Mi relación con Mai seguía tan bien como podría ir. Ha pasado un tiempo de mi boda y si bien tuvimos desacuerdos para lo de mi casa, los días de la mudanza se presentó al departamento para ayudarme a acomodar todo y los días siguentes hasta que creí que todo estaba bajo control.

Le conté lo que había pasado y como había reaccionado Naoya con lo de mi trajecito para la cena beneficia y si bien lo maldijo los primeros 2 minutos, después me dijo que no había nada de que preocuparse pues ella me ayudaría con eso.

Quiero mucho a Mai, así como sé ella me quiere a mi; pero si se me hacía raro pasar muchos días juntas después del incidente del trajecito; pues ella necesariamente no es alguien muy demostrativa así que el verla ayudándome, interesada y sobre todo atenta a mi, se me hacía muy raro y fue el motivo por el cual decidí encararla.

Nos encontrábamos lavando los trastos sucios pues habíamos terminado de cenar y ella estaba justo a mi lado secandolos para ponerlos en su lugar. Sabía que estaba nerviosa por algo porque su dedo meñique se mantenía recto sin moverse, tal cual si estuviera tomando el te.

La empuje de forma amistosa con mi hombro derecho para buscar su atención.

-Si sabes que puedes decirme lo que sea, ¿verdad?- le regale una sonrisa y seguí con lo mío, presionar a Mai no era mi fuerte, simplemente sabía que me diría las cosas que sintiera necesarias que yo supiera.

-Gane un intercambio a Francia para mis 2 últimos años de la carrera en una universidad de prestigio...-se detuvo unos segundos- me iré en pocos días ya que necesito arreglar todo el papeleo necesario e instalarme

Por fin me miró de frente y dejo el limpión de lado, abrazándose a si misma.

-Mai eso es maravilloso, tu sueño cada vez más cerca y con más indicios de que vas en el camino correcto; estoy muy orgullosa y feliz... ¿pero porque tú estas triste?-le pregunte acariciando su brazo

-No es que no esté feliz, realmente aún no me lo creo y siento que estoy en una nube soñando, pero no quiero irme y dejarte sola.

Yo sé realmente cuál era la razón por la cual ella estaba preocupada. Era obvio que sabía que las cosas no eran de color rosa entre su primo y yo y por más tranquilidad que yo le aseguraba ella sabía que era una fachada pues Naoya no siempre fue bueno para ocultar las cosas; siempre había algo que lo delataba y Mai era experta en descubrir que era.

Así que una vez más haciendo acopio a mi fuerza de voluntad sobre estar alejada de mis seres queridos le di palabras de calma.

-Pues yo no lo pensaría dos veces, no es como que no exista la tecnología ni como que no nos volvamos a ver, ¿verdad?; así que no te preocupes por mi, cuando menos lo pienses, estaremos reunidas de nuevo. Ánimo MiMi- asi le decía de cariño cuando sabía que necesitaba un 200% de valor-ya quiero ser tu clienta #1.

-Estare a una llamada de distancia, ¿okis?.

La siguiente semana aprovechamos al máximo para estar juntas, nos conocíamos ya bastantes años y era obvio que nos extrañaremos la una a la otra pero igual era algo que debíamos soportar.

La ayude a empacar, organizar los documentos necesarios y a realizar entrega de varias cosas aquí antes de irse; igual le comenté que cualquier cosa que necesitase yo con gusto la ayudaba.

Ella fue la razón por la que comencé a tomar cursos varios y así escapar de mi realidad. En la última ida a su universidad por documentos tomo unos folletos de cursos y me los entrego. Fuimos a inscribirme al curso de cerámica tan pronto los ojeamos.

Y así como un suspiro, con Nao fuimos al aeropuerto a despedir a Mai y desearle toda la suerte del mundo.

Ánimo Mimi, muestrales a tus padres todo de lo que eres capaz y así podré animarme en no tener miedo sin ti a mi lado.