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❀❘ 017

HISTORIA Y EREN.

El Comandante tenía razón, ahora la Policía Militar central los buscaba como si fueran los criminales más buscados, claro, omitiendo que Reiner, Bertholdt e Ymir seguían por ahí sueltos. Desde lo alto de de ese monte veían a la Policía Militar con sus faroles buscando cualquier rastro de ellos, pero con suerte habían escapado antes de que los encuentren.

— Estuvo cerca... Si no nos hubiéramos ido, ¿qué habría pasado con nosotros? — preguntó Connie.

Lily por su parte suspiró de alivio en silencio y cerró los ojos, pensar que quería unirse a la Policía Militar. Si ella fuera del centro, no dejaría que algo le pase a sus compañeros. ¿Por qué de repente pensaba en eso?

— ¿Por qué el Comandante Erwin hizo algo así? — preguntó Armin.

— Fueron nuevas órdenes del gobierno. — dijo el capitán Levi. — Detuvieron las actividades de la legión fuera de las murallas. Quieren que entreguemos a Historia y a Eren.

— Además... — agregó Nifa. — Después de haberme entregado la carta, la Policía Militar visitó al Comandante Erwin.

— ¡Nos están tratando como si fuéramos criminales! — dijo Hange.

— Ahora ya no trabajan en las sombras, no les importa que los vean. — dijo Levi.

— Hacer eso para proteger el secreto de las murallas... No entiendo, ¿por qué razón quieren que les entreguemos a Historia y a Eren? — preguntó Hange. — ¿No los querrán matar? ¿Los tendrán como prisioneros?

— Quién sabe. Lo único que sabemos es que el enemigo está tras nosotros, vagar por esta zona es demasiado peligroso. Mandaremos a ambos el distrito Trost.

— Señor, ¿por qué lo llevaremos al lugar donde mataron al pastor Nick? — preguntó Moblit.

— Es más peligroso viajar con ellos al interior. — respondió. — Con el caos en el distrito será más fácil escabullirse. Si llega a fallar nuestro plan, usaremos esto en la ciudad. — mostró su equipo debajo de la capa. — Además, no conocer al enemigo nos pone en desventaja. Hay que averiguar quién es el responsable de todo esto. — el azabache miró a la castaña de anteojos. — Hange, necesito que me prestes a tus hombres.

— Por supuesto. — le otorgó su deseo. — Bien, yo ayudaré a Erwin. Moblit, vendrás conmigo. El resto, obedezcan las órdenes de Levi.

— ¡Sí, señora! — dijeron.

Era la interrumpió y le entregó un pergamino a Hange. Era sobre la conversación que tuvieron Bertholdt e Ymir antes de que pudiera desmayarse, lo último que recordaba estaba escrito con cada mínimo detalle.

Desde la lejanía estaban una chica pelirroja y un hombre más alto, los veían con detenimiento, sobre todo al capitán Levi.

— Saben movilizarse rápidamente. — dijo la pelirroja.

Él rió. — Es porque está muy bien entrenado ese enano.

— ¿Lo conoce, capitán Ackerman? — preguntó ella.

— Desde hace tiempo...


Una leve mirada desde cada punto de la ciudad por la mañana cuando aún podían caminar tranquilos sin dejar ver sus rostros, hoy era el aniversario de la coronación real, era normal que haya tantas banderas de colores con símbolo de la realeza bordadas. Lily sentía algo de calor, todos se mantenían juntos y la ropa no le quedaba mucho, el peso de su mochila decía los mismo.

— No caminen demasiado juntos, llamarán la atención. — dijo Levi en voz baja. — Historia y Eren, caminen con total normalidad.

Desde las tablas que formaban el escenario se veía a la Policía Militar, se informó que por el aniversario de la coronación el rey Fritz donaría parte de las reservas reales a su gente, todos debían formar una gran cola, había suficiente para todos. Sasha mencionó que el rey Fritz era muy generoso con su gente.

— No sabe qué hacer con tantas reservas. — dijo Levi. — La gente siempre tiene debilidad por la comida. — la castaña miró por un momento a esos policías, y siguió caminando con el grupo.

Pasaron por el mercado no tan lleno de gente, hasta que un muy mal presentimiento del capitán Levi los alarmó, más que un presentimiento, era un sexto sentido que lo tomó de sorpresa en el piso.

— ¡Tengan cuidado! — el plan dio comienzo. — ¡Atrás de nosotros!

Una carreta pasó a gran velocidad, atrapando a Historia y Eren en el mismo momento en que seguían avanzando, fue en un instante. La castaña se levantó del piso con preocupación, se los llevaron.

— ¡Lil...! — Sasha se corrigió a ella misma y volvió a gritar. — ¡No... Christa y Eren, fueron raptados de nuevo!

El rubio de ojos azules estaba muy preocupado, no quería saber lo que pasaría con ella, era muy peligroso dejarlo en manos de esos hombres. Al ser una chica, podían hacer todo tipo de cosas.

El capitán había creído mucho más conveniente que la doble de Historia fuera una chica de verdad.

Era asqueroso, tan asqueroso... Ser tocada por un viejo verde que estaba tan excitado. Era muy incómodo y no paraba de llorar en silencio. Jean se mostraba furioso, veía a su mejor amiga siendo manoseada por ese pervertido. Lily tenía ambos ojos cerrados mientras que el hombre gemía en su oído.

— Oye, ¿te gusta, preciosa? Vamos, quiero oírte gemir... Hazlo. — dijo entre jadeos.

El hombre acercó su mano a su pecho y comenzó a apretarlos con lujuria. La castaña abrió lo ojos soltando más lágrimas, tenía tantas ganas de vomitar por esto...

— ¿Se siente bien, linda? Quiero oír tu linda voz, no pienso quedarme con las ganas. — el hombre bajó una mano a su muslo derecho, cerca de zona íntima. Eso hizo que su asusté aún más, miró a Jean.

Jean soltaba humo de sus orejas, no literalmente, quería partirle la cara a ese sujeto por el daño que le hacía a Lily.

— ¿Qué esperas, linda? ¿Acaso no te parece excitante? ¿Qué pasaría si pongo mi mano más cerca...?

Lily abrió los ojos tan atemorizada, el hombre no se detendría hasta que ella comience a gemir. Sí, esto ya era muy asqueroso, pero aún necesitaba hacer más tiempo o descubrirían su traje. El hombre se acercó a su cuello y comenzó a besar esta zona, dejando su saliva en su cuello.

— Tu aroma es tan... — no completó su frase y volvió a gemir del placer. — Ya no aguanto...

Lily miró de reojo, el hombre tenía una erección muy notable. Era lo que faltaba, la castaña sentía ese feo sabor amargo en su garganta. Iba a vomitar...

— Oye, guárdate esa madre. — entró uno de los hombres junto a otros tres más, interrumpiendo. — ¿Estás seguro de que son Eren y Christa?

— Sí, coinciden con la descripción. — afirmó, ya se había detenido.

El hombre fue derribado en un instante por Mikasa. Los demás no tuvieron tiempo para reaccionar y sacaron sus armas, la azabache derribó a otro con su fuerza bruta. Lily y Jean estaban desatados y tomaron acción con las sogas, ataron a ambos hombres sin demorar nada.

— ¡Connie, ¿estás seguro de que eran todos?! — preguntó Mikasa. El rapado afirmó que eran todos desde ahí arriba. El mismo hombre que estaba debajo de Mikasa sacó su arma, pero una flecha cayó entre el gatillo. Era obra de Sasha.

— Si te mueves, no sabré en dónde caerá la siguiente flecha. — dijo.

El rubio de ojos azules terminó de amarrar de brazos a ese otro sujeto que les faltaba, su vista se fue con la castaña que apenas podía mantenerse consciente. Juró haber visto lágrimas en sus mejillas.

— Primero debíamos inmovilizar a estos sujetos, y después ir con el capitán. — dijo.

— ¿De qué hablas? — preguntó Armin con intriga.

— Él dio esas órdenes, y también este mensaje...

La castaña salió con su equipo de maniobras puesto, se escucharon disparos percibidos por Sasha.

— ¡Oí disparos! ¡Por allá! — señaló. — ¡Estuvieron disparando varias veces! — Connie llevó sus manos a las orejas.

— ¿Crees que haya pasado algo malo? — preguntó Jean a Mikasa.

— Probablemente. — dijo. — El mensaje que nos dejó el capitán era... "A partir de ahora, no solo serán los titanes... — eso sólo podía significar una cosa, algo obvio. — ... Lucharemos contra otros humanos..."

— ¿Qué? ¿Significa que...? — Mikasa no lo dejó terminar y avanzó con su equipo, los demás debían seguirlos desde ahora para buscar a los verdaderos Historia y Eren.

Lily avanzó y de reojo divisó una carreta con dos personas tiradas en ellas. Eran sus amigos.

— ¡Ahí están! — dijo Lily, el alambra de un equipo se mostró doblando a la derecha, era Levi. — ¡El capitán también los persigue!

Un hombre apareció de repente detrás, era muy veloz como el capitán. El enano lo mató y continuó avanzando, al divisar a su escuadrón les dio una orden más.

— ¡Sigan a la carreta! — dijo, él avanzó junto a ellos por el aire. — Escuchen, ellos suelen matar a otros humanos, ya mataron a tres de los nuestros. Para recuperar a Historia y a Eren no podemos dudar. Si tienen la oportunidad, mátenlos, ¿me han comprendido?

— Sí, señor. — Mikasa fue la única en responder fuerte y claro.

El capitán Levi avanzó y se impulsó de un toldo, esto hizo que llegara cerca de la carreta aún más rápido, con uno de esos cables atravesó el abdomen de un hombre y lo mató, sacándolo del carruaje. Otro hombre salió de una esquina para atacar a Levi, este le dio la orden de recuperar la carreta a Armin, Jean y Lily juntos, el resto debía cubrirlos.

Ambos cayeron encima, la mujer que dirigía al caballo apuntó a Lily que estaba en medio de ambos, la Ackerman apareció de un costado y le dio una patada que la hizo caer frente a ellos. Jean apuntó.

— ¡Alto! — dijo, nervioso. Armin había tomado el mando y Lily se acercó para amordazar a la mujer. Está se levantó como si nada en un rápido movimiento y agarró a Lily del cuello con su brazo, sacó su arma y apuntó a su cabeza. — ¡Lily!

— Je-Jean... — susurró. Al escuchar ese nombre, Armin vió preocupado la escena. La mujer lanzó la cuchilla de Jean en una patada y él cayó hacia atrás.

— ¡Chicos! — gritó Mikasa.

Y de repente se escuchó un disparo... Lily recuperó el aire de un momento a otro, era raro. La castaña vió a la mujer y comenzó a caer con ese peso encima... Veía sangre, ¿cómo es que...?

— Armin... — susurró Lily. Él disparó sin dudarlo un instante... Volvió a salvar sus vidas.

De inmediato sintió que alguien la cargó y llevó a otro techo, igual que con Armin y con Jean. Los disparos cayeron en la carreta que fue tomada al mando por esos hombres, se los estaban llevando.

Mikasa bajó de inmediato para poder perseguirlos, pero Levi la retuvo para que actúe de forma precipitada. La Ackerman forcejeó con él, pero la fuerza de Levi era aún más superior.

— ¡¡¡Eren!!! — gritó.

Otra vez ese mal sabor de boca, Lily volvió a vomitar frente al rubio y a la azabache estando de rodillas, los tres juntos. Corrió al río apenas llegó. Mikasa pasaba su mano en la espalda de su mejor amiga para que lo deje soltar, podía entenderla más que nadie, ella pasó por lo mismo.

Volvió a vomitar una vez más al tener que recordar eso otra vez.

— Déjalo salir... — dijo. — Dime, ¿ya te encuentras mejor?

— No... Me siento tan asqueada, tan sucia... — una vez más, vómito y trató de respirar adecuadamente. — Armin, lamento esto, pero quiero estar un rato a solas con Mikasa... Por favor, no te molestes conmigo. — susurró temblando.

— Tranquila, no te disculpes, estaré ahí para ti siempre que lo necesites. — el rubio iba a acercar su mano a su cabeza, pero la azabache lo agarró de la muñeca fuertemente y negó ante eso. — Perdóname...

— Perdóname tú a mí... — susurró para ella misma, pero Mikasa la había escuchado perfectamente.

Lily acercó sus mangas a la boca y se limpió, ya había soltado algo de lo que se aguantó hace un rato.

— Sasha y yo estaremos ahí contigo para que superares tu trauma, te apoyaremos. — dijo la azabache pasando su mano por su espalda.

— Gracias... Mikasa. — Lily fue rodeada por la azabache en un cálido abrazo, ella aceptó el afecto inesperado de la azabache hacia alguien que no sea Eren o Armin. — Te quiero, Mikasa. Gracias por ser mi amiga.

— También te quiero mucho, Lil. — dijo ella mientras fruncía el ceño, ahora con mayor razón quería que ese hombre muera.

La noche por fin llegó, estaban cenando en otras palabras. Lily tenía la mirada hacia abajo, no se atrevía a mirar a su capitán, ni a Connie, Jean y mucho menos a Armin... Estos dos últimos eran los que menos quería ver a la cara.

— ¿Qué ocurre? ¿Les da asco comer en un lugar tan sucio? — preguntó el capitán, a lo que Armin negó.

— Jean, hay algo que aún no logro entender... Cuando apunté el arma para salvarlos, había creído que era demasiado tarde, perdón. Pero, ¿por qué fui yo el que disparó primero?

— Fue porque...

— El enemigo dudó en disparar por un segundo. — respondió Levi. — ¿No fue así?

— Armin, discúlpame, yo debí haber disparado contra esa enemiga. — se disculpó. — También me disculpo contigo, Lil, no pude...–

No continuó al ver a Lily tan absorta en sus pensamientos, ni siquiera tocó su comida. Jean bajó la mirada y la desvío de ella, se sentía tan mal por ver a su mejor amiga sufrir internamente.

— Ya veo... La mujer a la que maté debió ser una buena persona. Apuesto que ella era mucho más humana de lo que soy yo. Jalé el gatillo sin siquiera pensarlo, fue en automático. Yo sólo...

— Escucha, Armin. A partir de ahora tienes las manos manchadas de sangre, no volverás a ser la misma persona. — dijo el capitán.

— ¿Por qué le dice eso? — preguntó Mikasa muy enojada.

— Debes aceptar en quién te has convertido. Si tus manos no se hubieran ensuciado con la sangre de esa mujer, tus amigos no estarían aquí para contarlo. — miró a la castaña. — Y tú, Lil... — palideció. — Sé que esto fue difícil para ti, pero sé que eres muy fuerte, por esa razón te elegí en mi escuadrón. No eres débil, superar tu trauma será lo primero que harás ahora mismo.

— Estoy bien, capitán, lo juro. Sólo que aún me incomoda tener la presencia de ese hombre detrás de mí. — era verdad, lo tenían como a un rehén, atado y amordazado.

Levi se levantó y se acercó a ella, el azabache se arrodilló frente a Lily. La castaña se rehusaba a mirarlo directamente a los ojos.

— Aquí y ahora, vas a superar tu trauma. — extendió su mano. — Toma mi mano ahora, si lo haces, significará que eres más fuerte de lo que creí, pero si te niegas, entonces habré tomado una mala decisión contigo. ¿Qué dices, Lily Weigel?

— Capitán, es muy pronto. — dijo la azabache preocupada y molesta.

— Nunca es demasiado pronto. — le afirmó a la azabache. — La decisión es sólo tuya, ¿de verdad quieres seguir ocultando este dolor contigo misma o prefieres afrontar este camino junto a tus camaradas?

Lily dejó soltar un hipo. Apenas pudo levantar la mirada para ver el mentón del capitán, no podía seguir viéndolo más allá de eso. La castaña levantó su mano algo temblorosa del contacto físico... Levi seguía ahí, esperando a que ella de el siguiente paso. Todos los demás la miraban con preocupación, sabían que aún tendría que pasar por un proceso psicológico para superar el trauma en su totalidad. Pero al menos era un gran comienzo, no callar y afrontar sus problemas.

Debía aceptarlo.

Lily fue acercando su mano poco a poco, Levi no la apresuró, dejó que se tome su tiempo. Al estar más cerca, sus dientes comenzaron a temblar y sus labios también, sus lágrimas bajaron nuevamente, era la primera vez que lloraba frente al capitán. Sin demora alguna, su mano cayó sobre la palma de Levi. Él dió un ligero apretón, la castaña no sintió nada raro en eso. El contacto físico no le provocó ni un solo mareo. Esta vez se atrevió a levantar más la mirada, viendo el rostro inexpresivo del capitán Levi. Pero en el interior estaba feliz de que su subordinada haya dado un paso adelante sin quedar atrás. Puede que se haya precipitado, pero tampoco le convenía que ella se distraiga en evitar contacto físico.

— Buen trabajo, mocosa. — dijo. — Muy bien muchachos, es hora de escuchar lo que este hombre tiene que decirnos. — dijo acercándose al hombre que había tocado a una de sus subordinadas indebidamente. — Vamos a ver lo que éste bastardo pervertido suelta.

— Espere, señor, yo sólo soy un pobre anciano al que contrataron para conducir una carreta–

— Ya te había visto antes. — la azabache se acercó al hombre y lo apuntó. — Recuerdo que en la ciudad unos hombres y decían "jefe". — mencionó.

— Seguí las órdenes del primer escuadrón de la primera división interna, pero fracasé durante la operación. Ahora la compañía será confiscada en su totalidad. Por lo tanto, mi estúpido hijo, mis hombres y yo moriremos en supuestos accidentes.

— ¿Vas a dejar que te maten tan fácilmente? — preguntó Levi. — Escucha, idiota, el distrito Trost a duras penas sigue en pie. Pero es gracias a que tu compañía le da a su gente bastante trabajo. Por tanto, si ustedes y la compañía desaparecen, la gente morirá antes de que llegue el invierno.

— ¿Dices que quieres que nos unamos a ustedes?

— Lo único que quiero es que me digas en dónde están Historia y Eren. Sólo así podremos hacerlo.

— ¿Y de esa manera podrán evitar que todas las personas de Trost mueran de hambre? — Levi se arrodilló frente a él.

— No te lo puedo garantizar, pero puedo prometerte que trabajaremos para que así sea.

— De acuerdo.

— Bien, muchachos, prepárense. Vamos a darle una visita a la división interna. — dijo.

Más tarde todos se pusieron en marcha a su posición como lo habían planeado, la carreta se veía desde la distancia. El primer Policía que se atrevió a asomar su rostro de la carreta fue golpeado con un arma en la nuca, el segundo fue noqueado por Mikasa. Ya los tenían a ambos, era hora de la tortura.

Y aquí venía la mejor y peor parte de todas, la tortura que le haría soltar la sopa. La sargento Hange se les acercó con apuro junto a Moblit, este parecía estar desesperada desde que apareció.

— Espero que no haya empezado sin mí. — dijo ella.

La puerta se cerró, y ni cinco minutos pasaron para que los gritos sean aún peor.

— Ya empezaron de nuevo. — dijo el castaño claro.

— Cuando estaba con el capitán no gritaba tan fuerte. — afirmó Sasha.

— Aunque esto sea para rescatar a Historia y a Eren, me hace sentir muy mal. — dijo Connie.

— Nos convertimos en unos criminales. — dijo Armin, todos e incluso Lily. — El enemigo al que nos enfrentamos no intentan matarnos para comer nuestros cuerpos, sino porque pensamos diferente... No, es simplemente porque son de otro mundo. Sólo por eso debemos matarlos a todos.

Esas palabras hicieron que Lily pase su brazo derecho por su herida, esos instintos en Armin volvían. La palabra matar de su boca causaba algo de temor en ella y en la mayoría, él siempre era bien tierno, un sol que no podía matar a una mosca. Pero había momentos en los que se le escapaban ese tipo de pensamientos.

— Dejamos de ser buenas personas.

Lily puso sus brazos en la mesa y se escondió en ellas, estaba cansada, tanto, que hasta había dejado de escuchar los gritos del Policía. Y era porque habían dejado de torturarlo, a estas alturas ya le habían sacado todas las uñas.

Desde otro lado, el padre de Flegel lo esperaba mientras soltaba el agua. En otras palabras, tenía ganas de hacer pipí. El mayor se quedó ahí esperando a que su hijo termine, pero alguien lo agarró desde atrás cubriendo su boca.

El hombre fue asesinado.

La mujer de cabellos cortos y rojizos lo miró sin importancia, hasta que de repente de acordó.

— ¿No debió preguntarle sobre el paradero de Levi? — la mujer se levantó del piso luego de contemplar la sangre de ese hombre fluir por el piso. — Era el único que estaba aquí. Pudimos sacarle información. Tipos como él sueltan la sopa muy rápido.

— Aparecerá aunque no hagamos nada. — afirmó Kenny mientras limpiaba su arma, ella preguntó cómo lo sabía. — Lo sé porque yo crié al mocoso. Levi Ackerman siempre ha sido ese tipo de persona.

La más baja suspiró, sus poderosos 1.58 la hacían ver tan enana que Kenny pasó una por su cabeza. Le había agarrado algo de cariño a la mocosa desde que la conoció, era una niña muy delgada que fue vendida por sus padres por algo de alcohol. La mocosa de 10 años se crió con él, Kenny no le enseñó mucho, sólo a robar.

Ella y una navaja eran la pareja perfecta... Lo podía recordar, esos tiempos sin ver antes la luz del sol.

Era apenas una mocosa de 10 años cuando sucedió. Kang Soojin, ese era el nombre que le dieron sus padres al nacer, fue lo único que hicieron por ella. Ambos habían hecho un intercambio por ella. Esas botellas no dudaron más de un día, pero ya habían perdido a su hija y no les importó nada. Los muy desgraciados la violaron sin piedad, la pelirroja ya no sentía nada, ya le habían hecho mucho daño antes...

Vagaba por las calles con sus ropas rotas, se acercaba a cualquier lugar para dar pena y que le den algo de comida o agua, pero en vez de eso, recibía una cubeta de agua sucia y golpes con las escobas. La gente la veía con asco, y cómo no. Todo en ella era un desastre.

Su cabello rojo largo con rastros de basura y piojos, su rostro sucio al igual que sus pies, su ropa olía a basura de la que se llevaba a la boca para sobrevivir, tenía heridas y algo de sangre seca que nunca lavó y que ya se iba con el agua sucia que le echaban encima.

Volvió a intentarlo en un bar, en donde varios hombres ni notaron su presencia por contarse el chisme del día. La joven se acercó al centro en donde un el dueño repartía alcohol en tarros, ella extendió su mano esperando a que le den algo.

— ¿Qué hace una mocosa como tú en un bar? — preguntó el hombre al que le estaban atendiendo. — Ya van dos veces, esto me trae recuerdos...

— ¡Dame! — volvió a gritar.

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