❀❘ 007
➤ UN DOLOR DE CORAZÓN.
La primera señal de humo verde fue confirmada, la operación ya había comenzado. A pesar de que el escuadrón señuelo haya estado a una distancia mínima de los titanes, eso no evitó que ellos pudiesen saltar para alcanzar a sus presas. Muchos de estos murieron y otros quedaron gravemente heridos, perdiéndose a una quinta parte de su escuadrón. Y desgraciadamente, Lily había sido asignada a este.
Por desgracia, a ella también la mandaron a bajar para cumplir con su misión, ser una carnada que aumente el apetito de esas bestias. Le daba miedo el tan sólo pensar que podría quedar a pocos metros de ellos, incluso llegaba a fantasear que sus ganchos se desprendían de la muralla y caía en boca de los titanes.
Se le acabó el turno, ya debía subir otra vez. Marco la recibió junto a Connie, había muchos murmuros entre los cadetes y llantos también, así que decidió preguntar por la situación en la que estaban. Al estar tan sometido en sus pensamientos y fantasías, no logró ver las señales de humo de la operación.
El plan había fallado, algo le había ocurrido a Eren en medio de la operación. — fue lo que mencionó.
— Armin se dirigió a donde estaba Eren, sólo espero que esté bien. — dijo el pecoso con la mirada baja por preocupación.
— ¿Quiere decir que el plan falló?
— Sí, ya se confirmó la señal de humo rojo. La operación fue un fracaso. — dijo.
Jean también cambió de turno y se juntó a ellos, él preguntó por lo que ocurría, y recibió la misma respuesta que Lily.
— Haber atraído a los titanes a la muralla fue algo bastante inútil. — dijo Connie.
— Recuerda que pelear contra los titanes es una guerra desgastante. No podemos dejar que sigan muriendo más soldados.
— ¿Entonces todos los que murieron lo hicieron en vano?
— Esto se volverá una guerra. Antes de que ocurra debemos reservar soldados. Es necesario mantener las bajas al mínimo. Sabes que tengo razón. — contestó el castaño.
— ¿Estás seguro de esto? — les preguntó dándoles la espalda.
— ¡Por supuesto que lo estoy!
— Bueno, en ese caso, tratemos de no volvernos una de esas bajas. — Connie sonrío.
— Escuchen, no deben permitir que los titanes se muevan de esa esquina de la muralla. Concéntrense en su objetivo y traigan a los que faltan, ¿entendido? No es necesario que se enfrenten a ellos. Cadetes, formarán equipos de tres y correrán por el área, cuando lleguen a la muralla, súbanla, no mueran en el intento. Sólo si un titán se dispersa lo enfrentaremos.
— ¿Sólo si se dispersa? Lo dice como si fuera casi imposible. — susurró Jean.
Los que se encontraban recibiendo órdenes de su superior eran Connie, Annie, Lilly, Jean y un chico más que pertenecía las Tropas de Guarnición.
— En caso de haber una situación de emergencia, ¿seremos libres de actuar como creamos conveniente? — preguntó Annie.
— Mientras solucionen la situación no hay problema. — algo parecido a una explosión del cuerpo de un enorme titán contra una casa se escuchó, alarmando a los demás.
— ¡Equipo de Kirtz, adelante! — les dieron la orden.
— ¡Sí, señor! — gritó.
Su pequeña operación de arrinconar a los titanes que faltan en una esquina dio comienzo. Junto a Connie y Annie lograron encontrar tres titanes, así que se ocuparon de guiarlos, ya muchos de sus compañeros habían muerto, no se podían permitir que sigan así.
— ¡Ahora mismo tenemos que actuar por cuenta propia! — dicho esto, se dispersaron.
Lily optó por seguir corriendo, si se adelantabaucho, el titán le iba a perder de vista y ya no le iba a interesar. Este titán estaba siendo un poco más rápido que antes, extendió su brazo para atrapar a Lily, la castaña saltó mientras su brazo se extendía debajo de sus pies. Lily ya estaba suficientemente cerca de la muralla, así que saltó para que esta bestia se junte con los suyos. Annie y Connie la estaban esperando en la cima, sólo faltaba alguien del segundo equipo, Jean.
— ¡Jean! — gritó Connie.
— ¡Allá está! — señaló Lily.
— ¿Qué pasa? ¿Por qué no está usando su equipo de maniobras?
— Algo debe estar fallando, de seguro se averió o perdió gas. — comentó la rubia.
Vieron que el castaño se metió a una casa, el titán lo había perdido de vista, así que se marchó a paso lento. El Kirschtein volvió a salir, se agachó a la altura de un cuerpo que estaba debajo de una roca. Comprendieron su plan, iba a usar el equipo de maniobras de ese cadáver para salir de ahí.
— ¿Qué es lo que ocurre? — el titán que antes se había marchado regresó. Marco al ver a su amigo en aprietos, no dudó en saltar de la cima de la muralla.
— ¡Marco! — Lily bajó, seguida de la rubia.
El azabache con pecas hizo de carnada mientras que el castaño sacaba el equipo de maniobras de ese cadáver. Jean estaba por escapar, pero el equipo de ese hombre tampoco le funcionaba y volvió a caer. Otro titán del mismo tamaño estaba por agarrarlo desde la espalda.
— ¡Jean! — con valentía y sin vergüenza, la castaña hizo algo que nunca creyó que haría en su vida.
Sea algo de vida o muerte, se sentía muy estúpida por tener que... Clavarle la cuchilla en su trasero.
— ¡¿Qué diablos fue eso?! — preguntó evidentemente molesto.
— ¡El idiota de Reiner dijo que este era su segundo punto débil!
— ¡¿Y de verdad le creíste?!
— ¡Ya luego hablaremos de esta idiotez, lárgate! — gritó. Lily no tuvo más opción que matar a este titán al ser muy molesto, sólo faltaba uno.
Annie terminó por acabar con ese titán y volvieron a subir al muro estando completos, literalmente. Jean los regañó por ser unos imprudentes.
Lily cerró los ojos con vergüenza de lo que pasó hace un rato. ¿En verdad consideró meterle una cuchilla en el trasero a ese titán? Al menos no murió virgen... ¡¿cómo?!
— Miren eso. — señaló Annie. Unos enormes pasos se escucharon y al levantar la vista, divisaron al titán de Eren en su forma de titán cargando esa enorme roca. Realmente parecía doloroso apesar de su gran tamaño.
Habían varios titanes por la zona que podían notar presencia de Eren. Ahora que el plan estaba en marcha, debían continuar alejando a los titanes de él y evitar peleas innecesarias.
— ¡Debemos ayudarlo! ¡Hay que mantener a los titanes lejos de él! — ordenó Jean.
Marco miró a Lily con una pequeña sonrisa de confianza. Confianza de que el plan esté yendo en marcha. El pecoso se acercó a Lily y ambos chocaron palmas para despedirse. Claro que no pudieron evitar que al hacer contacto con sus manos, sus caras enrojecieran.
La castaña se fue por su parte encontrando a una mujer que estaba a punto de ser devorada. Le cortó la nuca al titán... Pero al hacer esto sintió un pesar en su pecho, no entendía el porqué le dolía. Hasta hace un rato estaba luchando bien, pero de repente le dolió el corazón.
El titán cayó y la mujer se sacó de su mano. Le agradeció a Lily por salvar su vida y continuó con su labor. Ella continuó corriendo, pero otra vez este dolor, le dolía demasiado.
— ¡¡¡ARGHHH!!! — gritó Eren y tapó la abertura. Casi de inmediato se confirmó la señal de humo amarilla, la operación había sido un éxito.
Lili se sintió tan aliviada, pero esto aún no había acabado, aún debían eliminar a los titanes que se estaban dentro de la ciudad.
Pero... Otra vez este dolor.
Después de esto y gracias a la participación de la Legión de Exploración e ingenieros de las Tropas de Guarnición, la Muralla Rosé resistió. Por primera vez, la humanidad venció a los titanes.
La castaña llevaba un día juntando cadáveres para evitar algún efecto secundario, una epidemia a causa de estos cuerpos. No había visto a casi nadie de sus conocidos cerca. Ni a Mikasa, ni Armin, ni mucho menos a Marco...
La castaña bostezó con sueño y el ceño fruncido por ver cadáveres y sangre a cada rincón de la ciudad, y justo al lado de ella había otro cadáver, era de una mujer mayor que ella, no le daba tanto miedo ya que no parecía estar tan lastimada. Lily sacó algo en el interior de su bolsillo, era su información personal escrita en papel.
— Disculpe, cadete, ¿conoce a esta joven? — preguntó una mujer.
— Sus datos estaban en el bolsillo de su chaqueta. — respondió. La mayor le pidió que se los dicte. — Ella era... Cersei Lannister, tropa de cadetes 102. Unidad: Tropas de Guarnición. Escuadrón 23.
— Muchas gracias, está información es suficiente. Continúe con su labor, recluta. — se marchó.
— ¡Sí! — respondió.
Lily acomodó el pañuelo blanco de su boca un poco más, de reojo pudo divisar a Jean que también venía en la misma dirección, al menos ahora sabía que él estaba bien y no había muerto. Lily caminó junto a él mientras hablaban.
— Hey, Jean. — llamó. — Vamos, te acompaño, me molesta esta soledad.
— ¿Te sientes sola?
Asintió. — Tal vez sea por todos los cadáveres que vi hasta ahora. Su mera presencia me hace sentir muy vacía...
Al avanzar un poco más, Lily volvió a sentir ese dolor en el corazón, ya le estaba preocupando... Y no se habría dado cuenta de eso de no ser por Jean que sujetó fuertemente su muñeca mientras temblaba.
— ¿Qué sucede-...? — Lily se llevó ambas manos a la boca mientras que sus labios temblaban y su ojos se hacían agua en un instante. Sus piernas dejaron de funcionar en ese momento.
— Tú eres... — Lily se dejó caer al piso mientras que sus lágrimas caían sin detenerse por siquiera un segundo.
— Oigan, reclutas. — llegó otra mujer. — ¿Conocen el nombre de ese cadáver?
— Y-Yo... no puedo creer que... Esté muerto. — decía el joven Kirschtein. Lily se mantenía en el piso evitando el tener que gritar. — ¿Qué... Qué te ocurrió, eh?
Lily llevó ambas manos en su cabeza mientras cerraba lo ojos y se repetía a ella misma "No es real, no es real, no es real..." Su mente vagó por ese duros recuerdos en donde su preciado amigo se iba, y todo por querer protegerla.
— M-Marco... Yo fui quien... No. — negó. — Él no puede...
— Recluta, ¿conoces su nombre? — le preguntó esta vez a Lily al no tener respuesta de Jean. — Si lo sabes, dímelo de inmediato.
Lily giró a verla con su rostro empapado en lágrimas, justo ahora era incapaz de soltar una palabra. Todo su ser se retorcía.
— ¿Entiendes esto, recluta? Han pasado dos días desde que se selló la abertura, pero aún no hemos terminado de recoger todos los cuerpos. Es probable que se produzca una terrible epidemia, soldado. Debemos evitar una catástrofe secundaria, todavía no podemos llorar por nuestros muertos, ¿ahora lo entiende?
Lily llevó una mano a su pecho, sus dientes se juntaron mientras estos no dejaban de temblar, sus ojos que ya estaban rojos le ardían... Y con una voz muy débil habló por fin...
— Es un soldado... De la Tropa de Cadetes 104, líder... del escuadrón 19... Es el mejor de todos aquí... — cerró los ojos y tragó en seco. — Marco Bott. ¡Su nombre es... Mar-co!
— Así que Marco. — anotó. — Es un alivio saber su nombre... — dijo. — Continúe con su labor, y...
La mujer de coleta alta volteó para acercarse y palmear el hombro de la joven. Esta mordió sus labios y su respiración se agitaba poco a poco hasta el punto de no poder respirar adecuadamente.
— Lamento su pérdida. — se alejó de ellos sin decir nada más.
Lily comprendió en ese momento la razón por la que su corazón le dolía tanto... Era por esta realidad. Su débil corazón se lo decía desde hace 65 horas, 37 minutos, 29 segundos... Pero ella no le prestó atención a su salud.
Lily colocó una mano en el piso y otra en el corazón mientras que aún mantenía sus labios juntos y sus ojos lagrimeando del dolor. La castaña sentía su corazón latir menos hasta el punto en que por fin... Todo se oscureciera sin ser de noche.
— L-Lil... ¡Lily! — gritó Jean.
La castaña sintió su cuerpo mucho más liviano que antes, estaba en la ciudad. Sintió que alguien la tomaba de la mano con delicadeza. Al mirar a su derecha, lo encontró con una muy amplia sonrisa.
La castaña sonrió con calma y abrazó al chico con cariño.
— ¡Marco, ya llegaste! — dijo.
No recibió respuesta alguna de su parte, y de la nada su cuerpo cayó. Se sentía mucho más contaminado, el olor a muerte. Su ropa estaba entre sus brazos y no supo el momento en que sus lágrimas bajaban de sus ojos sin detenerse. Al ver a su alrededor, sólo encontró cadáveres y la ropa de Marco cubierta en sangre.
— ¡AHHHHH! — gritó. — ¡Marco! ¡No me dejes tú también! ¡Prometiste estar junto a mí! ¡Y yo... ni siquiera fui capaz de decirte lo que sentía por ti! — sollozó. — Estoy enamorada de ti, Marco...
Unos pasos se escucharon cerca de sus oídos y una pequeña risa, y ahí fue cuando por fin pudo despertar de su sueño.
— ¡Marco, por favor, no me dejes! — fue lo primero que hizo al despertar, el aferrarse a la primera persona que se le cruzó mientras lloraba como una niña pequeña.
Sus llantos eran así... Ligeramente la mano de esta persona acarició su cabeza para hacerla saber que no estaba sola.
— ¡N-No te vayas! Quédate junto a mí, ¿quieres? — continuó llorando. — Si te vas... Gritaré. ¡Te juro que gritaré hasta el punto en que mi garganta se rompa y quede sin voz!
— No me iré. — Lily se despegó del abrazo que le dio a la persona que estaba en medio de la oscuridad. Ella reconocía más que nadie esa voz, pero se preguntaba qué hacía aquí consolándola. — Jamás me iré de tu lado, Lil... Puedes desahogarte conmigo, estaré a tu lado pase lo que pase... Es una promesa.
— Ar-Armin... — volvió a soltar en llanto mientras se aferraba más a él. Armin acariciaba su cabello y juntó sus cuerpos en un cálido abrazo. Lil se sentía en compañía con Armin, es de las pocas veces en las que dejaba que un chico la vea tan vulnerable. — ¡Armin, Marco se fue! ¡Se fue y me dejó sola...! ¡¿Cómo podré vivir en paz con este dolor, eh?!
— Lo sé, lo sé... — la aferró más a él.
— ¡Nunca fui capaz de decirle...! ¡Es que tenía tanto miedo... No creí... que esto volvería... a suceder! — soltó. — ¡Se fue...! ¡Y yo... no tuve el valor necesario para decirle que él me gusta! ¡Marco se fue sin recibir mi respuesta! ¡Él ya no podrá saber lo que siento por él!
Armin estaba muy triste de haber perdido a un amigo tan apreciado como Marco. Recordaba todos los momentos que pasaron juntos como reclutas y amigos, reparando sus equipos de maniobras, estudiando en la biblioteca, debatiendo sobre sus teorías de los titanes.
Pero también se sentía triste por saber que Marco se había ganado un espacio en el dulce y frágil corazón de Lily Weigel.
Esto también lo destrozaba... Pero no podía hacer nada con los sentimientos de Lil, ella ya había elegido de quién estaba enamorada.
Lily por fin había sacado todo su dolor durante estos 10 minutos soltando lágrimas y sufrimiento. Armin despegó sus cuerpos de ese abrazo, su camisa estaba llena de sus lágrimas y mocos.
— Armin... Sé que esto te sonará muy raro e infantil... Y también que estoy abusando de tu amabilidad, pero... — la castaña sujetó la manga de su chaqueta. — ¿Crees... Crees que podrías quedarte conmigo hasta que me duerma? Estaré más segura con alguien de confianza a mi lado...
Armin enrojeció, aunque no se le notaba debido a la oscuridad en la habitación.
— Por supuesto, no me iré. Te lo prometo, Lil. — dijo.
— Gracias, Armin. En verdad eres... Un buen amigo. — susurró.
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