03. finish the fight
𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝘁𝗵𝗿𝗲𝗲 : 𝖽𝖺𝗒𝗅𝗂𝗀𝗁𝗍
𝗳𝗶𝗻𝗶𝘀𝗵 𝘁𝗵𝗲 𝗳𝗶𝗴𝗵𝘁
' 𝗅𝗈𝗈𝗄 𝗐𝗁𝖺𝗍 𝗒𝗈𝗎 𝗆𝖺𝖽𝖾 𝗆𝖾 𝖽𝗈'
Los alumnos se encontraban sentados en las colchonetas del dojo, observando con atención el enfrentamiento amistoso entre los senseis Lawrence y Kreese.
—Está algo oxidado, sensei — comentó Lawrence una vez que tuvo a Kreese acorralado.
La batalla continuó, y en un descuido de Lawrence, la posición cambió, dejando a Kreese en ventaja mientras lo sostenía del cuello.
—Bien, presten atención — habló Lawrence con dificultad. —Él tiene mi cuello y yo tengo su codo. Si intento liberarme...
—Lo inmovilizo y duermo — respondió Kreese.
—Si me muevo hacia el costado — el sensei hizo lo mencionado, dirigiendo su codo hacia las costillas de Kreese.
—Expone su pecho por completo — señaló Kreese.
—Ante dos decisiones difíciles, ¿qué harían? — cuestionó el sensei, observando a sus alumnos.
Después de unos segundos de silencio, Lawrence pateó la pierna de Kreese, provocando que ambos cayeran sobre la colchoneta y luego se pusieran de pie.
—Ignoran las consecuencias y avanzan — respondió Lawrence.
—Quizás se lastimen, pero nadie gana sin arriesgarse — completó Kreese.
—Toman una decisión, actúan y lo dan todo — finalizó Lawrence. Miguel asintió, captando la esencia de la enseñanza.
Después del entrenamiento, el grupo decidió ir a comer a un restaurante. Las chicas y Logan se acomodaron en una mesa, mientras Miguel ocupaba otra. Hawk, como de costumbre, molestaba a los nuevos. En ese momento, Moon mostró una foto de Jazmine que había subido a Instagram.
—¡Dios mío! Jazmine tiene el mismo bikini que yo —exclamó Moon con entusiasmo, mostrando la imagen de la chica.
—Dile que se quede en Francia —sugirió Aisha, rodando los ojos. Logan soltó una leve risa.
Tory, por su parte, lanzó un cubo de hielo a Miguel, quien apartó la mirada de su computadora.
—Hey —protestó Miguel, volviendo a concentrarse en su pantalla.
—Perdón, se me resbaló —bromeó Tory. Al notar que Miguel no le prestaba atención, decidió preguntarle directamente—. ¿Qué estás haciendo ahí?
—Dándolo todo —respondió Miguel sin despegar la vista de la computadora.
—¿Dándolo todo? —Tory frunció el ceño, mirando a las chicas y a Logan en busca de alguna explicación.
—Quiere recuperar a Sam —intervino Aisha, cansada del tema, al igual que Logan.
Tory asintió con una expresión ambigua. El único chico de la mesa, notando la incomodidad, se levantó con molestia y se unió a Hawk en otra parte del restaurante.
—¿Y a él qué le pasa? —Tory volvió a preguntar, observando al chico alejarse. Las chicas encogieron los hombros en respuesta.
Hawk, por su parte, se acercó a uno de los novatos que miraba su celular.
—Deberían ver esto —dijo, entregándole el teléfono. Hawk leyó el texto con creciente molestia—. "Un sensei poco profesional", "No hay seguridad ni límites personales", "El lugar necesita renovaciones". ¿Quién se cree que es?
Su irritación aumentó al descubrir que el autor era Demetri. Hawk pasó el celular a Logan, quien también leyó el mensaje con indignación.
—Esa estúpida rata de Demetri. Como no tiene lo necesario para ser uno de nosotros, se pone a escribir estupideces. Quiero ver si es tan bueno peleando como escribe idioteces —comentó Logan, su voz cargada de veneno y molestia.
Demetri sostenía un cómic con entusiasmo, mientras Hawk y Logan permanecían detrás de él, sus rostros expresando todo menos emoción. La conversación giró en torno a la reseña de Demetri en Yelp, y su negativa a borrarla.
—¿Vienes por el nuevo número? —preguntó Hawk, atrayendo la atención del chico.
—Lindo cabello, ¿esto es tu fase de Hulk rojo? —comentó Demetri, burlándose.
—Vimos tu reseña en Yelp —intervino Logan, acercándose de manera intimidante.
—Bórrala —ordenó Hawk.
—¿Arruinar mi integridad periodística? Lo siento, pero alguien debe decir algo. Además, borrarla afectaría mi estatus en Yelp —respondió Demetri, desafiante.
Logan, molesto, tomó al chico del cuello, aplicando una leve presión. Demetri lo miró con temor.
—¿Te crees periodista, eh? ¿Sabes lo que les pasa a los periodistas que abren demasiado la boca? —advirtió Logan, golpeándolo en el estómago y haciéndolo retroceder hasta derribar un mueble lleno de cómics. —Los acaban.
—¿Por qué no me dejan en paz? —bramó Demetri, girándose y encontrándose con dos chicos más. —¿Así que llegamos a esto? Un ataque pandillero.
—Bórrala o acabaremos contigo —advirtió Hawk.
—¿De verdad me lastimarían? —cuestionó Demetri, decepcionado. —¿Saben qué? No son los únicos karatecas. Me uní a Miyagi-Do.
Demetri se sentía abrumado por la situación. La intimidación de Hawk y Logan lo tenía temeroso, pero su negativa a ceder ante sus amenazas lo mantenía en pie, desafiante. A pesar de su intento por aparentar seguridad al unirse a Miyagi-Do, su posición de combate torpe revelaba su verdadero miedo y vulnerabilidad en medio del conflicto.
—¿Desde cuándo hacer tareas del hogar es considerado karate? —se burló Logan. Hawk se unió a la risa.
—Bien, veamos lo que sabes —dijo Hawk, propinándole una patada en el estómago y luego en las piernas, haciendo que Demetri cayera al suelo.
—¡Ey! ¡¿Qué está pasando ahí?! —gritó el encargado, dándole a Demetri la oportunidad de escapar.
Hawk ordenó perseguirlo, y el grupo de chicos se lanzó tras Demetri. El chico chocó con una señora, luego con un mueble y siguió corriendo, perdiéndose de vista para Logan y Hawk, quienes decidieron buscarlo por separado.
Demetri llegó al área de comida en busca de Sam y Robby, pero no los encontró. En cambio, Hawk y Logan, junto con los demás chicos, sí estaban allí.
—No tenía que ser así. Pudiste unirte a Cobra Kai si no fueras tan nenita —comentó Hawk, acercándose al chico mientras los demás lo rodeaban.
—Al menos no soy un imbécil —respondió Demetri, retenido por Logan.
—Eres hombre muerto —comentó Hawk.
Logan mostró un enojo profundo, especialmente al ver a su hermana Sam intervenir para proteger a Demetri. La tensión entre ellos era palpable, reflejando la fractura en su relación desde el incidente en el club de playa.
—Atrás, será mejor que retrocedan —dijo Sam, colocando a Demetri detrás de ella.
—Eres tan inútil que mi hermana debe salvarte el trasero. Qué vergüenza —se burló Logan.
—No quiero tener que golpear a la hermana de mi amigo —comentó Hawk.
—No tendrías oportunidad —respondió Robby.
—Ja, ¿seis contra tres?
—Más bien dos y medio —corrigió Logan, mirando a Demetri con burla.
Hawk, Logan y los demás chicos intercambiaron miradas. Era hora de atacar. Tomaron a Robby por los hombros para que Hawk le propinara una patada, pero Robby esquivó los golpes.
Los mellizos también se lanzaron, pero esquivaron sus ataques con facilidad. A pesar de su actitud agresiva, Logan parecía reticente a enfrentarse directamente a Sam, lo que añadía una capa de conflicto emocional a la situación.
—Ríndete, Logan. No quiero herirte —habló Sam, esquivando y lanzando golpes. Logan rió.
—Oh, no lo harás —la sala se llenó de tensión. Sam y Logan se enfrentaban, y la rabia ardía entre ellos. Sin embargo, cuando Logan dejó de retenerse, la violencia se desató. Su patada en el estómago desestabilizó a Sam, y sus puños encontraron su rostro con precisión. La sangre brotó de su labio, y en ese momento, Logan se arrepintió profundamente.
—¡Sam! ¡Discúlpame! No sé en qué estaba... —intentó decir, pero Sam no le dio oportunidad. Su patada, dirigida a su cara, impactó con fuerza, enviándolo hacia atrás. Tropezó con uno de sus compañeros y cayó al suelo.
La mezcla de dolor físico y emocional lo abrumó. Había herido a su hermana, y la culpa lo invadió. Pero Sam no había mostrado piedad al golpearlo. Se arrepintió de haber sido compasivo. La traición de su propio cuerpo, que había dejado de defenderse, lo atormentaba.
En ese momento, Logan no sabía cómo sentirse. La ira, la culpa y el dolor se entrelazaban en un torbellino de emociones. ¿Había cruzado un límite irreparable? La respuesta se escapaba entre sus dedos, y la sangre de su hermana era un recordatorio constante de su error. No debió tener piedad.
La humillación seguía ardiendo en Logan mientras se dirigía al dojo. Quería retrasar su regreso a casa tanto como fuera posible. No tenía ganas de enfrentarse a Sam y mucho menos a Daniel. Seguramente, Daniel ya sabía lo que había sucedido y estaría furioso por haber lastimado a su "princesa". No estaba dispuesto a recibir dos palizas en un solo día.
Al llegar al dojo, Logan se encontró con Hawk y Moon. Sus expresiones indicaban que no era el mejor momento para entablar una conversación. Intentó romper la tensión con un comentario:
—Uh, parece que me tocó ser el mal tercio —dijo, observando a la pareja. —¿Mal momento? Bueno, los dejo solos.
Logan se adentró en el dojo y se dirigió al saco de entrenamiento. Cada golpe que propinaba era una liberación de su enojo. Al principio, sus puñetazos eran desorganizados, impulsados únicamente por la rabia. La adrenalina corría por sus venas mientras golpeaba el saco una y otra vez. Sus manos comenzaban a arder, pero no le importaba.
Hawk se unió a él, golpeando el saco con la misma ira. Logan decidió concentrarse y no hacer preguntas. Sus movimientos se volvieron más controlados y rítmicos. Cada golpe, cada patada, estaba cargado de odio y rencor. Recordó lo sucedido con Sam hace unas horas, imaginando que el saco era su cara. Debería haberle hecho más que solo sangrar.
En ese momento, Kreese se acercó. Su voz resonó en el aire tenso del dojo:
—¿Tuvieron una pelea? —preguntó.
—Con Miyagi-Do —respondió Hawk, sin dejar de golpear el saco.
—Perdimos —añadió Logan, volviendo a la carga.
—No, claro que no —corrigió Kreese. Ambos chicos dejaron de golpear y se giraron hacia el sensei. —Una pelea termina cuando tú decides.
Logan asintió, sintiendo la mezcla de emociones que lo embargaba. Una pelea no era solo física; también era una batalla interna. Y en ese momento, Logan sabía que debía hacer algo.
El dojo de Miyagi-Do se extendía ante ellos, un santuario de tradición y legado. Logan sostenía una lata de pintura negra, su corazón latiendo al ritmo de la ira que lo consumía. Golpear el saco de entrenamiento había sido una liberación, pero destruir el lugar que su padre amaba... eso era diferente. Era una venganza personal.
Hawk estaba a su lado, también con una lata en mano. La tensión entre ellos era palpable. No necesitaban palabras para entenderse; sus miradas lo decían todo. El dojo, con su logo icónico, estaba a punto de ser borrado de la existencia.
—Terminemos la pelea —murmuró Hawk, su voz cargada de resentimiento. Agitó la lata como si fuera un arma.
Logan asintió, sintiendo la mezcla de emociones que lo embargaba. La pintura goteaba de la lata mientras tachaba el logo en la pared. Cada trazo era un golpe contra su padre, contra lo que amaba. La ira y la tristeza se entrelazaban en su pecho.
Ambos se separaron, eligiendo direcciones opuestas. El sonido de las latas agitándose llenaba el espacio. Logan se concentró en su tarea, sintiendo cómo la pintura se adhería a la superficie. Cada pincelada era una afirmación de su dolor y su rabia.
Después de encontrar el dojo en ese estado, Daniel subió a su auto y en pocos minutos se encontró en el dojo de Cobra Kai. La ira y la incredulidad lo impulsaban. ¿Cómo había llegado a esto? El lugar que una vez había sido su rival, ahora estaba en ruinas.
—¿Qué rayos crees que haces? —preguntó Johnny, su voz cargada de indignación.
—Como si no lo supieras —respondió Daniel, acercándose a él.
—Quítate los zapatos en la colchoneta y respeta mi dojo —exigió Johnny.
—¡¿En serio me vas a hablar de faltarle el respeto a los dojos después de lo que le hiciste al mío?! —Daniel no podía contener su enojo. La traición de Johnny lo atormentaba.
—No sé de qué diablos hablas. No le hice nada a tu dojo —contestó Johnny, confundido.
—¿Tampoco golpeaste a uno de mis empleados, eh? —Daniel se mantuvo firme, su mirada clavada en Johnny. El pasado y el presente se entrelazaban en ese momento.
—Ya dije que no sé de qué estás hablando, LaRusso. Y tú tampoco lo sabes —respondió Johnny.
—Si bien lo sé. No ganas una medalla de honor al robarla —Daniel apretó los dientes, sintiendo la tensión en el aire. Logan luchaba por no soltar una carcajada.
—Y les diré algo sobre su sensei —continuó Daniel, su voz alta llena de convicción—. Puede enseñarles a pelear, pero no tiene ni la menor idea de cómo ganar en la vida. Si quieren ayudarse antes de que sea tarde, las puertas de Miyagi-Do están abiertas.
—¿Qué? ¿Vienes aquí a robarme mis alumnos? —Johnny estaba molesto.
—Sí, ¿y qué harás al respecto? —Daniel y Johnny se miraron fijamente. —Sabes bien que yo no golpeo primero.
—Voy a ser un hombre más grande —contestó Johnny, su voz ronca.
—Sí, eso lo veremos —Daniel se retiró del lugar, seguido por varios alumnos. El dojo estaba en ruinas, pero la batalla apenas comenzaba.
Vamos a fingir que no le tengo una bronca a Demetri después de lo que pasó en la S6 (y en todo cobra kai ya que estamos).
Les iba a actualizar el mismo día q se estrenó la S6, pero me fui de vacaciones y regresé apenas ayer, sorry. 😔
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