❀❘ 023
➤ DESTRUCCIÓN.
Vagando entre sus recuerdos, el guerrero Braun recordó la ocasión en la que tuvo que mancharse las manos una vez más. Antes de desmayarse, logró ver la expresión de Lily totalmente furiosa. Él jamás la había visto tan enojada, siempre tenía un rostro casi inexpresivo y trataba de aislar sus sentimientos, alguien muy cerrada y egoísta a su parecer... Pero obviamente se sentiría peor si llegaba a descubrir que él, Bertholdt y Annie eran los responsables de haber acabado con la vida de Marco, el primer chico que la hizo reír sin necesidad de forzarse a ella misma.
Recordó de nuevo ese día... Eren había logrado tomar control de su titán y ahora llevaba la gran roca a la entrada que con tanto esfuerzo habían derribado. Reiner y Bertholdt veían desde la distancia el cuerpo de Eren moverse con todo el peso de la humanidad en sus hombros.
— ¿Usarán esa roca para sellar la muralla? Es una locura... Si Eren llega a ser devorado por los titanes, todos nuestros esfuerzos se irán a la basura. — dijo Bertholdt.
— Sí... En todo caso, debería de detenerlo con mi titán.
— Pero si ese plan tiene éxito, cerrarán la abertura que hicimos en la muralla.
— Eso no importa. Estuvimos buscando por 5 años y ahora por fin lo encontramos. — dijo.
— Oigan... — ambos se tensaron al oír a alguien detrás de ellos. Ambos lo miraron con nerviosismo, era su buen amigo, Marco. — ¿De qué...? ¿De qué hablan ustedes dos? ¿Qué significa eso de "tu titán"? ¿Ustedes hicieron la abertura, Bertholdt?
— ... Lo que acabamos de decir... — formuló Reiner. — ... Era una broma.
Marco rió nervioso. — ¿Qué? ¿Se volvieron locos? No digan tonterías. Concéntrense en la misión. ¡Miren, ya vienen los titanes! ¡Vamos!
Se alejó de inmediato. Marco vió de reojo a los dos, estaban muy serios que hasta sintió una corazonada muy fuerte en su corazón. Recordó a Lily de repente y en el momento en que casi se dan un beso, eso lo puso nervioso y sonrió para él y así poder olvidar la situación tan incómoda de hace rato. Pero de repente pensó en Eren y su capacidad de volverse un titán, él era humano y tenía la habilidad de transformarse en un titán a voluntad propia. Sí así era la cosa... Entonces, ¿de verdad Reiner y Bertholdt podían hacer lo mismo?
Marco era tan brillante, resolvió el rompecabezas y comenzó a poner a Reiner y Bertholdt bajo sospecha. Tal vez si se lo consultaba a Armin, daría en el blanco más rápido, él también era alguien muy inteligente. El pecoso descendió y cayó sobre un tejado. Tampoco debía tomarse está información tan a la ligera, estábamos hablando de un peligro total para la humanidad.
Sintió que alguien lo aventó del tejado al lado de una ventana desde la segunda planta, lo tenían de brazos y piernas. Marco intentó liberarse, pero no podía, su fuerza era mayor que la de ellos.
— ¡Reiner, suéltame! ¿Qué haces? ¿Ésta es otra de tus bromas? — le preguntó muy nervioso, su sudor bajaba por su rostro y nariz en tan sólo unos segundos.
— No, Marco. Por desgracia, eres demasiado inteligente. Estoy seguro que a estas alturas lograste descubrir quiénes somos, ¿no es así? Por esa razón no puedes seguir con vida. — con esa afirmación, el joven gritó por algo de auxilio, pero Reiner le tapó la boca.
De repente vió unos pies delante de ella, al levantar la mirada, vió a Annie. Tal ella podría ayudarle. Se quitó la mano de Reiner y suplicó:
— ¡Annie, por favor, ayúdame!
— ¿Qué está pasando aquí? — le preguntó ella preocupada.
— ¡Reiner se volvió loco, dile que me suelte! — lloriqueó delante de Annie.
— Descubrió quiénes somos y escuchó nuestra conversación. No podemos dejarlo con vida. — Annie de repente cambió de expresión.
— ¿Es en serio, imbécil? — preguntó.
Marco se percató con eso, que Annie también estaba involucrada con Reiner y Bertholdt. Tenía sentido, en algo, ya que en sus archivos se indicaba que venían del mismo "pueblo". De repente un titán se estaba aproximando a ellos, Marco palideció al escuchar los pasos resonar. Lo más seguro era que iban a darselo de cenar a ese horrible titán y ahorrarse las molestias de tener que matarlo ellos mismos. Reiner lo levantó, aún con los brazos aprisionando al chico y miró a la rubia.
— Annie, quítale el equipo de maniobras a Marco. — la rubia sudaba mucho, y peor cuando le encargaron ese trabajo. — ¡Hazlo de una vez!
— ¿Po-Por qué yo?
— La otra vez hiciste algo muy riesgoso para salvar al idiota de Connie. ¿Por qué pusiste tu vida en peligro por él? No me digas que ya te encariñaste con esta raza de demonios. Puedo saberlo, no sólo por lo de hace rato en la base de suministros, sino porque también te noto muy apegada a Lily, a Mina, Hannah y las demás, ¿tengo razón? Si no es así, ¡demuéstrame que estoy equivocado! — la rubia lo miró. — Demuéstrame que ni tú ni tu querido padre son iguales a estos malditos engendros. ¡Demuéstralo ahora!
— ¡Reiner, no hay tiempo! ¡El titán ya está en la esquina y nos tiene a todos en la mira!
— ¡Annie! — gritó Reiner. Annie sintió sus dientes temblar frenéticamente, se agachó con prisa y le quitaba a Marco su equipo.
— ¡Ahhhhhhh! ¡Basta! ¡Annie, por favor, no lo hagas! — gritó. — ¿Po-Por qué? ¿Por qué me haces esto? ¡¡Annie!! — ambos se miraron entre sí.
— Porque este es el deber de un Guerrero... Annie, hiciste un buen trabajo. — dijo.
Annie le quitó el equipo y lo aventó, rompiendo la ventana y dejándolo lejos de su alcance. Marco estaba tendido mientras lloraba del dolor que sentía, parecía que sus ganas de vivir se iban junto a ellos.
De repente recordó a Lily... El día en que le declaró sus sentimientos, la chica que lo tenía sobre las nubes en el cielo. Ese ángel tan hermoso de la cual se había enamorado por primera vez, su primer amor... Lily prometió darle su respuesta al final, pero si moría ahora, jamás podría saber qué era lo que sentía. Había estado esperando tanto para poder saberlo finalmente.
— Esperen... No se vayan... ¿Por qué se van con tanta prisa? — soltó con los ojos cerrados. — ¡Esperen...! ¡Al menos díganme... si saben lo que ella siente por mí! ¡Quiero saberlo! ¡Yo aún...! ¡¡No recibí su respuesta!!
Lily descendió y volvió a caer sobre un tejado al lado de Mikasa. Reiner estaba con la nuca destrozada casi en su totalidad, no podrá moverse durante un tiempo. Tenían que aprovechar la oportunidad para acabar con él.
El corazón de Lily se encogió al oír los lloriqueos de Sasha y Connie en el otro tejado, ellos aún sentían pena por ver a su antiguo compañero tan herido. Jean los agarró a ambos y los levantó para gritarles. Mikasa tomó el hombro de Lily, ella giró para verla a los ojos al sentir el contacto.
— ¿Estás bien? — ella asintió.
— ¡Aún no acabamos! — dijo Hange. — ¡Todos, preparen sus lanzas para el siguiente ataque!
— Armin, ¿tú estás bien? — le preguntó la castaña.
— Al final no pudimos negociar con él... — soltó. — Durante todo este tiempo hemos actuado con una cantidad minúscula de formación... No somos capaces de capturar a un humano que se transforma en titán. Nosotros no tuvimos otra opción.
— Pues, es que nosotros aún... –
Lily dejó incompleto lo que iba a decir, al ver como Reiner abría la boca y levantaba la cabeza.
— ¡ARGHHHH! — gritó fuertemente, la castaña se tapó los oídos con un sólo ojo abierto, estaba cansada de escuchar esos gritos, la dejaban helada de miedo. Era como aquella vez en la muralla.
— ¿Q-Qué está haciendo? ¿Estará avisándole a Bertholdt? — preguntó Lily un poco asustada, estaba segura de lo que decía. — ¡Está llamándolo, es como aquella vez!
Desde otro punto, la pelirroja vió a la distancia al titán de cuatro patas acercarse al mono gigante. La sangre del titán que acaba de matar se evaporaba rápidamente.
— ¡Capitán, el titán se mueve! — gritó. Levi volteó a ver en la misma dirección en que apuntó.
— Maldita sea, ¿qué pasó ahí dentro? — preguntó.
Kang Soojin no quiso pensar en algo negativo referente a Lily, apartó con enfado esos pensamientos y volvió a dirigir su vista a los titanes. El titán Bestia agarró un barril y lo lanzó al interior de la muralla.
— ¿Qué demonios es eso de ahí arriba? — preguntó Soojin. — Es un simple barril, pero...
Hange ordenó acabar de una vez por todas con Reiner después de tal grito que causó. Armin miró al cielo, viendo el barril ir en su dirección como proyectil.
— ¡No! ¡Deténganse! — gritó. — ¡Tenemos que alejarnos de Reiner lo más pronto posible! ¡Miren al cielo! ¡Nos va a caer encima el Colosal! ¡Estallará todo el distrito!
— ¡Maldición! — dijo Hange. — ¡Soldados, aléjense del Acorazado! ¡Se aproxima el titán Colosal!
Todos se alejaban de Reiner a una gran velocidad, Lily observó a su derecha por el rabillo del ojo, el barril parecía estar muy cerca. Conociendo el enorme poder de destrucción que tenía Bertholdt, acabarían muertos como insectos. Nadie podría escapar.
Hange ordenó que se detengan. El joven Hoover salió del barril, pero no sé transformó en titán. Lily estaba al lado de Mikasa, estaba de rodillas en el tejado. Moblit informó que Bertholdt venía desde el frente.
— ¡Este es el plan: Armin y todo el escuadrón de Levi protegerán a Eren, todos los demás escuadrones atacaremos a los dos objetivos! — ordenó para después irse, el rubio de impulsó y la siguió. Lily gritó su nombre, él habló con Hange de algo.
Armin volvió a avanzar, dejando a la mayor atrás. El rubio se colocó sobre un tejado bien enganchado, gritó fuertemente.
— ¡Bertholdt, detente ahí! — Armin quería negociar. — ¡¡Bertholdt, vamos a negociar!!
— ... — la castaña miró desde su posición a Bertholdt que se detuvo a una gran distancia de Armin. Lil miró a Mikasa, ella también parecía estar preocupada de lo cerca de que estaba de ese monstruo. — ¡Les diré lo que quieran, pero todos deben morir a cambio! ¡Tenemos dos peticiones: queremos a Eren y que muera toda la gente de las murallas! ¡Armin, entiéndelo! ¡Ya tomamos nuestra decisión!
— ¡¿Y quién lo decidió?! — preguntó el rubio en voz alta.
— Fui yo. — dijo en voz baja. Armin le preguntó qué era lo que dijo ya que no lo escuchó. — ¡Fui yo! ¡Soy el único que decide! ¡Acabaré con sus vidas aquí mismo!
— ¡Qué lástima que quieras luchar! — dijo. — ¡Porque en ese caso... No dejaré de escuchar los gritos de dolor de Annie! ¡El único que puede salvarlo de las manos de la Policía Militar, eres tú, Bertholdt! ¡A este ritmo, será comida de cerdos...–!
— ¡No me importa! — comenzó a moverse. — ¡Que la conviertan en comida de cerdos, no me interesa! — mintió. — ¡Háganlo si de verdad lograron capturarla!
Mikasa y Lily avanzaron al ver que Bertholdt tenía intenciones de alejarse. Armin lo siguió y ambos acabaron en el mismo tejado, viéndose fijamente, apuntándose con sus cuchillas.
— ¿Qué pasó, Armin? ¿No dijiste que querías negociar? — preguntó.
Mikasa le indicó a Lily que se oculte para atacar a Bertholdt en caso de que quiera lastimar a Armin. Lil se escondió, dejando a esos dos seguir hablando.
— ¿Creíste que si mencionabas a Annie, me harías dudar de mis acciones? Ya no soy el Bertholdt de antes. — dijo. — Sé que haces toda ésta farsa para ganar tiempo, mientras que los otros exploradores acaban con Reiner. Estás aquí solo, temblando, porque no puedes hacer nada más.
Armin le preguntó por qué accedió a hablar con él, sabiendo que podría ser una trampa. Él dijo que quería comprobar algo... Quería saber si iba a llorar otra vez al verlos, suplicar su perdón. Pero el Bertholdt que veían ahora no dudaría en matarlos.
— Entonces... ¿Vas a matarnos porque somos engendros del demonio? — preguntó.
— No. No han hecho nada malo. — dijo. — Tampoco son demonios. Pero aún así, todos deben morir. No tenemos otra opción...–
Mikasa ya no estaba, imaginó que había ido a atacar a Bertholdt. La azabache chocó su cuchilla contra Bertholdt, con la otra mano le quitó una oreja al azabache. El joven llevó su pierna al brazo de Mikasa, no le dió tiempo a reaccionar y salió del tejado. Bertholdt iba a atacar a Armin, pero apareció Lily esta vez. Lo rodeó de la cintura con sus piernas desde atrás y llevó sus brazos al cuello para asfixiarlo, un evidente Deja Vu fue lo que ambos sintieron en ese momento.
Cayrron de espaldas, Bertholdt trataba de recuperar aire o liberarse, pero no podía. Con Lily aún sujetándolo fuertemente, no podría ni morderse la mano. En momentos de desesperación, ni se le ocurrió morderse la lengua. Lily se acercó a la única oreja que tenía y le susurró seriamente.
— "La fuerza está en querer levantarse y continuar". Gracias por el consejo que me diste aquella vez, Bertholdt. No tienes idea de las ganas que tenemos de acabar con sus vidas. — el azabache se cuestionó si de verdad era la Lily que conoció antes. — Ahora... Muérete. — apretó más fuerte que antes. Lo único que podía hacer era:
— S-Si muero... Jamás sabrás... L-Lo que pasó... Con Ma-Marco... — dijo.
Con sólo mencionar al pecoso, Lily bajó la guardia. Bertholdt se liberó bruscamente de ella y apuntó su arma al cuello de la castaña, la iba a matar por atreverse a interferir. Con eso demostraría que ya no tendría compasión por ellos.
— ¡Noo! — gritó Armin. El rubio no dudó en ir para atacarlo y proteger a su bello ángel, pero Bertholdt escapó finalmente, dejando a Lil inquieta. — ¡Li-Lil! ¿Te hizo daño? ¿Acaso te lastimó?
— Estoy bien. — afirmó. Armin se veía furioso, quiso perseguirlo, pero la castaña se lo impidió tomándolo de la capa. Mikasa se puso delante de ambos para evitar que lo sigan, no sabían en qué momento podría transformarse en titán.
— No creo que se transforme en este momento. Si lo hace, también pondrá en peligro a Reiner. Debe tener un as bajo la manga.
— Pero él... No es el mismo Bertholdt que alguna vez conocimos. — dijo Lily incorporándose con ayuda de Armin. — Parecía ser una persona completamente diferente...
— Sí, tienes razón. — dijo Mikasa.
Bertholdt se iba elevando al cielo, en verdad iba a transformarse, aquí y ahora, en este preciso momento. La castaña les advirtió y comenzaron a alejarse del perímetro en donde se veían afectados. De repente, vió en el piso una muestra de luz amarilla, ya era demasiado tarde. Mikasa tomó a Lily y a Armin de las manos y los llevó detrás de una casa. Mikasa no podía sujetar bien a los dos, así que en el momento en que se enganchó mejor a la muralla, tomó la mano de Armin quien ya estaba por volar por los cielos. El viento era feroz y despiadado, demasiado fuerte.
Kang Soojin palideció con la boca abierta por ese poder tan monstruoso que veía. El viento que jugaba con su corta cabellera rojiza, los pensamientos negativos se vieron a la mente.
— ¡Lil está ahí...! — ahogó un grito.
— ¡No te distraigas, ellos estarán bien! — dijo Levi. — ¡Confía en tus camaradas! ¡Y ya que estás, mata al desgraciado de la derecha!
Soojin miró con enojo al titán de dos metros que estaba por comerse a un novato, inmediatamente lo asesinó y atrapó al chico que no se pudo sostener bien.
— ¡Mu-Muchas gracias! — dijo arrodillado ante ella.
— Levántate, idiota. Tienes mucho trabajo por hacer, lárgate. — dijo. El chico asintió y volvió a su posición con los demás. La pelirroja miró a la muralla y también el vapor que se desprendía desde el interior. — Lily, mantente con vida, amiga...
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