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¿ENSUCIARSE LAS MANOS?

No podía dejar de llorar y correr, era inevitable no sentirse así después de lo que pasó, un horrible disturbio que ella comenzó. El rencor invadía cada rincón de su cuerpo, estaba tan desesperada por escapar que corrió lo más lejos posible para que nadie la vea. Armin no era muy rápido, pero hacía lo que podía. El rubio tenía tanto miedo de que haga algo por su desesperación y la poca cordura que le quedaba cada día. Nuestro amado y estimado ojiazul la estaba perdiendo de vista, ya casi no escuchaba sus llantos por el bosque.

Lily continuó así hasta que su pierna se enganchó con la raíz de un árbol y cayó, embarrando su ropa con tierra y su rostro también. De repente, algo salió de su bolsillo... Era el arma de Soojin.

La agarró y vió su reflejo en la navaja, su reflejo temblaba debido a sus manos cobardes y de mantequilla. Estaba temblando mucho y ya no podía seguir de pie... Se estaba rindiendo.

— ¡Lily! ¡Lily! — la llamaron una y otra vez, pero ella ya no escuchaba nada. Estaba tan concentrada en su propio reflejo...

— ¿Me estás viendo...? ¿Sabes lo que estoy a punto de hacer? M-Mi deseo por vivir se agota a cada minuto... Ya no quiero estar aquí, no quiero... Tengo tanto miedo. — exhaló. — Jack, lamento que tu sueño no se cumpla. Tú querías que yo viviera por muchos años, pero ahora soy yo quien sostiene el cuchillo contra mi cuello... No te enojes conmigo.

Oh, claro que estaba enojado. Su pequeño y semi transparente cuerpo se mantenía frente a ella junto al cuerpo de Marco. La menor acercó la punta del arma en su cuello y apretó ligeramente, estaba muy afilada. Las primeras gotas de sangre salieron de su cuello y bajaron lentamente.

Pero por alguna razón, ya no podía clavar más el arma. Lily luchaba internamente por cortarse el cuello y acabar con todo, pero no podía.

— Vamos... — decía. — Ya no quiero seguir con vida... No seas cobarde. — Lily volvió a llorar mientras intentaba dejarse morir, pero no podía, estaba luchando contra ella misma. Sintió tanta furia que arrojó el arma y se tapó la cara soltando un grito. — ¡Ahhhhhhhhh! ¡Mierda!

«¿Qué era lo que estaba a punto de hacer con la navaja de Kang Soo? ¿En serio me iba a matar?» – 🌺

— ¡¡Lily...!! — gritó Armin.

La menor sintió la luz apuntar a sus ojos, ahí estaba Armin, se veía muy agitado por tanto correr, pero también parecía estar llorando de la angustia. La castaña se levantó y corrió para abrazar a Armin, este se quedó estupefacto. Correspondió a su abrazo con todas sus fuerzas. Volver a sentir a Lily era un sueño...

— Lil, no llores... — sollozó él también. — Perdón por no haberte acompañado durante todo el tiempo en el que más me necesitabas...

— No te disculpes, yo fuí muy insensible al apartarte de mí. — se apegó más. — Estoy tan cansada de todo esto, ya no quiero seguir viviendo... Probablemente me muera siendo aplastada y de solo pensarlo me pone los pelos de punta. No quiero luchar más... Quiero huir.

— Te entiendo bien, Lil. Yo tampoco quiero seguir peleando... Siéndote sincero, de no haber sido por Connie, me habría suicidado siendo devorado por la madre de Connie. — Lily se despegó asustada por su respuesta. — No deseaba aferrarme a toda esa presión y responsabilidad que tenía... Habían demasiadas cosas en mi cabeza, incluso me enojé con Mikasa por pensar en Eren...

— Lo siento mucho, Armin... No lo sabía. — respondió. — Debió ser difícil para ti, Eren es tu mejor amigo después de todo...

— No importa, sé que debe haber una forma de arreglar todo esto. — comentó. — Volvamos con los demás, deben estar preocupados.

— No... No quiero ver a Reiner, mucho menos a Annie. — se volteó y se abrazó con frío. — Buscaré la navaja de Soojin, si se entera que perdí el único recuerdo de su padre... — tembló. — Me matará, me enterrará y me pondrá flores.

Armin rió y ayudó a Lily con la búsqueda. Gracias a la linterna no demoraron mucho, se quedaron en medio de la oscuridad un tiempo para hablar, hasta que por fin Lily pudo dormir. Armin sintió un gran alivio, quién sabe desde cuándo no dormía lo suficientemente bien. El rubio la cargó con algo de esfuerzo y la llevó al campamento donde ya la mayoría se fue a dormir.

— ¿Cómo está ella?

— Logré que duerma... — susurró en respuesta a la pregunta de Mikasa. — Deberías descansar, Mikasa. Ya no tendremos tiempo de dormir después.

— ¿Qué tiene en el cuello? ¿Acaso es sangre? — preguntó Soojin muy angustiada, pero su rostro expresaba enojo. — ¿Dónde está mi navaja? Dámela.

— Está en mi bolsillo.

Bruno agarró la muñeca de Soojin y sacó el arma en su lugar. Armin entendió por qué lo hizo, pero no dijo nada. Soojin le sacó el filo y puso su dedo en la punta, volvió a ocultar el filo y guardó el arma en su bolsillo.

— Intentó suicidarse, ¿no es así? — preguntó Bruno.

— Reiner es un idiota. Cuando tenga la oportunidad... — dijo Mikasa.

— Eso ya no importa ahora. Vamos a descansar. — Mikasa recogió el saco de dormir y metieron a Lily en este. — ¿En dónde está el mío?

— ¿No lo ves? Lo tiene Lily. ¿Prefieres compartirlo conmigo y dormirás con Bruno?

— ¡A-Ah! P-Pues... No, debo respetar tu privacidad...

— Entonces dormirás junto a él.

— Pe-Pero yo...

De alguna manera terminó durmiendo con Bruno. Soojin ya se había metido a dormir con Lily y no planeaba despegarse de ella. Además, Mikasa soñaba con peleas y pateaba por las noches y desde pequeños ya les dolía, a ambos.

Lily despertó con el cabello todo despeinado y con los ojos llorosos. Soojin ya se había levantado y estaba alistando todo. Algunos seguían dormidos, como Reiner, su prima y Falco.

Ella se acercó lentamente a ellos, dándose cuenta también que tenía el cuello con vendajes. Se arrodilló y tocó suavemente la mejilla de Gabi, la pobre durmió con la boca abierta y su almohada estaba empapada.

— Gabi, despierta. Es hora de irnos. — dijo. — Gabi, Falco...

— ¿Qué le pasó en el cuello?

— Tenía comezón, habían muchos mosquitos. — soltó encogiéndose de hombros.

— ¿Nos ayudará...?

— Claro que sí. — la despeinó con una mano y se levantó. — Vamos, hay que prepararse.

Jean agarró a Reiner del cuello de la camisa y lo levantó como trapo inservible.

— ¿Hasta cuando piensas dormir, Reiner? Tus heridas ya sanaron.

Lily no podía ver a Reiner a la cara, así que ignoró la escena y continuó con sus labores. Annie tampoco fue la excepción. Bruno se veía feliz, y luego supo que Soojin había correspondido sus sentimientos hacia él. Ahora estaban saliendo sin el permiso de Levi, tan romántico.

El titán Cuadrúpedo se adelantó para poder ver a los alrededores. Ellos tenían un viaje muy incómodo. Bueno, era incómodo viajar con los asesinos de tu primer amor.

— ... Lily, yo en verdad-

— No quiero escucharte, Reiner. — interrumpió. — No me siento preparada como para perdonarte. Por ahora, te pido que me dejes procesar todo...

— Sí. Lo siento-

— No te disculpes más, así será peor perdonarte. — miró a un costado.

— ¿Qué hay de mí? — preguntó Annie señalándose.

— Peor.

La castaña acostó su cabeza sobre el hombro de Jean. Falco observó a Lily por un momento, se imaginaba lo duro y difícil que debió ser para ella perder a la primera persona que amó. Si él perdiera a Gabi, sería lo peor que le podría pasar. La razón por la que se hizo guerrero fue para que ella tuviera una larga vida y que no herede el poder del Acorazado.

— Eh, Gabi... — llamó la castaña, la menor la miró. — ¿Te duele mucho? Perdón por haberte pateado tan fuerte.

— E-Estoy bien... — abrazó sus rodillas sin dejar de temblar.

— Me disculpo por el disturbio que ocasioné, espero que... no me vean de una manera distinta, como a un demonio.

— N-No tiene que disculparse. — habló el rubio de ojos oliva. — Sabemos que fue difícil, es algo que nos hace iguales.

Los ojos de Lil soltaron brillitos y sonrió para agradecerles por haberla perdonado.

— Viene el titán Cuadrúpedo.

— Detente. De seguro pasó algo. — ordenó Magath.

Pieck se mostró delante de las carretas en donde estaban sus compañeros, dejó que medio cuerpo salga de su nuca y habló.

— El puerto ha sido tomado por la facción de los Jaegeristas. Supongo que se preparan para la invasión, todos tienen equipos anti-titán.

— Maldición. — la castaña mordió sus uñas. — Debieron haber usado los trenes para llegar antes que nosotros.

— Es lo más lógico. — respondió Connie. — Tenemos que apurarnos. Será nuestro fin si llegan a destruir el bote volador.

— Puede que aún no estén seguros de nuestros planes para detener a Eren. — comentó Soojin. — Destruir ese bote es fácil... Ahora, su meta principal es controlar a los Azumabito, tanto a sus barcos e ingenieros. Si descubren que estamos aquí, destruirán el bote en un instante, los explosivos están en el interior del bote. Siempre hay dos vigilantes en cada lado para tener la orden de hacer explotar este lugar en caso de que alguien se resista ante los Jaegeristas. 

— Incluso teniendo el poder de un titán... — el joven Becker apretó el puño de su mano metálica.

— Hay que prepararnos.

— Yo los guiaré. — dijo Pieck regresando a su cuerpo de titán.

— Hay que matarlos. — dijo Annie. — Es la única forma de asegurar el bote volador. Nosotros usaremos el poder de nuestros titanes y todas nuestras armas. ¿Lo entienden?

"Matar a tus camaradas..." Era claramente obvio que estaban dudando... Lily, Armin, Bruno, Mikasa, Jean, Connie, Soojin. Ninguno pensaba en querer matar a más de sus compañeros.

— Espera un segundo. — la rubio observó a la pelirroja.

— ¿Qué pasa?

— Un ataque indiscriminado en el puerto pondrá en peligro a los Azumabito.

— Es verdad. — apoyó Mikasa.

— Para ustedes pueden ser parientes lejanos, pero para nosotros, son enemigos atacando nuestro hogar.

— De hecho, tampoco les conviene a ustedes que ellos mueran. — contraatacó la pelirroja.

— ¿Qué?

— Es verdad. — habló Pieck. — Sería un problema si dejamos morir a los Azumabito, Annie-chan.

— Exactamente. — Onyankopon asintió. — Yo debería ser capaz de pilotear el barco volador, pero sin los mecánicos de los Azumabito, no es más que un bote sin alas. En este momento, sus alas están dobladas para que sea más fácil recorrer los mares. Y por supuesto, necesita más que sus alas para volar.

— Ahí lo tienes.

— ¿Cuánto tiempo tomaría eso? — preguntó Reiner.

— Dependerá de los Azumabito.

— Entonces, debemos proteger a los Azumabito y el bote volador. Y a la vez, ganar tiempo para que el bote esté listo. Y además, no quieren que matemos a los Jaegeristas. ¿Es eso lo que intentan decir? — preguntó. — Es una gran tontería.

— ¿Te sentirás bien matando a tus aliados con los que peleaste durante tanto tiempo? Bueno, es así como se siente. Sé que pedimos demasiado.

— ¿Entonces qué sugieres, Lily? — volvió a preguntar. — ¿Cómo vamos a proteger el bote volador y proteger a los Azumabito sin matar a nuestros atacantes? Como dije, es una gran tontería. Dime, Armin. Dime tu plan... Tal y como lo hiciste para atraparme.

— Ya basta. — todos voltearon a ver a Pieck. — Tal plan no existe. Hay que arreglar esto o fallaremos y perderemos el bote volador.

— Espera. — la azabache miró al rapado. — Sabes que estamos aquí para salvar a las personas, ¿no? Entonces... ¿Por qué haces que suene como que vamos a sacrificar a toda esa gente? ¿Cómo llegamos a esto? — Bruno colocó un brazo en su espalda, Connie estaba sollozando.

— Entiendo... — suspiró la rubia. — Ninguno de ustedes tiene la obligación de hacer esto con nosotros. No tenemos derecho a obligarlos a hacer esto. Apuesto a que, si hubiera sido por ustedes, no habrían destruido la muralla. A diferencia de nosotros...

— ... Ustedes no necesitan pelear. — Reiner habló. — Quédense con Gabi y Falco. Mírennos desde un lugar seguro. Quieran o no, deberán tomar una decisión para cuando los Jaegeristas los encuentren. Pero... No interfieran.

— ¿Nos pides que los veamos matarse mientras nosotros miramos? — Lily desvío la mirada, dejando escapar una sola lágrima de su mejilla. — Eso está peor...

— No estoy interesada en ser un espectador. — opinó Hange. — De todos modos, ya matamos a cuatro Jaegeristas. Pero sobre todo... El tiempo se acaba para la humanidad. Pude ver a los titanes avanzando hacia la costa mientras emitían una gran cantidad de vapor. A juzgar por su velocidad, ya llegaron al continente de Marley. Las ciudades más cercanas a nosotros, ya deben estar siendo destruidas. No creí que cruzarían el mar así de rápido.

Theo Magath se acercó a Yelena y la sujetó de un brazo mientras le tapaba la boca.

— Dime dónde está Eren Jaeger. — ella gritó asustada aún con la boca tapada. — Cada vez que no me respondas, te romperé más ese brazo con el que asesinaste a muchos inocentes.

Yelena se retorcía en su propio lugar, estaba sufriendo. Hange lo detuvo y este por fin la soltó, la mayor respiraba entrecortada.

— No tengas miedo. No te mataré.

— Qué alivio. Cambié de opinión, no quiero morir hasta ver lo que pasa aquí. — comenzó a llorar. — Llévame contigo y te diré a dónde se fue Eren.

— Primero hay que asegurar el bote volador. — dijo Hange mientras ponía una mano sobre el hombro de Magath. Se estaban desviando del camino y el tiempo se iba.

— Este no es momento para la tortura. — apoyó el moreno.

Unas pequeñas piedras cayeron sobre la cabeza de Yelena, Gabi intentaba ver lo que había pasado.

— Gabi, ten más cuidado. — advirtió la castaña preocupada por su costilla.

Theo Magath se encaminó hacia los de la Isla y bajó la mirada con todo el arrepentimiento que sentía.

— Connie, Armin, Lily, Mikasa, Jean, Soojin, Bruno... Quiero disculparme por mi comportamiento de anoche. Nosotros estábamos equivocados. Estaba haciendo impertinente cuando hablaba de justicia. Fue inapropiado de mi parte justificar mis acciones, incluso ahora lo hago. Los insulté, eso no estuvo bien. Tenía miedo de mirarme a mí mismo y ver todo lo despreciable de Marley. Ustedes no tienen la culpa. Está mal poner los pecados del pasado en sus hombros sólo por su raza. — ahora se dirigió hacia sus valerosos guerreros. — Pieck, Annie, Reiner... No hay razón alguna para que se agobien con el odio de este mundo. Pero tenemos la responsabilidad de asegurarnos que las futuras generaciones sepan sobre esta historia tonta y manchada de sangre. Eren Jaeger quiere destruir todo. Eso es imperdonable. Este infierno nunca acabará si seguimos ignorando nuestras acciones.

Lily se sorprendió al ver al general Theo Magath inclinarse ante ellos.

— Así que por favor... Sólo por ahora, ignoren mis malas acciones.

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