Dos semanas después

—Muchas gracias. Vuelva pronto —sonrío a la anciana que, acompañada de su nieto pequeño, toma entre sus manos la funda con los postres que lleva para la reunión que harán en su casa.

Lo sé porque mientras atendía su pedido ella no dejaba de platicar al respecto.

Ingreso de nuevo al interior del local una vez le veo alejarse calle abajo. Tomo la franela y procedo a limpiar las tres únicas mesas disponibles en el lugar. Claro que hay un par de pubs para que los clientes que lo deseen se sienten, pero aun así la mayoría que decide quedarse prefiere las mesas, ya que suelen venir acompañados y por lo general quienes deciden estar son personas adultas.

Regreso a mi lugar tras el mostrador y en vista de que al parecer no habrán más clientes, continúo haciendo mi tarea de inglés.

El día de hoy Youso no vino debido a que se encuentra preparándose para el examen de ingreso a la universidad, así que me encuentro solo.

—Buenas tardes.

Levanto la mirada del cuaderno y la enfoco en la persona que ha ingresado en el local.

—Buenas tardes. Bienvenido —saludo como de costumbre.

El hombre, de unos treinta años aproximadamente, arruga el gesto con confusión. Saca un sobre del bolso que no había notado que traía, y lo lee antes de regresar su mirada a mí de nuevo.

—¿Se encuentra Jung Hoseok?

—Soy yo. ¿Por qué?

La confusión debe ser palpable en mi rostro.

—Esto es para usted.

Me entrega el sobre que antes sacó y sin siquiera esperar una respuesta por mi parte, procede a retirarse. Quedo extrañado y confundido ante tal situación, sin embargo me hago una idea de lo que podría ser el sobre y lo que contiene en su interior.

Resignado, abro el sobre y procedo a sacar la nota del interior para leer su contenido.

Han pasado ya tres semanas desde que la primera carta llegó, y no debería de sorprenderme el que diariamente llegue una nueva. Lo que me pregunto es cómo hace la persona que las envía para siempre tener algo qué decir.

Sin más preámbulo comienzo a leer el contenido del sobre.

« Existe algo apasionante en todo lo que conforma al ser humano.

Algo que genera intriga y a su vez curiosidad.

Esa capacidad extraordinaria de resplandecer con luz propia que muy pocos poseen y que muchos desearían tener.

Lo cual me lleva a pensar en ti (aunque ya no es algo que sorprenda, en realidad). Tienes una manera tan natural de brillar que, por un segundo, se podría pensar que eres el mismo sol personificado aquí en la Tierra.

Sí, definitivamente tú eres un sol.

-Ji. »

Algo se revuelve en mi interior, algo que desconozco y a lo cual no sabría cómo identificar. Además, si bien es cierto que cada quien posee una manera única de ser, no me veo con la capacidad de brillar por mí mismo o hacer que otros lo hagan, así que no comprendo del todo el porqué llamarme de tal manera.

Aun así mi interior se siente cálido al saberme siendo amado, así sea de manera platónica, por alguien ajeno a mi familia y amigos.

Si yo soy un sol resplandeciente, como asegura la persona tras las cartas, entonces ella ha de ser alguien mucho mejor que yo puesto que ha conseguido algo que nadie había logrado hasta ahora. Algo que de ahora en adelante deseo conservar.

*Total de palabras: 569.