𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐂𝐄
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𝐌𝐎𝐑𝐀𝐍𝐀 𝐙𝐎𝐑𝐄𝐒𝐋𝐀𝐕𝐀 𝐄𝐑𝐀 𝐄𝐋 Ú𝐍𝐈𝐂𝐎 𝐕𝐄𝐍𝐄𝐍𝐎 𝐐𝐔𝐄 É𝐋 𝐁𝐄𝐁Í𝐀 𝐕𝐎𝐋𝐔𝐍𝐓𝐀𝐑𝐈𝐀𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄, el único fuego en el que estaría dispuesto a arder. Y lo hizo arder. 

El sabor de sus labios se había vuelto agridulce, un recordatorio de que lo que sea que tuvieran, por lo que él suplicaría voluntariamente (por ella y solo por ella) y que nunca podría ser, no mientras estuviera comprometido con otra persona. Solo seré la amante del océano, había dicho ella. 

Él tenía responsabilidades y deberes que no podía eludir: mantener las apariencias, poner a sus hermanos en su lugar, reconstruir Ravka... No podía permitirse ser gobernado por su corazón, pero ella lo gobernaba a él, su reina, su veneno. Encontraría la manera de hacerlo funcionar, de encontrar un equilibrio entre su deber y su deseo. Porque había dicho la verdad: ella lo valía todo. 

El día en el que hizo el anuncio, apenas pudo apartar los ojos de ella, incluso mientras ella ignoraba su presencia o apartaba la mirada. Cuando ella salió de la habitación con Tolya, Nikolai logró permanecer sentado durante un minuto completo, su pierna temblando arriba y abajo mientras luchaba por contener el deseo de ir hacia ella y mantener la apariencia de un prometido feliz y principesco. Un minuto completo sin verla y se levantó de un salto, disculpándose antes de seguir tras ella como una polilla hacia la llama. 

Caminó por los pasillos de la Rueda Giratoria en busca de Morana y Tolya, escuchando los gritos provenientes del centro de entrenamiento, y se apresuró hacia allí para ver a Morana desplomándose contra Tolya. 

Tolya la levantó; su rostro era pálido mientras lo miraba. Invocó el amanecer, fue lo que dijo antes de dirigirse hacia su habitación, con Nikolai siguiéndolo. Tolya le contó que las luces de la habitación se habían atenuado, pero que Morana parecía brillar ligeramente, con destellos de luz y sombras que emanaban de sus dedos en remolinos, un equilibrio perfecto entre ambos. Y dijo que no se parecía a nada que hubiera visto antes, ni siquiera cuando Alina invocaba la luz, o la sombra del Oscuro. Era diferente. Y Tolya también dijo que se sentía diferente. No era Pequeña Ciencia, le dijo a Nikolai mientras colocaba a Morana sobre las sábanas de su cama. 

Nikolai no sabía que significaba eso; solo sabía lo que fuera que Morana pensara de sí misma, estaba completamente equivocada. Se había llamado a sí misma abominación y antinatural, pero ¿qué había más natural que el equilibrio entre la luz y la oscuridad? Se sentó al borde de su cama y apartó su cabello de su rostro mientras Tolya abandonaba la habitación, dejándolos solos. 

─ ¿Mora? ─susurró él. Los labios de Morana se curvaron en una sonrisa y su nombre escapó de sus labios en un susurro, pero ella continuó dormida. Nikolai se inclinó, besando su frente─. Arreglaré esto. Lo prometo. 

Y luego se quedó con ella hasta que el sol se levantó a través de su ventana, viendo cómo su piel comenzaba a brillar débilmente al amanecer, luego la besó una vez más en la frente y salió de su habitación. Mientras caminaba por los pasillos, se dio cuenta de que si Morana podía encontrar un equilibrio dentro de sí misma entre su luz y sus sombras, entonces, por ella, haría todo lo posible para equilibrar el deber y el amor; porque si alguien podía tener ambas cosas, ese alguien era él. 

Nikolai sintió un destello de esperanza avivarse en su interior, y se aferró a ella con fuerza. Siempre había sido un jugador, siempre dispuesto a correr riesgos. Tal vez este fuera el mayor riesgo de su vida, pero estaba dispuesto a tomarlo. Por ella. 

Especialmente mientras enfrentaba la mirada penetrante de la Invocadora del Sol, cuyos ojos estaban entrecerrados en su dirección, con los labios fruncidos. 

─ ¿Cómo pudiste olvidar decírselo?

─ Llegas un poco tarde a la fiesta de reproches, Sunshine. Tolya y Tamar ya me han puesto en mi sitio. 

Uno de los ojos de Alina se contrajo. 

─ Realmente estoy tentada de golpearte. 

─ Pensaba que la tentación estaba por debajo de los Santos. 

Ella tomó una respiración profunda y relajó los hombros mientras quitaba el polvo inexistente de su uniforme. Nikolai había venido a buscarla y se encontró con la mirada ardiente de la Invocadora del Sol, quien no había tenido el tiempo adecuado para decirle lo idiota que había sido. 

─ Solucionarás esto ─le dijo Alina, con una mirada significativa mientras se volvía hacia el espejo y se aseguraba de que todo estuviera en su lugar─. A ninguno de los dos nos gusta esto en particular. 

─ Es por Ravka ─dijo Nikolai, y odiaba lo derrotada que sonaba su voz; cómo, a pesar de todas las grandes y lógicas razones para su alianza política, no podía encontrarlas lo suficientemente fuertes como para olvidarse de los deseos de su corazón. 

─ Por Ravka ─suspiró Alina y finalmente se giró hacia él, asintiendo. Vaciló─. ¿Cómo me veo?

Los labios de Nikolai se curvaron en una sonrisa. 

─ Como los rayos del sol, Sunshine. 

─ Gracias, aunque espero que tengas mejores cumplidos para Morana ─dijo Alina de inmediato. Nikolai rodó los ojos y Alina sonrió antes de dirigir su mirada al vestido dorado (que se parecía a algo que su madre usaría) colgado en el maniquí, luego miró hacia su propia ropa─. Algunos de tus Grisha tuvieron la amabilidad de ayudarme a armar esto en lugar de...

─ Creo que tengo el toque final para completar el aspecto. Un regalo ─Nikolai le dio una sonrisa tensa mientras se acercaba a ella, sacando un anillo de una pequeña bolsa: una banda dorada con una enorme esmeralda en la parte superior, algo que nunca podría imaginar en la mano de Morana, no cuando ella merecía un zafiro del color del mar; algo que él podría crear solo para sus propios ojos─. La Esmeralda Lantsov. 

─ La modestia está sobrevalorada ─Alina resopló con una risa incrédula y Nikolai soltó una carcajada. 

─ Me gusta mucho cuando me citas ─dejó caer el anillo en su palma extendida, agregando algo como reflexión─. Consuélate sabiendo que, si alguna vez me golpeas llevándolo puesto, probablemente me arranques un ojo. Y realmente me gustaría que lo hicieras. Llevar el anillo, quiero decir. No golpearme.

Alina soltó una risa y deslizó el anillo en su mano, luego lo miró. Asintió y ambos salieron de la habitación, dirigiéndose hacia la reunión. 

─ A tu madre no le gustará que le hayas dado esto a una plebeya. 

─ Si mi madre se sintiera tan desanimada por los plebeyos como dice, no estaría aquí, ¿verdad? ─respondió Nikolai con una sonrisa burlona. 

Casi soltó una risa al recordar su última conversación con su hermana; ella le había dicho que era naturalmente una bendición que ambos fueran bastardos, porque parecerse a su padre y a Vasily hubiera sido una tragedia. 

Y luego soltó definitivamente una risita ante la expresión aprensiva de Alina. 

─ Si lideras un ejército, debes aprender a ocultar lo que estás pensando. 

Ella suspiró, encogiéndose de hombros. 

─ No estaba segura. 

─ He escuchado los susurros desde que era niño, tanto sobre mí como sobre Kira... Lo negaré si lo repites, pero la verdad es que me importa muy poco si tengo sangre Lantsov. Dado todo el apareamiento real, creo que ser un bastardo probablemente juega a mi favor. 

Alina sonrió, asintiendo. 

─ Es agradable cuando dejas de actuar y simplemente eres tú mismo. 

─ Soy un Príncipe, Alina. Ser yo mismo es un lujo que no puedo permitirme con frecuencia ─respondió Nikolai, apretando ligeramente la mandíbula. 

¿Tienes miedo de ser tú mismo?, le había preguntado Morana, y él había respondido que estaba aterrorizado. Pero no tenía miedo cuando estaba con ella, con Morana siempre se permitía ser él mismo, le entregaba su vulnerabilidad para que a cambio ella le entregara la suya. Deberíamos estar aterrorizados juntos, eso fue lo que él respondió. 

─ El trono es solo un premio para Vasily, como un juguete favorito ─le dijo Alina mientras las voces de la fiesta se volvían más fuertes, ella lo miró─. Tú realmente te preocupas por Ravka. Serías un buen Rey. 

Nikolai sonrió ampliamente. 

─ Viniendo de ti, eso significa mucho. 

─ Ahora serás insoportable, ¿verdad? ─preguntó Alina con una mueca. 

─ Bueno, ya soy insoportable de por sí. 

─ Por eso debes solucionar esto ─dijo Alina─. Solo Morana puede soportarte de por vida. 

La sonrisa en su rostro se amplió. 

─ Soy fácil de manejar cuando estoy de rodillas, Alina... y Morana tiene el talento para hacerme llegar ahí. 

Alina resopló, sacudiendo la cabeza. 

─ Has sonado como Sturmhond en este momento. 

─ Ella es una pirata, al corsario dentro de mí le encanta alabarla. 

La sonrisa de complicidad que Alina le dio, la mirada que le decía que no necesitaba que él lo dijera, porque la forma en la que él miraba a Morana ya era suficiente para que cualquiera supiera que estaba enamorado, no se necesitaban palabras. Y mientras entraban al salón de baile, los ojos de Nikolai buscaron de inmediato un conjunto de rizos oscuros, ojos negros y labios pintados de rojo que habían dejado una marca en su corazón. 

Los murmullos indistintos y la música sonaban en sus oídos, destellos de vestidos y cabello pasaban por su lado y aun así no podía verla desde donde se encontraba. La voz de Alina atrajo su atención lejos de su búsqueda. 

─ ¿Esta es la idea de "reunión pequeña" para tu familia? ─preguntó Alina. 

─ No esperaba esto ─dijo Nikolai, y de repente la magnitud de la fiesta se registró en su cabeza, y miró a su alrededor a todas las personas, una campana sonó en su cabeza, pero la ignoró por un momento. 

─ ¿Dónde está Mal?

Nikolai soltó una risita. 

─ Sé que mi compañía no significa mucho, pero al menos finge que la disfrutas. 

─ Por favor ─se burló Alina─, has estado buscando a Morana desde que llegamos. 

─ Y me veo deslumbrante mientras lo hago ─dijo Nikolai. Vio la mirada nerviosa de Alina y sonrió─. No puedes culparlo por llegar un poco tarde. Esto debe de ser una especie de tortura para él. Estoy seguro de que estará aquí pronto...

─ Quizás tu leal rastreador no comparte tu entusiasmo por las festividades ─Vasily se hizo presente con una copa de champán en la mano, acercándose demasiado a Alina; a lo que Nikolai forzó una sonrisa en su rostro. 

─ Si me disculpas, moi tsarevich ─la sonrisa de Alina fue más bien una mueca mientras miraba a Nikolai antes de alejarse, dejándolo solo con su hermano. 

Los ojos de Nikolai recorrieron la habitación una vez más y finalmente la vio. Apoyada contra una pared, sus ojos recorriendo la sala como si tuviera todo el poder del mundo, una belleza inaccesible. Llevaba un vestido, algo que Morana nunca usaba en su presencia. Era carmesí como la sangre; atrevido como ella; intoxicante. Tenía la elegancia y el poder de un vestido real, pero se alejaba mucho de lo que su madre o las damas de la corte llevaban. 

─ Le proporcioné mi modista personal y no recibí ni una palabra de gratitud ─la cabeza de Nikolai se giró hacia su madre, que apareció a su lado; pero sus ojos y los de Vasily no estaban fijos en Morana, sino en Alina. Su madre se giró hacia él─. Sabes, milen'kiy, aún no es tarde para reconsiderarlo. 

Nikolai ignoró a su madre, abordando el problema que había surgido con la sensación de que algo estaba mal. 

─ Acordamos una reunión íntima. ¿Cuántos invitados hay?

Su madre sonrió. 

─ Vasily se emocionó un poco con las invitaciones ─Vasily se río y, de reojo, Nikolai vio acercarse a Morana─. Ahora, no apruebo del todo tu selección de la casa de Caryeva, pero admito que ese tipo de gente le da cierto aire festivo. 

La cabeza de Nikolai se giró hacia su hermano con la mandíbula apretada. 

─ ¿Has revelado nuestra ubicación a los jugadores y parásitos a los que llamas amigos?

 ─ Eso es irónico viniendo de un pirata ─se burló Vasily─. Eres ridículo. 

─ El Oscuro vive ─murmuró Nikolai con los dientes apretados─. Corremos un gran riesgo si nuestra ubicación se ve comprometida. Sacrificarás a todos por tu orgullo y estupidez. 

─ Te estás excediendo, pequeño bastardo ─Vasily sonrió irónicamente, le dio una palmada en el hombro y sonrió ampliamente─. ¡Un brindis!

Mientras Vasily se dirigía al trono y la sala se quedaba en silencio esperando su discurso, Morana se acercó a Nikolai y él miró de rojo viéndola buscar con el ceño fruncido, sus manos tensándose como si pudiera sentir algo. 

─ Algo no está bien ─murmuró ella. Nikolai se giró hacia ella, viendo sus puños apretados y su respiración se volvió más pesada. Se giró para mirar a Tamar, señalando con las manos que se preparara para una pelea, y la vio asentir justo cuando Vasily levantó su copa. 

─ Me gustaría compartir algunas palabras sobre mi hermano, Nikolai...

Morana agarró su brazo. 

─ Puedo sentir como se acercan, Nikolai, tenemos que irnos...

─ Sí, sí, todos sabemos que es pretencioso... condescendiente, un hombre del pueblo ─dijo Vasily mientras Nikolai miraba a su alrededor, viendo a Tamar preparar a los Grisha; pero necesitaban evacuar, el agarre de Morana en su brazo se apretaba. Miró la ventana en el techo y vio el cielo oscurecerse─. Pero también tiene algunas cualidades ocultas. Su intención debería...

Las sombras se abrieron paso a través del techo, cayendo entre la multitud y transformándose en criaturas antinaturales de la oscuridad. El caos estalló.