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Capitulo Único

Satoru adoraba ser consentido, con regalos, palabras o simplemente teniendo a alguien a su lado que le recordara que era lo más especial del mundo. Pero lo único que recibía era lo negativo de todo. Sus padres siempre trabajan así que él se quedaba solo en su casa, no es el lugar más del lujo de toda la colonia, pero era su hogar, sus amigos eran geniales, sabe que lo aman, sin embargo se sentía solo.

—¿En serio? ¿Vas a trabajar en el nuevo bar que acaban de abrir?— Shoko no se creía que su amigo consiguió trabajo primero que ella, su meta de ese año era conseguir dinero para poder ir al concierto de una banda que los dos adoran, así que decidieron buscar un trabajo de medio tiempo, algo muy difícil para dos omegas jóvenes— Aún no superó que consiguieras primero trabajo que yo.

— Es que yo no soy holgazán a la hora de buscar trabajo. Es que mira las ojeras que te cargas, cariño, se nota que vas a morirte o dormirte en cualquier momento.

Shoko solo rodó los ojos, quería a su amigo, pero era un completo idiota cuando se lo ponía de reto. Satoru en cambio sonrió a lo grande, no va a admitir que por poco se pone a llorar de rodillas para que le dieran el trabajo, eso solo lo sabrá él y el gerente del bar.

Su primer turno inicia el viernes, aún tiene que conseguir varias cosas para su uniforme de mesero, ¿por qué de mesero? Fácil, aún no tiene la edad suficiente para tomar un puesto de mayor responsabilidad, aunque él no se puede definir cómo alguien responsable; diría que es lo contrario de la palabra.

Suspiro esperanzado. Tal vez estar en un lugar lleno de personas se sienta en compañía, pero probablemente solo consiga marearse por la fuerza de las feromonas del lugar. Esa era otra razón por la cual no consiguió un trabajo con mejor salario, y también la razón por la que le rogó al gerente. Al ser omega era muy fácil que fuera manipulado por los diversos aromas que se encuentran en el lugar y que mayormente era frecuentada por varios alfas con mucho poder y estatus. Pero para solucionarlo usará una crema especial en la nariz para que ningún olor haga que pierda la cabeza.

Solo tendría permitido faltar al trabajo por dos razones: La primera, por la llegada de su celo, tendrá una semana libre, pensó usar supresores, pero ya le advirtieron sus usos, así que omega prevenido vale por dos. Y la segunda razón es por inconvenientes familiares, aunque duda tener una, nunca veía a sus padres.

Tomó la cartera de Geto, el beta la había dejado en la mesa del café donde se encontraban, Shoko lo miraba fijamente como si estuviera haciendo una locura, Satoru extrajo de la billetera cien dólares.

—No viste nada y si viste algo, cierra los ojos— Shoko le quitó la billetera de la mano y revisó el contenido, agarrando ella veinte dólares.

— Tú tomaste más, así que cállate — el omega sonrió con complicidad a su amiga. Su querido amigo sabía que ellos siempre tomaban dinero de su billetera, no le molesta, solo espera que tiempo después le vuelvan a dejar la misma cantidad en la cartera. Era lo único que pedía.

La esperada noche llegó, Satoru maldecía a todos los dioses y panteones que conocía, odiaba usar corbata; él nunca supo cómo se amarraban y si lo hacía siempre le quedaban torcidos, así que se rindió y tiró la cinta negra en algún lugar de su habitación. Comenzó a buscar en sus cajones un broche, fue un regalo de Ieiri, ella lo conocía demasiado bien, el broche se encontraba cerca de un par de calcetines blancos.

No solo era un simple broche, era un moño, parecido a una corbata pero más pequeño y fácil de poner. Se observó una última vez en el espejo; su cabello blanco ocultaba ligeramente sus ojos celestes, el uniforme del trabajo le quedaba a la perfección, una pulcra camisa blanca con un chaleco negro, unos pantalones de vestir del mismo color del chaleco y unos zapatos de charol tan relucientes que podía verse en ellos. él podría decir palabras tan banales como: "estoy viendo a un apuesto chico en el espejo", pero eso no era verdad; solo podía ver un tonto omega intentando encajar en algún lugar, la camisa manga larga ocultaba los cortes de sus brazos, el cuello alto de la camisa escondía una marca morada y el pantalón de vestir podia ocultar los moretones, raspones y rasguños de sus delgadas piernas.

Era un iluso, lo sabía demasiado bien; mostró su sonrisa más grande al espejo.

— Vas a estar bien, vas a estar bien, te miras bien — comenzó a decir como un mantra, viéndose varias veces en el espejo. Él podía con todo, por eso era Satoru Gojo; podía vencer un estúpido examen de matemáticas y entrar a una de las mejores universidades del país, ¿por qué sería diferente estar en un lugar público donde se sentía indefenso y observado?

Miró fijamente sus ojos celestes, Shoko le había dicho que parecían un cristal de sal. Nunca entendió bien el porqué. Tal vez porque era demasiado fácil entender los componentes del mismo, o porque eran tan fáciles de romper y crear.

Apartó su mirada del espejo, iba a llegar tarde a su primer día del trabajo, no podía ser un idiota está vez. Quería de verdad el trabajo, además solo estaba a prueba, tenía que mostrar que podía contra todo pronóstico y demostrar que podía con todo esa noche.

—Ya me voy, no esperen despiertos a que vuelva—dijo fanfarrón mientras salía de su casa, tiene que sentirse alegre o jodidamente deprimido y solo. Solo estaba él en la casa, ¿quién lo iba a esperar? Pero aún así, comenzó a caminar para llegar a la parada de bus más cercana.

...

Tan solo entrar al establecimiento una combinación exótica de aromas lo golpearon, joder, habían demasiados olores fuertes juntos, era como mesclar de todo lo que usaba para la limpieza del hogar. Se iba a desmayar en cualquier momento, hasta que recordó que tenía la crema anti-olores en el bolsillo derecho de su pantalón.

Era transparente la crema y con un olor neutro, cuando se lo colocó en la nariz. Sintió que iba a empezar a hablar como pato, aunque solo interfiere con su sentido del olfato, lo demás se sentía bien. Nunca había probado el producto, pero tenía merecidas cinco estrellas.

—Llegas tarde, novato—una beta con una curiosa cicatriz en el rostro fue quien le interrumpió el paso.

—Perdón, pero lo bueno siempre llega tarde—la chica parecía que le iba a dar una golpiza sino fuera porque un hombre mayor la detuviera, era el gerente.

Trago en seco, sintió que ya la había cagado en grande.

—Llegaste a tiempo, Gojo—Yaga era un alfa que con solo su presencia sabías muy bien que le tenías que guardar respeto—. Tu gafete está en la sala de empleados, igual que la gabacha que vas a usar, cuando estés listo regresa, hay varias mesas que atender.

Satoru solo hizo una pequeña reverencia antes de dirigirse a la sala de empleados, un par de vueltas por los pasillos del lugar hasta que logró llegar a su destino.

Se colocó rápidamente su gafete y la gabacha atada fuertemente en su cintura, evitó el espejo que se encontraba en la sala con éxito.

Cuando regresó Yaga lo envió a una de las mesas que se encontraban cerca de la barra y en ese momento supo que no solo era un bar, era un lugar para ver stripper omegas, tanto femeninos cómo masculinos y algunas betas.

La música que se escuchaba era Animals de Maroon 5. Era de sus canciones favoritas, así que completamente involuntario comenzó a mover la cabeza al ritmo de la música, adoraba el ritmo de la canción, además los músicos afirmaron que la letra está inspirada en cuando los alfas y omegas perdían el control cuando su animal interior los poseían y controlaban, sólo eran instintos y pasión.

La noche fluyó magníficamente, ganando varias propinas, agradece mayormente a los alfas que le tocaba atender, ¿porque siempre eran alfas los que le tocaba atender?

—Mesa cinco—dijo Nanami, él era encargado de supervisar las mesas, sin contar era la persona que vigilaría a Gojo en su primer día.

—Yo voy — Satoru tomó una libreta y un lapicero negro de la mesa donde estaba. No necesitaba escribir la orden, él podía memorizar fácilmente la orden sin necesidad de escribir, pero admitía que se miraba genial, solo le faltaban los lentes para parecer un nerd.

Cuando llegó, la sonrisa brillante de un hombre fue quien le dió la bienvenida a la mesa, el cabello negro combinaba perfectamente con los ojos esmeralda del alfa y la cicatriz de su labio acentuaba perfectamente con su perfil.

— Buenas noches, es de mi placer atenderle está velada, podía pedirme su orden o le traigo un menú para que elija su bebida o un aperitivo de la casa —dijo con entusiasmo el joven omega.

—Me encantaría tener tu presencia está noche, pero como veo que eres del personal de cocina, creo que no eres el indicado para el trabajo. Así que solo deseo una sangría.

Satoru anotó rápidamente la orden en su libreta, juraba que se le iba a olvidar hasta su nombre por esa sexy voz que salía del alfa.

—Solo eso desea para esta noche—aun no notaba como sus mejillas estaban rojas, solo podía perderse en los ojos del alfa.

— Tú nombre, cariño, deseo el nombre del ángel que me atiende está noche.

Sabía que era tonto, además tenía su gafete, el hombre de seguro ya sabía su nombre y apellido, pero aún así con un susurró respondió:

— Satoru, Satoru Gojo.

— No te molesta si te digo, Toru.

— No, claro que no — dijo nerviosamente, "dime tú perra si quieres, solo quiero seguir escuchando tu voz" pensó Satoru — Si me disculpa, señor...

— Fushiguro, aunque dime Toji.

— Señor Toji, me tengo que retirar — el alfa asintió con la cabeza y Satoru se alejó lentamente.

— ¿Por qué pareces un tomate maduro?— cuestionó Utahime cuando vio a Satoru con una sonrisa boba en los labios y las mejillas tan rojas como un semáforo.

—No lo entenderías, amargada—la risa de Haibara se escuchó, pero una mirada de la beta lo hizo callar rápidamente.

—No entiendo el porque te estás ofreciendo a los alfas como una puta barata —dijo enojada, ante esas palabras Satoru retomó la postura, ganando su altura natural. Su mirada azulada se congeló como el mismo invierno y su expresión infantil fue reemplazada por un ceño fruncido.

—No es mi puto problema que no atraigas ni a una maldita mosca, con tu forma de ser y actuar de seguro ya espantaste a tus pretendientes, aunque en primer lugar dudo que hayas tenido — la voz de Ijichi se escuchó en la cocina, ya era hora de que Satoru llevará el pedido del alfa. Utahime se quedó sin palabras, solo quería eliminar la carne débil de los novatos, pero Satoru ya tenía todo para combatir contra el mundo si era necesario—. Si me disculpas tengo que llevar el pedido de la mesa cinco.

Cuando se acercaba a la mesa, su ceño fruncido se volvía a transformar en una sonrisa infantil y algo boba.

—La sangría que pidió—colocó la bebida en la mesa, podía notar como él alfa observaba cada movimiento que Satoru realizaba, eso ponía nervioso al omega.

—Gracias, hermosura, pero para acompañar está bebida necesito a un compañero para charlar amenamente un rato—sabía que se refería a él, pero Satoru no sabía qué decir— Hablé con tu jefe, Yaga, es su nombre, ¿no es así?

Satoru asintió con la cabeza lentamente.

—Le comenté que tu compañía era agradable para este desgraciado, así que, ¿te gustaría algo de beber o hablar hasta que me aburra?

Y así inició una de las relaciones más especiales que Satoru tiene, aunque antes ni se soportaban, al final la compañía de cada uno era lo que necesitaba el otro. Solo una sonrisa silenciosa que estaba dispuesta a escuchar todos sus problemas, eso era lo que necesitaban ambos.

Toji comenzaba a llegar con mucha frecuencia al bar y siempre era Satoru quien lo atendía, entre pláticas y bromas de doble sentido. Rápidamente el omega cayó en los encantos del alfa. Se enteró de varias cosas como que el apellido de Toji " Fushiguro" en realidad era de su difunta esposa y que su apellido real era Zenin, ya que provenía de una de las familias más poderosas de toda la ciudad. El alfa admitió que odiaba usar su apellido por el siemple hecho de que cuando mencionaba que era Zenin los de su alrededor comenzaban a actuar de forma rara, dándole privilegios y demostrando ser muy sumisos en su presencia.

Odiaba que se le acercarán por su dinero e influencias, pero cuando tuvo la confianza suficiente con Satoru, supo que era el indicado. No lo trato de otra manera, solo se rió por lo absurdo que era ocultar su apellido.

Toji se enteró de las autolesiones del omega cuando un día le querían regalar una pulsera de perlas, pudo ver los cortes de sus brazos. Satoru solo se hizo el loco por unos momentos antes de soltar todo, hasta confesó que tuvo un intento de suicidio, por eso la marca morada de su cuello. Aún no se desvanecía por completo por su piel blanca.

Tal vez fue el hecho de que los dos eran personas abandonadas del mundo, pero Satoru fue el que se enamoró primero del alfa. Sus amigos lo sabían; sabían con solo ver a su amigo en las nubes y corazones en los ojos, pero Toji fue quien se enamoró más fuerte, demostrando en cualquier momento el amor que sentía por el omega, desde palabras melosas, regalos y momentos especiales.

—Enserio esto es para mí —la sonrisa incrédula de Satoru al ver la pequeña joya azul dentro de un choker. Al omega le gustaban demasiado esos collares, evitaban mostrar las cicatrices de su cuello y resaltaba en su piel blanca, era un dos en uno.

Ese era solo uno de todos los regalos que le daba Toji, siempre lo sorprendía con algo nuevo e innovador.

Shoko fue la que noto rápidamente su nuevo collar, ella solo cruzó una pierna y lo vió fijamente, se encontraban en un café cerca de la universidad a dónde asistían ambos.

—¿En que te estás metiendo, Satoru?— el chico no sabía a lo que se refería su amiga hasta que señaló como él jugaba mucho con la gargantilla—Eso se ve caro, y tú no tienes el dinero suficiente para comprarte algo así, ni siquiera tienes el dinero suficiente para comprar uno falso.

El joven omega solo rodó los ojos y se ofendió ante lo mencionado al final. Es cierto que no puede comprar uno original, pero en las ventas de garaje y en las pacas se encontraba baratijas mucho mejores y baratas que en tiendas de marca.

Pero no iba a decir nada en voz alta, porque adoraba inmensamente su nueva joyería, igual como adoraba a la persona que se la regaló.

—No me estoy metiendo a nada—le saco ligeramente la lengua a su amiga, la chica aún así lo seguía viendo fijamente y con un ceño fruncido—. Fue un regalo de alguien.

— Eso me hace pensar, actualmente tienes muchas cosas nuevas, ¿esa tal persona te lo está regalando?

Un suspiro divertido salió de los labios de Satoru, aunque también estaba algo nervioso.

Es cierto, está recibiendo muchos regalos con precios demasiados altos del mercado, pero le gustaba demasiado que Toji lo consintiera con varias cosas, no importa el precio.

—Tal vez.

—Dios, Satoru, ¿en qué te estás metiendo? Con solo ver tu cara embobada, más que siempre, sé muy bien que estás enamorado. Solo por favor, ten cuidado, no juegues con fuego.

—Voy a estar bien.

— Eso espero, no quiero verte llorar por alguien que no vale la pena. Ya tuviste muchas caídas emocionales, no quiero que está sea la última.

El silencio de Satoru fue lo que Shoko necesito para saber que ya había caído hasta el fondo en el tema del amor. Obvio quería ver a su amigo feliz, pero no quiere que caiga, que sea cazado por una presa más grande que él o solo ser un juguete. No quiere eso para Satoru.

Además si solo están jugando con él, la estabilidad de Satoru se iría al carajo en cuestión de segundos, solo no quiere que sea la última vez que lo vea con vida y sonriendo.

—Espero que no caigas, no aún—susurró Shoko mientras tomaba su Americano, Satoru solo movió un poco el contenido del frappé que tenía en sus manos. Toji no está jugando con él, ¿verdad?

De todos modos tenía una cita con él, hoy en la noche, quería verlo; necesitaba verlo.

El beso que le daba el alfa lo llevaba hasta la luna y de regreso. Solo había recibido besos inocentes, pero este parecía que se iba a hundir en la locura que le estaba provocando. Quería probar todo.

Cuando el beso se rompió, el pequeño quejido de Satoru se escuchó después de la separación de sus labios, algo que le hizo mucha gracia al alfa. Adoraba ver el lado infantil y tierno del omega.

—Aún no eres muy pequeño para hacer cosas para adultos—Satoru vio ofendido a Toji.

—Voy a cumplir dieciocho dentro de poco, técnicamente estoy a unos meses de ser un adulto—razonó el omega, eso solo hizo reír al mayor.

—Aún eres un niño—bromeó. Satoru solo le saco la lengua infantilmente, mientras se acomodaba un poco más en las piernas del mayor.

—Pero te gusta jugar con este niño—dijo más fuerte el menor, tomando de la corbata de Toji con una mirada que decía la verdad y una sonrisa come mierda.

Eso solo hizo que Toji mirara a Satoru como un niño berrinchudo, eso era el omega básicamente, estaba malcriado al chico. Le gustaba hacerlo, pero también quería darle una lección.

—¿Sabes que los niños berrinchudos reciben un castigo?—la curiosidad bailó en los ojos celestes del chico mientras movía ligeramente su cabeza a la izquierda—Te voy a dar tu castigo.

Satoru juraría que esa noche no durmió, aunque tenía algunas lagunas mentales, pero sabía que la había pasado muy bien en su "castigo" la noche anterior. Los moretones en su cuerpo y el dolor de cadera y piernas lo confirmó. Odiaba admitir que parecía Bambi a la hora de caminar, así que como buen niño que era, se quedó a dormir hasta la tarde. No soportaba el cuerpo, una siesta no le haría daño.

Los "castigos" se repitieron varias veces en el transcurso del año. Satoru adoraba ser un niño berrinchudo, así su papi tendrá que darle su lección.

Los meses pasaron rápidamente, hasta que llegaron al final del semestre de su segundo año de universidad.

—Aún no puedo creer que sacarás una nota mayor que yo en ciencias—Ieiri parecía molesta por la nota que había recibido en la asignatura de ciencias—¿Seguro que no le bailaste al profesor para que te diera una nota más alta o te lo cogiste? Solo dime para ver cómo logró sacar una nota más alta en el siguiente examen sorpresa.

Una carcajada salió de Geto y de Satoru. Shoko era sorprendente en algunos temas, todo porque Satoru era su mala influencia, bueno, los dos eran las malas influencias de Geto.

—Solo estás molesta porque te gane, además yo no le bailó ni me cojo a cualquiera — "solo al alfa que me espera en la tarde", pensó entusiasmado Satoru por su cita con Toji. Al paso de los meses logró congeniar con algunos omegas que eran strippers en el bar que trabajaba, le han enseñado un par de cosas divertidas para mostrarle a su alfa.

—Ay, si, te voy a creer, entonces ¿cómo le hiciste para lograr una nota perfecta en ciencias?

La curiosidad le picaba a la chica, Satoru solo se encogió de hombros y bebió un poco de su licuado de fresa.

— El examen era de anatomía, y básicamente he estudiado demasiado sobre ese tema en estos días—con solo el recuerdo de todas las posiciones que lo dejaron la última vez aún se preguntaba cómo era tan flexible o como aún no se había roto un hueso de la cadera.

— Siento que saldré con sobrinos en poco tiempo —dijo sin más Shoko mientras guardaba el examen de ciencias — Y antes que hables, Geto, yo seré la madrina.

— Satoru habla con la cínica de nuestra amiga, dile que yo soy el padrino de nuestro futuro sobrino.

El sonrojo de Satoru era más que visible y una sonrisa boba adornaba sus labios. Un cachorro de su alfa y él, no sería mala idea, pero aún está en la universidad, mejor en otro momento. Así que lo único fue soltar una risa profunda.

— Los dos están alucinando, aún no voy a tener hijos.

— Si, claro, todo el mundo pensó que la Reina de Inglaterra iba a vivir hasta los 100 años y se acaba de morir a los 96; y la probabilidad de que tenga sobrinos es la misma.

Satoru solo negó por la comparación, es demasiado tonto pensar en cachorros ahora ¿No? Aún está en la universidad, y apenas acaba de cumplir dieciocho. Estaba seguro que aún no era el momento.

— No voy a tener hijos aún, no te preocupes.

— Siempre nos preocupamos y si no lo hiciéramos no fuéramos tus amigos — dijo sabiamente Suguru.

— Además más te vale aún no tener hijos, yo no he terminado la universidad y no tengo un empleo fijo — Satoru levantó una ceja a su amiga y Geto negó con la cabeza— ¿Cómo voy a ser la tía millonaria si aun no tengo esos millones en mi bolsa? Saben que yo no cagó dinero, ¿Verdad?

La risa de los chicos se escuchó por todo el campus de la universidad, Shoko es la que necesita terapia, su ambición es más grande que su lógica.

Satoru llegó a su casa y comenzó a prepararse para su cita con Toji, quería verse lindo para su alfa. Por fin pudo verse al espejo y no sentir nada de lástima por él. Es un lindo omega, su alfa se lo decía, entonces es verdad.

—¿Has pensado en cachorros, Toji? —la pregunta de Satoru sorprendió al alfa. Eso le recordó a su antiguo matrimonio, su esposa falleció antes de tener descendencia, así que nunca pensó en tener un niño después de ese matrimonio.

— No, no he pensado en cachorros, primor — Toji se sentó al lado de Satoru en el sillón, no pasó mucho tiempo cuando el omega se pegó a él. Admitía que adoraba el lado empalagoso del chico, lo hace sentir querido — ¿Y tú?

Satoru negó con la cabeza.

— No había pensado en cachorros hasta que Shoko habló sobre el tema — los ojos del chico estaban cerrados mientras disfrutaba el aroma del alfa, era una mezcla de eucalipto, romero y pino. Lo relajaba y lo hacía sentir en su hogar, mientras el alfa posaba su nariz en el cabello blanco del omega, el aroma de gardenias, lirio y canela llegaron a su olfato. Juraría que ese es el aroma que quiero encontrar al llegar a casa.

Los dos se quedaron en silencio mientras compartían una cosa en común, ninguno de los dos estaba listo para ser padres. Satoru aún era muy jóven, tenía que terminar la universidad, pero el miedo de fracasar como padre estaba tan presente, él no quería ser como sus padres. Toji, por su parte, no pensaba quitarle la juventud del omega tan pronto, aún quedaban años a continuación, además él tiene que terminar de criar a su cachorro, Satoru.

El omega en sí, era todavía un niño, era su niño y él era su papi.

Pero aún así el tiempo pasó y Satoru estaba vomitando su almuerzo en el baño de la universidad.

—Ahora si se vino mi sobrino—dijo con una sonrisa Shoko, pero luego frunció el ceño—. Y yo aún no soy millonaria.

Satoru analizó las palabras de Shoko.

" Mierda, la había cagado en grande" 

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Para ser sincera ya tenía esto escrito hace mucho tiempo pero no sabía cuándo publicarlo, para decir que ni nombre tenía aún jajaja

Esto fue para celebrar haber llegado a los 500 seguidores, muchas gracias a todas esas personitas que me siguen.

Además también es para celebrar la segunda temporada de Jujutsu Kaisen!!!

Un gran momento

Espero que les haya gustado y sin más

Besos Mágicos y Abrazos Peligrosos La Autora

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