FINAL
Diciembre 24, 2010
Víspera de Navidad
—¡Mami! —gritó Sunghoon llamando la atención de su madre. —¡Yo no quiero esta corbata!
La señora Park suspiró; era la quinta corbata que le ponía, sin embargo el pequeño no parecía complacido.
Estaba a punto de decirle algo, pero vio como el niño se acercaba a su armario, de donde sacó una pequeña cajita la cual en su interior tenía una corbata rojo vino con rayas blancas que hacían la ilusión de cuadrados.
Era la que había usado el último día de clases, y la cual Sunoo le había halagado.
Extendió el objeto a su madre. —Esta, por favor.
La mujer suspiró. —La hubieses buscado desde un inicio. Ahora llegaremos tarde a casa de Jake.
Oh sí, este año habían decidido celebrar junto a la familia del australiano, quienes luego de haber finalizado de decorar bien su hogar, quisieron invitar a la familia Park a pasar este año junto a ellos.
Irían ellos, incluyendo a sus tíos y primo.
Y obviamente estaría Jake.
—Iré a ver cómo está tu hermana y nos vamos, ¡así que apúrate! —exclamó mientras veía como el pequeño se ponía sus propios zapatos.
El niño simplemente asintió y una vez listo se paró frente al pequeño espejo que tenía en su habitación. Ahí mismo se encontraba la nota que le había escrito a Sunoo
La tomó y la puso en su pechito, esperando a sentir como su corazón tomaba el mensaje y se lo enviaba a Santa: tal y como le dijo su profesora.
—¡Muévete enano! —escuchó gritar a su primo Jay.
Rápidamente escondió la carta y salió corriendo.
Ojalá Santa haya recibido su mensaje.
( 🎅 )
—¡Sunghoon! —gritó Jake al verlo llegar junto a su familia. —¡Mira, Santa me trajo un perrito!
Confundido, el pequeño Sunghoon se acercó a su amigo. Notando como detrás de él había un pequeño cachorro el cual jugueteaba con Jake.
—¡Ahora Gaeul también tendrá una amiga! —hizo una pausa. —¿O amigo?
Ambos niños observaron a la madre de Jake, quien era el adulto más cerca de ellos.
—Es una hembra, niños.
—¡Una amiga! —exclamó esta vez Jake. —Y se llamará... ¡Layla!
Ambos niños saltaron alegre, sentándose para jugar con la perrita, la cual felizmente aceptaba estar con ambos niños.
Sunghoon por su parte se puso a pensar.
—Espera. —dijo, dejando a la perrita de lado. —¿Santa vino antes a tu casa?
El australiano se encogió de hombros, no lo había pensado.
—No lo vi, pero seguro Santa dejó esto ahora y mañana traerá los demás regalos. —dijo restándole importancia.
El pequeño coreano asintió, complacido con su respuesta.
La noche en sí fue divertida tanto para los adultos como para los niños, quienes corretearon por toda la casa junto a la nueva integrante de la familia Shim. Ahora —luego de llenar su pancita con comida— descansaban en el sofá mientras veían una película con toda la familia unida.
Sin embargo sus ojitos no aguantaron tanto, incluso si se habían bebido cinco tazas de chocolate caliente diciendo que esperarían a Santa para poder agradecerle por los regalos.
Fue así como apenas a las diez de la noche los niños ya estaban durmiendo, y sus padres al darse cuenta decidieron dejarlos en el cuarto de Jake. Al fin y al cabo pasarían la noche ahí, como si se tratase de una pijamada familiar.
Las horas volaron, o al menos así lo sintieron pasar los pequeños de la casa.
—¡Jake, Jake! —sacudió al pequeño. —¡No vimos a Santa!
De un salto, Jake se paró de la cama, sintiendo sus ojitos quemar pues la cortina de la habitación estaba abierta, haciendo que la luz del sol entrara radiantemente.
—¡Los regalos! —esta vez exclamó Jake. —Ven, ¡vamos!
Jake tomó la manito de Sunghoon, la cual estaba fría por las bajas temperaturas que había en el exterior y se adentraba a la casa. Bajaron las escaleras casi corriendo, y al llegar a la sala observaron con un brillo en sus ojitos la cantidad de regalos que habían debajo del gran árbol.
¡Habían cientos! O al menos así lo percibían ambos niños.
La familia ya se encontraba reunida nuevamente en la sala, pues a diferencia de los niños, estos se habían levantado primero. Aparte de ellos, también habían nuevas personas adultas, las cuales no habían visto anteriormente. Sin embargo eso no era relevante en sus mentecitas.
—¡Hey, vengan! —llamó el papá de Sunghoon. —Supongo que algunos de estos regalos son de ustedes.
Ambos niños se acercaron alegres, sin embargo lo que menos se esperaban era ver otro niño ahí, abriendo regalos.
Y no, no era Jay. Pues este se encontraba junto a sus padres y ya había abierto sus regalos.
Era un rubio, el cual estaba dándoles la espalda y tenía un pequeño moño de regalo pegado en la cabeza, quizás por haber estado abriendo sus regalos, o quizás porque alguien se lo puso ahí.
¡Quizás Santa se lo puso!
—¡Sunoo! —exclamó Sunghoon, y con alegría se acercó a abrazarlo.
Abrazaditos, Sunghoon empezó a sentir un calorcito en sus mejillas, pero aquello no era importante.
¡Sunoo estaba ahí!
¡Debajo de su árbol!
Bueno, no era su árbol, ¡pero no importaba!
—¡Una pistola nerf! —gritó Jake! —¡Como la de Taehyun!
Los padres de los niños rieron, enternecidos por la emoción de ambos niños.
La de Jake por recibir muchos juguetes.
Y la de Sunghoon por tener a Sunoo junto a él en navidad.
Un rato después, por fin todos los regalos de navidad habían sido abiertos. La envoltura rodaba por toda la sala; algunos habían recibido alguna nueva tecnología, otros ropa, y luego estaban los niños, quienes jugaban por la casa con sus nuevos juguetes.
El hogar estaba cubierto con nieve, la cual caía lentamente y cubría todo a su paso. En el jardín trasero se encontraban los niños, jugando con la nieve que se había acumulado ahí, y usando sus nuevos juguetes.
—¡Ddeonu! —gritó Hoon, viendo como Jake le apuntaba con su pistola nerf. —¡Cuidado!
De inmediato se lanzó frente a Sunoo, siendo su cuerpo tristemente atacado con las balas de juguete del arma del australiano.
—¡Gracias Hoonie! —el rubiecito dejó un rápido besito en la mejilla del pelinegro.
¡Sunoo le había dado un besito!
¡Ahora eran novios!
O al menos eso pensaba, pues los niños grandes se daban besitos cuando eran pareja.
Así como lo hacía Taehyun con su novio.
—¿Estás bien? Estás rojito. —preguntó Kim, viendo como su amiguito se ponía lentamente rojo.
—Es normal, —habló esta vez Jake. —se pone así porque le diste un besito y eso a él le gusta.
Sunghoon abrió los ojos de golpe. —¡Jake!
Nuevamente, a corretear por toda la casa.
Esta vez incluyendo a Sunoo, pues si tenía que escoger un lado, tomaría el de Sunghoon sin pensarlo, pues ahora él era su amigo favorito. Y como no, si el mayor le había dado algunos de sus juguetes y lo había defendido de Jake.
Además, si Jake lo atacaba y Hoon lo defendía, eso significaba que podía darle cientos de besitos a su Sunghoonie. Esa idea no sonaba nada mal.
Ahora ambos se encontraban escondidos en un armario, con la adrenalina al mil con miedo de ser encontrados por el australiano.
—Ddeonu. —susurró el pelinegro. —Gracias por ser mi regalo de navidad.
El menor se acercó aún más a él, dejando otro besito en su mejilla.
Definitivamente, la mejor navidad de la historia.
· FIN ·
Me gustaría hacer dos extra, uno cuando recién entran a la adolescencia y otro al ser ya mayores de edad 🫣
no prometo nada eh
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