ──. Itadakimasu. ─agradecí para comenzar a comer.

El resto lo hizo por igual. Como era habitual el silencio se presentaba mientras comíamos aunque esta vez mamá no dejaba de preguntar como estuvo mi día. Mi hermano parecía estar muy pensativo desde que salió de la academia.

──Papá, ¿te puedo hacer una pregunta? ─preguntó mi hermano repentinamente.

──¿Qué es?

──¿Por qué todos evitan a Naruto como si fuera una plaga?

Ante esa pregunta dejamos de comer, en el caso de papá para mirar a su hijo por aquella pregunta, por parte de mamá sorprendida de que preguntara por él. En cambio yo, para tomar más tonkatsu pasando desapercibida.

──Shikamaru, ¿cómo te sientes acerca de ese niño? ─contestó con otra pregunta.

──No es cómo si fuéramos a ser buenos amigos, pero tampoco voy a evitarlo. ─respondió con sinceridad.

──Ya veo. ─papá soltó una pequeña sonrisa ante las palabras de su hijo. ──. Entonces debes hacer lo que quieras.

Mamá hizo una leve mueca de preocupación, pero no dijo nada. Sabía que el niño no tenía culpa de ser el contenedor de aquel Bijuu. Sus padres confiaron en que un futuro lograra controlar el inmenso poder que se ocultaba dentro suyo. No llegué a conocer mucho a sus padres, solo las pocas veces que los encontraba en la calle con mamá o en otros casos cada que salía con papá.

A pesar de tener dos años, recordaba aquel día que el Kyubi emergió destruyendo la mitad de la aldea. Ese día mamá fue a comprar los víveres y papá estaba en una misión, mientras yo cuidaba a mi hermano de pocos meses. Por primera vez temí perder a mi hermano menor.

En el transcurso de la comida nadie comentó nada y así fue hasta que terminamos. Ayude a mi madre a lavar los platos sucios y secarlos mientras ella los guardaba.

Al no tener nada que hacer fui a mi habitación dejando caer mi cuerpo a la cama cerrando mis ojos hasta caer dormida.

Esperando que mañana fuera un mejor día.










































         ──¡LEVÁNTATE DE UNA BUENA VEZ, SAIKO! ¡Se te va hacer tarde!

Abrí mis ojos al escuchar el inmenso gritó de mi madre. Creo que no amaneció en sus días buenos. Suspiré de cansancio para comenzar con mi día.

Ya había pasado una semana desde que pasó el examen de graduación. Ya había llevado mi fotografía al Hokage para mi registro. Hoy por fin era la clase de orientación donde se nos asignan nuestros equipos con un jounin a cargo.

──Qué fastidio. ─me dije para mi misma.

Tome un baño y al terminar de cepillar mi cabello coloque mi banda ninja en mi muslo. Baje las escaleras viendo a todos sentados esperando por mi.

──Hasta que te levantastes. ─me riñó mamá. ──. Hoy es un importante día y si no te apresuras a comer no vas a llegar.

Solté un suspiró.

──Me quedé dormida, lo siento. ─disculpe una vez que agradecí los alimentos.

──¡No hables, comé!

En definitiva, mamá no estaba de humor.

Comí lo más rápido que pude para salir de casa e ir directo a la academia con mi hermano y su mejor amigo delante mío. Esta sería la última vez que estaría en la academia, dentro de algunas horas seré un gennin oficialmente.

Llegué a mi salón notando que el sensei estaba por entrar al aula, por suerte corrí entrando antes que él. No quería que me regañara por lo impuntual, ya tenía suficiente por no prestar atención en sus clases.

──Buenos días. ─saludo el sensei.

Por mi parte llegué a mi lugar notando que Lee se encontraba con una sonrisa dejando ver su banda en su frente. Le mostré mi pulgar arriba en forma de que siempre confíe en él para convertirse en gennin.

──Cómo ya lo saben, las bandas en su frente indican que ya son todos ninjas. ─habló sacando sonrisas orgullosas de la mayoría. ──. Pasarón por muchas dificultades y retos para poder ser gennin.

Murmullos de quejas por recuerdos de los momentos que él nos hizo pasar no se tardó en hacer presencia.

──Quiero que olviden eso, por qué ahora vendrán cosas peores. ─su semblante se mostró severo. ──. Es por eso que se colocaran en equipos de tres integrantes. Mismo que estará encabezado por un jounin de élite.

Bla, bla, bla... deje de prestar atención desde que comenzó a relatar una biblia completa.

──Comenzaré a nombrar los equipos.

Y así el sensei se la pasó nombrando a los diferentes equipos. Sumida en mi lectura escuchaba los distintos nombres con su respectivo número de equipo. No tenía idea de con quien me tocaría, solo esperaba tener aunque sea a uno de mis conocidos y si era posible tocar con el energético amigo mío

──Equipo 9: Hyuga Neji, Nara Saiko y Rock Lee. ─anunció sorprendiendo al chico de mi lado.

──Un fracasado y una perezosa. ─escuche al chico castaño.

──Oh, el karma. ─murmure al recordar los años de burla hacía Lee.

──Hmp. ─fue lo único que emitió.

──¡Oíste eso, Saiko! ─Lee se giró para verme con una enorme sonrisa. ──. ¡Estaremos juntos, eso es genial!

──O una condena.

Me imaginaba que su energía no se iba a terminar y ahora temía que tenía que soportarlo por más tiempo.

──Qué fastidio.

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