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πŸ’.-𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 πŽπ… π’π“πŽππ„


Tres aΓ±os han pasado de mi boda con Naoya, sigue siendo atento y ahora mΓ‘s que atento, se ha vuelto alguien detallista. Detalles bastante ostentosos, si somos sinceros. Y yo, como digna SeΓ±ora Zen'in debo de aceptarlos... mΓ‘s nunca nadie dijo nada sobre conservarlos, ΒΏverdad?.

MΓ‘s que hacerme feliz con estas cosas costosas, me generaba ansiedad e incomodidad.

El verme al espejo era algo parecido, quien es esta extraΓ±a de cabello largo y rojizo que me observa, se parece a mi pero no soy yo... yo no hubiera dejado crecer mi cabello puesto que me gustaba tenerlo corto, pero Naoya una vez llegΓ³ tarde de la oficina, Naoya una vez en sueΓ±os me dijo que el cabello largo me hacΓ­a ver sexy... y Γ©l nunca se habΓ­a referido a mi con ese descriptivo, ni una sola vez en los aΓ±os que llevaba de conocerlo.

El tinte rojizo fue mi aportaciΓ³n, debΓ­a darle al menos mi toque, ΒΏno? ΒΏO era que a Γ©l no le gustaba ese color?, ya ni siquiera lo recuerdo.

El cafΓ© seguΓ­a en automΓ‘tico a las 7 am, pero cuando yo despertaba Nao ya estaba en el baΓ±o.

-CariΓ±o se me antojaron tus panqueques con tocino- dijo asomando la cabeza por la puerta del baΓ±o y dΓ‘ndome la sonrisa que le gustaba regalarme...solo una vez ha comido los que yo preparo y eso fue hace tiempo pues a mi nunca se me han dado los panqueques o cualquier cosa que conlleve harina, por ende trataba de no hacerlos a menos que Uta estuviera incluida y a eso se le suma quΓ© Γ©l no los comΓ­a, nunca. Y sin embargo le sonreΓ­ de vuelta, rogando que regresarΓ‘ de nuevo al baΓ±o y yo pudiera derramar lΓ‘grimas sin pedir consuelo pues mi papel era ser una buena esposa, ΒΏNo?.

A pesar de tener en nuestros platos panqueques quemados con tocino, Γ©l nunca dijo nada; me acaricio la mejilla y me sonriΓ³... en estos aΓ±os habΓ­a aprendido a verlo a los ojos, sus ojos hoy me pedΓ­an perdΓ³n, lo sabΓ­a porque me dedicaba esa misma mirada cuando me traΓ­a los regalos. Le sonreΓ­a de vuelta porque de esa forma era que evitaba que me mirara por mas tiempo.

Lo despedΓ­a y nos seguΓ­amos deseando un buen dΓ­a; pero las llamadas pasaron a ser mensajes. Y con el paso del tiempo Γ©l pasaba mΓ‘s tiempo fuera ya sea en viajes o saliendo tarde de la oficina y yo como buena esposa seguΓ­a encargandome de casa y poco a poco la comida deliciosa ya no dependΓ­a tanto de Uta, en cambio los dΓ­as de comida en la oficina se movieron a una vez por mes, Nao habΓ­a asumido el cargo completo de la empresa y tenΓ­amos menos tiempo para estar juntos y yo... pues aΓΊn querΓ­a hacerle ver a Γ©l que yo era todo lo que necesitaba. No me molestΓ³ ese cambio, al contrario me alivio. Y Γ©l lo paso por alto tambiΓ©n, lo normal. En cambio quiΓ©nes pasaron a ser merecedores de mis comidas fueron mi hermano Choso-el cual regreso no hace mucho de haber estado estudiando y viviendo en el extranjero- y su esposa Yuki.

Choso y Yuki se conocieron en su intercambio de estudios, se casaron a escondidas en el extranjero y al regresar hicieron una ceremonia bastante personal, Choso no era alguien particularmente reacio a ser sociable y Yuki era todo lo opuesto sin ser molesta, al contrario, era como tener una hermana mayor.

Mi padre no habΓ­a dicho mucho, lo hecho estaba hecho, era un hombre de pocas palabras y muchos actos... un hombre bastante peculiar; y como dentro de poco tiempo ambos centros que ellos dirigΓ­an se posicionaron en buen estatus, Γ©l estaba maravillado. Injusticias de la vida creo yo.

Mis hermanos llevan las riendas de dos sectores mΓ©dicos en la ciudad, Yuki maneja un hospital general y Choso un centro pediΓ‘trico. Unos Γ‘ngeles si me preguntan.

Hoy tocaba que visitarΓ‘ a Choso, prepare un buen platillo y salΓ­ no sin antes recordar llevar mis cuadernos de estudio pues estaba tomando un curso bΓ‘sico de ruso. No porque lo necesitarΓ‘, a mis 21 aΓ±os y sin una carrera universitaria, los cursos eran mΓ‘s bien para mantenerme ocupada.

El centro de trabajo de mi hermano estaba en la cima de un edificio el cual contaba solo con 4 pisos, los cuales eran inmensos; el primero era unos bienes raΓ­ces, el segundo y tercero eran un gimnasio y un centro de entrenamiento para un grupo de atletas de artes marciales mixtas y en la cima estaba su clΓ­nica. Bastante raro de verdad, pero nunca habΓ­an tenido ningΓΊn malentendido entre dueΓ±os, mejor dicho se proporcionaban descuentos los unos a los otros.

HabΓ­a pasado de transportarme en Uber o taxis, a conducir mi propio auto, regalo de mi esposo, es importante mencionarlo. A pesar de haber estado en shock por dicho regalo, decidΓ­ reprimir mis sentimientos y aceptar el auto, tenΓ­a mala suerte para llegar a tiempo a todos los lugares que un auto me venΓ­a bien y por sobre todo podΓ­a ayudar a mis amigos con el.

Llegue al edificio donde trabajaba Choso sin contratiempos, deje el auto en el estacionamiento y tome el elevador para llegar hasta el 4to piso; al mismo tiempo subiΓ³ una pareja con toda la pinta de ser atletas, la chica usaba lentes y tenΓ­a flequillo, en cambio el chico era alto y un poco encorvado con cabello negro, detras venΓ­a un niΓ±o de no mΓ‘s de 5 aΓ±os cargando una mochila de entrenamiento igual a sus padres pero mΓ‘s pequeΓ±a; era realmente lindo, habΓ­a sacado lo mejor de ambos, me regalΓ³ una sonrisa que le devolvΓ­.

-ΒΏA quΓ© piso se dirigen?- preguntΓ© para dirigir el asesor por ellos ya que venΓ­an con manos ocupadas.

-Al 2 y 4- me dijo mostrando sus deditos de infante, asentΓ­ con la cabeza y me enfoque en la pantalla numΓ©rica. Si seguΓ­a mirando iba a querer abrazarlo y no quiero que su madre, la cual se nota con mΓΊsculos sin ser exagerados, me terminarΓ‘ golpeando.

-Al 2do y 4to piso por favor, Yuri es bastante tΓ­mido, estΓ‘ practicando el hablar con las personas sin avergonzarse y huir-me dijo el padre, mientras se agachaba a la altura del niΓ±o y le sonreΓ­a, que bellos eran los infantes.

-Tambien voy al 4to piso-les sonreΓ­.

-Pero es un centro pediΓ‘trico... no traes niΓ±os y el doctor Kamo tiene esposa...es rubia-me miro de forma inquisidora la esposa, querΓ­a reΓ­rme porque en lugar de ofenderme me parecΓ­a muy gracioso su cara.

El esposo volteo a verme avergonzado y volteo a ver a su esposa.

-Maki amor eso fue muy rudo-le dijo mientras seguΓ­a mirΓ‘ndome apenado

No pude contenerlo mΓ‘s y soltΓ© una carcajada cubriendo mi boca con mi mano izquierda. Me quedaron mirando y ahora era mi turno de disculparme.

-Lo siento, el asunto me causo gracia.

-Perdona, no sabΓ­a que eras casada-comento la esposa, la cual ahora sabΓ­a que se llamaba Maki.

Mire mi mano y la baje en un reflejo.

-Si...El doctor Kamo es mi hermano-les dije sonriendo.

Poco sabΓ­a yo que esa pequeΓ±a familia se volverΓ­a importante para mΓ­. Y poco sabia tambiΓ©n que mi hermano serΓ­a un confidente presente en mi vida; me hacΓ­a sentir comprendida y cuidada... ΒΏasΓ­ se comportaban los buenos esposos?

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