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𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐨𝐧𝐞 - 𝘋𝘦𝘢𝘥𝘭y 𝑊𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟 𝑜𝑓 𝐶ℎ𝑟𝑖𝑠𝑡𝑚𝑎𝑠

𝐀𝐫𝐜 𝐎𝐧𝐞 ⨾
𝖳𝗁𝖾 𝖱𝖾𝗂𝗇𝖼𝖺𝗋𝗇𝖺𝗍𝗂𝗈𝗇 𝗈𝖿 𝖺 𝖲𝖺𝗂𝗇𝗍

𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐨𝐧𝐞 (一) ⨾
❛❛ 𝘋𝘦𝘢𝘥𝘭𝘺 𝘸𝘪𝘯𝘵𝘦𝘳 𝘰𝘧 𝘊𝘩𝘳𝘪𝘴𝘵𝘮𝘢𝘴
- クリスマスの致命的な冬❞

Emma se tapó los oidos cuando otra pirotecnia sonó con fuerza, retumbando sus oidos por la magnitud, quito sus manos con cuidado mirando como la personas gritaban de euforia siguiendo con su asunto de gastar todos los paquetes que tenian, Miraba su alrededor como todo estaba lleno, una navidad normal diría ella en su colonia.

Suspiro cuando su prima enredo sus brazos alrededor del suyo y apretandolo con fuerza, mirando sus labios moverse y luego voltear para ver otra persona acercarse, escuchaba de fondo las voces y los fuertes sonidos de las pirotecnias, Mirando al silencio pintado de hermosas luces brillantes hechas por el humano, Coloridos bailes de bellas luces danzando en los cielos.

-¡Emma!- Habia llamado su amada prima; Elizabeth, quien la miradaba con desconcierto al verla tan distraída y en su propio mundo, algo que siempre suele ver pero no a tal punto de llamarle con fuerza.

-¿Que piensas, Emma?- No Sabría indicarle las palabras correctas, desde que habia termino el decimo año escolar, pronto ser una senior en su escuela era agotador de tan solo pensarlo, las clases de karate y las platicas insensatas de sus padres la tenia por los cielos.

Ah, sin olvidar de sus desvelos nocturnos en leer, ver animes o series que dejo a medias o escribir a sus amigos de linea que tenian diferentes horarios al suyo.

Si, no sabe como explicar eso.

-Nada prima, Solo...Aburrida.- Aburrida si estaba, aunque aveces suele integrarse con los niños o jugar con su adorado primo pequeño llamado Aby, lo demás, era otra historia para luego.

Su prima tarareo y siguió planchando el cabello de su madre, como buena hija por supuesto.

Un sonido fuerte que habia dejando sordo la mitad de los presentes, eso no evito que siguieran tirando 'caballos rojo' o 'metralletas', la protagonista suspiro cansada, presenciando otro momento latinoamericano con orgullo, escuchando de fondo mas cuehetes ser reventados.

Miraba las luces parpadear, gritos de niños en el fondo emocionados por este ultimo dia de fin de año, 2021 estaba llegando a su fin, apunto de unas horas cambiar la vida de miles de personas alrededor del mundo.

Bostezo tomando su teléfono y encendiéndolo, mirando la hora de 9 pm, aun era temprano y la gente seguía emocionada, también lo estaba, su padre siempre la dejaba encender el show de luces que siempre compraban, prácticamente eran dos pequeños uno grande llamado 'Bosque Imperial' el nombre le había fascinado y quedo boba con la pirotecnia.

(----)

Quedaban unos minutos, sus primas se movían de arriba y abajo, cargaba a su primo de tan solo cinco años con ella, protegiéndolo de cualquier cosa aunque él fue quien tiró un pequeño paquete de caballo rojo, algunos que si fueran extranjeros de latinoamérica se enojarian con uno pero hey!, es normal en todos los países latinos.

Corrió dejando a su primo junto a su tía, su padre había sacado el llamado 'bosque Imperial' un show de luces de más de 211 luces y las otras más pequeñas de 20, sacó un encendedor rápidamente junto a su prima de 12 años, ambas discutiendo sobre que deben de esperar para encenderlo ya que sus encendedores aparentemente no comenzaban a encender a tal punto que podía sentir la presión de los demás, sus gritos opacados por todos los sonidos en todo su alrededor.

Los minutos comenzaban a pasar con rapidez y su pulgar ardía con fervor, los demás esperaban y pudo encenderlo, encendiendo uno de los shows de luces y luego el grande donde rápidamente lo encendió aunque escuchaba a sus familiares y amigos protestantes a que se alejara de ahí aunque necia no lo hizo, cuando lo hizo se alejó rápidamente aunque tropezó con su propia pierna cayendo boca abajo aunque se volteo si importar mirando al cielo observando todas las luces pintar el oscuro cielo, retumbando todos los sonidos por los cielos pero de la nada, las luz de las luces se hizo más intensa colocando su mano enfrente para opacar dicha luz fallando miserablemente.

Blanco y otros colores en su visión, tembló entre sus prendas sin saber la razón, quitando su mano de su cara y abriendo sus entrecerrados ojos observando su alrededor con desconcierto.

Nieve por todos lados y árboles altos, confusa moviéndose un poco pero se quejó, mirando hacia abajo y observando su herida pierna con un pañuelo firmemente puesto, de alguna forma volteo en busca de algo que no sabía que buscaba mirando enfrente suyo un hombre de una carismática sonrisa y ojos dorados que se desvanecen en rojo con pupilas blancas mirándola con detenimiento portando extrañas prendas que apenas puede reconocer.

-Haz despertado!- Una fuerte y ruidosa voz, jurando que podría estallar sus tímpanos si no fuera que se cubrio los oidos, sentandose y mirando con angustia al contrario quien ladeo la cabeza, la de cabellos negros bajo sus manos y apreto la falda con fuerza.

-¿Te encuentras bien?- su sonrisa jamás cayó, bajando su voz un poco a comodidad de la contraria quien mira con desconcierto a su persona, rió un poco aun cargando el pequeño cuerpo diminuto envuelto en varias capas algo dañadas y con sangre.

-Mas..Más o menos..- menciono mirando hacia abajo y sus manos además de sentir leves punzadas en su pierna herida, vendada por el desconocido hombre de cabellos color amarillo brillante con mechas rojas similares a las llamas junto con dos flequillos a la altura de los hombros y dos flequillos a la altura de la barbilla a los lados de la cabeza, cejas negras bifurcadas y ojos dorados que se desvanecen en rojo con pupilas blancas.

De alguna manera se le hacía conocido ese patrón además de sus prendas vestía una versión marrón más pálida del uniforme regular de Demon Slayer, que consistía en una chaqueta gakuran marrón, un cinturón blanco alrededor de su cintura y pantalones hakama. Sobre esto, usó un con un patrón degradado blanco-amarillo y crestas rojas como llamas al final.

Tarareo con su entusiasta sonrisa y por fin la protagonista se dio cuenta el cuerpo, pensando unos segundo para después alarmarse y asustarse acercándose aunque su pierna le doliera mirando el cuerpo cubierto por las sabanas y manchada por sangre, apartando estas dejando un pequeño hueco entre las mantas mirando al débil rostro de un niño pequeño dormido plácidamente.

(que alivio..) Se sintió de una forma aliviada consigo misma sin saber la razón, acariciando con suavidad el rostro del inofensivo niño, olvidando completamente la existencia del ser que presenciaba todo con una sonrisa en sus labios.

Carraspeó un poco, llamando la atención de la fémina quien miró hacia arriba, dejando ver su avergonzado rubor por concertarse en el pequeño bulto entre sus brazos.

-Los llevaré a ambos a una aldea cercana, no está muy lejos pero puedes caminar no?- Preguntó con cierta curiosidad levantándose repentinamente haciendo que la contraria tropezara un poco con su propio cuerpo cayendo boca abajo, el adulto rio un poco.

-¡C-Creo!- declaró la contraria dándose ánimos mentalmente, de alguna forma, su cuerpo ardía como miles de soles rostizando su patético cuerpo y sus huesos frágiles como cristales apunto de romperse, debido a tan altas temperaturas y apenas usar algo abrigado pero negó, ¡debía de levantarse!¡Este amable señor de cabellos como el sol hizo mucho por ellos dos!

Se levantó como pudo, forzando sus músculos a tensarse y hacer calor, levantándose con cierto dolor por sus muecas pero con orgullo tomó una postura decente, mirando como el hombre la observaba con esa sonrisa que de cierta forma le comenzó a causar varios escalofríos.

-¡Bien hecho!¡tenemos mucho que caminar!¡bajar la montaña para ir a la aldea cercana!- Habló con cierta alegría que a la contraria le causó un dolor inolvidable de bajar la gran montaña donde estaban.

-¡Vamos!- el hombre de flamantes cabellos se giró y comenzó a caminar, seguido de la adolescente que lo siguió de cerca esforzándose al máximo con cada paso que daba soltando un doloroso quejido por su pierna izquierda.

El frío bosque y sus ramas danzaban con el helado aire, escuchando suaves murmullos de ellos, mientras que el contrario de haori raro seguía caminando mirando al frente, preguntando de vez en cuando la pequeña adolescente si al menos el parpadea.

Bueno, tenia muchas preguntas donde alguna forma tenía vagos flujos de recuerdos que pasaban a luces luminosas hasta personas con kimonos sencillos pero bonitos, como el suyo, su haori era uno rosado degradante a un rosado más pálido con flores de sakura al final de los lados, una imagen mental paso recordando del haori de su hermano que era uno castaño pálido sencillo con hojas de beto al final.

Kumiko Hanabashi y Akemi (____) Hanabashi

Dos nombres que cruzaron por su mente, hizo una mueca al notar que no recordaba su propio nombre ni el de su hermano pero había algo que molestaba su corazón, un sincero remordimiento y profunda tristeza que hacía un fuerte nudo en su garganta.

Miró al hombre resplandeciente y con su sonrisa de mil soles.

¿Por qué se siente así?

(------)

Observo las casas con curiosidad mientras el hombre de flamantes cabellos seguia moviendose, ah, se le olvido decir que en el camino a mitad de la bajada de la montaña se había tropezado varias veces, lastimándose no de tal gravedad pero dejando pequeñas heridas lo que conllevo a que el espadachín se agachaba pidiéndole (en realidad exigiendo de una forma rara?) que se subiera a su espalda, aunque se negó con variedad y pena, terminó por aceptar ya que aun faltaba y el sol comenzaba a descender, subiendo a la espalda del fornido hombre soltó un grito sorpresivo cuando comenzó a avanzar con rapidez impresionante, dándose cuenta y sintiéndose a la vez culpable de que por ella fueran tan lento y el hombre fuera tan paciente en caminar a su ritmo de caracol.

El hombre se detuvo en una taberna, se adentro siendo invadido por miradas curiosas y juzgadoras algo que no le interesó mucho al hombre que traía una niña en su espalda y un bulto en sus brazos.

-¡Tabernero!¡Tengo una pregunta!- Hablo con carismatica y energía, mirando con una sonrisa entusiasta y ojos atentos al señor detrás de la barra que limpiaba un tarro de cerveza con un pañuelo.

-mhm, Dígame, joven.- Habló dudoso el hombre de barba, dejando el tarro aun lado y observando de reojo a los dos niños, la adolescente escondió su cara entre los sedosos y suaves cabellos del ajeno quien rió un poco.

-¿Donde puedo encontrar un médico?, La joven que traigo en mi espalda se torció el tobillo y la pierna le tiene lastimada además de unos rasguños adicionales.- Su voz fuerte y energética prevalecía, la de cabellos negros largos no entendia eso aunque para su oido era demasiado fuerte y sensible ademas de estar muy cerca.

-Solo tenemos un médico, a unas cinco casas de aquí a la izquierda, pero le sugiero que busque un lugar donde resguardarse, las malas lenguas dicen que hay un demonio suelto.- Comentó guardando el tarro, captando la atención tanto del adulto y la adolescente.

-Me contaría más sobre este demonio.- Habla con curiosidad en su voz, la menor ladeo la cabeza con curiosidad, el hombre mayor carraspeo.

-Bueno, el demonio aparenta muchas cosas, se dice que es alguien que cambian su apariencia pero el que más se rumorea es de un anciano, además hubo una masacre en una casa no muy lejana al pueblo, se dice que el demonio masacro y comio toda una familia de lo que se es otro demonio, aun asi anda deambulando en busca de más víctimas.- El hombre se rasca con el dedo su mejilla, nervioso y un tanto ansioso, mirando la respladenciente postura de hombre.

-¡Muchas gracias por la información!- Se inclinó un poco y se reincorporó, dándose la vuelta sin más y saliendo del lugar.

Caminaron por las vacías calles además de los susurrantes sonidos de los grillos en el lugar, la protagonista apretó el agarre en el mayor quien no se quejo, buscaba alguna cabaña con letrero de hospedaje.

-Señor.- Llamó la contraria con suavidad y cierta duda.

Tarareo, prestando su atención a la contraria aunque estaba atento a su alrededor, detectando hasta el mínimo movimiento de simples insectos.

-Usted...Usted, ¿Cómo nos encontró?- Pregunta con curiosidad y algo nerviosa, el hombre se detuvo por unos segundos, delante de ellos estaba un letrero de hospedaje.

-¡Se lo contaré cuando estemos refugiados!- Habla con energías y adentrándose al lugar, mirando a una anciana limpia un poco la mesa donde atendía, escuchando los pasos suaves y alzando su vista, mirando un tanto sorprendida al joven adulto con dos niños.

-Oh, dulce joven, ¿Qué se le ofrece?- Habló la anciana un tanto baja al parecer de la adolescente, el hombre se agacho, indicando a la fémina que se bajara de el y lo realizó, se incorporó y le entregó el cuerpo que se removió un poco y siguió durmiendo, el de cabellos flamantes colocó un brazo en su cintura y el otro se lo llevó a su bolsillo, sacando cierta cantidad enorme de dinero.

-¡Una habitación para tres!- Colocó la bolsa mediana de dinero, la anciana se sorprendió al igual que la adolescente y en eso, se escucharon suaves gruñidos en las entrañas de la contraria quien se encogió de hombros avergonzada. -¡También una cena!- sacó otra bolsa de dinero, dejando dos en la mesa.

-C-Con la primera es suficiente joven!- La mujer mayor nerviosa empujó la segunda bolsa que el contrario había colocado, reconociéndose por las prendas de un matademonios.

-¡Por favor!¡Aceptarlo!- Empujo la bolsa, insistente ante la mujer mayor que negó nerviosa.

-Jov-

-¡Por favor!

La protagonista le resbalo una gota de sudor por su mejilla, mirando al carismático hombre sonreír ante su insistencia en la mujer que se negaba pero a los pocos segundos se rindiendo aceptando el dinero y dejándolo debajo del mostrador, para levantarse y caminar hacia un pasillo.

-Siganme jóvenes.- El adulto matademonios junto a los dos bajo su cuidado caminaron, siguiendo a la anciana que los guió a una de las habitaciones para tres, deslizando la puerta dejando ver la habitación, se inclina un poco. -La cena se hará dentro de poco, también mi nieta akira traerá un poco de ropa para que los niños se cambien y puedan lavar sus prendas.- Se inclina de nuevo, retirándose del lugar y los otros dos pasar, el joven adulto ordena las dos camas en el suelo, palmada una mirando a la adolescente.

-Coloca a tu hermano aquí.- La menor acata la orden, quita las sucias mantas antes para dejar a un lado, coloca a su hermano encima del futon quien se acomodo feliz, una pesada mano se posa en la frente del menor midiendo su temperatura, al indicar que estaba estable el mayor quita su mano y mira a la contraria que estaba observando a su hermano detenidamente.

Recuerdos invadieron a su mente, apretó un poco su pantalón aun así su sonrisa se mantuvo, alzó la vista mirando a la contraria.

-Dime, cual es tu nombre.- La menor quitó la vista de su hermano, mirando al hombre de prendas diferentes.

-Me llamo..Akemi ____ Hanabashi y mi hermano Kumiko Hanabashi.- Comento la joven de cabellos negros ondulados hasta sus puntas y lizo lo demas, mirando al hombre mayor de una katana que habia visto hace unas horas antes.

-Kyojuro Rengoku, ¡Soy un matademonios!- Lo grito con orgullo, la contraria juraba sentir los nervios de la ancianita que los había atendido.

-¿Qué es eso?, disculpe el no saber eso.- Se inclinó un poco en forma de disculpa, y su postura se volvió firme otra vez.

-No se preocupe, es normal que no sepa, aunque siempre se le avisa de la existencia de demonios aun asi me presento formalmente.- Su mano se posiciona en la punta de su katana, mientras que la derecha tocaba con sus yemas el suelo.

-Kyojuro Rengoku, Hashira de flamante, Pilar del fuego.- se inclinó un poco con su carismática sonrisa y energías. -Respondiendo su pregunta, Fue fundada por la Familia Ubuyashiki hace más de 1000 años debido que, tras el hecho de que uno de sus miembros se convirtiera en , toda la familia fue maldecida y todos los recién nacidos morían poco tiempo después del nacimiento. Los sacerdotes les aconsejaron encomendar su vida para matar al demonio y de ese modo, el apellido Ubuyashiki podría seguir existiendo por muchos más años. Desde entonces se llevó a cabo la fundación de la organización y fue liderado por cientos de generaciones por miembros de la Familia Ubuyashiki, aunque no somos reconocidos por el gobierno aun asi, ¡Nuestra pasión y determinación nos ayuda a proteger a la humanidad con nuestras vida!- Habla con demasiada pasión y con voz fuerte, la menor se encoge de hombros ante el discurso, aun así interesada ante ello sin saber la razón.

Unos leves toques sonaron y la puerta se abrió, dejando ver una joven adulta inclinándose un poco con un hermoso kimono además de traer algo entre sus manos.

-E-Estoy aquí para traer las prendas sucias de los niños!- La joven adulta se presentó, kyojuro se levantó tarareando en afirmación.

-¡Estaré afuera para darles privacidad!- El pilar se giró para salir cerrando esta y colocarse al lado, mirando a un punto fijo pensante.

Mientras adentro, Akira agitaba a la menor agobiando de preguntas tras que el hombre apuesto salió, preguntando si era su hija o hermana menor, la adolescente negó ante todas las preguntas.

-¡Dime su nombre!¡Quiero ser su esposa!- Agito con más fuerza a la menor que soltaba tartamudeos nerviosos.

-¡S-Señora!¡No puede decir el nombre de alguien si no se ha presentado!- Menciona nerviosa a protagonista pero la mayor bufa con cierta irritación quitando sus manos de la mareada adolescente.

-Tsk, toma esto y cambiate rapido luego de que lo hagas me lo entregas, estaré cambiando a tu hermano.- La adolescente acató la orden y comenzó a quitarse sus prendas con cuidado, aunque se quejaba de sus pequeños rasguños y herida en su pierna izquierda, sin duda se preguntaba cómo había aguantado tanto.

"concéntrate en respirar, busca el punto y retén el sangrado, lo del tobillo te ayudará más tarde."

Ahora lo recuerda, lleva una mano a su pecho, él le había indicado que respirara, concentrándose en sólo su herida y deteniendo el sangrado, fue sorprendente su puede decirlo, además que le menciono que era cierta técnica que él usaba cuando salía algo herido, antes le causó curiosidad y desconcierto ahora, supo que era una técnica de matademonios

Tras terminar de vestirse, le entregó las prendas a la adulta quien las tomó, abriendo la puerta y mirando a kyojuro parado ahí con una sonrisa que hizo que la adulta se derritiera, la adolescente se encogió de hombros mirando como la adulta se despedía y flotaba de una forma boba y enamorada alejándose del lugar mientras que la protagonista sentía una gota de sudor caer de su rostro.

-Hanabashi-san, le prometí que le ayudara con su tobillo, además..- Kyojuro muestra un botiquín que había pedido a la dueña, -Encontré un botiquín lo pedí prestado a la dueña.- Se adentra a la habitación y la adolescente desliza la puerta para cerrar, y se gira mirando al pilar sentado aun lado del otro futon que se colocó en posición de indio y dejando el botín aun lado, mirando con una sonrisa a la contraria y indicando con su mano que se sentara en el futon.

La de apellido hanabashi se sentó enfrente de él estirando sus piernas y mirando con ojos grandes y expectantes al contrario.

-Primero, Hanabashi-san, Limpiare tu herida ya que dejastes de respirar como te lo indique.- La menor lucio sorprendida mirando los movimientos del pilar, el pañuelo empapado de alcohol tomándolo con su mano derecha y con la izquierda toma con cierta delicadeza el tobillo de la menor, girando un poco su pierna dejando ver la larga herida con cuidado, pone el pañuelo y lo limpia, escuchando uno quejidos de la menor pero siguió con su labor dejando aun lado el pañuelo ahora con sangre y limpia la herida, sacó una aguja con hilo.

-Hanabashi-san, le dolerá esto, por favor, procure no gritar.- Habla ofreciendo otro pañuelo y ella lo tomo desconcertada aun asi, sus manos rozando el mayor metió el pañuelo en la boca de la ajena quien se sorprendió apunto de quitarle, el pilar comienza a costurar provocando que ella se retorciera de dolor y el puso más fuerza en su agarre en el tobillo, siguiendo con su labor, escuchando los quejidos de dolor ahogados por el pañuelo y ella moviéndose aunque no fue tanto.

Tras esto, termino de darle unos puntos corto el hilo y dejo un lado a aguja para vendarla un poco, la de cabellos negros que se acosto boca abajo se habia quitado el pañuelo de la boca, respirando de una forma irregular y tratando de recobrarla.

-Hanabashi-san, el dolor se calmara, solo trata de mantener tu respiración de una forma calmada, inhala y cuenta hasta veinte y luego exhalas.- Comenta el adulto, limpiando los rasguños pequeños y luego dejar a un lado para tomar otra vez el tobillo. -Hanabashi-san.

-¿Ryogoku-sama?- usa sus codos como soporte mirando al contrario que le daba una sonrisa dulces.

-Cuenta hasta tres, hanabashi-san.- Pidió amablemente, mantener firme su agarre en el tobillo de la contraria.

-Uh, uno-- Giró el tobillo escuchando un gran crujido y un grito retumbó por todo el lugar.

-¡DIJISTES QUE CONTARA HASTA TRES!¡ESO NO ES JUSTO!

Y su carismática y fuerte risa hizo que se enojara.


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