Era más normal de lo que parece que una mujer se sintiera acomplejada con su cuerpo, y yo no era la excepción, al menos no todo el tiempo. En los pocos recuerdos que tengo de mi madre ella era realmente una belleza; estatura promedio, una melena castaña bastante larga y ondulada, ojos grandes y verdes, de complexión delgada y tez blanca... Y tan joven cuando me tuvo. Creo que por eso me dejó, nos dejó y prefirió irse con un amante joven igual que ella. No culpo a papá que después de ella se enfrascara en la empresa y poco tratara conmigo, para su suerte-o la mía- yo no me parecía en nada físico a ella, por el contrario. Era de estatura promedio, pero robusta, tetas grandes, piernas y trasero grandes también por lo que me hacian ver bastante bajita; boca pequeña, ojos almendrados y oscuros, mejillas rellenas y cabello negro... Realmente no me parecía en nada a ella y me parecía más a él. Y a pesar de todo eso, Naoya me había aceptado sin rechistar en absoluto, me decía que era hermosa y cuando llegaba a tocarme lo hacía de forma cuidadosa.

Era más normal de lo que parece que una mujer se sintiera acomplejada con su cuerpo, y yo no era la excepción, al menos no todo el tiempo... Pero hoy era diferente, había encontrado un lindo atuendo ya que en unos días tenía que acompañar a Naoya a una cena de caridad que una empresa de una conocida estaba dando, así que debía dar la talla y ser perfecta.

Había escogido llevar un traje sastre en color granate bastante lindo, y con un maquillaje en smokey eye para que fuera más llamativo... Pero cuando Nao me encontró probándolo en casa y vi su rostro duro, super que debía cambiar mi idea del atuendo.

-¿Estas tratando de hacerme quedar como el hazme reír para el día de la cena?, de ninguna manera dejaré que vayas así, creerán que no mantengo a mi mujer a raya y hasta se burlaran. Hasta mis secretarias llevarán vestidos bastante buenos para ese día y tú me sales con esto... Apégate a verte perfecta ese día, no necesitas que te recuerde que eres la Señora Zen'in, ¿verdad querida?

Claro, por un momento olvide que teníamos una reputación, y por un momento olvide quién lo había criado.

-Disculpa Nao, no fue esa mi intención-lo abracé y me pegue a su pecho- mañana mismo le pediré a Mai que me acompañe a buscar un lindo vestido y te sorprenderás ya verás... No te molestes conmigo amor.

-Compra algo bueno, de preferencia que cubra tus brazos y sea largo... Recuerda que eres friolenta... Disculpa es solo que estoy estresado por esa cena, estará el Señor Wever y necesito que acepte agendar una cita para hablar de negocios-me da un beso en la mejilla y sale a la sala.

En cambio, yo me quedo en la habitación apretando mis brazos tratando de abarcar lo que más pueda y reprimir el enojo por saber que mi trajecito le hace sentir masculinidad frágil y no poderle decir nada.

Al siguiente día Mai me había llevado a una tienda costosa a escoger un vestido adecuado a la ocasión y a mí no me importo gastar ese dinero y de pasada invitarle algo a ella también pues si mi querido esposo quería desechar mi traje, yo desecharía su dinero.

Habían ya pasado 2 días y por fin era la noche de la cena. Mi vestido llegaba hasta mis tobillos y era color rosa palo, el escote era cuadrado y tenía tirantes gruesos que conectaban a unas mangas hasta mis muñecas, la tela era vaporosa y brillante y en la parte de la falda, al final tenía un bastillado en negro. Utilice unos zapatos de tacón en color negro para hacer juego. Mi cabello estaba impoluto como siempre, lizo y corto; y de maquillaje algo casual, lo que llama la atención eran mis ojos con un delineado afilado y para acabar los labios con un gloss tornasol.
Naoya portaba un traje negro con acabados de gamuza en algunas zonas y un broche en forma de flecha en la corbata que yo le había regalado. Cuando peinaba su cabello hacia tras me hacía quedar sin aire por lo guapo que se miraba y él lo sabía pues a muchas le gustaba verlo así.

Salimos de casa y el chófer nos llevó hasta el hotel donde sería la recepción de la cena, al bajar del auto con la ayuda de Naoya nos dirigimos a sus secretarias las cuales nos esperan a un costado de la recepción del hotel... Lo que veo solo me hace quedar sin ganas de estar ahí y volverme a casa.
Llegamos a ellas y hacen una "buena reverencia de bienvenida" - nótese mi sarcasmo- lo que hace que sus escotes no dejen mucho a la imaginación y como no, ambas llevan vestidos con escotes profundos... Me he comenzado a sentir incómoda; nos guiaron a la entrada del salón y debíamos posar para fotos que saldrían en los periódicos pues está cena era asi.

-Solo sonríe y mírame, no mires a las cámaras; sostén la respiración y no vayas a titubear- me sonríe-.

Los fotógrafos y reporteros lanzaban preguntas y comentarios para nosotros. Yo no solía acudir a este tipo de eventos, entre menos mejor, pero hoy era importante, era el primero que salíamos después de la boda y era obvio que la gente sería mordaz.
"Señor Zen'in, Señora Zen'in ¿cuando nos anunciarán la llegada de un primogénito?", "¿Están ya esperando heredero por eso no se les ha visto mucho en público?" "Señor Zen'in es verdad que tuvo un amorío en su juventud con la Señorita Litz, anfitriona de la cena?" Esas y muchas preguntas más que trate de no prestar atención. Naoya no comento nada, yo trataba de hacer la sonrisa no se viera fingida y tan pronto como terminamos de caminar a la entrada pude respirar mejor.

-Parece que la señora no se siente bien, ¿Quiere que la enviemos a casa?"-claro lo que me faltaba, que la señorita pelos de elote me quiera sacar del radar-.

-Nadie pidió tu opinión Jenniffer, mantente al margen-Naoya le contesto.
Después de eso no recuerdo mucho, caminamos, llegamos a nuestra mesa, Nao comento algo de quedarme sentada y se fue con esas dos rubias detrás. Mi padre es el que me saca de mis pensamientos no sé cuánto tiempo después.

-Estaba contactándote porque después de aquí quería que pasarás la noche en casa conmigo, tu hermano se ha ido y a ti casi no te veo por el trabajo. Veamos películas, pídele permiso a Naoya, ¿vale?

-Lo siento papi, he dejado mi teléfono en casa...-lo abrace, realmente lo extraño mucho- no necesito pedirle permiso a Nao para eso, es mi esposo, no mi dueño. Claro que iré contigo a casa hoy y hasta podría quedarme mañana también. -le sonreí, verlo me hizo sentir mejor.

La noche paso aburrida para mí gusto. Personas tratando de crear alianzas y contactos cuáles depredadores en la intemperie. Naoya estaba pasándolo bien, alejado de la mesa con otras personas y esas rubias a sus lados también disfrutando del momento...y yo, yo simplemente pensando que estaría haciendo si no hubiera asistido.
Me levanté de mi asiento para ir al bar y tomar algo, al menos podría hablar con las burbujas del champagne y así no me sentiría tan sola y aburrida.

-¿Que hace sola en el bar la reciente Señora Zen'in?

Volteo mi vista y veo a Satoru Gojo, heredero futuro del clan Gojo, la empresa era liderada por su abuelo y él estaba en su tiempo de aprendiz. Lo conocí cuando tenía 17 y el 19. Junto con su abuelo pidieron una reunión con mi familia para establecer un compromiso para conmigo... La reunión se llevó a cabo, pero solo para hacerles saber que ya estaba comprometida pero que no sé había dado a conocer la noticia aún ya que era menor de edad.
Ese día conocí a un chico incluso más guapo que Naoya y bastante agradable; ese día supe que yo le gustaba a alguien y que fuera de mi casa y Naoya había un mundo, ese día vi unos bonitos ojos azules tristes.

-Ah Joven Gojo, buenas noches.

-Nada de joven, somos casi de la edad, háblame de tu por favor-me sonríe-te ves muy hermosa está noche T/N

-Disculpa, las etiquetas es algo que no puedo olvidar, ¿cómo va tu noche y tu pareja? -ignore su último comentario a propósito -.

-He venido con mi abuelo solamente, pero me he aburrido allá atrás. Traigo dulces de contrabando, ¿Quieres un poco? -me muestra un bolsillo en su saco y veo que tiene una bolsita con dulces llamativos, rompo en risas porque no ha cambiado, no he tratado mucho con él, pero sigue siendo impredecible y eso es un aire nuevo para mí- lo siento, lo siento no pude contenerla... Solo te ha cambiado la estatura y la voz, pero te recuerdo impredecible y sigues igual.

-Es un placer para mí ser tu bufón, toma, te has ganado un poco de dulces -pone un poco en mi mano, los como al momento-.

-Aaaaay Satoru porque no me dijiste que eran ácidos.

-Hahahaha ahora es mi turno de reír T/N, estamos a mano... ¿Quieres otra copa?, yo invito-me guiño un ojo y solo asentí.

Estaba por tomar la copa que me ofrecía cuando se la arrebatan de la mano y siento que alguien me aprieta la cintura fuertemente.

-Parece que lo están pasando bien por aquí, tanto para hablarse de tu, ¿no es así querida?

No puedo hablar, su agarre me ha sorprendido y solo puedo ver a Gojo a los ojos en modo de disculpa.

-La verdad solo estaba felicitando a T/N por su boda-le sonrió a Naoya despreocupadamente-.

-Tu padre te está buscando, voy en un momento a la mesa-voltea a verme y me da un beso-.

Solo puedo inclinar mi cabeza en modo de despedida a Satoru y salgo de inmediato a la mesa, la tensión que sentí en Naoya me asusto.

-Para ti es la Señora Zen'in, mocoso. Mantente alejado de mi esposa.

-Cuando supe que estaba comprometida contigo realmente me sentí mal por ella; confieso que a mí de verdad me gustaba mucho y mis intenciones eran y siguen siendo buenas para con ella...pero tú, ni con todo el poder que posees te hará ser lo suficientemente bueno para ella. Pero eso es algo que ya lo sabes Naoya, Buenas noches. -inclino su cabeza y se alejó del bar.

Después de eso, Naoya regreso a la mesa y no se separó de mi lado; al finalizar la gala le comenté que iría a casa con mi padre y pasaría ahí el fin de semana. Solo asintió y me dio un beso en la mejilla. Él se fue en el auto y solo lo vi perderse la oscuridad. Tan enigmático y cool como siempre.