Proloɢυe
⊱ The Legend of
Abrahel ⊰
SIGLO XVI
VALLE DE MOSELA,
FRANCIA
Una bella mujer castaña caminaba por las calles del pueblo, atraía las miradas de los pueblerinos, fueran hombre o mujer, mientras meneaba sus caderas buscando a su próxima presa.
─── Bonjour ─── un hombre con barba , de unos 30 años aproximadamente, se acercó sonriente ───
Abrahel sonrió, había encontrado a su próxima víctima.
─── Bonjour ─── respondió sonriendo coqueta mientras lo observaba fijamente a los ojos
─── ¿Qué hace una mujer tan bella por este lugar? ─── preguntó coqueto cayendo lentamente en los encantos de la reina ───
─── Buscando un caballero que me ayude a pasar una linda tarde ─── respondió jugando con su cabello ───
─── Hoy parece ser el día de suerte, de ambos, ¿no lo cree? ─── extendió su mano ───
La demonio sonrío colocando su mano sobre la suya mientras hacía una reverencia.
─── Parece ser que si ─── entecerro sus ojos y por un momento un destello rojo se mostró en ellos ───
─── Conozco el lugar perfecto ─── rodeó su brazo para guiarla
Siempre lo saben, pensó Abrahel sabiendo como manipulaba las mentes de los mundanos débiles.
─── Vaya, no recordaba que fuera tan oscuro ─── murmuró al llegar a un callejón ───
Abrahel soltó un risa llena de maldad mientras el hombre la observaba confundido.
─── Henry, ¿cierto? ─── cuestionó y el hombre se confundió más ─── ¿Es el nombre de tu hijo, no es así?, Henry ─── repitió y el hombre la observó sorprendido ───
─── ¿Tu como sabes eso? ─── cuestiona confundido y molesto
─── Querido, yo se muchas cosas ─── afirmó sonriendo ─── Dime, ¿quieres a tu hijo?, ¿de verdad lo haces? ─── acarició su mejilla y de nuevo sus ojos se tornaron rojos ───
Los ojos del hombre se tornaron rojos igual ─── ¿Qué? ─── preguntó confundido mientras su mirada se perdía ───
─── Ya me oíste, cariño, no me gusta repetir las cosas ─── junto sus manos mientras jugaba con su anillo ───
─── Yo amo a mi hijo ─── afirmó el hombre ───
─── ¿Seguro?, ¿no te saca de tus casillas que sea tan desobediente? ─── alzo un ceja ─── Es todo un latoso, ¿no es así? ─── inquirió ─── ¿Recuerdas cuando rompió tu cuadro, en el que habías trabajado tanto por meses?, pero ¿el qué hizo?, lo rompió en pedazos en tan solo segundos, eso debió enfurecerte, ¿cierto? ─── hizo un puchero falso ───
─── Si ─── afirmó con la mirada perdida ───
─── ¿Y que harás al respecto?, dime, ¿lo matarás? ─── cuestiona acomodando su cabello ───
─── Es mi hijo, yo no podría matarlo ─── negó ───
─── Si lo hicieras, todos te respetarían, ¿no estás cansado de que todos se burlen de ti, incluyendo tu hijo? ─── cuestiona ─── Si lo matarás, todas las mujeres estarían a tus pies, incluyéndome ─── sonrío con malicia ───
─── Quiero que me respeten ─── afirmó lentamente mientras alzaba su mirada para observarla ───
─── Ya sabes que hacer, querido ─── beso su mejilla y los ojos del hombre volvieron a la normalidad ─── ¿Y entonces a donde íbamos? ─── preguntó como si nada hubiera pasado
─── Lamento tener que dejarla, mademoiselle, pero acabo de acordarme que tengo un asunto pendiente ─── beso su mano para salir del callejón ───
La reina sonrío sabiendo que había conseguido su objetivo, ahora solo tenía que esperar unos minutos.
La bella mujer regresó a su hogar, una cabaña hogareña como las demás, con varias flores a su alrededor, aunque algunas estaban marchitas.
Se sentó en su sofá mientras tarareaba una canción que su madre Lilith le había enseñado hace muchos años.
Los minutos pasaron y la puerta de su cabaña fue tocada, paró de tararear para sonreír. Se puso de pie con elegancia y abrió la puerta sin dejar de sonreír.
Su sonrisa se hizo más grande al ver al hombre con el cuerpo de su hijo en manos y con la cara ensangrentada.
─── ¡El esta muerto por tu culpa! ─── exclamó en lágrimas ───
─── Yo no le clave el cuchillo, querido, solo te hice ver lo que en realidad querías ─── alzó sus hombros ───
─── ¡Yo amaba a mi hijo!, ¡Jamás le haría daño! ─── las lágrimas seguían cayendo mientras gritaba con impotencia
─── ¿Eso no es tan cierto ahora o si? ─── preguntó ───
El hombre cayó de rodillas llorando y maldiciendo por sus actos, Abrahel hizo un puchero y se agacho a su altura.
─── Oh cariño, no te sientas mal, se lo merecía ─── afirmó, el hombre la observó furioso ─── Pero, para que veas que no soy tan mala, puedo hacer que vuelva ─── mencionó y en los ojos del hombre se notó un pequeño brillo de esperanza
─── ¿Qué?, ¿cómo?, ¿lo dices de verdad? ─── cuestionó calmando sus lloriqueos ───
─── Si querido, pero debes hacer algo primero ─── condicionó alzando su dedo índice ───
─── Lo que sea, lo prometo ─── afirmó desesperado ───
Gran error.
─── Deberás adorarme eternamente, es algo sencillo ─── sonrío alzando sus hombros ───
El hombre se quedó en silencio unos segundos, pero su respuesta final fue ─── Lo haré, todo por mi hijo ─── acepto
La súcubo sonrió ─── Bien hecho ─── tomó la mano del infante y cerró sus ojos ───
Las luces empezaron a parpadear, el cuerpo del infante se alzó de los brazos de su padre y las heridas empezaron a curarse. El hombre observó esto maravillado y asustado.
El infante cayó nuevamente en los brazos de su padre y abrió los ojos nuevamente.
─── ¿Padre? ─── su voz ronca fue alegría para los oídos de su padre ───
El mayor lo abrazo, sintiéndose completo de nuevo, llorando de felicidad.
─── Listo, ya puedes irte y todo estará bien ─── mintió la mujer para cerrar la puerta ───
Abrahel sabía lo que había hecho, si había revivido al infante, pero no por completo, ahora el alma del menor le pertenecía a ella, el niño jamás sería el mismo.
Y cuando lo notarán, tal vez sería muy tarde, el infante ya habría hecho cosas atroces.
Lo cierto es que encerraron al infante, pensando que se había vuelto loco.
Y todo fue por avaricia, eso nunca será bueno.
Ahora ya conoces la historia de Abrahel, porque es temida y más importante, el por que es la reina.
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