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❀❘ 028

ME GUSTAS... LO SIENTO.

— Vayan a cambiarse, rápido. — ordenó el capitán Levi. — Tenemos audiencia.

— ¿Cuál es la ocasión?

— La reina está en Trost. — explicó.

Los tres prisioneros liberados no asimilaron sus palabras. Lily frotó sus ojos por el cansancio y caminó junto a Mikasa a que se preparen. No vió a Kang Soo, probablemente con su primo mayor... muy mayor.

Lily tomó un rápido baño y se puso su uniforme, se alistó un poco el cabello y llegó junto a Mikasa. Armin estaba esperándolos porque ya estaba listo, al igual que Eren.

Se detuvo en ese momento. Armin... Se veía mucho más lindo que de costumbre, ¿por qué nunca lo había visto mejor durante estos casi cuatro años? Se llevó la mano al corazón y se ruborizó de forma repentina. Lo sentía, su corazón estaba latiendo como loco.

— Lil, ¿te sientes mal? — preguntó Mikasa. — Te estamos esperando.

— E-Eh. Sí, perdón. — subió al carruaje junto a los demás.

Al llegar al gran castillo, vió a Kang Soojin esperándolos. Lil sonrió al ver a la pelirroja, ella devolvió media sonrisa. Caminaron por los grandes pasillos, la gran puerta estaba frente a ellos. Ingresaron de una vez se terminó la conversación de la Comandante Hange y la reina de las murallas. Ymir le dejó una carta a Historia, por eso debían preguntarle si no le dejó algún mensaje clave en el interior. Al parecer sólo era una carta de amor.

— Majestad. — dijo Lily, le siguió Armin, Eren y Mikasa. Soojin sólo hizo una reverencia. Levi ni se molestó en mostrar respeto.

— ¡N-No hagan eso! No estamos en una reunión formal. — expresó nerviosa. — Pasaron muchas cosas. Yo sólo miraba el cielo detrás del centro de las murallas.

— No podemos perder a nuestra reina. — expresó Lily.

Historia rió. — Me alegra que sean los mismos de siempre.

Los chicos se miraron entre ellos al oír a su reina.

— Ya podemos empezar la reunión. — dijo la Comandante Hange.

Todos asintieron. En la reunión se habló del origen de Grisha Jaeger, la historia de los titanes, información del mundo exterior. Todo lo que se habló, la existencia de esos tres libros se quedó en la sala en esos momentos. Esto fue gracias a los 12 miembros de la Legión de Exploración y sus 199 compañeros fallecidos, que lograron recuperar la muralla María y capturar el poder del titán Colosal en el soldado Armin Arlert. También se reveló que, a pesar de la "victoria" que obtuvieron, la humanidad dentro de las murallas aún estaba amenazada por humanos con poderes de titán. Una civilización, o más bien, el mundo entero. En los escritos de estos libros decían que "todos" en esta isla son el pueblo de Ymir, gente con la capacidad de transformarse en titanes.

Ella lo sabía, no era algo que recién se los comentaban, pero aún le era increíble pensar que la sangre de Ymir corría por sus venas. El poder de transformarse en titán. Pensar en eso le causaba escalofríos.

— ¡No puede ser! — gritó Eren de la nada, asustando a todos.

— Eren, qué susto. ¿Qué te ocurre? — preguntó Hange.

— Por favor, continúa, mi querido titán. — habló Zackly. — ¿Hay algo que desees compartirnos?

— No es nada. — dijo volviendo a sentarse. — Perdón por interrumpir la reunión.

— Hmm... Ya entiendo lo que pasó. — habló la Comandante con una expresión de seriedad. Eren levantó mirada con sorpresa. — ... Lo que sucede es que está pasando por una "face especial". De pronto grita y pierda el control queriendo llamar la atención.

— Oh, comprendo. El pobre chico está pasando por esa etapa.

Más tarde se discutió sobre la información obtenida. ¿Deberían contarle a su pueblo o dejar que sigan siendo ignorantes de su propio pasado? La respuesta de la reina fue lo que esperaba la mayoría.

— Haremos pública esta información. — habló. — Todos compartimos el mismo pasado. No dejaremos que la gente siga siendo controlada. Esto se tiene que saber.

La información se hizo pública a los pocos días. Durante este trayecto, el pueblo se detuvo a pensar. Algunos creyeron la historia, otros rieron, y los demás pensaron que era una gran mentira. Llegó el día de la ceremonia para todos los miembros de la Legión, la Policía Militar y las Tropas de Guarnición.

Lily se acercó a Bruno, él se sentía mejor que antes con el descanso. Era alguien increíble, le quitaron un brazo y aún así continuaba aquí. Alguien tan cobarde como Daz hubiera renunciado con sólo perder una uña. Pero él no.

— El ambiente parece ser cómodo. — comentó él. — Jamás había estado en un lugar así de elegante.

— ¿Cómo está tu familia?

— Están muy bien. Lloraron al saber que no tenía brazo... — bajó la mirada. Suspiró y volvió a levantar la mirada con una sonrisa. — Pero aunque me quiten un brazo, yo seguiré ahí. Al menos no fue el favorito.

Lily lo miró con preocupación.

— Me encantaría que pudieras regenerar tu brazo como un titán... — dijo sin pensar. — Perdón.

— Tranquila. — dijo. — ¿Viste a Kang Soojin? Últimamente parece muy ocupada.

— Tal vez está con el capitán. Esos primos siempre andan de un lado a otro. — comentó. — Oh, mira. Hablando de Roma. ¡Kang Soo! — alzó un poquito la voz mientras levantaba la mano. Ella escuchó y se les acercó.

Lily sintió algo en Bruno, cuando volteó a verlo, lo notó sonrojado. ¿Acaso era lo que creía? Tal vez... Bruno se enamoró de Kang Soojin. ¡Qué lindo!

— Lil, Bruno. — llamó ella. — ¿Qué cuentan?

— Los días sin ti, Soo. — respondió Bruno coqueteando.

— No seas idiota. — Lily sintió el ambiente entre ellos. Pero el que más desprendía el romance era Bruno. La castaña sonrió. Estaba feliz de saber que alguien encontró algo especial en Soo. Ahora solo faltaba que avancen... Y que Soojin se percate de los sentimientos de Bruno.

— Hola, héroes de las murallas. — alguien los saludó. Todos voltearon a verla, era Hitch.

Cada trío los miró. Excepto Floch, se mantenía un poco callado y alejado.

— Vaya, realmente estás aquí. — habló Jean.

— Quería ver cómo recibían sus medallas en persona. — confesó.

— Muchas gracias. — dijo. Casi de inmediato bajó la mirada. — Marlo fue... — Hitch cambió de expresión. — Un gran soldado, fue muy valiente hasta el final.

— ... Lo sé. — dijo apenada.

Jean juntó a Bruno y a Floch para que le cuenten. Ambos presenciaron la muerte de sus compañeros, de no haber sido por Soojin que los salvó, realmente estarían muertos.

— Es cierto.

— Sí. — afirmó también Bruno. — Marlo fue un novato, como Floch y yo. La situación era desesperante. La legión estaba a punto de ser aniquilada. Marlo hizo lo posible... Para asegurarse de que no nos rindamos.

— ¡Él era un gran hombre! — afirmó Floch. — Él nos inspiró.

— Lo sé, pero... Por eso yo nunca le hice caso. — comentó.

— Pero al final... Creo que se arrepintió de pelear. — soltó el pelirrojo novato.

Todos lo miraron de mala cara. Sobre todo Bruno y Soojin. Hitch se retiró sin antes decir que se reiría de ellos si arruinaban la ceremonia.

— Oye, ¿por qué dijiste eso? — preguntó Jean. Floch miró a Bruno quien también parecía molesto, desvío su mirada nuevamente al rubio de ojos azules.

— Porque... Siempre hay alguien que debe decir la horrible verdad. — Lily se percató de cómo Floch miraba a Armin, tan molesto.

Él sabía que Levi terminó escogiendo a Armin, pero él era quien menos lo aceptaba.

— Sé que tú eras de los que querían que el Comandante reviviera y no yo. — comentó.

— Así es. — se le acercó. — Y no soy el único que lo piensa. Hay mucha gente que leyó el informe y piensa igual que yo. ¿Por qué no eligieron a Erwin?

— ¿Qué-...? — la castaña interrumpió a Eren.

— ¿Y? — habló ella. — No conoces a Armin, no sabes de lo que es capaz. De no ser por su sacrificio, ahora estaríamos tres metros bajo tierra. No, seguramente la humanidad dentro de las murallas ya no existiría. Si no sabes nada, te recomiendo que no hables.

— No, yo no lo conozco. No soy su novia como tú. — la castaña frunció el ceño y se sonrojó. — Tampoco su amigo de la infancia. Es más, ni siquiera somos amigos. Pero sé por qué eligieron a Armin en lugar del Comandante.

— Y según tú, ¿por qué fue?

— Ustedes tres y el capitán Levi se pusieron sentimentales. — soltó. — Eligieron la jeringa para Armin porque son unos egoístas. Ustedes no fueron capaces de sacrificar a alguien que les importaba.

Eren ya se enfadó. Se acercó a Floch y le hizo frente, pero sin pelear, no iba a dejar que lo provoque.

— Escúchame, será mejor que cierres la boca.

— Eren, eres de esas personas que siempre creen que tienen la razón. Es por eso que no te rindes. Sigues siendo un niñito caprichoso.

Mikasa agarró del hombro al chico, le dijo que se tranquilice, no valía la pena seguir peleando con él por algo que ya estaba hecho.

— ... Mikasa fue la más madura de todos ustedes. — escucharon otra vez sus palabras. — Al final decidió rendirse y dejar ir a Armin.

La azabache soltó el hombro de Armin, vió algo de razón en sus palabras. La castaña se percató de eso y quiso hablar, pero Soojin se le adelantó y los separó.

— Ya basta. — dijo. — Floch, tú eres el menos adecuado para hablar. No estamos aquí para pelear, les sugiero que piensen mejor antes de hacer un escándalo en la que todos nos estén mirando de mala cara.

Todos miraron a la multitud, habían varios que los veían. Floch y Eren se calmaron al fin, pero aún así...

— Estamos aquí para honrar la memoria de nuestros soldados caídos. — dijo Jean.

— No tiene sentido pelear por cosas como estas. — comentó Connie.

— Ustedes dos ni siquiera se opusieron a sus superiores. — comentó nuevamente el pelirrojo. — No hicieron nada para detener a Lily, Mikasa y Eren. Sólo se quedaron viendo sin hacer nada. — habló. — ¿Para quiénes son estas medallas? ¿A quiénes honramos? Al menos díganles la verdad a los reclutas nuevos. Así no alistarán los cobardes como yo por error. ¿Qué podemos hacer sin el Comandante Erwin? Sé que alguien como yo sólo sirve como carne de cañón, pero... Incluso alguien como yo merece saber en lo que se está metiendo.

— ... Floch tiene toda la razón. — los dos castaños y la azabache miraron al rubio con sorpresa. — El que debía regrei era el Comandante. No puedo hacer nada para cambiar eso.

Eren se acercó a él y agarró su hombro.

— ¿Cómo estás seguro de eso? — él no respondió. — Yo tampoco sé cuál era la mejor opción. Nadie lo sabe. Pero aún hay algo por hacer... Dime, ¿viste lo que hay fuera de los muros?

— ... El mar.

— Así es. Aún no lo hemos visto. Hay tanto que no sabemos. Aguas ardientes, tierras de hielo, campos de arena... El mar. Existe una infinidad de posibilidades. Allá afuera está la libertad...

Eren permaneció callado después de decir lo último. El capitán Levi se acercó y les dijo que era hora de ir en fila para recibir las medallas.

La ceremonia comenzó, después de algunas palabras de su reina, se dió comienzo a la entrega de las medallas. Todos estaban en fila. Seis adelante, seis atrás.

Historia comenzó a colocar la joya en sus cuellos, acercaba su mano y recibía un beso en ella. Era el turno de Eren, siguiendo el mismo procedimiento que con Hange y Levi, pero hubo algo diferente en él. Expresó una mueca muy espantosa. Nadie supo lo que pasaba, pero él tampoco se los diría.

Llegó el turno de Lily. Historia acercó la medalla y la colocó en su cuello. Iba con un moño, no habría problemas con su largo cabello. Lil tomó la mano de Historia y depósito un beso en su majestuosa mano con delicadeza, luego volvió a su posición original.

Los meses transcurrieron, por fin era invierno. No habían demasiadas cosas que hacer, algo que alegró mucho a los otros. Lily se mantuvo bien en los primeros días, pero Armin enfermó en los primeros días. Lily recordaba esa vez en que quedó perdida en la nieve, Marco y Armin fueron al rescate.

Lily y Mikasa cuidaron de él.

Justo ahora, Mikasa estaba dormida a un lado de él, sentada en una silla. La castaña entró junto a una bandeja con sopa caliente y té de hierbas. Vió a la azabache dormir. Dejó la bandeja en la mesita y despertó a Mikasa con cuidado.

— Mikasa, deberías ir a dormir. Yo cuidaré de él. — susurró. 

— ¿Estás segura?

— Sí. Estuviste cuidándolo mucho tiempo, tienes que descansar. — mencionó. — Cualquier cosa, te avisaré, ¿bien?

Ella asintió y se levantó somnolienta y se retiró. Lily se levantó y le quitó el trapo a Armin para humedecerlo en agua otra vez. Se lo colocó en la frente nuevamente y se quedó a su lado.

Sus mejillas y nariz estaban rojas. Estaba temblando. No podía creer que por ese momento, él fue más terco que Eren.

— Lil... — ella levantó la mirada.

— ¿Armin? ¿Estás despierto? — le preguntó. — ¿Tienes frío?

— Lily... — la castaña se percató de que sólo hablaba dormido. Se preguntaba si soñaba con ella. Rió bajito y volvió a verlo dormir.

— Eres muy tierno, incluso cuando estás dormido. — borró su sonrisa. — ¿Qué es lo que causas en mí, eh? No dejo de pensar en ti... Quiero pensar que es algo pasajero, pero... No puedo afirmar eso cuando mi corazón me dice que me gustas, Armin. Dime, ¿cómo piensas que te harás cargo?

— Lil... — volvió a susurrar. — Me... Me gustas mucho, Lil...

La castaña abrió los ojos. ¿Acaso escuchó lo que acaba de escuchar? Se levantó de su asiento un poco sorprendida y con el rostro rojizo como el cabello de Kang Soojin.

— Armin, ¿puedes repetirlo? — le preguntó algo emocionada.

— Lil... Me gustas. — la castaña sintió su corazón saltar de alegría. No podía evitarlo, ella también empezaba a sentir lo mismo.

— Armin, tú también me...–

« Lily, te quiero mucho. Me gustas, Lily, pero no como amigo o un hermano. Ahh... Sólo a mí se me ocurre decirte esto en un momento tan horrible...» — pensó el Jack.

« Eres alguien que se ganó un gran espacio en mi corazón, Lily. ¿Tú sientes lo mismo?» recordó a Marco.

Lily sintió como volvían a bajar sus lágrimas, no había vuelto a llorar desde que vió a Armin salir del cuerpo de su titán. Ahora estaba sollozando, llevó sus manos al corazón y lloró en silencio.

— Lil... Me gustas... — la castaña secó sus lágrimas y se retiró de la habitación a la suya.

Eren estaba por ingresar a la habitación para verlo, así que le dijo que se encargue de él.

Se tiró a la cama y se abrazó haciéndose bolita. No había nadie, mejor para ella. Vió su mesita de noche, buscó entre sus cajones y tomó su flor marchita.

— Primero Jack, luego Marco... Y ahora Armin, ¿por qué demonios me ocurre esto? — preguntó. — ¿Qué estoy pagando? ¿Cometí algún pecado tan terrible como para merecer esto? Por favor, dime...

La castaña cerró los ojos dejando que sigan bajando más lágrimas.

— Por tu propio bien, no puedo dejar que algo malo te pase. Ni a ti, ni a los demás. Si algo les llegara a pasar, no podría soportarlo. — sollozó más. — No sabes cuánto lo siento, Armin... Pero aún no puedo permitir que mueras. Hasta que esta guerra termine, no podremos estar juntos...

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