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❀❘ 024

CONTRAATACAR.

El viento ya no soplaba, era más seguro reunirse con los demás. Lil le preguntó a Armin si estaba bien, él le respondió que estaba completo y en una pieza y luego le preguntó lo mismo a Mikasa. Se reunieron, pero no vieron señal del resto de la tropa. No sabían el paradero de Hange, ni de Moblit, ni de ningún soldado. Esa noticia le llegó como flecha al corazón de Lily. Saber que nadie más había sobrevivido era algo que la dejaba con los pelos de punta, tenía mucho miedo de terminar como sus compañeros. La castaña volteó a ver al titán Colosal, estaba de pie mientras jugaba con todo el distrito. Las enormes rocas que generaba Bertholdt con sus manos caían por el distrito, sobre las casas. Podría parecer algo insignificante, pero para la Legión era algo muy terrible. Entre esas casas podría estar de la de Eren Jaeger, y sobre todo, el sótano de su padre.

— Oigan... Caen casas en llamas. — dijo Connie. — Si ahora yo fuera Eren, entonces podría decir que "mi casa"... ¡Está que arde! — dijo Connie mientras reía.

— Oye, Sasha, dale un buen golpe a Connie. — la castaña con cola le pegó en su linda pelada con una lanza, lo cual se quejó. Lily ignoró por completo su comentario y continuó observando al gigante.

— Parece que no sabe en dónde nos encontramos. — dijo Lily.

— Sí, está lanzando escombros por todos lados. Su objetivo es incendiar todo el distrito Shinganshina. — dijo Armin. De repente, los escombros comenzaron a ir más lejos, hasta el punto de llegarles a unos metros de distancia en donde estaban ocultos.

— ¡Oye, se está acercando! ¡Armin, ordena algo! — gritó Connie.

— ¡Ya pues, niño! — dijo Sasha.

La castaña miró al rubio, estaba temblando, con la vista perdida en el desastre que hacía Bertholdt. No tenían planes, ni a la Sargento, ni a nadie más. Connie y Sasha le seguían pidiendo a Armin que de sus órdenes.

— ¡Armin, vamos! — dijo Connie.

— Chicos, no lo presionen. — dijo Lil. — Ya pensará en algo.

— ... Jean, ¿podemos cambiar de puesto? — preguntó el rubio. — No tengo idea de lo que debo hacer... Me equivoqué al prever lo que haría Bertholdt, y mira lo que pasó... Jean, tú eres mejor líder que yo.

Lily desvío la mirada para ver a Jean, ambos se miraron entre sí, ella asintió mirando a su mejor amigo. Jean entrecerró los ojos y volvió a levantar la mirada.

— El río, iremos hacia el río. Todos, suban a Eren, así ahorramos gas. — ordenó. — Vamos.

Todos subieron a la espalda de Eren y se sujetaron bien, el titán de Eren se mantenía oculto mientras avanzaba estando de rodillas. En algún momento tendrían que llamar la atención de Bertholdt, pero por ahora, debía procurar que no lo vea.

— Armin. — llamó Jean. — Yo puedo analizar la situación, pero no soy capaz de crear una estrategia. Al final, seguimos dependiendo de ti.

Desde las afueras de la muralla, la pelirroja cayó sobre el tejado con la respiración entrecortada, sus fuerzas morían más rápido que esos titanes de dos a tres metros, había estado matando titanes sin descansar un sólo segundo. Levi la observó detenidamente y vió que se estaba cansando.

— Acabé con... los de la derecha, sólo falta... Esos de allá... — dijo tratando de respirar debidamente mientras apuntaba a esos titanes con su cuchilla.

— Procura no usar todo tu gas. — dijo Levi. — Aún nos faltan muchos titanes por acabar.

— Capitán Levi, usted y Soojin deben descansar, nosotros nos encargamos. — dijo el otro jefe al mando. — ¡Andando!

La pelirroja se incorporó y suspiró para recuperar aire.

— Capitán, ¿qué cree que haya pasado en el interior? Se escuchan muchas explosiones. — dijo la de cabellos cortos mientras miraba a las murallas. — Capitán, permítame ir a apoyar a su escuadrón y a Hange, tal vez con algo de...– ¿Eh? ¿Una... piedra?

De repente, vió una diminuta roca pasar frente a sus ojos, le pareció muy raro, al dirigir su vista al frente, vió al capitán Levi tirarse al piso con ella para protegerla de los proyectiles de roca que destrozaban casas y vidas. El titán Bestia los había mandado como regalo.

— ¡Ca-Capitán! — Levi y Soojin escuchaban los gritos de todos sus compañeros que morían más rápido que los insectos.

— ¡Mierda! — maldijo Levi, la pelirroja se incorporó. — ¡Tenemos que ver si alguien del escuadrón ha sobrevivido! — Soojin asintió y junto a Levi se dirigieron a revisar los alrededores.

La pelirroja se percató de los movimientos del titán Bestia por delante, sostenía otra roca entre sus manos y las volvía polvo de un solo apretón. Ese polvo eran las enormes rocas que les caían de proyectiles. Puso expresión de sorpresa al ver que se ponía en posición para lanzar los proyectiles.

— ¡Capitán! — el azabache y ella se ocultaron debajo de uno de los techos, las rocas volvían a resonar por todos lados y junto a ellos, los gritos de dolor de sus compañeros. — ¡Capitán, los caballos!

— ¡Diles que se muevan, no podemos permitir que mueran! ¡Hazlo ahora! — ordenó.

— ¡Sí, señor! — la pelirroja se dirigió inmediatamente a la posición en donde estaban los que cuidaban a sus caballos.

Descendió al localizarlos, todos estaban agachados en el piso con miedo, únicamente Marlo y Bruno se mantenían en pie. La más baja se acercó corriendo hacia ellos con prisa, los demás la vieron.

— ¡El titán Bestia está lanzando rocas! — informó. — ¡Deben de retirarse junto a los caballos de inmediato! ¡Rápido!

— ¡Soojin! — gritó Bruno.

— ¡Retírense a la muralla con los caballos! ¡No se atrevan a morir! — los proyectiles eran lanzados nuevamente, causando terror y llanto entre los cadetes. — ¡Es para hoy, eh! ¡Y no olviden cubrirse bien!

Todos los soldados se movían con los caballos. Soojin se percató que uno de los cadetes se sentó mientras lloriqueaba. La pelirroja lo levantó del cuello de la camisa furiosa.

— ¿Acaso no me escuchaste? ¡Muévete junto a esos caballos o morirás! — gritó. — ¡Anda, Floch! — el pelirrojo se levantó y avanzó junto a los otros con sus caballos.

Soojin levantó a Floch y pateó su trasero para que avance más rápido, siendo Soojin quien los vigilaba desde atrás. Al estar todos reunidos más cerca del muro, el Comandante Erwin descendió con su equipo. La pelirroja se le acercó.

— Comandante, ¿cuál es la situación? — preguntó ella.

— La peor de todas. El titán destruyó las casas del frente con sus proyectiles de roca. — buscó entre los cadetes. — ¿Dónde está Levi?

— Justo aquí. — dijo el azabache dejándose ver, cayó de rodillas y se levantó para dirigirse a su querido Comandante. — No sobrevivió nadie del escuadrón. A este ritmo, vamos a terminar en campo abierto.

— ¿Entonces nos retiramos al otro lado de la muralla? — preguntó Soojin. Erwin negó.

— No. El titán Colosal se dirige hacia nosotros. Además, viene incendiando todo a su paso. Aunque pudiéramos subir la muralla y evadir los proyectiles, habrá que dejar los caballos. Estamos totalmente rodeados.

— ¿Qué pasó con Hange? — preguntó Levi. — ¿Eren y mi escuadrón están a salvo?

— No lo sé. La gran mayoría se encontraba en el radio de la explosión. — Soojin bajó la mirada ante las noticias del comandante.

No quería imaginar que acababa de perder a su primera amiga tan pronto. Bruno vió a la pelirroja con lástima, él tampoco quería pensar en las cosas que le podrían estar pasando a Lily mientras ellos estaban aquí... Pero ver a Soojin tan preocupada lo hacía peor. Levi notó lo decaída que estaba la pelirroja, él podía entenderla perfectamente, esa preocupación que sentía por sus camaradas... Se parecían mucho aunque no lo admitieran, aparte del tamaño, claro. Ahora, los únicos que quedaban desde este lado de la muralla, eran ellos: Los cadetes a cargo de proteger a los caballos, el capitán Levi y Comandante Erwin.

Los proyectiles volvían a caerles, causando desastre y descontrol entre los soldados.

— Entonces, ¿cuáles son sus órdenes, Comandante?

— ¡Ahora! ¡Grita, Eren! — ordenó Jean. — ¡No dejes que Bertholdt se acerque más a la muralla!

— ¡Arghhhhhh! — rugió. Bertholdt los vió de reojo por unos segundos, pero no le importó que ellos estuviesen ahí y continuó avanzando mientras generaba caos. 

— ¡Mierda, nos ignoró! ¡Eren, ve y ataca sus pies! — ordenó ésta vez, Eren obedeció y comenzó a correr.

— ¡Jean, no podremos hace nada mientras que siga desprendiendo vapor de su cuerpo! — dijo Lil. — ¡Sí nos acercamos, nos quemaremos y nuestros equipos no le harán nada!

— ¡Eso ya lo sé, pero...! — trató de pensar. — ¡En éste instante, debemos intentar encontrar su punto débil, no podemos quedarnos a que las cosas pasen!

— ¡Déjenmelo a mí, ustedes distraigan a Bertholdt! — dijo Mikasa. — ¡Connie, dame una Lanza Relámpago! ¡Lo mataré!

— ¡Espera, Mikasa, yo te ayudo, no podrás encargarte de él tú sola! — dijo la castaña, la azabache asintió. — ¡Atacaré a sus ojos y luego tú le darás en la nuca!

El titán de Eren dobló la esquina, ahora estaba corriendo hacia Bertholdt después de alcanzarlo. Jean ordenó que se dispersen ahora ya que Eren estaba por atacar sus pies. El de ojos esmeralda agarró su tobillo y lo retuvo con todas sus fuerzas, veían que funcionaba. Pero el Colosal levantó su pie y lo lanzó hasta la muralla como pelota.

— ¡Eren! —  gritó Mikasa. Lily la tomó del brazo para evitar que se aleje de ellos por él, Mikasa se quiso soltar de su agarre. — Lil... Eren no se está moviendo.

— Calma, él está vivo, concéntrate en los problemas más grandes. — la castaña miró a Jean desde su lado.

«Nos excedimos mucho en este plan. De hecho, ni siquiera es un plan bien elaborado. A este ritmo, la Legión de Exploración no será lo único que se extinga aquí...» – 🌺

— ¡Prepárense para atacar! — gritó Jean. La castaña se alejó de las palabras que rondaban en su mente y se impulsó junto a Mikasa para atacar. — ¡Hay que atacar, él no conoce nuestras Lanzas Relámpago! ¡Mikasa, nosotros atacaremos al frente y luego tú lo matarás!

— ¡Entendido! — dijeron.

Era una distracción muy obvia tener a Lily, Jean, Sasha y Connie delante de él, pero ¿qué más podrían hacer? La azabache se acercó a su nuca y la castaña se fue por los costados hacia adelante. La de ojos castaños claros se enganchó del mentón de Bertholdt, este dirigió una simple mirada y Lily le disparó dos lanzas directo a sus ojos, y en ese preciso momento, se encendió la ola de calor.

Lily y todos los demás se estaban quemando por lo ardiente que era, usaba el vapor de su cuerpo para alejarlos. La castaña rogó para que las lanzas no de dispersen a su dirección por el vapor, pero... Habló muy pronto. Sus dos armas de fueron contra ella y explotaron cerca de sus oídos, sus tímpanos no lo soportaron y sus dos ganchos se desprendieron del cuerpo de Bertholdt y comenzó a caer desde el cielo. El zumbido en sus oídos se manifestó por unos segundos.

Apenas pudo caer bien, Armin estaba ahí y Mikasa también llegó herida a su costado. La castaña se quejó en silencio por sus oídos lastimados. Esperaba no tener tinnitus justo ahora, sería el colmo para ella.

— ¡Lil! ¡Mikasa, estás sangrando! — exclamó Armin, se veía realmente preocupado y desesperado por el estado de sus amigos.

— Tranquilo. — dijo la castaña. — Las lanzas me rozaron, no es tan grave... Mikasa, ¿y tú?

— Estoy bien. — dijo. — Armin, ¿se te ocurre algo? — le preguntó. — ¿Has pensado en alguna forma de contraatacar?

— ... Aún no. — dijo cabizbajo.
Sus oídos podrían estar doliendo mucho, pero eso no evitó que pudiera escuchar pasos desde la distancia. Sentía que sus sacrificios estaban siendo en vano, como si no fuera suficiente con el enorme titán que tenían en frente... Ahora también debían atacar al acorazado que volvió al juego entre la vida y la muerte.

Esto era tan injusto...

— Oye, ¡se te escaparon los caballos! — Marlo agarró al pelirrojo cobarde del brazo. — ¡Era tu único deber!

Bruno lo quiso calmar, pero no lo conseguía. Gritarle no era la manera de calmarlo.

— ¡Suéltame! — se soltó con ayuda de Bruno. — ¡Ya no sirve de nada que los mantengamos con vida! ¡Muy pronto ya no habrá nadie que pueda escapar en ellos!

Soojin caminó en otra dirección para ver los movimientos del titán Bestia, también el campo de batalla, la sangre, los titanes que los tenían rodeados... La vista perfecta del enorme titán peludo que tomaba una roca, la destrozaba, y lo lanzaba en su dirección. El aire hizo que su cabello deje al descubierto la herida en su rostro, la tocó con suavidad mientras recordaba el cómo se hizo esa cicatriz, ella cuidaba mucho su apariencia. Volvió a dirigir su vista atrás al oír cómo Levi y Erwin la llamaban para contarle el plan.

— Comandante, a este ritmo no habrán muros en las que podamos refugiarnos. — dijo, era evidente. — ¿Ya tiene un plan?

— Así es. — «A la hora...» pensó. — Hay una forma de acabar con el titán Bestia, y sólo tú y Levi pueden hacerlo. Si la idea que tengo funciona, tal vez tengan una oportunidad para matar al titán bestia. Pero para realizar este plan, moriremos los cadetes y yo.

— Pero, ¿cómo piensa decirles... que todos van a morir? — preguntó ella. — Mírelos, están muertos de miedo. Son momentos en las que uno quiere aferrarse más a la vida que a la muerte.

— Nosotros o toda la humanidad, piénsalo así. — dijo Erwin pasando por un lado de ella junto a Levi.

Bruno la observó desde la distancia. Soojin pasó una mano por su cabello soltando un suspiro, el de ojos miel la tomó del hombro y ella volteó a verlo. Bruno le mostró una sonrisa.

— ¿Cuál es el plan del Comandante? ¿Existe una forma de acabar con él? — preguntó. Soojin no se atrevió a levantar la mirada y decirle: "Sí, el plan es que todos mueran por su nación como juraron."

La pelirroja suspiró y palmeó el brazo del chico, no podía con la cabeza al ser muy baja. Bruno le quiso preguntar más cosas, pero el Comandante los llamó.

— ¡Cadetes, en posición! ¡Ésta será mi última orden! ¡Atacaremos al titán bestia y acabaremos con él!

Todos los soldados se reunieron con temor hacia sus dos altos mandos.

— Haremos un ataque frontal a caballo. Rodearemos al titán bestia, nosotros seremos los blancos. Cuando el titán bestia lance sus proyectiles, nosotros dispararemos señales de humo, así disminuirá la precisión de su puntería. Vamos a distraerlo mientras que el capitán Levi y Kang Soojin acaban con él. Ese es todo nuestro plan.

— Comandante, estamos en campo abierto. — dijo Soojin. — No es como que los árboles aparezcan de la nada en éste lugar, ¿de dónde vamos a sostenernos?

— Tenemos a la fila de titanes que nos rodean. Pueden usarlos y acabar con ellos de paso. — explicó. — Si nos quedamos aquí parados, moriremos aplastados por las rocas, así que prepárense de inmediato.

— Comandante, díganos... ¿Vamos a morir? — preguntó Floch.

— Exacto.

— Entonces, como no podemos escapar... ¿Nos pide que muramos luchando?

— Exactamente.

— Claro. Si no sobrevivimos... Entonces no importa desobedecer sus órdenes, ¿no es así?

— Lo lamento, pero así es. — Bruno levantó la mirada. — Ésta batalla no tiene sentido. No importan sus sueños, las esperanzas que tengan. Tampoco importa si sus vidas estuvieron llenas de privilegios o si las rocas nos aplastan. Algún día moriremos, por lo tanto, nuestra vida no tiene sentido. Díganme, ¿los soldados caídos murieron en vano? ¡Claro que no! ¡Nosotros le damos razón a su sacrificio! ¡El deber que tienen los sobrevivientes es recordar a sus caídos, aunque eso signifique morir aquí! ¡Lo pediré una última vez... Consagruen sus corazones!

El corazón de Soo estalló en mil. Le dió una ojeada a Bruno, él lloraba sin soltar quejas, nadie lo notaba. "Abrir una panadería en la capital para poder satisfacer los estómagos de sus clientes. Ayudar a su padre y a sus hermanos pequeños." Recordó los sueños y metas que tenía para su futuro, hermosos sueños se irían en batalla... Y si él moría, ¿quién vería por su familia?

Soojin se mantuvo fuerte. Ya era la hora de actuar. Agarró su mejilla y recordó esa noche hace dos días, sus sueños no se estaban cumpliendo en lo absoluto, sabía que no podía confiar en una simple estrella...

— Soojin, no te distraigas. Vamos, prepárate para atacar. — dijo Levi.

— Sí. — afirmó. Alguien la detuvo, otra vez, era Bruno. — ¿Bruno? Dime, ¿qué ocurre?

— Quiero... pedir mi último deseo y quiero que seas tú quien lo cumpla. — ella se quedó callada y escuchó. — Cuida de mi familia por mí, es lo último que me quedan en esta vida.

Soojin palmeó su espalda y el joven sollozó. Sé sentía una bestia por no llorar, estaba "acostumbrada" a éstas cosas, pero no a una despedida de alguien a quien comenzaba a tomar cariño. Bruno sollozó por última vez con la pelirroja tratando de "consolar" a su amigo, él se alejó sin decir nada más, no tenía el valor de despedirse. Soojin se acercó a Levi, él la observó de reojo.

— ¿Qué te ocurre? — preguntó.

— Este clima es muy deprimente. El aire hace que en mi garganta de forme un nudo. — explicó a su manera, no entendía sus emociones.

— Yo iré por la izquierda. — dijo, cambiando de tema. — Dirígete a la derecha y espera a mi señal para atacar al titán Bestia.

— Sí. — dijo más firme.

Justo aquí y ahora, el Comandante Erwin perdería, no sólo su vida, sino también su meta de ir a ese sótano. Levi y Soojin hicieron una promesa ese momento.

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