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Capítulo 16.

DESPUÉS DE TI.
Capítulo 16.

6 meses después.

────── (...) ──────

El aire era fresco, casi familiar.

Estaba de pie en una calle que me resultaba extrañamente conocida, aunque no lograba ubicarla en mi memoria. Frente a mí, había una casa de dos pisos con una fachada clara y acogedora. La puerta era de madera, con un número grabado en una placa dorada que no podía dejar de mirar, como si significara algo.

El viento movía las hojas de los árboles y todo parecía inmóvil, atrapado en una especie de quietud inquietante.

La acera, la calle, la brisa...todo me hacía sentir como si ya hubiera estado allí antes.

Mi pecho se apretó con una sensación extraña, como si algo dentro de mí reconociera aquel lugar antes que mi propia mente. No sabía por qué estaba ahí ni cómo había llegado, pero un impulso desconocido me empujaba a entrar.

Empujé la puerta con suavidad.

El interior de la casa estaba bañado por la luz cálida del sol. Cada rincón parecía cuidadosamente decorado con un estilo hogareño y elegante a la vez. Había un jarrón con girasoles sobre una mesita de madera, y un gran piano negro dominaba la sala, su superficie brillante reflejando la luz del día.

Mi respiración se volvió más lenta mientras recorría la estancia con la mirada.

Cuadros familiares colgaban de las paredes. Me acerqué. En cada uno de ellos había una pareja sonriendo, sosteniendo a una niña entre ellos.

Pero cuando intenté fijarme en el rostro de la niña...estaba difuso.

Borroso.

Como si el universo se negara a mostrarme quién era.

Un escalofrío recorrió mi espalda.

Mis dedos rozaron la superficie del cristal intentando aclarar la imagen, pero era inútil. La inquietud se instaló en mi pecho haciéndome sentir como si algo se me estuviera escapando.

Entonces, un sonido me hizo girar de golpe.

El jardín trasero.

Mi corazón latía con fuerza cuando avancé, siguiendo aquel impulso que no comprendía. Y ahí estaba ella.

La misma chica de mi primer sueño, la que vi la misma noche de mi trasplante.

La recordaba a la perfección.

Llevaba un vestido blanco suelto y liviano, que se movía con la brisa. Su cabello rojizo caía en ondas sobre su espalda.

Estaba de espaldas.

De pie en medio del jardín con las manos juntas frente a ella, como si esperara a alguien.

Mi respiración se aceleró.

No entendía por qué seguía soñando con ella. No entendía por qué verla me causaba esta sensación de vértigo en el estómago.

Tragué saliva antes de hablar.

¿Por qué vuelvo a soñar contigo?.

La chica se giró lentamente, aunque su rostro seguía cubierto por esa neblina que no me permitía verlo.

Tú me conoces.

Mi cuerpo se tensó.

No...no te conozco.

Ella avanzó un paso, luego otro. Y luego otro más.

Mi instinto me decía que retrocediera, pero no pude moverme.

Tu corazón sí me conoce, Harper.

Y entonces puso su mano en mi pecho, mi cuerpo entero se estremeció al instante.

Sentí una oleada de calor, como si algo dentro de mí despertara de golpe. Un escalofrío recorrió mi piel pero no era de miedo, era algo más profundo.

La neblina comenzó a disiparse.

Mi respiración se entrecortó cuando por unos segundos, su rostro se volvió claro.

Olivia.

Era Olivia, y me estaba sonriendo.

Mi pecho se contrajo.

El mundo pareció tambalearse, y antes de que pudiera decir o hacer algo, desperté.

─────────────

Mi cuerpo se sacudió y me incorporé en la cama con un jadeo ahogado. El sudor frío se pegaba a mi piel y mi corazón latía tan fuerte que podía escucharlo en mis oídos.

Me llevé una mano al pecho, temblando, como si aún pudiera sentir el calor de la mano de Olivia sobre mi piel.

Un nudo se formó en mi garganta y sin poder evitarlo, las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro.

No entendía nada.

¿Por qué Olivia?. ¿Por qué ahora?. ¿Por qué había dicho que la conocía?.

Mi cuerpo temblaba. Apreté los ojos con fuerza pero la imagen de su rostro seguía ahí, grabada en mi mente con una claridad dolorosa.

Algo dentro de mí sabía que este sueño no era una coincidencia.

No podía serlo.

Pero lo que más me aterraba era la sensación de que había algo que no estaba viendo. Algo que estaba justo frente a mí y que mi cerebro se negaba a procesar.

─────────────

Han pasado seis meses desde que Miguel y yo empezamos nuestra relación, cosa que a veces me cuesta creer.

Cómo pasamos de ser dos personas que apenas podían estar en la misma habitación sin discutir, a ser...esto.

Aún recuerdo perfectamente la noche en que me pidió que fuera su novia.

Era tarde. Demasiado tarde.

Casi las dos de la mañana cuando escuché unos golpes en mi ventana.

Al principio pensé que era el viento, pero cuando los golpes se repitieron, me levanté y me asomé.

Y ahí estaba él.

Miguel de pie en la acera, con su sudadera negra y su cabello ligeramente desordenado, sosteniendo un pequeño ramo de flores en una mano y una caja con mis chocolates favoritos en la otra.

Y en una de esas manos tenia un pequeño puñado de pedriecitas qué estaba lanzando a mi ventana para llamar mi atención.

Mi corazón dio un vuelco, y lo siguiente pasó demasiado rápido.

Corrí escaleras abajo intentando no despertar a mis padres, y abrí la puerta sin pensar demasiado.

Apenas lo hice él se acercó con el ceño fruncido y los labios entreabiertos, como si hubiera corrido todo el camino hasta aquí.

No me dio tiempo a reaccionar.

De pronto sentí sus brazos alrededor de mi cuerpo envolviéndome con fuerza, como si hubiera estado conteniendo ese abrazo por demasiado tiempo.

Me quedé inmóvil unos segundos antes de relajarme contra él. Podía sentir su respiración acelerada contra mi cuello, su calor envolviéndome por completo.

Y entonces me separó solo lo suficiente para mirarme a los ojos. Sus manos temblaban ligeramente cuando me entregó el ramo de flores.

Sus dedos rozaron los míos cuando me pasó la caja con chocolates.

Su mirada era intensa.

Y su voz...

Su voz tembló cuando me lo pidió.

No me lo esperaba.

No en ese momento, no de esa forma, no con la desesperación con la que lo hizo.

Pero en el instante en que las palabras salieron de sus labios, supe la respuesta.

Supe que no quería nada más que estar con él. Y dije que sí.

Desde entonces, nuestra relación ha sido increíble.

Miguel es el novio perfecto.

Siempre está pendiente de mí. Me llena de regalos, de elogios, de detalles. Es atento, cariñoso...todo lo que nunca imaginé que tendría.

Pero hoy... cuándo desperté con ese vacío en el pecho, y con esa confusión que me devoraba desde dentro.

Todo lo sentía diferente.

Con una verdad que no podía ignorar

El resto del día fue un caos en mi cabeza. Desde que desperté después de ese sueño, mi mente no había tenido ni un segundo de calma. Seguía reviviendo cada detalle: la casa, el número en la puerta, las fotografías, los girasoles, el piano... y sobre todo, esas palabras.

"Tu corazón me conoce."

No podía apartarlas de mi mente. Había algo en ese sueño que no se sentía como un simple sueño. Era distinto. Se sentía real. Se sentía...importante.

Pero. ¿por qué ahora?. ¿Por qué después de tanto tiempo?, y sobre todo...¿por qué Olivia?.

Estaba tan metida en mis pensamientos que apenas y escuché mi nombre cuando fue pronunciado por el altavoz de la universidad. Mi cabeza se levantó de golpe, y noté cómo todas las miradas en el aula se posaban en mí. Incluso Claire sentada a mi lado que me miraba con curiosidad.

— ¿Qué hiciste?. —Murmuró en broma pero yo solo negué, sintiendo un nudo formarse en mi estómago.

No tenía idea de qué estaba pasando.

Tomé mi mochila y salí del aula con el corazón latiéndome con fuerza en el pecho. Caminé por los pasillos con la mente dando vueltas, preguntándome qué podía ser tan importante como para que me llamaran de esa manera.

Cuando entré en la oficina del rector, mi sorpresa fue aún mayor. Había varias personas esperándome. Algunos profesores, el rector...y un hombre a quien reconocí al instante.

No podía creerlo.

Era un pintor reconocido, alguien a quien había seguido y admirado por mucho tiempo. Su trabajo era increíble, y ahora estaba parado frente a mí.

— Harper, bienvenida. —Dijo el rector con una sonrisa amable.

Yo apenas y asentí, sintiéndome algo mareada por la situación.

— Seguro te preguntas por qué estás aquí.—Intervino el pintor, mirándome con una sonrisa. Sus ojos brillaban con algo parecido al entusiasmo.— Te he estado buscando porque quedé completamente fascinado con tu pintura.

Mi mente se quedó en blanco.

— ¿Mi pintura?.—Pregunté sin entender.

— Así es.—Asintió.— La que presentaste en el concurso de talentos. Los colores, las texturas...todo en ella es impresionante.

Sentí mi corazón detenerse por un segundo.

Yo no había presentado ninguna pintura en el concurso.

Mis ojos se dirigieron automáticamente al rector y a los profesores, pero ellos simplemente sonrieron con orgullo.

— Harper, querida, felicidades. —Dijo una de mis maestras.— Ganaste el concurso.

Sabía que había participado...pero no con una pintura. La última vez que estuve allí, ni siquiera había llevado nada.

Entonces, la respuesta golpeó mi mente de inmediato.

Miguel.

Fue Miguel.

El pintor continuó hablando y aunque traté de concentrarme, mi mente estaba en otro lugar. Decía algo sobre cómo junto con otras diez pinturas del estado, la mía había sido seleccionada para optar por una beca completa en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes en París.

París.

Mis ojos se abrieron con sorpresa.

— Pero...yo no envié nada... —Dije en voz baja.

El pintor frunció el ceño con confusión.

— ¿No?.—Preguntó mirando al rector.

Hubo un breve silencio antes de que el hombre sonriera con calma.

— Bueno, pues, de cualquier forma Harper, hemos decidido que mereces la beca. —Interrumpió extendiéndome una tarjeta.— Eres talentosa. Tu trabajo es impecable. Quiero darte la oportunidad de que vengas a mi escuela.

Me quedé viendo la tarjeta sin saber qué hacer.

Mi mente estaba enredada en mil cosas. El sueño con Olivia, el saber que mi pintura fue enviada sin mi permiso...y ahora esto.

París.

No pude hacer más que agradecer y salir de la oficina sin intención de regresar a clases. Mi cabeza no podía procesar todo lo que estaba pasando.

Me dirigí al campus, y con la mirada perdida me senté en las gradas del campus con la mente completamente abrumada. Sentía un nudo en el pecho, uno que me apretaba con fuerza haciéndome difícil hasta respirar.

Todo estaba pasando demasiado rápido.

El sueño con Olivia.
El concurso.
La beca en París.

Mi cabeza daba vueltas y vueltas intentando procesarlo todo, pero cada vez que trataba de encontrarle sentido, más confusa me sentía.

Llevé las manos a mi rostro tratando de calmarme, pero el hormigueo en mis dedos y la presión en mi pecho no desaparecían.

Fue entonces cuando sentí un beso en mi mejilla suave y cálido, seguido por un brazo que se deslizó sobre mis hombros, atrayéndome hacia un cuerpo conocido.

El aroma de su colonia me envolvió antes de siquiera mirarlo.

— Aquí estás, mi amor. —Susurró Miguel con su voz profunda y llena de alivio.— Te estuve buscando por todos lados.

No respondí de inmediato. Apenas y parpadeé aún con la mente en otro lugar.

— No me respondes.—Dijo inclinándose un poco para mirarme mejor.— ¿Estás bien?.

Saqué mi teléfono y noté varias llamadas perdidas de él. No las había escuchado en ningún momento.

— Lo siento…no lo escuché. —Murmuré todavía con la mente dispersa.

Miguel frunció el ceño notando mi expresión.

— Preciosa, ¿qué pasa?.—Preguntó con preocupación deslizando su mano hasta la mía.

Tragué saliva.

— Eligieron mi pintura.

Su rostro se iluminó al instante.

— ¡Eso es increíble!. —Sonrió ampliamente acariciando mi mejilla con dulzura.— ¡Sabía que ganarías!.

Lo miré con atención estudiando cada uno de sus gestos.

— ¿Fuiste tú?...

Sus labios se entreabrieron. Vi el ligero titubeo en su mirada, el pequeño destello de duda antes de que tratara de negar.

— Harp, yo…

— Fuiste tú. —Afirmé con más fuerza.

Miguel suspiró y pasó una mano por su cabello como si intentara encontrar la mejor manera de explicarlo.

— Sabía que no lo harías. —Admitió al final mirándome con seriedad.— Y tenía que hacerlo por ti. Sé que la arquitectura no es lo que realmente quieres.

Su confesión me removió algo en el pecho.

Por un lado, una parte de mí quería sonreír, quería agradecerle por creer en mí, por impulsarme, por ver algo en mí que ni siquiera yo me había atrevido a reconocer.

Pero otra, estaba molesta. Muy molesta honestamente.

— No puedes decidir eso por mí, Miguel. —murmuré con la voz temblorosa.

— No lo decidí por ti, amor.—Negó con suavidad.— Solo te di el empujón que necesitabas.

Aparté la mirada sintiendo un nudo aún más fuerte en la garganta.

— No puedo hacerle esto a mis papás... —susurré sintiendo las lágrimas arder en mis ojos— Han trabajado tanto por mí… confiaron en mí…

Miguel tomó mis manos y las entrelazó con las suyas.

— Mi vida, deja de pensar en los demás por un segundo y piensa en ti —dijo con seriedad, acariciando mis nudillos con sus pulgares.— Harper...esta es tu oportunidad.

Negué con la cabeza apretando los labios para contener las lágrimas.

— No quiero irme…—Admití con un hilo de voz, sintiendo cómo las lágrimas finalmente escapaban de mis ojos.— Nuestra relación está en su mejor momento, y no quiero perderte…no quiero perder esto.

Miguel suspiró y deslizó sus manos hasta mi rostro, limpiando mis lágrimas con sus pulgares.

— No me vas a perder, amor. —murmuró con ternura acercándose más a mí.— Nunca.

El llanto me sacudió el pecho y él no dudó en atraerme hacia su cuerpo abrazándome con fuerza. Me rodeó con sus brazos, sosteniéndome como si nada en el mundo fuera más importante que esto.

— Shhh...tranquila, nena… —Susurró contra mi cabello besándolo con delicadeza.— Vamos a encontrar una solución.

Me aferré a él con los ojos cerrados sintiendo el calor de su cuerpo, y el latido firme de su corazón contra mi pecho.

Yo quería esa beca.

Pero también quería a Miguel.

Y no tenía idea de qué hacer.

─────────────

NOTA DE AUTORA: Me prometí no irme a dormir sin antes publicar el capítulo, wattpad por alguna extraña razón no me dejaba.

Deben prepararse mentalmente para lo que esta por venir, ¿recuerdan la pequeña frase que deje abajo en negrilla en la introducción del fic?.

Ahre. Espero les guste mucho, muchas gracias como siempre por el apoyo y por leer.

Nos leemos pronto.

No olvides votar!.

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