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28

Kunigami miró la espalda de Adagny mientras él se alejaba cada vez más. Apretó sus puños y su mandíbula mientras maldecía en su interior.

El reflejo de aquélla chica rubia qué usaba un sombrero, sus ojos azules qué lo miraban con un suave fulgor. Aquél tacto tan delicado.

El roce de sus labios en un imposible besó que lo frustró, las ganas de continuar con su sueño y volver a verlo lo consumieron.

Y ahora, qué lo tiene en frente. No sabe qué hacer más qué alejarla.

Hanae no merece ir al infierno con él.

Sus orbes azules se cristalizan por su culpa, él la derrumbó, su cuerpo cayó al suelo del campo, Kunigami dispara hacia Isagi.

Cuando ella lo abrazaba por las noches, cuando unían sus manos para darse fuerza. Cuando jugaban juntos.

Cuando sus corazones latían por el otro...ya eso no existe. En su idea no cabe la idea de amar.

Él miró fríamente su rostro haciendo qué ella apriete sus puños mientras se sentía débil.

Su mirada era de culpabilidad, de miedo.

¿Ella tenía miedo de él?

¿Cuándo esa mirada había cambiado de esa forma tan drástica? pero era lo qué él realmente quería. ¿No?

Pero su mirada cambió, sus ojos tienen un destello de seguridad pero no lo esta mirando a él.

Está mirando a Ryusei Shidou.

Cuando Adagny se levanta, sus pies pisan fuerza el suelo y dio un gran saltó, ella recibió el balón.

Y pateo con fuerza para hacer un reluciente, fuerte y hermoso pase. Abriendo sus alas.

Ahora lo entiende todo, Hanae juega por amor, no por Egoísmo.

Pero su amor iguala al egoísmo, se llena de seguridad mientras no para de alzar vuelo, su determinación se extiende por todo su cuerpo mientras la chispa de la adrenalina opaca su inseguridad.

Un juego sumamente diferente al de su hermano mayor, Michael Kaiser.

El emperador egoísta y La monarca del amor.

Adagny es un chico libre, sus alas crecen cada vez más mientras sus movimientos se vuelven cada vez más rápido, evolucionando.

Kunigami va directamente hacía Ryusei para robarle la libertad pero quién se atraviesa en su camino es Adagny.

Ambos se miran nuevamente a los ojos mientras ella mantiene su ceño fruncido, bloqueando su paso.

― Adagny es una jugadora excepcional, su estilo de fútbol se contradice en cada jugada. ― Noa mira a Julien quién sonríe.

Noa lo entiende todo, Adagny es quién rota alrededor del PXG, intercambiando su posición con sus compañeros sin qué los demás jugadores se den cuenta.

Juega cómo centrocampista, defensa y delantero.

Un jugador completo es la palabra y él es el significado.

Adapta su cuerpo para combinarlo con su estilo de juego para cortar las vías de sus oponentes. Y aunque no los puede igualar en ciertos aspectos, los lleva a su terreno para vencerlos.

― Kunigami, pasa de Adagny. ― Ordenó Noa rápidamente.

Cuando el más alto, quiso moverse. Estaba atrapado entre el capullo de la mariposa.

― Es imposible qué él se deshaga de ella. ― Y así mismo fue.

A cualquier dirección qué Kunigami se dirigiera, Adagny bloqueaba su zona de paso. Pisoteando el rompecabezas de Isagi.

Su aura...cambia, no lo entiendo. Sí si estilo de juego se basa en pases inesperados. ¿Qué hace jugando cómo defensa? ― Isagi se frustra.

Aún no puede entender. Se supone qué la extensión de Adagny dependía mayormente del rango de Ryusei y de Rin.

Pero ahora, todo era diferente. Era demasiado confuso.

Él único qué puede evitar algo tan fuerte, es alguien qué debe conocerla de pies a cabeza.

Y no había ese alguien de parte del Bastard München, todo podría parecer perdido sí una nueva asistencia y reacción se desataba implicando al Kaiser.

No, espera. El Bastard München cuenta con la debilidad más grande de Adagny.

Su propio amor puede consumirlo y Isagi lo sabe, porque cuando se mueve, lo hace porque su corazón le dice a dónde ir.

Y el gobernador de su corazón...qué ni siquiera Rin podría compararse a él.

¡¡Es Michael Kaiser!!

[...]

― Dime, Adagny. ¿Por qué juegas fútbol? ― Isagi la mira, algo curioso.

Él come palomitas mientras a Yoichi, al terminar de comer. Se quedó en un breve silencio hasta hablar.

―  Lo hago porque amo a mi hermano. ― Respondió.

― ¿Nada más?, ¿Qué hay de la pasión y el egoísmo? ― Volvió a preguntar.

Ambos se levantan, Adagny reproducio una música española.

La guitarra suena desde la radio mientras él lo toma de la mano para jalarlo.

― En mi no existe el egoísmo. A mí no me impulsa un sueño de codicia o ambición. ― Sus movimientos de baile son rápidos e impredecibles.

Isagi trata de seguirle ritmo pero sus pasos sus pasos son torpes, mientras intenta saber a qué se refería.

― Tú te guiaste del sentimiento de la derrota para ser mejor y terminaste siendo un gran egoísta. Yo me guío del sentimiento más fuerte qué existe en mi corazón y ese es el Amor.

― Tu juego es...¿Amoroso?

― ¡Exacto!, mi dolor y tristeza se convirtieron en seguridad, en confianza en mí misma y cada qué juego, lo hago por amor a él. ― Ambos entrelazan sus dedos mientras bailan apegados.

― El miedo a perder mi esperanza de no volverlo a ver me hace más fuerte, me hace seguir adelante y no flaquear ante nadie. ¡Yo pondré el nombre de mi hermano en las nubes! ― Ella alzó sus brazos con gran emoción.

Los ojos de Isagi brillan mientras admira la expresión de confianza de Adagny, quien le sonríe.

― Convierte tu frustración en ese sentimiento qué te impulsa a ser mejor. ― Él suelta al pelinegro.

Adagny mueve sus hombros mientras pone sus pies de punta, bailando. Sus pies se deslizan al ritmo de la música.

― La gente piensa qué el corazón no es un buen guía pero solo debes saber entenderlo.

Porque quién no entiende su corazón, jamás va a entender la vida.

Aquella frase le deja mucho en qué pensar a Isagi mientras sus movimientos se movían más constante con más confianza.

― Y cuando pienses qué estás tocando fondo, que todo está perdido. Incluso en el detalle qué pensaste qué era inútil, será la luz qué te haga resurgir del dolor. ― Ambos se abrazan mientras Isagi porfin puede seguir su ritmo.

Su pecho sube y baja cuando la música va en sus notas intensas, mientras ambos mantienen sus manos agarradas, mirándose con una sonrisa.

Isagi la jala, comprendiendo las palabras de Adagny. Sosteniendo su cintura mientras ella se deja caer, él la sostiene con firmeza.

La música llega a su fin cuando ambos se miran a los ojos.

Entrelazaron sus dedos mientras sus rostros estaban a centímetros del otro mientras mantenían una sonrisa.

― Isagi Yoichi, sé El delantero.


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