Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo XIII

(Esta nota de pie es para que reproduzcan esta playlist y lean el capitulo con la música, es una playlist de crepúsculo pero sentí muchas canciones para escribir este capitulo y creo que van con la atmosfera. Disfrútenlo como yo lo hice)

https://youtu.be/6XaiH56V9tI

07 de octubre del 2012
Lunes, 4:28pm
Casa de la señora Weber.

Las manos me tiemblan, el sudor baja en cascada por mis axilas, y mi pierna sufre de una carga eléctrica excesiva ¿Cómo Hugo parece tan calmado? Yo no soy la que va a hablar y miren como ando, ¡Oh, virgen santísima ayúdame!

La señora Weber entra al comedor con el té preparado en una charola de plata. Pequeñas arrugas se acentúan en sus mejillas, seguro tuvo un día muy lindo con la señora Poppis, después de todo es su única amiga en el pueblo luego del señor Elías aunque por los momentos se encuentran en Gensheil, Stanford.

Luego de que Clarus se fuera del local, Hugo y yo no nos podíamos ver ni las caras por lo que había pasado minutos antes de que él llegara, hicimos como si "eso" no hubiera ocurrido, pero en cada abrazo que yo le daba y las miradas que el me dedicaba notábamos esa chispa. Él no diría nada y yo tampoco.

Conservo el tantear de sus manos por mis piernas, sus labios contra los míos en mi mente, sé que esta prohibido y muy mal visto lo que hicimos, pero no puedo evitar que mi mente y cuerpo deseen de nuevo eso.

¿Es igual a lo que paso anoche en mi habitación?

El perfume de la lavanda con alguna especie picante dispersos por toda mi habitación, mi cuerpo reaccionó de esa forma... mojada, y mi mente retrató la sensación de sus manos por mi piel junto con esas frases que me había susurrado Hugo, frases tan picaras que me habían hecho sonrojar... era extraño todo, y de momento a otro se esfumo de repente, caí en el cansancio y me quede dormida.

Sin embargo antes de irme, algo me observaba. Podía percibir una fuerte magnetismo a mi persona cuando ocurría eso.

Lo que habrá pasado anoche en mi habitación no era normal... Como todo en mi vida, pero se lo contare luego a Hugo, tenemos en cuenta el viaje y los monstruos. No hemos sabido nada de ellos desde hace varios días y, si Hugo es como yo en ese aspecto, créanme que ambos estamos preocupados.

Desde el sábado mis brazos han ido recuperándose mas lento de lo que pensaba, todavía me duelen a comparación de otras veces que ellos me han maltratado, agradezco con mi alma que Hugo no me abrazara con fuerza ayer y hoy.

Ella emplaza las dos tazas frente de cada uno a nuestro propio merced. El sabroso aroma a chocolate que desprende, relajante y cálido, requerido para este momento que seguro se ha de tornar muy incomodo para todos. El juego de vajilla es lábil y de antaño, diseños minúsculos con tonadas azules oscuros las pintan, siendo ya de hace siglos se mantiene intacto como si fuera nuevo de paquete.

Ella ofrece las galletas que están cerca de la tetera y cogemos dos. Humedezco la primera galleta y meto la mitad en la boca, en cambio Hugo solo la deja juntas y toma la taza de te para beber un poco antes de hablar.

―Me comento Mikela que quieres llevártela de viaje, Hugo ―Él mueve la cabeza lentamente, afirmando. Ella exhala cansada arreglando con las palmas de sus manos una parte de la mesa sin importancia― Hijo, me temo que eso no se...

―Cuidare de ella como si mi vida dependiera de eso, Dortha. ―Contesto sin nerviosismo― La vigilare como si fuera mi hermana.

Una hermana a al cual tienes posibles sentimientos y besas.

―Pero, por favor. Déjenos que vayamos al viaje.

―Lo temo mucho hijo, pero no ira. ―Dicto con seriedad.

―¿Por qué? ―Junto el entrecejo observándola― ¿Cuál es la necesidad de que ella vaya con un adulto? Tengo veinticuatro años, puedo encargarme de ella. Usted sabe que a ella no le tocaría ni un cabello. Mas bien, si eso pasara preferiría morirme quemado que saber que la he herido gravemente ―Su tono de voz ha elevado en lo ultimo, su cuello se ve tenso y su mirada es mas profunda.

―Respira un momento, Hijo. No tienes porque hablarme de forma tan altiva. Sé que puedes cuidarla pero, ¿Me vas a decir que no sabes lo que pasa cuando dos jóvenes están solos sin supervisión?

Mis mejillas se calentaron al escuchar eso, se la respuesta, lo que hicimos en el café.

―Si llegara a suceder algo...― Mueve sus manos un tanto incomoda ―intimo entre ustedes no me gustaría que fuera a esta edad, sobre todo ella. No ha dado ni su primer beso, mucho menos podría llegar a saber... sobre lo entendemos Hugo. ― Se sonroja― Mikela esta en esas edad donde las hormonas empezaran a andar despiertas y hacer locuras y tu, eres un hombre, Hijo. Recuerda, cada hombre tiene una hora mala.― El vandalismo en Londres a incrementado en altos porcentajes desde hace cuatro meses, no hace mucho salió en las noticias que un grupillo de delincuentes agredió a dos jóvenes, hay asaltos a comercios casi todos los días, y las fuerzas policiales son unos vagos que no hacen nada por detenerlos. Si ellos no pueden, ¿Tú lo harás? Eres un muchacho nada más.

¡Dios, que tensión! La señora Weber ha sido demasiado ruda con él.

―Sé que soy un simple muchacho, pero la defendería, sé cómo hacerlo desde muy joven, Dortha. ―Imparte inexpresivo― Viví tiempo ahí aún habiendo la delincuencia que hay. El vandalismo ocurre porque el gobierno no aporta de maneras significativas a las personas que necesitan comida y alimento, quedando solo eso, robar para vivir. ―Impuso sentimiento en esta ultima frase.

―¿Y la otra parte, los que si tiene las maneras? Son unos sinvergüenzas igual que el gobierno que les da oxigeno para seguir en las mismas.

―Es verdad, pero no se les puede encerrar en una sola bolsa a todos por cierto grupo que los daña.

―Cierto, como dices. Pero esta el dicho, y una realidad para la humanidad. ―Elevo su indice a la altura de su rostro― Por solo una persona que haga algo, ya sea hombre, mujer, blanco o negro, por esa sola persona, todos clasifican a una comunidad entera. Guste o no guste.

Baja su mano con disimulo por la mesa, hasta llegar a tocar mi muslo y buscar con desespero mi mano.

―¿Usted piensa que tengo también hora mala? Solo por ser un hombre. ―Las junte rápido, para apoyarlo, sus ojos se ven algo rojos sin poder compréndelo, pero conserva su expresión inexpresiva, sin embargo siento en su gravedad y tonalidad decaída y decepcionada.

―Hijo...

―Respóndalo por favor. ―La unión de nuestras manos busca poder estar mas pegadas de lo que ya están, siendo como mis uñas tapizan su piel y el se aferra a ello.

Oh, Hugo... Me duele verlo así.

―La hora mala la tienen todos los hombres, hasta los mas buenos... Como tu. ―Espeto sin mirarle, acomodándose el cabello.

Señora Weber... Él no es así.

―Pero hay algo que los diferencia. Un centro de alma.

―Casi nadie recuerda eso. Por eso hay tan pocos hombres que se mantengan en si, que recuerden que son ellos y no bestias...

―Pero yo si, desde los once años comparto cama con mi madre y nunca ―La agresividad en como habla se nota su rabia a las acusaciones que la señora Weber alega― ¡Nunca! la he tocado, ni siquiera cuando... ―Se traba pasmado en los recuerdo que lo infunden― Cuando pasaron cosas horribles. Soy un hombre de veinticuatro años que adora a la niña que usted dice, sentada a mi lado, y lo he dicho, y se lo he dicho a ella. ―El ferviente fuego de la leña en la chimenea se tuerce con agresividad, a la vez que las palabras de Hugo nacen. ―Mikela provoca un sentimiento, emoción que es la primera vez que experimento y no seria un maldito desgraciado al hacerle algo y perder lo único que me hace feliz en este pueblo con una babosada como esa.

La sorpresa que ha destapado Hugo ante la señora Weber le impacta, pestañe varias veces y mueve un poco la boca.

Oh, virgen del cielo. Acaba de decir lo que yo escuche. Justo ahora lo abrazaría y chillaría, pero o sea, la señora Weber dijo que se sentiría bien que yo este con el, pero no quiere que viaje sola con el por posiblemente pierda la virginidad... No me lo creo del todo.

―De igual forma el vandalismo anda muy mal allá, y temo que pase algo grave. ―Paso por encima lo que Hugo había dicho.

Hugo tose un poco y modula su voz para seguir la conversación.

―Escúcheme, el vandalismo en Londres anda fuera de control desde hace varios años, pero solo sucede en las zonas donde la policía no entra: callejones, barrios, hostales de vieja fama, pero nunca en el centro, donde nosotros estaremos; muy raro que se vean a plena luz del día, son inteligentes, saben que no irían a la zona cuando los lobos están casando. ―Explica apaciguado con conocimientos, se le ve seguro de nuevo, como si hubiera sido uno de esos chicos. La otra mano libre toma la taza para darle un sorbo― Lo de los inmigrantes solo podría decir como hipótesis, muchas personas buscan una mejor calidad de vida que en sus paises de origen, la gran mayoría de la población inglesa no es racista y se llevan muy bien con los extranjeros, pero no evita que haya gente que quiera hacer problemas de ambos bandos

―Pueden aparecer altercados, problemas y no quiero que ella los presencie.

―Puede ocurrir en una de veinte posibilidades, dudo que pueda agrandarse, quizás una discusión o pelea pero de ahí no puede crecer mas si esta controlada la zona donde pase.

―Significa que puede ocurrir en cualquier momento, uno donde tu no estés, corra peligro tu vida y ella no pueda defenderse y la secuestren.

―Y también significa que no. No voy a separarme de ella. Estaré día y noche pegado a su lado. No iremos a lugares peligrosos y mucho menos de noche ¿Qué haríamos a esas horas?

―Pero...

―¿Pero qué es lo que la detiene de ir conmigo? ¿Qué tanto teme que pase en el viaje para cuestionar de mi?

La señora Weber queda en silencio, observándome mientras su mirada se cristaliza.

―Evitar que pase algo horrible,―Musito con los labios temblorosos en un gimoteo― No quiero que la cambien. Ella no conoce mas nada que este pueblo. ―Su tono va cediendo a sus emociones, flaqueando. Hugo y yo nos miramos al mismo tiempo escuchándola― No quiero que la cambien...

Su conducta tuvo un cambio drástico, se deshizo siendo un polvo que sostenía algo. Sus manos cubren su rostro sollozando, a mi solo se me rompe el alma al verla. Aunque no entiendo todavía su cambio y la forma tan ruda y desconcertante a Hugo.

―Señora Weber... ―Murmuro sobre la mesa― Nada malo va a pasar. Hugo dice que me va a cuidar y le creo. Ninguna persona va hacer que cambien. Cuando regrese, vera que seguiré siendo yo. ―Trato de sonreír sin problemas, aunque siento que es mas una mueca chueca

―Piensas que es así, pequeña pero no es como crees― Levanta su rostro y se auto señala― Yo también lo pensaba cuando....―Una lágrima baja y vuelve a ocultar su rostro― ella fue por primera vez sola a la ciudad, y no me perdono eso. Haberla dejado ir.―Recalca― La humanidad te absorbe en su oscuridad, quieren volverte como ellos, dañarte. Ellos buscan a personas como...―Para justo observándome encima de esa capa transparente en sus ojos. ― tú

Para corromperlas y cambiarlas.― Completo Hugo, comprendiendo ahora la situación.

Ella cae de nuevo en llanto, oyéndose el como su voz aclama a que no vaya. Me irgo del asiento y me acerco a su lugar, quito lentamente las manos de su cara y tuerzo la cabeza para mirarla con comprensión

―Señora Weber, ―Limpio su mejilla empapada― lo juro por lo que mas quiera que no va ocurrir nada de eso, no dejare que me cambien. Prometo que la chica que regresara será la misma niña que usted conoce.

―¿Lo prometes, Mikela? No quiero volver a perder... ―La interrumpo.

―Lo prometo, señora Weber. ―Ella me acaricia la mejilla y gira a Hugo. ―¿La mantendrás vigilada todo el día?

―Si tengo que dejar de dormir y estar como un chicle pegado a ella, lo seré. ―Una sonrisa tímida se pasa por el rostro de la señora Weber.

―¿Y cuantos días estarían en Londres?

Es una señal positiva sobre el pronostico que ha tenido la conversación entre la señora Weber y Hugo. Creo que si iremos a Londres.

―Unos cuatro días máximo, no es mucho, regresaríamos al pueblo en la tarde. Nos iríamos en el tren de las cuatro con quince del martes y regresaríamos el domingo a la misma hora.

―¿Y cuál seria el motivo del viaje?

―¡Visitaremos a un tío de Hugo!― Acelero a responder con extraña emoción. Odio mentirle, en serio.― Él hablo con su mamá y ella le dijo que necesitaba que fuera con su tío para... para ―Ya no sé que más inventar, lo miro por el rabillo en segundos sin que se note bajo la mirada de la señora Weber. Muevo mis manos aparentando buscar la palabra entre mis pensamientos.― ¿Cómo se dice?

―Vestir la tienda. ―Menciona con naturalidad. Gracias a Dios entendió mis señas― Arreglare la entrada principal para una renovación. Tiene un pequeño hostal, es ahí donde nos quedaremos a dormir.

―Le pediré a tu madre ―Se dirige a Hugo―, que me pase el numero de teléfono del hostal de tu tío para hablar un poco con él.

―¡No creo que sea necesario, señora Weber!

¡Por un demonio! Señora Weber, ya. Denos el permiso.

―¿Por que? Mikela eres como una hija para mi. Lo único valioso que tengo y no te voy a dejar en un lugar que maneja alguien que no conozco.

―Descuide señora Weber, no tiene porque preocuparse, en el hostal de mi tío no hay nada raro, siempre me quedaba ahí cuando mi madre se tenia que ir a trabajar. Mi madre y él se llevan muy bien, va a querer mucho a Mikela cuando lleguemos.

Levanta las palma de las manos en un pequeño movimiento, aceptando que ya no hay mas excusas.

―No queda de otra. Los dejare ir.

¡Victoria!

―¿Pero dormirán en habitaciones separadas no?

¡La pena! ¡Ay, la pena!

―Sí, en habitaciones separadas, para su tranquilidad.― Las mejillas de Hugo se pintaron de un tono rosa que desaparece minutos después.

―Cuando lleguen, por favor llámenme ¿okey? Deben comunicarse conmigo cada cinco horas.

―De acuerdo. ―Hugo lleva la taza de te, disimulando un pequeño guiño que me emociona.

Yo me levanto del suelo recibiendo al mismo tiempo un pequeño abrazo de la señora Weber, apretujándome los brazos. Mierda.

Evito hacer gestos de dolor o soltar algún quejido, pero me es inevitable aguantar uno que pide salir, cuando libero mis brazos de su abrazo sale un quejido y mis gestos se relajan, aceptado gustosa el acto afectivo de ella.

―¿Estas bien, pequeña? ―Se separa de mi un poco para verme.

―Sí, sí, estoy bien. Solo algo adolorida por haber dormido en el suelo anoche ―Mis labios emergen una risa nerviosa.― Nada que una pomada de las suyas y una cama caliente no puedan curar.

―Cuando descanses mejor, prepararemos tu bolsa de viaje, cariño.

¡Conseguimos el permiso! ¡Iremos a Londres! La conversación entre la señora Weber y Hugo no me ha gustado para nada, que ella se haya expresado de ese modo no me ha parecido lo mas lindo, y mostraba a Hugo como un... monstruo. Se que tengo que hablar con ella sobre eso. La forma en que hablo con él fue horrible. Y que dude... fatal.

Y la forma en que él se expresaba de mi... Dios, ¿Cómo es que aun siento tibio mi pecho? Y la boba sonrisa que escondo. Pero algo no me deja tranquila la cabeza.

¿La rata esa sabrá que me voy? ¿Atacara a otra persona? ¿Podría atacar a la señora Weber? Ella estará sola y nadie notaria su ausencia si llegara a pasar algo... No quiero que pase algo horrible si no estoy con ella.

Y lo más importante.

¿Sabrá que pensamos lo que podría ser la llave?

¡Hola, chicas! Aquí les traigo una nueva actualización jejeje.

Espero estén pasando un finde súper genial, yo pasé prácticamente una semana enferma pero haciendo tareas, tomaré lo que queda de esta noche de sábado y mañana mi descanso. Ya en la escuela me las vere con las notas, pero desde hace cuatro días les tenía que traer está actualización dónde vemos un caso bastante 👀👀

Espero les guste y algo debería de añadir... Las apariencias engañan, téngalo en cuenta para lo que se viene. Igualmente ya estamos cerca de narrar la aventura que espera en Londres junto con este bombón y su bella enamorada.

Además de que ¡Hoy es mi cumpleaños! Si, 18 oficialmente legal y una vieja jajajaja. Así que tengan en cuenta que este es un regalo para ustedes por apoyarme en leer mi pequeño libro, que es una bestia (y soy ahora consciente de eso)

Las dejo, espero les guste, compartir y darle una estrellita! ¡Las adoro! Adiós! ✨💕

Anastasia Stark.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro