𝟎𝟎𝟒:𝐁𝐀𝐋𝐋𝐄𝐍𝐀 𝐍𝐄𝐆𝐑𝐀
┏━━━━━━━°⌜ 𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍 ⌟°━━━━━━━┓
┗━━━━━━━°⌜ 悪魔 ⌟°━━━━━━━━┛
―Tranquilo, Killua. Alluka estará bien, Mito-san y Abe-san lo estarán cuidando ―trata de tranquilizarlo Gon, colocando una mano sobre su hombre. El albino mantenía su vista fija en el puerto de Isla Ballena, donde su hermano seguía despidiéndose agitando su mano, mientras el barco que abordaba se iba alejando cada vez más―. Ellas me cuidaron a mi, y mírame, estoy perfecto.―sonríe, señalándose a si mismo. Killua ensanchó los ojos preocupado, girándose rápidamente.
―¡Detengan el barco, debo volver por mi hermano!―alzó la voz exaltado, llamando la atención de algunos tripulantes. El peliverde hizo un mohín ofendido, tomándolo del brazo para que no se moviera más.
―Eres muy malo, Killua.―murmuró, mandándole una mala mirada.
El albino se encogió de hombros, soltando un sonoro suspiro antes de volver a su posición anterior. Esta sería la primera vez en tres años que iba a separarse de Alluka por tanto tiempo, y se encontraba sumamente ansioso por eso. Sabia que los familiares de Gon lo cuidarían con su vida, pero aún así, no era suficiente para mantenerlo tranquilo.
―¡Ya se! ¡Juguemos cartas!―exclamó Gon, arrastrándolo hacía el interior del barco para que ambos entraran al camarote que compartían―. ¿De casualidad no tienes cartas?―pregunta apenado, una vez recordó que no trajo consigo su mazo. Killua hizo una mueca desconcertado, asintiendo lentamente.
―Tienes suerte de que Alluka comprara unas antes de venir.―murmuró, buscando en su bolso el pequeño mazo. Una vez lo encontró, se lo arrojó a su amigo, el cual lo atrapó hábilmente.
Ambos se sentaron en el suelo de la habitación, uno frente al otro con las piernas cruzadas. Empezaron a jugar apostando los refrigerios que empacaron para el viaje, mientras conversaban sobre temas sin importancia.
―Hmm, me imagino que también te pusiste triste cuando nos separamos hace tres años.―comentó inocentemente Gon, revisando su mano de cartas antes de arrojar una.
Killua ensanchó los ojos avergonzado, mientras una mueca se formaba en su rostro―¡Por supuesto que no, baka! ¡Tú eras el que andaba llorando por mi!―lo señaló enojado, a lo que él asintió.
―Si... los primeros dias fueron muy difíciles, pero luego empezamos a conversar por cartas y me empecé a sentir mejor con el tiempo.―murmura, torciendo los labios mientras recordaba con melancolía aquellos funestos dias. Killua se relajó un poco al escuchar aquello, asintiendo de acuerdo.
―Si... hablando de eso...―murmuró, llamando su atención―, cuando volvamos del continente oscuro... ¿quieres acompañarnos a Alluka y a mi en nuestro viaje? Digo... fue idea de él, así que si no quieres-...
―¡Claro que si! ¡Eso seria genial, Killua!―lo interrumpió conmovido, mientras una enorme sonrisa aparecía en su rostro. Él tambien había pensado en esa posibilidad, y planeaba tocar el tema una vez volvieran de su expedición, pero el albino se le adelantó―. ¡Será como en los viejos tiempos!
Killua asintió emocionado, comentándole sobre los diferentes lugares que podrían visitar en el futuro, mientras el barco se iba acercando cada vez más a su próximo destino.
―Hmm, la última vez que estuve por acá, Leorio casi se hace presidente de la asociación de Hunters.―comenta Gon con diversión, observando el interior del edificio. Killua hizo una mueca al imaginar a su viejo amigo como líder de los Hunters, mientras un escalofrío recorría su cuerpo.
―Le hiciste un enorme favor a la humanidad al impedir eso ―suspiró aliviado, encogiendo sus hombros. Ambos caminaron hacía la recepcionista, explicandoles el propósito de su visita para que los guiara.
―Lo siento... pero no tengo mucha información sobre esa expedición, tendrán que contactar al líder o a otro miembro.―dice apenada, haciendo una ligera mueca. Gon sonrió para tranquilizarla, agradeciéndole por su tiempo antes de alejarse junto a su amigo.
El peliverde sacó su celular para llamar a su padre, el cual para su sorpresa, atendió de inmediato.
―Gon, ¿dónde estás? La ballena negra zarpará mañana.―pregunta, y pudo notar un poco de molestia en su tono de voz.
―¿Ballena negra?―cuestiona confundido, a lo que Killua hizo un ademán con su mano.
―Así se llama el barco...―susurra, acercándose un poco más a él mientras colocaba una mano al costado de su boca. Gon se limitó a asentir.
―B-Bueno, ahora mismo estamos frente al edificio de la asociación de Hunters. ¿A dónde debemos ir?―cuestiona, a lo que su padre suspiró pesadamente, dictándole las coordenadas del lugar.
Se despidió del hombre antes de colgar la llamada, para luego explicarle a su amigo adonde debían ir. Ging los citó en el puerto marítimo de la ciudad de Kakin, ya que allí se encontraban todos terminando de preparar las cosas para el viaje. Killua hizo una mueca de fastidio, les tomaría otro día más de viaje llegar hasta allí.
―¿¡Por qué no nos dijo eso antes!? Hubiéramos tomado un barco diferente ―masculla deprimido, colocando sus manos sobre su cabello con desesperación―. ¿Y sabes que es lo peor? Que cuando lleguemos a Kakin deberemos montarnos en esa estúpida ballena negra, y luego de eso, en otro maldito barco.―gruñe enojado, frunciendo el ceño mientras se cruzaba de brazos. Gon lo pensó durante algunos segundos, para finalmente sonreír.
―Podemos tomar un avión hasta Kakin, pero sería mas costoso-...
―¡Yo lo pago! Vale la pena.―sonríe el albino, acomodando su bolso sobre su espalda para empezar a caminar. Su amigo le sonrió, colocándose junto a él para ir hacía el aeropuerto.
―¡Los aviones son geniales! Nunca antes me había montado en uno.―exclama el peliverde, estirando su cuerpo enérgicamente para recuperarse del viaje. Killua lo observó con las cejas alzadas, sorprendido.
―¿Jamás?―cuestiona, a lo que él negó―. Hmm, en nuestro viaje nos montaremos en muchos, así que más te vale que te gusten tanto como dices.―comenta, soltando una risa nasal. Gon sonrió ampliamente, asintiendo repetidas veces.
Por suerte ahorraron mucho tiempo al irse por cielo, reduciendo así la duración del viaje a tan solo ocho horas en lugar de veinticuatro. Ahora solo debían tomar un taxi que los llevara hasta el puerto de Kakin, donde todos los estaban esperando.
El viaje en auto fue mucho más corto y tranquilo de lo que imaginaron, y en menos de media hora ya habían llegado a su destino. Killua hizo una mueca de desagrado al ver el enorme mar frente a él, imaginando lo tediosas que serían las cosas a partir de ahora.
―¡Wow, ya veo porque la llamaron ballena negra!―exclamó Gon impresionado, observando el enorme barco.
Killua desvió la mirada del mar para posarla en su entorno. El lugar estaba repleto de camiones de los cuales estaban descargando cientos de cajas. A un costado se encontraba un enorme dirigible estacionado, y de este salían cientos de personas. El albino buscó el barco con la mirada, sorprendiéndose por lo enorme y extravagante que este era.
Tal y como dice su nombre, a simple vista parecía una enorme ballena negra, la cual estaba parada un poco más lejos del puerto. Killua supuso que debido a su enorme tamaño, no habían logrado atarla a un muelle común, y por eso los dirigibles y camiones se encargaban de transportar a las personas hacía el barco por medio de lanchas.
―Genial...―murmuró el muchacho anonadado. Observando como los trabajadores caminaban de un lado a otro cargando cajas que a simple vista lucían sumamente pesadas.
―¿Esa de allá es Biscuit-san?―pregunta Gon, entrecerrando sus ojos mientras señalaba a la mujer a lo lejos. Killua dirigió su vista a donde apuntó el peliverde, asintiendo al confirmar la identidad de la mujer.
Esta se encontraba conversando con unos hombres de pinta adinerada. Se notaba desde lejos las intenciones coquetas de la mujer, y el poco interés que recibía por parte de ellos.
Ambos decidieron acercarse para saludarla, y de esa forma evitar que siguiera haciendo el ridículo. La mujer lo observó de reojo antes de que ellos llegaran a su lado, haciendo una mueca de fastidio por la intromisión de ambos.
―¡Biscuit-san!―saludó Gon alegre, corriendo lo poco que le faltaba para acercarse a la mujer. Esta apenas y reaccionó, quedando confundida al ver al muchacho de cabellos verdes ahí.
―¿Gon?, ¿que haces aquí?―cuestiona confundida, recibiendo el abrazo del muchacho. Contempló con orgullo el musculoso cuerpo del chico, y lo maduro que se veía ahora.
―¡Iré a la expedición con Killua!―exclamó emocionado, dejándola desconcertada.
«Tal vez no es tan maduro como imaginé» pensó cansada, mientras fruncía el ceño enojada.
―¿Recuperaste tu Nen?―pregunta, a lo que el negó―. ¿Y como planeas defenderte? Cada quien debe velar por su propia vida, no podemos andarte cuida-...
―Él estará bien.―hablaron Ging y Killua al unísono. El albino se sobresaltó por la repentina aparición del hombre, y este solo lo observó de manera indiferente.
―Gon es capaz de defenderse sin depender del Nen, además, una de las razones por las que quiero que vaya... es porque creo que existe algo que puede ayudarlo a recuperar su poder.―vuelve a hablar el hombre, acercándose a su hijo para colocar una mano en su hombro. Los tres alzaron las cejas sorprendidos, mientras la emoción empezaba a recorrer el cuerpo de los menores.
―¿¡En serio!?―exclamaron Gon y Killua al unísono, sonriendo ilusionados. El peliverde ya se había dado por vencido luego de intentar todo lo posible para recuperar su Nen, e incluso volvió a realizar todo el entrenamiento que hizo cuando estuvo con Wing años atrás.
Pero nada de eso le funcionó. Él en serio había perdido su habilidad de usar Nen.
―Si, pero les hablaré de eso durante el viaje. Ahora vengan conmigo, les daré un recorrido por la ballena negra.
El hombre empezó a caminar, siendo seguido torpemente por ambos jóvenes. Biscuit observó con el ceño fruncido como ambos se alejaban sin siquiera despedirse de ella, y peor aún, Killua ni siquiera la saludó.
―¡Genial, es enorme!―exclamó Killua, observando con emoción el interior del buque. Gon asintió de acuerdo, dirigiendo su mirada al grupo de personas que ocupaban el lugar.
―Y eso que apenas es el primer piso, hay cinco en total.―comenta el hombre, dejándolos aún más impresionados.
―¿¡Cinco!? Genial... pero, todas parecen ser personas adineradas... ¿los civiles dónde están?―cuestiona el peliverde con curiosidad, ladeando ligeramente la cabeza. Ging chasqueó sus dedos, para seguidamente apuntar el suelo con su pulgar.
―Ellos están en los últimos pisos ―responde, para luego suspirar y meter sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón―. Los primeros dos pisos son para las personas más ricas, eso incluye a la familia real y los miembros prominentes de la clase alta y su personal. Mientras los tres pisos inferiores están zonificados para los pasajeros generales.
―¿Y nosotros dónde estaremos?―pregunta Killua, observando con ilusión como los mayordomos atendían de maravilla a los pasajeros del primer piso.
―Ustedes dos estarán en el último piso ―responde, dejándolos horrorizados―. No piensen que esto es un crucero, vinieron acá a trabajar. Así que les encargaré la misión de cuidar el último piso, ya saben, evitar robos y esas cosas.
―¿Seremos policías?―pregunta Gon entusiasmado, a lo que él negó.
―No, son cazadores, así que actuarán como tal ―contesta aburrido, para luego darle un leve vistazo a su reloj. Tenía muchas cosas que hacer ahora, y no podía seguir perdiendo el tiempo con ese par de mocosos―. En fin, los llevaré al último piso para que dejen sus cosas y empiecen a trabajar, zarpáremos al anochecer.―informa, haciéndoles una seña para que los siguiera hacía las escaleras que daban al segundo piso.
Gon empezó a caminar de inmediato, mientras Killua le mandaba una triste mirada a todas las comodidades con las que contaban los pasajeros de primera clase. Su amigo al notar que no lo seguía, retrocedió un poco para tomarlo del brazo, arrastrándolo junto a él.
Ging les dio una breve explicación sobre cada piso, pero sin dejarlos observar de forma detallada. Solo podían estar seguros de que, mientras más bajaban, menos lujoso se veía todo. El Freecss mayor dijo que el diseño interior era simple para aumentar el trabajo de producción, y eso solo los desanimó aún más.
―Bien, este será su piso.―informa el padre de Gon, señalando los alrededores con una sonrisa, que desde el punto de vista de Killua, era de burla.
Ambos jóvenes hicieron una mueca al escuchar el alboroto que había en el lugar. Se podía escuchar a las personas conversar en un tono de voz bastante grotesco, el sonido que causaban sus pasos al caminar y el eminente desorden que tenían todos. El lugar era completamente opuesto al primer y segundo piso, donde todos los pasajeros conversaban de manera tranquila y ordenada, e incluso habían colocado un poco de musita clásica para aligerar el ambiente.
Gon suspiró, preparándose mentalmente para vivir allí durante algunos dias. Mientras Killua, se reusaba rotundamente a permanecer un solo segundo más en ese manicomio.
―¿¡Qué le cuesta dejarnos en los pisos buenos!? ¡Por lo menos en el segundo!―se queja el albino, observando a Ging con el ceño fruncido. Este rodó los ojos, fastidiado por las insistencias del muchacho.
―Bien... hagamos un trato ―masculla, tratando de librarse de él―, hagan bien su trabajo aquí y... los dejaré pasar los últimos dos dias en el primer piso.―propone, haciéndolo sonreír ampliamente.
―Trato hecho.―contestó satisfecho, levantando su mano para estrecharla con la del hombre. Pero este lo ignoró olímpicamente, dando media vuelta para señalarles el pasillo donde se encontraba su habitación.
Ambos se adentraron al cuarto que compartirían, e inmediatamente Killua saltó para tomar la cama superior de la litera, ganándose un mohín del peliverde. Dejaron sus cosas en el suelo de la habitación, ya que ninguno pensaba desempacar por el momento.
―¿Deberíamos empezar con el trabajo?―cuestiona Gon, observando a su amigo de forma dudosa. Este se encogió de hombros, para luego hacer una mueca.
―Supongo que será más divertido que estar aquí ―suspira, bajándose de la litera con un salto. Una sonrisa maliciosa se formó en su rostro, a la vez que golpeaba la palma de su mano con su puño―. Vamos a enseñarle modales a esa gente.
Killua gruñó enojado al ver que absolutamente nadie le hacía caso. Estaba tratando de alejar a las personas impacientes del comedor, ya que no dejaban trabajar adecuadamente a los cocineros. Pero debido a su apariencia juvenil, nadie le tomaba importancia, e incluso lo ignoraban.
―O-Oigan... ¿que les parece si esperamos a que terminen de cocinar y luego volvemos? A nadie le gusta la comida cruda.―trata de convencerlos Gon, sonriendo amablemente mientras colocaba sus manos a la altura de su pecho para calmarlos. Killua ensanchó los ojos desconcertado al ver como casi todos le hicieron caso, dispersándose hacía otros lugares.
―Tsk, malditos ancianos.―masculló, frunciendo el ceño enojado. Su amigo se acercó, colocando una mano sobre su espalda para consolarlo.
Decidieron seguir recorriendo el piso, buscando con la mirada alguna clase de anomalía para solucionar. Y mientras lo hacían, lograron ver a lo lejos a cierto rubio vestido de traje.
―¡Kurapikaaa!―exclamó Gon emocionado, corriendo para alcanzar a su amigo. A él tenía más de tres años sin verlo, y eran pocas las veces que habían logrado comunicarse.
El rubio ensanchó los ojos, girando la cabeza lentamente en dirección al chico. Su desconcierto era más que notorio, ya que no se esperaba encontrarse con el peliverde.
―¿Gon?―cuestionó confundido, correspondiendo torpemente a su abrazo. Trató de no pensar mucho sobre la masiva diferencia de tamaños entre ambos, ya que no quería seguir deprimiéndose más―. ¿Que haces aquí?
―Iré a la expedición con ustedes ―responde simplemente, deshaciendo el abrazo. El rubio frunció el ceño sorprendido, y cuando estaba por replicar, Gon lo interrumpió―. Ya se lo que dirás "¿Como planeas defender sin Nen?"―hizo una voz un poco más aguda, lo cual ofendió al rubio―, pero no necesito Nen, he estado fortaleciéndome mucho físicamente, además-...
―Su padre dijo que existe algo en el continente oscuro que puede ayudarlo a recuperar su Nen ―interviene Killua, interrumpiéndolo. Kurapika posó su vista en él, recibiendo un corto saludo de su parte―. Por cierto, olvidamos preguntarle sobre eso...―le susurra a su amigo, el cual hizo una mueca, asintiendo.
―¿Recuperar tu Nen?, ¿en serio es posible?―cuestiona anonadado, a lo que ambos asintieron.
―No tenemos muchos detalles, pero si lo dijo ha de ser cierto.―responde el albino, encogiéndose de hombros. El hecho de saber que existía la posibilidad de recuperar el poder de su amigo, lo motivaba enormemente a seguir adelante.
El rubio desvió la mirada momentáneamente, analizando la situación. A pesar de no haberse comunicado mucho con Gon durante estos últimos años, no le costaba imaginar lo ansioso que se encontraba por recuperar su fuerza, y le haría muy feliz ayudarlo a conseguirlo.
―Bien, si necesitas algo no dudes en decírmelo-...
―¡Kurapika!―la escandalosa voz de Leorio llamó la atención del trio de cazadores. El hombre se acercaba a paso calmado, no parecía haber notado la presencia de Gon, y eso hizo sonreír al peliverde, ya que quería sorprenderlo.
Se escondió detras de Killua, lo cual le pareció estupido al albino, ya que Gon era un poco más alto que él, y sus cabellos puntiagudos sobresalían notoriamente junto a sus brazos. Pero aún así, logro pasar desapercibido por Leorio, el cual parecía estar bastante distraído.
―Oh, Killua, que bueno verte ―lo saluda, regalándole una sonrisa―. ¿Viste a Gon?, ¿como está?―pregunta interesado, haciendo que el rostro del albino se desencajara.
«¿Como es que no lo ve?, ¿acaso es idiota? Bueno, para que pregunto, es obvio que lo es» pensó fastidiado, rodando los ojos a la vez que se hacía a un lado para dejar a la vista a su mejor amigo. Este sonrió ampliamente, extendiendo sus brazos.
―¡Sorpresa!―exclamó alegremente. Leorio ensanchó los ojos y abrió la boca, impactado por la presencia del joven. Sin pensarlo mucho se acercó para envolverlo en un enorme abrazo fraternal, el cual fue correspondido inmediatamente.
―¿Que haces aquí?―cuestiona, sin poder ocultar su emoción. Gon empezó a explicarle la situación al hombre, de la misma forma que lo hizo con Kurapika. La revelación sobre una posible solución al problema de su Nen, dejó aún más impactado a Leorio―. Vaya... ¿y de que se trata?
―No lo sabemos, debemos hablarlo con... oh mira, tú padre está por allá ―señala Killua, apuntando al hombre a lo lejos. Este se encontraba revisando algunos papeles, a la vez que caminaba sin prestarle atención a su entorno―. Hablemos con él, me muero por saber de que se trata.―sonríe, a lo que sus amigos asintieron, empezando a caminar para alcanzar a Ging.
Espero que les haya gustado el cap uwu
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