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Capítulo X

La tumba de la madre de la señora Weber le ha crecido un poco más el pasto desde la última vez que la visitamos―Hace dos meses―, los pétalos de las petunias se han marchitado, regando un montículo de ellas cerca de la lapida; los peluches de patitos están tirados a los lados, se han llevado varios. Sin embargo, la lapida esta limpia y su placa reluciente, con el nombre de su madre en ella y la pequeña dedicatoria.

Odilia Marageth Weber, 1847-1909

«Nadie puede comparar la perdida de un amigo con la de una madre. La vida no quiso que estuviéramos unidas, pero te esperare hasta volverte a encontrar».

Te ama, tu hija.

Nos ponemos manos a la obra, ella cortando el pasto verdoso y yo cambiando las flores del pequeño florero que esta cerca de la placa, mejor dicho, unida a ella; tomo el jarrón de vidrio de su sitio y cambio el agua sucia por limpia, cojo el ramo de petunias metiéndolas en el objeto e introducirlas en su sitio otra vez. Terminado, paso a recoger los esparcidos peluches pequeños. Esto tiene la huella del grupito de los Winters.

Ellos ni siquiera tienen respeto por los muertos y objetos de valor.

Uno que otro se atraviesa por las tumbas de fallecidos olvidados por sus propias familias,  que ya nadie los podía visitar, se hayan  mudado o muerto...

Carson Willis,1989-2001

«El hermano que tuve en la vida, mi amigo, compañero y cómplice de mis locuras que me arrebataron injustamente por algo que el nunca hizo, tu memoria nunca será olvidada».

Herson Willis.

¿Qué habrá hecho?

Al lado de su placa, esta la foto de un hombre moreno joven, guapo de quizás unos veinticuatro años, rapado y con una sonrisa de esquina a esquina, su nariz como un bombón de chocolate mediano y  ojos con forma de avellana. La foto es a color pero, no con la calidad que uno piensa. En el otro extremo, su florero tiene las flores hecha cenizas, al pasto no le falta mucho para poder cubrir la tumba. Regreso con la señora Weber y le explico que quiero limpiar otra tumba a lo que ella pregunta de quién, a lo que contesto de un tal Carson y  ella tranquila me lo permite mientras termina de arreglar la  de su madre. 

Agarro lo necesario y voy al lugar de nuevo. Corto por aquí, bajo por allá, lleno de agua su florero, coloco la mitad de mis margaritas, limpio su lapida y placa; no dejo de ver su foto preguntándome el porqué de aquella dedicatoria tan extraña, ¿ocurrió alguna tragedia para que lo dijera con tanto dolor? ¿qué hizo él? 

Sus ojos desprenden esa emoción de felicidad, alegría, en la foto. Un evento importante que debió de surgir, su primer apartamento, su primer auto, el aniversario con su novia o quizás un reencuentro de la preparatoria. Nadie lo sabe pero, no creo que haya sido culpable de algo tan terrible...  ¿ocurrió aquí en el pueblo? Y si pasó, ¿en dónde fue? 

―Carson...

―¡Mikela, ven! ―Me giro sobre mis cuclillas hacia su dirección, me levanto con todas las cosas en la mano, dejándole el pequeño peluche en su tumba.

―Lo siento... ―Me detengo llegando justo donde esta ella. No suelto las cosas todavía, nos falta ver una última tumba, bueno, tumbas. ―Muchas gracias, ¿y pudo hablar un momento con ella?

―Sí, le conté lo que paso contigo el viernes y seguro se debe de haber muerto de la risa. ―Ríe― Mi madre le hubiera encantado conocerte.

―Ella ya me conoce, recuérdelo.

―Es cierto. ―Abre su bolso de hombro y saca una foto de mano.― Además, traje esta foto de ella, quería colocarla en la placa, pero no pude.

Ella me pasa la foto y lo que veo es una imagen idéntica de la señora Weber

De piel blanca con toquecitos de sol, mejillas rosadas por el maquillaje, rostro triangular perfecto con una fuerte barbilla sin borrar esa sonrisa que la adorna, labios pintados del color cereza fuerte dando ese lado atrevido de su parte, bellos cabellos rubios adornados por un listón del mismo color, ojos azules como dos esferas, nariz romana y sus cejas rubias castañas.

Lo único que las diferencian es su color de piel y cabello. La señora Weber saco eso de su padre, aunque su nariz es igual a la de su madre, solo que con un poco mas de carne. Pero de indiferente manera, ambas son bellas. 

―¡Usted es la misma copia de ella! ―Adulo observando la foto.― Su madre era guapísima, ya veo de donde heredo tanta belleza, señora Weber.

―Si, mi madre era hermosísima. Siempre con su lazo rojo y ese pintalabios. Mi padre la amó muchísimo. ―Resopla nostálgica acariciando la foto con el pulgar― Recuerdo cuando preparaban la cena juntos, riendo, cantando como lo hace una pareja. ―Hizo una pequeña pausa, como si la necesitara.― Luego de tantos años me sigue doliendo que no estén conmigo... Me hacen tanta falta. ― Una lágrima corre por su mejilla, escapando de lo que ella no se permite liberar.

Ella es como yo. Habíamos perdido algo importante.

Paso mi dedo para limpiar la senda de pequeñas gotas que bajaban de ella, siendo tan cuidadosa tratándose de algo frágil.

―No llore, por favor. Ellos todavía la aman como no tienen idea. Ellos la cuidan desde allá arriba. ―Su azulada mirada se clava en mi― Sonría, usted me decía que a ellos les encantaba verla sonreír. Así que hágalo, sonría por ellos. 

Arrastra sus manos por sus mejillas, quitando el rastro de las lágrimas. ―Eres una chica tan fuerte, Mikela. ―Yo la miro sin decir una sola palabra, arrugo la nariz al escuchar lo que me dice―Sé que es una estupidez llorar por algo que paso hace tanto tiempo.

―No lo es. Eran sus padres señora Weber. Después de años duele que no estén aquí con usted. No escucharlos hablar, estar en su casa, verlos, sentirlo. Duele. ―Una pequeña capa de lágrimas nubla mi vista.

Padre y Madre nunca fueron los mejores, pero los extraño...

―Por favor no diga esas cosas de nuevo.

―Eres una chica fuerte, Mikela. ―Dice para acabar. Resoplo por la nariz con desgana.

No soy valiente, soy cobarde, soy una enferma... no debería de estar aquí.

―Y no te has dado cuenta de eso. 

―Lo sé... Vayamos a las otras tumbas

Se encuentran en una pequeña colina despegada de las demás tumbas, no es difícil escalarla. Muchos votaron para que ellos tuvieran un lugar fuera de los otros. Desconozco la razón. Los rumores dicen que era por miedo a cómo los habían encontrado y temían que si lo enterraban junto con los del cementerio pasara algo malo, maligno en otras palabras, otros dicen que preferían darles un mejor lugar por los que pasó, merecían respeto... Dando vueltas al asunto, nadie comprobó cual era la verdad.

Mis ojos chocan con el comienzo de las dos lapidas frente de mi. El pasto casi ni la cubre, el verde característico de la planta es el recuerdo de cenizas que las marchitan,  amarillento, apagado y ausente emoción de su color, sobre todo en la segunda lapida, se ve que hay pequeñas grietas que nacen de la raíz.

Tierra muerta. La tierra sabe lo que hay ahí.

Leo las placas de ambas tumbas, la pesadez influye en mi respiración, quiero irme pero a la vez quiero quedarme. Ellos no merecían morir de ese modo...

Jack Morrison, 1962-2001 y Adelaine Kane, 1968-2001

«Los últimos descendientes de la familia Morrison».

La señora Weber posa su mano sobre mi hombro, dándome "fuerzas" para no sentirme mal. El clima da paso al Ocaso lentamente, sin embargo algo en el aire no me da una buena sensación.

―Te daré un momento para que puedas hablar con ellos, cielo. ―Se inclina, depositando un beso sobre mi cabeza.

¡Ya estamos en sábado y el miércoles parto para Londres! He sido una irresponsable, pero entre tantas cosas se me ha olvidado.

―Señora Weber, antes debo decirle algo. ―El nerviosismo en mis pablaras es tembloroso. No se como se lo tome.

―¿Es algo malo? ¿Todo está bien?

―No es nada malo, según yo lo veo... ―Aprieto mis puños, cierro mis ojos y agarro el suficiente aire para soltarlo de una vez. ― ¡Partiré con Hugo el miércoles hacia Londres! ―Abro con cuidado uno de mis ojos, esperando su respuesta. Tenia una mueca de seriedad.

―¿Por qué no me lo dijiste con previo aviso?

No te dicen burra porque te faltan las orejas, pero eres tremenda burra.

―Es que se me había olvidado por completo. Lo siento.

―Esto lo hablaremos cuando estemos en casa ¿de acuerdo?

―Esta bien― Respondo con una pequeña sonrisa. ―Gracias.

―Vale, ahora ve a hablar con ellos, yo te espero. ―Me alienta para volver a mi anterior posición, pero de repente recuerdo al niño de la iglesia, Edwin. Los panes.

―¡Señora Weber, tiene que ir al cafetín! ¡La madre del niño en la iglesia deben estar allá esperándola!

Al parecer también lo había olvidado, sus mejillas se tornaron rojas momentariamente.

―Dios mío, los dulces y panes de Edwin. ―Se llevo la mano a la cabeza, su rostro refleja duda en si ir o no ―No te quiero dejar aquí sola, Mikela. ―Sus gestos son involuntarios, fabricando quizás, alguna excusa para validar quedarse conmigo. ―Le diré que me disculpe, que me sentía mal y mañana se los doy sin falta.

Tomo sus manos, amenando sus movimientos.

―Esta bien. Vaya, yo me quedare aquí.

―Mikela...

―No hay problema. Usted lo dijo. Soy fuerte. ―Ella sonríe apenada y asiente. ―Dese prisa.

―Gracias, Mikela.

Su figura se va alejando constante ella se mueve, giro sobre mis talones y vuelvo al frente de la tumba de mis padres para limpiarlas.

blöde! ―Los llama alterado mirando su antebrazo con marcadas venas verdes. Desconoce lo que le sucede, está asustado.

¡Idiotas!

Sus sirvientes, cubiertos de abstractas capas que degradan sus rostros, entran a lo que seria su habitación. Una vieja guarida a unos escasos metros del pueblo, en el interior del bosque, una casa a base de una ilusión que tomo forma, reencarnada de la tierra gracias a su creador. Cada monstruo en su espacio durmiendo... O bueno, la gran mayoría.

Was zum Teufel ist falsch mit mir?

¿Qué diablos me pasa?

Uno de sus sirvientes se acerca él para tomar su antebrazo y examinarlo. Ellos sabían lo que le pasaba, lo habían visto antes.

Diese geschehen... 

Esta sucediendo...

Was meinen Sie?

 ¿Qué quieres decir? 

Él tiene miedo, desconoce lo que ellos ocultan, su rostro empezó a palidecir, y su tolerancia no era ancha para soportar los silencios. Necesita saber lo que pasa.  

Wir können nichts tun. 

No podemos hacer nada. 

Verdammt! Ich bitte Sie, es mir sofort zu sagen!

¡Maldita sea! ¡Les exijo que me digan ahora mismo!

Ellos lo miran sin decir una sola palabra. Como si pensaran igual se miraron unos a otros. La tensión es palpable, la extención de sus venas iba por su hombro.

 ―Sie es weise. Wir warnen dich

Usted lo sabia. Se lo advertimos

―Liegt es an dem Fehler, den ich getötet habe? Ich musste es tun. Nichts entgeht einem Lehevto.

¿Ésto es por ese insecto que maté? Tenía que hacerlo. Nada se le escapa a un Lehevto.

―Wir sagten ihm, er solle ihn nicht töten. Er war nicht der, den ich suchte.

Le dijimos que no lo matara. Él no era al que andaba buscando.

El anfitrión se quedo mudo. 

Was? Wenn du mich betrügst, schwöre ich, dass du in Asche enden wirst wie der Rest deiner widerlichen Rasse.

¿Qué? Si me estás haciendo una sucia, te juro que acabarás siendo cenizas como los demás de tu asquerosa raza. 

Mylord, wir haben Sie gewarnt, ihn nicht zu töten. Er wollte nicht zuhören und das sind die Folgen seines Handelns.

Mi señor, le advertimos que no lo matara. No quiso escuchar y estás son las consecuencias de su acción. 

Su voz suena calmada como el rio al pasar por el arroyo, sin prisa ni miedo. El anfitrión, no cree aquellas palabras de los que son sus sirvientes.

 ―War das! Der gleiche! Ich tat mein Bestes, um ihn zu finden, und er war es!

¡Era él! ¡El mismo! ¡Yo hice todo para buscarlo y era él! 

Su mente no entiende cómo pudo haberse equivocado ¿no era ese hombre el que le había robado? ¿Él que había hecho un trato donde ambos ganaban? ¿Él que le daría el alto entre sus hermanos? 

Las únicas palabras que están en su mente son las que había escrito esa noche:

«Mate a un inocente». 

Su respiracion es una corriente de viento desenfrenada, habia comedito un gran error. En su familia, en sus venas, su sangra y la idea que siempre estuvo en el se han quebrado.

Das muss ein Fehler sein!

¡Esto tiene que ser un error!

Herr, ist es nicht. Wie Ihre ganze Familie wissen Sie, was mit Ihnen passiert, wenn sie eine Tat wie einen Mord begehen. Ihre Vorfahren haben es getan, sie würden jede Bestrafung oder Folter zulassen, aber sie würden niemandem das Leben nehmen.

Mi señor, no lo es. Usted como toda su familia saben lo que les pasa por cometer una acción como el asesinato. Sus ancestros lo hicieron, ellos permitirían cualquier castigo o tortura pero no quitarle la vida a alguien.

Sag mir, wie kann ich es stoppen!

¡Díganme cómo puedo detenerlo!

Nadie habla

Él los mira con sus orbitas moradas, furioso, aterrorizado, pasmado. Requiere la respuesta para poder salvarse.

Du kennst die Antwort.

Sabe la respuesta.

Es muss doch einen Weg geben ... sag es mir!

Tiene que haber un modo... ¡Díganmelo!

Uno se le acerco al que está hablando, susurrándole al oido lo que podría ayudarlo, pero a un costo.

Vielleicht ist da etwas, aber seine Kräfte werden dadurch geschwächt. Es wird tagelang pausieren, was durch Ihre Adern fließt, aber je beharrlicher der Gebrauch, desto schmerzhafter wird Ihr Tod sein.

Quizás si haya algo, pero, a cambio sus poderes se debilitarán. Pausara por días lo que corre por sus venas, pero mientras más sea constante el uso más sera dolorosa su muerte.

Es ist mir egal. Egal, ich muss diesen Bastard finden ...

No me importa. Cueste lo que cueste tengo que encontrar a ese malnacido...

Su cuerpo cae para atrás involuntariamente sobre la silla, su frente corren caminos de sudor y su brazo está cubierto por aquellas venas que marcan el avance de su muerte.

Holen Sie ... Holen Sie es. Schnell.

Consiga... Consigalo. Rápido.

Wie befohlen, Mylord.

Como ordene, mi señor.

Y así, los tres sirvientes salieron de su habitación, dejando atormentado al menor de su linaje, había manchado aquel apellido que le daba poder, seguridad por aquella impulsiva acción.

Este era el castigo que estaba pagando.

Ich werde es finden ... Nichts entgeht einem Lehebtvo

Lo voy a encontrar... Nada se le escapa a un Lehebtvo

Sin embargo, alguien, uno de los monstruos escuchaba plácidamente esa conversación, una sonrisa se asomaba por sus afilados dientes de cuchillas y sus ojos se inyectaron de sangre al pensar que podría pasar. Al escuchar los pasos de aquellos sirvientes salió de nuevo con dirección a su habitación.

—Todo está saliendo como debería...

¡Hola, chicas! ¿Cómo se encuentran está noche de mayo? Espero que mejor que yo.

Aquí les traje la siguiente actualización de DEMONS con muy buenas noticias, las causante de que esté feliz después de pasar unos días que no creo que hayan sido los mejores para mí.

¡DEMONS LLEGÓ A LAS 1K Y YA ESTAMOS EN LOS 1.2K AAAAAAA!

En verdad no sé que decir... En serio, jamás pensé que llegaríamos a esa meta tan pronto, en serio, me siento orgullosa y feliz, pero a la vez con miedo y ganas de seguir para dar más. Mostrarles mucho más el mundo de Mikela y Hugo
. Monstrarles más personajes, más villanos y más situaciones 🔥🛐 y otras dónde se sentirán así 🥺💕😭

Y como saben, habrá especial, pero para más adelante gracias a esta meta que he logrado con todas ustedes chicas, gracias, en serio, miles de gracias por el apoyo incondicional al libro 🤎

Y bueno, creo que ya ha sido mucha cháchara y espero les haya gustado mucho el capítulo... Solo dire que el próximo será 😭

Así que mejor vayanse preparando.

Les mando un abrazo a todas ustedes, especialmente a ara_noir27 y a Beky_fox
Por el apoyo y ser la primera lectora en leer mi libro y una nueva lectora que ama mi libro igual. Gracias por apoyar a Mikela y Hugo 😭🥺💛

Bueno, creo que ahora sí. Me tengo que ir. La universidad no me ha ido bien estos últimos días y espero esta semana, si sea mi semana.

Se despide Anastasia Stark

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