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❀❘ 013

LO QUE OCULTA YMIR.

Reiner agarró una antorcha y bajó más rápido que los demás, estaba por hacer otra de sus locuras de un buen soldado.

— ¡Iré a ver hasta donde han llegado! ¡Traigan tablas, madera, lo que sea, traigan todo lo que puedan cargar y llévenlas abajo! — dijo.

— ¡Espera, Reiner! — Bertholdt aumentó la velocidad al bajar.

— ¡Es un idiota, siempre quiere hacer el trabajo más riesgoso! — gritó Lily.

— ¡Sí, es un mal hábito que tiene! — confesó Bertholdt.

Reiner se asomó por la puerta, desde el piso más bajo aún no habían titanes. Se acercó un piso más abajo y con cuidado abrió la puerta, esta vez sí encontró a un titán que le sonrió ampliamente desde las escaleras, no pasó ni un segundo y Reiner volvió a cerrar la puerta con fuerza, la antorcha se le había caído al piso del susto.

— ¡Están aquí! ¡Traigan algo para trabar la puerta! — Lily oyó el ruido y bajó aún más rápido, se agarró de la puerta para hacer fuerza y evitar que el titán les quite un piso más.

Para su mala suerte, consiguió estar en el lado equivocado de la puerta. El titán atravesó la puerta con una mano y una enorme astilla se había clavado en el brazo izquierdo de Lily, causándole un fuerte dolor.

— ¡Ahhh! — gritó.

— ¡Lily! — Reiner la sujetó de la cintura y ambos cayeron al piso para que ese titán no los tome con el brazo que atravesó la puerta.

— ¡Chicos! — Bertholdt agarró un trinche y lo clavó a los ojos de ese titán. Reiner se levantó para ayudar a su mejor amigo. — ¡Lily, aléjate de aquí! ¡Rápido, huye!

Lily se levantó mientras agarraba su brazo con dolor, su sangre caía de la zona afectada. Christa, Connie e Ymir tenían un cañón desde la entrada del piso siguiente.

— ¿Un cañón? — preguntó Reiner. — ¿Tiene balas o pólvora?

— ¡No pidas milagros, es sólo un vejestorio! ¡Apártense! — Los tres se apartaron del lugar y se estrelló con éxito, generando polvo y evitando que pudiesen ver con claridad, o al menos los que estaban abajo.

— ¿Funcionó? — preguntó Lil.

— Milagrosamente. — dijo Reiner. — Dudo mucho que puedan levantarse de ahí.

— ¿Ahora qué? ¿Quieren que le corte la nuca? Sólo tengo esto. — preguntó Connie, en sus manos tenía una navaja.

— Ni lo intentes. Saldrás herido si se levanta. — advirtió Lily. — Ahora debemos ir arriba.

— ¡Lily, ¿y esa herida?! ¿Estás bien? — preguntó Christa preocupada. 

— No es tan grave, es una simple astilla. — dijo un poco más calmada viendo su brazo izquierdo.

— ¡¿Cómo que "una simple astilla"?! — preguntó, comenzó a bajar, pero la rubia fijó su vista a la puerta, el titán se quiso levantar otra vez y no les mostraría piedad. — ¡¡Connie!!

El titán se levantó para matar a Connie quien estaba más cerca de la puerta destrozada.

— ¡Ahhh! — Reiner lo tiró de lado y el titán mordió su brazo.

— ¡Reiner! — Christa quiso ayudar, pero Ymir se lo impidió. Lily retrocedió un poco con cautela, tenía mucho miedo.

— ¡Argh! — Reiner levantó el cuerpo de este titán y comenzó a subir las escaleras. — ¡Lo haré! ¡Lo voy a tirar por la ventana!

— ¡Espera, Reiner!

Connie se acercó a él deteniéndolo, le clavó su navaja a la mandíbula para debilitar sus músculos y que pueda soltar a Reiner antes de caer. El titán lo soltó, pero se mantuvo sentado en la ventana. Ymir se acercó y lo pateó sin demora, el titán cayó al piso desde esa enorme altura.

— Lo lograste... Qué alivio. — susurró Lily desplomándose al piso con cansancio.

Lily cerró los ojos, Bertholdt le sacó la astilla del brazo y la sangre seguía brotando en cantidad, limpió los restos mientras Ymir y Connie aseguraban la puerta. Reiner estaba siendo curado por Christa, qué suerte tenía él...

— Nos falta algo para vendar tu herida. — Lily se sacó la chaqueta rosa que traía y rompió la manga de esta para usarla como un vendaje.

— ¿Esto ayudará?

— Sí, gracias. — Bertholdt curó con cuidado su brazo, no tan apretado ni tan suelto para que pueda moverse con normalidad. — Ya está listo, ¿puedes mover bien el brazo?

Asintió. — Gracias. — El azabache le regaló media sonrisa, le pareció muy falso de su parte.

Era cierto que no hablaban mucho, pero pensó que no había necesidad de fingir una sonrisa que no te sale.

— ¡Argh! — se quejó Reiner.

— Perdón, discúlpame. — pidió la rubia, temerosa. — Creo que el hueso de tu brazo está roto.

— Así es, sí que tengo mala suerte.

— Necesitamos vendajes. — Lily estaba por ofrecerle la otra manga de su chaqueta, pero Christa negó y agarró la parte baja de su falda para romperla. — Perdóname, sólo tengo este trapo sucio e inútil. Lo siento.

— N-No es inútil, sí ayuda... — dijo el chico desconcentrado en sus propios pensamientos impuros.

«Cásate conmigo.» – 💪

— Reiner, ¿te encuentras bien? — preguntó Connie.

— Sí, algo así.

— Por cierto, Christa, yo también tengo el dedo lastimado. — dijo la joven pecosa, evidentemente celosa.

— ¿Qué? Eso se cura con saliva. — dijo Connie en una sonrisa burlona. — Reiner, perdón por lo de antes, tú siempre llegas a salvarme el pellejo. Annie me salvó la vida una vez, algún día les devolveré el favor.

— No hice nada, sólo que... Hice lo que tenía que hacer, lo que hace un soldado.

— No lo sé, no creo que yo pueda hacer eso. Oye, dime, Bertholdt, ¿Reiner siempre ha sido así?

— No. Cuando éramos niños, era un guerrero, pero ahora es diferente. — Lily notó la forma tan distinta en que hablaban.

— No soy un guerrero, ¿qué demonios quieres decir con eso? — el ambiente se formó algo tenso en ese instante.

— Por ahora, voy a buscar todo lo que pueda servirnos. — interrumpió Ymir, asomándose por la ventana. — Si vamos a morir, prefiero que sea sin arrepentimientos. — miró. — La Legión es increíble, puedo ver que no son soldados comunes y corrientes.

De repente se escuchó un estruendo en la cima de la torre, todos fueron a revisar al piso más alto. Ahí estaban Nanaba y Edgar sosteniendo los cuerpos sin vida de dos de sus fieles compañeros.

— ¿Lo hizo ese titán? ¡Es titán Bestia que se dirigía a la muralla! — Connie se asomó por el borde, y su expresión fue preocupante. — ¡Se acercan más titanes y son más que el doble, señor!

— ¿Qué dijiste?

— Sus tiempos son tan perfectos como si fuera parte de una estrategia. — dijo Nanaba. — Presiento que estaba jugando con nosotros desde el principio.

Ese titán bestia levantaba los brazos como si se tratase de una victoria, rugiendo como el animal que era. Como si hubiese sido una orden, varios titanes comenzaron a golpear la torre, todos ellos se tambalearon. El titán bestia descendía de la torre nuevamente al cumplir su misión. Nanaba y Edgar volvieron a luchar contra los titanes maravillosamente, pero... Era terrible, Nanaba ya no tenía casi nada de gas ni hojas, Edgar ya ni tenía la mitad de una sola hoja y mucho menos gas.

— ¡Edgar! — el grito de Nanaba estremeció a Lily, se asomó por la ventana, la mujer cortó la nuca del titán que tenía a su superior, él cayó al interior de la torre por un hueco mientras el titán caía sin vida. Mala suerte, se le acabó el gas y estaba al alcance de esos monstruos.

— ¡Señorita Nanaba, detrás de usted! — gritó Lil. Nanaba escuchó a Lily y volteó, viendo a los gigantes acercar su mano para tomarla.

Entre todos la tenían en sus manos y comenzaban a tirar de ella, Nanaba sólo podía gritar, suplicando a que la salven.

— ¡Ahhhhh! ¡Basta! ¡Aléjate! ¡No me mates, perdóname! ¡No lo vuelvo a hacer! ¡Ahhhhh! — esas fueron las últimas palabras de Nanaba antes de morir, Lily volteó antes de poder presenciar su muerte.

Hasta hace poco ella se veía tan genial luchando... Y ahora estaba siendo devorada sin piedad.

— ¡Ah, carajo! — Connie no pudo ver más. — Oigan, ¿esperaremos aquí hasta que se caigan las torres y los titanes nos coman vivos? ¿No hay nada que podamos hacer?

Lily se desplomó al piso, pensando en el porqué no hizo más cosas antes de morir junto a sus fieles compañeros.

— Qué horror. No quiero morir sin cumplir una misión, qué frustrante.

— Yo también quiero luchar por mi vida. Sí al menos tuviera un arma, podría hacerlo... Así podría luchar, aunque muera con ellos. — habló Christa, tan amable.

— Christa, ¿todavía sigues diciendo esas tonterías? — ella volteó. — No uses sus muertes como excusa. Entiéndelo bien, niña, ellos no murieron para que tengas un pretexto para suicidarte.

— ¡Eso no... Eso no es lo que yo...!

— ¡Christa, tú no eres como Lily o los otros exploradores! ¡Tú nunca luchaste para no morir, a ti lo único que te importa es tener una muerte que te haga ver como una mártir! — recalcó Ymir en voz alta.

— ¡No! ¡Eso no es cierto!

— Connie, préstame el cuchillo que tienes contigo. — habló la morena.

— ¿Mi cuchillo?

— Sí, sólo dámelo. — el joven Springer sacó su arma del bolsillo y se lo entregó a Ymir. — Gracias, niño. — dijo dándole palmadas en la rapada, él apartó su mano.

— ¿Y para qué rayos lo quieres?

— Bueno, de hecho... Voy a pelear con esto. — Lily se levantó del piso y se acercó a Ymir.

— ¿Estás loca? ¡Ahora mira quién habla de un suicidio! — dijo. — ¿Qué es lo que estás planeando hacer?

— ¿Quién sabe? Ni siquiera yo sé lo que hago. — rió y apartó a Lil de su lado, dirigiéndose a la menor de su grupo. — Christa, nuestra promesa... Quizá tú ya lo olvidaste, pero yo no. — se escuchó otro estruendo. — Tal vez es la última vez que nos veamos, no olvides la promesa, la que hicimos en esa montaña nevada, recuérdala... — volteó. — Lily, hay algo que no te dije antes...

— ¿Qué es?

— Yo fui. — dijo. — Yo cambié los papeles de tus archivos con los de Christa y soborné a los superiores para hablen mejor de ella, por eso no pudiste entrar a la lista de los 10 mejores... Es por mí que estás aquí, tú merecías ese puesto...

La luz del amanecer se dejó ver, dando su rayos de oro finos a la silueta de Lily, como todo un ángel.

La castaña sintió un palpitar fuerte en su corazón, miró a Christa que no parecía saber de lo que ella hablaba, la castaña dejó ver la expresión que les dio a todos antes de conocerlos.

— ¿Pe-Pero por qué lo hiciste, Ymir? Tú sabías que era muy importante para mí, ¿y no te importó? Sabes que soy una cobarde...–

— Lil... No espero que me perdones, lo que te hice es imperdonable. Sé que querías unirte a la Policía Militar y yo te quité ese derecho. — se fijó antes en que el cuchillo tenga buen filo. — Perdónenme las dos...

Ymir se acercó corriendo al borde de la torre y se lanzó al vacío, en ese momento la rabia se alejó de Lily, no podía odiarla por "esta tontería", es cierto que ella le quitó ese sueño, pero al menos supo que iba por el buen camino. Con miedo y con cobardía seguiría peleando, si no fuera por ella, ya estaría viviendo de una vida fácil como una mediocre oculta e ignorante. Fue gracias a sus amigas que pudo llegar hasta este lugar con su propio esfuerzo, ¡debía sentirse orgullosa de eso a pesar de considerarlo un error!

— ¡¡Ymir!! — gritaron ambas.

La morena se cortó la palma derecha de su mano y un destello amarillo la rodeó, ¿qué diablos le estaba pasando? ¿Acaso era...?

— ¡ARGHHH! — un titán pequeño de cabello castaño se lanzó a atacar a los titanes mordiéndoles la nuca.

— ¡No puede ser! ¡Entonces Ymir también es un titán! — exclamó Connie asombrado de lo que acaba de presenciar.

— Ese titán es... —Lily vio de reojo a Reiner y Bertholdt, parecían tenerle terror y furia a la titán de Ymir.

La morena se lanzó encima de uno de los titanes y este chocó con la torre, Christa que estaba cerca del borde iba a caer.

— ¡Christa! — Reiner agarró su pierna e inconsciente comenzó a sujetar fuerte de esta, haciéndole daño a la rubia mientras ella se quejaba por el dolor. — ¡Reiner, la estás lastimando! ¿Qué te ocurre? — el rubio permanecía perplejo sin poder escucharla. — ¡Reiner!

Lily abofeteó a Reiner, acomodando su cabeza al mundo real. Este al fin soltó a Christa y Connie la ayudó a mantenerse en pie.

— Christa, perdona. — ella negó.

— Me salvaste, estoy agradecida. — dijo con una sonrisa.

— Christa, ¿tú ya sabías? ¿Que Ymir es un titán? — preguntó.

— No, no lo sabía. Siempre estuve a su lado, pero nunca me contó de este secreto. ¿Y a ti, Lil? Ymir también te considera una amiga muy cercana. — ella negó. — ¿Cómo puede ser posible...? Es Ymir...

— Significa que esa mujer conoce los secretos de nuestro mundo... Y en ningún momento me di cuenta.

— Ni yo. — habló Bertholdt.

— Oigan, ¿y ella de qué lado estará? Eren es un titán también, aunque él me lo supo hasta ese momento, pero Ymir lo sabía, ella ya había usado su poder de titán...

— ¿Estás pensando en que ella pueda ser nuestra enemiga? — le cuestionó Christa.

— No lo sé, con ese poder, no creo que recuerde quiénes somos.

— ¿Cuál será el verdadero objetivo de Ymir? — preguntó Bertholdt.

Lily volvió a asomarse al borde de la torre, la sujetaron del brazo y los titanes aprovecharon la oportunidad para atacarla.

— ¡Ymir! — la castaña se agarró del muro con cuidado, pero la tomaron del tobillo, con sus garras se sujetó de la torre. Al ver que estaban por salirse dos piedras de la torre, se soltó de esta.

— ¡Le preocupa que la torre pueda derrumbarse! — dijo Lily.

— Tienes razón, con su poder pudo haber escapado fácilmente de aquí, pero se quedó para matarlos. Está arriesgando su vida por nosotros... Pero, ¿por qué? ¿Por qué lo hace?

— ¿Q-Qué haces? — Lily vio a la rubia levantarse al borde de la torre, es como si quisiera lanzarse como la morena. — ¡Christa, bájate de ahí, es peligroso si la torre llega a moverse!

— ¡Oye, no te mueras! ¡Tú no te puedes rendir así! — la castaña la agarró de la cintura para evitar que se caiga mientras la regañaba por sus estupideces. — ¡No finjas que eres buena, idiota! ¡Ahora eres tú la que quiere convertirse en mártir, eres una estúpida! ¡Es muy tarde para que intentes irte al cielo, sólo vive por y para ti! ¡Si vas a morir por proteger ésta torre, en ese caso... DERRÍBALA!

La morena obedeció, agarró cada piedra de la torre para lanzárselo a la cara de los titanes. La torre estaba cayendo, haciendo que estos caigan junto a ella lentamente.

— ¡Así se hace, Ymir! — gritó ella.

La fémina se agarró del borde mientras iban cayendo, dijo:

Si quieren vivir, sosténganse. — dijo con esa voz tan propia de ella y la vez tan áspera y gruesa debido a su transformación, Lily estaba más que asombrada de escucharla hablar, pero a éstas alturas ya casi nada podría sorprenderla.

La torre cayó, pero con todos a salvo, Connie ayudó a Lily debido a su brazo lastimado. La titán se colocó al otro lado de la torre de un sólo movimiento, toda esta construcción en ruinas atrapó a los titanes generando polvo. Connie se soltó de ella y ambos cayeron al piso con algo de brusquedad, pero no fue nada grave, una caída así no era para quejarse.

— Ymir... — pronunció Lily.

Se escuchó el movimiento de los titanes debajo de los escombros, ni siquiera el peso de esta torre pudo detenerlos en su totalidad.

— Maldición, estas cosas no se cansan. — maldijo Connie. — ¡Oye, fea, ve rápido y mata ese titán!

Ymir saltó y mató al primero que salió de abajo, pero la mujer fue sujetada de los cabellos y terriblemente estrellada contra una roca, Christa gritó por ella. Los titanes volvieron a levantarse del piso, no habían muerto los muy desgraciados.

— Esto es muy malo... — las bestias se lanzaron encima de Ymir mientras se la comían, era horrible tener que ser devorada viva.

— ¡No...! — Christa comenzó a correr para alcanzarla. — ¡¡Ymir!!

Lily extendió su mano, y al ver de reojo a su lado derecho. Un titán se asomó.

— ¡¡Christa!! — gritó Lily, aceleró el paso y abrazó a la rubia, esperando de nuevo su propia muerte.

¿De verdad estaba lista para morir por una amiga? ¿En verdad ésta era su yo leal? Siempre afirmaba que era una cobarde, pero esta vez iba a dar la vida por ella, por una amiga.

Y no, el titán murió, el movimiento de esta persona fue muy rápido que ni siquiera se dieron cuenta. La joven volteó a verla, reconocía esa vieja bufanda roja de donde fuera.

— ¡Mikasa! — gritó Christa de alegría.

— Lil, todos retrocedan... Ahora dejen el resto a nosotros. — ella era tan genial, tras decir estas palabras, los demás soldados de la Legión acabaron con los titanes al mismo tiempo, ahora debían acabar con los que atacaban a Lily.

Sintió que alguien estaba detrás de ella, era Armin que lloraba de alegría al verla a salvo, su respiración era muy agitada y sudaba mucho. Pero a Lily no le importó, le alegraba en el interior que él esté vivo, aunque no dejaba ver esa alegría en su rostro casi inexpresivo.

— Armin– — la chica fue rodeada por los brazos del rubio, mientras que escuchaba sus llanto cerca de su oído. La diferencia de altura no era mucha, así que Armin usó eso para acercarla a ella en un cálido abrazo.

— ¡Estás a salvo! — soltó casi en llanto y con la voz rota. — ¡Por poco me da un infarto al ver la torre en ruinas! ¡Creí que te había pasado algo malo y no pude evitar sentir mi mundo irse al piso! ¡No sabes lo mucho que me preocupé por ti!

Lily sonrió y correspondió al afecto de Armin, este seguía llorando con su cara escondida en su cuello, Lily acariciaba su cabeza con calma, clara señal de un "todo está bien".

— Realmente agradezco tu preocupación hacia mí, Armin, eres un chico muy tierno y amable. — dijo ella, la castaña se acercó a él y besó su mejilla derecha como muestra de su amistad. — Te lo agradezco mucho, Armin, por preocuparte tanto por mí y por tus amigos...

Armin podría morirse ahí mismo de la vergüenza.

El amanecer era hermoso, luego de una gran tragedia el sol nunca dejaba de salir a brindar su brillo. Lily veía desde su posición como la rubia sostenía entre brazos a Ymir, estaba fatal. Le faltaba un brazo, una pierna y sus órganos estaban destruidos. Era un milagro que esté viva, si fuese alguien normal habría muerto en estas circunstancias.

— Mi verdadero nombre es Historia, querida Ymir.

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