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➤ LA CAÍDA DE TROST.
Año 850.
La lluvia caía, el lodo y barro hacían que cada paso sea más difícil que el anterior, y era aún peor con esas mochilas pesadas que llevaban en la espalda como la gran cruz.
— ¡Son muy lentos, corran, malditas escorias! — les gritó el instructor. De repente giró para ver al último de la fila que los retrasaba desde hace rato. — ¿Qué te pasa, Arlert?
Lily giró la cabeza discretamente, a veces sentía pena por él. Siempre quedaba al final de todos, no tenía una buena resistencia física.
— ¿Esto es demasiado para ti? ¿Ya no quieres cargar el equipo? Si estuvieras en una misión real, ya serías comida de titán. — avanzó.
«¡Ra-Rayos...!» — 🌊
Lily se le acercó para ayudarlo, se le apegó y le quitó la mochila.
— Vamos, avanza, yo te sigo. — dijo.
— Lil, n-no tienes que hacerlo... Dame eso, te castigarán.
— Fui castigada muchas veces, ésta no es la diferencia. — habló con un poco de dificultad por el doble peso.
— ¿Ah, sí? Pues en estos meses, deberías cuidar tus notas, Lily. — dijo Reiner luego de quitarle la mochila de Armin.
— Y si te encuentran a ti, ¿eh? — le habló Lily. — Eres uno de los mejores y estás arriesgando tus notas al ayudarlo.
— No lo harán si no se dan cuenta, y ni creas que cambiaré de opinión. — dijo adelantándose.
— No te quedes atrás, camina. — le dijo la castaña empujando al rubio como impulso.
— Tienes razón, Lily. Prefiero morir antes de ser una carga. — susurró el rubio de ojos azules.
Armin avanzó a la altura de Reiner y recuperó su mochila para continuar avanzando.
«Armin Arlert; carece de fuerza física. Sin embargo, lo compensa con su gran intelecto.»
Lily sonrió a escondidas y avanzó más a la fila quedando en el centro y superando una vez más a Armin.
«Lily Weigel; una cadete confiable. Si se esfuerza un poco más, en unos años llegará a ser una gran mujer.»
Entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo. Algo que Lily odiaba, esta vez no aceptaría que Annie se le lleve a escondidas. En este poco tiempo que les queda debía mejorar sus notas y tomarse las cosas muy en serio. Lily ya había aprendido algunas técnicas de Annie como esta le prometió.
— ¡Vamos, una vez más! — le dijo la castaña.
— Hmp, está bien. — habló el mayor. — ¡Aquí voy! — Bertholdt atacó con al arma de madera.
Lily se lo quitó de una patada, una técnica que le enseñó Annie. No lo notó, pero Bertholdt estaba molesto por ver que ella usaba la técnica de la rubia menor. Las piernas de Lily rodearon la cintura del mayor y se apegó a su espalda, con sus brazos abrazó su cuello para quitarle aire.
Bertholdt cayó de espaldas, pero Lily aún lo tenía aprisionado.
— ¡Tiem... Tiempo! — Lily lo soltó y Bertholdt empezó a toser. — A veces puedes llegar a ser muy ruda.
— Siento que te dejaste vencer. — le dijo Lily ayudándolo a levantarse. — Siempre supiste cómo derribar a todos los demás sin esfuerzo, así como Reiner, Mikasa y Annie.
— Creo que me estoy oxidando. — se rascó la nuca con nervios.
— "Oxidando" dices... Como si no bastara con tu tamaño.
— Mi altura no tiene nada que ver. — dijo. — La fuerza está en querer levantarse y continuar.
Ella suspiró, de repente sintió que alguien la agarró del hombro.
— ¿Irás o no? — habló Annie.
— Perdón, Annie. Ve tranquila, yo te cubriré. — dijo con media sonrisa.
Annie pasó entre ellos, Bertholdt le dio una ligera mirada a Annie antes de irse, la rubia cerró los ojos y continuó caminando.
— ... Disminuyendo así el consumo de gas. — habló Kirschtein. — Oye, ¿me estás escuchando, Lil?
— ¿Eh? ¿Dijiste algo?
— Lily, pon atención a lo que digo, quieres unirte a la Policía Militar, ¿no es así?
— Perdón, estaba pensando en otra cosa. — confesó mientras bebía de su té de hierbas. Sintió la vista de Marco encima y se sonrojó.
Era cierto, hace varios meses que el pecoso se le confesó, pero ella aún no acomodaba sus ideas. Por esta misma razón estaba perdida en los entrenamientos y sus notas bajaron un poco.
— En fin, no es algo que pueda hacer cualquiera. Pero es algo que vale la pena recordar si quieres unirte a la Policía Militar.
— Vaya, sería grandioso hacerlo. El poder trabajar cerca del rey... — fantaseó Marco. — Creo que es un verdadero honor...
— Oye, Marco~ — Jean le dio una palmada a la espalda y este derramó de su bebida oscura a la boca como una barba. — Ya deja de actuar y dinos la verdad. Quieres estar en esa unidad porque sabes que tendrás una vida cómoda y segura en el interior, ¿no?
— ¡N-No...! Yo sólo lo hago porque...–
— ¿El interior es más cómodo? — habló Eren. — Hace cinco años esta zona era parte del interior.
— Dime, ¿cuál es tu punto, Eren? — preguntó Kirschtein.
— Jean, sabes bien que aunque te vayas al interior, ¡nunca dejarás de ser un maldito mediocre!
Mientras los demás reían, Lily pensó en sus palabras. Era verdad, ella sólo se motivaba en mejorar para irse lejos de las murallas. Pasó un infierno durante la caída de la muralla María, no quería ver a otro titán ni de broma. En su mente y pesadillas corría la muerte de Jack. Se sentía culpable que al verlo morir simplemente corrió sin importarle. Sus ganas de vivir eran más altas que la muralla misma.
— ¡Argh! — de repente escuchó un golpe en seco, Jean fue derribado por Eren con la técnica de Annie. — ¿Qué demonios hiciste, idiota?
— Usé un movimiento que aprendí mientras tú perdías el tiempo en el entrenamiento. Si crees que la realidad es vivir cómodamente en el interior, ¿cómo puedes decir que eres un soldado?
La tensión dejó a todos callados, pero fue peor cuando la puerta se abrió dejando ver al instructor.
— Cadetes, me ha parecido haber escuchado un ruido fuerte. ¿Algún voluntario que pueda decirme qué sucede? — preguntó.
Jean y Eren volvieron a sus asientos, Mikasa levantó la mano para hablar.
— Sasha soltó un gas, señor.
— ¡Ahhh...! — la castaña se asombró por las palabras de Mikasa.
— ¿Otra vez tú, Sasha? — Lily tragó de su pan para no reír. — Aprende a tener un poco de vergüenza.
Lily sintió su mundo irse abajo... Todo su esfuerzo a la basura. Lily no quedó entre los diez mejores de su tropa. ¿Qué fue lo que pasó? Hasta hace poco ella era una candidata a quedar entre los esos puestos, pero no lo logró. Sintió que su corazón se detenía y su respiración se agitaba de poco a poco. Su última opción era irse a las Tropas de Guarnición, porque ni de broma se uniría a la Legión para morir al primer día.
Pero en la Tropas de Guarnición normalmente te mandan cerca de las murallas, en donde tienes que mantener orden y el mantenimiento de los cañones... Donde claramente tendría una vista perfecta de esos titanes repugnantes.
Lily salió del comedor y se fue a sentar a las escaleras, miró la luz de la luna. Soltó lágrimas sin pensarlo...
— Jack... Te fallé, perdóname... Ya no podré vivir por ti de esta manera... — sollozó. — Querías que yo fuera feliz... Y que tenga una larga vida... No puedo ir a la Legión, no tengo el valor necesario de enfrentarlos... Y si voy a las Tropas... ¡Me mandarán a zonas exteriores! No puedo ver a esas bestias otra vez... No puedo... Jack, me encantaría que estés aquí... Quiero que me cuides, y me digas que todo saldrá bien...
Lily limpió sus lágrimas, pero de nada sirvió porque salían más de ellas mojando su rostro. Sus ojos y nariz estaban rojas.
— ¿Me puedes ayudar...? Quiero tu presencia. — se llevó ambas manos para recoger su cabello mientras seguía llorando. — Te necesito aquí conmigo, Jack... Tú eras el único que podía sacarme una sonrisa... No importaba qué tan gris esté mi día, siempre conseguías la manera... De sacarme esos ánimos, esa sonrisa... — se abrazó ella misma.
— Lily, ¿qué haces aquí tú sola? — escuchó la voz de Eren. La castaña se limpió los ojos y se calmó.
— Quería ver la luna llena. — dijo. — ¿Y tú?
— Yo... Tuve un desacuerdo. — este se sentó junto a ella, ella desvío la mirada, suerte que él ni lo notó.
— ¡Eren! — escuchó la voz de Mikasa aproximarse mientras se ponía su bufanda. Al ver a Lily, su expresión cambió. La idea de que ambos estén sentados, juntos...
— Li-Lily... — saludó Armin. — ¿Qué pasó? — el chico se acercó a ella y la vio fijamente. Su rostro lo decía. — ¿Estabas llorando...?
— Yo per-permanecí con los ojos abiertos durante un buen rato, era lógico que algunas lágrimas salgan.
— Estás mintiendo. Esta tarde en la ceremonia estabas muy triste. — el rubio sus manos entre las suyas. — Dime, ¿hay algo que quieras contar?
Lily suspiró. — No sé qué haré... Yo quería unirme a la Policía Militar para tener una vida apartada de los muros y del mundo exterior... Pero esto es sólo un derecho para los diez mejores de la tropa. Tropa a la que no pertenezco... Y si me uno a las Tropas, me mandarán a zonas cerca del exterior, y yo vivo con el miedo día a día de que los muros vuelvan a caer como hace 5 años.
— Pero, tú habías dicho...– — Eren fue interrumpido.
— ¡Fue una mentira! ¡Era sólo una mentira que dije para que no vean lo cobarde que soy! Tú tenías razón, Eren. Aunque me aleje, nunca voy a dejar de ser una maldita mediocre. Soy muy cobarde, ¿no? Mejoré mis habilidades de combate, cada una de esas cosas sólo para irme lejos... No quiero morir, quiero vivir hasta ser una bruja anciana sin fuerzas para pararme.
— No, Lily, estás mal. Tú no eres una cobarde. — negó el rubio. — Valorar tu vida es algo muy noble.
— Oye... Perdón por lo que dije antes, yo no sabía que también tenías razones para querer ir a la Policía Militar.
— Ustedes son realmente geniales, chicos. — dijo la castaña, el trío giró a verla. — Ustedes tienen metas, objetivos claros de lo que quieren hacer. Unirse a la Legión, sabiendo del peligro que existe... Es algo que yo no podría hacer.
— Es cierto que nosotros tenemos nuestras razones, pero como Armin lo dijo, valorar tu vida no te hace una cobarde. — habló Mikasa.
— Gracias, Mikasa. — dijo.
Armin acarició sus manos como una motivación para ella, él le sonrió dulcemente. Toda esa energía positiva y la paz que daba su mera presencia la calmó.
— Gracias por escucharme, creo que ya debería irme. — se levantó.
— Puedo acompañarte si quieres.
— No hace falta, Armin, pero te agradezco mucho tu preocupación. Eres muy amable.
Otro día más de vida, o tal vez uno menos... No sabría decirlo con total exactitud. El trabajo de Lily ahora era limpiar los cañones del interior, la entrada estaba frente a sus ojos, era algo a lo que tendría que acostumbrarse si quería irse a las Tropas de Guarnición.
Vio a unos niños jugar con unos trompos de madera, uno de ellos salió rodando hasta sus pies. Lily agarró el objeto y se lo entregó.
— ¡Muchas gracias, señorita!
— ¡Lil, necesito un poco más de agua aquí! ¿Puedes ayudarme, por favor? — le preguntó Daz.
— ¡Sí, ahora voy! — dijo. — Anda, ve con tus amigos.
El niño hizo una reverencia y sonrió con sus pocos dientes, no tenía los del frente. Lily se enterneció al verlo tan feliz, no era fanática de los niños por razones que ni ella sabía, pero era muy obvio que le causaba tanta ternura las criaturas.
Una enorme sombra se apareció en el piso junto con un fuerte rayo amarillo y un temblor que sacudió el piso, Lily se tapó los oídos por instinto y miró a sus espaldas...
— ...
El titán Colosal los veía desde ahí arriba, era la primera vez que lo veía en persona, pero eso no era de festejar. Lily dirigió su vista al niño que miraba fijamente al titán, este también se quedó helado de espanto. Los otros dos niños que le acompañaban también los veía con terror.
— ¡Niños...–! — el viento sopló, ya no pudo hacer nada por el pequeño y tampoco sabía si esos dos niños iban a sobrevivir. — ¡Ahhhhhh! — gritó haciendo fuerzas con el escudo para que no se lo lleve el viento. Pero su fuerza era menor...
Lily fue expulsada unos metros más atrás, el escudo no se le vino encima por pura suerte.
Al abrir los ojos encontró con un cuerpo humano desfigurado. El escudo lo aplastó y ya no vio a los dos niños de antes. Ella estaba en el piso con la sangre en sus manos.
— ¡AHHHHH! — gritó desesperada para levantarse. — ¡Jack! ¡Jack, despierta! ¡Despierta! ¡Por favor, no me abandones! — La desesperación la confundía mucho... — Tú... Tú no eres Jack, me estoy volviendo loca...
Daz pensó que se estaba poniendo muy mal, pero tenía tanto miedo que la dejó mientras gritaba y lloraba.
Lily levantó la vista hacia el muro, la puerta estaba abierta, la tragedia de hace 5 años se iba a repetir otra vez, hoy mismo... El titán Colosal derribó los cañones y los escombros aún caían desde arriba.
— ¡Ahhhh! — gritó cubriendo su cabeza.
El titán Colosal parecía querer atrapar algo, era como un humano intentando matar a una mosca. Pues esta mosca era humana y se llamaba Eren Jaeger.
Lily no lo supo ver desde esa altura, pero estaba segura de que ahí arriba ocurría algo.
— ¡Weigel, qué ocurrió! — preguntó por la sangre en sus manos y pecho. — ¡La estrategia contra el titán Colosal está en marcha, ayuda a los civiles a pasar a la siguiente muralla!
Lily asintió nerviosa y limpió sus lágrimas, ya estaba un poco más en calma al tener algo de compañía. — ¡Sí, señor! ¡Rezaré por su éxito en la misión! — este subió a la muralla con el equipo, dejándola de nuevo.
Lily dirigió su vista al cadáver del niño que hace un rato estaba tan feliz y contento, lo miró con miedo.
— Por favor, perdóname, no pude salvarte... — buscó con la mirada a Daz, pero no logró encontrarlo en ningún lado. Lo suponía, ese chico era más cobarde que ella misma. — Ese desgraciado... Me abandonó.
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