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➤ BAJO LA NIEVE.
Año 849.
La nieve era insoportable para Lily, es realmente horrible caminar sin rumbo alguno, ella tenía tanto miedo, estaba sola... Sus dientes temblaban mucho, sus piernas se movían de un lado a otro por el viento y su cuerpo estaba más débil con cada paso.
Se sentía tan mal que apenas podía estar de pie sobre la nieve, trataba de buscar alguna señal de luz, pero no había encontrado nada durante el tiempo que había caminado.
Estaba absolutamente sola.
— ¿Hay... Hay al-guien? Por favor... Odio... Oscuri... dad...
— ¡Bien, ya está este grupo! ¡Dense prisa! — ordenó la mujer.
— Nueve horas con doce minutos, no está nada mal. — dijo su superior satisfecha de los resultados. — Lo lograron con este clima.
Eren se sentó en el piso cansado con la espalda sobre las rejas, soltó un suspiro después de caminar mucho durante esas horas en la montaña nevada.
— Creí que moriría... Entrenar en la nieve no es nada fácil, ¿no lo creen?
— Mierda. Ya no siento las piernas. — se quejó Jean sentándose.
— Y yo, ¿qué esperan para dejarnos entrar?
— Tal vez nos prepararon algo caliente y delicioso para la cena...~ Jejeje... — dijo Sasha con la baba saliendo de su boca.
Entre el grupo se les acercó Reiner que preguntaba por Christa, nadie la había visto en ese tiempo. Luego llegaron Marco y Mina que venían a darles malas noticias.
— ¡Chicos! ¿Han visto a Lily? No ha vuelto hasta ahora. — les mencionó Mina muy preocupada.
— ¿Qué? — exclamaron Armin y Eren sorprendidos y preocupados.
— ¿Qué pasó? ¿También se quedó a ayudar a Daz?
— Nadie ha visto a Daz, tampoco volvió Ymir. — dijo Reiner.
— Se supone que yo era el que estaba a cargo de cuidar de los demás... — Marco apretó los puños. — Lily está por ahí sola, y todo por mi culpa... ¡Tengo que ir a buscarla!
— ¡Es-Espera! — le detuvo Eren. — Yo iré contigo.
— Eren. — Mikasa lo detuvo tomándolo de su brazo.
— No podemos quedarnos aquí, hay que ir a buscarlos.
— ¡Todos, entren a la cabaña! — ordenó la supervisora.
— Pero... Lily, Christa y–
— Lo sabemos. — dijo. — Iremos a buscarlos mañana a primera hora.
— ¡No podemos esperar a mañana! ¡Podrían morirse del frío! — les dijo Marco. — ¡Debemos ir–
— ¡Si van, no lo resolverá! — dijo. — ¡Que ustedes se pierdan sólo empeorará el problema! No podemos permitir que más personas se pierdan en la montaña.
El viento volvió a soplar de forma amenazante. Eren maldijo tras esto, Marco y Armin también estaban muy preocupados. Lily y los demás estaban en la montaña, perdidos...
Todos entraron a la cabaña con la presencia de las chicas y Daz en mente. Marco estaba más serio de lo común, no solía ser así, siempre era muy alegre y caballeroso. Lily Weigel... Ella se había convertido en alguien muy importante para él durante el tiempo que la veía y se juntaba con ella. Y no porque la acosara, sino porque siempre se topaba con ella en el camino, pero también por intención. Ella no le hablaba mucho, tenía miedo de ser juzgada por alguien tan "genial y brillante" como él. Pero por otro lado, Marco la veía siempre que tenía la oportunidad. No lo podía negar, ella era muy especial.
Lily paró en un árbol de muchos en donde se sentó, era imposible poder caminar con este clima que te congelaba los pulmones. Se sentó y exhaló para sacar todo el frío de su nariz. Estaba inquieta por no ver el camino otra vez, pero no conseguía nada caminar sin rumbo a oscuras. Su farol estaba perdido, no sabía en dónde estaba o si se habían dado cuenta de que ella no estaba con su grupo.
No, seguramente lo sabían. Pero no se les permitía salir con este frío tan potente. Eso pensó.
Y si no se dieron cuenta, fue por el viento que resoplaba en los oídos de los otros. El viento no había dejado que sus compañeros se percataran que ella ya no estaba porque cayó en un barranco. Cuando despertó, trató de llamar a los demás al salir bajo la nieve, caminó, pero Lily no podía encontrar nada que no sea nieve y oscuridad.
Lily se quedó ahí y comenzó a llorar por lo idiota que se sentía. Marco les dijo que tuvieran cuidado, y por su torpeza ahora estaba perdida.
Y si no encontraba algo de calor para su cuerpo congelado... Podría morir... Bajo la nieve.
— Ay-Ayuda... Alguien, po-r favor... Ayúde-... nme... — estaba cada vez más afónica.
Eren, Mikasa y Armin se alistaron para salir con el equipo necesario para sobrevivir a la ventisca. Mikasa por obvias razones, Armin porque también le preocupaba mucho las chicas y Daz.
— Ya se los dije, no tienen que venir conmigo. Ya oyeron a la instructora.
— No te dejaré ir solo. — habló la azabache.
— Yo también iré, m-me preocupa mucho... Digo, todos, ¿no?
— Oigan, si Lily estaba en el grupo de Marco, ¿eso no quiere decir que ella está perdida en otra parte? — le preguntó Mikasa. — Tanto como Daz, Ymir y Christa estaban en el mismo grupo.
— Mierda... No llegamos a ese punto. — maldijo Eren.
— Oigan, yo también iré. — se les acercó el pecoso. — Yo puedo ir por Lily, ustedes vayan por los otros.
— Marco...
— Ella era mi responsabilidad. Yo soy el que debe ir, como líder del grupo... No puedo permitir que siga allí afuera mientras se muere del frío. Ni aunque fuera una orden, no puedo esperar a que ocurra un milagro, no señor.
— Ustedes, ¿a dónde creen que van? — se les acercó el rubio mayor.
— No intentes detenernos, Reiner. — le dijo Eren con firmeza.
— No llevan equipo suficiente. — les dijo Bertholdt.
— Si van así, también se perderán en la nieve.
— Si vamos todos juntos, no vamos a tener problemas en encontrar a las chicas y a Daz. — sonrió.
— Contamos con ustedes. — dijo Eren devolviéndole la sonrisa.
— Oigan, nosotros también iremos. — dijo Connie, junto a él estaba Sasha.
— Lily, Christa, Ymir y Daz son nuestros compañeros. — dijo la castaña. — Cuenten con nuestro apoyo. — sonrió. — Traigo suficiente comida.
Una gran explosión se escuchó junto a un rayo de luz amarilla, alarmó a los demás porque no solían escuchar rayos así en las montañas.
— ¿Qué fue eso?
Eren abrió la puerta y salió, más allá de la montaña había humo.
— ¡Chicos, alguien se acerca! — dijo Sasha apuntando la dirección.
Parecía haber una sola persona ahí. Era Ymir que venía junto a Daz, pero no había rastro de Christa o de Lily. Eso alteró más al pobre Marco.
— Es todo, iré a buscar a Lily. — dijo Marco. — Pasaré por el camino que hemos tomado.
— Marco, yo iré contigo. — dijo el rubio. — Vas a necesitar ayuda, es muy arriesgado que vayas tú solo.
— Sí, tienes razón, Armin. — asintió, dándole la razón.
— Armin... — llamó Mikasa, este giró a verla a los ojos. — Por favor, ten cuidado.
— No te preocupes por mí. Estaré bien, traeremos a Lily.
Ambos chicos salieron separados del resto que intentó buscar a Christa, pero Marco era el más que buscaba señales de vida de Lily... Caminaron, caminaron, caminaron. Pero no había rastro de ella por ninguna parte de esa gran montaña.
Marco y Armin sentían congelarse vivos a medida que iban avanzando, ¿así es como se sentía Lily en estos momentos? Sola, perdida, sin nadie que la pueda ayudar...
Armin se detuvo al ver algo raro en una de las ramas. Se acercó junto a su farol y achinó la vista. Agarró algo que parecía ser tela rota en una de las ramas.
— ¡Marco! — el pecoso volteó y se acercó a él. — Mira esto, es tela rota del abrigo que usamos.
— Y si esto está por aquí... — Armin asintió a lo que el pecoso estaba por decirle.
— Sí, probablemente Lily esté muy cerca de aquí. — dijo.
Ambos siguieron buscando con sus esperanzas en lo más alto y gritando su nombre para ver si había señales de ella. Ya tenía que estar cerca.
— Mar-... co...
El rubio sintió haber escuchado su voz bajita, pero algo le decía que no era un producto de su imaginación.
— Mar... co... — trató de hablar.
Armin encontró un cuerpo tumbado en el piso, cuando acercó su farol vio el cuerpo de Lily frío, congelado. Parecía muerta.
— ¡Madre mía, Lily...! ¡Marco, la encontré! — gritó. — ¡Lily...! ¡Marco, ella está aquí!
Lily despertó con dolor de cabeza y con mucho frío. Vio el lugar para poder recordar lo que había hecho. En eso recordó que se quedó en las montañas muriendo de hipotermia.
— ¿Ya estás despierta? Déjame ver tu temperatura.
Lily se levantó, pero de inmediato sintió todo el frío recorrer cada parte de su cuerpo hasta el punto de caer nuevamente en la cama.
— ¡No haga eso! Aún no estás bien, debes descansar un poco más.
— ¿El instructor sabe de esto?
— Sí. — afirmó. — Tú y un recluta más deben quedar en absoluto reposo. ¿Ahora lo entiendes?
Ella asintió. Miró a su alrededor y a las colchas que tenía encima. No se podía ni levantar con el frío.
— Oh, una cosa más. Dos chicos estuvieron viniendo a verte durante el tiempo que estuviste inconsciente.
¿Escuchó mal? ¿La mujer hablaba de "dos chicos"? ¿En serio eran dos? Lily miró a la enfermera y se metió entre las colchas otra vez.
— Más tarde podrás verlos. Mientras esperas, deberías dormir.
Ella asintió y se acurrucó entre las colchas de piel de tigre. Quedó profundamente dormida, era tan linda... El joven tras la puerta sonrió al ver a Lily dormir, la enfermera no lo sintió y continuó con su labor.
La castaña despertó muy adormilada, ya era de noche y tenía mucha hambre y sed.
— ¿Hay... Alguien? — preguntó.
Nadie respondió entre el silencio. ¿Lo habrá dicho muy bajo o no había nadie lo había escuchado? Se levantó y salió con algunas colchas encima. Había algo de ruido afuera y quería asegurarse que no empezó a invernar.
Se acercó lentamente a la ventana de la cabaña... Sus ojos se abrieron lentamente hasta el punto de quedar como búho. Marco Bott... Estaba realizando el peor entrenamiento bajo la nieve, si seguía de esta forma, iba a terminar igual que ella.
Lily abrió la puerta de la cabaña y salió a rastras de ahí para verlo.
— ¡Mar... Marco! — se tambaleó y su cuerpo cayó al piso.
— ¡Li-Lily! — este corrió a ella con prisa para ayudarla a levantarse. — ¡¿Qué haces aquí?! Aún no estás en condiciones de levantarte...
Marco la cargó algo débil y la llevó a la cabaña nuevamente.
— ¿Qué hacías despierto a estas horas bajo la nieve? — el pecoso cambio de expresión.
— Estaba cumpliendo con mi castigo por dejarte de lado y perderte... — susurró apenado con la vista al piso.
Lily sintió su corazón detenerse por un segundo, causando que ambas mejillas estén coloradas y que su respiración comience a fallar. Él se estaba preocupando por ella.
— Perdón. — dijo. — Perdón, perdón, perdón, perdón, perdón. Si tan sólo hubiera sido más cuidadosa con las reglas al escalar la montaña, nada de esto habría pasado...
— N-No. No es culpa tuya, Lily. No te sientas mal. — dijo. — Yo era el líder del grupo y debía ver por seguridad de todos, discúlpame...
Lily se acercó y lo abrazó, Marco sintió su corazón saltar de alegría y sus mejillas enrojecer. Esperaba tanto tenerla así, aferrada a él. El tiempo que le dedicaba a ir junto a Lily trajeron sus frutos... Ella no mostraba cariño por nadie, y justo ahora Lily lo rodeaba con los brazos, una muestra de su afecto.
Marco rodeó a Lily entre sus brazos y la apegó más a ella, Lily se sentía tan extraña. Lo que hizo fue un impulso para no hacer sentir mal a Marco, pero aún así... Lo disfrutó.
Los reclutas volvieron a la zona de entrenamiento militar. El instructor Shadis reprendió a los reclutas que no lograron terminar a tiempo la prueba en la nieve y a los que se habían perdido. En otras palabras... Lily, Daz, Christa, Ymir. Y a los que no han acatado las reglas y salieron sin permiso, Armin y Marco.
Luego de su "condena", todo volvió a la normalidad. Esa misma tarde, Marco le envío una carta a Lily.
"Querida Lily, ¿te gustaría salir conmigo esta tarde? Me encantaría que fueras a la torre de vigilancia. De todos modos, tenemos un turno juntos de amanecida."
Lily sonrió, claro que iría. No sólo por él, sino por el posible castigo que recibiría por parte de Shadis si no iba. Salió de la cabaña de chicas y un brazo se entrelazó con el de ella.
— Sasha... — habló al verla.
— ¡Lily, vamos al comedor! — dijo. — ¡Venga, que se me antojaron unos frijoles con arroz!
— ¿No crees que te castigaron mucho por robar comida?
— ¡No pasa nada! — aseguró. — Además, Ymir y tú son las únicas que me ayudan, pero ella ahora está con Christa en la biblioteca.
— Está bien... — dijo al final.
Sasha la arrastró hasta el comedor y se detuvo en la entrada trasera quedaba la cocina, Sasha se sirvió un plato de infarto. Podía comer un elefante y no sentirse satisfecha. Lily agarró algunas frutas de paso y se las llevó.
— Te dije que sería fácil. — susurró.
— ¡Quién anda ahí! — era la voz del instructor, estaba en el comedor del otro lado.
— ¡Madres, vino el pelao' ese! — dijo en susurro.
— Cállate, debemos salir por la puerta de atrás. — habló.
Lily agarró del brazo a Sasha y ambas caminaron hacia la puerta, pero volvieron a escuchar a Shadis.
— ¡Qué haces aquí, Bott! ¡Deberías estar con Weigel vigilando la zona! — gritó este.
— ¡Per-... Perdón, señor! ¡Sólo vine a buscar algo de agua! — justificó.
— ¡Pues ahora te aguantas la sed! ¡Después de vigilar, darás 500 vueltas alrededor de la cancha! ¡Date prisa y ve con Weigel!
— ¡Sí, señor! ¡Enseguida, señor!
Sasha miró a Lily y suspiró, sujetó a Lily y la llevó afuera. Ambas se apartaron del lugar para no correr de sospechosas. Lily se preguntó qué haría Marco realmente ahí.
— Eso estuvo cerca.
— ¿Conseguiste tu comida? — le preguntó.
— ¡Sí! — sonrió para luego mirar detrás de ella. — Oye, Lily...~ — le dijo picarona. — Creo que alguien te busca... ~
Lily volteó, era Marco que se aproximaba a ellas, pero sólo para llevarse a Lily.
— Llegaste. — sonrió.
— Era mi deber como soldado. — enrojeció.
— Bueno...~ Los dejaré solos, par de pololos... — sonrió para irse.
Marco agarró su nuca, estaba muy nervioso y quería asegurarse de que todo salga bien. Desde el puesto de vigilancia se veía un lindo atardecer, y Marco aprovechó ese momento.
— ¿Vamos? — ofreció su mano. Lily tragó en seco, ya se daba una idea de lo que él quería.
— Vamos. — agarró su mano y los dos caminaron, vigilando que ningún superior los vea así.
Ambos llegaron, hablaron mientras hacían su labor. El atardecer ya casi llegaba con sus últimos rayos antes de desaparecer. Marco estaba muy nervios, se relajó e inició.
— Lily, sabes que últimamente estoy muy raro contigo, pero existe una razón... — soltó de repente.
— ¿Cuál es esa razón?
Marco agarró sus manos y las juntó delicadamente, Lily se sorprendió por el acto.
— Lily, tú eres la razón por la que mi corazón salta como loco, nunca me concentro en otra cosa que no sea en ti. Me la paso soñando en cómo sería nuestro futuro como Policías. Mi fantasía me llevó a esto... Lily, tú eres muy especial para mí. Te quiero, Lily. Me gustas...
— Marco, yo... No sé qué decirte.
El pecoso la soltó y el viento comenzó a mover sus cabellos.
— Eres alguien que se ganó un gran espacio en mi corazón, Lily. ¿Tú sientes lo mismo?
Lily juntó sus labios mientras que sus mejillas se ponían más rojas, miró al frente con nostalgia. Ya había vivido algo así, y fue un día feliz y aterrador.
— Esperaré tu respuesta.
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