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𝟎𝟎𝟔: 𝐏𝐎𝐑𝐓𝐎𝐍

┏━━━━━━━°⌜ 𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍 ⌟°━━━━━━━┓

┗━━━━━━━°⌜ 悪魔 ⌟°━━━━━━━━┛

Tres semanas y media habían transcurrido desde que Killua abordó la tan famosa Ballena Negra. Junto a su mejor amigo no habían hecho más que patrullar el piso que Ging les encargó, y como lo prometió el hombre, cuando solo faltaban unos cuantos días para desembarcar, los jóvenes cazadores fueron trasladados al primer piso del barco.

Disfrutaron todo lo que pudieron aquellas extravagantes comodidades que recibían los pasajeros de primera clase; comida fina, cómodos camarotes, actividades recreativas, entre otras cosas más. Ambos se sentían en el cielo estando allí, y cuando llegó la hora de atracar en la isla, ninguno de los dos quería bajarse del barco.

―¡Diez minutos más y ya!―masculló el albino, aferrándose a la comoda almohada como si su vida dependiera de eso.

Kurapika suspiró pesadamente antes de bajar la escaleras de la litera, posando esta vez sus ojos en el cuerpo inconsciente de su amigo Gon. Este último parecía estar mucho peor que Killua; profundamente dormido sin intenciones de levantarse por un buen rato.

Se llevó una mano a la cabeza con algo de frustración, sin saber que más hacer o decir para lograr que ambos se levantaran de una vez por todas. No podían seguir perdiendo el tiempo aquí, ya que todos debían trasladarse al otro barco para emprender el verdadero viaje al continente oscuro lo antes posible.

El sonido de la puerta abriéndose llamó su atención, y con curiosidad retiró un poco la mano de su cabeza para observar de reojo como uno de sus mejores amigos ingresaba tranquilamente a la habitación. Leorio recorrió el camarote con su mirada, parando sus ojos en los cuerpos de ambos jóvenes dormidos. Alzó una ceja con burla antes de desviar su mirada hacía Kurapika, quien simplemente suspiró resignado.

―¿No puedes levantar a unos mocosos, Kurapika?―cuestiona el doctor, mofándose disimuladamente de él. No hacía falta que utilizara la escalera para llegar a la cama de Killua, ya que su prodigiosa estatura le facilitaba todo. Con una mano zarandeo al albino por los hombros, recibiendo solo murmullos y quejas de su parte―¡Despierta, Killua! ¡Aquí acostado no ayudarás a Gon!

El Zoldyck soltó un gruñido bajo al escuchar aquello, y de mala gana fue abriendo los ojos mientras se reincorporaba en la cama. Acomodó torpemente su camiseta mientras sobaba sus ojos con fastidio, tratando de resistir las ganas de volver a dormirse. La pesadez en su cuerpo poco a poco fue desapareciendo, y algo más animado, saltó de la litera para bajar de su cama.

Kurapika frunció el ceño indignado al ver como el chico obedecía a Leorio de inmediato, mientras él estuvo casi media hora intentando despertarlo sin éxito alguno. El doctor sonrió con suficiencia, acomodando la corbata de su traje mientras aclaraba su garganta.

―Killua, ¿podrías despertar a Gon?―cuestiona, haciendo que la mirada del muchacho se desviara hacía su mejor amigo.

A paso calmado se acercó a él, agachándose un poco para examinar con detalle su rostro. Arrugó la nariz al ver como una hilera de baba caía por la comisura de sus labios, cayendo directamente hacía la cómoda almohada de plumas. Levantó su mano derecha antes de unir su dedo índice con el pulgar, separándolos casi al instante con una sonrisa maliciosa. Con ambos dedos pellizcó el brazo de su amigo, pasándole una leve descarga eléctrica que lo hizo saltar de la cama.

El peliverde se alejó desorientado, sin comprender que había sucedido. Se llevó una mano a la zona del brazo donde sentía un leve ardor, acariciandola delicadamente para apaciguar aquella desagradable sensación. Frunció el ceño al escuchar la risa de su amigo, cayendo en cuenta de que él había sido el causante de todo eso―¡Killua!―bramó, frunciendo sus labios en un mohín de reproche.

El aludido siguió riendo despreocupadamente, siendo seguido por los otros dos presentes. Gon tomó su almohada manchada de saliba para lanzarsela al Zoldyck, quien estaba muy distraído riéndose como para poder esquivarla a tiempo. La húmeda tela de la almohada chocó contra su rostro, haciendo que una mueca de horror se formara en el mismo―¡Maldición, Gon! ¡Eres un malagradecido!

Las burlas esta vez fueron dirigidas hacía el albino, quien no tuvo de otra más que ignorarlos mientras trataba de acomodar sus maletas. A la media hora ambos chicos ya se encontraban listos para desembarcar en una de las islas desiertas, la cual sería el nuevo habitad para los ciudadanos de Kakin.

―¿Por qué quieren vivir en este lugar? No hay nada.―cuestiona Gon curioso, observando sus alrededores atentamente.

Kurapika ladeó la cabeza antes de soltar un bajo suspiro. Él tampoco entendía cual era el afán que tenían los ciudadanos de vivir en el supuesto "continente oscuro", cuando en Kakin ya disfrutaban de muchas comodidades. Seguramente lo hacían solo para ganar fama y respeto con las otras naciones, pero desde su punto de vista, seguía siendo algo estúpido.

Pero no más estupido que viajar al verdadero continente oscuro por mera curiosidad.

Todos los trabajadores empezaron a desembarcar los materiales de construcción de la ballena negra, seguramente con intenciones de empezar a trabajar inmediatamente. El cuarteto de amigos, junto al resto de los cazadores seleccionados para la misión, fueron discretamente guiados hacía el nuevo barco que abordarían. Este era mucho más pequeño y simple a comparación del anterior, pero seguía estando hecho para resistir cualquier clase de tormenta o accidente que pudiese surgir durante el viaje.

―Veo que no hay zona vip aquí.―bufa Killua, observando con fastidio el simple interior del barco.

―O tal vez todo es la zona vip.―sonríe Gon, tratando de animar un poco a su malhumorado amigo. Este último alzó una ceja desconcertado, curvando una mueca.

―Entonces ya no sería vip, baaaka.

Leorio los guió hacía el camarote que, nuevamente, compartirían ambos mientras estuviesen abordo. El duo de cazadores decidió permanecer dentro del cuarto hasta que todos afuera terminaran de acomodarse, ya que no querían estorbarle a nadie. Se sentaron en el suelo mientras escuchaban el leve ruido que generaban las personas que pasaban por el pasillo, cada uno sumergido en sus propios pensamientos.

Killua ya estaba empezando a sentir los nervios que debieron aparecer apenas abordó la ballena negra, los cuales se habían mantenido a raya hasta el momento. Esta vez sería un viaje directo hacía el continente oscuro. Ya no habrían más paradas ni oportunidades de arrepentirse. Su vida estaría en constante peligro a partir de ahora.

Una parte de él quería bajarse de este barco, volver a la ballena negra y regresar con los familiares de Gon para buscar a su hermano. Su vida había sido muy pacifica estos últimos años, y no le costaba mucho admitir que se había acostumbrado a aquella tranquilidad, incluso le gustaba un poco. Su única preocupación era el bienestar de Alluka, y mientras estuviese bien, él también lo estaría.

Pero, su mejor amigo no estaba bien ahora, y eso era algo que desbarataba por completo su tranquilidad mental. Sabía muy bien que el peliverde sufría de un enorme complejo de inferioridad producto de su reciente perdida de poder. Y no podía vivir sabiendo que Gon sufría silenciosamente por eso.

Esa era su motivación actual, y era lo suficientemente fuerte para mantenerlo abordo de este barco.

―Killua ―lo llamó su amigo, haciéndolo salir de sus pensamientos. Con curiosidad giró la cabeza para observarlo, quedando algo confundido al ver la expresión neutral en su rostro―. Si esos demonios resultan ser tan peligrosos como dice Ging... no intentaremos nada ―anuncia, frunciendo levemente las cejas. Killua entreabrió los labios sorprendido, pero no le dió tiempo de replicar cuando ya había continuado―, tu vida es más importante que mi Nen. No me hará sentir mejor recuperar mis poderes si con eso perderé a mi mejor amigo.―una leve sonrisa se formó en su rostro, acompañada por una corta risa.

El albino cerró la boca, sintiéndose gratamente conmovido por el comentario de su amigo. Desvió la mirada al sentir sus mejillas arder ligeramente, y tosió un poco para desviar la atención hacía otro lado―Lo que digas, Gon. Pero no te prometo nada.

―¿¡Eh!? ¿¡Cómo que Ging será quien hable con el guardian!?―bramó Killua perplejo, rechinando sus dientes inconforme―. Él mismo dijo que al guardián no le gustaban las personas sin modales ¡Y estamos mandando al tipo más maleducado del mundo!

Kurapika torció los labios, sin saber como replicar a todo lo que había dicho. Ciertamente Ging podía ser grosero, irresponsable, arrogante, narcisista, descortés, ordinario, desatento, tosco y vulgar. Pero... seguía siendo un cazador de élite, y el líder de esta misión.

No pensaba admitirlo en voz alta, pero confiaba ciegamente en él para esto.

―Es él o Beyond -suspira-. Además, supongo que Ging sabrá tratar con esa bestia. Recuerda que Gon heredó parte de sus genes.―señala, tratando de tranquilizarlo un poco.

Killua curvó una mueca indeciso, pero no emitió otra replica al respecto. Su amigo tenía razón, tal vez Ging era secretamente bueno tratando con otros, y aunque no lo fuera, tampoco tenía la autoridad para oponerse. Solo le quedaba sentarse y actuar como espectador mientras todo terminaba.

Se asomó por una de las ventanas, desde la cual se podía apreciar a lo lejos el enorme portón que deberían cruzar en algunos minutos. Este era de un color purpura bastante intenso, con una textura algo difícil de apreciar debido a la distancia. Seguramente media alrededor de los quince metros o más, y aunque no era tan ancho como para cubrir todo el oceano, Killua estaba seguro de que el guardia se encargaba de evitar que los navegantes cruzaran el límite oceánico sin su permiso.

Fueron girando para amarrar frente al gran portón, donde Ging fue el único en abandonar el barco para acercarse a la puerta. Todos los tripulantes, incluyendo al cuarteto de cazadores, estaban asomados desde las diferentes ventanas para ser espectadores de lo que estaba por suceder.

El Freecss mayor caminaba a paso calmado, observando de vez en cuando sus alrededores en busca del supuesto guardian. Hizo un mohín al llegar frente a la entrada, impaciente por conversar con aquella criatura mágica que les daría el paso hacía el nuevo mundo. Levantó una de sus manos para palpar la superficie del portón, retirándola casi al instante cuando una ligera corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo.

Un escándaloso estruendo se escuchó desde el otro lado del portón, haciendo que instintivamente diera un paso hacía atrás, a la vez que subía la mirada. Dos enormes manos cubiertas de pelo se asomaron sobre el límite de la puerta, mientras un áspero gruñido de irritación resonó por todo el lugar.

Ging ajustó el gorro sobre su cabeza cuando una fuerte ráfaga de viento lo desequilibró. La criatura uso el portón como apoyo para levantarse, asomando su cabeza por la superficie y, demostrando así, lo enorme e intimidante que era.

Para un cazador experimentado, criaturas como esa no eran nada del otro mundo, no obstante, Ging no pudo evitar impresionarse por el descomunal tamaño de ese mágico ser. Su pelo castaño y abundante lo hacía parecer una especie de simio gigante, con la diferencia de que esté poseía un hocico bastante largo, el cual se asemejaba un poco al de un lobo adulto. Debía medir un aproximado de veinte metros o más, ya que su cabeza sobresalía por poco del enorme portón.

Sin duda, era la bestia más impresionante que había visto en todos sus años como Hunter.

La criatura abrió sus ojos, dejando relucir dos brillantes orbes de color dorado, los cuales se clavaron sin discreción alguna sobre el padre de Gon. Este aclaró su garganta con torpeza, acomodando su abrigo mientras repasaba mentalmente lo que diría―Buenas tardes.―saludó, recordando que debía ser lo más educado posible si pretendía agradarle.

Recibió un pesado suspiro como respuesta, el cual causó otra intensa ráfaga de viento que casi lo hace caer de espaldas en el suelo―Buenas... tardes.―le devolvió el saludo. Su voz sonaba bastante gruesa, pesada y, algo adormilada también. Los ojos de la criatura se desviaron momentaneamente hacía el barco amarrado frente a él, haciendo que todos los tripulantes se escondieran para evitar ser observados.

Dedujo en ese instante el motivo de esta repentina visita, lo cual solo lo desanimó un poco. Cada cierto tiempo, un grupo parecido a este llegaba frente a él con la intención de cruzar hacía el otro lado y llegar al continente misterioso. Él pocas veces se oponía a eso, ya que su trabajo consistía simplemente en abrir el portón e invocar al guía. Pero, siempre se tomaba la molestia de evaluar a la tripulación abordo, ya que no pensaba dejar entrar a una persona que seguramente moriría antes de poner un solo pie sobre tierra firme.

―Pideles que bajen, les daré un vistazo a todos.

Ging titubeó un poco antes de asentir. Sacó su teléfono de Hunter de uno de sus bolsillos antes de marcar el número del capitán del barco, indicándole lo que debía hacer para luego colgar la llamada.

El hombre se encargó de dar el anuncio a todos los cazadores dentro del barco, los cuales inmediatamente empezaron a salir uno tras otro. Killua tragó saliva mientras observaba a su mejor amigo de reojo, rezando internamente para que lo dejasen seguir adelante con todo esto.

Los dieciocho Hunters en total se alinearon frente a la bestia, mientras este los recorría con su mirada de uno en uno, analizandolos. Frunció el ceño al ver dos rostros jóvenes e inocentes entre la multitud, y con una de sus enormes manos apuntó su dedo índice hacía ellos―¿Qué hacen un par de niños aquí?

Ambos jóvenes se estremecieron ante la profunda voz de la bestia, intercambiando miradas sin saber que hacer o decir ahora. Ging aclaró nuevamente su garganta, sin dejarse intimidar por aquel ser―Ambos son Hunters profesionales, mejores que muchos adultos aquí presentes.

Varios cazadores fruncieron el ceño ofendidos, mandándole malas miradas al par de jóvenes, quienes simplemente observaban el suelo con notorio nerviosismo. La bestia musitó un sonido pensativo, terminando de observar a los muchachos minuciosamente. Ambos soltaron un silencioso suspiro cuando aquellos ojos dorados se desviaron hacia el Freecss mayor, dejándolos respirar tranquilamente-Supongo que tú eres el líder de la misión —habla, a lo que Ging asintió inmediatamente—¿Qué planean hacer en el Continente Oscuro?

―Exploración del territorio en general, planeamos conseguir algún mineral que sea beneficioso para la humanidad.—responde directamente, sin titubear ni un poco.

La bestia analizó sus palabras, dejándose convencer por ellas-Está bien, todos quieren eso siempre ―murmura, asintiendo cortamente—. Pueden traer todo lo que quieran de allá, exceptuando seres vivos. Está terminantemente prohibido transportar devuelta alguna criatura mágica del continente oscuro, sin excepciones.

Killua soltó un silencioso bufido, relajando su postura al ver que prácticamente tenían el viaje seguro «¿Qué clase de idiota se traería un monstruo consigo? Creo que está demás aclarar algo como eso» pensó.

―Entendido.—aceptó Ging, haciendo que la criatura se alejara del portón.

Todos observaban de manera expectante la puerta, la cual se fue abriendo lentamente a los pocos segundos. Todos los Hunters sonrieron con satisfacción, dando media vuelta para volver a abordar el barco y cruzar los límites oceánicos.

―¡Killua, mira esto!―exclamó Gon, con el rostro pegado a una de las ventanas.

El albino se asomó en otra, levantando la vista hacía el cielo al percibir una brillante luz que resaltaba entre las opacas nubes. Una figura parecida a la de un enorme dragón revoloteaba sobre ellos, alumbrando todo a su alrededor.

―Ese debe ser el guía.―dedujo Kurapika, igual de embelesado que los jóvenes a su lado.

La brillante figura del dragón empezó a andar hacía el frente, haciendo que el capitán inmediatamente empezara a seguirlo. Gon y Killua desviaron la mirada nuevamente hacía el portón, donde aquella bestia mágica permanecía sentada tranquilamente, observandolos partir con una amarga expresión en su rostro.

―Que miedo da ese tipo...―susurró Killua, estremeciéndose un poco antes de apartar la mirada.

Gon hizo lo mismo, torciendo un poco los labios mientras se rascaba la mejilla con su dedo índice-¿Tú crees? Yo lo ví algo triste. Debe estar cansado de pasar sus días enteros ahí sentado.-musitó, sintiendo algo de empatía por la criatura.

Killua se encogió de hombros, sin tomarle verdadera importancia a aquello―Ese es su trabajo, ya debe estar acostumbrado ―suspira, llevándose una mano a la nuca―. Este seguro será un viaje largo, ¿qué deberíamos hacer mientras?

El peliverde musitó un sonido pensativo, analizando las limitadas opciones que tenían. Este barco no era ni remotamente parecido a la Ballena negra, por lo que su espacio era increíblemente estrecho a comparación. Con eso quedaba descartada la opción de pasear por los interiores, así que optó por sugerir lo único que se le ocurrió―¿Vamos a la cubierta?

Recibió un sonido afirmativo como respuesta, e inmediatamente ambos emprendieron su camino hacía la superficie del barco. La brisa helada de la noche los hizo estremecer, pero ignoraron aquello para acercarse al barandal y observar las, por ahora, tranquilas aguas del oceano.

Gon inhaló profundamente todo el aire que sus pulmones soportaron, exhalandolo poco después―¿No te trae recuerdos todo esto?

Su amigo frunció levemente las cejas, negando con la cabeza―No, ¿debería?

El Freecss ensanchó los ojos avergonzado, sonriendo tímidamente―Jeje, olvidalo. Tú no estabas el día que Leorio, Kurapika y yo nos conocimos. Lo siento.

―Baka ―bufó, haciéndolo reír cortamente―. Si escuchaste lo que dijo el guardián, ¿no? ―cuestionó, a lo que él frunció el ceño confundido―. No podemos traer criaturas mágicas devuelta, así que procura no hacerte amigo de ninguna.

Gon rodó divertidamente los ojos. Incluso él sabía que sacar a una de esas criaturas del continente oscuro era algo peligroso y estúpido, ya que podría traer diferentes tipos de consecuencias para su mundo—Ya lo sé, Killua. Tú también procura no encariñarte con ningún monstruo.

El albino soltó otro bufido, girando un poco la cabeza para observarlo de frente—No soy idiota, Gon. No necesito que me digas eso.

Espero que les haya gustado el cap uwu

💟No olviden votaaaar

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