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❀❘ 001

UN ÁNGEL.

Primer día de entrenamiento militar, la ceremonia de ingreso fue realmente aterrador para muchos de los presentes. Gritar tu nombre, ciudad o pueblo frente a la cara gruñona del jefe al mando de la tropa de cadetes 104, era una muy mala experiencia, con alguien a cargo como lo es el Ex Comandante, Keith Shadis. Aunque siempre tenían que ser así de firmes.

— ¡Tú, imbécil! — le gritó a su primera víctima.

— ¡Señor! — el joven hizo el saludo con firmeza ante su presencia.

— ¡¿Quién demonios eres?!

— ¡Provengo de Shinganshina! ¡Soy Armin Arlert, señor! — respondió con los ojos cerrados y levantando la voz al gritar.

— ¡¿En serio?! ¡Ese nombre es para un imbécil! ¡¿Lo eligieron tus padres?! — interrogó.

— ¡Lo eligió mi abuelo, señor!

— ¡Bien, Arlert! ¡Ahora dime por qué estás aquí!

— ¡Porque quiero la victoria de la humanidad, señor! — respondió con el aura sofocante de Shadis frente a él, lo cual le causó nervios.

— ¡Excelente respuesta! ¡Aunque serías mejor como comida de titán! ¡Tercera línea, media vuelta!

Entre todos los cadetes, estaban los que se salvaban de sus gritos de mujer histérica, pero eso era para los que consideraba que tenían suficiente carácter y que no necesitaban una iniciación.

— ¡Escuchen, malditos estorbos! ¡Son la peor generación que he visto! ¡Les haré pasar un infierno durante estos tres años! ¡Ténganlo presente!

Tras ese grito, Lily llegó los ojos del instructor Shadis, era otra carne fresca entre los otros cadetes, comida de titán ante sus ojos. Su aspecto tierno le causó muchas ganas de gritarle y sacar todo la tierno que tenía.

— ¡Di tu maldito nombre, escoria repugnante de alcantarilla! — gritó.

— ¡Sí, señor! ¡Soy del pueblo de Gokayama, al sur de la muralla Rosé! ¡Señor, soy Lily Weigel! — le respondió con el saludo firme.

— ¡¿A qué demonios viniste aquí, Weigel?!

— ¡Seré Policía Militar para poder servirle a nuestro amado rey, señor! — mintió lo suficientemente creíble.

— ¡Lo afirmas, eso me gusta! ¡Pero lamentablemente morirás antes de ver los talones del rey en persona! ¡Cuarta línea, media vuelta! — la agarró su cabeza y la hizo girar.

Sin dudas, el instructor Shadis les haría pasar un infierno durante estos tres años de entrenamiento. El jefe al mando se acercó a otro chico que estaba cerca de Lily, ella sólo escuchó desde su posición con la vista temblando por el miedo.

— ¡¿Quién carajos eres tú y qué haces aquí?!

— ¡Soy del pueblo Jinae, al sur de la muralla Rosé! ¡Marco Bott, señor! — respondió. — ¡Quiero ser Policía Militar y poder estar al servicio del rey, señor!

— Muy bien. Planeaste bien tus objetivos, es un gran sueño... Sin embargo... — inesperadamente se le acercó al pecoso con un aura muy sofocante. — El rey no necesita soldados tan débiles como tú...

Ya por la tarde, se les pidió a todos los cadetes que se instalen en las habitaciones dependiendo del sexo, mañana sería lo real.

Lily se adentró a las habitaciones, casi todas los camarotes estaban elegidas. Todas menos el camarote cerca de la puerta del baño.

Lily no era muy alta y quería evitar estar subiendo y bajando de ahí, por lo que optó por la parte baja. Bueno, el primero es quien elige.

La castaña salió de la habitación, el sol al atardecer le daba al rostro, llevó su mano a la frente. Más allá se veían las carretas con los desertores. Era curioso, apenas era el primer día y estos ya querían irse a sus casas.

Lily se dirigió a los baños a lavarse el rostro para luego ir al comedor, la comida era una simple sopa con verduras y medio pan fresco. Entre casi todos los chicos, se reunieron a interrogar a un chico que venía de Shinganshina.

En otras palabras, el chico que vio la verdad ante sus ojos.

La gran mayoría de los asientos ya estaban ocupados, por lo que Lily se sentó al lado de un chico con cara de caballo. Se dispuso a comer en total silencio, pero en su cabeza sólo andaban las preguntas de los demás hacia ese chico.

— Ya se los dije, sí vi al titán Colosal. — mencionó.

Está conversación ya se estaba poniendo interesante para Lily, seguidamente quiso escuchar algunas de las palabras que salían de ese castaño. Él conocía el terror que muchos pasaron.

— ¡¿Es enserio?!

— ¿Qué tan grande es es titán?

— Lo suficiente para asomarse a la muralla. — respondió.

— ¿Qué? Escuché que podía saltar por encima de la muralla.

Vaya tontería, las noticias llegaron mal a sus oídos. Aunque era normal, si te cuentan algo, habrá personas que alteren la información. Lily no se iba a tragar ese cuento de que el titán Colosal saltó sobre la muralla.

— No. El titán Colosal no es tan grande. — negó el castaño.

— ¿Y cómo era la cara del titán?

— Casi no tenía nada de piel. Y su boca es enorme. — respondió.

— ¿Y el titán Acorazado derribó la muralla María?

— Eso es lo que todos dicen. Pero para mí, esa cosa es titán normal.

— Y... ¿Cómo son los titanes normales?

Con esa pregunta... Lily se llevó el pan a la boca de forma brusca mientras su aura deprimente se desprendía por todo el comedor. Únicamente lo llegó a notar el cara de caballo a su costado. El chico se dignó a hablarle al castaño de ojos verdes.

— Oye, tú. ¿Eres retrasado? — le preguntó. — ¿En serio dijiste que querías unirte a la Legión de Exploración? — preguntó en tono burlón.

— Correcto, eso fue lo que dije. ¿Tú no eres aquel que dijo que quería ser Policía Militar y vivir en el interior? 

— Soy un hombre al que le gusta la franqueza. De hecho, si te digo la verdad, no es mi estilo fingir ser un héroe cuando realmente me estoy muriendo de miedo. — el castaño se levantó de sorpresa al captar lo dicho por su compañero.

— ¿Lo que dijiste fue una indirecta?

— E-E-Eh... Chicos, ya basta...

— Oye, tranquilo. — se levantó. — No fue mi intención.

Lily se levantó de su asiento, las campanas sonaron en el momento en que ella se incorporó. Su aura fue lo que llamó la atención de ambos, simplemente se retiró para irse a las habitaciones y dormir.

Comenzó el glorioso entrenamiento militar de los cadetes. Lo primero era lo básico, entrenamiento para usar el equipo de maniobras tridimensionales. Debías repartir tu peso al equipo y mantenerte en total equilibrio. El instructor no le dijo nada a Lily al ver que lo hizo bien, apenas, igual que varios en el grupo. Sin embargo, la misma suerte no corría para todos los reclutas.

— ¡¿Qué demonios haces, Eren Jaeger?! ¡Endereza tu cuerpo!

«¿De verdad pude lograrlo cuando este chico tan genial no?» – 🌺

La verdad, Lily no pensó que lo iba a lograr, se aseguró con mantenerse en calma para este entrenamiento. Al menos pasó lo básico sin tantos problemas, pero no era el caso para todos los demás.

Luego de esto, los reclutas tomaron clases de teoría sobre los titanes. Más tarde, al concluir la clase, se le presentó el chico que falló esta mañana en los entrenamientos. 

— O-Oye. Disculpa, ¿eres Lily, no?

— Así es. — respondió.

— Vi que eras muy buena c-con el equipo de maniobras, y por eso quería saber... Bueno, si no estás ocupada, ¿crees que podrías darme un consejo acerca de la postura en vertical? — preguntó.

Junto a él venía un chico rubio de ojos azules de aura dulce y pacífica, y otra chica azabache de aura muy misteriosa y sobreprotectora. Lily volteó a ver al castaño nuevamente.

— Sólo mantente calmado. — dijo. — Si te alteras, no podrás hacerlo.

Lily caminó a la salida sujetando su libreta de apuntes, hojas y un lápiz, pero fue sujetada del brazo por este mismo.

— ¿Crees que podrías darme una demostración?  — le preguntó.

Lily lo pensó un poco y asintió. Sólo lo apoyaría por amabilidad, pero nada más. Llegaron al campo de entrenamiento con los equipos correspondientes y Lily se detuvo para mirar al castaño.

— Bien, eh... — se quedó callada para poder recordar su nombre.

— Eren, Eren Jaeger. — dijo.

— Bien, Eren. Como dije antes, sólo mantente calmado. Reparte tu peso lentamente hacia los arneses, no te debe salir perfecto. — dijo para quedar frente al equipo. — ¿Puedes ayudarme a subir?

El castaño asintió y movió de la palanca. El cuerpo de Lily se fue elevando hasta quedar en una altura mínima del piso para evitar daños graves.

— ¿Ahora entiendes? ¿Puedes verlo? — preguntó. Eren miraba atento el cuerpo de Lily.

— Bueno... Es más fácil decirlo que hacerlo, pero creo que ya lo tengo. — mencionó.

— Al momento de elevarte, despeja tu mente y no te concentres en otra cosa que no sea estar de pie sobre el aire. — volteó. — Ahora tú.

Eren agarró la palanca y la hizo bajar, pero inesperadamente su la cuerda se aflojó mucho de un lado. Eso hizo que su cuerpo tambaleara y se fuera para un costado y luego hacia atrás.

— ¡Argh!

Lily cerró lo ojos para el esperar el impacto, al contrario, sintió a alguien bajó de ella.

— ¿E-Estás bien? — preguntó cerca de su oído en forma de susurro, o tal vez porque su peso lo dejó sin aire.

Vio de reojo al rubio de ojos azules que estaba bajo la castaña mientras él sostenía sus brazos. Sus mejillas se habían puesto muy coloradas al tener la voz de un chico tan cerca de su oído, ella misma se oía tal y como lo pensaría una gran pervertida.

Quitó esos pensamientos impuros de su cabeza cerrando los ojos y volviendo a la realidad otra vez.

— Levántate. — dijo la azabache dándole la mano, ella aceptó.

— Perdóname, Lily. ¿Tú te encuentras bien? — le preguntó Eren, preocupado por el estado de la recluta.

— Sí. — volteó tras levantarse del piso. — Perdón por eso, Ar-min. — le ofreció la mano para que el rubio se pueda levantar.

Al hacer contacto físico, el de ojos azules sintió una descarga eléctrica en su mano, ¿era posible? Nunca antes había sentido algo así en la vida, ni siquiera con sus únicos amigos al saludarlos.

— ¿Estás bien? Tu mano...

— N-No te preocupes. — dijo igual o peor de sonrojado que ella. 

Lily recogió un mechón de su cabello para pasarlo detrás de su oreja por los nervios. Armin sintió a su débil, pero hermoso corazón latir aceleradamente tras esa acción por parte de la oji-miel.

«¡Es... Es realmente divina!» – 🌊

Eren interrumpió el aura tierno que desprendían ambos chicos con un simple carraspeo, sacándolos de sus casillas para volverlos a la realidad.

— Perdón. — dijo ella. — Sigamos. Ahora, Armin, ¿podrías encargarte de subir a Eren, por favor?

Este asintió y se encargó de elevar el cuerpo del castaño con algo de dificultad al ser algo dura esa palanca. Lily retrocedió para poder ver mejor a Eren y corregir lo que, a su ojos, hacía mal.

Pero desgraciadamente le tocó la misma suerte a Eren de tambalear y caer de cara, su frente resonó en el piso en un golpe seco, indicando que lo doloroso que fue. El castaño se desmayó ahí mismo.

— ¡Eren! — gritó la azabache.

Lily se cubrió la boca por el susto que se llevó, se acercó a él para ayudarlo, al igual que la azabache y el rubio. Le quitaron el equipo y fueron juntos a la enfermería con el castaño dormido.

En la tarde se dirigió al comedor, vio de reojo como el rubio de ojos azules levantó la mano, ella volteó a verlo.

— ¿Gustas sentarte aquí?

— Claro. — respondió, se sentó al lado del rubio, miró al de ojos verdes y preguntó.

Lily escuchó todos los murmuros que decían de Eren al fallar en las pruebas y por su cabeza lastimada.

— ¿Cómo... está tu cabeza? — señaló la suya. — Echas humo... — susurró esto último con confusión viendo su cabeza.

— Estoy mejor, pero aún así, no sé qué haré para mañana.

Mentira, se fracturó el cráneo.

— No servirá de nada que sigas preocupado, basta con tu esfuerzo. — dijo el rubio para animarlo.

— Soy patético. Si sigo así, no seré capaz de matar a un titán.

Lily escuchó más rumores de Eren, ignoró sus comentarios y continuó tomando de su sopa. La campana sonó, debían despejar el comedor e ir a los dormitorios.

Lily esperó a que la azabache pueda terminar de hablar.

— ... Cuando llegue el momento, yo voy a ir contigo. — la azabache volteó, encontrándose con la chica patata y a Lily frente a ella.

— Eh, bueno... Ah... Eso significa que... ¿Vas a dejar que me coma tu pan? — le preguntó la castaña.

Mikasa agarró de su pan y se lo metió a la boca, dejando a Sasha con hambre y la expresión desanimada. Esta se levantó y se retiró del lugar. Su olfato llegó al pan de Lily, esta sonrió ampliamente.

— ¿Puedo comer de tu pan?

— Haz lo que quieras. — se levantó de igual forma para irse.

La sombra del sol se fue y amaneció nuevamente, la menor de presentó en las pruebas de Eren Jaeger, falló sólo porque su equipo estaba roto, pero aún así pudo pasar.

Lily se alegró por sus logros, pero ahora seguían los enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Lo cual no le agradó mucho a Lily por el hecho de tocarle con una de las chicas más peligrosas con las que compartía su habitación.

— Tu turno. — dijo Lily al levantarse del piso con su mejilla roja.

Había recibido una patada de la rubia más fría de su tropa, Annie Leonhart.

— Es inútil, vamos así muchas veces y no has conseguido darme un solo golpe.

— Sólo estoy calentando. — dijo.

Annie suspiró, miró nuevamente a la chica y habló con simpleza.

— ¿Quieres escapar de aquí?

— ¿Escapar? No entiendo.

— Con enfrentarme una vez contigo, puedo saber que odias los combates.

— Tienes razón, no me agradan. Jamás necesité arreglar las cosas con los puños, no soy así.

— Y aún así quieres unirte a la Policía Militar.

— No te confundas, Annie. Yo no voy a la Policía Militar para obedecer las órdenes de un viejo bueno para nada, no soy una buena persona. Sólo quiero alejarme de los titanes y del mundo de allá afuera. El combate cuerpo a cuerpo es una necesidad.

— No eres la única que piensa de esa manera. Todos aquí sabemos que la Policía Militar es la mejor para vivir cómodamente en el interior.

Lily suspiró y trató de darle una patada a la chica. Annie detuvo su ataque fácilmente y la tiró al piso con ella encima, su brazo estaba por su cuello para quitarle el aire.

— ¿Por qué molestarte en atacar? Si escapas conmigo, te enseñaré todo lo que sé.

— ¿Por qu-é harías al... go así?

— Siento que eres alguien muy interesante... — la dejó. — Me gustaría verte florecer en batalla.

Lily sonrió.

— De acuerdo, iré contigo. De todos modos, si te vas, no tendré con quién pelear.

— Querrás decir, "alguien que te un golpe."

— Tengo curiosidad, ¿por qué querías escapar del entrenamiento?

— Pues... Aunque no lo creas, me encantan los dulces. — contestó en una mentira, aunque no se notó.

Lily asintió rendida, se despidió de la rubia y se fue a la biblioteca. Le gustaba pasar el rato leyendo, el tiempo se iba más rápido. Agarró el primer libro que se encontró y comenzó con su lectura. El tiempo pasaba, poco a poco le daban ganas de dormir.

La puerta se abrió, los pasos se escucharon dirigirse hacia ella, cuando este se dio cuenta de la presencia de Lily, sonrió. Se acercó a ella con una pequeña sonrisa y agarró su mejilla.

— Realmente eres un ángel... — miró el libro en sus manos. — Qué bien, necesitaba este libro.

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