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❀❘ 037

ESCAPE AL BOSQUE.

— ¡Hijo de...! — la castaña no pudo completar su frase porque Bruno se la llevó para que no fuese devorada por el titán que le lanzó hacia ella.

— ¡Lily, concéntrate en lo que tienes en frente! — la castaña apretó los dientes y entró en acción para defenderse y soltarse de Bruno. — ¡El cuartel central está lleno de titanes! ¡Yelena está ahí!

— Pues que se muera.

— ¡No digas eso! ¡No puedes desearle la muerte a otros porque... — se quedó pensando, él también odiaba a Yelena. — ... Son el prójimo!

Lily puso cara de póker y continuó matando a los titanes con sus cuchillas porque Lanzas Relámpago ya no tenía. Todos los soldados acobardados estaban ahí escondidos recibiendo las órdenes de Jean. Atacarían desde lo más alto de la torre para acabar con todos ellos.

Con todos reunidos, esperaron a que una gran cantidad de titanes se acerque para acabarlos.

— ¡Lo haremos todos al mismo tiempo! ¡Ahora! — ordenó.

Los soldados cayeron y soltaron sus lanzas relámpago en las nucas de los respectivos titanes. Esto le trajo recuerdos a Lily, cuando tenían que escapar de la torre central cuando Trost había caído por culpa de Reiner y Bertholdt.

Los soldados al mando del instructor Shadis atraían a los titanes en gran cantidad, los demás estaban recargando sus armas en la cima. Armin soltó una expresión de tristeza, la castaña viajó hasta el punto donde él miraba... Era el Comandante Pixis en persona, o más bien, e un titán... Jean notó sus miradas nostálgicas y se puso en frente de ellos.

— Vamos. — la castaña volvió a saltar frente al Comandante Pixis y dió su vista al titán con ella que iba a matar. — Dejemos que descansen.

Lanzó su arma en la nuca del titán y está explotó. Los demás titanes intentaron atraparla, pero ella los rodeaba y les disparaba. Toda la torre acababa en llamas por el fuego de sus armas. Los titanes habían caído, ya no quedaban más que esos colosales.

Pasaron algunas horas, el fuego casi se disipó al fin. Lily estaba sentada en un rincón de la habitación con los brazos abrazando sus rodillas, estaba tan preocupada por ese niño. El enorme ventanal que hicieron los titanes dejaba entrar mucha luz de la tarde. Por ahora estaban a salvo, los soldados de Marley estaban casi muertos en su totalidad, ya no había titanes que los ataquen.

— ¡Floch, Soojin! — los pelirrojos se sostenían entre sí con sus cabezas bien envueltas en vendajes blancos.

Soojin miró a Lily que se había levantado por impulso, Bruno también había hecho lo mismo.

«Así que están vivos...» – 🦊

Lily quiso preguntarle si estaba bien, pero literalmente no le salía ni una palabra de la boca. Soojin comenzó a sentir ese tick en su ojo y su mandíbula apretarse. La ignoró y siguió caminando hasta soltar a Floch sin importancia.

— Ten más cuidado.

— Es por mí que estás vivo, imbécil. — siempre con sus palabrotas. — Veo que acabaron con los titanes, bien... No son tan inservibles. — susurró.

— Estás viva... — soltó Jean. — Y él también.

— Sí. — afirmó buscando entre sus bolsillos. — Mientras ustedes peleaban contra los titanes, Floch y yo entramos en una guerra de vida o muerte porque la muralla cayó encima nuestro.

La pelirroja caminó y agarró su famosa navaja entre sus bolsillos. Se acercó a la rubia extremadamente alta y se apuntó al cuello como una amenaza.

— Yelena, reúnelos, están arrestados. — dijo.

— ¡S-Soojin! — gritó Jean. — ¡¿Qué crees que haces, niña idiota?!

— Las órdenes aquí las doy yo. — afirmó seriamente.

— ¡Ya no vamos a seguir sus órdenes! — dijo uno revelándose.

Floch tomó su arma y le disparó en la mano, Soojin se tensó, pero no dejó de apuntar a Yelena y mirarla con la vista apretada.

— ¡Floch!

— Cálmate. Sólo estoy dándoles un ejemplo de lo que les pasará si no nos obedecen. — respondió como si fuese tan simple. — Él aún no entiende la situación, pero ahora sí sabe lo que les pasará si no eligen bien sus palabras.

— ¿Y quién diablos los puso al mando, par de pelirrojos?

— Cuidado con lo que dices, Jean. — advirtió el pelirrojo, puso las manos en sus bolsillos y caminó hacia él. — Vamos, piénsalo un poco. Eren me habló de esto. Hace 10 meses me habló sobre este plan para usar a Zeke y controlar a la Fundadora. Reuní compañeros para ayudar a Eren a cumplir con el plan. — ladeó la cabeza y miró a los demás. — Todos perdieron a sus aliados, a sus líderes, y muy pronto a sus familias también. Todo acabará en manos del Retumbar de la tierra. ¡Ustedes llegaron aquí para apoyarnos, dejando de lado a sus familias! Pero... Si alguien quiere ayudar a los enemigos, le pido que dé un paso al frente para que vean pronto a sus familias desde el cielo.

Lily levantó la mirada al oír esa frase. La pelirroja desvío la mirada y continuó hablando como si fuese Floch.

— Si ayudan a los eldianos, serán bien recibidos. — dijo Soojin.

— ¡Cállense los dos, no vamos a ir con ustedes solo por sus amenazas! — gritó el hombre quien recibió el disparo en su mano. Pero ahora, recibió uno en la cabeza por parte de Floch, Soojin volvió a tensarse mientras lo escuchaba... Uno, dos, tres, cuatro... Cuatro disparos en la cabeza.

— Sé que su orgullo como soldados se los impide, pero no hay nada de malo en ceder. — comentó. — No tienen que morir así, es mejor vivir. Les daré tiempo para pensarlo. Por favor, llévenselos.

La pelirroja vió a Jean caer se rodillas en el suelo. Su corazón se achicó y se le acercó. Sacó al fin las manos de sus bolsillos y tomó las manos del chico con fuerza, Jean levantó la mirada. Mikasa llegó al lugar, preguntando por el ruido.

— Todo se resolverá, Jean. — dijo dándole una sonrisa. — Hemos sobrevivido a todo esto por una razón, merecemos ser libres. Dime, tú querías ser un Policía Militar y vivir en el interior, ¿por qué no comenzar desde ahí? Seguro que te ascienden a Comandante ahora que está libre ese puesto. Eres un héroe, mereces un descanso. — miró de reojo a Lily. — "Vuelve a ser el idiota egoísta que solías ser..."

Jean captó esas cosas importantes en ella tras escucharla decir eso.

— Soojin, ¿qué pasó con el capitán Levi y Hange? — preguntó Mikasa.

— Mmm... Sobre eso... — se levantó limpiando sus manos. — Pues... Está claro que Zeke los mató.

— ¿No te molesta? — preguntó la azabache Ackerman. — ¿No te importa nada el capitán ni Hange? El capitán es tu familia. 

— ¿Mi familia? — preguntó actuando como si estuviera sorprendida. — Que yo sepa, él mató a la verdadera familia que tenía. Es por su culpa que mi querido "padre" murió. Yo sólo entré a la Legión de Exploración porque me iban a meter presa por mis crímenes, no tenía otra opción...

— Mentira. Tú quieres mucho al capitán. — justo donde le duele. — Sé que aún hay algo de humanidad en ti, puedo saberlo.

— ¡Ja! ¿Yo? ¿Querer a ese enano? — preguntó con una sonrisa. — Eres tan graciosa, Mikasa... — paró de reír y suspiró. — No sigamos con esta discusión, ya sabes que ellos están muertos. Anda, vete a descansar. Tú también, Jean.

La pelirroja pasó por lado del cara de caballo y se dieron una mirada baja, la pelirroja avanzó nuevamente y bajó por las escaleras soltando un bostezo y estirándose.

Jean no separó sus manos por nada del mundo y se mantuvo firme. Cerró ambos puños y se levantó al fin, ella tenía razón. Ahora que Eren planeaba destruir al mundo, ellos al fin serían libres. Ya no había razón para luchar, no hacía falta hacer nada más. Mikasa lo vió marcharse, Floch hizo lo mismo.

Lily, Bruno y Mikasa permanecieron ahí quietos sin decir nada. Bueno, no es como si palabras fueran a cambiar este ambiente tan deprimente. La primera en ponerse se pie fue Lily, miró el piso y comenzó a bajar las escaleras.

— Me iré a dormir. — informó.

Muy pronto, la noche había llegado. Lily intentaba dormir con la almohada cubriendo sus oídos. Se movía como gusano por la cama sin conciliar el sueño. Ya harta de esto, agarró la almohada y cubrió su boca para soltar todo su estrés. Así decían, querer desahogarse con la almohada.

— ¡Ahhhhhhhhh! — gritó con todas fuerzas soltando lágrimas de impotencia y suspiros. — ¡Connie, eres un grandísimo idiota! ¡Toda esta porquería ya me tiene harta! ¡Ya no puedo más...! — sollozó. — ¡¿Qué mierda esperan que haga ahora que el mundo se irá al carajo?! ¡Ni siquiera puedo decirle a Armin lo mucho que me gusta, y ahora él está enamorado de Annie! ¡No maté al idiota de Reiner! ¡Ni siquiera puedo proteger a unos niños! ¡Eres la mujer más inútil en la historia de la humanidad! — con sus puños comenzó a golpear la cama. — Sólo quiero dormir... Necesito descansar de todo esto y... No sé, poder salir al campo y recoger flores.

Escuchó que alguien tocaba la puerta de su habitación. La menor no esperaba visitas a altas horas de la noche, qué raro. Pero justo en eso recordó lo que tenía guardado en su bolsillo. Se limpió las lágrimas y corrió para abrir la puerta con sus piernas tambaleándose por los nervios y la emoción.

Ya era otro día más. El desayuno fue una gran porquería, pero no había de otra. Desde temprano se informó que había una reunión. Lily miró a Jean desde la distancia mientras escuchaba más palabrería de la boca de Floch. Bruno llegó a su costado y se recostó soltando un bostezo.

— Mmm... ¿Dónde está Mikasa? — le preguntó.

— Dijo que perdió su bufanda y que por eso fue a buscarla. — respondió la castaña y lo vió de reojo. — ¿Ya estás listo, Bruno?

— Sí... — volvió a bostezar viéndola de la misma manera. — Sólo falta esas cosas y las cuatro... — recuperó su rostro de cansancio. — Cielos, no pude dormir nada. ¿Tú pudiste descansar un poco, Lil?

— No. — negó. — Había mucho ruido esa noche. 

— Oigan. Lily, Bruno. — llamó un oficial que se les acercó. — ¿Ustedes también se unirás a los Jaegeristas?

— No me interesa. — dijeron a la par mirando al oficial.

— ¡Ja!, pues parece que Jean no dice lo mismo, eh. — ambos miraron al cara de caballo como estatua detrás de Floch. — Ya no sean unos engreídos. Si no puedes vencerlos, úneteles.

La castaña se despegó de la pared y se alejó de él tomando la mano de Bruno. El hombre sólo suspiró y continuó escuchando las palabras de su jefe Floch.

Durante la tarde, volvieron a la azotea con sus soldados reunidos. Floch carraspeó y habló mientras que Jean recargaba su pistola. En el centro de ese círculo estaban Yelena y Onyankopon.

— ¡Gracias por reunirse, soldados! Mataremos a dos de los refugiados que amenazan nuestro imperio. — informó. — ¡Nosotros somos los que seguirán con la voluntad de Eren en la isla ya que somos parte de su facción! — gritaron de emoción.

— Esta criminal se llama Yelena. — esta vez habló Soojin. — Su objetivo real al venir aquí era que Zeke obtuviera el poder del fundador para destruirnos a todos.

— ¡Después de todo, no es más que una sucia Marleyana! — gritó algún tipo del lugar.

— Eren venció a Zeke y fracasó, pero le sirvió a ese bastardo todo este tiempo.

— ¡Muere, perra!

— ¡Vete al diablo!

Todos soltaron sus insultos y ofensas hacia Yelena, pero la mujer no decía absolutamente nada. No le interesaba en absoluto. Soojin recargó su arma y la apuntó hacia ella con rencor.

— Yelena, ¿cuáles son tus últimas palabras?

— ¿Qué esperas para disparar? — todos comenzaron a abuchearla, gritando que la maten de una vez.

— Hmm... Esto fue algo similar con el titán Martillo de Guerra. — acercó la pistola a su cabeza. — ... Aún no la mataré.

Todos soltaron quejas.

— El verdadero criminal aquí es Onyankopon. Él estaba consciente del plan y nos ayudó, pero dijo que prefería morir antes de servirnos. — soltó. — Si cambias de opinión...-

El moreno comenzó a reír fuertemente, causando confusión en Soojin y Floch.

— Yo ayudé a Eldia para salvar a mi pueblo de Marley. Pero al final, mi hogar también será destruido y mi familia será aplastada. ¿Todos los que quedan son basura con ideas egoístas? — continuó riendo. — Ustedes saben lo irracional que es que te rechacen sin más, que te juzguen sin conocer tu realidad. ¿Por qué no lo entienden? — los miró suplicante. — Jean, por favor, di algo al menos.

Soojin apretó los dientes, Jean disparó con su arma cuatro veces seguidas en el piso. Soojin levantó un poco la cabeza mirando a los costados con sus ojos. Jean no le había disparado en realidad, las balas cayeron a un costado en el piso, el moreno tembló mientras lo veía con pánico.

— Oye, Jean, ¿qué fue eso?

— Ups... Parece que fallé. — dijo de lo más normal.

— ¿Qué pretendes? — preguntó Floch sospechando de sus acciones.

De repente, los enormes pasos de la titán Cuadrúpedo llegaron a la azotea. Estaban por comerse a los otros. Jean empujó a Floch del lugar y la titán carreta se llevó a cuatro personas en su interior.

Yelena, Jean, Onyankopon... Y Kang Soojin. El pelirrojo se levantó viendo cómo al titán escapaba.

— ¡Mierda! Se llevó a Soojin porque sabe que es muy fuerte... — dedujo Floch. — ¿Dónde está Mikasa? Le diremos que la mate.

Desde el otro lado, Lily escuchó la señal de Jean e informó que ya era la hora de irse. Armin, Annie, Falco, Gabi y Connie ya estaban aquí. Ya tenían sus cosas listas, tanto como comida, agua, armas y suministros. Ya no faltaba nada más.

— Vámonos. — dijo la castaña. — Los oficiales están al otro lado de la ciudad, hay que aprovechar eso.

Las carretas se pusieron en marcha y salieron de la ciudad, escapando hacia el bosque. Lily miró la carreta de Armin, la rubia Leonhardt viajaba junto a él. La menor estrujó la mano en su pecho con los celos fluyendo en sus venas.

— ¿Se encuentra bien?

— ¿Eh? — la menor miró al Grice, parecía preocupado. — Sí, sí, no es nada malo, Falco. Todo está bien... — suspiró agarrando la nota de papel en sus manos.

“Estoy contigo, Lil...”

Las mejillas de la pelirroja se llenaron de ese líquido tan amargo y vomitó en el agua. Era una total asquerosidad viajar en la boca de un titán. El titán Cuadrúpedo pensó que ya se estaba burlando de ella ya que fue la que más vómito entre los demás. Jean sólo lo hizo unas tres veces y se detuvo a limpiar su cuerpo lleno de baba.

— Nunca más volveré a viajar en la boca de un titán, sentí que moriría... — dijo el cara de caballo.

— El titán Cuadrúpedo puede estar en esa forma por meses. ¿No te da picazón? — le preguntó la Comandante Hange.

Es grosero preguntarle eso a una mujer. — respondió. La pelirroja volteó ligeramente para ver a Pieck en su forma de titán, amabas hicieron contacto visual, sus mejillas otra vez se llenaron de vómito y soltó sus fluidos en el agua. — Oh, por favor...

Onyankopon se levantó y miró a Jean a los ojos con curiosidad.

— ¿Desde cuándo te aliaste con Marley? — le preguntó.

— Nunca lo hice. — miró a la pelirroja quien levantó la mirada. — Soojin dejó un mensaje, nunca formó parte de los Jaegeristas, o al menos, no por voluntad propia.

— Así es. — afirmó Hange. — Yo le pedí que lo hiciera. Sólo Levi, ella y yo sabíamos de esto. — soltó una pequeña sonrisa. — Pero como quería decirle la verdad a los que consideraba mejor opción, acepté que lo hiciera, siempre y cuando sea cuidadosa.

— Hange... — murmuró el moreno muy conmovido. — Estoy muy agradecido con ustedes, en serio. Gracias, Kang Soojin.

Ella simplemente levantó el pulgar con su mano sin parar de vomitar.

— Oye, ¿segura que estás bien?

Está exagerando. — dijo la titán Cuadrúpedo totalmente ofendida.

— ¿Por qué me trajeron con ustedes? — preguntó Yelena.

— Porque traerte era una de las condiciones que puso el titán Cuadrúpedo para ayudar. — dijo la Comandante. — Tenemos que entregarte con vida.

La rubia volteó mirando a Theo Magath, general de los guerreros de Marley.

La de cabellos castaños sonrió al ver tal rostro angelical dormir con tranquilidad y paz. La sonrisa se convirtió en una gran falsedad mientras que sus venas sobresalían de su frente.

— ¡Despierta! — la chica le dió una gran patada al rubio y este gritó asustado mirando a su alrededor.

— Li-Lily... — intentó retroceder.

— Tranquilo, Reiner. Ahora son nuestros aliados. — dijo la menor intentando calmar a su primo.

— ¡Se-Señorita Lily, prometió ser gentil! — dijo Falco.

— ¿De qué hablas, Falco? Fuí demasiado gentil. — dijo sin borrar su sonrisa y con una mano acariciando el cabello del Grice.

— Lily, Annie, chicos... — habló muy impresionado. — ¿Cómo es que...?

— No tenemos tiempo. Vámonos.

— ¿A dónde? — le preguntó el rubio sin dejar su impresión de lado.

— A salvar el mundo.

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